ARTES Y ARQUITECTURA ITALIANA EN LA ARGENTINA SIGLOS XVIII / XIX

Los primeros documentos encontrados nos remontan a 1789, cuando Brambilla arriba a nuestras playas en la expedición científica de Malaspina y deja visiones de la ribera de Buenos Aires. Ya los jesuitas habían construido importantes catedrales. Escribe Hebe Clementi en el texto introductorio: "...tanto Jesuita que llega a las misiones americanas, lleva el sello de la creatividad incansable de arquitectos, orfebres, ebanistas, músicos, al par que misioneros de la fe, y cabe comentario paralelo a los padres franciscanos que destacaron sus estilos arquitectónicos en la inmensidad virgen americana...".*
Los artistas pintaron escenas de la vida doméstica en la colonia y realizaron retratos de ilustres personajes. El retrato, tan importante en esos tiempos, nos muestra el interés de los criollos por dejar constancia de su presencia. Cabe destacarse el cuadro de Cayetano Descalzi: "La Familia Lastra", en donde se valoriza la importancia del grupo familiar y su posición social y a la vez cabe enfatizar la importancia de los maestros italianos en la fundación y marcha de escuelas de aprendizaje y estudio de todo tipo de técnicas.
Las intenciones de "progreso" adquieren importancia durante el gobierno de Rivadavia, quien "... tuvo la intención de introducir mejoras en la educación superior como clave de desarrollo futuro..." y "... encuentra en Italia una simpatía ideológica que lo consiente a contratar gente muy calificada...". Aparece entonces el arquitecto Carlos Zucchi, quien fue contratado para planificar edificios públicos y proyectos urbanísticos. "Hubiera sido el gran arquitecto neoclásico. Caído Rivadavia, Zucchi fue también cayendo lentamente en una espiral de desdichas y olvidos, sólo acabadas un siglo y medio después, al descubrirse su archivo en un repositorio de su Italia Natal."
Las fotografías de Benito Panunzi (ca. 1865), darán las primeras imágenes de la ciudad todavía ribereña y rural, ya moteada de algunos grandes edificios, en sus peculiares vistas de Buenos Aires, y algunos retratos de los pobladores rurales.
Paralelamente al crecimiento de la ciudad, el campo tiende a industrializarse y las acuarelas de José Aguyari y las obras de Reinaldo Giudici, dan cuenta del panorama de la época, donde también aparece la obra arquitectónica de Fosatti, "El Palacio San José", residencia de Urquiza, una nueva idea de vivienda en el campo a diferencia del famoso rancho.
La búsqueda de extensión y deseo de poblar el sur argentino está presente en las fotografías de Antonio Pozzo, donde retrata la Campaña al Desierto, con escenas de ejércitos y de indios que sorprenden por la austeridad del paisaje y la imagen de la pampa.
La ciudad va creciendo en edificios públicos, en arquitectura doméstica, en grandes mansiones. Materiales constructivos, balaustres, esculturas dan cuenta del ornamento y del trabajo meritorio de constructores y artesanos anónimos.
Y así arribamos al final del siglo donde se construyen los grandes edificios que se convierten en símbolos de un país organizado. Este período "... marca un cambio extraordinario y novedoso, que alcanza a todo el área institucional...". Arquitectos italianos construyen la estructura actual de la Casa de Gobierno, el Palacio del Congreso y la magnífica obra del Teatro Colón.
En los primeros años del 1900 ya están consolidadas las imágenes de nuestros poderes institucionales bajo una estética ligada profundamente a la italianidad. "En esas casas anónimas, en esos palacios monumentales y en esas escuelas, iglesias y hospitales, tan italianos que aún se elevan sobre el suelo argentino, también está presente una parte importante de nuestra identidad. Son tan nuestros como italianos, son parte de una historia compartida y símbolos de un pacífico y feliz vínculo fraternal".

* Las notas entre comillas están tomadas de los textos publicados en esta exhibición.

Textos de: Gustavo Brandariz, Romualdo Brughetti, Hebe Clementi, Martha Levisman, Luis Priamo.

72 páginas
25 x 22 cm.
ISBN 987-20580-4-0

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