Prensa Publicada

  • Título: Abraham Cruzvillegas y la construcción de una precariedad contradictoria
    Autor: Ana María Battistozzi
    Fecha: 25/06/2024
    Ver nota completa
    Ver nota original (Revista Ñ)

    Abraham Cruzvillegas y la construcción de una precariedad contradictoria
    • Uno de los artistas invitados a Espejos de México, la nueva exposición de Fundación Proa, forma parte de una generación de artistas contemporáneos que salieron al mundo, y esquivan los estereotipos del arte tradicional.
    • Desde el sábado 29 de junio, con tres obras ocupa una sala completa en el espacio de La Boca.

    Abraham Cruzvillegas y la construcción de una precariedad contradictoria

    Abraham Cruzvillegas durante el montaje de Espejos de México, en Fundación Proa. Fotos: Ariel Grinberg.

    Ana Maria Battistozzi
    ANA MARIA
    BATTISTOZZI

    Abraham Cruzvillegas durante el montaje de Espejos de México, en Fundación Proa. Fotos: Ariel Grinberg.

     

    El Autorretrato ciego de Cruzvillegas, formado por los tickets y papeles que recolecta en su vida cotidiana, pitados al dorseo. Fotos: Ariel Grinberg

     

    El artista durante el montaje. Foto: Ariel Grinberg.

    Abraham Cruzvillegas es uno de los cuatro artistas que participa de Espejos de México, la exhibición que reúne obras de gran formato, desde el sábado 29 de junio en Fundación Proa. Junto a Gabriel Orozco, Gabriel Kuri y Damián Ortega, Cruzvillegas pertenece a una generación que hacia fines de los 80 introdujo un giro radical en el panorama del arte mexicano. El "Taller de los viernes", la reunión que los congregó semanalmente entre fines de los 80 y comienzos de los 90, fue la principal usina de sus ideas. Sobre alguna de ellas, el artista conversó con Ñ.
     

    -¿Cómo se definieron las piezas que integrarían esta exhibición?

    -Cuando Adriana Rosenberg me invitó a exponer en Proa, propuse algunas cosas que considero emblemáticas en mi trabajo: tres distintas. Unos dibujos, Autorretrato ciego, que es una suerte de mural, y una pieza escultórica. Entonces ella tuvo la idea, que me pareció genial, de aprovechar la relación de Proa con Tenaris, la fábrica de tubos.

    -¿Y cómo eso se pudo relacionar con tu obra? Lo que sale de la fábrica es algo industrial, tecnológicamente acabado. ¿Me equivoco?

    -Justamente, quizás es más fácil empezar por ahí. Si bien las otras piezas mías en esta exhibición tienen que ver con otros proyectos, en este caso se relaciona con una serie de esculturas que cuelgan del techo que he hecho en los últimos años, que en cada caso están hechas con materiales locales. La que hice hace unos diez años para el Museo Jumex es una referencia importante. Entonces, un montón de sitios alrededor del museo estaban en construcción porque esa zona de la ciudad se transformó mucho. Fui a recuperar material de los alrededores y con eso hice la obra que está ahora en exhibición en el Museo Jumex. Cuando Adriana vio la obra pensó en Tenaris México y me sugirió ir a visitarla para ver si algo podía salir de allí. Así fui a ver el proceso de manufactura del tubo, que empieza con un gran patio de chatarra donde llega toda la materia prima que se va a fundir para hacer un tubo nuevo. Ese gran patio de chatarra es una cosa brutal; un hangar gigante al aire libre con una grúa que toma de aquí y allá materiales en cantidades y las pone en el crisol para luego meterlas a la fundición.


    El Autorretrato ciego de Cruzvillegas, formado por los tickets y papeles que recolecta en su vida cotidiana, pitados al dorseo. Fotos: Ariel Grinberg El Autorretrato ciego de Cruzvillegas, formado por los tickets y papeles que recolecta en su vida cotidiana, pitados al dorseo. Fotos: Ariel Grinberg

    En ese patio hay de todo. Lo que está listo para ser fundido de nuevo y lo que viene de otros procesos industriales como las puertas de los coches. Pedazos que le recortan una lámina de la forma de la puerta y lo que queda lo dejan aparte. La acumulación de todo lo que no se usó va al patio de chatarra. Tubos que no sirvieron, resortes de los colchones, láminas metálicas de todo lo que se va a reciclar.

    Así, para la obra que se exhibe aquí pedí al equipo de Proa que me ayudara a recuperar material del patio de chatarra de la planta Tenaris de Campana, en Buenos Aires. Lo único que les dije fue: necesito material que pueda usar y con ese criterio que parece muy vago la gente escogió el material justo. Es que yo no necesito elegir: lo que me den lo uso a ciegas. Con eso hice la escultura central y me gusta mucho esa parte, que no opera como mi selección.

    -Pienso en la conexión que se puede entablar entre el tipo de producción de tu obra y el sistema de producción más generalizado del sistema, que no es específicamente el del arte.

    -Para mí no se trata de una metáfora ni una alegoría, es una realidad: la de la transformación. En la exposición va a haber plantas originarias de la región. Me interesa la transformación. Procesos lentos, rápidos y violentos. Y en ese proceso está también el mío; el de mi identidad como ser humano que no necesariamente es mexicano, ni hombre, ni padre ni hijo. Es humano, ese proceso de transformación y de construcción de la identidad que compartimos todas y todos. Para mí lo humano es bien importante con relación a lo que estábamos mencionando de la fábrica y del material.

    -Se me viene a la cabeza algo muy propio de los debates del presente, que plantean los limites de lo humano en relación a lo que surge de la inteligencia artificial. ¿Has pensado algo de eso con relación a tu obra?

    -La verdad no tengo la inteligencia suficiente como para responder eso.


    El artista durante el montaje. Foto: Ariel Grinberg. El artista durante el montaje. Foto: Ariel Grinberg.

    -Theodor Adorno sostuvo que el sistema de producción de la obra de arte de algún modo refleja el estadio de la producción local. Diría que no es lo mismo en un artista inglés que en uno mexicano o argentino.

    -Ya que mencionas a Adorno, el contexto en el que surgen sus ideas es Alemania y en esta exposición hay dos artistas que de algún modo tienen una conexión con Alemania. Por un lado Damián Ortega, que en su Cosmic Thing desarma un Volkswagen que es un emblema de la industria, la producción y la economía alemana en un momento muy peculiar. Y por otro lado Julieta Aranda que vive en Alemania pero su obra no habla de eso ni refiere estrictamente al contexto en el que ella produce su obra. Yo que he vivido en Berlín también he tratado de introducir en mi lenguaje vocablos que tienen que ver con con esos contextos distintos. El contexto en el que Engels habla de la clase obrera y cómo construyen sus casas, para mí es súper importante pero yo necesariamente lo llevo a mi territorio, a mi contexto y no trato de ilustrarlo ni hacerlo didáctico. Afirmar el sentido contextual desde la identidad mexicana no me interesa.

    -Justamente te quería preguntar por eso. Los cuatro artistas de esta exhibición se caracterizan por una posición conceptual totalmente distinta del estereotipo del artista mexicano asociado a una postura política y un sistema de representación próximo a la narrativa del muralismo o al exotismo.

    -Rafael Lozano-Hemmer, que es mexicano como yo, vive en Canadá y su obra está totalmente vinculada a la tecnología de punta del siglo XXI. Como él, los otros artistas de esta exposición somos muy distintos unos de otros. Esto que tú mencionas se ha ido transformando en gran medida, aunque el discurso monolítico identitario de lo mexicano, que la propaganda del estado construyó a través del muralismo, sigue ahí y es muy poderoso. Con algunos artistas de mi generación tratamos de evadir ese conflicto que para mí no es un conflicto. Yo no puedo negar ser mexicano. En mi obra hay como una gramática que vienen del contexto, pero pero no quiero que mi trabajo sea visto como el estereotipo de lo “mexicano”.

    -Hay algo en tu obra que, salvando diferencias, podría encontrar afín con algunos artistas argentinos como Diego Bianchi u otros artistas del resto del mundo, como Thomas Hirschhorn, como si participara de una mirada que hace foco en el desecho y el reciclaje como algo propio de un paisaje globlal contemporáneo.

     

    -Podría ser en varios artistas de mi generación en cuanto al reciclaje, no de materiales de desecho como dijiste tu. Te diría que me siento muy cercano a Hirschhorn, admiro mucho su trabajo pero su aparato político no tiene nada que ver con el mío, aunque formalmente haya una similitud.

    -Tu obra aparece asociada al término Autoconstrucción. ¿Qué significa exactamente?

    -Refiere a las casas que construyen las familias mientras las habitan, como la que casa en que crecí. Casas que existen en todas las ciudades del mundo. Desde México a Hong Kong y que se llaman de distintas maneras. En México a esto se llama Autoconstrucción y lo que las caracteriza es esa evidencia de la desigual distribución de la riqueza, que genera un elemento constructivo. Y también una estética que evoca la desigualdad como un factor humano y a la vez un sistema afectivo de solidaridad entre vecinos y familiares. Construcciones que avanzan con lo que se puede. Podría decirse que hay en ellas un orden inestable propio del proceso que determina la necesidad. En el caso de la escultura en esta muestra sería que no se caiga al piso, que sea segura, que nadie se lastime. Hay una serie de decisiones que se toman sobre la marcha. Se trata de una precariedad muy controlada y en ese sentido yo diría una precariedad contradictoria.



    Ocultar nota
  • Título: Desafío a la percepción: qué es el auto desmembrado que flota en La Boca
    Autor: Celina Chatruc
    Fecha: 24/06/2024
    Ver nota completa
    Ver nota original (La Nación)

    Desafío a la percepción: qué es el auto desmembrado que flota en La Boca

    La muestra Espejos de México, que se inaugurará el sábado en Fundación Proa, sorprenderá con las instalaciones de Damián Ortega, Julieta Aranda, Abraham Cruzvillegas y Rafael Lozano-Hemmer

    24 de junio de 202417:37

    Ir a notas de Celina Chatruc
    Celina Chatruc
    LA NACION
    El escarabajo deconstruido por Damián Ortega, en Fundación Proa

26-06-2024. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Foto LA NACION/María Bessone.
    El escarabajo deconstruido por Damián Ortega, en Fundación Proa 26-06-2024. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Foto LA NACION/María Bessone. maria bessone
     

    El auto parece haber estallado en pedazos. Sus partes permanecen suspendidas en perfecto orden, cercanas al centro de la estructura que solían integrar. El techo flota a más de tres metros sobre el piso de la sala de Fundación Proa, mientras que fracciones de neumáticos se suceden hacia las paredes laterales.
     

    Detalle de las partes del auto de Ortega
    Detalle de las partes del auto de Ortegamaria bessone
    Ads by

    “Si las puertas de la percepción se purificaran todo se le aparecería al hombre como es, infinito”, escribió William Blake en El matrimonio del cielo y el infierno (1790). Esa cita inspiró Las puertas de la percepción (1954), de Aldous Huxley, libro que a su vez originó el nombre de la banda The Doors y su canción titulada Break on through.

    No es necesario, sin embargo, estar bajo los efectos de drogas alucinógenas para experimentar la sensación de atravesar un portal hacia otra dimensión. Una vez más, los artistas nos ayudan a expandir nuestra forma de mirar: Damián Ortega fue quien desarmó pieza por pieza este Volkswagen modelo Escarabajo, que perteneció a su padre, para convertirlo en Cosa cósmica, una poética obra que se exhibió en la Bienal de Venecia en 2003. Pese a sus 780 kilos, parece leve como un ave y logró cruzar océanos y fronteras hasta llegar a varios países de distintos continentes.

    Ortega y la instalación titulada Cosa cósmica, en Proa
    Ortega y la instalación titulada Cosa cósmica, en Proamaria bessone

    Ahora, acaba de llegar a la Argentina para integrar desde el sábado próximo la muestra Espejos de México. Incluye también instalaciones de otros artistas nacidos en su país, que exhiben por primera vez en Proa: Julieta Aranda, Abraham Cruzvillegas Rafael Lozano-Hemmer. En agosto se sumará al diálogo desde PROA21 otra del belga-mexicano Francis Alÿs, con curaduría de Cuauhtémoc Medina. Un esfuerzo de producción especialmente valioso en esta era de presupuestos devorados por la inflación.

    A las diferentes perspectivas que ofrecen estos invitados extranjeros se suman las múltiples lecturas que permiten sus creaciones contemporáneas. “Ha sido una lluvia de interpretaciones”, dijo a LA NACION Ortega, en referencia a los significados atribuidos a su obra. “Para los alemanes, este auto originalmente alemán que tuvo uso militar era el símbolo de un país dividido que había que reunificar –explicó-; en México, en cambio, donde fue usado por los estudiantes y los hippies y está vinculado con una memoria muy afectiva, se asoció con la idea de democracia en la que cada pieza es parte de un sistema y todas tienen su función”.

    Detalle de la instalación de Aranda, que incluye recreaciones de trampas para animales
    Detalle de la instalación de Aranda, que incluye recreaciones de trampas para animalesGentileza Fundación Proa

    De hecho, este mismo auto protagonizó otra obra muy distinta hace poco más de dos décadas, cuando lo enterró “ruedas arriba” en el predio donde había sido fabricado. Como un grupo de jóvenes curiosos merodeaban el lugar, debió desenterrarlo y probó arrancarlo para volver manejando a Ciudad de México. Anduvo. La trilogía se completa con Moby Dick (2004), una suerte de lucha “cuerpo a cuerpo” bajo tierra con el escarabajo, cuyo registro en video se incluirá en la muestra.

    También integra una trilogía la videoinstalación exhibida de Aranda. Titulada Robando el propio cadáver (un conjunto alternativo de puntos de apoyo para un ascenso a la oscuridad), se basa en la experiencia que tuvo cuando fue invitada junto a otros artistas a experimentar un vuelo con gravedad cero, para la Bienal de Berlín en 2014. correspondiente a la primera parte. La sala dedicada a sus obras se completa con recreaciones de diversas trampas para animales para representar la “tarea imposible de construir un futuro”, en palabras de Medina.

    Esto no habla de México ni de la Argentina, se vuelve humano, dice Cruzvillegas sobre la instalación flotante creada en la Argentina
    “Esto no habla de México ni de la Argentina, se vuelve humano”, dice Cruzvillegas sobre la instalación flotante creada en la Argentinamaria bessone

    Por otra parte, el auto suspendido de Ortega se vincula a su vez con una instalación realizada por su amigo Cruzvillegas con materiales reunidos en la fábrica de Tenaris, entre otros sitios porteños. “Esto no habla de México ni de la Argentina, se vuelve humano”, dijo a LA NACION el artista sobre esta pieza flotante, que hace su aporte al clima apocalíptico.

    La sensación de atravesar un portal hacia otra dimensión se profundiza en la sala que aloja la instalación interactiva de Lozano-Hemmer. Hay que apretar el botón de un intercomunicador, y dejar un mensaje. El sonido se reproducirá junto con las voces de otros visitantes en esta Matriz de voz (2011), que convierte el ritmo de esas palabras en fuentes cambiantes de luz. Pareciera, aquí, que estamos dentro de una nave espacial. En un viaje cuyo destino desconocemos, porque probablemente sea infinito.

    Matriz de voz (2011), la instalación sonora y lumínica de Lozano-Hemmer
    Matriz de voz (2011), la instalación sonora y lumínica de Lozano-Hemmermaria bessone
    Para agendar:

    Espejos de México en Fundación Proa Av. Don Pedro de Mendoza 1929, desde el sábado 29 de junio a las 17. De miércoles a domingos, de 12 a 19. Entrada: general $3000, estudiantes, docentes y jubilados $1000, menores de 12 años sin cargo. Visitas guiadas a las 15 y 17.

    Celina Chatruc

    Ocultar nota