Prensa Publicada
Con “máximo esfuerzo, mínimo resultado”, una odisea colectiva aporta esperanza en La Boca
Múltiples registros de “La fe mueve montañas”, una acción titánica impulsada por Francis Alÿs hace más de dos décadas en Lima, llegan a PROA21 para ofrecer otra visión sobre los cambios sociales
“Mueve una duna”, decían los panfletos que se repartieron entre estudiantes universitarios de Lima, a principios de abril de 2002. La extravagante invitación de Francis Alÿs proponía a los voluntarios “formar un cordón humano que avanzará empujando la arena de la duna con unas palas para moverla de su sitio original”. El artista belga residente en México prometía que “el desplazamiento será de una dimensión infinitesimal, pero no así sus repercusiones simbólicas”.
Lo que buscaba con ese gesto “memorable y esperanzador” titulado La fe mueve montañas era dar una “respuesta épica” a la situación política y social de entonces: la III Bienal Iberoamericana de Lima, a la que había sido convocado a participar por el curador Cuauhtémoc Medina, pretendía “debilitar el cerco que la dictadura de Alberto Fujimori había impuesto al centro de la capital”.
Así lo señala el actual curador en jefe del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) en PROA21, donde se dispone a presentar el sábado 10 de agosto múltiples registros de aquella primera acción en conjunto impulsada por Alÿs que marcaría un hito en su carrera. Incluye el video que muestra cómo aquel “peine humano” integrado por unas quinientas personas avanzaba cuesta arriba moviendo la arena con palas, pero también fotos, textos y hasta las dos pinturas que el artista vendió para financiar esa tarea titánica.
“La subida fue la parte más difícil, un esfuerzo físico muy fuerte. Pero cuando llegamos arriba, vimos el mar a lo lejos. Y nos levantó el alma. Fue el momento de sublimación colectiva. Todos estuvimos convencidos de que habíamos movido una duna”, recordó Alÿs en diálogo con LA NACION en diciembre de 2020, cuando el Malba incluyó esta obra en su ciclo La historia como rumor.
Los testimonios reunidos en aquel trabajo de investigación impulsado en plena pandemia se suman ahora a los aportes del Museo de Arte de Lima (MALI). Allí se mostró este año la exposición que está por inaugurarse en Buenos Aires para transmitir un mensaje de esperanza “y de duda sobre las suposiciones del desarrollo”.
“Lo que importa es evitar la sensación de decaimiento en muchas naciones de América Latina, no solamente en Venezuela –dice Medina–. Nosotros pensamos que en la Argentina, por lo menos un sector está muy decaído. Y nos importa el imaginario que pueda representar, para que entendamos que la dinámica de la historia es muy extraña. No consiste en una relación de planificación y efecto”.
El lema de la obra, explica el curador, es “máximo esfuerzo, mínimo resultado”. Una parte de la acción tiene que ver según él con “defender el ritmo que no es inmediatista ni eficaz con el que los cambios sociales ocurren, que no responden necesariamente al plan. Eso se diferencia del modo en que los políticos ven como una especie de acto milagroso, en lugar de una acción social compleja”.
“Además de ser una burla a la supuesta racionalidad económica, de mercado y de eficiencia –concluye–, tiene que ver con experimentar esa peculiaridad de la situación histórica, particularmente en América Latina, donde frecuentemente hacemos eso: tenemos esfuerzos sociales masivos con resultados visiblemente mediocres. Pero en lugar de criticarlo, nosotros pensamos que la acción está mostrando la importancia de hacerlos”.
Para agendar:Francis Alÿs. Cuando la fe mueve montañas (2002). Dos décadas después, en PROA21 (Av. Pedro de Mendoza 2073). Desde el sábado 10 de agosto, de 16 a 19, hasta octubre con entrada gratis.
Celina Chatruc“Cuando la Fe mueve montañas” es una muestra de archivo que reúne toda la documentación -fotografías, videos, publicaciones, afiches, pinturas, bocetos, dibujos, cartas, correos, etc.- sobre la acción, “heroica y absurda”, realizada en 2002 para la III Bienal Iberoamericana de Lima, del artista Francis Alÿs (nacido en Bélgica en 1959; se muda a México en 1986), en colaboración con el curador Cuauhtémoc Medina (México, 1965) y el cineasta Rafael Ortega (México, 1965).
En aquel 2002 -cuando se realizó la acción original-, los teléfonos celulares, internet y las redes no eran lo abrumadores y omnipresentes que comenzaron a ser desde ese momento hasta ahora. Sin embargo la acción de Alÿs fue una de las primeras en el mundo del arte que se viralizó (en términos módicos en comparación con la masividad e instantaneidad que implica la viralización actual) a partir de los que entonces eran los ‘rudimentos’ de la tecnología digital: profusión y circulación de correos electrónicos, impresión de fotos y edición de video en uno pocos días.
La cuestión de las búsquedas de sentido a través de desplazamientos territoriales, caminatas y acciones colectivas forma parte de las performances que desde entonces realiza Francis Alÿs.
El curador de aquella acción (y de esta recopilación documental) explica en qué consistió la acción realizada en la III Bienal de Lima: “El 11 de abril de 2002 varios cientos de personas unieron sus esfuerzos para desplazar una duna unos centímetros de su locación original. La obra, titulada Cuando la fe mueve montañas, era una acción al mismo tiempo heroica y absurda que evocaba el inmenso costo que implican los avances sociales, al mismo tiempo que afirmaba la necesidad de la acción colectiva y el cambio. Concebida en el ocaso de la dictadura de Fujimori, al inicio de una nueva etapa de democracia en el Perú, Cuando la fe mueve montañas proponía también marcar una era de retos y cambios con un gesto que quería desafiar el pesimismo y desesperación, con un gesto sorprendente: un milagro profano”.
La obra surgió a partir de ver el difícil contexto limeño de 2002, en medio del crecimiento de los asentamientos precarios y espontáneos -llamados localmente “pueblos jóvenes”- por parte de los migrantes que venían desde las zonas rurales y de todo el interior del país, a buscar suerte en la gran ciudad y sus alrededores, en la zona de Ventanilla.
A contrapelo del exitismo, Medina dice que la fórmula que resume la acción es “Máximo esfuerzo… mínimo resultado”.
En una de las salas se exhibe el video documental de Rafael Ortega sobre cómo se planeó y llevó a cabo la performance.
Entre las piezas exhibidas en la exposición de Proa 21, se pueden ver los dibujos de Alÿs -también arquitecto- que dieron origen a la acción; los mensajes e ideas preliminares; las pequeñas y bellísimas pinturas que el artista realizó para vendérselas a coleccionistas y así solventar la performance; los afiches, la comunicación del primer rechazo y luego la aceptación del proyecto por parte de la Bienal de Lima; junto fotografías que dan cuenta de aquella acción, entre otros documentos.
También hay una serie de testimonios, realizados durante la pandemia en un ciclo online que organizó el Malba bajo el título de “Rumor”, dedicado a hitos de la performance en el arte contemporáneo. La acción de Francis Alÿs formó parte de aquel ciclo y en la presente exposición se reunieron aquello testimonios como parte del archivo. Por ejemplo allí se rescata el lugar que tuvo Richard Perales, un miembro del centro de estudiantes que resultó central para la convocatoria de participantes en la acción artística. En otro video está el testimonio del cineasta Rafael Ortega, que desde su experiencia profesional ayudó en cuestiones clave de la organización y documentación de aquella perfomance multitudinaria. Se incluyen además testimonios del crítico peruano Gustavo Buntinx, entre otros protagonistas de la crítica y la curaduría de ese país. Se puede ver y escuchar un diálogo entre Cuauhtémoc Medina y Francis Alÿs. Entre todos reconstruyen en detalle lo que podría llamarse la intrahistoria del armado, la realización, el contexto y las consecuencias de aquella acción.
La exposición del archivo es un modo de mantener en circulación lo que fue aquella práctica artístico-político-poética, que originalmente duró unas horas, pero que con este kit exhaustivo de materiales documentales puede seguir generando ecos, especialmente en momentos tan oscuros como los que vive la Argentina.
* En Proa 21, Avenida Pedro de Mendoza 2073, hasta octubre.
Una exhibición del artista interdisciplinario Francis Alÿ s con curaduría de Cuauhtémoc Medina sobre el emblemático proyecto Cuando la fe mueve montañas, realizado en abril de 2002 para la III Bienal Iberoamericana de Lima.
La exposición reúne material de archivo de diverso orden como documentos, bocetos, pinturas, fotografías, videos y textos que construyen en conjunto la narrativa de esta obra que solo duró unas horas, pero que forma parte de la mitología del arte contemporáneo. Cuando la fe mueve montañas es un evento de motivación política y expresión poética, una acción monumental concebida como un proyecto absurdo y ejecutada por el poder del entusiasmo colectivo. Es también un relato que se expande como rumor y se multiplica desde entonces hasta hoy.
La génesis de Cuando la fe mueve montañas estuvo marcada por circunstancias únicas. La III Bienal Iberoamericana de Lima, 2002, además de abrir el arte peruano a una conversación global, pretendía debilitar el cerco que la dictadura de Alberto Fujimori había impuesto al centro de la capital. Cuauhtémoc Medina fue invitado para la Bienal como curador de México y convocó a Francis Alÿs para la realización del proyecto, que comenzó a gestarse cuando juntos exploraron la ciudad durante la Bienal anterior. Alÿs recorrió las urbanizaciones informales de Ventanilla y quedó asombrado con la resiliencia de los inmigrantes de origen campesino que estaban transformando la ciudad en una megalópolis. La sensación de desesperación social y política del momento le sugería la necesidad de proponer una “respuesta épica” en la forma de una alegoría social. Para el artista, era imprescindible efectuar un gesto memorable y esperanzador. En sus palabras: “un beau geste a la vez inútil y heroico, absurdo y urgente.”
Escribió Francis Alÿs en 2002: Cuando la fe mueve montañas intenta traducir las tensiones sociales en relatos que, a su vez, intervengan en el paisaje imaginario de un lugar. La acción procura infiltrarse en la historia local y en la mitología de la sociedad peruana (incluidas sus historias del arte), para insertar otro rumor en sus narrativas. Si el guión cumple las expectativas y logra interpelar las angustias de esa sociedad en ese tiempo y lugar, puede convertirse en un relato que sobreviva al propio acontecimiento. Es entonces cuando tiene el potencial para convertirse en una fábula o un mito urbano. (…) La duna se movió: no fue una ficción literaria; eso efectivamente sucedió. No importa cuán lejos, y de hecho solo se produjo un desplazamiento infinitesimal, pero al viento le hubiese tomado años mover una cantidad de arena equivalente. Así que fue un pequeño milagro. La historia comienza allí. Y las interpretaciones que de ella se hagan no tienen que ser precisas, sino tener la libertad de ir moldeándose con el tiempo.
Del 10 de agosto al 30 de octubre. Puede visitarse de jueves a domingos de 12 a 19, con entrada libre y gratuita.
Proa 21 (Pedro de Mendoza 2073).