11 / 07 / 2025

Arte, mujeres, educación, oficio y diseño en la Argentina de las primeras décadas del siglo XX

En este encuentro Larisa Mantovani propone pensar en el voto femenino y el acceso de las mujeres a la educación, dos debates que se dieron en simultáneo en la Argentina de comienzos del siglo XX y que hoy no pueden pensarse por separado.

Viernes 18 de julio a las 18h
Actividad gratuita via zoom
Con inscripción previa aquí

Doctora en Historia, investigadora especializada en artes decorativas en Argentina, curadora de la exhibición “Lucrecia Moyano. Diseño, arte e industria argentina” y autora del libro El pueblo tiene derecho a la belleza: artes aplicadas, educación e industria en Buenos Aires (1910-1940), Larisa Mantovani propone en esta clase pensar el voto femenino y el acceso de las mujeres a la educación, dos debates que se dieron en simultáneo en la Argentina de comienzos del siglo XX y que hoy no pueden pensarse por separado.

Estas discusiones tuvieron eco en el ámbito artístico, como parte de un campo en construcción que aún no incluía el término “diseño”. Muchas de las producciones decorativas o aplicadas se consideraban entonces como algo propio de lo “femenino”, pero la demanda de una educación de calidad llevó la discusión al terreno laboral.

Lucrecia Moyano en la fábrica de la cristalería Rigolleau

En ese punto, las escuelas técnicas se debatían entre las implicancias de formar mujeres para el ámbito doméstico, fomentar su presencia en las fábricas o impulsar el trabajo independiente en talleres propios. Estos fueron los casos de las escuelas profesionales, como la actual “Fernando Fader”. Por otro lado, la formación en espacios como la Academia Nacional de Bellas Artes buscaba articular el oficio con la práctica artística, priorizando la gestación de una idea por sobre el hacer técnico. No eran solo dos formas de enseñar: también eran dos maneras distintas de trascender en al ámbito público, obtener reconocimiento y desempeñarse en el mundo laboral.

Sin embargo, algunas construyeron caminos propios alejados de las instituciones, como fue el caso de Lucrecia Moyano, cuya trayectoria resultó innovadora para una mujer nacida en el siglo XIX. Es indudable que estos recorridos fueron desiguales: algunas vivieron de su profesión y otras quedaron invisibilizadas. Producciones sin nombre y nombres sin obra abundan en estas historias. Tener formación no aseguraba ser reconocida, y saber hacer algo bien no siempre alcanzaba para consagrarse. El diseño ya empezaba a configurarse como un campo en diálogo con las artes aplicadas, conectando la dimensión estética con el hacer técnico.

Larisa Mantovani Doctora en Historia por la Unsam, licenciada y profesora en Artes por la UBA. Se especializa en la historia social de las artes aplicadas y decorativas en Argentina, con énfasis en los vínculos entre arte, educación técnica e industria durante la primera mitad del siglo XX. Su investigación posdoctoral en el Conicet indaga el fomento a la enseñanza, producción y exhibición de textiles entre Buenos Aires y el Norte argentino (1910–1943), a través del análisis de experiencias educativas, exposiciones artísticas e industriales y circuitos de formación para artesanos, artesanas y obreros. Es docente en la Universidad de Buenos Aires y ha sido becaria del Conicet, la Getty Foundation, el Corning Museum of Glass, el American Ceramic Circle y el Ministerio de Cultura de la Nación. Fue curadora e investigadora de la exposición “Lucrecia Moyano. Diseño, arte e industria argentina” en el Museo Nacional de Arte Decorativo y es autora del libro El pueblo tiene derecho a la belleza (Miño y Dávila, 2023).

Auspicia Tenaris – Ternium


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