Prensa Publicada
Tras numerosos aportes dentro del campo del arte contemporáneo, el espacio de experimentación Proa21, dirigido por Santiago Bengolea, sigue sorprendiendo con sus propuestas, siendo una de ellas el proyecto de investigación La cartografía y otras narrativas abiertas, inaugurado el sábado 17 de noviembre de 2018.
- Publicidad -Mientras que en la planta baja se expone Trío Loxon, la muestra en homenaje al colectivo homónimo (compuesto por Guillermo Conte, Rafael Bueno y Majo Okner), cuya mayor actividad se sitúa en el underground de los años ’80; el patio del espacio es utilizado como otra plataforma más de exploración y producción conceptual y estética, sin ir más lejos, el domingo 2 de diciembre se constituyó como el escenario en donde se llevó a cabo la presentación en dúo de las doce artistas residentes en URRA Tigre. Este recorrido finaliza en el primer piso, en el cual se emplaza el proyecto que se proclama como el espíritu del espacio.
Este último nace con la intención de llevar a cabo un proyecto de investigación a través de la colaboración, para el cual Proa21 convoca a Acéfala, dirigida por Bárbara y Sol Echevarría, con el fin de realizar en conjunto lo que terminaría llamándose La cartografía y otras narrativas abiertas. Bajo dichas consignas, que se vinculan con algunos de los rasgos que caracterizan a la galería invitada (el seguimiento de los procesos de investigación de lxs artistas, priorizando la idea de trabajo colectivo y site-specific, entre otras cosas), deciden abordarlo a través de la noción de cartografía desde una perspectiva poética, recurriendo a una de las teorías planteadas por Jean Baudrillard en su libro Cultura y simulacro, en donde hace alusión a un relato de Jorge Luís Borges para hablar sobre los límites entre la presentación y la representación, en cuanto a lo hiperreal como “modelo de algo real que no tiene origen ni realidad”, describe el autor.
Esta teoría opera en el proyecto desde los límites presentes tanto en la espacialidad dividida en dos partes, la urbe y el Riachuelo, como también a nivel conceptual, es decir, los bordes entre la realidad y la ficción, el original y la copia; dando lugar a la construcción de narrativas abiertas y recorridos alternativos. “Cuando alguien busca habitar un territorio, de algún modo, genera su propia cartografía de experiencias. En el caso del proyecto, está la idea de trabajar con esos relatos, que se generan a través del recorte que cada unx hace del lugar en el cual se está moviendo”, comenta Bárbara.
A partir de esta línea conceptual se invitó a lxs artistas Nacho Unrrein, Constanza Castagnet, Juan Gugger y Andrés Lima a que pensaran la propuesta desde su campo de acción, sin perder de vista la dinámica de trabajo que se basa en la producción de contenido, mediante un proceso colectivo y abierto al público. Es decir, por un lado, se hallan las actividades que llevan a cabo los integrantes del proyecto, tales como reuniones grupales de reflexión e intercambio de ideas, además de los encuentros que enriquecen la investigación, como sería el caso de la planificación de un recorrido por el Riachuelo en la lancha de DGLIM (Dirección General de Limpieza), una visita guiada al Museo Benito Quinquela Martín, workshops con agentes culturales invitados y cenas en las cuales se proponen debates en torno a diversos temas, entre otras.
Por otro lado, el desarrollo de producción. A parte del espacio en general del primer piso que viene a ser, como diría Bárbara, “un bunker de trabajo”, hay dos piezas que se construyen en conjunto. La bitácora que más adelante pasará a ser el catálogo de la muestra, un diario en donde todos lxs participantes del proyecto van colocando fragmentos de investigación, bocetos e ideas; la otra, una pared sobre la cual está dibujado el mapa del barrio La Boca, con un trazo grueso color negro, en éste marcan sus experiencias y el material de investigación. Si bien el último día de la exhibición los objetos expuestos tendrán carácter de pieza, en otras palabras, se presentará el resultado, durante los dos meses de duración ésta estará habitada por el proceso. De esta manera, La cartografía y otras narrativas abiertas le permite al público ser parte de la obra, de esos momentos que suelen darse puertas adentro del taller, otorgándole un rol participativo, ya que da lugar al diálogo y al debate sobre lo que va aconteciendo.
Pero su carácter dinámico, mutante, no solo surge gracias a dicha característica, sino también al cómo deciden abordar el proyecto. A partir de la investigación lxs artistas generan múltiples intertextualidades, construyendo diferentes recorridos para encontrar nuevas experiencias relacionadas con el tema propuesto. De acá las “narrativas abiertas”, ya sea desde lo sonoro, las tapias, lo fílmico o el tendido eléctrico, cada unx presenta una cartografía posible sobre el mismo territorio.
PH: Pat Madia.
Tapiar Buenos Aires de Ignacio Unrrein en Proa21
Por María Florencia Seráfica
Fundación Proa junto con Acéfala Galería inauguro el pasado sábado 17 de Noviembre en su sector Investigación Proa21 la muestra denominada “La Cartografía y otras narrativas abiertas”, donde se presentan y se ponen en dialogo los artistas Coni Castagnet, Juan Gugger, Andrés Lima y Nacho Unrrein. Y es a este último en particular al cual nos vamos a dedicar hoy.
Ignacio Unrrein (Buenos Aires,1987) se graduó como arquitecto en la FADU, UBA, en el año 2012, y desde el 2014 es doctorado en Artes en la UNA. De su recorrido como artista podemos destacar su participación en el Premio Itaú Artes Visuales 2017/2018 y sus dos últimas exhibiciones individuales en Acéfala Galería presentando Tapiar Buenos Aires,2018, y en el Centro Cultural San Martín con Intento reconstruir 0001, 2018.
El proyecto en proceso que nos presenta hoy Proa21 se denomina Tapiar Buenos Aires , y es llevado a cabo por el artista desde el año 2017. Este proyecto se propone como objetivo principal relevar cada uno de los edificios tapiados de los barrios porteños. Hasta el momento se llevo a cabo en los barrios de La Boca, Recoleta, Palermo, Balvanera y Pueyrredón. El artista se dedica a catalogar cada fachada observada en cada uno de estos relevamientos en diferentes categorías de tapiado, así como también ir contabilizando y marcando en un mapa cada una de ellas. Nacho Urrein define su trabajo artística de la siguiente manera: “Al obstaculizar y/o imposibilitar el acceso a un espacio interior, las tapias contradicen uno de los propósitos fundamentales de la práctica arquitectónica y se convierten en objetos de contemplación, en una suerte de monumentos efímeros que instituyen un patrimonio cambiante y volátil, que la misma ciudad produce sin darse cuenta”.
De esta forma Unrrein nos acerca una mirada nueva a la ciudad, a los barrios por los que tantas veces circulamos sin percatarnos ,o tal vez sin preguntarnos, el porqué detrás de esas numerosas casas que vemos abandonadas, prohibidas como dice el artista de cumplir la función para la que fueron creadas. Nos va creando así una guía con la cual podemos visitar cada una de ellas, una guía que se volverá con el tiempo de alguna forma efímera, en palabras de Unrrein , ya que la situación de las construcciones es siempre cambiante, y otras nuevas se agregan seguramente a la lista.
Esta experiencia además de ofrecernos en cierta forma una parte del acervo histórico y una vía alternativa para el conocimiento de la ciudad, cuenta con la producción de algunas de estas fachadas en forma de maquetas que denotan la profesión de arquitecto del artista. Estas reconstrucciones minuciosas de los frentes de los edificios, respetando la forma particular en la que esta tapiada cada una de ellas, nos permiten apreciar cada uno de los detalles y completan de una forma casi poética su proyecto. Para completar la experiencia, nos presenta a su vez una serie de planos, bocetos del proyecto y una parte de la enorme producción de ladrillos hechos a mano que llevo a cabo para su exposición en Acéfala, en la cual directamente nos introdujo en una de estas casas abandonadas, tapiando la puerta misma de la galería y proponiéndonos un recorrido alternativo para entrar en ella.
Es por esto que los invitamos acercarse y conocer una parte de todo este recorrido realizado por Nacho Unrrein hoy expuesto en Proa, siendo una forma de comenzar a introducirse en la obra de este artista del cual seguramente seguiremos escuchando en la brevedad.
Para conocer más
Página del artista: http://www.lllllllll.com.ar/
El barrio de La Boca representa para el imaginario colectivo a la tradición porteña, la inmigración, el tango y el fútbol xeneixe, el Riachuelo y esos conventillos que con sus colores produjeron el tornasolado multicultural que siempre le dio vida. Si bien todas esas virtudes existen –a la vez que subsiste una población laboriosa y también elevados índices de pobreza– los últimos años conformaron la época en la que el arte contemporáneo se integró al paisaje de ese sur tanguero.
La pionera fue la fundación Proa que, en 1996, se instaló en una sede frente al Riachuelo y luego fue creciendo no sólo físicamente, sino en importancia para la exhibición de arte contemporáneo, sobre todo, y actividades culturales que la convirtieron en un imán para los espíritus inquietos. Pero al son de la gentrificación –ese proceso urbanístico que impulsa la transformación de barrios periféricos en nuevos centros para sectores más pudientes que avanzan al ritmo de la expansión de la ciudad– galerías, talleres y museos se instalaron en La Boca y le dan aire nuevo al vecindario.
“Desde un primer momento trazamos vínculos no sólo con los vecinos del barrio, sino con las instituciones que existían y las nuevas –dice a Infobae CulturaAdriana Rosenberg, directora de Proa, que también vive su propio proceso de expansión a través de la apertura de la subsede de Proa21, en la misma cuadra de Caminito, en el centro boquense–. Si bien no tenemos un estudio concreto de cómo influyó la instalación de Proa en la relación de los habitantes del barrio con el arte más actual con datos duros, sí podemos verificar que nuestro departamento educativo organiza todo el tiempo visitas guiadas para las escuelas, que en los periodos vacacionales se realizan ciclos de cine para los más chicos y la sala se llena y que Proa es parte de este sector de la ciudad. Además, si tenemos una inauguración un sábado tratamos de realizarla al mismo tiempo que otras instituciones del barrio realizan acciones, como el museo Quinquela Martín o la sala Verdi”.
El domingo será una oportunidad para recorrer una muestra exhaustiva de Alexander Calder, el artista estadounidense que transformó en el siglo XX el concepto del movimiento en la obra artística, desde sus esculturas móviles a la “activación” de obras que, mediante el movimiento y el azar, resultan únicas cada vez.
“La Boca está siempre por estallar y salir del lugar un tanto marginal que ha tenido –comenta Laura Isola, curadora de la muestra Maneras de ver, formas de mirar, en la galería Quadro, que reúne obra de las artistas Flavia da Rin, Lucía Delfino, Marisa Domínguez y Verónica Gómez– . De un tiempo a esta parte hay una movida hay una instalación de talleres y de lugares amplios de exposición que eran más baratos que Palermo. Lo que sucedió con el Palermo Viejo de los noventa, transformado en Palermo Soho, tiene similitudes en el proceso actual de La Boca. También es cierto que es un barrio rodeado por una zona que a veces se pone un poco hostil a esa iniciativa.
–¿Se mixturan las intenciones de exhibición de arte con los vecinos de antes?
–Yo creo que son mundos que van por carriles totalmente diferentes y a veces hasta complicados. Con La Boca tengo una relación intensa: yo vivo en San Telmo y para mí La Boca es cercano hasta emocionalmente. Me genera amor y un poco de rechazo y me gusta por lo bueno y por lo malo. Es un lugar que no pasa desapercibido, digamos, como cuando voy a Caballito, que no me pasa nada.
Isola cura una muestra que junta a artistas mujeres y que propone una relación especular entre el mirar y el ser observado. Tal vez eso pueda ser percibido por los grandes ojos de las figuras de Flavia da Rin, una característica ya clásica de su obra.
Marcelo Bosco es uno de los socios de la galería Popa, que nació en 2011. “Fue abierta antes de la idea de instalación de un distrito de las artes –cuenta Bosco, quien a principios de 2000 llevara adelante el mítico bar Kim y Novak en Palermo Viejo–. Popa es una casa de 1905, de 200 metros cuadrados. La nuestra es una galería de arte relacional: el público participa, se relaciona entre sí. Los vecinos comunes del barrio quizás son más reticentes, pero los artistas del barrio se acercan mucho. En invierno nuestras vernissages son a la tarde, con sol, choripán y vino y se llenan de gente”.
–¿Por qué eligieron La Boca?
–Estábamos buscando una casona gigante, que tuviera parrilla, jardín. A mí me daba lo mismo que fuera en cualquier barrio, pero sabía que en Recoleta no iba a poder ser. Entonces encontramos este espacio. Además, con Adriana Rosenberg nos llevamos muy bien, el nombre mismo de la galería es un chiste: Popa y Proa. A lo largo de este tiempo pudimos ver gente que se muda pero más gente que alquila talleres. En esta cuadra tuvo su taller Marcia Schwartz, por ejemplo. Es, claro, un lugar de constante movimiento y Popa tiene un espíritu lúdico. La obra que se expone está en el espacio de adelante y después la gente va a la parte de atrás, se divierte, se emborracha un poco, como te decía: es un espacio para que la gente se relacione.
El domingo se cerrará la muestra “Trcks. Abstracción Interferente” con obras de Laserinks (Alejo Lopatin & Felix Larreta) con la curaduría de Miralamir, exposición que conjuga lo estático, lo dinámico y la corporación de imágenes surgidas del entrecruzamiento de la pintura, la reflexión lumínica, la animación y el sonido.
Y, como no podía ser de otra manera, en La Boca también se relacionan galerías con espacios institucionales. Hace pocos meses se inauguró Proa21, un complemento más local a las propuestas de Proa, que está instalado en la misma cuadra de la madre nodriza.
“Este espacio nació no sólo para la exhibición, sino para la experimentación y creación –dice Santiago Bengolea, director del lugar–. En este momento se está realizando el proyecto “Investigación cartografía y otras narrativas abiertas” coordinado por el grupo Acéfala en el que varios artistas realizan investigaciones sobre el barrio. Nacho Unrrien continúa su proyecto de relevamiento de inmuebles tapiados, ahora en este barrio, que sigue su proyecto original. Constanza Catagnet está investigando los sonidos de la hinchada y la cancha de Boca con el objetivo de reproducirlos luego con un coro. Juan Gugger trabaja sobre los tendidos eléctricos en esta zona y Andrés Lima descubrió una película llamada El tesoro de la isla Maciel, un film de los años 40 del que sólo hay copia en Youtube. Descubrió que el 90 por ciento de la película fue realizado en Vicente López y la está reconstruyendo. Como siempre pasa en Proa, tratamos de intervenir con el ambiente geográfico y social en el que estamos, ya sea con los vecinos y las instituciones”. En Proa21 también se podrá apreciar el rescate del trío vanguardista Loxon, que funcionó en los años ochenta y que realizaban performances en sótanos y bares de esos años primaverales post dictadura.
Barro es un gran espacio instalado en lo que antes era un galpón de camiones, lo que permite realizar muestras que no se podrían exhibir en galerías más comunes. “Seguimos la línea del warehouse como espacio para el arte, que es una tendencia que nació en Nueva York –dice Federico Curutchet, responsable de Barro–. Elegimos el espacio porque tiene 450 metros cuadrados y era muy difícil conseguir algo parecido en otro sitio. El resultado es muy positivo.
–¿Los vecinos se relacionan con este lugar?
–Mucho más de lo que pensábamos que iba a ocurrir. Claro que el público principal es el que sigue a las galerías o a los artistas con un interés previo, pero también hay todo un espectro de gente que curiosea y que termina gustando de estas propuestas. Acá estuvo una muestra del grupo Mondongo con instalaciones muy impactantes. Mirá: al venir desde la avenida nos saludamos con los vecinos del barrio, lo que da cuenta que Barro se instaló un poco en este lugar de la ciudad. Con decirte que, si bien yo soy de Racing, ya un poco de mi corazón futbolero está con Boca. Además, vienen chicos de las escuelas del barrio. Ahora con la muestra de Mónica Girón, que necesita una interacción con el público, los adolescentes quedan alucinados y desde sus conocimientos proponen lecturas muy propias. Es una experiencia muy intensa.
–¿Y qué problemas percibe en el barrio?
–Creo que lo más difícil es la cuestión de los accesos, pero creo que de a poco se va mejorando.
En el Gallery Day se podrá apreciar la obra de Mónica Girón, una de las artistas contemporáneas más reconocidas, que no sólo mixtura figuras humanas con el trazado de los ríos del Delta, sino que también realiza una intervención con el feng shui sobre el espacio mismo de Barro.
Y nuevos lugares se siguen instalando. La Fundación Andreani abrirá sus puertas el domingo al público con una primera exposición de las obras ganadoras de su premio y que forman parte de la Colección Andreani, curada por Eva Grinstein. “Fue una búsqueda de años para la instalación de una sede definitiva –dice a Infobae Cultura Milagros Velasco, una de las responsables del proyecto dirigido por María Rosa Andreani–. El espíritu de La Boca, ese origen tan marcado por la inmigración italiana y las posibilidades del espacio hicieorn que se decidiera por este lugar frente al Riachuelo. Hace años que fue comprada la propiedad, pero se esperó todo este tiempo para conformar y consolidar el proyecto. Este domingo se inaugura esta sede provisoria, pero que anticipa al edificio que fue diseñado por Clorindo Testa y que albergará muestras de artistas contemporáneos, además de la colección permanente que está formada por los ganadores del premio de la Fundación”. Así, se podrán apreciar obras de Diego Bianchi, Eugenia Calvo, Max Gómez Canle, Miguel Harte, Guillermo Iuso, entre otros.
Y nos son los únicos. El teatro Colón acaba de adquirir un espacio de doscientos metros cuadrados que acondicionará para realizar también actividades artísticas en el barrio. Así, desde los precursores del museo Benito Quinquela Martín, que era dirigido por el artista mismo y que sigue teniendo la vigencia que posee el espíritu de La Boca, pasando por la incursión del arte contemporáneo por parte de Proa a la actualidad de una expansión de galerías y espacios dedicados a la cuestión, La Boca sigue atravesando ese lugar de conjunción de un pasado y un presente en constante movimiento. Cultura popular y el arte más moderno juntos en unas pocas cuadras.
Seguramente a Alfredo Palacios, que fue el primer diputado socialista elegido a ese cargo por los habitantes de los conventillos del barrio, le hubiera gustado esta conjunción ya que el arte, además de liberar sentidos, proponer exploraciones estéticas y ejercer una acción civilizatoria, lo puede hacer con los métodos de la vanguardia ,que transforman a La Boca en un barrio de una modernidad absoluta, central y periférica. Este domingo es una buena oportunidad para apreciarlo.
El Gallery Day en el Distrito de las Artes se realizará el domingo 25 entre las 15 y las 19 y contará con tours por los distintos espacios de arte del sur de la ciudad. Los Gallery Bus, gratuitos y sujetos al límite de capacidad, salen desde checkpoints donde se brindarán mapas con la programación completa para que los visitantes elijan su recorrido. Los horarios de partida son:
*Gallery Days
MODERNO / MACBA (Av. San Juan 350) en dirección a Colectivo Periferia (Wenceslao Villafañe 101): 15:15 / 16:15 / 17:15 / 18:15 h
Fundación Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929) en dirección a Colectivo Periferia (Wenceslao Villafañe 101): 15:45 / 16:45 / 17:45 / 18:45 h
Colectivo Periferia (Wenceslao Villafañe 101) en dirección a MODERNO / MACBA (Av. San Juan 350): 16:00 / 17:00 / 18:00 / 19:00 h
PROA21 convocó a las directoras de Acéfala para desarrollar un proyecto artístico que hiciera foco en la investigación y en el proceso creativo durante los meses de noviembre y diciembre 2018.
El proyecto propuesto por Acéfala parte de la problemática del territorio de La Boca para centrarse en “los bordes”, entendidos como una zona imaginaria posible de ser transitada, que une al mismo tiempo que contamina, difuminando los límites de aquello que pone en contacto: la realidad y la ficción, el original y la copia, la arquitectura y el cuerpo, el arte y la vida.
Con una modalidad de trabajo abierta se invitó a Constanza Castagnet, Juan Gugger, Andrés Lima y Nacho Unrrein a pensar una propuesta artística propia y en común que implique un deambular y registrar el escenario urbano para llevar a cabo cambios de soportes y tecnologías, tomando el trabajo sobre la materia y la arquitectura en tanto problemática, produciendo un extrañamiento en torno a lo dado, poniéndolo en cuestión. Como el mapa imposible y desmesurado de los cartógrafos del cuento de Borges, el desafío no es intentar representar la realidad sino que crear un nuevo territorio e imaginario que linda con la ficción.
Se propuso asimismo una dinámica de investigación colectiva que se expanda, invitando a otros artistas y pensadores a reflexionar sobre el proyecto desde lo interdisciplinario a través de diferentes instancias de formación, de debate, sociabilidad e intercambio con otros actores.
Entendida como parte del work in progress del proyecto, la exhibición que tendrá lugar en el primer piso de PROA21 se irá transformando a lo largo del tiempo, a medida que las investigaciones avancen.
Inauguración Sábado 17 de noviembre de 2018 a las 17hs en Fundación Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929 - CABA) @FundacionPROA