Sur de Babel Octubre: “Resolana”, de Lucía Mazzinghi
Este mes, Sur de Babel presenta “Resolana” de Lucía Mazzinghi.
La obra en sur de Babel
Voces, ecos, resonancias, aromas, llamadas que retumban y vuelven; lugares vacíos y espacios llenos que regresan en un vaivén continuo, entre la resolana de un tiempo nuevo e infinito.
La infancia, la memoria, grietas insoslayables de la existencia, son el sostén y la voz de una niña que avanza, de un modo pausado y vertiginoso, en el ir y venir de una voz que se mece entre la adultez y los recuerdos de la infancia. La novela posee un registro único, identitario, que se mantiene firme de comienzo a fin. El tiempo regresa, el pasado se hace presente, pero la historia y los años la han convertido en otra cosa: “la infancia, un gusto en la boca, un sabor: la prueba física. Cuenta eso que pasa transformado, que llega hoy, esa fuerza. Un vestido de muselina, su crujido, su olor. Uno también puede pasar cadáver”.
¿La historia? Qué decir. Sólo la voz, el fluir de las imágenes, los espacios, y nuevamente la voz. La narración progresa casi sin pausa con un virtuosismo cálido y original. Resolana es eso: aquel lugar donde se posa el sol y todo sucede y todo se observa y todo se evade. Aquel espejismo luminoso que hace que el viento se detenga, que el tiempo se estanque, para dar paso al brote de sensaciones, a la mirada. Resolana, tal vez, es también eso: una espléndida reverberación del sol: “El olvido y la memoria son iguales: grietas. Huecos. Enigmas.
Sofía, aquella niña que narra, hace de Resolana una historia de voz, de voces, de ecos, y de recorridos perpetuos e insondables.
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El autor
Lucía Mazzinghi nació en la Ciudad de Buenos Aires en 1975. Psicoanalista y escritora, comenzó su carrera literaria desde niña y en el año 2005 publicó su primer trabajo literario: Recorridos por el Ulises de James Joyce- Guía de viaje. Resolana, fue editada por editorial Paradiso y es su primera novela. En la actualidad, está escribiendo su segunda novela que tendrá por nombre Carmelo o Fuga en mi menor.
La editorial
Editorial Paradiso nació en el año 1992, y fue fundada por Américo Cristófalo. Su objetivo principal fue conformar un catálogo que diera cuenta de la producción literaria argentina.
La editorial posee un catálogo muy rico que fue tomando cuerpo y fue creciendo a lo largo de los años. En un principio, la idea fue centrarse en autores argentinos. Actualmente publican no sólo obras de autores nacionales sino que también les dan lugar a escritores extranjeros, con muy buenas traducciones.
Fragmentos de la entrevista a Lucía Mazzinghi publicada por Sur de Babel
Sur de Babel: ¿Cuánto tardaste en escribir la novela? ¿Y cómo fue la relación que estableciste vos con esa novela?
Lucía Mazzinghi: Mirá, la dejé y la retomé varias veces, no la escribí de corrido. En agosto de 2005 publiqué un libro de ensayos sobre el Ulises de Joyce… y habré empezado a escribir esta novela en septiembre-octubre del mismo año. En ese momento yo estaba escribiendo cosas muy breves, relatos, pequeños poemitas en prosa, y entre ellos estaba este fragmento que era la descripción de una foto de dos chicos. Me junto mucho con amigos escritores a tomar café y a charlar y, en uno de esos encuentros se le mostré a uno de ellos que me dijo: acá hay algo, está bueno, por qué no lo abrís un poco a ver qué sale. Entonces empecé a abrir ese fragmento que eran diez míseros renglones y se abrió más y más hasta convertirse en Resolana.
SdB: ¿Este fragmento está dentro de la novela?
L.M: No, no, hay alguna que otra imagen quizá, pero no. Pero surgió a partir de eso. Mutó de mil formas, por eso no fue de corrido; lo dejé, lo retomé, empecé a escribir otra cosa, lo volví a agarrar, lo había escrito en pasado y lo cambié a presente, agregué una escena y después otra, quité páginas enteras, corté, pegué, reescribí… Cada vez que lo agarraba iba surgiendo algo nuevo. Desde que lo empecé hasta que se publicó pasaron como tres años. Fue algo que se fue escribiendo, siempre estaba ahí. Tres años con baches y cosas en el medio. Yo vivo de otra cosa, o sea que…
SdB: ¿De qué trabajás?
L.M: Soy psicoanalista. Trabajo en un hospital psiquiátrico a la mañana y en el consultorio algunas tardes. Escribo todos lo días, cuando puedo, cada vez que puedo.
SdB: ¿Cómo surgió tu relación con la escritura?
L.M: Escribo desde chiquita. Lo primero que escribí fueron poemas que me copiaba de mi hermano. Mi hermano escribía poemas y yo los copiaba y le cambiaba algunas palabras. Empecé robándole a mi hermano. Así fue. Hacía poemas con rima, le escribía al sol, a la luna, a la virgen María y a mi pijama color rosa. Debía tener nueve o diez años. Después escribí mucho diario íntimo, siempre tenía alguna libreta a mano en la que copiar frases que me gustaban; escribí para sacarme la rabia, la angustia, para tratar de entender, para organizarme… siempre estuve escribiendo alguna cosa. Lo que cambió fue mi relación con la escritura. Lo que a mí me pasaba con lo que escribía, el lugar desde donde lo hago, las preguntas, ya no trato de entender, si no al revés. Ya no es una descarga, es una necesidad, es no poder dejar de hacerlo. Pero lo principal fue la lectura. Yo tengo una fuerte relación con la lectura. Aprendí a leer a los tres, cuatro años y siempre leí mucho, muchísimo. En mi casa mi viejo compró la primera tele cuando yo tenía diez, imaginate, no paraba de leer. Después, claro, iba a la casa de alguna amiga y lo único que quería era mirar tele (risas). Pero bueno, mi viejo me regalaba libros y hablábamos de los personajes como si fueran reales, para nosotros lo eran. Eso que te decía, con los años la escritura empezó a ser una necesidad que no puedo explicar, pero que es mi vida. Yo vivo, hago de todo, voy vengo de acá para allá pero esa dimensión está siempre. Una parte mía siempre está dedicada, atenta a lo que escucho, a lo que leo y a lo que escribo.
SdB: En Resolana lo que justamente se ve, lo que más me gustó de la novela, es el tono y el estilo que tiene, que primero es algo que no se puede dejar de leer porque la prosa tiene un ritmo interno excelente y me dio esa sensación: que no estabas apurada por concluir o narrar alguna historia en particular. Si bien la historia está y es entretenida, pareciera más como una excusa para las palabras.
L.M: Sí, es eso, qué bueno lo que decís. A mí no me interesa narrar, contar una historia cerradita y con todos los condimentos. Podría hablar de este vaso de agua o de cualquier otra cosa. Lo que me interesa son las palabras y el ritmo que tienen, me interesa encontrar un ritmo propio. Por eso cuando me preguntan: ¿de qué se trata tu novela? no sé qué responder. Es una pregunta que me complica terriblemente, no sé qué decir sobre el argumento: es una voz que habla, que cuenta cosas, lo que va pasando. Con el músico pasa lo mismo: ¿qué hace? ¿qué le pasa? No sé… Camina por la ciudad un febrero caluroso en pleno carnaval y le pasan algunas cosas. Hay una voz que habla en tercera persona y por momentos se mezcla con la primera. Está el narrador y cada tanto aparece la voz de Carmelo. Son seis días en la vida de Carmelo pero podrían ser veinticinco o uno o diez años, no importa, el texto va y viene del presente al pasado y de vuelta al presente sin solución aparente de continuidad. Resolana también es eso de alguna manera aunque Carmelo tiene más rota la voz cantante.
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