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Press kit con link de descarga fotos Louise Bourgeois: el retorno de lo reprimido
Prensa Publicada
En tren de festejos, el Malba celebra sus 10 años con "más obras de la colección permanente en más salas" -donde destacan Tarsila do Amaral, Frida Kahlo, Diego Rivera, Xul Solar y Antonio Berni-, y presentará un muestrario de todo lo ocurrido en este tiempo, a través de material gráfico y en formato audiovisual.
Por primera vez en la Argentina, se exhibirán las esculturas de la francesa Louise Bourgeois (1911-2010) -de marzo a julio en Fundación Proa- obras monumentales de arañas, oníricas y surrealistas, que llegan al país bajo el título "El Retorno de lo Reprimido".
Se exhibirán cerca de 75 obras de los diversos períodos de su producción -entre instalaciones, esculturas, objetos y una de sus famosas `Mamá`- en una visión retrospectiva curada por el crítico Philip Larratt Smith, quien ya estuvo en Argentina como curador de la mega convocante exposición de Andy Warhol en el Malba.
La vigésima edición de la feria de arte contemporáneo arteBA, uno de los encuentros más emblemáticos del Cono Sur, promete una gran convocatoria -del 19 al 23 de mayo en La Rural-, con la incorporación este año de "U-Turn Project Rooms", una sección de galerías internacionales para acercar lo mejor del arte contemporáneo.
De gran impacto visual será sin duda la muestra "Arte cinético" que planea para octubre el Museo Nacional de Bellas Artes, donde se reconstruirá la exposición histórica La inestabilidad (1964), con obras de Julio Le Parc, Víctor Vasarely y Jesús Rafael Soto, curada por María José Herrera.
En su rica y variada programación, el Centro Cultural Recoleta exhibirá en mayo en la sala Cronopios una muestra del genial francés Robert Doisneau (1912-1994), mientras que en julio reunirá a Juan Doffo, cuya obra se centra en paisajes de su Mechita natal (provincia de Buenos Aires); y en octubre a Pablo Siquier, uno de los grandes artistas argentinos surgidos en el 80.
Se destacan también "Arte latino en Estados Unidos" desde junio en Espacio de Arte de la Fundación Osde, un proyecto organizado junto con el Smithsonian Latino Center del Complejo Museográfico Smithsonian de Washington, con 80 obras que dan cuenta de la construcción de la identidad latina en los Estados Unidos, y de sus acuerdos y tensiones con la cultura mayoritaria.
Además, en ese mismo espacio de la calle Suipacha 658 se verá a fines de 2011 (entre noviembre y diciembre) "Religiosidades contemporáneas", que pone en exhibición el modo en que el arte contemporáneo da cuenta de algunos rituales, como el del Gauchito Gil o la Difunta Correa, a través de obras de Marcos López, Víctor Quiroga, Miguel Ronsino y otros.
La reciente reapertura en Barracas del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba), la feria especializada Buenos Aires Photo (del 25 al 30 de octubre), la Semana del Arte (del 25 de septiembre al 1 de octubre) y los tradicionales Gallery Nights, el ultimo viernes de cada mes en distintos barrios porteños, se suman a este efervescente mapa cultural. (Télam).- mme-mag 26/01/2011 17:15
Entre La Boca y Palermo, la Ciudad Autónoma ofrece una caminata diferente a metros del río: museos, galerías y expresiones estéticas de valor incalculable, desde Marta Minujín hasta Louise Bourgeois.
De Norte a Sur o de Sur a Norte, el bajo de la Ciudad de Buenos Aires es una cadena de propuestas culturales unida por paseos al aire libre y bares típicos donde recargar energía. A pesar de que la Ciudad no mira hacia el río, el marco natural bordea y oxigena el camino, que en esta época del año se tiñe de dorado. Después del éxito de ArteBA, que recibió a más de 120 mil visitantes en cinco días, la pasarela se mantiene en las 120 galerías de arte de la Ciudad y en los más de veinte centros culturales.
Las Gallery Nights de cada último viernes de mes, que arrancaron entre los barrios de Recoleta y Retiro y extendieron su recorrido incluyendo los espacios de Palermo, son el clásico más distinguido.
Desde el Norte
Diego Rivera, Xul Solar, Frida Kahlo. Así comienza el paseo por los espacios de arte de Buenos Aires si elegimos el Malba como primer eslabón. El Museo de Arte Latinoamericano, que este año festeja una década de vida, de a poco se convirtió en un motor elemental de la actividad cultural de la Ciudad, entre el cine, su muestra permanente y los espacios de exhibición. Ahora, el arte argentino y Emilio Pettoruti como muestras principales dan vida a los muros interiores. Afuera, el panel de luces de colores marca la contaminación auditiva de la avenida Figueroa Alcorta.
De Palermo Chico a Recoleta, apenas unas cuadras por la Avenida del Libertador conducen hacia el Museo de Arte Decorativo que, además de mantener intacta una de las casas más europeas de la Ciudad, continúa con su temática del diseño y ornamentación. Hasta el 31 de julio expone Cerámicas de Suecia, diseños de 1950, el diseño utilitario escandinavo simultáneo de la Bauhaus. Como siempre, antes o después de la exhibición, un café en el bar del patio de la Mansión Errázuriz Alvear es un placer patricio.
Entre Libertador y Figueroa Alcorta, frente a la Facultad de Derecho, hoy el Museo Nacional de Bellas Artes recibe con el brazo alzado –y el otro caído– de Doríforo, la escultura de Policleto que prestó el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles por la celebración de los 150 años de la unificación italiana. De entrada gratuita, el museo guarda obras de arte de autores internacionales desde la Edad Media hasta el siglo XX y trabajos de los artistas más destacados del país.
Plaza Francia, el Cementerio y los cafés sobre Alver y Quintana ya son materia conocida, pero pueden ser parte del atractivo: ¿cómo negarse a un café debajo de un ombú centenario?
Enfrente, el Centro Cultural Recoleta cuenta con 27 salas que sufren mucha rotación, para el placer de los visitantes. El antiguo monasterio de los recoletos suele ser un escenario para obras de teatro y espectáculos musicales. En la sala Cronopios, hasta el domingo 26 se puede visitar los besos según Robert Doisneau.
El patrimonio del Palais de Glace, edificio donde se encontraba la antigua pista de patinaje de Barrio Norte, se incrementa cada año al menos con los dieciséis Premios Adquisición del Salón Nacional de Artes Visuales de Pintura, Escultura, Grabado, Dibujo, Fotografía, Arte Cerámico, Arte Textil y Nuevos Soportes e Instalaciones.
Gratis y aire libre
La continuación del verde no descansa desde los Bosques de Palermo hasta Recoleta y sigue hacia Retiro por el Parque Thays. Ubicado sobre el antiguo predio del Italpark, el parque, además de ser un espacio perfecto para hacer un pic nic en el pasto o sentarse en un banco a leer un libro sin el alboroto de otras plazas vecinas, es una galería de arte sin paredes. Allí descansan la escultura del colombiano Fernando Botero, Torso masculino desnudo y, en 1996, la artista argentina Marta Minujín regaló a la Ciudad La humanidad y las Naciones Unidas, por el cincuentenario de la creación de la organización internacional. Una Venus de bronce fragmentada por cuatro líneas curvas, como una alegoría del planeta dividido, pero abrigado por el manto de las Naciones Unidas.
Plaza San Martín, Retiro y la Torre de los Ingleses separan el parque que hace honor al paisajista francés del comienzo de Puerto Madero. Desde la calle Viamonte, la zona del antiguo puerto de la Ciudad arranca con una galería privada. Entre el acervo de la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat –que reunió piezas de su colección personal esparcidas entre sus propiedades– se cuentan 230 obras de arte nacional de los siglos XIX y XX.
Al costado del río el paseo se bifurca: mirando hacia el Sur, a la izquierda la Reserva Ecológica y su ecosistema de bosque templado en medio de la Ciudad, o hacia la derecha, San Telmo, los bares notables, los anticuarios y la feria por la calle Defensa, que cada domingo se transforma en peatonal.
El Sur
El salto se produce acá, pero no son más de unos minutos en auto, taxi o colectivo. A los pies de Caminito y de frente al Riachuelo, la Fundación Proa será hasta mañana el hogar transitorio de la muestra de la artista franco-norteamericana Louise Bourgeois, El retorno de lo reprimido. La famosa araña Maman, que ya estuvo atrapando entre sus patas a parisinos, neoyorquinos, vascos, ingleses y japoneses, desde el 29 de marzo permite a los porteños caminar entre sus zancas freudianas. De la página de Internet del Museo se puede descargar una audioguía para bajar al celular y recorrer la muestra en profundidad. Adentro, otras 86 piezas de la artista y la posibilidad de tomarse un café en el espacio intervenido por Ernesto Ballesteros.
Del otro lado, el museo Quinquela Martín, los artistas callejeros, parejas bailando tango, souvenirs fileteados y parrillas, la zona sur de la Ciudad no escapa de la tradición rioplatense.
Entonces, después de un largo paseo, con la luz del sol ya escondida detrás de la Ciudad, puede ser el momento justo para un asado, una copa de vino y un lento regreso a casa.
Fundación Proa 19 March?19 June 2011 For the first time in Latin America, Fundación Proa presents in Argentina and Brazil Louise Bouegeois: The Return of the Repressed, a major exhibition of the artist's work curated by Philip Larratt-Smith and organized by the Instituto Tomie Ohtake of Sao Paulo, the Louise Bourgeois Studio in New York and Proa, with the support of Tenaris.
Entré a la sala en penumbras y observé con inquietud la barrera circular de madera que se desplegaba delante de mí. Estaba sola, en silencio. Me acerqué lentamente y me di cuenta de que se trataba de varias puertas entrelazadas. Rodeé la instalación tocando la superficie de las puertas y espiando por las rendijas empecé a reconstruir el cuarto a través de los fragmentos. Me sentí una voyeur obsesionada con una escena ajena que no tardaría mucho en hacer propia. Seguí rodeando la obra hasta encontrar un pasaje estrecho entre dos puertas. Desde ahí, a través de un espejo ovalado, pude observar un poco más la escena en el interior del cuarto, aunque parte de él seguía vedado.
Descubrí en el centro una cama matrimonial de color bermellón. Su superficie era un tablón de madera, duro e incómodo. Sobre ella un tren de juguete y una caja bastante extraña que podría haber sido de un instrumento musical. En la cabecera, entre dos almohadones escarlata, una almohadilla color blanco con la inscripción “Je t’aime” bordada en hilo rojo.
Seguí observando, reconstruyendo poco a poco el espacio. Descubrí entonces unas estructuras blandas que relacioné con algo orgánico, algo que transmuta o se deshace. Una de ellas colgaba encima de la cama; era un objeto color rubí, resinoso, en parte transparente y tuve la sensación de que se trataba de algo que en algún momento fue blando y que con el correr del tiempo se fosilizó. En ese momento pensé en un gran coágulo de sangre, algo viejo y doloroso suspendido sobre la cama de los padres. Bajé la mirada y a los costados de la cama, sobre dos mesas casi idénticas, encontré dos esculturas cubiertas por un velo endurecido que semejaban dos portarretratos. Inmediatamente pensé en dos cuerpos inertes, en la escena de un crimen.
Tuve una sensación de violencia. Pensé en todo lo que se escondía detrás de la escena, en las huellas que podía ir leyendo. Comencé a hilar las partes, sentí que había algo esencial escondido que parecía siempre a punto de revelarse. El cuarto estaba cargado de una presencia que me transportó a otro tiempo. Supongo que por un momento me vi escarbando viejos recuerdos. Todo gira alrededor de lo oculto, velo sobre velo de algo que se escapa y que finalmente no podemos ver.
De una forma sutil y densa a la vez, la obra de Bourgeois convoca imágenes propias, perturbadoras, imágenes de lo que quizás nunca estuvo pensado para una mirada infantil.
Informes: info@proa.org
Graciela Speranza es crítica, narradora y guionista de cine. Se doctoró en letras en la Universidad de Buenos Aires donde enseña Literatura Argentina. Es profesora del Instituto de Altos Estudios Sociales (IDAES) de la Universidad Nacional de San Martín y del Programa de Artistas de la Universidad Torcuato Di Tella. Entre otros libros, ha publicado: Primera persona. Conversaciones con quince narradores argentinos (1995), Guillermo Kuitca. Obras 1982-1998 (1998), Razones intensas. Conversaciones sobre arte y literatura (1999), Manuel Puig. Después del fin de la literatura (2000), y dos novelas, Oficios ingleses (2003) y En el aire (2010). Colaboró en Crisis, Babel, Página/12 y Clarín, y en la revista ADN del diario La Nación. Codirige la revista de letras y artes Otra Parte. Desde 2009 participa en el proyecto “Surrealism in Latin America” en el Getty Research Institute de Los Ángeles. En 2002, recibió la Beca Guggenheim para desarrollar un proyecto de ensayo publicado por Anagrama en 2006, Fuera de campo. Literatura y arte argentinos después de Duchamp.
Leo Estol nació en Buenos Aires en 1981. Estudió Historia del Arte en la Universidad de Buenos Aires y participó de la clínica de Pablo Siquier y el taller de Jorge Macchi. Además, recibió la beca Kuitca del Centro Cultural Rojas y la UBA. Como artista plástico, expuso sus instalaciones en las galerías Alberto Sendrós y Ruth Benzacar, y en el edificio del Correo Central. También participó de la 6ª Bienal del Mercosur. Escribió para los diarios Ámbito Financiero y Página/12. Actualmente se dedica a la docencia.
Estructurada a partir de su relación con el psicoanálisis, la monumental muestra Louise Bourgeois: El retorno de lo reprimido reúne un centenar de obras en las cuales la escultora canalizó sus miedos e instintos más primarios, así como la relación traumática con el cuerpo. Por Alejo Ponce de León y Victoria Márquez
Tranquilos: el día en que la Humanidad deba pagar por sus crímenes contra la Madre Tierra no ha llegado aún. La araña que guarda con recelo la fachada de la Fundación Proa, en La Boca, no es un agente vengador emergido desde el lecho radioactivo del Riachuelo, sino que se trata de Maman, la obra más emblemática de la escultura, pintora, poeta y muy psicoanalizada artista Louise Bourgeois. Un arácnido de acero y bronce que acusa más de nueve metros de altura, ideado como homenaje a su madre, a su carácter protector y paciente, y a sus habilidades como tejedora. El esfuerzo conjunto de una tríada institucional (el Instituto Tomie Ohtake, de San Pablo, el Louise Bourgeois Studio, de Nueva York, y Proa) hizo posible la concreción de la muestra Louise Bourgeois: El retorno de lo reprimido, una exhibición monumental en la que, a través de casi cien obras de la más variada naturaleza, se nos otorga el acceso al mundo privado de esta creadora notable, sin duda uno de los nombres más resonantes en la historia del arte moderno.
La noche de Navidad de 1911, Bourgeois vio la luz por primera vez mientras su madre se disculpaba con el obstetra por haberle arruinado una noche de festejos, ostras y champagne. “Fui un incordio cuando nací. Mi padre, que quería un hijo varón, me tuvo a mí y mi hermana acababa de morir mientras el país se preparaba para la guerra.” Así comenzaba una existencia que iba a estar sesgada por el drama familiar, el abandono, los conflictos de poder y por una necesidad intensa de exorcizar el trauma que mora como el Minotauro en el laberinto viscoso de la mente. A lo largo de su prolífica carrera, Bourgeois cultivó las distintas posibilidades de la “solución escultórica”: el arte como medio definitivo de catarsis y canalización de sus instintos más primarios. A edad temprana descubre que mediante la labor manual puede sosegar los sentimientos de impotencia que florecían en su interior como tumores exóticos: cuando Louise tenía apenas ocho años, en medio de un discurso fanfarrón de su padre, a quien ella detestaba, levanta de la mesa un poco de miga de pan, la embebe en saliva y la moldea hasta que la mezcla toma la forma de su progenitor. Luego de eso procede a amputarle los brazos con delicadeza. “Fue una experiencia importante y determinó ciertamente mi dirección futura”, afirmó en una entrevista. Ese mismo proceso de descarga y cura se repetiría una y otra vez a lo largo de su vida, pero en vez de pan y saliva usaría mármol, madera, bronce y látex para darle cuerpo a sus estados emocionales.A pesar de la multiplicidad de formas y materiales con los que trabajó, la obra de Bourgeois es conceptualmente homogénea, y en ella puede observarse una relación dialógica entre sus primeras producciones y sus últimos trabajos. La evolución estilística en términos cronológicos prácticamente no existe: en lugar de eso encontramos idas y venidas sobre los mismos motivos y obsesiones como si fueran los ídolos tallados de un culto en el que se exalta la persistencia de lo individual. Teniendo en cuenta esto, podemos afirmar que sus trabajos están atravesados por un único y muy definido hilo conductor: los conceptos básicos de la angustia, la violencia, el miedo, la culpa, la ausencia y la relación traumática con el cuerpo, en un mundo donde las manifestaciones físicas de agresividad quedan reservadas exclusivamente para los hombres: “Como en sus cincuenta y dos años nunca vi a mi madre enojada, cuando me enojo siento vergüenza […] Los que se enojan son los hombres, las mujeres se supone que huyen o se callan la boca […] Esto a mí me hace gritar, me ataca la identidad”, dirá Bourgeois. Las protuberantes esculturas expuestas en la planta baja contribuyen a crear un clima opresivo (en el que se destaca, de manera casi irónica, una obra en la que puede verse la leyenda Claustrofobia y Omnipotencia), repleto de figuras colgantes que evocan un paisaje de carnicería. Figuras desolladas, piernas ortopédicas y cuerpos retorcidos constituyen una especie de cartografía de la tensión y del sufrimiento corporal.
El eje curatorial de la muestra es la relación de la escultora con el psicoanálisis, un vínculo fecundo que se extendió durante casi cuarenta años y le permitió identificar sus temores y obsesiones ocultas entre la maleza del inconsciente. Respaldada por un lujoso catálogo de dos volúmenes donde se publica una selección de muchos de sus escritos, inéditos hasta el momento, Louise Bourgeois: El retorno de lo reprimido es una oportunidad única para conocer o redescubrir a una artista que nació con el siglo y murió con él. Despegó de la capital de las ideas del siglo XIX, París, para hacer nido en la Gran Manzana, la ciudad del siglo XX. Se convirtió en un referente para el movimiento feminista y a través de su trabajo sedujo a Duchamp, a Miró, a Keisler, a Warhol. Pero aun en medio de la vorágine vanguardista eligió mirar hacia adentro y mantenerse fiel a su manía. Construyó una obra introspectiva y brutalmente honesta, un reflejo del interior oscuro común a todo ser humano, lo que le otorga cierta cualidad universal sin dejar de ser profundamente personal. Logró poner en imágenes los fantasmas y las pasiones que la atormentaban y que fueron a la vez una fuerza motora constante para el proceso creativo, que la liberaba: “El arte es garantía de cordura”, declara en una de sus obras. Y al ver su gran sonrisa en todas las fotos que de ella encontramos, no podemos hacer otra cosa que creerle.
El retorno de lo reprimido. En Fundación Proa. Av. Pedro de Mendoza 1929.
Hasta el 19 de junio.
Mientras algunas obras platean incógnitas desde la puesta en escena de elementos simbólicos (“Consciente e inconsciente”), otras son equivalentes plásticos de cuestiones psicoanalíticas como por ejemplo “La destrucción del padre”. En ambos casos la artista fluctúa entre lo expuesto y lo oculto, ya sea desde la connotación subjetiva de la obra o la denotación de los materiales. Lo frío, lo cálido, lo vacío, lo lleno, el placer y el dolor son los ingredientes del juego de tensión y liberación, subyacente también en la terapia. El espacio vedado del inconsciente tiene su correlato en la habitación que aprisiona los recuerdos de la infancia, o en el espacio interno de la obra “Madre” donde somos los espectadores quienes transitamos esa estructura de acero que nos provee de habitación, pero con dudosa salida. En esa dualidad constante conviven las obras de Louise Bourgeois, una artista que sabe que el mismo lugar apacible de contención y calidez puede ser también una monstruosa cárcel.
Louise Bourgeois - El retorno de lo reprimido/ Fundación PROA, Buenos Aires/ até 19/6
Louise Bourgeois - A arte como garantia de sanidade/ Instituto Tomie Ohtake, SP/ a partir de 7/7
Ao lado do El Caminito, uma das paisagens mais tradicionais de Buenos Aires, com suas casas coloridas lotadas de turistas, uma enorme aranha de metal repousa de frente para o rio Riachuelo. Conhecida como “Maman” (foto), essa escultura de forma aracnídea é a obra mais famosa de Louise Bourgeois. A artista produziu uma série delas na década de 1990 em homenagem a sua mãe. Mas a aranha – que tem outra versão exposta em caráter permanente no MAM de São Paulo – é apenas a porta de entrada para a vasta produção dessa artista nascida em Paris, em 1911, e falecida em Nova York, em 2010. “El Retorno del Reprimido”, na Fundación PROA, na capital argentina, contempla 86 obras produzidas de 1942 a 2004.
Vinda de uma família de tapeceiros, Louise passou sua infância em meio a rocas, agulhas e novelos, materiais que aparecem constantemente em seus trabalhos. A agulha é especialmente representada pelas patas pontiagudas de suas aranhas. “Como a maioria dos símbolos de Bourgeois, a agulha tem várias camadas de significado. Ela é aquilo que possibilita a costura, a união. É o desejo de permanecer conectada às pessoas que eram importantes para ela”, explica o curador Philip Larratt-Smith.
Outro aspecto importante é a relação obsessiva que a artista tinha com seu pai. Quando pequena, descobriu que ele mantinha uma amante sob o mesmo teto da mãe. São abundantes as esculturas fálicas, feitas em diferentes materiais, nas quais Louise invoca a psicanálise para representar sua difícil relação com a figura paterna. Nesse sentido, o corpo mutilado entra como estrutura proeminente para extravasar um trauma jamais superado. Exemplo é “Arco da Histeria” (foto), escultura de um corpo masculino em forma de arco, em que as mãos tentam inutilmente tocar os próprios pés. “Bourgeois comentou certa vez que seu corpo é sua escultura e sua escultura é seu corpo. Para ela, o corpo é uma ligação não só com o inconsciente, mas também com o passado, precisamente por causa dos sintomas físicos através dos quais os traumas e as ansiedades presentes se manifestam”, afirma o curador, que também é responsável pela mostra da artista prevista para acontecer em julho, em São Paulo.
Entreveista - Philip Larratt-Smith
Esta exposição apresenta uma proposta curatorial que sintetiza a vida e a obra de Louise Bourgeois. Ao mesmo tempo, é perceptível sua obsessão em representar o corpo em diferentes obras. Por que o corpo é tão importante na obra dessa artista?
Bourgeois comentou certa vez que seu corpo é sua escultura e sua escultura é seu corpo. Para a artista, o corpo era uma ligação não só com o inconsciente, mas também com o passado. È por meio do corpo que sentimos os sintomas físicos de traumas passados e as ansiedades do presente. Uma dor de estômago pode sinalizar o retorno de um sentimento reprimido, assim como as cólicas menstruais tinham, para ela, uma ligação com a figura materna. A divisão cartesiana entre corpo e mente não existe na obra de Bourgeois. Na realidade, ela sugere que a mente e o corpo são parte de um contínuo. A artista mostrava o corpo feminino através de uma variedade de símbolos e metáforas (os corpos femininos multilados nas esculturas) porque a suas identidades como mulher, filha, esposa e mãe eram intrínsecas à sua psicologia e a produção artística. O mais importante evento emocional para ela foi o nascimento de seu filho Jean-Louis Bourgeois, em 1940. No final de sua vida, a artista voltou-se para um imaginário de penetração, fecundação, gravidez e parto, pintados em guache vermelho vivo, sugerindo fluidos corporais como o sangue ou líquido amniótico.
Outra figura presente em sua obra é a da aranha. Uma vez ela disse que a aranha transmite a ideia da agulha, objeto pelo qual tinha fascinação. Qual é a relação das aranhas com o passado da artista?
A artista nasceu em uma família de restauradores de tapetes. Seu pai, Louis, comandava o negócio e por isso estava sempre viajando pela França. Sua mãe, Josephine, ficava no atelier, gerenciando a equipe de costureiras que trabalhavam para os Bourgeois. Dessa maneira, a iconografia das agulhas tem uma origem explícita e é autobiográfica. Como a maioria dos símbolos usados por Louise Bourgeois, a agulha possui várias camadas de significados. Ela possibilita a costura, a união. Esta ação comunica o desejo da artista de permanecer conectada ás pessoas que importavam para ela. Como um gesto simbólico, ela homenageou sua mãe na série de aranhas chamadas “Mamam”, produzidas na década de 1990, incluindo a icônica aranha que está na frente da Fundación PROA. Bourgeois afirmou que as aranhas significam proteção, carinho e zelo.
O título principal da exposição em Buenos Aires é “Louise Bourgeois: O retorno do reprimido”. Em suas obras a artista evidencia sua obsessão com a figura paterna. De que forma o título da mostra evidencia este fato?
Devido às dificuldades de tradução para português, o título da mostra no Brasil será "Louise Bourgeois: A arte como garantia de sanidade". No entanto, a exposição permanece a mesma. O trabalho da Louise Bourgeois é de orientação psicanalítica, mais do que o de qualquer outro artista do século XX. A arte e a psicanálise estão completamente fundidas na sua produção de maneira que é impossível dizer onde começa uma e termina a outra. Bourgeois disse que sua arte era uma forma de psicanálise e muitas vezes sustentou que fazer análise de nada adiantou para ela. Ao mesmo tempo, com a recente descoberta de seus escritos, ficou claro que ela estava profundamente envolvida com a literatura psicanalítica e sua prática desde o início. A retrospectiva é toda fundamentada nesses escritos. Eles formam o núcleo do catálogo da exposição que será publicado em português para a exposição no Instituto Tomie Ohtake a partir de julho. Em meu ensaio, afirmo que Bourgeois nunca resolveu plenamente sua fixação edipiana com seu pai. Longe de ser a uma narrativa simplista, partindo da teoria de que Bourgeois odiava o pai, sustento que a verdadeira história é muito mais complexa e que os sentimentos da artista eram ambivalentes. O conceito do “retorno do recalcado” fortalece a exposição no sentido de que, para toda a heterogeneidade dos meios utilizados por ela, sua obra também revela uma notável coerência narrativa. Ela oscila entre as polaridades masculina e feminina, materna e paterna, ativa e passiva, homicídio e suicídio, consciente e inconsciente, de forma verdadeiramente dialética.
Tengo miedo del silencio.
Tengo miedo de la oscuridad.
Tengo miedo de caer.
Tengo miedo del insomnio.
Tengo miedo del vacío.
¿Hay algo perdido?
Sí, algo está perdido y siempre estará perdido:
La experiencia de la vacuidad.
Extrañar.
¿Qué extrañas?
Nada.
Soy imperfecta pero no extraño nada.
Tal vez falta algo pero no lo sé y por eso no sufro.
Estómago vacío, casa vacía, botella vacía.
La caída en el vacío señala el abandono de la madre.
Es un poema. Y es una declaración, o una manera de enunciar una política de la intimidad y de la creación. Como cuando Bourgeois, en otro texto, dice: Tengo miedo del poder. Me pone nerviosa. En la vida real. Yo me identifico con la víctima.
* Cinco obras realizadas entre 1993 y 2001, además de Maman (1999), podrían recortarse o abstraerse del conjunto, si se quiere, para ilustrar una de las versiones de la historia que cuenta esta muestra. Bourgeois encaró estas obras entre sus 80 y 90 años: algo así como un legado definitivo. La irresistible Arch of Hysteria (1993) es el cuerpo de oro y decapitado que se arquea en torno de su propio vacío. Red-Room Parents (1994) obliga a quien mira a espiar para poder contemplar la cama en la que ocurren todos los desórdenes y todas las traiciones. Couple IV (1997) exhibe dos figuras decapitadas -y una de ellas con una pierna mutilada- que cojen, o eso parece. Entonces Spider Room (1997) viene a decir, con una imagen de pesadilla, que hay una sola manera de reordenar lo incomprensible: una manera regida por el dolor, el desamparo y el miedo. Seven in Bed (2001), casi una miniatura que representa a diez figuras cojiendo, pone en evidencia que en toda escena sexual hay una falta irreversible, o alguien que sobra. Esto, y mucho, mucho más, puede verse, o espiarse, o intuirse, como una función del conocimiento, en la muestra de Louise Bourgeois.
* Después tomamos un café, con mi amiga Claudia Piñeiro, hicimos los primeros comentarios parecidos a balbuceos, charlamos de libros, hicimos los siguientes comentarios, más cerca de la materia que se trataba, empezamos a trasladarnos entre el torrente que inundaba la Fundación Proa y La Boca, llegamos al auto, y ya no fue posible hablar de otra cosa: la muestra de Bourgeois había tejido su trama: la percepción del propio vacío sólo se realiza desde los extremos de la realidad y es un viaje de regreso.
Algo similar ocurrió en otras ciudades del mundo por donde paseo la descomunal araña. Antes de llegar al sur de América se paseó por sitios como el Guggenheim de Bilbao (1999), la Tate Gallery de Londres (2007), el Guggenheim de Nueva York (2008) y el Mori Art Museum de Tokyo (2010). Y ahora le toca a Proa sumarse a esta selecta lista de espacios de arte que albergaron esta potentísima y perturbadora muestra de la creadora francesa-estadounidense.
Mientras mantiene un involuntario pero evidente diálogo con la estructura metálica del viejo Puente Avellaneda, la araña custodia la entrada a la muestra y establece un impacto inicial que quedará reverberando a lo largo de todo el recorrido posterior. Su presencia es imponente: mide 9 metros de altura, 10 de ancho y pesa 22.000 kilos, ni más ni menos. Vista desde el lugar que sea, en ningún momento la obra pierde la potencia que irradia, de un magnetismo arrebatador. Como si fueran insectos, los curiosos que la rodean caen inevitablemente rendidos ante su hipnosis. Es imposible dejar de observarla. Niños, adultos y ancianos se dejan atrapar por igual por su influjo. Y quizás de esa empatía que genera, de ese poder que contagia, surja el nombre que lleva: Madre.
Louise Bourgeois (París, 1911- Nueva York 2010) fue una artista tardíamente aclamada por la crítica y el mundillo del arte. Cuando presentó esta obra explicó: “La Araña es una oda a mi madre. Ella era mi mejor amiga. Como una araña, mi madre era una tejedora. Mi familia tenía un negocio de restauración de tapices y mi madre estaba a cargo del taller. Como las arañas, mi madre era muy inteligente. Las arañas son presencias amistosas que se alimentan de mosquitos. Todos sabemos que los mosquitos propagan enfermedades y, por lo tanto, son indeseables. Así, las arañas son útiles y protectoras, al igual que mi madre”. Una explicación cruda, complejamente emocional, de una artista que desarrolló la mayor parte de su trabajo a partir de imágenes y estados de ánimo surgidos en su propia terapia psicoanalítica.
La araña/madre de Bourgeois es entonces quien da la bienvenida a la exposición El retorno de lo reprimido que, además de presentar por primera vez en Latinoamérica una interesante selección de obras de la artista, da cuenta de cómo ha producido una obra que se vincula de modo consistente y profundo con la teoría y la práctica psicoanalíticas.
“Hacer arte era para Bourgeois una ‘forma de psicoanálisis’; y encontraba allí una vía de acceso directo al inconsciente. A su juicio, el artista, privado de poder en la vida cotidiana, posee el don de la sublimación y se vuelve por tanto omnipotente durante el acto recreativo. Pero el artista es también una suerte de atormentado Sísifo, condenado a repetir el trauma infinitamente a través de la producción artística. El proceso es así una forma de exorcismo, un modo de moderar las tensiones y la agresión, y un acto de catarsis. Es también, como el psicoanálsis, una fuente de autoconocimiento. O como decía Bourgeois solía decir: “El arte es garantía de cordura”. “ señala el curador de la exposición, Philip Larrat-Smith.
Aunque podría relacionársela con diferentes corrientes estéticas de mediados del siglo XX, Bourgeois se focaliza tanto en su universo interior, tanto a nivel conceptual como estético, que lo más adecuado sería categorizarla en un género particular, esencialmente propio. Se formó artísticamente en París, tras la muerte de su madre, y comenzó a exponer en Nueva York en 1945 y estuvo más o menos en activo hasta 1953.
Luego se hizo humo y recién volvió a exponer en 1964, cuando presentó un innovador conjunto de esculturas abstractas en la Stable Gallery de Nueva York. Estas figuras de yeso, goma y látex formaron parte de la célebre muestra de Lucy Lippard Abstracción excéntrica, exhibida en la Fischbach Gallery de Nueva York en 1966, junto con obras de Bruce Nauman y Eva Hesse. Pero mientras Nauman y Hesse llegaron a las formas postminimalistas a través de la filosofía y el conceptualismo, la evolución de Bourgeois nunca abandonó el trazado de su propia experiencia psicoanalítica.
En la exhibición, que también resulta una gran retrospectiva, ya que recorre 60 años de su producción artística, se encuentran 86 obras que incluyen dibujos, objetos, pinturas, esculturas e instalaciones de una artista que trabajó activamente hasta su muerte, a los 98 años, en Nueva York.
De principio a fin de la muestra, la vida de la artista se recorre como en una novela familiar en la que Bourgeois es hija, esposa y madre. Casi en penumbras en la primera sala se exhibe Araña (1997) -en diálogo con la araña que está afuera- que trata de un opresivo arácnido encerrado dentro de una jaula rodeada de diferentes objetos que remiten a la familia de Bourgeois.
Luego, se suceden en el resto de las salas obras claves de la artista como la delicadísima escultura de bronce titulada Arco de histeria (1993) o las intensas instalaciones Cuarto rojo (1994) en la que propone espiar el cuarto de los padres o el banquete que despliega en La Destrucción del padre con la que cita a Freud directamente. Se trata de un recorrido integral por la producción de una artista difícil de catalogar, que se deja la piel (y el alma) en su obra. Una particular travesía, por momentos estremecedora, en la que los espectadores deberán pararse frente a grandes temas personales, sus propias fantasías y construcciones en las que habla del fantasma del padre, la sexualidad, la histeria, los miedos, la maternidad.
En el mundo de Bourgeois se cruza lo onírico con el inconsciente, y a través de ese diálogo entre fantasías y angustias existenciales se despliegan, plásticamente, impecables instalaciones como las que forman parte de la muestra de Proa, una exposición que -gracias a una incesante transmisión boca a boca- se está convirtiendo en uno de los episodios más relevantes de la escena porteña del arte de los últimos tiempos.
Cargada de huevos, de bronce, acero inoxidable y mármol, Maman tiene un antecedente en Spider (Araña) de 1997, instalación con una araña -cuyas patas se extienden sobre una celda circular con una silla adentro y algunos trozos de tapices- que recibe al visitante en la primera sala de Proa.
Exploración terapéutica. Autobiografía, psicoanálisis y obra están inequívocamente unidos en un universo de asombrosas formas e inquietantes significados. Las 79 revulsivas pero también deliciosas obras en múltiples soportes -dibujos, objetos, pinturas, esculturas e instalaciones- tratan sobre la correspondencia entre sexo y muerte, infidelidades, reivindicaciones, conjuros. El sugestivo montaje de la muestra potencia el trabajo de Bourgeois que, tal como señala el curador Philip Larratt-Smith, encuentra "equivalentes plásticos" a sus "estados psicológicos": la artista se psicoanalizó por más de 30 años. La persistencia de la expresión, por momentos con cierto humor y catarsis de sus conflictos emocionales, instiga al espectador a examinar los propios y constituye una experiencia emocionante.
Bourgeois nació en París en 1911. Como esperaban un hijo varón que tardó en llegar, fue bautizada con el nombre del padre. Bien establecida económicamente, entre otras actividades su familia reparaba tapices. El padre conseguía los encargos y la madre dirigía el taller. Cuando ella enfermó Louise, de 10 años, debió suspender sus estudios para atenderla. Luego, gracias a su don para el dibujo, cuando tuvo 12 años su madre la llamó para que trazara las partes faltantes de los tapices, para que las tejedoras pudieran enmendarlos. "A todos les parecían maravillosos [los dibujos]… así fue como me hice artista". Pero, mientras la madre la protegía y la hacía trabajar porque la valoraba y era útil, el padre, al que había que reverenciar, infiel (con amantes, incluyendo a la profesora de inglés de sus hijos que vivía con la familia), no la tomaba en cuenta. En la pesadillesca instalación The Destruction of the Father rememora la recurrente fantasía de descuartizar y devorar al padre en un festín caníbal, junto a sus hermanos. Art Is a Guarantee of Sanity (El arte es garantía de cordura), dice uno de sus dibujos.
Diplomada en Filosofía en la Universidad de la Sorbona, donde también aprendió cálculo y geometría, Bourgeois luego estudió arte, armó una galería, se casó, tuvo hijos y comenzó a exhibir pinturas en 1945 en Nueva York. Allí vivió desde 1938, con el historiador norteamericano Robert Goldwater, su marido. En 1949 mostró esculturas por primera vez y siguió un camino autónomo y audaz. A partir de la retrospectiva -la primera dedicada a una artista mujer- del Museum of Modern Art de Nueva York en 1982, el reconocimiento le llegó en cascadas. Octogenaria, representó a Estados Unidos varias veces en la Bienal de Venecia, y exhibió en los mejores escenarios artísticos del mundo.
Gozos y sombras. Muchos coinciden en que, gracias a la longevidad de la artista, los espectadores pueden explorar aristas impensadas en obras producidas en los últimos 25 años, que ponen en juego aprensiones y culpas infantiles. Como en el cuarto rojo de los padres, por ejemplo, al cual el espectador se asoma en la instalación Red Room (Parents). Las representaciones del "Arco de histeria" cuelgan del techo. Como una figura quizás hermafrodita: inequívocamente en Janus Fleuri, escultura en bronce con genitales masculinos/femeninos.
En Fillette (Niñita), nombre en femenino que designa la escultura de 1968, que representa un gran pene con testículos, parece haber domado uno de sus temores. "Esta pieza trata de la vulnerabilidad y de la protección. (…) Y aunque siento que el falo necesita de mi protección, eso no significa que deje de tenerle cierto miedo...", dijo la artista al comentar la obra. Su Niñita. Versión más dulce puede verse en Proa. Hay esculturas de género cosidas por ella misma, algunas con terribles expresiones de rechazo; colgantes y ambivalentes espirales de bronce; prótesis por doquier, como en Couple IV, pareja sin cabeza de tejido negro; generosos y múltiples pechos en Mamelles y en muchos gouaches de sus últimos años; vasos de vidrio iluminados, tal vez contenedores de emociones positivas en la instalación Le Défi II. De hecho, toda la fascinante muestra es en sí un desafío.
La obra prodigiosa y compleja de Bourgeois provoca a los espectadores, es una fiesta para los psicoanalistas y una oportunidad de aprendizaje y deleite para los artistas. La exhibición es organizada por el Studio Louise Bourgeois de Nueva York, el Instituto Tomie Ohtake de San Pablo (Brasil) y la Fundación Proa (con el apoyo de Tenaris). También viajará al Museu de Arte Moderna (Río de Janeiro, Brasil).
Para acompañar la exhibición que estará abierta hasta el 19 de junio, Proa ofrece un esclarecedor folleto de sala, un estupendo catálogo y un volumen con la publicación de la selección de mil páginas de escritos -generados a partir del comienzo de su análisis en 1951- hallados en 2004. A su muerte su asistente Jerry Gorovoy descubrió dos cajas más, aún en proceso de compaginación.
"El retorno de lo reprimido" es el nombre de la muestra de esta gran artista plástica.
El sábado 9 se inauguró en Fundación Proa la obra de Bourgeois, quien se caracterizó por establecer un fuerte e indiscutible vínculo entre sus obras y el psicoanálisis.
Maman, la araña, es la obra más imponente y emblemática que se exhibe y la mismísima Louise la definió como una oda a su madre, por ser protectora y útil. Muchísima gente llegó a la Vuelta de Rocha para admirar los detalles de Maman que tiene, nada más y nada menos, que 9 metros de alto, pesa más de 20 mil kilos y estará en Buenos Aires hasta el mes de agosto.
A unos pocos metros, en el Centro Cultural Nómade, se agruparon niños y adultos para realizar arañas de distintos tipos de material, una propuesta artística muy entretenida y familiar.
En el año 2000, esta gran artista plástica comentó: “Nací el 24 de diciembre de 1911 en París. Todo el trabajo que he realizado en los últimos cincuenta años, todos mis temas están inspirados en mi infancia. Mi infancia no ha perdido ni un ápice de su magia ni de su misterio ni de su drama”. 98 años después, Bourgeois falleció un 31 de mayo en la ciudad de Nueva York.
La muestra 'Louise Bourgeois: El retorno de lo reprimido' acoge cerca de ochenta obras gracias a las cuales, cómo remarca el curador de la muestra Philip Larratt-Smith suponen 'el primer análisis en profundidad de su relación con el psicoanálisis y el arte', relación que se evidencia también en el catálogo de la muestra que recoge los escritos de Bourgeois sobre el psicoanálisis.
Después de pasar por la Fundación Proa, la muestra viajará al Instituto Tomie Ohtake de San Pablo y al Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro.
Es que las arañas fueron una constante en la obra de Bourgeois, que concibió a esta escultura como un homenaje a su madre. “Como las arañas, mi madre era muy inteligente. Las arañas son presencias amistosas que se alimentan de mosquitos. Todos sabemos que los mosquitos propagan enfermedades y, por lo tanto, son indeseables. Así, las arañas son útiles y protectoras, al igual que mi madre ”, afirmaba Bourgeois en un reportaje.
Maman pesa 22 mil kilos y mide 9 metros de alto y 10 de ancho.
Su traslado y su montaje (16 horas en dos días de trabajo) requiere de una logística especial y de un equipo que cuida especialmente de ella. Es por eso que llegó acompañada por Edward Mc Averey, algo así como su armador personal , que viaja con Maman a todas partes y supervisa cada detalle.
“Se necesita tiempo y conocimiento para su montaje”, le contó a Clarín Mc Averey, que es especialista en el traslado de obras de arte de gran escala y comenzó a trabajar para Bourgeois a finales de los 80.
La monumental araña, que además carga en su cuerpo con 20 huevos, viajó en un contenedor especial (abierto) y para su armado y traslado se necesitó una enorme grúa. “Hay un momento del montaje en el que queda suspendida en el aire y las patas se mueven. Entonces, parece cobrar vida ”, relató Mc Averey.
Hay por lo menos seis versiones de la monumental “Maman” que recorrieron distintos museos y galerías del mundo, como el Guggenheim de Bilbao (1999), la Tate Gallery de Londres (2007) y el Museo Guggenheim de Nueva York (2008). La monumental obra de Bourgeois, que murió el año pasado, a los 98, puso sus pies aquí, para que los porteños la vean y la sientan de cerca.
After Buenos Aires and thanks to the support of Tenaris both in Argentina and Brazil, the exhibition will tour to the Instituto Tomie Ohtake of Sao Paulo in July and to the Museu de Arte Moderna of Rio de Janeiro in September.
Sponsor
Tenaris
Opening times
Tuesdays to Sundays, 11 am to 7 pm
Mondays closed
Daily guided tours
Tuesdays to Fridays, 5 pm
Saturdays and Sundays, 3 pm and 5 pm
Con la colaboración del Studio Louise Bourgeois, el Instituto Tomie Ohtake de San Pablo y el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, se presenta esta muestra itinerante que reunirá alrededor de setenta y cinco obras de esta importante escultora franco-estadounidense fallecida en el año 2010. El curador de la muestra Philip Larratt-Smith menciona que será “el primer análisis en profundidad de su relación con el psicoanálisis y el arte”. El catálogo incluirá textos de especialistas sobre sus obras y un libro con los escritos de Bourgeois sobre el psicoanálisis.
Los espacios culturales de la ciudad calientan motores para la largada del calendario artístico de este año donde se destacan los aniversarios de arteBA y Malba, las esculturas de Louise Bourgeois en Proa, las fotos del genial Robert Doisneau en el Recoleta y una gran muestra de arte cinético en el Museo de Bellas Artes.
En tren de festejos, el Malba celebra sus diez años con más obras de la colección permanente en más salas -donde destacan Tarsila do Amaral, Frida Kahlo, Diego Rivera, Xul Solar y Antonio Berni-, y presentará un muestrario de todo lo ocurrido en este tiempo, a través de material gráfico y en formato audiovisual.
COMO UN DEBUT
Por primera vez en la Argentina, se exhibirán las esculturas de la francesa Louise Bourgeois (1911-2010) -de marzo a julio en ña Fundación Proa- obras monumentales de arañas, oníricas y surrealistas, que llegan al país bajo el título "El Retorno de lo Reprimido".
Se exhibirán cerca de 75 obras de los diversos períodos de su producción -entre instalaciones, esculturas, objetos y una de sus famosas "Mamá"- en una visión retrospectiva curada por el crítico Philip Larratt Smith, quien ya estuvo en ña Argentina como curador de la mega convocante exposición de Andy Warhol en el Malba.
La vigésima edición de la feria de arte contemporáneo arteBA, uno de los encuentros más emblemáticos del Cono Sur, promete una gran convocatoria -del 19 al 23 de mayo en La Rural-, con la incorporación este año de "U-Turn Project Rooms", una sección de galerías internacionales para acercar lo mejor del arte contemporáneo.
ARTE CINETICO
De gran impacto visual será sin duda la muestra Arte cinéicoö que planea para octubre el Museo Nacional de Bellas Artes, donde se reconstruirá la exposición histórica La inestabilidad (1964), con obras de Julio Le Parc, Víctor Vasarely y Jesús Rafael Soto, curada por María José Herrera.
En su rica y variada programación, el Centro Cultural Recoleta exhibirá en mayo en la sala Cronopios una muestra del genial francés Robert Doisneau (1912-1994), mientras que en julio reunirá a Juan Doffo, cuya obra se centra en paisajes de su Mechita natal (provincia de Buenos Aires); y en octubre a Pablo Siquier, uno de los grandes artistas argentinos surgidos en el 80.
MIRANDO AL SUR
Se destacan también Arte latino en Estados Unidos desde junio en Espacio de Arte de la Fundación Osde, un proyecto organizado junto con el Smithsonian Latino Center del Complejo Museográfico Smithsonian de Washington, con 80 obras que dan cuenta de la construcción de la identidad latina en los Estados Unidos, y de sus acuerdos y tensiones con la cultura mayoritaria.
Además, en ese mismo espacio de la calle Suipacha 658 se verá a fines de 2011 (entre noviembre y diciembre) Religiosidades contemporáneas, que pone en exhibición el modo en que el arte contemporáneo da cuenta de algunos rituales, como el del Gauchito Gil o la Difunta Correa, a través de obras de Marcos López, Víctor Quiroga, Miguel Ronsino y otros.
La reciente reapertura en San Telmo del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba), la feria especializada Buenos Aires Photo (del 25 al 30 de octubre), la Semana del Arte (del 25 de septiembre al 1 de octubre) y los tradicionales Gallery Nights, el ultimo viernes de cada mes en distintos barrios porteños, se suman a este efervescente mapa cultural.
Sarah Thornton*.- Louise Bourgeois hizo arte casi hasta el día de su muerte el 31 de mayo de 2010. Tenía noventa y nueve años. Bourgeois tuvo su primera gran muestra retrospectiva en el Museum of Modern Art de Nueva York en 1982. En ese momento tenía setenta y un años. Algunos pueden haberlo interpretado como un indicio de que era momento de retirarse. Pero Bourgeois comenzó a producir sus trabajos más ambiciosos -enormes esculturas arácnidas e instalaciones oníricas que llamaba “celdas”- a partir de los ochenta y tantos años. En la vejez tuvo problemas de movilidad, pero se mantuvo lúcida. Su voluntad de hierro era legendaria.
“Sin duda Louise tenía la necesidad psicológica de trabajar”, explica Jerry Gorovoy, que fue su principal asistente durante treinta años. “Necesitaba registrar lo que sentía. Trabajaba para entender los orígenes de su ansiedad, para calmarse, para reparar o aliviar la culpa.” Gorovoy, un hippie elegante egresado de una escuela de arte, se encuentra en la casa de Bourgeois de West 20th Street en Chelsea, Nueva York. “La realidad es que no está aquí”, dice. “Todavía me parece increíble.” Cuaderno en mano, un tasador entra a la habitación. Su legado está en proceso de dividirse entre la familia y la fundación, a la que le correspondió esta casa, así como también la de al lado. Aún no se ha tomado ninguna decisión, pero lo más probable es que las casas urbanas se conviertan en un archivo y centro de investigación para estudiosos de Bourgeois.
La casa de Bourgeois era por completo utilitaria. Cuando la artista y su esposo, Robert Goldwater, un historiador del arte, se mudaron a la casa alta y angosta de ladrillo marrón en 1962, ésta tenía un living en la parte trasera de la planta baja. Cuando murió Goldwater, en 1973, ese ambiente se convirtió en un taller-oficina abarrotado y caótico.
Hace diez años la artista dejó de concurrir de forma regular a su taller de Brooklyn y empezó a pasar la mayor parte de su tiempo en esa habitación, donde se sentaba ante una mesa cuadrada de madera de espaldas a la cocina. A la izquierda de la mesa hay una confusión de pinturas, pinceles, lapiceras y lápices bajo una enorme cartelera cubierta de recortes y fotografías. A la derecha, libros y archivos se elevan detrás de una caprichosa colección de sillas antiguas. En sus últimos años, Bourgeois dormía a muy pocos metros de ahí, en una habitación de asceta con luz fluorescente en el techo y números de teléfono importantes escritos en la pared con grandes caracteres en marcador negro. Los únicos rastros de lujo son los aros de oro que aparecen en tantos retratos de la artista, los cuales se encuentran sobre una manta, casi como si se los hubiera acabado de sacar para dormir. “Toda la casa era un taller”, explica Gorovoy. “A Louise no le gustaba la vida doméstica.”
En sus últimos años, Bourgeois encontró un proyecto artístico que le generaba una atracción patológica. La artista tenía fobia a deshacerse de cosas, de modo que acumuló armarios llenos de ropa -suya, de su esposo y de sus hijos (tuvo tres, de los cuales dos siguen con vida)-, así como manteles viejos y otros artículos. Empezó a incorporar prendas completas a su trabajo. Un año después comenzó a cortar la ropa, transformándola en las esculturas y collages que llamaba “dibujos en tela”. “Louise siempre decía que partía de una emoción, no de un concepto”, explica Gorovoy. “La ropa tiene recuerdos e historia. Ella quería procesar todo eso. Nunca mencionaba la palabra ‘muerte’, pero debe haber sentido que el reloj avanzaba.”
En el sótano de la casa, en una mesa ubicada junto a una taladradora hidráulica y una máquina estampadora de sesenta años, Mercedes Katz termina la costura a mano de una pieza de Bourgeois que representa un reloj. Katz, una elaborada costurera argentina que alguna vez trabajó para Oscar de la Renta, contestó un aviso publicado en Women’s Wear Daily en octubre de 1999. Se convirtió en la principal asistente de Bourgeois -y, con frecuencia, la única- para las piezas de tela. Trabajaba seis días por semana de 11 a 19, si bien en los últimos tiempos lo hacía de 10 a 17.
Trabajar en su casa con una costurera debe de haberle resultado natural y satisfactorio a Bourgeois. El padre de la artista se dedicaba a la reparación de tapices, de modo que Bourgeois creció rodeada de grupos de mujeres que cosían y tejían bajo la dirección de su madre. Bourgeois siempre evitó tener asistentes que fueran artistas y prefería trabajar con artesanos hábiles que no interfirieran con sus ideas.
El selectivo mundo social de Bourgeois puede haber ensanchado su productividad. Como tenía características agorafóbicas, la artista dejó de asistir a sus propias inauguraciones. “Estaba cansada del mundo artístico de Nueva York”, señala Gorovoy. “A Louise le interesaba la pieza en la que trabajaba en ese momento. Le gustaba tener concentración y silencio.” Los domingos, sin embargo, Bourgeois alternaba con otros como anfitriona en salones a los que concurría gente que siempre era mucho menor que ella. “Los salones eran como una terapia de grupo”, explica Gorovoy. “Poetas, músicos y curadores terminaban peleando y llorando. Todo era cuestión de suerte, ya que nadie sabía quién iba a estar presente.”
De todos los factores que contribuyeron a la longevidad de la creatividad de Bourgeois, tal vez el más determinante haya sido la inteligente lealtad de Gorovoy. El biógrafo de Bourgeois, Robert Storr (cuyo libro, Geometrías íntimas, se publicará el año próximo), destaca la importancia de la “presencia multifacética” de Gorovoy en la “motivación para seguir adelante” de la artista. Bourgeois se psicoanalizó desde 1951 hasta 1966 y siguió viendo a su terapeuta de forma periódica hasta 1980, el año en que Gorovoy empezó a trabajar para ella. “Cuando se está en el fondo de un pozo”, dijo una vez Bourgeois, “se mira alrededor y se dice: ‘¿Quién me va a sacar?’ En este caso, llegó Jerry y me ofreció una cuerda.”
“Hicimos un trato”, dice Gorovoy. “Louise trabajaba y yo me ocupaba de todo lo demás.” Cuando Gorovoy se iniciaba como curador, antes de trabajar para Bourgeois, incorporó el trabajo de ésta a una muestra grupal. El curador del MoMA se interesó y organizó luego la retrospectiva. Una vez que empezó a trabajar para la artista, Gorovoy se ocupó de la coordinación con fundiciones, galeristas, curadores y críticos. “Mi misión era conseguir que la gente viera su trabajo, ya que me parecía que era muy importante”, explica. Esa división del trabajo en ocasiones generaba discusiones. “Tuvimos nuestras peleas. Me acusaba de presionarla. Me decía: ‘Eres tú el que quiere la muestra, Jerry. Yo no la quiero. ¡Lo voy a hacer por ti, pero no lo necesito!’” A Bourgeois le gustaba la notoriedad, pero no la distracción ni el hecho de que las exposiciones alejaran a Gorovoy de su lado.
La vida laboral de Gorovoy está dedicada a la vida laboral de Bourgeois. ¿Por qué? “Pasaba un día, luego otro y después una semana”, dice. “Nunca dejé de aprender de Louise. Nunca logré reunir todas las piezas del rompecabezas. Ella sigue siendo un misterio para mí.” Suspira y agrega: “Louise era un ser humano poco común, una persona asombrosa, complicada.”
Traducción: Joaquin Ibarburu.
*Sarah Thornton es Licenciada en Historia del Arte y Doctora en Sociologia. Ha escrito sobre el mundo y el mercado del arte para importantes medios de Estados Unidos e Inglaterra, entre ellos The Economist, Artforum, The Art Newspaper y The New Yorker. Siete dias en el mundo del arte es su primer libro. Nacio en Canada pero vive desde hace veinte años en Londres.
Fuente: Revista Ñ
El 2011 se viene cargado de arte para todo el país. Los principales museos y fundaciones estarán inundados de exposiciones, muchas de ellas muy buenas. En marzo mismo inaugura el que promete ser el plato fuerte del año: la retrospectiva de la famosísima escultora francesa Louise Bourgeois en la Fundación Proa (ver recuadro).
El arte cinético, el óptico, el arte mexicano, el francés, el latino de América del Norte y, sobre todo, el bien argentino, tienen puntos muy altos. Aquí, algunos hits de la programación artística que se viene: En la primer parte del año podrá visitarse la muestra del gran fotógrafo francés Robert Doisneau en la Sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta . Autodidacta, se hizo famoso por sus fotografías en blanco y negro de personas paseando por los distintos barrios de París y Gentilly en los años 50. Es especialmente conocida su foto El beso del hotel de Ville , mundialmente repoducida de todas las formas posibles y en todo tipo de objetos (tazas, alfombras, posters, cuadernos …) Seguramente usted tiene en su casa una copia de esta obra. Más adelante, en el mismo centro cultural se expondrán las muestras individuales de Juan Doffo, Duilio Pierri y Pablo Siquier durante los meses de mayo, septiembre y octubre, respectivamente y la de Eduardo Stupía, entre otros pesos pesados del arte nacional.
En la primera mitad del año podrá verse la exposición de Fotografía mexicana en el Museo Nacional de Bellas Artes de la ciudad de Neuquén . Organizada en conjunto por esa institución y el famoso Centro de la Imagen de México, se mostrarán más de cien obras de los reconocidos Flor Garduño, Pablo Ortiz Monasterio y Cristina Kahlo.
El mismo museo prepara para el mes de octubre una muestra antológica del maestro Gyula Kosice , durante la que también se emplazará una obra realizada y donada por el artista para la ocasión, en la plaza frente al museo neuquino.
Otra donación, esta vez de un mural grande del pintor y dibujante Pat Andrea , podrá verse a partir de marzo, instalado definitivamente sobre una de las paredes interiores del Museo de Arte del Tigre (MAT).
Mientras tanto, el Museo Caraffa de la ciudad de Córdoba expondrá en la segunda mitad del año las muestras individuales del reconocido pintor porteño Pablo de Monte; del fotógrafo –ya más argentino que suizo- Gian Paolo Minelli; la retrospectiva del escultor Enio Iommi (esa que pudo verse el año pasado en el C. C. Recoleta); y una joyita internacional: la muestra de Artistas populares de México con la gráfica popular de ese país.
El año se cerrará en este museo cordobés con las nuevas pinturas de Carlos Alonso sobre el norte argentino, su serie más reciente.
La porteña Fundación Alon apostará durante el 2011 a exhibiciones de artistas argentinos contemporáneos, rompiendo con su costumbre de exhibir sobre todo a los grandes maestros. Karim Makarius, Norma Bessouet y Eduardo Iglesias Brickles serán algunos de los expositores. Y Alon está en tratativas para llevar una gran muestra de Policastro al museo Eduardo Sívori de Palermo.
En Junio podrá verse, también en Buenos Aires, la exposición Arte Latino en los Estados Unidos en la Fundación OSDE . Serán más de ochenta obras que darán cuenta de la construcción de la identidad latina en el país norteamericano. Está organizada junto al Smithsonian Latino Center de Washington y cuenta con la colaboración de la Embajada de los Estados Unidos en la Argentina.
En la misma fundación durante septiembre, se expondrá la retrospectiva del gran escultor argentino Norberto Gómez . Se llamará “De héroes, monstruos y monstruosidades” y será curada por Ana María Battistozzi.
A fin de año, la misma institución expondrá Las cosas del creer: estética y religiosidad en Alfredo Gramajo , más de setenta obras organizadas alrededor de los ejes temáticos “fiestas”, “devociones y ritos”, “rostros” y “paisajes”.
Habrá otra muestra a manera de retrospectiva que se realizará durante el mes de mayo en el Palais de Glace ; es la de Carmelo Arden Quinn . Es uno de los principales representantes del movimiento Madí y sus obras se exhibirán junto a las de otros artistas madíes.
Donde el año reserva un par de delikatessen es en el Museo Nacional de Bellas Artes . Será fundamental la muestra de Arte cinético y óptico que se realizará en octubre. “Es la primera vez que se mostrará de una manera tan completa ese tipo de arte de nuestro país”, explica su curadora, María José Herrera. Contará con obras de Le Parc, Marta Boto, García Rossi, Yvaral, Stein, Sobrino, Eduardo Rodríguez, Silva, Tomasello, Polesello, Ary Brizzi, Vidal, Mac Entyre y Espinosa.
Claridad: la vanguardia en lucha, 1920- 1940 es el título de la exposición que se podrá ver también en ese mismo museo durante agosto. Curada por el diplomático Sergio Baur (quien en el 2010 realizó en la misma institución la exposición sobre la revista “Martín Fierro”), esta vez el tema será la revista Claridad y los artistas e intelectuales del grupo de Boedo.
El toque internacional orientado al arte tecnológico estará presente durante julio en la exhibición de las preciosas obras del californiano Jim Campbell, en el Espacio de la Fundación Telefónica . En el mismo lugar se inaugurará, durante marzo, el Minuphone de Marta Minujín , recontrucción y aggiornamiento de una pieza histórica.
Pero el 2011 será también un año de grandes cumpleaños, ya que el Malba festejará diez años de existencia y planea hacerlo con una muestra que expondrá partes de su colección no exhibidas habitualmente; y el Salón Nacional de Artes Visuales cumplirá cien años y los festejará con Cien x cien , un recorrido a través de cien obras de grandes maestros nacionales que han sido premiados en el Salón.
El año artísticose viene con todo y no sólo en Buenos Aires. Valdrá la pena hacerse lugar en la agenda para aprovecharlo al máximo.
Fuente:
Diario Clarín Revista Ñ
www.clarin.com
En tren de festejos, el Malba celebra sus 10 años con “más obras de la colección permanente en más salas” -donde destacan Tarsila do Amaral, Frida Kahlo, Diego Rivera, Xul Solar y Antonio Berni-, y presentará un muestrario de todo lo ocurrido en este tiempo, a través de material gráfico y en formato audiovisual.
Por primera vez en la Argentina, se exhibirán las esculturas de la francesa Louise Bourgeois (1911-2010) -de marzo a julio en Fundación Proa- obras monumentales de arañas, oníricas y surrealistas, que llegan al país bajo el título “El Retorno de lo Reprimido”.
Se exhibirán cerca de 75 obras de los diversos períodos de su producción -entre instalaciones, esculturas, objetos y una de sus famosas `Mamá`- en una visión retrospectiva curada por el crítico Philip Larratt Smith, quien ya estuvo en Argentina como curador de la mega convocante exposición de Andy Warhol en el Malba.
La vigésima edición de la feria de arte contemporáneo arteBA, uno de los encuentros más emblemáticos del Cono Sur, promete una gran convocatoria -del 19 al 23 de mayo en La Rural-, con la incorporación este año de “U-Turn Project Rooms”, una sección de galerías internacionales para acercar lo mejor del arte contemporáneo.
De gran impacto visual será sin duda la muestra “Arte cinético” que planea para octubre el Museo Nacional de Bellas Artes, donde se reconstruirá la exposición histórica La inestabilidad (1964), con obras de Julio Le Parc, Víctor Vasarely y Jesús Rafael Soto, curada por María José Herrera.
En su rica y variada programación, el Centro Cultural Recoleta exhibirá en mayo en la sala Cronopios una muestra del genial francés Robert Doisneau (1912-1994), mientras que en julio reunirá a Juan Doffo, cuya obra se centra en paisajes de su Mechita natal (provincia de Buenos Aires); y en octubre a Pablo Siquier, uno de los grandes artistas argentinos surgidos en el 80.
Se destacan también “Arte latino en Estados Unidos” desde junio en Espacio de Arte de la Fundación Osde, un proyecto organizado junto con el Smithsonian Latino Center del Complejo Museográfico Smithsonian de Washington, con 80 obras que dan cuenta de la construcción de la identidad latina en los Estados Unidos, y de sus acuerdos y tensiones con la cultura mayoritaria.
Además, en ese mismo espacio de la calle Suipacha 658 se verá a fines de 2011 (entre noviembre y diciembre) “Religiosidades contemporáneas”, que pone en exhibición el modo en que el arte contemporáneo da cuenta de algunos rituales, como el del Gauchito Gil o la Difunta Correa, a través de obras de Marcos López, Víctor Quiroga, Miguel Ronsino y otros.
La reciente reapertura en Barracas del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba), la feria especializada Buenos Aires Photo (del 25 al 30 de octubre), la Semana del Arte (del 25 de septiembre al 1 de octubre) y los tradicionales Gallery Nights, el ultimo viernes de cada mes en distintos barrios porteños, se suman a este efervescente mapa cultural.
Fuente: Mercedes Ezquiaga, Agencia Télam.
El 2011 se viene cargado de arte para todo el país. Los principales museos y fundaciones estarán inundados de exposiciones, muchas de ellas muy buenas. En marzo mismo inaugura el que promete ser el plato fuerte del año: la retrospectiva de la famosísima escultora francesa Louise Bourgeois en la Fundación Proa.
El arte cinético, el óptico, el arte mexicano, el francés, el latino de América del Norte y, sobre todo, el bien argentino, tienen puntos muy altos. Aquí, algunos hits de la programación artística que se viene: En la primer parte del año podrá visitarse la muestra del gran fotógrafo francés Robert Doisneau en la Sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta . Autodidacta, se hizo famoso por sus fotografías en blanco y negro de personas paseando por los distintos barrios de París y Gentilly en los años 50. Es especialmente conocida su foto El beso del hotel de Ville , mundialmente repoducida de todas las formas posibles y en todo tipo de objetos (tazas, alfombras, posters, cuadernos …) Seguramente usted tiene en su casa una copia de esta obra.
Más adelante, en el mismo centro cultural se expondrán las muestras individuales de Juan Doffo, Duilio Pierri y Pablo Siquier durante los meses de mayo, septiembre y octubre, respectivamente y la de Eduardo Stupía, entre otros pesos pesados del arte nacional.
En la primera mitad del año podrá verse la exposición de Fotografía mexicana en el Museo Nacional de Bellas Artes de la ciudad de Neuquén . Organizada en conjunto por esa institución y el famoso Centro de la Imagen de México, se mostrarán más de cien obras de los reconocidos Flor Garduño, Pablo Ortiz Monasterio y Cristina Kahlo.
El mismo museo prepara para el mes de octubre una muestra antológica del maestro Gyula Kosice , durante la que también se emplazará una obra realizada y donada por el artista para la ocasión, en la plaza frente al museo neuquino.
Otra donación, esta vez de un mural grande del pintor y dibujante Pat Andrea , podrá verse a partir de marzo, instalado definitivamente sobre una de las paredes interiores del Museo de Arte del Tigre (MAT).
Mientras tanto, el Museo Caraffa de la ciudad de Córdoba expondrá en la segunda mitad del año las muestras individuales del reconocido pintor porteño Pablo de Monte; del fotógrafo –ya más argentino que suizo- Gian Paolo Minelli; la retrospectiva del escultor Enio Iommi (esa que pudo verse el año pasado en el C. C. Recoleta); y una joyita internacional: la muestra de Artistas populares de México con la gráfica popular de ese país.
El año se cerrará en este museo cordobés con las nuevas pinturas de Carlos Alonso sobre el norte argentino, su serie más reciente.
La porteña Fundación Alon apostará durante el 2011 a exhibiciones de artistas argentinos contemporáneos, rompiendo con su costumbre de exhibir sobre todo a los grandes maestros. Karim Makarius, Norma Bessouet y Eduardo Iglesias Brickles serán algunos de los expositores. Y Alon está en tratativas para llevar una gran muestra de Policastro al museo Eduardo Sívori de Palermo.
En Junio podrá verse, también en Buenos Aires, la exposición Arte Latino en los Estados Unidos en la Fundación OSDE . Serán más de ochenta obras que darán cuenta de la construcción de la identidad latina en el país norteamericano. Está organizada junto al Smithsonian Latino Center de Washington y cuenta con la colaboración de la Embajada de los Estados Unidos en la Argentina.
En la misma fundación durante septiembre, se expondrá la retrospectiva del gran escultor argentino Norberto Gómez . Se llamará “De héroes, monstruos y monstruosidades” y será curada por Ana María Battistozzi.
A fin de año, la misma institución expondrá Las cosas del creer: estética y religiosidad en Alfredo Gramajo , más de setenta obras organizadas alrededor de los ejes temáticos “fiestas”, “devociones y ritos”, “rostros” y “paisajes”.
Habrá otra muestra a manera de retrospectiva que se realizará durante el mes de mayo en el Palais de Glace ; es la de Carmelo Arden Quinn . Es uno de los principales representantes del movimiento Madí y sus obras se exhibirán junto a las de otros artistas madíes.
Donde el año reserva un par de delikatessen es en el Museo Nacional de Bellas Artes . Será fundamental la muestra de Arte cinético y óptico que se realizará en octubre. “Es la primera vez que se mostrará de una manera tan completa ese tipo de arte de nuestro país”, explica su curadora, María José Herrera. Contará con obras de Le Parc, Marta Boto, García Rossi, Yvaral, Stein, Sobrino, Eduardo Rodríguez, Silva, Tomasello, Polesello, Ary Brizzi, Vidal, Mac Entyre y Espinosa.
Claridad: la vanguardia en lucha, 1920- 1940 es el título de la exposición que se podrá ver también en ese mismo museo durante agosto. Curada por el diplomático Sergio Baur (quien en el 2010 realizó en la misma institución la exposición sobre la revista “Martín Fierro”), esta vez el tema será la revista Claridad y los artistas e intelectuales del grupo de Boedo.
El toque internacional orientado al arte tecnológico estará presente durante julio en la exhibición de las preciosas obras del californiano Jim Campbell, en el Espacio de la Fundación Telefónica . En el mismo lugar se inaugurará, durante marzo, el Minuphone de Marta Minujín , recontrucción y aggiornamiento de una pieza histórica.
Pero el 2011 será también un año de grandes cumpleaños, ya que el Malba festejará diez años de existencia y planea hacerlo con una muestra que expondrá partes de su colección no exhibidas habitualmente; y el Salón Nacional de Artes Visuales cumplirá cien años y los festejará con Cien x cien , un recorrido a través de cien obras de grandes maestros nacionales que han sido premiados en el Salón.
El año artísticose viene con todo y no sólo en Buenos Aires. Valdrá la pena hacerse lugar en la agenda para aprovecharlo al máximo.
Informe: Antonella de Alva
La planificación de una temporada, propia de sociedades civilizadas, ya quedó establecida en Buenos Aires. En todos los rubros. Las artes visuales tienen el privilegio de arrancar, tempranamente, en el mes de marzo, con la muestra de Louise Bourgeois en la Fundación Proa. El enorme talento de la escultora franco-estadounidense sorprenderá a quienes no la conocen y gratificará, una vez más, a los que, desde hace una década y media, siguen su trayectoria en bienales, documentas y muestras personales en los principales centros culturales del mundo.
Su nombre, incluido en una exposición colectiva que pasó por Montevideo ( Lines of Vision, dibujo de mujeres en el Centro Municipal de Exposiciones, 1990) y aun en la importante Exposición Internacional por el fin del hambre en el mundo,1989,conocida en Buenos Aires, pasó inadvertido. Como en general aconteció durante décadas antes de estallar su celebridad en Europa, que se diseminó, incontenible, "urbi et orbi" Su primera retrospectiva europea fue en 1989, la documenta de 1992 y la bienal de Venecia de 1993 la catapultaron a la categoría de mito viviente, que luego confirmarían las bienales de Lyon, San Pablo y nuevamente Venecia.
Nacida en París en 1911, en un hogar de restauradores de tapices, en el cual Louise se encargaba de las partes raídas y de alterar el sexo de los angelotes con ramos de flores al gusto de los clientes puritanos. Formada en matemáticas en la Sorbona frecuentó la Escuela de Bellas Artes y las academias de arte RANSON, Julien y la Grande Chaumière, así como los talleres de Fernand Léger, André Lhote, Othon Friesz, Roger Bissière e Yves Brayer. También asistió a las clases de la Escuela del Louvre.,
Compartió la estética cubista y surrealista y los cotidianos gustos del Art déco y la moda de Coco Chanel a la que su madre la habituó, trajes que conservaría toda su vida y utilizaría para sus instalaciones... En los inestables años del facismo y nazismo, de la guerra civil española, Louise conoció a Robert Goldwater, historiador de arte estadounidense, y se marchó a Estados Unidos. Allí comenzó a pintar primero para luego dedicarse a la escultura con envíos regulares a exposiciones colectivas. En su taller de Brooklyn, por coincidencia, una vieja manufactura de tejidos, comenzó a construir, sin prisa y una apabullante capacidad de invención, una obra que apresa los vericuetos del inconsciente, los miedos y represiones de la infancia (las arañas que devoraban los mosquitos en su hogar, el padre dominante y donjuanesco), moviéndose en la dialéctica de los opuestos (duro-blando, femenino-masculino, liso-rugoso, geométrico-orgánico, pesado-leve, adentro-.afuera, figurativo-abstracto) hasta culminar en una síntesis y una androginia primordial atravesada por el erotismo y sensualidad de fuerte impacto en enormes instalaciones. Su exposición en el Río de la Plata será un acontecimiento histórico.
En mayo, Arte BA cumple 20 años. En los pabellones de La Rural transcurrirá entre 19 y el 23 de mayo, con una renovada programación, con el proyecto U-Turn Project Rooms y un homenaje a Carmelo Arden Quin con una mesa de discusión el día 22 de ese mes.
La III Bienal del Fin del Mundo, en Ushuaia, estará a cargo de Consuelo Císcar, directora del IVAM de Valencia, en agosto y setiembre. El Museo Nacional de Bellas Artes anuncia un repaso del arte geométrico para octubre, mientras los artistas Juan Melé, Kosice, Blazko (todos provenientes de arte madí) y Polesello, tendrán sus respectivas monográficas. Con la apertura del Museo de Arte Moderno en la avenida San Juan, la capital porteña, si no se convierte en la capital cultural del Cono Sur, como desean y proclaman el nacionalismo argentino, pues es imposible arrebatarle el cetro a San Pablo), se aproxima bastante.
Fallecida apenas el pasado 31 de mayo, la escultora franco-estadunidense Louise Bourgeois (1911-2010), conocida por su obra abstracta y de connotaciones oníricas, quien trabajó hasta días antes de su muerte, dejó programada una serie de exposiciones y actividades, aunque ninguna relacionada con el centenario de su nacimiento, que se celebrará el 25 de diciembre de este año, situación que podría cambiar según se acerque la fecha, informó a La Jornada, Wendy Williams, directora del estudio de la artista.
Bourgeois, gran dama del modernismo tardío, todavía alcanzó a colaborar personalmente en la exposición Bellmer/Bourgeois-doble sexus, abierta el 24 de abril en la Sammlung Scharf-Gerstenberg, Nationalgalerie, en Berlín, Alemania, que luego itineró al Gemeentemuseum, en La Hague, y el 26 de marzo se abrirá en la Universidad Estatal de Ohio, en Columbus, Estados Unidos. Cabe recordar que la artista expuso La elegancia de la ironía en el Museo Tamayo de Arte Contemporáneo en 1996.
La muestra confronta su obra con la del surrealista Hans Bellmer, ambas fuertemente influenciadas por las experiencias de infancia, ya que en los dos casos la relación con un padre dominante es un factor en especial relevante. Una de las piezas sobresalientes de la exhibición es Célula XXVI (2003). Habría que mencionar que en 1986 Bourgeois empezó a crear lo que llamó sus células, instalaciones que forman la sección más importante de su obra más reciente. Ellas reúnen muchos aspectos de su producción más temprana: el cuerpo humano, la ambigüedad sexual y la búsqueda por la identidad.
La célula comprada por el museo holandés consta de una jaula oval construida con un alambrado metálico. Dentro se encuentra un gran espejo, suspendida una figura humana hecha de textil y dos delicados vestidos colgantes. La naturaleza de Célula XXVI es ambigua; por una parte, es un lugar de refugio del mundo exterior, por otra, se asocia con el encarcelamiento.
Bourgeois ya no colaboró en Louise Bourgeois: The Fabric Works, en la Fondazione Vedova, Venecia, Italia (5/6/10-12/9/10), que viajó a Hauser & Wirth, en Londres, Inglaterra (14/10/10-18-12-10); ni en Louise Bourgeois: Madre e hijo, en el Museo Nórdico de Acuarela (19/9/10-5/12/10), que viajará al Kunstforeningen, Copenhague, Dinamarca (29/1/11-15/5/11), o Louise Bourgeois: Moi, Eugénie Grandet, en la Maison de Balzac, París, Francia (2/11/10-7/2/11).
El pasado 8 de diciembre, en asociación con el Museo Solomon R. Guggenheim y el espacio artístico alternativo White Columns, Rob Pruitt dio a conocer sus Galardones Artísticos 2010 que, por una parte, fueron para Bourgeois.
Dichos premios reconocen a individuos, exposiciones y proyectos que impactaron el arte contemporáneo el año pasado.
Para 2011 están programadas No me abandonen: Louise Bourgeois/Tracey Emin Collaboration, Hauser & Wirth Colnaghi, Londres (16/2/11-12/3/11); Louise Bourgeois: El regreso de los reprimidos, Fundación Proa, Buenos Aires, Argentina (26/3/11-5/6/11), que posteriormente viajará al Instituto Tomie Ohtake, Sao Paulo, y al Museo de Arte Moderno, Río de Janeiro, ambos en Brasil.
Fuente: La Jornada
Fallecida apenas el pasado 31 de mayo, la escultora franco-estadunidense Louise Bourgeois (1911-2010), conocida por su obra abstracta y de connotaciones oníricas, quien trabajó hasta días antes de su muerte, dejó programada una serie de exposiciones y actividades, aunque ninguna relacionada con el centenario de su nacimiento, que se celebrará el 25 de diciembre de este año, situación que podría cambiar según se acerque la fecha, informó a La Jornada, Wendy Williams, directora del estudio de la artista.
Bourgeois, gran dama del modernismo tardío, todavía alcanzó a colaborar personalmente en la exposición Bellmer/Bourgeois-doble sexus, abierta el 24 de abril en la Sammlung Scharf-Gerstenberg, Nationalgalerie, en Berlín, Alemania, que luego itineró al Gemeentemuseum, en La Hague, y el 26 de marzo se abrirá en la Universidad Estatal de Ohio, en Columbus, Estados Unidos. Cabe recordar que la artista expuso La elegancia de la ironía en el Museo Tamayo de Arte Contemporáneo en 1996.
La muestra confronta su obra con la del surrealista Hans Bellmer, ambas fuertemente influenciadas por las experiencias de infancia, ya que en los dos casos la relación con un padre dominante es un factor en especial relevante. Una de las piezas sobresalientes de la exhibición es Célula XXVI (2003). Habría que mencionar que en 1986 Bourgeois empezó a crear lo que llamó sus células, instalaciones que forman la sección más importante de su obra más reciente. Ellas reúnen muchos aspectos de su producción más temprana: el cuerpo humano, la ambigüedad sexual y la búsqueda por la identidad.
La célula comprada por el museo holandés consta de una jaula oval construida con un alambrado metálico. Dentro se encuentra un gran espejo, suspendida una figura humana hecha de textil y dos delicados vestidos colgantes. La naturaleza de Célula XXVI es ambigua; por una parte, es un lugar de refugio del mundo exterior, por otra, se asocia con el encarcelamiento.
Bourgeois ya no colaboró en Louise Bourgeois: The Fabric Works, en la Fondazione Vedova, Venecia, Italia (5/6/10-12/9/10), que viajó a Hauser & Wirth, en Londres, Inglaterra (14/10/10-18-12-10); ni en Louise Bourgeois: Madre e hijo, en el Museo Nórdico de Acuarela (19/9/10-5/12/10), que viajará al Kunstforeningen, Copenhague, Dinamarca (29/1/11-15/5/11), o Louise Bourgeois: Moi, Eugénie Grandet, en la Maison de Balzac, París, Francia (2/11/10-7/2/11).
El pasado 8 de diciembre, en asociación con el Museo Solomon R. Guggenheim y el espacio artístico alternativo White Columns, Rob Pruitt dio a conocer sus Galardones Artísticos 2010 que, por una parte, fueron para Bourgeois.
Dichos premios reconocen a individuos, exposiciones y proyectos que impactaron el arte contemporáneo el año pasado.
Para 2011 están programadas No me abandonen: Louise Bourgeois/Tracey Emin Collaboration, Hauser & Wirth Colnaghi, Londres (16/2/11-12/3/11); Louise Bourgeois: El regreso de los reprimidos, Fundación Proa, Buenos Aires, Argentina (26/3/11-5/6/11), que posteriormente viajará al Instituto Tomie Ohtake, Sao Paulo, y al Museo de Arte Moderno, Río de Janeiro, ambos en Brasil.
También hay exposiciones pendientes en las galerías Marlborough Graphics, Londres, Inglaterra; Cheim & Read, Nueva York, y la Kunsthalle Wien, Viena, Austria.
Cabe recordar que la instalación de Bourgeois, Los condenados, los poseídos y los amados, será develada el 29 de junio de 2011, en Vardo, Noruega. El proyecto está dedicado a las víctimas de la caza de brujas del siglo XVII, y hecha en colaboración con el arquitecto Peter Zumthor. La silla incendiada y el anillo de espejos de Bourgeois simbolizan la muerte de las brujas de Vardo, y serán contenidas en un cubo de vidrio diseñado por Zumthor. Un segundo edificio, elaborado en madera y tela por Zumthor, celebrará las vidas de las brujas.
Louise Bourgeoius nació en las afueras de París; a los ocho años de edad, redibujaba los diseños de los textiles gastados en el negocio de restauración de tapices de sus padres. Estudió en París en la Ècole du Louvre, antes de mudarse, en 1938, a Estados Unidos con su esposo, el historiador del arte Roberto Goldwater.
El tema de su obra siempre fue su vida y experiencias. El arte, alguna vez escribió, “es la experimentación –más bien la rexperimentación– de un trauma”. De acuerdo con información proveniente de la galería Hauser & Wirth, Bourgeois fue pionera en un nuevo tipo de arte en que la multiplicidad de formas y materiales se utilizan para excitar y exorcizar las emociones. Mediante motivos recurrentes –partes corporales, casas, arañas y skeins de hilo, el uso dramático de colores y una vasta variedad de medios–, Bourgeois desarrolló un código profundamente potente, personal y simbólico. Era una pensadora original, quien siempre estaba al frente de nuevos desarrollos artísticos, sin embargo, nunca asociada directamente con los movimientos de vanguardia de su tiempo.
Fue hasta 1966 que la muestra Abstracción excéntrica, curada por Lucy Lippard en la Galería Fischbach, en Nueva York, atrajo atención crítica y pública a su obra.
En 1982, el Museo de Arte Moderno, en la gran manzana organizó una retrospectiva de su producción. Una década después participó en Documenta IX, y en 1993 representó a Estados Unidos en la Bienal de Venecia.
Después del Tate
En 2001 fue la primera artista comisionada para llenar la Turbine Hall, espacio de 3 mil 400 metros cuadrados, en el Tate Modern. Una retrospectiva mayor que abrió en el Tate Modern en 2007, para después itinerar al Centro Pompidou, en París; al Museo Guggenheim, en Nueva York; al Museo de Arte Contemporáneo, en Los Ángeles, y al Museo y Jardín de Escultura Hirshhorn, en Washington, DC, consolidaron su reputación como la gran dama del modernismo tardío, una de las artistas más importantes y visionarias del siglo XX y principios del XXI.
Para la escultora Yvonne Domenge, Louise era ejemplo de libertad de expresión, porque trabajó todos los materiales, los temas y los formatos que quiso. Deja un ejemplo de ligereza, de juego, de capacidad de investigación de materiales. Nunca se enfrentó a sí misma, nunca se limitó; siempre escuchó su voz interior de fuego, de creatividad y de deseo de expresión.
This major survey of Bourgeois’s work, titled “The Return of the Repressed,” is being billed as the “first in-depth examination of the artist’s relationship to psychoanalysis.” Yet that over-eggs the pudding, since all Bourgeois exhibitions—be they modest or ambitious—must engage psychoanalysis as the most convincing mode of formal interpretation. Indeed, the sculptor’s Freudian analysis was as transformative for her work as Jackson Pollock’s Jungian analysis was for his. At Fundación Proa, an exhibition of nearly one hundred pieces made between 1946 and 2009 takes on this subject directly, as does a catalogue featuring an examination of the late artist’s recently uncovered writings. Cold-shouldered by AbEx society, Bourgeois should now be seen as having but one AbEx parallel—Pollock himself_.