06 / 10 / 2025
Cinco razones para no perderse “The Adventures of Prince Achmed”, una joya del cine de animación en el Auditorio de Proa
Atención cinéfilos y fans de la animación digital: este domingo inaugura el ciclo de cine dedicado a la muestra de Kara Walker en Proa con la proyección de una joyita, precursora del cine de animación: The Adventures of Prince Achmed (1926), dirigida por la alemana Lotte Reiniger.
Domingo 12 de octubre 17h
The Adventures of Prince Achmed (1926)
Con la presencia de Diego Trerotola
Entrada gratuita
Hasta completar aforo
Av. Pedro de Mendoza 1929, CABA
Alemania, 1926 | Guion Carl Koch y Lotte Reiniger | 65 min.
En el marco de la exhibición dedicada a Kara Walker, Fundación Proa presenta un ciclo de cine especialmente curado para acompañar la muestra. La propuesta reúne películas de distintos géneros y épocas que dialogan con los ejes de la exposición y amplían la experiencia del público.
En la apertura del programa se proyecta The Adventures of Prince Achmed (Lotte Reiniger, 1926), una joya considerada la primera película de animación que se conserva hasta hoy. Inspirada en Las mil y una noches, el argumento describe las aventuras del príncipe Achmed, la princesa Peri Banu y un malvado mago de origen africano. A diferencia del cine tradicional, donde los actores y los escenarios reproducen el mundo tal como lo conocemos, el cine de animación —y especialmente una obra como The Adventures of Prince Achmed— permite entrar en un territorio en el que no hay limites para la imaginación. En lugar de mostrar la realidad, la reinventa: cada figura, cada movimiento y cada sombra son el resultado de un gesto manual, de una decisión artística que transforma lo cotidiano en poético.

Lotte Reiniger, afirma Diego Trerotola, crítico y especialista que introducirá a los espectadores en la relevancia histórica y estética de esta obra única, es una directora poco conocida que desarrolló una técnica profundamente personal, desarrollada en pleno auge de la vanguardia alemana. “Dentro de la corriente del expresionismo, ella exploró el trabajo con el claroscuro, las luces y las sombras, creando un universo propio y distintivo: era, en cierto sentido, una vanguardia dentro de la vanguardia”, destaca el crítico. “Reiniger trasladó al cine el teatro de sombras que realizaba, recuperando una genealogía del cine ligada a las linternas y los juguetes, y pudo reunir al cine —el “hermano mayor” del medio audiovisual— con las herramientas que lo hicieron posible.
Para Trerotola, Reiniger es una de las pocas cineastas en cuya obra la sombra proyectada sobre las paredes funciona como un germen primitivo del cine que, al mismo tiempo, genera una estética propia. “Su trabajo combina lo primitivo con la tecnología avanzada, creando una narración y un lenguaje visual singular. Este vínculo con la tradición artesanal del cine encuentra eco en la obra de Kara Walker, que utiliza técnicas consideradas primitivas, como el papel recortado, el claroscuro y los contrastes en blanco y negro, incorporándolas de manera innovadora. El mérito de Reiniger radica primero en crear su propia pequeña vanguardia dentro del expresionismo y, luego, en combinar técnicas primitivas y antecedentes históricos del cine con la tecnología cinematográfica de su tiempo, que representaba la modernidad total. Esta síntesis le permitió desarrollar un lenguaje único que aún hoy sigue siendo una referencia estética y conceptual”, concluye Trerotola.
La técnica de siluetas recortadas que Reiniger llevó a la perfección encuentra eco en el trabajo de Kara Walker, quien la retoma para abordar temas como la raza, la violencia y la memoria histórica. En una de sus animaciones recientes, Walker cita directamente esta tradición e introduce referencias contemporáneas —como la polémica novela Los diarios de Turner—, resignificando el legado de Reiniger desde una mirada crítica y política.
Con esta primera función, el ciclo de cine de Fundación Proa invita al público a redescubrir los orígenes del cine de animación y a explorar el diálogo entre tradición y contemporaneidad que atraviesa la producción de Walker.

Auspicia Tenaris – Terniun