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Press kit con link de descarga fotos PROA21 | Pica pica bajada cordón
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“¡Esto es Buenos Aires!”, exclamó Jorge Luis Borges al ver la imagen que había tomado su amigo el fotógrafo Horacio Coppola, un testigo emblemático de la ciudad, con su cámara Leica. Fue durante uno de los múltiples paseos que el escritor y el fotógrafo realizaban a pie por las calles del barrio de Palermo o Belgrano, a los que a veces se sumaba el pintor Alfredo Guttero. La fotografía en cuestión –un clásico de la imaginería local– muestra en primer plano un charquito formado en la orilla de una calle adoquinada, que en su reflejo revela los detalles arquitectónicos de un edificio, fragmentos del cielo y del paisaje que lo rodea. Esa imagen emblemática es lo primero que encontrará el espectador al arribar a la exposición Pica Pica bajada cordón, inaugurada en Proa 21, que busca rendir homenaje, sencillamente, a las veredas porteñas.
La imaginería que hace a la ciudad de Buenos Aires ha inspirado toda clase de tributos artísticos y es en este contexto que se enmarca esta exhibición que recuerda cómo se han transformado las veredas porteñas en el último siglo. Una oda a las veredas de la ciudad, que actúan como “membrana entre lo público y lo privado”, en palabras del curador, el arquitecto Martín Huberman.
Fotos, estudios de la ciudad y objetos de diseño urbano conforman la muestra que se despliega en el primer piso del espacio de arte en La Boca, a metros del Río de la Plata y de las calles de adoquín pintadas con los colores azul, amarillo y rojo, como alguna vez soñó Benito Quinquela Martín.
A la fotografía de Horacio Coppola le siguen las de otros autores como Facundo de Zuviría, Marcos Zimmerman, Cristóbal Palma, Ignacio Coló, Iván Breyter, Daniela Mac Adden, Fernando Schapochnik y Pedro Ignacio Yañez.
La exposición, que forma parte de la 19º Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires, incluye a modo de bonus track el historial de instalaciones realizadas por grandes artistas en la explanada de Fundación Proa, desde Louise Bourgeois hasta Ai Weiwei y Carlos Cruz-Diez, a través de registros fotográficos y en video, como una memorabilia.
“La muestra entiende a la vereda de Buenos Aires como un escenario primordial para la definición idiosincrática de sus habitantes. Y hace foco en las infraestructuras no tradicionales que gobiernan ese primer espacio público, que van desde lo emocional a lo ecosistémico”, cuenta a Clarín Cultura el arquitecto Martín Huberman.
Allí aparecen, por ejemplo, el registro de balaustradas sobre la Costanera, de Iván Breyter, a lo que define como “la primera vereda de la ciudad”, en el límite Este de su trazado; o los carritos de comida, intervenidos, coloreados o fileteados que capturó Ignacio Coló; las baldosas de la City porteña vistas desde la lente de Facundo de Zuviría, o las veredas pólder de La Boca, elevadas, como respuesta informal a las repetidas inundaciones que sufría la zona, documentadas por Fernando Schapochnik.
“En la verticalidad de la ciudad, existe un poder político, sistémico y semántico en los primeros 20 centímetros de altura, que es aquel que se digita en las veredas. A escala edilicia, ese registro parece nimio, pero a escala del cotidiano, la vereda condensa un sinfín de ‘leyes primeras’ que definen nuestra forma de ser”, dice Huberman, fundador del estudio multidisciplinario de arquitectura y diseño Normal. Y refiere a la vereda “no solo como una membrana protectora, sino como una estructura simbiótica que nutre nuestra forma de ser, nuestro núcleo social”.
En el centro de la sala se despliegan algunas piezas de diseño o señalética, desde una parada de taxis hasta un protector para árboles en crecimiento, creadas por autores como Guillermo González Ruiz, Roland Shakespear, Diana Cabeza y Grupo Bondi.
Casi al final del recorrido, se incluye un mapeo del arbolado público de la ciudad a cargo del paisajista Martín Simonyan, que busca iluminar la dimensión planificada, a la vez vital y conflictiva, de este espacio.
Especies exóticas como el fresno americano, el plátano y el paraíso son los más presentes en las veredas de la ciudad, un ranking que curiosamente se completa con el ficus, cuya presencia se explica por los vecinos y no por un programa de plantación urbano. La investigación de Simonyan busca concientizar sobre las veredas como el principal escenario para la vida vegetal de la ciudad.
El título de la muestra, Pica pica bajada cordón, hace referencia a la existencia de carteles informales, escritos a mano y colocados en las calles, que incluye el intercambio entre un albañil dispuesto a hacer una changa y un vecino dispuesto a doblegar el orden estricto del cordón de vereda, en palabras de Huberman.
“En este tipo de intercambios simples –añade–, se desarrolla una parte importante de los contactos que tenemos como seres urbanos, vecinos, habitantes de una ciudad que tiene un vínculo particular con la idea de apropiación del espacio público”.
Pica pica bajada cordón se puede visitar hasta fines de noviembre, de jueves a domingos de 12 a 19, en Proa 21, Av. Pedro de Mendoza 2073, La Boca.
Fundación Proa presenta una nueva exhibición en PROA21, situada en el barrio de La Boca. Bajo el título Pica pica bajada cordón, la muestra tiene como curador a Martín Huberman y abre sus puertas este sábado 5 de octubre. En el marco de la 19ª Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires, la exhibición busca ofrecer una mirada integral sobre la vereda porteña, un componente esencial del espacio público urbano. Estas obras “engrandece la belleza atemporal de una ciudad llena de contrastes y aceras con baldosas a veces flojas”. Esta ciudad, Buenos Aires, también ha sido narrada por el cronista Germinal Nogués, quien delineó cómo las veredas surgieron como una necesidad por las angostas calles del trazado urbano original diseñado por Juan de Garay en 1580.
El título de la exposición, que estará abierta hasta fines de noviembre en PROA21, tiene un trasfondo histórico. En la década de 1950, el aumento del parque automotor exigió modificaciones en las aceras, debutando un oficio que colocaba un “cartelito escrito a mano: ‘Pica pica bajada cordón’”. CAYC y Jorge Glusberg, figuras fundamentales detrás de la Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires, han remarcado que, desde 1985, este evento es una plataforma para el intercambio de ideas entre arquitectura y urbanismo, extendiendo la invitación a renombrados arquitectos de todo el mundo.
El Plan Visual de Buenos Aires, una obra de Guillermo González Ruiz y Roland Shakespear creada entre 1971 y 1972, es un componente notable de la exposición, añadiendo un enfoque “planificado, a la vez vital y conflictivo” a la cultura contemporánea de la ciudad, según señala PROA21. Este evento hospeda trabajos de diseñadores y estudios como Diana Cabeza y Grupo Bondi, lo que refuerza el diálogo entre arte y función pública en el contexto de la Bienal.
El evento reúne obras de destacados artistas y diseñadores como Horacio Coppola, Facundo de Zuviría, Marcos Zimmermann y Diana Cabeza, entre otros. La muestra incluye fotografías, estudios urbanísticos y objetos de diseño que examinan la multifacética relación entre los habitantes de la ciudad y sus veredas. Además de las obras, se presenta un apartado dedicado a las intervenciones previas realizadas por Fundación Proa en su propia acera, destacando proyectos artísticos y educativos desarrollados a lo largo de su historia.
Martín Huberman, arquitecto y director de la exposición, comenta que la iniciativa busca profundizar en la esencia de la urbanidad porteña a través de un elemento tan cotidiano como la vereda. “Es un espacio de múltiples interacciones y relaciones cívicas”, añade Huberman. La muestra también contará con un video y un mural fotográfico que rememoran acciones urbanas previas organizadas por la Fundación.
“La vereda es ante todo el primer espacio público, y en ella se desarrollan un sin fin de intermediaciones entre dominios técnicos, cívicos e individuales. Como organismo tecnocrático, es ahí donde se distribuyen infraestructuras de todo tipo, algunas a simple vista en sistemas aéreos y otras ocultas en tramas subterráneas, que sirven, conectan, integran, drenan o desagotan, de manera solapada y silenciosa gran parte de los fundamentos necesarios para el desarrollo de nuestro ser urbano. Como estructura social, es en la vereda que se producen y se suceden gran parte de nuestros actos cívicos, condensando relaciones vecinales, profesionales y hasta inter especies, que le dan verdadero carácter y densidad a nuestra ciudad”, explica el curador.
Se podrán ver obras de Iván Breyter, Diana Cabeza, Ignacio Coló, Horacio Coppola, Facundo de Zuviría, Guillermo González Ruiz, Ronald Shakespear, Grupo Bondi, Daniela Mac Adden, Cristóbal Palma, RRAA.-Fernando Schapochnik, Martín Simonyan, Pedro Ignacio Yañez y Marcos Zimmermann.
La exhibición busca interpelar a los ciudadanos sobre el rol de las veredas en sus vidas cotidianas y su importancia en la identidad urbana de Buenos Aires. Para entender la complejidad de la vida urbana porteña, la exposición propone reflexionar sobre cómo las decisiones diseñadas en torno a las veredas impactan en la calidad de vida y en la interacción social de sus habitantes. Un video y un mural de fotos componen una memorabilia de todas las acciones realizadas por Fundación Proa para el espacio público a lo largo de su historia, que incluyen instalaciones monumentales, proyectos educativos para la comunidad y experiencias performáticas.