Intervención en Librería Proa: Recolectora de Paisajes
La artista Inés Drangosch interviene el espacio de la librería con su obra Recolectora de Paisajes, prosiguiendo con el programa de Fundación Proa de promover acciones contemporáneas en los espacios de la fundación. La intervención, curada por Ana Gallardo, entrecruza la palabra y la imagen en obras donde poesía, reflexión y belleza están presentes.
Recolectora de Paisajes, 2009
El ejercicio artístico que viene practicando Inés Drangosch en estos últimos trabajos es sencillo y sutil: dibujos sobre papel. Ejercitando el hábito de la apropiación, dibuja poesías. Trabaja meticulosamente sobre variados papeles, generalmente finos, traslúcidos, como el de calco, que le sugiere aire, agua o luz. Allí deposita las palabras.
De los mapas al jardín, 2009
Textos: “Burning in water, drawning in flame” de Charles Bukowski y “Poesía vertical” de Roberto Juarroz.
Dibujos sobre papel calco, ploters sobre vinilo
En la imagen aparente de una enredadera que toma el espacio con su azaroso dibujo, se observa al acercarse el detalle de varios textos. Drangosch elige a tres poetas y sus libros, “Poesía vertical” de Juarroz , “Burning in water, drawning in flame” de Bukowski y “Una temporada en el infierno” de Rimbaud, y de cada uno ellos selecciona frases que combina y relaciona en un dibujo por las afinidades que encuentra entre ellos. Las frases se juntan sin ningún criterio previo, sólo por el vínculo que ella encuentra en común. El resultado es la imagen de la enredadera del lenguaje, un enmarañado bosque que el contemplador puede comenzar a transitar dificultosamente. En las obras expuestas, trabaja con textos que convierte en naturaleza, organizando una nueva trama, una lectura arbitraria.
Mapas de poesía, 2009.
Textos “Burning in water, drawning in flame” de Charles Bukowski, “Poesía vertical” de Roberto Juarroz y “Una temporada en el infierno” de Arthur Rimbaud, componiendo nuevas geografías.
Impresión sobre papel
En estas piezas, la artista representa cartografías, caminos compuestos por palabras, que nos da referencias para que, convertidos en exploradores anónimos, transitemos de escritura en escritura, de rama en rama, leyendo desde arriba, hacia atrás, hacia los costados o a la primer palabra, un brote compartido. Se plantean así siempre nuevos territorios posibles.
En las vitrinas de la biblioteca
Hojas para…, 2006.
Texto: poemas de Inés Drangosch traducidos en códigos de color.
Instalación. Hojas cuadriculadas, lápices de color, viruta.
Estas hojas cuadriculadas pintadas con lápices de colores, son poemas escritos por la artista, los cuales traduce a estos códigos cromáticos. Presenta al lado los restos de los lápices que ha utilizado.
Rimbaud, 2009
Libro de Arthur Rimbaud: “Una temporada en el infierno”, intervenido con cinta de papel después de haberlo leído. Texto arrancado.
Instalación. Cinta de papel pegada sobre el texto y arrancada.
Aquí se presenta un libro sin letras, junto a restos de cinta scotch. Son las frases que ha sacado a medida que leía Una temporada en el infierno, cubriendo con cinta el libro y “depilando” suavemente las palabras. Cuidadosamente apila los restos en un grupo suave, secreto e irreverente, cual virutas de una talla de madera. Solamente intentado una y otra vez gestos mínimos, para así ordenar una nueva naturaleza.
El jardín de las delicias, 2009
Impresión sobre papel. 30 X 40 cm.
Las enredaderas de Drangosch llegan hasta el espacio de la cafetería en forma de individuales, impregnando color en cada una de las mesas. Retratan el árbol de la mora en el jardín de la artista. Vinculada con el paisaje, esta pieza encuadra a la naturaleza fotográficamente para destacar formas plásticas que determinan su belleza.
Recolectora de paisajes. Ana Gallardo
Cuando Inés sale a su jardín, encuentra palabras.
Va de aquí para allá.
Las encuentra caídas, cruzadas, puntos, comas, acentos.
Cada una de ellas, esta mojada por el rocío.
Las seca.
Pareciera que sus queridos poetas se las dejan, madrugada a madrugada, textos a texto, desparramados entre los pastos, las medianeras, el borde de la pileta, debajo de un limonero, cerca de las azucenas.
Hace un trabajo cuidadoso de recolección, como la espigadora, se agacha y se vuelve a agachar, buscando una a una esa palabra tan querida, leída y releída.
Luego, conforma una gran enredadera de textos que se entrelazan, se adhieren fuertemente al muro, como una enamorada, dejando una huella, un rastro para que nunca se olvide.
Como el agua que corre, bajan y se mezclan, se confunden entre sí, organizando nuevos textos.
Reescribe, como la naturaleza, los poemas que quiere, se apropia de ellos haciendo un nuevo paisaje.
De vez en cuando nos deja una guía, para volver a encontrar el camino,
Números pequeños que nos determina el regreso a ese lugar primero, a esa primera palabra, a un comienzo compartido.
Mapas de poesía, proponiendo varias lecturas posibles
Lee un libro, lo cubre de cinta de papel que después la arranca, borrando el texto.
Primero los vacía como si diera vuelta una bolsa, disimula un abandono sobre el pasto, de aquello que lee y de lo que siente.
Mas tarde, meticulosamente, ordena las pequeñas tiras de palabras arrancadas delicadamente y las apila en un grupo suave, secreto e irreverente.
Todas juntas, como si fueran los restos de una talla de madera.
Aserrín, fino y poético.
Otra vez volvamos a comenzar.
Otro recorrido por una nueva naturaleza, por un nuevo paisaje, por un nuevo poema.
Belleza y felicidad
La obra de Fernanda laguna se divide en dos partes, en la primera instala los libros de la editorial Belleza y Felicidad (creada por ella y otros artistas) sobre una rama. Provoca un encuentro intimo, sorpresivo. Hace posible, en un marco institucional un ámbito de lectura, de reflexión privada y pública con este material recopilado cuidadosamente.
La presencia de la rama realza el origen natural del papel, vinculando mente y naturaleza, además de resaltar el contraste con el espacio nítido y moderno del museo. La misma vez imponente, nos encontramos con la sensibilidad y frágil rama que soporta con finas tanzas, fotocopias de textos que danzan en el aire esperando ser leídos.
"Me gusta sentir que es realmente una biblioteca ambulante. Ella es parte del paisaje urbano, tanto en este caso, con su editorial en rama, como en la calle, en las puerta de una inauguración con su valija repleta de libros. Acompañan esta obra 2 libros de memorias fotográficas de “Belleza y Felicidad”, pieza clave del arte local de los últimos tiempos".
La distancia entre las cosas
La distancia entre las cosas convoca al observador a un nuevo paisaje de figuras y estructuras múltiples, donde se fractura la visión proponiendo líneas y fragmentos abiertos. Las lanas, varillas de madera y materiales utilizados fueron encontradas, seleccionadas y coleccionadas por el artista para convertirse en objetos de contemplación donde la frágil escultura interactúa y actúa junto a la arquitectura del espacio.
La distancia entre las cosas, 2009
Escultura. Lanas de color y varillas de madera
Medidas variables
La pieza, realizada con lanas y varillas de madera, rescata materiales de uso cotidiano para la realización de piezas escultóricas abstractas que conforman un dibujo geométrico. El artista intenta crear esculturas sin adentro, que juegan sobre la idea del límite entre interior y exterior. Siempre interesado en la ciencia y su vínculo con el arte, Joglar busca ilustrar las líneas de fuerza que operan en el espacio, en obras que también refieren a la arquitectura, el minimalismo y a la obra de Fred Sandback. Joglar suele trabajar con objetos recolectados y materiales que almacena y elige específicamente para sus instalaciones.
El artista describe su forma de trabajo en su presentación en el sitio Bola de Nieve “ … el proceso tiene que ver con (…) la reacción en cadena que despiertan mis trabajos. Por lo general mis instalaciones requieren del observador un tiempo mas pausado.”
Marrón, 2009
Mural. Pared de espejo, serigrafía y pintura.
250 x 240 cm
Mariela Scafati interviene la pared de Café Proa con la obra Marrón, una pared de espejos con marcos serigrafiados o pintados a mano que indican detalles del paisaje reflejado. Se provoca así un cruce de miradas que complejiza el espacio, buscando potenciar el absurdo de cada forma arquitectónica y las geometrías producidas. La elección de la paleta de marrones vincula la pieza al color del río, con el cual busca vincularse a través del reflejo.
El espejo interviene la cafetería desafiando la percepción frente al paisaje boquense, insertándolo en el exterior de manera imponente. “el espejo potenciaría la forma arquitectónica; ver duplicada la imagen no familiar de una arquitectura que parece inhabitable; ver duplicado lo más familiar del afuera (…) Es la magia de la palabra de un artista, que señaló eso, tan simple y tan bello y tan transformador,” comentó la artista acerca de la contemplación de su obra.
El carácter frágil y reflectivo del espejo también alude a la fragilidad del paisaje, los cambios perceptivos y el campo visual que nos rodea. Se trata así de otra obra de Lindero que indaga sobre los límites: del espacio real de Proa y su vínculo con el Barrio de La Boca, de la arquitectura interior y exterior, del espejo en tanto que otro reflejado y la pintura de los marcos, y también del marco como límite entre el mundo de afuera y la representación del interior .
Texto de Mariela Scafati
Una pared espejada que refleja el otro lado
el otro lado es el paisaje y el mismo interior
el espejo potenciaría la forma arquitectónica
ver duplicada la imagen no familiar de una arquitectura que parece inhabitable
ver duplicado lo más familiar del afuera,
supongo...el río, el cielo. la isla Maciel, el puente, las casas.
y sobre el espejo marcos impresos en serigrafía
y en los marcos la pintura
òleo marrón
Marrones que se irán formando en la mezcla en la misma pintura.
Construciones espesas
marcas del pincel y la espesura del óleo
expresionismo boquense
todo el tiempo pienso en De Loof
que no sé si lo soñé o lo leí
o lo escuché diciendo
que el agua de nuestro río marrón es oro
¡Cuando uno observa el río ve oro!
Es la magia de la palabra de un artista, que señaló eso, tan simple y tan bello y tan tranformador.
Intervención en la terraza: Crecida
Interviniendo la terraza, Marcela Sinclair duplica pictóricamente el horizonte del paisaje sobre el muro del balcón de Proa. De tal modo inserta dentro de la institución el paisaje boquense, que se ve desde el linde de ese muro. Se produce así un efecto de perspectiva: a la línea de horizonte del barrio, la arquitectura de Proa le suma una propia, y el paisaje boquense se hace postal panorámica. La pintura subraya ese marco, y a la vez habilita un desborde, una crecida. Así el límite/horizonte se ve subvertido para generar preguntas, y sus formas naturales destacadas por medio de la plástica, resaltando su belleza.
Crecida, 2009
Pintura, Intervención sobre muro.
1,20 x 30 m
Sinclair describe su obra: “La pintura en esmalte brillante negro azulado repite el paisaje que se ve sobre el límite visual que el muro establece. El paisaje de La Vuelta de Rocha se reintroduce pero invertido, es más bien su reflejo o su sombra. Vuelve dado vuelta al lugar que alguna vez ocupó. El agua negra brillante de aceite, contaminada y sucia del Riachuelo se crece y traspasa el límite de esta nueva arquitectura. Pero sin olor ni suciedad.” La línea, la geometría, la bidimensión, la forma, la belleza son los principales conceptos detrás de su obra.
Intervención Sonora: Acapellas
Ismael Pinkler compone una intervención sonora que dialoga con el contaminado paisaje sonoro que hay en la terraza de Fundación PROA. La intención de la obra no es sumar a la masa sonora sino subrayar los sonidos ya existentes con otros más sutiles y generar dudas acerca de la procedencia de los mismos para inducir a los oyentes en una escucha más profunda de la habitual. “La obra está pensada para oyentes involuntarios que eligieron estar en el lugar en que esta se desarrolla por otras razones y que pueden o no prestar atención a lo que sucede. Esto es lo que la diferencia de un concierto o una instalación donde el oyente es conciente de su condición y pretende codificar todo lo que se le presenta, comenta Pinkler acerca de su producción.
Conocido por producir sonidos electrónicos al estilo “ambient,” Pinkler crea Acapellas al grabar sonidos del cine, componiendo música original para la ocasión y utilizando material pre-grabado, así generando distintas secuencias sonoras que logran dialogar con el paisaje sonoro de la Boca. Pinkler presenta el paisaje desde el sonido, logra despertar la imaginación y el misterio a través de lo cotidiano.
Texto de Ismael Pinkler
Compongo y produzco música más como oyente que como intérprete y le presto mucha atención a los eventos sonoros que no se pueden escribir en una partitura pero que hacen a la esencia de un disco u obra. De eso surgió la idea de llevar este tipo de escucha no codificable musicalmente a un espacio fuera del circuito habitual.
El título de la obra, Acapellas, hace referencia a un tipo de remix de temas pop en el que se deja sólo las voces para que el dj pueda mezclarlas con una base instrumental y componer así una nueva canción existente para ese momento. Al ser una secuencia de una hora y al variar permanentemente la base sobre la que se la reproduce, cada evento que se genera es, de alguna manera, irrepetible.
La obra la realicé grabando algunos sonidos, generando digitalmente otros a partir de material pregrabado y componiendo música original para la ocasión. Con eso diseñé distintas secuencias de aproximadamente una hora para luego, en el lugar, seleccionar partes de cada una y armar así un diálogo con el paisaje sonoro.
Entrevista realizada por Fundación Proa a Ismael Pinkler
Fundación Proa: ¿Podrías describir tu obra Acapellas, realizada especialmente para la exhibición Lindero?
Ismael Pinkler: Es una intervención sonora que dialoga con el contaminado soundscape de la terraza de Proa. La intención no es sumar a la masa sino subrayar los sonidos ya existentes con otros más sutiles (algunos que se pueden relacionar con el espacio y otros abstractos) y así generar dudas acerca de la procedencia de los mismos e inducir a los oyentes a escuchar más intensamente para que puedan encontrar belleza en los sonidos ya conocidos y normalmente ignorados o en la simple contemplación de los mismos.
La obra está pensada para oyentes involuntarios que eligieron estar en el lugar por otras razones y que pueden o no prestar atención a lo que sucede. Esto es lo que la diferencia de un concierto o de una instalación donde el oyente es conciente de su condición y pretende codificar todo lo que se le presenta. La temática es la escucha libre y profunda.
¿Cómo nació la idea del proyecto?
IP: Compongo y produzco música más como oyente que como interprete y le presto mucha atención a los eventos sonoros que no se pueden escribir en una partitura pero que hacen a la esencia de un disco u obra. De eso surgió la idea de llevar este tipo de escucha no codificable musicalmente a un espacio fuera del circuito habitual.
La idea del proyecto nació del placer de la escucha.
¿Cómo se vincula esta obra con tus producciones anteriores?
IP: El principal antecedente de esta obra fue la instalación de Leopoldo Estol (y amigos) La mañana del mundo en la planta baja de la galería Ruth Benzacar. Para esa ocasión armé un paisaje sonoro que dialogaba con los objetos de Estol y otros artistas a través de 6 parlantes de distintos formatos distribuidos por el lugar. La diferencia con Acapellas es que La mañana del mundo se desarrollaba en un espacio neutro sin sonidos de base. Esta circunstancia me dió completa libertad al armar todo. En el caso de la terraza de Proa los agregados conviven con el paisaje en el que camiones, barcos, helicópteros y perros son los protagonistas y los agregados sólo nos recuerdan que está bueno contemplar el sonido.
¿Por qué elegiste el título de la obra?
IP: El título de la obra hace referencia a un tipo de Remix de temas Pop en el que se dejan sólo las voces para que el DJ pueda mezclarlas con una base instrumental y componer así una nueva canción existente sólo en ese momento.
Al ser una secuencia de una hora y al variar permanentemente la base sobre la que se reproduce, cada evento que se genera es de alguna manera irrepetible.
¿Cómo trabajaste la realización técnica de la obra?
IP: La obra la realicé grabando algunos sonidos, generando digitalmente otros a partir de material pregrabado y componiendo música original para la ocasión. Con eso diseñé distintas secuencias de aproximadamente una hora para luego, en el lugar, seleccionar partes de cada una y armar así un dialogo con el paisaje sonoro.
www.myspace.com/ismaelpinkler