07 / 12 / 2023

PROA21 | La preciosa posibilidad de un encuentro inesperado

Sábado 9 de diciembre de 20 a 22h
Entrada libre y gratuita
Av. Pedro de Mendoza 2073, CABA

Valentina Furian aterrizó en Buenos Aires a principios de noviembre, preludio de la época más linda del año. Su primera visita a la ciudad se enmarca en el programa de residencias artísticas ON AIR creado por Fundación Proa y la Galería de Arte Moderno y Contemporáneo de Bérgamo (GAMeC) con el objetivo de impulsar una plataforma de intercambio cultural entre Italia y Argentina. Un mes después, como broche de ese intercambio, la artista nacida en la región de Venecia presenta un proyecto audiovisual que ahonda en los intersticios de un método de domesticación natural que no causa sufrimiento a los animales, precisamente a los caballos, una especie representativa de la identidad local. “Sentí como si estuviera viajando a través del tiempo en lugar de hacer un viaje entre diferentes tierras. Las calles inundadas con el aroma de jazmines y limoneros me trajeron muchos recuerdos. Los primeros días fueron como vivir un largo déjà-vu. Nunca había estado aquí y no tenía expectativas al respecto, solo conocía Buenos Aires a través de las palabras de Borges y Cortázar o de alguna vieja película, cuyo título no recuerdo. Muchas cosas sobre esta cultura me sorprendieron por su proximidad a la mía y algunas por su total distancia de lo que es cotidiano para mí. También estoy reconsiderando mi punto de vista sobre Borges y Cortázar” dice sobre esta experiencia que pronto llega a su fin, y a poco de estrenar su proyecto “Centauro” en el jardín de PROA21.

Valentina Furian

¿Encontraste lo que querías expresar en tu trabajo, o cambió la perspectiva original del proyecto a medida que recorrias Buenos Aires?

En Argentina mi propósito era analizar la relación entre el humano y el caballo tomando como referencia la figura mitológica del centauro. La transformación inicial del caballo, desde su estado salvaje hasta el domesticado mediante la doma, crea una nueva realidad, una nueva identidad: un híbrido. El centauro toma forma a partir de la relación física que los humanos establecen con sus animales. Esta relación interespecífica se convierte en una entidad monstruosa. Trabajando aquí con la doma india, entendí que la criatura que buscaba no existe como un híbrido entre un cuerpo humano y uno animal, sino que la figura mitológica surge del caballo domado que actúa con una nueva ferocidad que no pertenece a su comportamiento original, sino que es algo que surge de esta relación interespecífica. 

El caballo está asociado al paisaje de la pampa, y al gaucho, una figura mítica del folclore local, y está representado en muchos monumentos urbanos  

Sí, en Buenos Aires encontré muchos caballos en monumentos, fotografías, cuadros y pinturas; están por todas partes, representando con orgullo militar junto a sus compañeros de batalla, un orgullo que ni siquiera saben que tienen. El centauro también simboliza la debilidad humana para controlar sus instintos irracionales y violentos. En mi centauro presenciamos una especie de fracaso en la coexistencia de las especies; en este nuevo híbrido contemporáneo, la parte humana ha desaparecido y la parte animal nos está abandonando, demostrando el fracaso en la coexistencia de esta particular dualidad de seres. Este caballo ya no es el compañero humano de batalla, ya no lo apoyará en el próximo duelo.

Valentina Furian. Centauro, 2023

¿Por qué tu interés en el tema del centauro o, mejor dicho, en el de la domesticación? 

Cerca de la casa donde crecí, en un pequeño pueblo a pocos kilómetros de Venecia, hay una especie de refugio para grandes felinos: tigres, panteras y leones salvados de condiciones crueles. Sus sonidos llenaban los silencios de mis noches de verano, creando lo que se convertiría en mi primer diorama. Crecí escuchando rugir a esos felinos y observando a las aves domesticadas que mi tío solía tener en nuestra casa. Creo que este paisaje de mi infancia ha influido en mi práctica artística. En todo mi trabajo me posiciono en el límite que existe entre lo doméstico y lo salvaje. Trabajo principalmente con imágenes en movimiento, filmando en situaciones reales en las que me enfrento a animales reales en mis escenarios. A través de mi obra busco la preciosa y única posibilidad de activar encuentros inesperados con otras especies. Mi interés en los límites de la domesticación también se refleja en mi forma de trabajar; es a través de la edición que puedo crear una separación entre lo que se vuelve conocido y público y lo que permanece oculto, invisible, no domesticado.

¿Cuál fue el mayor aprendizaje de esta experiencia de intercambio, desde un punto de vista artístico y personal? 

Cada residencia implica cambios microscópicos personales y profesionales que necesitan tiempo y espacio para asentarse y tomar nuevas formas. Tengo claro que me intrigan la Argentina y esta parte de América, que me gustaría conocer más a fondo. El resto vendrá después…

Auspicia Tenaris – Ternium

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