NEO [Narrative Environments Operas] - Umberto Eco - Franco Maria Ricci LABIRINTI. Storia di un segno, 2021/2022 (Laberinto. Historia de un signo). Videoinstalación 7 3

NEO [Narrative Environments Operas] - Umberto Eco - Franco Maria Ricci LABIRINTI. Storia di un segno, 2021/2022 (Laberinto. Historia de un signo). Videoinstalación 7 3

{NOTA_EPIGRAFE_3}

{NOTA_EPIGRAFE_4}

{NOTA_EPIGRAFE_5}

{NOTA_EPIGRAFE_6}

NEO (Narrative Enviroments Operas)

Si la imagen del laberinto tiene una historia milenaria, esto significa que desde hace decenas de miles de años el hombre está fascinado por algo que de alguna manera le habla de la condición humana o cósmica
Umberto Eco

Gracias a las innovadoras instalaciones multimedia de NEO [Narrative Environments Óperas], estudio de investigación y diseño de entornos narrativos y ya autor de prestigiosos proyectos de arte digital (como el ganador del XXVI Compasso d'Oro), el laberinto se transforma en un metalaberinto real, que introduce a los visitantes en un camino de palabras y pensamientos para descubrir. Desde mosaicos de piso datados del siglo IV a.C, cerámica griega del siglo V d.C, esculturas de Antonio Canova y pinturas Pablo Picasso, entre muchos otros, ilustran este extraordinario recorrido que analiza histórica y poéticamente la presencia y el significado de uno de los símbolos más antiguos del mundo

La exposición a la que perteneció originalmente esta instalación 360º estuvo bajo el patrocinio del Ministerio de Cultura, la Región de Emilia-Romaña, el Municipio de Fontanellato, el Municipio de Parma y las instalaciones fueron curadas por Neo Tech para la Fundación Franco Maria Ricci.

{NOTA_TEXTO}

The City as a Labyrinth


“The city is one for those who pass without entering, and another for those who are imprisoned in it; one is the city you arrive at for the first time, another is the one you leave to never come back, each one deserves a different name.”
Italo Calvino
Invisible Cities

This room displays a set of works covering a long period of time. There are historical cities with the form of labyrinths exhibited alongside with an iconic piece of 20th century art at the center of this room, such as Whirligig by Dan Graham. Made by the artist especially for Proa, the monumental work has the ability to juxtapose images turning the visitor’s experience of going through it into a disturbing moment because –with its mirrored and convex glass– it allows to contemplate the environment and oneself from many angles, forming a labyrinth of provocative images.

The first signs of the city of Jericho appear in the Old Testament. It’s considered one of the oldest cities in the world and is represented in the manner of a labyrinth. Archaeological investigations unearthed the remains of more than 20 successive settlements in Jericho, indicating that the first ones go back more than 10,000 years. The set of reproductions of engravings shown here allow us to appreciate the labyrinth’s representations over time and confirm its presence in cities among various cultures. It is interesting to observe the modes of representation used by anonymous and historical artists such as Botticelli and Leonardo Da Vinci.

Sandro Boticcelli. City with Seven Walls, 1481. 34 x 61 cm
 

It is also possible to think of the city as a prison. It is Giovanni Battista Piranesi who in his engravings, Carceri d'Invenzione 1745-1760 (The Imaginary Prisons), warns about the possible experiences to be had in a big city. Born in Venice, he moved to Rome and its architecture and monumentality are reflected in his work. Meticulous details about people, sculptures, corridors and passageways turn the buildings of Roman ruins into closed spaces, dungeons, organizing a landscape of dark cities that lead nowhere and enclose the individual in his own wanderings. The accompanying video provides a microscopic view –showing details of monuments, sculptures and Roman ruins– provoking admiration, beauty and fear.

Piranesi is also a bridge towards modernity –recovered by the cinema and by the surrealists– opening a door to the art of the 20th century. That is why the digital corners of the artist Regina Silveira follow one another in Escaleras inexplicables (Inexplicable Stairs). Its dark shadowed spaces produce an imbalance caused by dematerialization of architecture, inducing vertigo due to the absence of precise borders.

It is with the same gaze that Jorge Miño uses black and white photography and builds spatial labyrinths of stairs, superimposing curves, creating seemingly familiar spaces of strange dimensions and difficult to access. And next to him, and also working in black and white, Pablo Siquier presents a visual interweaving of fragments of the city, with ornamental elements and architectural patterns.

Edgardo Giménez’s monumental piece, with its existing intersections, is linked through color with the utopian architectures and cities of Xul Solar. His remarkable watercolors feature imaginary designs, mystical and utopian architectures; in the words of Jorge L. Borges, “(...) His paintings are documents of the ultraterrestrial world.” 

In his blueprints León Ferrari builds inhabited labyrinths that are traversed erratically. The artist said that “(...) this work expresses the absurdity of today’s society, the kind of daily madness necessary for everything to seem normal”.

{NOTA_EPIGRAFE_1}

{NOTA_EPIGRAFE_2}

{NOTA_EPIGRAFE_3}

{NOTA_EPIGRAFE_4}

{NOTA_EPIGRAFE_5}

{NOTA_EPIGRAFE_6}

{NOTA_TEXTO}

{NOTA_EPIGRAFE_1}

{NOTA_EPIGRAFE_2}

{NOTA_EPIGRAFE_3}

{NOTA_EPIGRAFE_4}

{NOTA_EPIGRAFE_5}

{NOTA_EPIGRAFE_6}

El mundo como laberinto
Del siglo. VI al XVII

{NOTA_BAJADA}

{NOTA_TEXTO}

{NOTA_EPIGRAFE_1}

{NOTA_EPIGRAFE_2}

{NOTA_EPIGRAFE_3}

{NOTA_EPIGRAFE_4}

{NOTA_EPIGRAFE_5}

{NOTA_EPIGRAFE_6}

{NOTA_TEXTO}

{NOTA_EPIGRAFE_1}

{NOTA_EPIGRAFE_2}

{NOTA_EPIGRAFE_3}

{NOTA_EPIGRAFE_4}

{NOTA_EPIGRAFE_5}

{NOTA_EPIGRAFE_6}

{NOTA_TEXTO}

{NOTA_EPIGRAFE_1}

{NOTA_EPIGRAFE_2}

{NOTA_EPIGRAFE_3}

{NOTA_EPIGRAFE_4}

{NOTA_EPIGRAFE_5}

{NOTA_EPIGRAFE_6}

{NOTA_TEXTO}

0503, 2005. Pintura acrílica sobre tela, 195 x 230 cm. Colección privada

{NOTA_EPIGRAFE_2}

{NOTA_EPIGRAFE_3}

{NOTA_EPIGRAFE_4}

{NOTA_EPIGRAFE_5}

{NOTA_EPIGRAFE_6}

Pablo Siquier

La propuesta de Pablo Siquier expone el desarrollo formalista y la depuración de contenidos que caracteriza su obra. En ella se pueden distinguir dos elementos que se combinan entre sí: los “ornamentos” o “emblemas” y las tramas, que ordenan la composición y le otorgan legibilidad. 

Los primeros tienen su raíz en los motivos decorativos de las fachadas de Buenos Aires y en su diseño urbano, que mixtura y disuelve hasta volver irreconocibles algunas de las tendencias imperantes de la modernidad: el Art Nouveau y el Art Déco, el modernismo y el racionalismo. Siquier construye una máquina pictórica que metaboliza todas las formas: las rectas, las curvas, las diagonales, las líneas onduladas, las retículas y los motivos florales. Lo que se percibe como caos es la destrucción de toda referencia reconocible; lo que se percibe como perfección es la igualación de todas las formas en el plano. Un planteo trascendental que le hace decir al artista que cree pintar siempre el mismo cuadro.

Su producción podría pensarse como una síntesis de la experiencia de la ciudad. De apariencia sólida y perfecta, algo críptica, pero animada también a ser frágil, su trabajo de inspiración geométrica se desarrolla a partir de repeticiones y variantes. Atraviesa distintas etapas que se organizan según los límites que el artista impone a su práctica. 

El público puede encontrar la obra de Siquier no sólo en espacios de exhibición de arte contemporáneo, sino también en grandes murales en diversos puntos de la ciudad (Puerto Madero, Subte).

{NOTA_TEXTO}

{NOTA_EPIGRAFE_1}

{NOTA_EPIGRAFE_2}

{NOTA_EPIGRAFE_3}

{NOTA_EPIGRAFE_4}

{NOTA_EPIGRAFE_5}

{NOTA_EPIGRAFE_6}

{NOTA_TEXTO}

Las escaleras doradas (políptico), 1997. Acrílico sobre tela, 500 x 400 cm. Colección del artista

{NOTA_EPIGRAFE_2}

{NOTA_EPIGRAFE_3}

{NOTA_EPIGRAFE_4}

{NOTA_EPIGRAFE_5}

{NOTA_EPIGRAFE_6}

Edgardo Giménez

Figura ineludible del Pop argentino, artista y diseñador que dirigió distintos proyectos arquitectónicos, Edgardo Giménez  realiza un juego de perspectivas al superponer distintos planos y escaleras en este políptico monumental, Las escaleras doradas. Con una referencia directa a la obra de Escher, pero en una estética completamente diferente, se evidencia un juego espacial en distintas direcciones.

{NOTA_TEXTO}

Barrio, 1953. Óleo sobre cartón, 40 x 56 cm. Colección Fundación Pan Klub

Nueve San Mástiles, 1951. Acuarela sobre papel, 50 x 70 cm. Colección Fundación Pan Klub

Muros biombos, 1948. Acuarela sobre papel [originalmente montado sobre cartón]. 34,5 x 40 cm. Colección Fundación Pan Klub

Fiordo, 1943. Témpera gouache sobre sobre cartón. 35 x 50 cm. Colección Fundación Pan Klub

{NOTA_EPIGRAFE_5}

{NOTA_EPIGRAFE_6}

Xul Solar

Tras numerosos viajes por Europa, Xul Solar regresa a Argentina en 1924. Es cuando se vincula con artistas y escritores, entre los que se encuentran Emilio Pettoruti y Jorge L. Borges, con quien establece una duradera amistad y complicidad intelectual. 

En la década del 30, retoma en sus pinturas el tema de “arquitecturas místicas” que había trabajado en Italia en 1918. En estas obras se estructura el espacio con una serie de “muros biombos”, que ofrecen una sensación de profundidad, en un juego de paredes que se suceden. Conviven caminos, escaleras y estructuras de planos conformando un barrio. 

En otras imágenes, el paisaje se estructura a través de colinas y mástiles, algunas ondulaciones, escaleras y rampas que descienden y ascienden por caminos hacia el infinito. En estos diseños arquitectónicos, algunos acompañados de figuras y personajes que habitan los espacios laberínticos, se evidencia su interés por el misticismo, la teosofía, astrología, filosofía, por las ciencias ocultas, las religiones y los signos lingüísticos.

En su prólogo a la exposición homenaje a Xul Solar en el Museo Provincial de Bellas Artes de La Plata, 1968, Borges recuerda al artista y amigo:

“Xul pensaba que al hombre también le toca la misión de recrear. Poetas y pensadores han sospechado que la vida es un sueño, o sea que vivir y soñar son actividades análogas; nuestro amigo sintió que podemos dirigir ese sueño unánime y darle formas nuevas, ya que nada nos hace postular que la suma de las posibilidades del cosmos haya sido agotada. Los más vivimos de memoria: Xul Solar, soñando y obrando.

“Los irónicos dioses le depararon este país incrédulo y tímido, que se resigna a todos los usos y a todos los pareceres, porque no les presta su fe pero si una dócil indiferencia. (…) Quiso recrear las religiones, la astrología, la ética, la sociedad, la numeración, la escritura, los mecanismos del lenguaje, el vocabulario, las artes, los instrumentos y los juegos. Premeditó dos lenguas. Una, el creol, era el castellano de América, aligerado, exaltado y multiplicado; otra, la panlengua, cuyas palabras, mediante el valor de las letras tenían su propia definición, a la manera del idioma analítico de John Wilkins. Ideó asimismo un teclado semicircular, que abreviaba la labor del pianista, y aquel siempre inconcluso y siempre más complejo panjuego que, bajo la especie del ajedrez, abarcaba diversas disciplinas y podía jugarse en diversos planos.

“Todo esto en Buenos Aires, patria de los innovadores imitativos y de los espejos puntuales. Previsiblemente las utopías de Xul Solar fracasaron, pero el fracaso es nuestro no suyo. No hemos sabido merecerlo”.

{NOTA_TEXTO}

Planta, 2008. 96 x 95 cm. Copias heliográficas de original de 1980. Colección Familia Ferrari

Autopista del Sur, 2008. 106,5 x 100,2 cm. Copias heliográficas de original de 1980. Colección Familia Ferrari

{NOTA_EPIGRAFE_3}

{NOTA_EPIGRAFE_4}

{NOTA_EPIGRAFE_5}

{NOTA_EPIGRAFE_6}

León Ferrari

León Ferrari trabaja esta serie a partir de 1979 durante su exilio en San Pablo, Brasil. Experimenta con la técnica heliográfica y realiza un corpus de obras con estructuras laberínticas, que se transitan erráticamente y que reflejan la neurosis de la ciudad moderna. El artista utiliza artesanalmente la técnica de Letraset y sellos,  con los que rotula y diseña paisajes delirantes. 

“No me guía el propósito de significar algo definido; quien se enfrenta a estas obras es libre para establecer asociaciones y darles la interpretación que considere más correcta. Cuando las veo terminadas, mi propia interpretación -que no limita ni excluye otras- es que estas obras expresan lo absurdo de la sociedad actual, esa suerte de locura cotidiana necesaria para que todo parezca normal”, dijo Ferrari en una entrevista. 

{NOTA_TEXTO}

Giovanni Battista Piranesi (1720-1778)

Giovanni Battista Piranesi.  Carceri d'Invenzione 1745-1760 (The Imaginary Prisons). National Museum of Bellas Artes Collection

The outstanding presence of the Italian artist Giovanni Battista Piranesi in this exhibition is due to the relevance and influence –in the history of art– of his more than 2,000 engravings.

The four etchings exhibited here belong to our country’s National Museum of Fine Arts Collection. They are part of his The Imaginary Prisons series, made after the artist moved to Rome from his native Venice.

The city is presented as an intricate landscape in which buildings and monuments intertwine and intersect generating closed, gloomy, narrow and dark spaces. He uses the etching technique with great skill rendering thorough details in drawings and patterns, accentuating the drama of the imagined spaces with an intense chiaroscuro. Multiple editions of these images were made well into the 20th century, attesting to the prolific capacity of prints for circulation and reproduction.

Grégoire Dupond’s remarkable video was shown at Piranesi’s exhibition at the Cini Foundation, in Venice. This 3D recreation allows us to immerse ourselves in the artist’s mind and discover the infinite details that make up his work. It’s a voyage through the city of Rome in which we find men who climb, sculptures in various scales and stairs that not only don’t go anywhere but instead lock up the visitor. 

Piranesi’s works are considered a link between ancient and contemporary art since his intention wasn’t to portray the city of Rome but to build mental itineraries based in real spaces open to the imagination.

The Labyrinth in Literature and Cinema


{NOTA_BAJADA}

The display of copies of the surrealist magazine Minotaure, founded by Albert Skira and E. Teriade in Paris (13 issues, between 1932-1939), document the great artistic creativity –visual arts, poetry, music, architecture, ethnography and mythology– between the two world wars. That creative effervescence can be seen in its covers illustrated by notable artists, and in the texts of intellectuals, scientists and poets such as Bataille, Breton, Duchamp, Ernst, Miró, Man Ray, Magritte, among others. The name was chosen due to the fact that, at a time of development of psychoanalytic technique, the labyrinth was considered analogous to thinking. The figures of the Minotaur and Theseus appeared as metaphors for the struggle of irrational impulses, conscience and self-knowledge.

In May 1939, Paris and Buenos Aires were united by a curious coincidence. In Minotaure’s double volume (N° 12-13), the actual Dr. Pierre Menard published an article: Analyse de l’Écriture de Lautréamont (Analysis of Lautréamont's writing), while in the same month and year Jorge L. Borges published his book: Pierre Menard, Author of the Quixote (N° 56, Sur magazine).

From the artistic vanguards of the 20th century we have selected three Argentine writers in relation to the labyrinth: Manuel Mujica Lainez for his exquisite drawings; Julio Cortázar for his original version of the Minotaur and Theseus and Borges, because undoubtedly in much of his literature this symbol is present.

The intensity of Borges’ work stimulated the construction of projects / labyrinths in nature. Designed by the British Randoll Coate and made in 2003 at Estancia Los Álamos, Mendoza, and in 2011 at the Fondazione Cini in Venice, both labyrinths share the same structure and use buxus and boxwood respectively. Borges’ intense relationship with his friend and editor Franco Maria Ricci led to the materialization of the Labyrinth della Masone, in Parma. It was carried out by the Foundation at the insistence of the writer and it reflects the depth of his ideas.

The Labyrinth in Cinema is the result of an extraordinary edition and compilation made especially for this exhibition. Thus, a 35 minutes video shows outstanding fragments of films and images from the 1920s to the present.

{NOTA_EPIGRAFE_1}

{NOTA_EPIGRAFE_2}

{NOTA_EPIGRAFE_3}

{NOTA_EPIGRAFE_4}

{NOTA_EPIGRAFE_5}

{NOTA_EPIGRAFE_6}

{NOTA_TEXTO}

Theseus and the Minotaur
{NOTA_BAJADA}

The legend of Theseus and the Minotaur, with its many interpretations over time, has caused people to become identified with one or the other protagonist. The labyrinth has been compared to the meanders of thought and has also been linked to introspection, to the complexities that a person might have in their line of thinking or experiences. Borges has stated that “(…) it seems that the most obvious symbol of perplexity is the labyrinth.” This affirmation opens infinite paths and interpretations, transferring this complexity to our interior. To what extent is the labyrinth outside or inside us? Is it passable and finite or is it abstract and unapproachable as are our thoughts? Perhaps “Everything is in us”, as Cortázar said.

 This assumption is taken up by Michelangelo Pistoletto in his work, where the road’s vicissitudes are reflected in the sinuosity of the transitable space while the great well, housed in the center of the room, contains a mirror that seems to reveal the mystery of who is reflected there. If we look into it, we’ll see our own image, thus posing a new question: are we the “hero” or the “monster”? Perhaps they both dwell in us. A nod to the myth of Narcissus seems to appear as well in Javier Bilatz’s interactive proposal. It consists of a digital labyrinth that is modified every time a viewer stands in front of it, incorporating each person’s characteristic traits within the walls that set up its architecture. In this sense, each of the visitors who find themselves before this experience will be captive of this labyrinth, in the same way that Horacio Zabala expresses in an exhausting repetition: “I am in a labyrinth, I am in a labyrinth, I am in a labyrinth.”

Michelangelo Pistoletto. Labirinto e Grande Pozzo, 1969-2022. (Labyrinth and large well). Corrugated cardboard and mirror. Variable measures. Realization at Proa.
Artist's collection. Courtesy Continuous Gallery.

{NOTA_EPIGRAFE_1}

{NOTA_EPIGRAFE_2}

{NOTA_EPIGRAFE_3}

{NOTA_EPIGRAFE_4}

{NOTA_EPIGRAFE_5}

{NOTA_EPIGRAFE_6}

{NOTA_TEXTO}

Labirinto, 2008 (Laberinto). Colección de la artista

{NOTA_EPIGRAFE_2}

{NOTA_EPIGRAFE_3}

{NOTA_EPIGRAFE_4}

{NOTA_EPIGRAFE_5}

{NOTA_EPIGRAFE_6}

Antonella Bussanich


El Laberinto de Antonella Bussanich es la visión y la posibilidad de pasar de adentro hacia afuera y viceversa. Su laberinto es de esos que se recorren a sí mismos sin tener que elegir nunca un camino u otro. Como una meditación, con una fuerte connotación simbólica, en el laberinto de Bussanich se recorre un sendero. A través del cuerpo la mente encuentra las modalidades y el tiempo para reflexionar sobre cuestiones que le pertenecen o le son externas. El espectador se apoya, como en un pozo, sobre las imágenes de un laberinto dibujadas en la arena y luego se desliza gradualmente hacia la visión del laberinto que ocupa gran parte del suelo de la catedral de Chartres. La última secuencia de imágenes representa los meandros cerebrales que completan el recorrido entre el gesto creativo, el símbolo y la actividad racional, que se invierten entre sí en caminos concéntricos entrelazados.

{NOTA_TEXTO}

Labirinto e Grande Pozzo, 1969-2017/2022 (Laberinto y gran pozo). Cartón corrugado y espejo, dimensiones variables

{NOTA_EPIGRAFE_2}

{NOTA_EPIGRAFE_3}

{NOTA_EPIGRAFE_4}

{NOTA_EPIGRAFE_5}

{NOTA_EPIGRAFE_6}

Michelangelo Pistoletto

El laberinto de Michelangelo Pistoletto altera la comprensión de la arquitectura y convierte al individuo en parte de la obra misma. El artista describe el laberinto como “un camino sinuoso e imprevisible que nos lleva al lugar de la revelación, de conocimiento". Coherente con su práctica artística, Pistoletto emplea un estilo frugal material que suele ser barato y sostenible: el cartón corrugado. El laberinto contiene en sí mismo la idea permanente de un umbral: pensar sobre él y actuar sobre él están sujetos a la necesidad de identificar una salida. En el laberinto hay cambio de escenario, desorientación, miedo; pero también discernimiento, fuerza de voluntad y control del pensamiento. En el laberinto, el espejo se presenta como una pantalla de meditación mental entre los extremos opuestos del miedo y la seguridad, la pérdida y el reencuentro, la duda y la certeza, el camino cerrado y el camino abierto. Al resurgir del laberinto es, en cierto modo, lo mismo que encontrarse una vez de nuevo en el camino que uno tomó para llegar allí en primer lugar. Vuelve una imagen a la superficie, la del Pozzo. En el fondo de este pozo hay un espejo. "Restaurando la realidad, el espejo nos trae el conocimiento; nos hace infinitamente conscientes que no tiene sentido empujar la imaginación más allá de nuestras facultades. La inmersión en el espejo corresponde a una pérdida de sí mismo que es una prenda de futuro descubrimientos. Al igual que Narciso o Alicia, estamos invitados a participar de un viaje iniciático.”

{NOTA_TEXTO}

Javier Bilatz. Todos estamos, serie Estancia, 2010/2022. Instalación interactiva de video, software propio sobre CPU, pantalla y cámara. Medidas variables. Colección del artista

{NOTA_EPIGRAFE_2}

{NOTA_EPIGRAFE_3}

{NOTA_EPIGRAFE_4}

{NOTA_EPIGRAFE_5}

{NOTA_EPIGRAFE_6}

Javier Bilatz

El artista tecnológico, músico, programador, y docente presenta Todos estamos, una propuesta interactiva que consta de un laberinto digital que se modifica cada vez que un espectador se enfrenta a este, tomando los rasgos característicos de cada persona, encerrándolas dentro de la pantalla junto a los muros que conforman esta arquitectura. Una  instalación de video y audio generados en tiempo real, interactivos; software propio sobre CPUs, pantalla y cámara medidas variables "Es una obra reactiva: ante la presencia de personas frente a ella, sale de su caos levemente ordenado, de su ruidoso rumiar, y generará un laberinto, visto desde un vuelo cenital. Sus paredes cambian de posición permanentemente, y, como unidades de una sintaxis geométrica, también revelan en su conjunto el rostro de alguna de las personas que provocó la reacción. La obra pone en escena dos figuras, el laberinto y el retrato, a través de los filtros y contrastes de tópicos actuales: los nuevos formatos y la tecnología como fin en sí mismos, la ausencia de la obra como pieza única, la identidad construida en la tensión repetición/variación, y el distanciamiento del autor del resultado final.”

{NOTA_TEXTO}