Luis Vinker
LA RAZÓN
02/09/16
Malevich, el suprematismo llega a La Boca
Para los apasionados por el arte, la llegada de 60 pinturas del ruso Kazimir Malevich a la sala de la Fundación Proa, en La Boca, es "el" acontecimiento del año. Se trata de un artista fundamental en los comienzos del último siglo, el creador del llamado "Suprematismo ruso" y cuya influencia que se extendió más allá de los avatares políticos, sociales o culturales. Los expertos consideran que el Cuadrado Negro, que Malevich presentó en la primera de sus cuatro versiones en 1915, es uno de los pilares del arte del siglo XX junto a la Bicicleta de Duchamp o "Las señoritas de Avignon", de Picasso. Hasta nosotros llegará la versión pintada en 1923 y que, para esos mismos expertos, significa un "antes y un después" en la historia del arte.
Malevich nació en 1878 en Kiev, Ucrania, en el seno de una familia de emigrantes polacos. En un principio no estudió arte, sino agricultura. Pero a los 26 años se trasladó a Moscú, que había desplazado a San Petersburgo como el verdadero eje cultural de la Rusia convulsionada en los finales del zarismo.
El historiador británico Orlando Figes, en su monumental obra "El baile de Natacha" sobre la cultura rusa, describe aquellos años que preceden, conviven y siguen a la Revolución Rusa: "Moscú era el taller de la vanguardia, de los artistas de izquierda y la cultura proletaria. Y de constructivistas como Malévich y Rodchenko, que querían levantar una nueva sociedad soviética a través del arte. Era una ciudad cuya libertad y experimentación en la vida y en el arte no tenían precedentes". Poco después llegaría el desencanto para Malevich.
Entre 1910 y 1914 participó del movimiento de La Rosa Azul, que patrocinaba el magnate Nikolai Riabuchnsky. Allí se reunían pintores simbolistas, escritores, compositores. "Buscaban una síntesis entre todas las artes", sostiene Figes. Era una época en la que el joven Malevich coincidía con nombres como los del compositor Scriabin, Meyerhold en el teatro, los poetas Mayakovsky, Tsviatáieva. Aquel magnate patrocinó entonces la exposición "La Jota de Diamantes": 40 artistas jóvenes y brillantes -Malevich incluido, pero también otros cuya fama se extiende hasta nuestros días como Kandinsky y Rodchenko- que "declaraban la guerra a la tradición realista y escandalizaban al público con su arte. Exhibían objetos como láminas de acero, una pata de mesa rota. Decoraban sus cuerpos desnudos y se paseaban por las calles".
Malevich no demoró en despegarse cuando, en 1915, sus dos libros fueron el manifiesto del Suprematismo: "El mundo no objetivo" y "Del cubismo y el futurismo al suprematismo". Y apareció el primero de sus "Cuadrado Negro". Sería tan representativo de su vida, sus ideales, su fuerza cultural, que encabezó su propio cortejo fúnebre cuando murió, víctima de un cáncer, dos décadas después en San Petersburgo.
A esa altura, ya era un hombre desencantado con la misma Revolución a la que había abrazado. Cuando los bolcheviques llegaron al poder, y atravesaron una sangrienta Guerra Civil por más de cuatro años, el propio Lenin le concedió a Malevich cargos en el campo educativo. Pero le exigió que que se orientara al "arte realista, para glorificar a los obreros, campesinos y héroes de la Revolución". Con Stalin, la situación empeoró y terminó perseguido. Como millones.
En aquel manifiesto, Malevich proclamaba que "por suprematismo entiendo la sensibilidad pura en las artes figurativas". Rechazaba que el arte tuviera una "función utilitaria". Sus cuadros debían construirse a partir de figuras geométricas y una paleta reducida a sólo seis colores: blanco, negro, azul, rojo, verde y amarillo.
El "cuadrado negro sobre fondo blanco" fue presentado en 1915 pero no en Moscú, sino en la galería Dobichina, en San Petersburgo. Era una proclama artística, con vastos contenidos espirituales. En 1918 llegó el "cuadrado blanco sobre fondo blanco", que también medía 80 x 80 centímetros, en un intento de alcanzar el llamado "grado cero". Junto a algunos de sus amigos como el poeta Aleksei Kurchenyk, buscaban una "revolución en la conciencia humana", un cambio que los llevara a un entendimiento superior, y que puede conectarse con muchas de las enseñanzas orientales.
Para Zelfira Tregulova, la directora de la Tetriakov moscovita, "Malevich trabajó con una cocnentración muy por encima de lo usual en los artistas, una energía que se proyecta en cada cuadro que pintó". Y considera que "Malevich y sus contemporáneos desarrollaron conceptos innovadores, claves para entender la evolución del arte en el último siglo".
Más allá de tantos conceptos y cuestiones culturales, lo cierto es que la llegada de sus obras representa un acontecimiento cultural para Proa, la Boca, y la Ciudad.
Bélen Papa Orfano
EL CRONISTA
30/08/16
Llegan las obras de Malevich tras sortear el embargo de un millonario enemigo de Putin
La retrospectiva del artista ruso se inaugurará finalmente el 11 de septiembre en PROA. Llega con un mes de demora, esquivando las amenazas de un empresario enfrentado con Putin que quería quedarse con las piezas.
Finalmente, tras un mes de demora, la Fundación PROA anunció que el próximo 11 de septiembre inaugurará la retrospectiva de obras del artista ruso Kazimir Malevich, creador del suprematismo, el movimiento de vanguardia de principios del siglo XX que buscó despojarse del entorno para volver al “grado cero” de la pintura.
A través de una carta publicada en Facebook, la directora de la fundación Adriana Rosenberg, agradeció al público “la paciencia, el interés y la fuerza que nos han dado para que Kazimir Malevich llegue a nuestro país”.
“Luego de varios días de intensos intercambios con autoridades de la Federación Rusa y con el apoyo incondicional del Embajador Argentino Dr. Pablo Tettamanti y su equipo, y de Pablo Avelluto Ministro de Cultura de la Nación, estamos en condiciones de confirmar la inauguración de Kazimir Malevich Retrospectiva en la salas de Proa”, sostiene el texto.
La muestra tenía fecha de inauguración para el pasado 13 de agosto, pero unos días antes PROA anunció su postergación indefinida sin brindar detalles de las razones. Durante un mes desde el edificio de Caminito guardaron estricto silencio respecto al caso. Cronista.com intentó comunicarse en reiteradas ocasiones con el departamento de prensa, quienes se negaron a brindar detalles al respecto.
Recién el pasado fin de semana, en una entrevista concedida al diario La Nación, Rosenberg ensayó una explicación que mezcla a un supermillonario encarcelado, al presidente de la Federación de Rusia Vladimir Putin y al ministerio de Cultura de la Nación.
Según explicó, la salida de las obras, unas 60 en total pertenecientes al Museo del Estado ruso, se demoró por un “problema legal” vinculado a una “amenaza de embargo por parte de un multimillonario ruso que fue expropiado y encarcelado por Putin”.
Al parecer, al quedar libre, el hombre comenzó una lucha para recuperar sus bienes que lo habrían llevado a advertir la posibilidad de quedarse con las obras una vez fuera de territorio ruso como parte de pago.
El Ministerio de Cultura debió intervenir en el tema para garantizar que las obras de arte, a partir de un convenio internacional, no pueden ser sujetas de embargo.
Malevich, padre del suprematismo, rompió con todos los esquemas de la pintura durante las dos primeras décadas del siglo XX en Rusia. Con su obra Cuadrado Negro – un lienzo pintado de negro- abrió la puerta a lo que se llamó “grado cero” de la pintura al reducir al mínimo los elementos pictóricos con los que trabajaba y dar paso a las formas geométricas simples. Nacía así la abstracción geométrica.
La restrospectiva de PROA, curada por la experta Eugenia Petrova, recorre desde los inicios de Malevich con los simbolistas, su paso por el cubismo y futurismo, el nacimiento del suprematismo y las pinturas de campesinos y pasajes urbanos.
Además, se exhibirán trajes diseñados para el teatro y documentación sobre la vida y el contexto social y político en el que trabajó.
Merdeces Pérez Bergliaffa
CLARIN
30/08/16
Un lujo: en días llega la obra de Malévich, un artista fundamental
En Fundación Proa, desde el 11 de septiembre.
Es uno de los máximos renovadores del arte. Buscaba representar la nada y su obra más famosa en un cuadrado negro.
Ahora sí: parece que la cuenta regresiva para la inauguración de la retrospectiva del gran artista Kazimir Malevich (Rusia, 1878-1935) en la Argentina comenzó. Aunque anunciada para agosto, sin embargo la fecha de apertura de la exposición tuvo que retrasarse por conflictos con la salida de las obras de Rusia. Pero ahora se supo que inaugurará el 11 de septiembre en la Fundación Proa.
Proa tira la casa por la ventana y tiene sus razones: por un lado, porque con la movida festeja dos décadas de existencia. Por otro, porque están trayendo a una figura fundamental del arte de los siglos XX y XXI: Malevich fue a la abstracción lo que Picasso a la figuración y Duchamp al arte conceptual. Amén de esto, mover, trasladar de manera internacional 60 pinturas antiguas (algunas tienen más de 100 años y son consideradas piezas fundamentales de la historia del arte) desde Rusia a la Argentina, no es –para nada- ni fácil ni de bajo costo.
Uno de los grandes anuncios es que viene Cuadrado negro, uno de los trabajos nucleares de Malevich y de la historia del arte. Los críticos, historiadores y artistas llaman a este famoso cuadro “la zona cero de la pintura”, dado que Cuadrado negro está destinado a evocar la experiencia pura de la no-objetividad en el vacío blanco de una nada liberada”, tal como escribió el mismo artista alrededor de 1915, reflexivo.
La exposición del fundamental ruso –“la primera que se hace en la Argentina de esta magnitud y hasta donde pudimos averiguar, también en la región”- la forman 60 obras peso-pesado pertenecientes a la colección del Museo Estatal de Rusia y ricos documentales históricos contextualizando la vida del artista.
También habrá -y será un punto alto- réplicas del fantástico vestuario diseñado por Malevich para la ópera La victoria sobre el sol, presentada por primera vez en 1913 y de la que ahora se proyectará una versión.
La muestra se acompañará con seminarios dictados por especialistas.
Cuadrado negro (en realidad, una de las cuatro versiones que el ruso creó sobre la misma pintura, la que viene es la versión de 1923) logró cambiar la historia del arte; hay un antes y un después de ella. Tal es así que cuando Malévich murió de cáncer en 1935, esta pintura encabezó el cortejo fúnebre.
Malévich sostenía no pretender un mensaje social sino tener la intención de reducir los elementos pictóricos al máximo (un plano, un cuadrado, un círculo, una cruz, simples figuras geométricas) y aun más: querer representar la nada (aunque suene paradójico).
Todo esto Malévich lo proclamó entre 1915 y 1922, este último años luego del nacimiento de la Unión Soviética y de que Lenin estableciera que todas las fuerzas y estilos artísticos de ese país debían unirse para definir los parámetros de la nueva realidad social. Cuando Stalin llegó al poder en la Unión Soviética, los artistas que no se acercaban al realismo eran arrestados y mandados a Siberia. Con esta situación, Malévich –quien se venía oponiendo al arte tradicionalista y apoyaba un arte de vanguardia- fue acusado, interrogado y apresado. Para salvarse de torturas mayores tuvo que volver a la pintura figurativa.
Ahora pasa lo inesperado: Malévich nos visitará en la Argentina. Se avecina un momento histórico: la posibilidad de ver de cerca una colección de reliquias artísticas.
CLARIN
28/07/16
A la espera de las obras de Málevich
Gestiones. Se prepara una gran retrospectiva de la obra del artista ruso en Buenos Aires.
No es sólo espíritu y buenas ideas el mundo del arte: hay intensas gestiones para concretar una gran muestra en Buenos Aires de las obras de uno de los fundadores de la vanguardia rusa y mundial del siglo XX, el gran Kasimir Malévich (1878-1935).
La muestra inauguraba el 30 pero la nueva fecha tentativa es el 13 de agosto. La Fundación Proa, que mantiene un gran nivel en sus exposiciones, organizó con el Museo Ruso de San Petersburgo una retrospectiva llamada a ser una de las muestras clave de 2016 y quizá de la década. Pero los cuadros aun no fueron embarcados en Rusia.
Es que pesa sobre Rusia un embargo a favor de la petrolera Yukos, expropiada en 2014. Y hay temor que esa deuda sea cobrada en parte con las obras, una vez que la nave toque otro país. Resuena en el caso algo semejante a lo ocurrido con la Fragata Libertad en Ghana pero no es idéntico.
Desde Rusia piden que el Estado argentino garantice que los cuadros no serán embargados. En ese sentido el ministro de Cultura, Pablo Avelluto, escribió una carta destacando la indudable importancia que tiene para este país la muestra, pero se pidieron más garantías. No es cualquier exposición: con su célebre Cuadrado Negro Malévich revolucionó el lenguaje de la pintura en el mundo entero.
Julio Sánchez
LA NACION
24/06/16
Kazimir Malevich. La vanguardia al extremo
EN FUNDACION PROA. La primera retrospectiva de este artista en América Latina permitirá acercarse a una obra que une experimentación formal e inquietud por lo trascendente
Muy citado y poco comprendido, Kazimir Malevich fue el creador y líder del suprematismo ruso y ejerció una enorme influencia entre quienes creen que el arte es un instrumento de crecimiento espiritual, y también entre los minimalistas y conceptuales que buscaron alcanzar el grado cero de la creación. El 13 de agosto, Fundación Proa presentará su primera retrospectiva en América Latina.
Abstracción vs. realismo
Nació en 1878, en Kiev, en el seno de una familia de polacos emigrados. Estudió en una escuela de agricultura y a los 26 años se mudó a Moscú para estudiar arte. Después de experimentar lenguajes como el cubismo, el futurismo o el neoprimitivismo, llegó a la conclusión de que "reproducir los objetos y los reducidos lugares de la naturaleza es lo mismo que cuando un ladrón está entusiasmado con sus grilletes". En 1915 editó dos libros que funcionaron como manifiestos del suprematismo: Del cubismo y el futurismo al suprematismo y El mundo no objetivo. Recibió con beneplácito la revolución rusa de 1917 y tuvo cargos oficiales en el área de la educación artística, pero los problemas para el genio de la abstracción comenzaron cuando Lenin les pidió a los artistas que se orientaran hacia un arte realista que glorificara a los obreros, los campesinos y los héroes de la revolución. Con Stalin la situación empeoró. "No puedo elogiar las obras de los expresionistas, futuristas, cubistas y otros ismos, no los entiendo, no me gustan", afirmó sin empacho el líder comunista. Malevich no tuvo otra opción que volver a la figuración, pero debió renunciar como funcionario. Sus obras quedaron encerradas en los depósitos de museos soviéticos. Murió de cáncer en 1935, a los 57 años, en presencia de su madre, su esposa y su hija.
Pura sensibilidad
"Por suprematismo entiendo la supremacía de la sensibilidad pura en las artes figurativas", afirmó en sus escritos. Rechazaba tanto la función utilitaria como la representación gráfica, ya que proclamaba "la expresión suprema del sentimiento, sin buscar valores prácticos ni ideas ni la tierra prometida". El suprematismo plantea una "gramática básica": los cuadros suprematistas se construirán a partir de figuras geométricas y una paleta reducida al blanco, el negro, el azul, el amarillo, el rojo y el verde.
El rincón
En la muestra 0.10 de 1915, en la galería Dobichina de San Petersburgo, Malevich presenta 39 obras "no objetivas". Ubicó su Cuadrado negro sobre fondo blanco en la parte superior de un rincón, justo debajo del techo, levemente inclinado hacia abajo. Justamente en los rincones de la casa es donde los rusos ortodoxos suelen ubicar sus altares domésticos. Malevich era consciente de esta decisión: quería investir su Cuadrado de cierto grado de sacralidad.
Cuadrado negro
Cuadrado negro sobre fondo blanco, de 1913, se convertiría en la obra fundamental y distintiva de Malevich. Es un óleo sobre tela de 80 x 80 centímetros, que sintetiza los postulados del suprematismo. La síntesis de la formas geométricas alude -entre otras interpretaciones- al principio ontológico del ser y no ser, lo manifestado y lo no manifestado, la vida y la muerte, y todos los opuestos complementarios asociados. El blanco es la suma óptica de todos los colores y el negro, su ausencia. En muchas tradiciones, ambos expresaron la dualidad del universo, tal como se verifica en el taijitu, el círculo negro y blanco que representa el yin y el yang en el taoísmo. El damero de cuadrados negros y blancos también simboliza esta alternancia de opuestos; aparece tanto en ritos iniciáticos hindúes como en templos masónicos. El indo-británico Anish Kapoor entendió el misterio del negro desde sus primeras obras y lo interpreta como el misterio insondable del origen. En la Argentina, Matilde Marín y Horacio Zabala, entre otros, han homenajeado en sus obras la geometría sagrada del ruso.
Desmaterializar
Cuadrado blanco sobre fondo blanco data de 1918 y es un óleo sobre tela de 80 x 80 centímetros. Suele entenderse como una vuelta de tuerca más ajustada de la no objetividad proclamada por Malevich. En cierta manera, pretende llegar al grado cero de la obra de arte al generar -según su autor- un sentimiento en el espectador mediante los elementos más básicos. Los matices del blanco son sutiles y apenas se distingue un cuadrado levemente desplazado en diagonal. La obra se convertiría en la piedra angular de lo que la teórica Lucy Lippard llamaría la "desmaterialización de la obra de arte", un concepto presente entre los minimalistas de los años 60 y los conceptualistas de los 70. En los últimos años, el alemán Wolfgang Laib recobró el sentido místico de esta obra con sus "piedras de leche", en un acto performático que consistía en volcar todos los días un litro de leche sobre una placa de mármol blanco levemente cóncava. La obra se convierte en una especie de altar blanco sobre blanco.
Otro estado de conciencia
Entre los amigos más cercanos de Malevich estaba el poeta Aleksei Kruchenykh, que postulaba una revolución en la conciencia humana; un cambio físico que llevaría esa conciencia a un estado semejante al que alcanzan los yoguis. Kruchenykh desarrolló el concepto de lenguaje zaum ("más allá de la razón"), que sería la manifestación externa de ese cambio de conciencia. Un nivel superior de entendimiento idéntico al samadhi, que en yoga fue definido por Swami Vivekananda como "un estado de superconciencia más allá de la razón". Malevich estaba al tanto de estos pensamientos. Veía en el arte un camino para la transformación personal y en la eliminación de la figuración un medio para expandir la receptividad. Así como el yogui aspira al estado de pura conciencia -entendida como el cese de fluctuaciones superficiales de la mente-, el pintor alcanza el mismo estado al eliminar la figuración. Malevich también conocía muy bien las ideas del escritor esotérico Piotr D. Ouspenski. En 1912 publicó Teritum organum, obra que plantea la relación entre la cuarta dimensión y la conciencia; intentaba sintetizar el legado de Kant con los descubrimientos de la física moderna. Muchos de los diagramas de Ouspenski subyacen detrás de las abstracciones geométricas de las composiciones suprematistas.
Mercedes Pérez Bergliaffa
CLARIN
10/05/16
Llega el artista que pintó un cuadrado negro sobre un fondo blanco e hizo historia
Exponen obras de Malevich
EN 1913, planteó que había que separar las formas y el color de los dictados políticos y religiosos. Se verá en julio en Proa.
Un sueño hecho realidad: una gran retrospectiva del histórico artista ruso Kazimir Malevich (Kiev, 1878- Leningrado, 1935) viene a Buenos Aires: se inaugurará en julio en la Fundación Proa. Por supuesto que podemos decirlo: es increíble pero real. Y se debe a que Proa festeja sus 20 años de vida y para el festejo no se anda con chiquitas.
Considerado uno de los pintores fundamentales de la historia del arte occidental, el mítico Malevich fue el fundador del Suprematismo, un movimiento fundamental para las vanguardias artísticas. Surgido a principios del siglo XX, e incluyendo una pata filosófica (Malevich era, además de un original pintor, un prolífico escritor), cambiaría la forma de pensar, ver el mundo, percibir la realidad y crear. Con el Suprematismo Malevich propuso la representación de un universo abstracto, sin objetos, compuesto sólo por figuras geométricas (cuadrados, triángulos, círculos) y sus relaciones entre sí, dentro del espacio de la composición. ¿Por qué lo llamó “Suprematismo”? Porque consideraba que la verdad del color y la forma debían reinar “supremamente” por sobre la imagen, la anécdota y la narrativa.
Claro que Malevich y los suyos rechazaban el arte tradicional: él fue el autor de la famosa pintura Cuadrado negro sobre fondo blanco, de 1913. Ese mismo añoel artista, junto a Maiakovski, escribió el Manifiesto del Suprematismo: “El arte del pasado, sometido (por lo menos en el extranjero) al servicio de la religión y del Estado, debe renacer a una vida nueva en el arte puro (no aplicado) del Suprematismo, y debe construir un mundo nuevo, el mundo de la sensibilidad”, decía Malévich en su texto. Provocador, seguía: “Cuando en 1913, a lo largo de mis esfuerzos desesperados por liberar al arte del lastre de la objetividad, me refugié en la forma del cuadrado y expuse una pintura que no representaba más que un cuadrado negro sobre un fondo blanco, los críticos y el público se quejaron: 'Se perdió todo lo que habíamos amado. Estamos en un desierto. ¡Lo que tenemos ante nosotros no es más que un cuadrado negro sobre un fondo blanco!'Y buscaban palabras aplastantes para alejar el símbolo del desierto y para reencontrar en el cuadrado muerto la imagen preferida de la realidad, la objetividad real y la sensibilidad moral. La crítica y el público consideraban a este cuadrado incomprensible y peligroso... Pero no se podía esperar otra cosa”.
Malevich decía todo esto en la pre-Revolución rusa de 1917 y de las posteriores Revolución de Febrero y Revolución de Octubre.
Justamente el Suprematismo va a ser una parte fundamental de la muestra que podrá verse pronto en Proa. Abarcando la producción de toda la vida de Malevich –desde sus inicios con obras simbolistas hasta sus últimos trabajos que dan cuenta de la vida campesina a través de llamativos personajes geométricos- la exposición (curada por Eugenia Petrova) viene directo desde el State Russian Museum (Museo Estatal de Rusia) y comprende alrededor de 45 obras.
La muestra se completará con el documental que se mostrará en el auditorio de Proa, La Victoria sobre el Sol, donde se muestran los 20 trajes que Malevich realizó para el teatro.
Prepárense, que se viene uno de esos grandes momentos para los amantes del arte: el encuentro con un genio histórico, ruso, original y rebelde. Con el embrión que dio origen a grandes cambios en la estética y el arte moderno y contemporáneo.