Información de Prensa
Prensa Publicada
Con trabajos de Eduardo Costa, Nicolás García Uriburu, Marta Minujín, Leandro Katz, David Lamelas y Luis Felipe Noé, entre otros.
Organized by Rodrigo Alonso, this exhibition includes historic plays and reconstructions that show the way up to the abstraction, and finally up to the concept art. With works by Eduardo Costa, Nicolás García Uriburu, Marta Minujín, Leandro Katz, David Lamelas and Luis Felipe Noé, among others.
From Tue. to Sun from 11am to 7pm
Fundación PROA
Av. Pedro de Mendoza 1929
4104-1000
www.proa.org
Imán: Nueva York presenta obras producidas por artistas argentinos que se vincularon a esa ciudad a través de viajes, becas y residencias definitivas. Desplegada en Fundación Proa, su título es traducción y cita de Magnet: New York, la muestra realizada en Galería Bonino (“la más influyente del momento”, según Kenneth Kemble) de Nueva York, en 1964, en la que participaron artistas latinoamericanos residentes allí, cuando la Gran Manzana ya había reemplazado a París como centro del arte internacional.
Curada por Rodrigo Alonso, Imán repasa y reconstruye obras de la década del ´60 que fueron realizadas o exhibidas en NY (especialmente en Beyond Geometry e Information Show, MOMA, 1970) por Marcelo Bonevardi, Ary Brizzi, Eduardo Costa, Jaime Davidovich, Jorge de la Vega, Antonio Fernández Muro, Sarah Grilo, Nicolás García Uriburu, Leandro Katz, Kemble, David Lamelas, Fernando Maza, Marta Minujín, Luís Felipe Noé, César Paternosto, Gabriel Messil, Eduardo Mac Entyre, Rogelio Polesello, Liliana Porter, Eduardo Rodríguez, Honorio Morales y Grupo Frontera.
En la exhibición sorprenden la sutileza de las piezas conceptuales y las primeras experiencias con la tecnología, y asombra la gran cantidad de obras originadas en la abstracción lírica; ésa que aseguraría la introducción y permanencia del arte argentino (en consonancia con tendencias internacionales) en los Estados Unidos que, en la cima de la Guerra Fría y tras la triunfante revolución de Fidel Castro en Cuba (1959), intentaba retener su influencia sobre América latina, promoviendo actividades culturales, becas, conferencias, muestras de latinoamericanos en su circuito de museos, mayormente universitarios; instituciones privadas de los Estados Unidos y la Argentina, el MAMbA y la cancillería de Frondizi contribuyeron al fenómeno.
Jorge Romero Brest, director del MNBA (1955-1963) y del Centro de Artes Visuales del Instituto Di Tella (1963-1970) transitó, como pocos, el intercambio con el exterior, impulsando las visitas aquí, de reconocidos curadores y críticos internacionales, organizando muestras itinerantes de gran magnitud e impulsando importantes certámenes, como los premios Ver y Estimar, y Di Tella; en cuyo espacio se exhibió Más allá de la geometría (1967) y de la política, cuya versión norteamericana fue Beyond Geometry (1968, Center for Inter American Relations, NY); el golpe militar de Onganía fue en 1966.
Valiosa y oportuna, Imán recrea una época y se constituye en instrumento histórico, incluso por su documentado catálogo.
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Info
Hasta el 30 de septiembre
Fundación PROA, Av. Pedro de Mendoza 1929, La Boca, Caminito
Hasta el 30 de septiembre, Fundación Proa presenta Imán: Nueva York, una muestra histórica curada por Rodrigo Alonso que reúne la producción de destacados artistas argentinos durante la década del sesenta. Obras, proyectos, documentos, fotografías y libros que reconstruyen un período de intercambios decisivos para el imaginario visual de la época, en la que muchos artistas argentinos viajaron a Nueva York mientras Buenos Aires también recibía a curadores y artistas de la Gran Manzana.
Durante la segunda mitad del siglo XX, Nueva York fue el epicentro del desarrollo de las artes plásticas y escenario de la producción artística de los años 60.
Un evento que permite reproducir algo del fervor que la Gran Manzan despertaba en artistas del mundo entero. La Gran Manzana había llegado para destronar a París en el avance modernizador.
Imán: Nueva York en Fundación Proa - Avenida Pedro de Mendoz 1929.
La producción artística de los años 60 miró a Nueva York convirtiéndose en un espacio fundamental en la formación de las artes plásticas de la segunda mitad del siglo XX. Muchos artistas enfocaron su mirada e iniciaron un intercambio que dejó de lado a Europa, sede de formación de las vanguardias históricas. Curada por Rodrigo Alonso, Imán: Nueva York presenta un panorama de destacados artistas argentinos que vivieron, visitaron, presentaron e interactuaron, en sus años de juventud, durante el nacimiento de la Gran Manzana.
La exhibición abarca la década del 60 con la mirada puesta en aquellos artistas que dialogaron y viajaron a los Estados Unidos junto a un grupo de instituciones encargadas de organizar eventos de intercambio, como el Di Tella, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, la Galería Bonino, entre otras. Obras históricas y reconstrucciones ilustran el camino que se abrió desde el Informalismo a la Abstracción, y finalmente hacia el arte Conceptual.
De la voz de los artistas, entre ellos Eduardo Costa,García Uriburu, Minujín, Leandro Katz, David Lamelas, Noé, Puente y muchos más en un panorama histórico que da cuenta de la energía y creatividad de la década.
Curador: Rodrigo Alonso
Fundación Proa
Av. Pedro de Mendoza 1929
La Boca, Caminito
Buenos Aires, Argentina
[54 11] 4104.1000
info@proa.org / press@proa.org
www.proa.org
Noé tuvo una experiencia radical en Nueva York, donde vivió entre 1965 y 1968 luego de ganar la Beca Guggenheim. En ese período llegó a abandonar la pintura, tal como se puede ver en las obras que se exhiben en la sala 2 de Imán: Nueva York -Nuestro Señor de cada día (1964), Espejo plano cóncavo (1966-68) y Self Portrait and You (1968)-. En la entrevista que realizó el curador Rodrigo Alonso para el catálogo de la muestra, Noé sintetiza el recuerdo de aquellos años: "Nosotros acá hablábamos de París y en París hablaban de Nueva York".
Al finalizar el encuentro de Noé y Casanegra en las salas de Imán: Nueva York, el artista dialogará con el público en el Auditorio. Presentará un panorama sobre su trayectoria artística y reflexiones acerca del arte de la segunda mitad del siglo XX en relación con su obra. Yuyo Noé, como se lo llama familiarmente, es un artista con un notable capacidad para reflexionar sobre el mundo del arte, sus circunstancias, sus ideas críticas. Ha escrito muchos ensayos y un extraordinario libro "Antiestética" (publicado originalmente en 1965), donde cuestiona el valor de la pintura y presenta la problemática del artista en el quehacer contemporáneo (+ información >>).
Artistas + Críticos es un ciclo que Proa viene desarrollando desde hace un año con gran éxito y enorme repercusión de público. En esta edición, recibe todos los sábados de agosto y septiembre a uno de los artistas que están presentes en la exhibición Imán: Nueva York.
Coordinación: Mercedes Pérez Bergliaffa.
Sábado 28/8, 17 hs. Luis Felipe Noé – Mercedes Casanegra
Luis Felipe Noé es artistas plástico. En la década del sesenta, integró la Nueva Figuración argentina junto a Ernesto Deira, Rómulo Macció y Jorge de la Vega, grupo con el cual expuso en el MNBA, el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro y el Centro Cultural Recoleta, entre otros. Ha realizado más de 40 exposiciones individuales en museos y galerías de Latinoamérica, Europa y EEUU. Destacamos sus exhibiciones en el Museo Nacional de Bellas Artes de Caracas, el Museo del Palacio Nacional de Bellas Artes de México, el Centro Cultural Borges y el MNBA, así como su intervención en las bienales de La Habana, São Paulo, Mercosur y Venecia. Ha recibido, entre otros, el premio nacional Di Tella, la beca Guggenheim, el premio a la trayectoria artística de la Asociación Argentina de Críticos de Arte, el gran premio del Fondo Nacional de las Artes y el premio Rosario a la trayectoria.
Mercedes Casanegra es licenciada en Historia del Arte (UBA), escritora e investigadora en arte contemporáneo argentino e internacional. Es docente en la cátedra Estética para Artes de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Ha sido presidente de la Asociación Argentina de Críticos de Arte-AICA (2001-2006). Entre sus trabajos curatoriales más recientes, se encuentran las muestras de Roberto Elía, Enio Iommi, Kazuya Sakai, Eduardo Stupía y Matilde Marín en el Centro Cultural Recoleta; “Entre el silencio y la violencia”, en Fundación Telefónica y Sotheby’s de Nueva York; el envío argentino a la Bienal de Venecia de 2003; y la muestra de De la Vega en el MALBA. Fue consultora invitada para la exhibición “El Tiempo del Arte”, en Fundación Proa, en la selección de las obras latinoamericanas.
Sobre la exposición Imán: Nueva York
Fundación PROA
Av. Pedro de Mendoza 1929
La Boca, Caminito
[C1169AAD] Buenos Aires
Argentina
T [54.11] 4104.1000
Más información: www.proa.org/esp/
Fuente: Prensa PROA
Obras, proyectos, documentos, libros y fotografías reconstruyen un período de intercambios decisivos para el imaginario visual de la época, en la que muchos artistas argentinos viajaron a Nueva York mientras Buenos Aires también recibía a curadores y artistas.
“At the Beach”, 1967, acrílico sobre tela.Foto: Jorge de la Vega
DE LA REDACCIÓN DE EL LITORAL
cultura@ellitoral.com
Hasta el 30 de septiembre, Fundación Proa presenta “Imán: Nueva York”, una exhibición histórica curada por Rodrigo Alonso que reúne la producción de destacados artistas locales.
En una entrevista publicada en el catálogo de la exposición, Luis Felipe Noé comenta: “Cuando viajé con Jorge de la Vega a Francia me di cuenta de que nosotros acá hablábamos de París y en París hablaban de Nueva York”.
“Imán: Nueva York” revisa los proyectos y trabajos gestados en Buenos Aires que alcanzaron una destacada presencia internacional, y presenta un panorama para reflexionar sobre el rol de las instituciones en un momento donde nace una nueva forma de producir, generar y difundir el arte contemporáneo.
Esta exhibición vuelve sobre los años ‘60 y presenta el proceso de transformación del arte local desde la abstracción lírica a la geométrica, y de allí hacia el arte conceptual, revisando el diálogo con los centros hegemónicos.
Imán alude a Magnet: New York, la legendaria muestra realizada en la Galería Bonino de Nueva York en 1964 que reflejó la atracción ejercida por la ciudad sobre los artistas latinoamericanos.
Los artistas en exhibición son Marcelo Bonevardi, Ary Brizzi, Delia Cancela/Pablo Mesejean, Eduardo Costa, Jaime Davidovich, Jorge de la Vega, José Antonio Fernández Muro, Grupo Frontera, Nicolás García Uriburu, Sarah Grilo, Leandro Katz, Kenneth Kemble, David Lamelas, Gabriel Messil, Eduardo Mac Entyre, María Martorell, Fernando Maza, Marta Minujín, Honorio Morales, Luis Felipe Noé, César Paternosto, Rogelio Polesello, Alejandro Puente, Liliana Porter, Eduardo Rodríguez, Kazuya
Sakai, Carlos Silva, Juan Stoppani, Osvaldo Romberg, Miguel Angel Vidal y Luis Wells.
ACTIVIDADES
Un intenso programa de actividades paralelas con la presencia de los artistas y críticos, y la edición de un valioso catálogo hacen que “Imán: Nueva York” se constituya en una muestra histórica por su valor reflexivo y su contribución al debate internacional sobre la década del ‘60.
El Departamento de Educación diseñó un programa especial para la muestra, con la presencia permanente de educadores en las salas de exhibición, visitas guiadas para público en general y actividades destinadas a estudiantes y docentes, con el objetivo de reflexionar sobre los artistas y acontecimientos de la década del ‘60.
Todos los días a las 17 se realizan visitas guiadas para público en general, y los sábados y domingos se suma una visita a las 15.
Los Martes de Estudiantes se pone a disposición del público en la Librería Proa material de estudio que permite profundizar sobre los conceptos desarrollados en la muestra.
Los textos bibliográficos, catálogos, cartas y documentación son la columna vertebral de la investigación que realizó el curador Rodrigo Alonso para la muestra. La posibilidad de acceder a esta información propone también una reflexión sobre el camino emprendido por la curaduría y el punto de vista que eligió.
El Programa para Escuelas brinda a estudiantes y profesores una oportunidad para acercarse a la exhibición. Se proponen visitas especialmente diseñadas para los distintos niveles educativos (inicial, primario, secundario, terciario y universitario). También se ofrecen materiales para trabajar antes y después de la visita que permiten articular el trabajo en el aula. Consultas: educacion@proa.org.
Los roles del MNBA, la galería Bonino de New York, los críticos y curadores norteamericanos que venían aquí a actuar como jurados y las ya mencionadas bienales americanas en Córdoba y el Guggenheim resultaron fundamentales a la hora de formar una red que promocionó y difundió la intensa actividad de estos artistas en los Estados Unidos. Se estableció un fecundo diálogo entre ambas naciones en materia artística. El "arte argentino" fue valorado y eso se debió a que no fueron esfuerzos individuales sino, en conjunto y apoyados institucionalmente.
La recientemente inaugurada muestra "Imán: Nueva York" en la Fundación PROA revive el espíritu de esa época. En 4 salas se exhiben unas 60 obras de una treintena de artistas que participaron de aquella experiencia tales como Marta Minujin, Marcelo Bonevardi, Alejandro Puente, César Paternosto, Carlos Silva, José Fernández Muro, Honorio Morales, Sarah Grilo entre otros.
Se apela también a la memoria al inaugurar la muestra un sábado tal como lo hacía el Di Tella en aquellos años. El trabajo investigativo llevado a cabo por el curador Rodrigo Alonso queda manifestado al recorrer la muestra donde, acertadamente se incluyen además catálogos, fotografías y documentos diversos de muestras realizadas en esa época y tienen como broche la sala 4 donde se rememora la muestra Information de 1970 del MoMA, tal vez el punto cúlmine de esta experiencia de intercambio que hizo factible el reconocimiento internacional de artistas argentinos, permitiendo que sus obras integren hoy importantes colecciones extranjeras.
Para todos aquellos que quieran volver por un rato a los 60 y para todos aquellos que no la vivieron y deseen tener una idea de lo que se pudo hacer el Imán es Proa hasta el próximo 30 de setiembre.
Fundación Proa: Av. Pedro de Mendoza 1929. La Boca.
En los años ’60 el arte argentino vivió una explosión productiva, vital y plural como no se había visto en el país hasta entonces: los artistas argentinos conocieron el mundo y el mundo conoció a los artistas argentinos a través de becas, subsidios y viajes. La muestra Imán: Nueva York, en la Fundación Proa, permite echar una mirada panorámica a esa década, no sólo a través de unas obras fascinantes y magnéticas, sino de la trastienda política que permitió ese florecimiento.
¿Qué conocemos de los años ’60?
La performance y el happening. Un mundo de locura, con gente disfrazada, de grandes anteojos y plataformas. Un regusto a naïve, a cotillón, a cumpleaños infantil a pesar de los cursos de Oscar Masotta y los libros de Romero Brest. Un zoológico de personajes hippies que nacieron cool.
Nos quedan los nombres de las personas, de personas que aún viven, aunque todo parece haber pasado hace muuuuuucho tiempo; de actores que siguen produciendo obras como funciones de circo. Aunque sepamos menos de esas obras que de esas personas, que a veces son como rock stars.
Gente que sueña con triángulos.
Cuando los gugleamos, ellos están. Pero cuando buscamos sus objetos, son inhallables. Ya sea porque fueron sucesos que pasaron, o porque eran objetos tan raros, tan incómodos o tan superfluos que fueron imposibles de guardar, o alguien determinó que no valían la pena, y se perdieron en el tiempo.
¿Eso es todo?, nos preguntamos, antes de entrar a la muestra de Proa que ahora está en cartelera, Imán: New York. No, no es todo. ¿Lo que vamos a ver es una muestra retro, los restos de la fiesta? No, definitivamente, nos dice Rodrigo Alonso, su curador. O sí, si por retro pensamos en una reconstrucción. Pero no de un fin de fiesta, sino de un momento en el que el mundo de la política internacional le hizo el camino fácil al arte y le cambió las reglas.
EL JUEGO DE LOS IMANESMe encantan los juguetes hechos con imanes. Tengo unas muñequitas móviles que se dan un beso en la boca cuando se aproximan, y una pequeña bailarina que gira al acercarle el espejo para que se refleje. Me gusta eso de que ambos juguetes estén formados por dos partes, y que para sus efectos de atracción o rechazo no necesiten más vinculación que el aire. Física pura. Para mis sobrinos pequeños es un acto de magia. Me encantaría que también lo fuera para mí.
En el catálogo de la muestra figura una entrevista a Luis Felipe Noé, uno de los artistas convocados. “Viajé con Jorge de la Vega a Francia –dice–, y me di cuenta de que nosotros acá hablábamos de París y en París hablaban de Nueva York.” Adriana Rosenberg explica que la muestra hace hincapié en la aparición de los nuevos patrocinios que se dieron en ese momento en Buenos Aires, para el arte. Hasta ese instante habían funcionado las Becas Nacionales que se ganaban solamente popes como Petorutti o Berni. Los que estaban hechos, digamos. Para los demás quedaba París, pero había que irse a vivir allá. De repente, casi de la nada, aparecieron programas desde Estados Unidos que pagaban por nuestros emergentes latinoamericanos. Artistas de jóvenes currículum, que hacían obras que no parecían obras sino simplemente juegos. El MOMA, la Pan-American Union o el Walker Art Center los empezaron a bancar para jugar, para que hicieran lo que quisieran, apostando por un arte muchas veces intangible, geométrico o caprichoso.
El curador agrega, en el catálogo: “Atracción. Escena. Energía. Internacionalismo. Destino”. De esas cinco palabras sólo dos hablan del imán: “Atracción y energía”. De la escena habla la frase de Noé, y no está mal para un artista que se precie eso de habitar un momento pero desde otro lugar, aunque en el texto se lea como molestia. ¿A qué se está refiriendo Alonso con las otras dos palabras? Internacionalismo... Destino...
DOS PALABRAS INSERTADAS EN LOS CV DE TODOSNueva York aparece, en los ’60, en la vida de los artistas que componen la muestra de Proa. Bonevardi, Brizzi, Cancela, Mesejean, Davidovich, Fernández Muro, Grilo, Katz, Kemble, Mac Entyre, Martorell, Maza, Morales, Paternostro, Puente, Romberg, Sakai, Silva, Stoppani, García Uriburu, Vidal, Wells y el Grupo Frontera, entre otros. Las obras no son figurativas, ni políticas, ni detentan significados. Es arte pop. Son los hijos de Warhol. Hay geometría, op art, maquinitas hechas para el asombro. Hay algunas que son casi de prestidigitador, que cuesta saber cómo funcionan.
Una, por ejemplo, con el extremadamente serio nombre de “parapeto móvil” muestra una vitrina con pequeños papelitos plateados que giran sobre ejes que no se corresponden con motores. Giran mágicamente, dirían mis sobrinos. Y el truco es una turbina de aire caliente que produce el circuito que oficia de titiritero. Me lo tiene que contar el artista Eduardo Rodríguez, de la corriente cinética de Le Parc, porque por más que le busco la vuelta no me puedo dar cuenta del mecanismo. El llama a su obra con un nombre más tierno y directo: “las mariposas”.
Otra, de Noé, son unos espejos para verse raro: en el primero te ves solamente las piernas y los pies, duplicados hacia arriba (como si el cuerpo de uno fuera de cuatro piernas, dos para abajo, dos para arriba); en el segundo te ves doble cabeza, una hacia abajo, una hacia arriba. El panel acrílico de Polesello es un muro de lupas para mirar con aumento. El cono de luz de Lamelas es una escena sin actor. Las “Sombras” de Porter son solamente eso: sombras pintadas en látex sobre la pared, sin gente que las proyecte. Hay hasta un colchón colgado de Minujin, y una foto de revista de peluquería, de Costa. Parecen hechizos, actos de feria, a veces banalidades. Son obras que viven de nuestras sensaciones, y que nos atraen o rechazan con la lógica de los imanes.
En los currículum vitae de la muestra aparecen las dos palabras sagradas “New York”, pero también las dos indicaciones del curador: “Internacionalismo y destino”. ¿Es una coincidencia simplemente plástica, heredada del Gran Andy, o tiene un mensaje oculto? ¿Por qué pagaría Estados Unidos para que unos sudacas divertidos hicieran lo que quisieran? La muestra misma da la respuesta: por política.
El 13 de marzo 1961, el presidente norteamericano J. F. Kennedy anunció el lanzamiento de un programa destinado a brindar ayuda económica y social al continente. La iniciativa se gestó en el contexto de la amenaza comunista que representaban la URSS y la Revolución Cubana e incluyó una red de instituciones artísticas orientadas a promover el intercambio cultural entre las naciones americanas. Un proyecto de esa Alianza fue el Lacap (Latin American Cooperative Acquisitions Program).La Alianza para el Progreso incentivó visitas de intelectuales, intercambios, pagó viajes y trabajos, y armó, como su título lo indica, buenas alianzas basadas en el miedo de que el comunismo se expandiera por el resto de Latinoamérica. Y eso es lo que tiene de revelador, de inteligente, la curaduría de la muestra de Proa: nos hace saber cuál es la física que movió este imán de los ’60, que de otro modo es casi imposible de entender en sus auspicios. El de los ’60 fue un internacionalismo que provocó destinos. Y que por suerte puso en escena a estos tipos copados. Digamos: la política les sirvió a los artistas para desarrollarse, y ellos le sirvieron a la política porque su arte fue en principio acrítico, o por lo menos aparentemente difícil de entender como una crítica al sistema.
Como en los juguetes con imanes, la felicidad plena consiste en no saber que la física existe. Y la pregunta que solicita la obra “Continuidad” de Gabriel Mesil, de 1967, no es sobre el capitalismo o el comunismo, sino simplemente formal, como si no pudiera salirse del arte. Algo así como: “¿Se pueden unir las partes de esta ola naranja, o su curva debe seguir interrumpida?”.
CUATRO SALAS PARA CORROBORAR UN EFECTOLa exposición no se desarrolla como una cronología, sino como un show de apoyos, tanto logísticos como monetarios. Es interesante, porque este modo de exposición cuadruplica el efecto (son cuatro salas).
La primera sala es documental: aparecen los nombres de las instituciones: Fundación Guggenheim, Instituto Di Tella, Museo Nacional de Bellas Artes, Museo de Arte Moderno y Bienal Latinoamericana de Arte de Córdoba. La segunda y tercera salas se ocupan exactamente de las becas norteamericanas, con un repaso de los artistas que se fueron y volvieron, y los que se quedaron a vivir allá. La cuarta sala, en el primer piso, cuenta la contribución del arte argentino a la abstracción geométrica internacional.
En cada recorrido podemos sentir esta maravillosa fascinación inicial con los subsidios y apoyos del país del norte y la decepción paulatina de los ’70 dirigida al sistema de poderes. Estamos en un parque de diversiones pagado por el Tío Sam para no volvernos comunistas. Pero los empleados que atienden su juego no son gente ingenua. Son nada menos que pintores, escultores, capos de los conceptos hechos forma. Rebeldes, obvio. Y argentinos (los nuestros). No podía sino explotar.
Subiendo al primer piso vemos un video de 1971 sobre una muestra americana titulada “Information”, que acá trajo unos años después Jorge Glusberg al CAYC bajo el título “Arte de Sistemas”. La exhibición concentra gran parte del conceptualismo y del arte tecnológico de la década anterior. La crítica política aparece con fuerza en los últimos trabajos. Hay cuestionamientos a los directores de los museos, a las decisiones de los gobiernos y a las fundaciones que ponen plata para que exista cierto tipo de arte. Hay una obra, por ejemplo, en la que el espectador tiene que votar si está de acuerdo con la intervención de los Estados Unidos en la guerra de Vietnam, o no. Hay dos urnas transparentes de plástico. Una dice “Estoy en desacuerdo”, la otra dice “Estoy de acuerdo”. Ya ni los artistas ni los espectadores le creían a la propaganda yanki. En Nueva York había un ambiente agresivo, de raje. Adivinen qué urna sale más llena.
DAR LA NOTALo leemos también en la carta que Federico Manuel Peralta Ramos le manda al Sr. Guggenheim en concepto de rendición de gastos, lo que se debe hacer en cualquier caso que a uno le den plata para realizar un proyecto. La transcribo porque no tiene desperdicio. Y que sirva también para cerrar la nota sobre esta espléndida muestra de la Fundación Proa.
La carta está expuesta al final de la segunda sala como una obra de arte más, aunque se trate de un trámite formal. Va dirigida a Mr. James F. Mathias de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation y fechada en Buenos Aires, el 14 de junio de 1971.
“Dear Mr. Mathias:
En respuesta a su carta del 23 de mayo de 1971, quiero manifestarle algunos aspectos del modo en que encaré la beca que obtuve de vuestra Fundación.
En cuanto recibí el primer aporte de la beca y anticipándome a lo que es hoy un movimiento internacional, consistente en un señalamiento artístico real, invité a un grupo de amigos (25 personas) a una comida en el Alvear Palace Hotel, invitándolos después a bailar a la boite Africa, costó u$s 300.
Una de las razones que me impulsaron a este tipo de manifestaciones es la convicción de que “la vida es una obra de arte”, por lo que en vez de “pintar” una comida, di una comida. Mi filosofía consiste en la frase: “Siendo en el mundo”. Creo que la aventura del artista es el desarrollo de su personalidad, para obtener la “constitución” del yo.
En una palabra: vivir.
Siguiendo con esta actitud filosófica me mandé hacer tres trajes (costo u$s 500). Asimismo pagué las deudas de una exposición que había realizado en la Galería Arte Nuevo, Maipú 971, en octubre de 1968. Exposición realizada al enterarme de que había obtenido la beca y cuyo costo fue de u$s 1000.
Como Uds. recordarán al haberles manifestado que no viajaría a U.S.A. y que Uds. dispusieron el envío de u$s 3500 a Buenos Aires, quiero manifestarles lo que hice con esa cantidad.
Invertí ese dinero en una financiera a interés mensual, cobré los intereses durante 10 meses y luego hice lo que yo llamo mi última expresión artística con esta beca.
La beca se me había otorgado como pintor, entonces provoqué una serie de situaciones con este dinero (u$s 3500).
En primer lugar compré un cuadro de Josefina Robirosa en m$n 400.000 y se lo regalé a mi padre, después compré un cuadro de Ernesto Deira en m$s 200.000, se lo regalé a mi madre, y para terminar compré un cuadro de Jorge de la Vega para mí en m$s 300.000. Lo que importa el total.
Espero que estas líneas sean comprendidas en su debida forma y con ellas acompaño el certificado que me enviaron.
Saluda a Ud. afectuosamente
Federico Manuel Peralta Ramos.”
Imán: New York
Fundación PROA
Av. Pedro de Mendoza 1929 (La Boca)
De martes a domingo
11 - 19 hs.
Lunes cerrado.
Hasta el 30 de septiembre.
De este clima de época se nutre Imán: Nueva York, la exhibición histórica que, con curaduría de Rodrigo Alonso, se presenta actualmente en la Fundación Proa. La propuesta permite reconstruir algo del fervor que la Gran Manzana despertaba en nuestros artistas, especialmente entre los más identificados con el clima creativo de la Manzana loca que circundaba al Di Tella. Registros de época y obras de Minujín, Lamelas, Noé, Wells y García Uriburu, entre otros, delinean un circuito forjado tanto por la presencia de artistas argentinos en el Norte como por el esplendor logrado en su propia tierra y la promisoria respuesta de la crítica internacional de esos años.
Hasta el 30 de septiembre, en Av. Pedro de Mendoza 1929
Luego de la visita, el programa sigue en el Auditorio con la instalación sonora You see a dress (1967) y el film Nombres de amigos (1969), ambos realizados por el artista. Al finalizar la audición, Eduardo Costa volverá a dialogar con el público.
Eduardo Costa exhibe en la sala 4 de Imán: Nueva York sus obras Fashion Fiction 1, 1966-69, y Tape Poems y The Fashion Show Poetry Event, realizadas junto a John Perreault en 1969.
Artistas + Críticos es un ciclo que Proa viene desarrollando desde hace un año con gran éxito y enorme repercusión de público. En esta edición, recibe todos los sábados de agosto y septiembre a uno de los artistas que están presentes en la exhibición Imán: Nueva York.
Coordinación: Mercedes Pérez Bergliaffa.
Próximos encuentros
- Sábado 14/8
Eduardo Costa – María José Herrera
- Sábado 21/8
Alejandro Puente – María Teresa Constantín
- Sábado 28/8
Luis Felipe Noé – Mercedes Casanegra.
Sábado 14/8 Eduardo Costa – María José Herrera
Eduardo Costa nace en Buenos Aires en 1940. Cursa estudios de literatura e historia del arte en la Universidad de Buenos Aires. Participa desde sus inicios como fundador y colaborador de la revista Airón, una publicación que divulgaba escritos teóricos, poesía y prosa locales e internacionales. Bajo el ala teórica que le otorgan los trabajos y la actividad de Oscar Massota, se interesa por la práctica artística vinculada a la performance y a los productos de la industria cultural y los medios de comunicación como un nuevo campo de experimentación. En 1966 escribe con Raúl Escari y Roberto Jacoby “Un arte de los medios de comunicación”, un manifiesto en el que considera “nueva materialidad artística” a los contenidos de los massmedia. Al mismo tiempo los tres artistas llevan a cabo el Happening para un jabalí difunto o Happening de la participación total. También en 1966, bajo la influencia de la lectura de El sistema de la moda de Roland Barthes, realiza junto a Juan Risuelo la obra Una moda (relato). En 1967 Costa viaja a Nueva York y muestra fashion fiction a la revista Vogue, que la publicará en sus páginas a principios de 1968. En 1969, Costa redacta el manifiesto “Arte Útil” como parte de las Street Works, realizadas en Nueva York por un grupo de poetas y artistas. Ese mismo año, junto a Hannah Weiner y John Perrault organiza “The Fashion Show Poetry Event” en el que participan Claes Oldenburgh, Andy Warhol, James Rosenquist, Marisol, Alex Katz, Marjorie Strider y otros artistas. Asimismo, edita junto Perreault Tape Poems, la primera edición, 500 ejemplares, de una cinta estereofónica realizada específicamente por Burton, Vito Acconci, Dan Graham y los editores, entre otros. En 1971, Costa regresa a la Argentina. En 1977, presenta un trabajo en la muestra “Homenaje a Marcel Duchamp”. Un año más tarde se muda a Rio de Janeiro donde continúa su trabajo en contacto con el grupo que nuclea Helio Oiticica. En 1981, regresa a Nueva York. Hacia mediados de la década escribe letras de canciones para el grupo de rock Virus. A principio de los 90 empieza a escribir en las revistas Flash Art y Art in America y comienza a trabajar con sus pinturas volumétricas.
María José Herrera es licenciada en Artes por la Universidad de Buenos Aires. Se desempeña como jefe de Investigación y Curaduría del Museo Nacional de Bellas Artes y preside la Asociación Argentina de Críticos de Arte (AACA-AICA). En 2008 fue Directora Artística interina del MNBA. Becada por distintas entidades culturales y académicas del país y el exterior (Fondo Nacional de las Artes, Fundación Antorchas, Rockefeller Foundation, Lampadia Foundation) ha centrado sus investigaciones en el arte argentino y en los estudios sobre museos desde una perspectiva histórica, de política cultural, curatorial y técnica. Desde 2002, ha formado un grupo de estudios que analiza el rol de las exposiciones en la escritura de la historia del arte con el que realiza jornadas y publicaciones para comunicar los resultados. Es responsable por la curaduría de las exposiciones permanentes de las salas del MNBA. En el ámbito internacional curó exposiciones en Brasil y Chile. Editora y autora de numerosas publicaciones del museo, ha publicado ensayos en medios académicos y periodísticos argentinos y extranjeros. Recientemente, presentó el libro Exposiciones de arte argentino 1956-2006 (Buenos Aires, AAMNBA, 2009).
Sábado 21/8 Alejandro Puente – María Teresa Constantín
Alejandro Puente nace en La Plata en 1933. Estudia Teoría de la Visión con Héctor Cartier en la Facultad de Arte de la ciudad de La Plata. Durante los años 60 expone individualmente en las diversas galerías de Buenos Aires, entre ellas, Rioboo, Bonino, Ruth Benzacar y Lirolay, donde presenta junto a César Paternosto “La Geometría Sensible”, en 964. Presenta su trabajo, a su vez, en distintas galerías en el exterior. Constituye el Grupo Sí, realizando su primera exposición grupal en 1961 en el Museo de Bellas Artes de La Plata y luego en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Participa en los primeros Premios Braque y, en 1964, de los Premios Ver y Estimar. En 1966 forma parte del Premio Nacional Di Tella y de la multitudinaria muestra “Homenaje al Viet-nam de los artistas plásticos” organizada por León Ferrari y Carlos Gorriarena, en la Galería Van Riel. En 1967 es incluido en la muestra colectiva, ¨Más allá de la Geometría”, realizada en el Instituto Di Tella, en Buenos Aires. En 1967 obtiene la Beca Guggenheim, a partir de la cual viaja a Nueva York donde establece su residencia por cuatro años. En 1968 forma parte de la versión norteamericana, ¨Beyond Geometry¨, en el Center for Inter-American Relations de Nueva York y en ¨Latin American Artists¨ en el Delaware Art Center, ambas en los Estados Unidos. Participó de “Information Show”, en 1970, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. A partir de entonces, forma parte de muestras colectivas en Suiza, Alemania, Francia, España, Italia, México, Cuba, Japón y China. Asimismo realizó numerosas muestras individuales en la Argentina y fue el representante argentino en la Bienal de São Paulo de 1985. Obtiene en 1992 y 2004, el Premio Fundación Kónex. Es nombrado Académico de Número en la Academia Nacional de Bellas Artes. Vive y trabaja en Buenos Aires.
María Teresa Constantín es historiadora y crítica de arte, egresada de la Escuela del Museo del Louvre. Ha trabajado en museos de Francia, España y Argentina. Ha publicado libros, ensayos y artículos especializados. Ha sido curadora de diferentes muestras y jurado en numerosos premios a las artes visuales. Es miembro del Centro Argentino de Investigadores de Arte y de la Asociación Argentina de Críticos de Arte. Actualmente, es Coordinadora de Arte de la Fundación OSDE.
Sábado 28/8 Luis Felipe Noé – Mercedes Casanegra
Luis Felipe Noé es artistas plástico. En la década del sesenta, integró la Nueva Figuración argentina junto a Ernesto Deira, Rómulo Macció y Jorge de la Vega, grupo con el cual expuso en el MNBA, el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro y el Centro Cultural Recoleta, entre otros. Ha realizado más de 40 exposiciones individuales en museos y galerías de Latinoamérica, Europa y EEUU. Destacamos sus exhibiciones en el Museo Nacional de Bellas Artes de Caracas, el Museo del Palacio Nacional de Bellas Artes de México, el Centro Cultural Borges y el MNBA, así como su intervención en las bienales de La Habana, São Paulo, Mercosur y Venecia. Ha recibido, entre otros, el premio nacional Di Tella, la beca Guggenheim, el premio a la trayectoria artística de la Asociación Argentina de Críticos de Arte, el gran premio del Fondo Nacional de las Artes y el premio Rosario a la trayectoria.
Mercedes Casanegra es licenciada en Historia del Arte (UBA), escritora e investigadora en arte contemporáneo argentino e internacional. Es docente en la cátedra Estética para Artes de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Ha sido presidente de la Asociación Argentina de Críticos de Arte-AICA (2001-2006). Entre sus trabajos curatoriales más recientes, se encuentran las muestras de Roberto Elía, Enio Iommi, Kazuya Sakai, Eduardo Stupía y Matilde Marín en el Centro Cultural Recoleta; “Entre el silencio y la violencia”, en Fundación Telefónica y Sotheby’s de Nueva York; el envío argentino a la Bienal de Venecia de 2003; y la muestra de De la Vega en el MALBA. Fue consultora invitada para la exhibición “El Tiempo del Arte”, en Fundación Proa, en la selección de las obras latinoamericanas.
Encuentro pasado
Sábado 7/8 Leandro Katz - Ana Longoni
Leandro Katz es artista, escritor y realizador. Conocido por sus películas y sus instalaciones fotográficas, sus obras incluyen proyectos de largo término que abordan temas latinoamericanos y que incorporan la investigación histórica, la antropología y las artes visuales. Leandro Katz ha publicado veintitrés libros de prosa, poesía y de artista (incluyendo su novela de culto Es Una Ola, Che/Loro, Soli-dari-dad, Che Guevara en Bolivia, Una Cronología), S(h)elf Portrait, y sus más recientes Historia Natural, y Los Fantasmas de Ñancahuazú (2010). Ha realizado catorce películas no-narrativas y documentales, y tres películas narrativas (entre ellas La Escisión, La Visita y El Espejo Sobre La Luna). Paradox ha sido incluida en Encuentros del Otro Cine, Ecuador, en la Viennale 2002, Austria, en Argos 2003, Bélgica, y en la exhibición “Techstos y Photos” en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, 2003. El Día Que Me Quieras recibió un Premio Coral en el Festival de Cine Latinoamericano de La Habana, un premio al mejor documental en el Festival Internacional de Cine de Valdivia, Chile, y una mención honoraria en el Festival Internacional del Cortometraje, Irán, entre otros. Sus muestras recientes incluyen “Encuentros de Pamplona 72: fin de fiesta del arte experimental”, en el Museo Reina Sofía, Madrid; “Historia Natural”, Enrique Faría Fine Art, Nueva York , y la participación en “10000 Vidas”, Bienal de Gwangju, Corea, 2010. Por sus trabajos, ha recibido becas de la Fundación Guggenheim, el Fondo Nacional de las Artes en Estados Unidos, el Consejo de las Artes de Nueva York, la Jerome Foundation, la Rockefeller Foundation, y el Fondo Hubert Bals, Holanda, entre otras instituciones. Dictó clases en School of Visual Arts, Nueva York, ha sido miembro del Semiotics Program de Brown University, Rhode Island, y profesor de Producción y Teoría del Cine en la Escuela de Arte y Comunicación de William Paterson University, Nueva Jersey. Desde 2005 reside en Buenos Aires.
Ana Longoni es escritora, investigadora del CONICET y profesora de Teoría de los Medios y la Cultura en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Doctora en Artes (UBA), dicta seminarios de posgrado en la UBA y el PEI-MACBA (Barcelona) relativos a los cruces entre arte y política en Argentina y América Latina. Dirige el grupo de investigación “¿La cultura como resistencia?: lecturas desde la transición de producciones culturales y artísticas durante la última dictadura argentina”. Es parte de la Red Conceptualismos del Sur desde su fundación en 2007. Ha publicado individualmente o en colaboración los libros De los poetas malditos al video-clip (Buenos Aires, Cántaro, 1998), Del Di Tella a Tucumán Arde (Buenos Aires), El cielo por asalto (2000; reedición: Eudeba, 2008), el estudio preliminar al libro de Oscar Masotta, Revolución en el arte (Buenos Aires, Edhasa, 2004), uno de los capítulos de la antología editada por I. Katzenstein, Listen, Here, Now! Argentine Art of the sixties: Writings of the Avant-Garde (Nueva York, MoMA, 2004), Traiciones. La figura del traidor en los relatos acerca de los sobrevivientes de la represión (Buenos Aires, Norma, 2007), y los volúmenes colectivos El Siluetazo (Buenos Aires, Adriana Hidalgo Editora, 2008) y Conceptualismos del Sur/Sul (São Paulo, Annablume, 2009). Su obra de teatro La Chira se estrenó en 2004, dirigida por Ana Alvarado, y fue incluida en la antología compilada por Jorge Dubatti, Nuevo teatro argentino: dramaturgia(s), La Habana, La Honda, 2007. Otra obra de su autoría, Arboles, fue estrenada en Buenos Aires bajo su dirección en 2006. Integra el comité editor de las revistas Ramona, Ojos Crueles y Des-bordes.
Sobre la coordinadora:
Mercedes Pérez Bergliaffa estudió Arte e Historia del Arte (UNLP). Ha sido investigadora invitada en la Fondation Daniel Langlois (Montreal, 2005). Actualmente, realiza el doctorado en Historia del Arte Latinoamericano (UNLP) y es crítica de arte del diario Clarín y la Revista Ñ. Obtuvo diversas becas y premios: Fundación Antorchas - Banff Centre for the Arts (2001), Fundación Guggenheim (2000), Gobierno de Canadá (2005), Premio ArteBA a Jóvenes Curadores (2005), Fondo Metropolitano de Cultura Buenos Aires (2008), Citadellarte - Italia (2005), Centro Metamedia - República Checa (1999), Studio XX - Canadá (2003), entre otros. Ha residido en diversos países entre 1999 y 2005. En la actualidad, vive y trabaja en Buenos Aires.
Sobre la exposición Imán: Nueva York
Fundación PROA
Av. Pedro de Mendoza 1929
La Boca, Caminito
[C1169AAD] Buenos Aires
Argentina
T [54.11] 4104.1000
Más información: www.proa.org/esp/
Fuente: Prensa PROA
Luego de la visita, el artista dialogará con el público y presentará en el Auditorio su instalación sonora You see a dress (1967) y el film Nombres de amigos (1969).
17 hs. Artistas + Críticos: Eduardo Costa y María Jose Herrera recorren la exhibición Imán: Nueva York
18.30 hs. Presentaci?n en el Auditorio de la instalaci?n sonora You see a dress (1967) y el film Nombres de amigos (1969) y diálogo con Eduardo Costa.
Sabado 21
Alejandro Puente
Sabado 28
Luis Felipe No
Imán: Nueva York
Hasta el 30 de Septiembre
Fundación PROA
Av. Pedro de Mendoza 1929 (y Caminito)
Buenos Aires. Argentina
- T 4104 1000 / www.proa.org / prensa@proa.org
Fundación Proa presenta “Imán: Nueva York”, una exhibición curada por Rodrigo Alonso que reúne la producción de destacados artistas locales. Obras, proyectos, documentos, libros y fotografías reconstruyen un período de intercambios decisivos para el imaginario visual de la época.
Imán: Nueva York revisa los proyectos y trabajos gestados en Buenos Aires que alcanzaron una destacada presencia internacional, y presenta un panorama para reflexionar sobre el rol de las instituciones en un momento donde nace una nueva forma de producir, generar y difundir el arte contemporáneo.
Las Becas Guggenheim, el Instituto Di Tella, las Bienales Americanas de Arte de Córdoba, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, el Museo Nacional de Bellas Artes y la Galería Bonino de Nueva York son las instituciones que lideran este intercambio. Esta exhibición vuelve sobre los años 60 y presenta el proceso de transformación del arte local desde la abstracción lírica a la geométrica, y de allí hacia el arte tecnológico y conceptual, revisando el diálogo con los centros hegemónicos.
Imán… alude a Magnet: New York, la legendaria muestra realizada en la Galería Bonino de Nueva York en 1964 que reflejó la atracción ejercida por la ciudad sobre los artistas latinoamericanos. En una entrevista publicada en el catálogo de la exposición, Luis Felipe Noé comenta: “Cuando viajé con Jorge de la Vega a Francia me di cuenta de que nosotros acá hablábamos de París y en París hablaban de Nueva York”.
Los artistas en exhibición son Marcelo Bonevardi, Ary Brizzi, Delia Cancela/Pablo Mesejean, Eduardo Costa, Jaime Davidovich, Jorge de la Vega, José Antonio Fernández Muro, Grupo Frontera, Nicolás García Uriburu, Sarah Grilo, Leandro Katz, Kenneth Kemble, David Lamelas, Gabriel Messil, Eduardo Mac Entyre, María Martorell, Fernando Maza, Marta Minujín, Honorio Morales, Luis Felipe Noé, César Paternosto, Rogelio Polesello, Alejandro Puente, Liliana Porter, Eduardo Rodríguez, Kazuya Sakai, Carlos Silva, Juan Stoppani, Osvaldo Romberg, Miguel Angel Vidal y Luis Wells.
Un intenso programa de actividades paralelas con la presencia de los artistas y críticos, y la edición de un valioso catálogo hacen que Imán: Nueva York se constituya en una muestra histórica por su valor reflexivo y su contribución al debate internacional sobre la década del 60.
Esa entrevista forma parte del catálogo de Imán-Nueva York, una exhibición histórica curada por Alonso, que se acaba de inaugurar en la Fundación Proa y se exhibe hasta el 30 de setiembre. Allí se reúne la producción de artistas argentinos durante los ’60 en el marco de intercambios decisivos entre Nueva York y Buenos Aires, al abrigo de las instituciones de mecenazgo que, con su cuantioso aporte económico, reconfiguraron el panorama cultural de la época. Las Becas Guggenheim, el Instituto Di Tella, las Bienales Americanas de Arte de Córdoba, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y la Galería Bonino de Nueva York fueron las instituciones que, desde ambas puntas del continente, lideraron este intercambio. Como señala Alonso, “esta exhibición vuelve sobre los años ’60 y presenta el proceso de transformación del arte local desde la abstracción lírica a la geométrica, y de allí hacia el arte tecnológico y conceptual, revisando el diálogo con los centros hegemónicos”.
El nombre de la muestra alude a Magnet: New York, legendaria exposición realizada por la Galería Bonino en Nueva York (que también tenía sedes en Río de Janeiro y Buenos Aires). Allí se reunieron los artistas latinoamericanos que vivían en la ciudad y, en cierto aspecto, Magnet: Nueva York fue la presentación en sociedad de estos muchachos que comenzaban a indagar las nuevas propuestas estéticas tan en boga en la Gran Manzana. Muchos de ellos integran la muestra actual, que reúne obra de Marcelo Bonevardi, Eduardo Costa, Jorge de la Vega, el Grupo Frontera, Nicolás García Uriburu, Sarah Grilo, Kenneth Kemble, David Lamelas, Marta Minujin, Rogelio Polesello, Liliana Porter, Carlos Silva y Luis Wells, entre otros.
Para entender el contexto de la exposición, es necesario precisar algunos datos históricos. En 1940, Harold Rosenberg publicó La caída de París, donde vaticinó el ocaso de la capital francesa como espacio hegemónico de las vanguardias estéticas desde finales del siglo XIX. De manera paralela, y luego de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos se situaron como nuevo centro de poder. Y obviamente ese liderazgo también se extendió al campo cultural. Ya desde los ’50, la sección de artes visuales de la Organización de Estados Americanos (OEA) proclamó reiteradas veces en el Boletín de Artes Visuales de la OEA que el mapa del poder cultural había cambiado y que ahora las ciudades de América (Nueva York, Buenos Aires, Río de Janeiro, Lima, Ciudad de México, San Pablo, Caracas, Washington) eran centros internacionales de arte. Como señala Andrea Giunta en su texto “El triunfo de la pintura argentina. Nacionalismo internacionalista en los sesenta”, la declaración de la OEA tomó fuerza y se materializó en políticas culturales precisas. Escribe Giunta: “Frente a la Revolución Cubana, y ante la amenaza de expansión del comunismo entre las repúblicas latinoamericanas (…) se volvió prioritario mejorar las relaciones de intercambio con los países latinoamericanos. La Alianza para el Progreso, lanzada en el discurso que Kennedy pronunció el 13 de marzo de 1961 (…) fue una forma de respuesta. En sus diez puntos se establecía un programa de asistencia orientado al desarrollo económico, social y cultural y a difundir el conocimiento sobre Latinoamérica en los Estados Unidos. En el plano cultural tales voluntades se tradujeron en programas de intercambio que intensificaron las invitaciones a intelectuales, las traducciones de libros y las exhibiciones de arte.”
A lo largo de cuatro salas, la muestra registra el modo en que esta situación fue atravesando la escena estética local. Marcelo Bonevardi recibe en 1958 la Beca Guggenheim y llega a Nueva York. Ary Brizzi va de París a la Gran Manzana ese mismo año. Eduardo Costa viaja en 1967. Jorge de la Vega llega como profesor invitado. Y en 1970, se realiza la muestra Information en el Museum of Modern Art (MoMA), una propuesta de arte conceptual que determinó algunos chisporroteos entre artistas fascinados con las nuevas tecnologías de entonces y otros críticos de los discursos que confirmaban a los Estados Unidos como núcleo dominante.
Por ejemplo, el Grupo Frontera encuentra en la ciudad su consagración y su final. Carlos Espartaco, integrante de ese grupo, resalta la importancia del Instituto Di Tella durante esos años como un centro que aglutinaba a una parte de los artistas contemporáneos. Allí, por ejemplo, Espartaco se conectó con Mercedes Esteves, Adolfo Bronowsky e Inés Gross y juntos armaron Frontera, grupo que se caracterizó por su interés en las teorías de la comunicación de la época, las mismas que ponían en boca de ciertos círculos el nombre de Marshall McLuhan. De hecho, la sigla del grupo era, como explica Espartaco, “ese signo de la comunicación que parece un asterisco”. En esas investigaciones surgió Especta, una serie de filmaciones en vivo donde la gente debía responder preguntas filosas, que pasó por el Di Tella en 1969, llegó a Nueva York, y se reproduce ahora en Imán-Nueva York. “En los Estados Unidos, el minimalismo y el conceptualismo tenían una vigencia plena. El pop había sido superado por los acontecimientos culturales; el ‘hippismo’ tuvo una gran fuerza y Woodstock fue determinante”, recuerda Espartaco. Y agrega en alusión a Frontera: “Nosotros estábamos ahí y empezamos a conocer a esa gente, pero ellos nos decían que éramos cómplices del sistema porque utilizábamos las máquinas. Los hippies pasaban con sus hijos y decían: ‘Es evidente que ustedes son cómplices y esclavos del sistema económico actual’. A los pocos años, muchos de ellos eran yuppies y ejecutivos”. El vértigo de esos cambios eufóricos y complejos se clausuró con la derrota de los Estados Unidos en la guerra de Vietnam mientras en América Latina comenzaban a extenderse las dictaduras. El sueño había acabado. Dice Espartaco: “Todo fue muy rápido. Yo lo único que experimenté claramente en esa época fue el cambio de vestimenta. Antes me vestía muy formalmente, parecía un abogado; la primera vez que viajé a Nueva York llevaba un chaleco, pero salí con blue jeans.”
Sin embargo, la influencia de esas experiencias de mecenazgo dejaron su huella en el modo en que los artistas locales concibieron su obra y son esas marcas las que reconstruye Imán: Nueva York. Ahí confluyen desde las estructuras cromáticas de Marcelo Bonevardi a los poemas de Eduardo Costa durante un evento de moda donde se codeó con Andy Warhol. De las aguas del East River teñidas por García Uriburu al espejo cóncavo de Yuyo Noé (este sí se salvó de ser arrojado al río). Una época en que la imaginación aún aspiraba al poder.
Destino. La producción artística de los años 60 miró a Nueva York. Centro del desarrollo de las artes plásticas durante la segunda mitad del siglo XX, la ciudad norteamericana atrapó a muchos artistas que trasladaron su interés por Europa -cuna de las vanguardias históricas- y localizaron en la Gran Manzana el epicentro del cambio y la experimentación.
A partir del 24 de julio y hasta el 30 de setiembre, Fundación Proa presenta Imán: Nueva York, una exhibición histórica curada por Rodrigo Alonso que reúne la producción de destacados artistas locales.
Obras, proyectos, documentos, libros y fotografías reconstruyen un período de intercambios decisivos para el imaginario visual de la época, en la que muchos artistas argentinos viajaron a Nueva York mientras Buenos Aires también recibía a curadores y artistas.
En una entrevista publicada en el catálogo de la exposición, Luis Felipe Noé comenta: “Cuando viajé con Jorge de la Vega a Francia me di cuenta que nosotros acá hablábamos de París y en París hablaban de Nueva York”. Imán: Nueva York revisa los proyectos y trabajos gestados en Buenos Aires que alcanzaron una destacada presencia internacional, y presenta un panorama para reflexionar sobre el rol de las instituciones en un momento donde nace una nueva forma de producir, generar y difundir el arte contemporáneo.
Las Becas Guggenheim, el Instituto Di Tella, las Bienales Americanas de Arte de Córdoba, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, el Museo Nacional de Bellas Artes y la Galería Bonino de Nueva York son las instituciones que lideran este intercambio.
Esta exhibición vuelve sobre los años 60 y presenta el proceso de transformación del arte local desde la abstracción lírica a la geométrica, y de allí hacia el arte conceptual, revisando el diálogo con los centros hegemónicos. Imán… alude a Magnet: New York, la legendaria muestra realizada en la Galería Bonino de Nueva York en 1964 que reflejó la atracción ejercida por la ciudad sobre los artistas latinoamericanos. Los artistas en exhibición son Marcelo Bonevardi, Ary Brizzi, Delia Cancela/Pablo Mesejean, de la Vega, José Antonio Fernández Muro,Grupo Frontera, Nicolás García Uriburu, SarahGrilo, Leandro Katz, Kenneth Kemble, DavidLamelas, Gabriel Messil, Eduardo Mac Entyre,María Martorell, Fernando Maza, Marta Minujín,Honorio Morales, Luis Felipe Noé, CésarPaternosto, Rogelio Polesello, Alejandro Puente,Liliana Porter, Eduardo Rodríguez, KazuyaSakai, Carlos Silva, Juan Stoppani, OsvaldoRomberg, Miguel Angel Vidal y Luis Wells.
Un intenso programa de actividades paralelascon la presencia de los artistas y críticos,y la edición de un valioso catálogo hacenque Imán: Nueva York se constituya en unamuestra histórica por su valor reflexivo y sucontribución al debate internacional sobrela década del 60.Fundación Proa agradece el aporte de obrasy documentos provenientes de institucionespúblicas y privadas, como así también decoleccionistas y centros de documentación.A los artistas, por el generoso diálogo quepermitió reconstruir el camino de la historia,y a Tenaris – Organización Techint por suconstante y permanente apoyo.
Fundación Proa. Av Pedro de Mendoza 1929 (y Caminito), Buenos Aires
info@proa.org / [54 11] 4104 1000
Inauguración: 24 de julio de 2010, 13 hs.
Martes a domingo de 11 a 19 hs. / Lunes cerrado
Con el auspicio de TENARIS - ORGANIZACION TECHINT
Atracción. Escena. Energía. Internacionalismo. Destino. La producción artística del años 60 miró a Nueva York. Centro del desarrollo de las artes plásticas durante la segunda mitad del siglo XX, la cuidad norteamericana atrapó a muchos artistas que trasladaron su interés por Europa - cuna de las vanguardias históricas - y localizaron en la Gran Manzana el epicentro del cambio y la experimentación.
Hasta el 30 de septiembre, Fundación Proa presenta Imán: Nueva York, una exhibición histórica curada por Rodrigo Alonso que reúne la producción de destacados artistas locales. Obras, proyectos, documentos, libros y fotografías reconstruyen un período de intercambios decisivos para el imaginario visual de la época, en la que muchos artistas argentinos viajaron a Nueva York.
Durante los años sesenta, toda la producción artística miraba a la floreciente ciudad de Nueva York. Centro indiscutible de la cultura durante casi toda la segunda mitad del siglo XX, esta ciudad atrajo a muchos artistas que trasladaron su interés por Europa –hasta entonces cuna de las vanguardias históricas– y encontraron en Nueva York el lugar ideal para el cambio y la experimentación.
La exposición Imán: Nueva York, presentada por La Fundación Proa del 24 al 30 de septiembre, reúne la producción de artistas argentinos que trasladaron su práctica a Nueva York. Curada por Rodrigo Alonso, la muestra reconstruye un período de intercambios decisivos para el imaginario de la época, cuando muchos artistas viajaron a Nueva York mientras que la ciudad de Buenos Aires, por su parte también recibía un importante número de artistas y curadores. El título de la muestra alude a la legendaria exposición realizada en Nueva York en 1964 en la Galería Bonino, Magnet: New York.
Imán: Nueva York, es una revisión de los proyectos realizados en Buenos Aires que alcanzaron una presencia internacional importante mostrando un panorama de reflexión sobre el rol de las instituciones gestoras y productoras de arte contemporáneo: las Becas Guggenheim, el Instituto Di Tella, las Bienales Americanas de Arte de Córdoba, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, el Museo Nacional de Bellas Artes y la Galería Bonino de Nueva York, entre algunas otras.
Fundación PROA
Av. Pedro de Mendoza 1929
La Boca, Caminito [C1169AAD]
Buenos Aires, Argentina
Atracción. Escena. Energía. Internacionalismo. Destino. La producción artística de los años 60 miró a Nueva York. Centro del desarrollo de las artes plásticas durante la segunda mitad del siglo XX, la ciudad norteamericana atrapó a muchos artistas que trasladaron su interés por Europa -cuna de las vanguardias históricas- y localizaron en la Gran Manzana el epicentro del cambio y la experimentación.
A partir del 24 de julio y hasta el 30 de septiembre, Fundación Proa presenta Imán: Nueva York, una exhibición histórica curada por Rodrigo Alonso que reúne la producción de destacados artistas locales. Obras, proyectos, documentos, libros y fotografías reconstruyen un período de intercambios decisivos para el imaginario visual de la época, en la que muchos artistas argentinos viajaron a Nueva York mientras Buenos Aires también recibía a curadores y artistas.
La muestra revisa los proyectos y trabajos gestados en Buenos Aires que alcanzaron una destacada presencia internacional, y presenta un panorama para reflexionar sobre el rol de las instituciones en un momento donde nace una nueva forma de producir, generar y difundir el arte contemporáneo.
Moda FusiónARTE estuvo presente en la inauguración, en la que varios de los artistas expuestos recordaron agradablemente aquellos años, comentaron anécdotas y expresaron su alegría y agradecimiento por el rescate de obras que hasta ellos mismos tenían archivadas ya en su memoria.
Todos los días se realizan visitas guiadas para público en general a las 17 hs (sumándose una más a las 15 hs los sábados y domingos). Durante todos los sábados de agosto se llevará a cabo el ciclo Artistas + Críticos en el que un destacado especialista realiza la visita guiada de las 17 hs junto a uno de los artistas de la exhibición (para consultar el cronograma: www.proa.org)
Hacia 1940 se formó en el naturalismo estructurado de su maestro Ernesto Scotti. Por aquel entonces –recordaría Martorell– “el mundo del arte ni se sospechaba en Salta”. Pero fue en Europa –en España y Francia– donde forjó el estilo que la consagraría, el de la abstracción geométrica, que ya habían desarrollado las vanguardias de 1920. A su regreso, forjó el Grupo de Arte Concreto Invención, un movimiento concebido por artistas argentinos y pionero en el campo de la abstracción en todo el continente. El escultor Enio Iommi fue uno de sus tantos compañeros y Jorge Romero Brest le abrió las puertas de Buenos Aires.
Su prestigio le permitió exponer en Nueva York, París, La Habana, Caracas y Buenos Aires, adonde vivía. Aunque nunca dejó de volver a su quinta–taller en Villa San Lorenzo, su lugar preferido para pintar. Por estos días puede verse en la muestra Imán: Nueva York, en la Fundación Proa, una de sus obras producidas entre viajes a la Gran Manzana.
A los 101 años falleció una de las referentes de la pintura abstracta en el país y Salta
Anoche falleció la artista plástica salteña María Martorell, a la edad de 101 años. Sus restos serán inhumados hoy en la villa residencial de San Lorenzo, a 12 kilómetros de la ciudad de Salta, lugar en donde la artista tuvo su atelier hasta mediados de los años 90.
Martorell permanecía internada desde hacía dos semanas en una clínica de la capital por problemas bronquiales y hacía más de una década que no producía obra nueva. Sin embargo, desde hace sesenta años es un referente de la pintura abstracta en el país y sobre todo–en Salta.
Hacia 1940 se formó en el naturalismo estructurado de su maestro Ernesto Scotti. Por aquel entonces, recordaría Martorell “el mundo del arte ni se sospechaba en Salta”. Pero fue en Europa donde forjó el estilo que la consagraría, el de la abstracción geométrica, que ya habían desarrollado las vanguardias de 1920.
A su regreso, forjó el Grupo de Arte Concreto Invención, un movimiento concebido por artistas argentinos y pionero en el campo de la abstracción en todo el continente. El escultor Enio Iommi fue uno de sus tantos compañeros y Jorge Romero Brest le abrió las puertas de Buenos Aires.
Su prestigio le permitió exponer en Nueva York, París, La Habana, Caracas y Buenos Aires, adonde vivía. Aunque nunca dejó de volver a su quinta–taller en Villa San Lorenzo, su lugar preferido para pintar.
Por estos días puede verse en la muestra Imán: Nueva York, en la Fundación Proa, una de sus obras producidas entre viajes a la Gran Manzana.
María Martorell había nacido en enero de 1909 en la ciudad de Salta. En 1980 representó a Salta en la Academina Nacional de Bellas Artes y en 1989 recibió el Premio al Mérito Artístico otorgado por la Provincia de Salta.
A partir del 24 de julio y hasta el 30 de setiembre, Fundación Proa presenta
Imán: Nueva York, una exhibición histórica curada por Rodrigo Alonso que reúne la producción de destacados artistas locales. Obras, proyectos, documentos, libros y fotografías reconstruyen un período de intercambios decisivos para el imaginario visual de la época, en la que muchos artistas argentinos viajaron a Nueva York mientras Buenos Aires también recibía a curadores y artistas.
En una entrevista publicada en el catálogo de la exposición, Luis Felipe Noé comenta: “Cuando viajé con Jorge de la Vega a Francia me di cuenta que nosotros acá hablábamos de París y en París hablaban de Nueva York”.
Imán: Nueva York revisa los proyectos y trabajos gestados en Buenos Aires que alcanzaron una destacada presencia internacional, y presenta un panorama para reflexionar sobre el rol de las instituciones en un momento donde nace una nueva forma de producir, generar y difundir el arte contemporáneo.
Las Becas Guggenheim, el Instituto Di Tella, las Bienales Americanas de Arte de Córdoba, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, el Museo Nacional de Bellas Artes y la Galería Bonino de Nueva York son las instituciones que lideran este intercambio. Esta exhibición vuelve sobre los años 60 y presenta el proceso de transformación del arte local desde la abstracción lírica a la geométrica, y de allí hacia el arte conceptual, revisando el diálogo con los centros hegemónicos.
Imán… alude a Magnet: New York, la legendaria muestra realizada en la Galería Bonino de Nueva York en 1964 que reflejó la atracción ejercida por la ciudad sobre los artistas latinoamericanos.
Los artistas en exhibición son Marcelo Bonevardi, Ary Brizzi, Delia Cancela/Pablo Mesejean, Eduardo Costa, Jaime Davidovich, Jorge de la Vega, José Antonio Fernández Muro, Grupo Frontera, Nicolás García Uriburu, Sarah Grilo, Leandro Katz, Kenneth Kemble, David Lamelas, Gabriel Messil, Eduardo Mac Entyre, María Martorell, Fernando Maza, Marta Minujín, Honorio Morales, Luis Felipe Noé, César Paternosto, Rogelio Polesello, Alejandro Puente, Liliana Porter, Eduardo Rodríguez, Kazuya Sakai, Carlos Silva, Juan Stoppani, Osvaldo Romberg, Miguel Angel Vidal y Luis Wells.
Como si el tiempo no hubiera pasado, la memoria de las huestes del Di Tella (que también inauguraba los sábados) se coló en las magníficas salas restauradas por el italiano Bepe Caruso. Adriana Rosenberg fue la anfitriona ideal. Ella conoció mejor que nadie a Romero Brest como interlocutora del "padrino" de muchos de los artistas que volaron en los 70 a Nueva York, para exponer en el MoMA. Entonces, y tiene razón Marta Minujin, nadie hablaba de artistas "latinoamericanos" ni existía un mapa del arte en el sentido actual. Estaban París y la Gran Manzana, y esta última había sacudido las estructuras con la acción de Leo Castelli, del expresionismo abstracto y la apertura del MoMA, quintaesencia de la modernidad.
La atmósfera en Buenos Aires sintonizaba con esta frecuencia, algo que detectaron rápidamente Noé y De la Vega, Puente y Costa, Porter y Minujin, siempre alerta con sus antenas encendidas.
La Argentina vivía el último momento de una ilusión con las inolvidables Bienales de IKA, en Córdoba, que consagraron, entre otros, a Julio Le Parc. Si las bienales IKA hubieran seguido, ¿tendríamos en el país un ancla como San Pablo para las artes visuales? Frustrada por el golpe militar del 66, la euforia creadora tenía todavía cuerda activada en ese intercambio fecundo con Nueva York. Las becas Guggenheim, la exposición Information en MoMA, Bonino que abre su galería neoyorquina? y allá van los artistas argentinos con su identidad a cuestas.
La investigación de Alonso es el soporte teórico de una aventura visual que sumó abstracción, geometría, performance, land-art, videoarte y experiencias conceptuales. Como señala el curador, "la meta de Imán es mirar los 60 sin el filtro del pop ni del compromiso político". Energía e internacionalismo en estado puro.
Quien visite "Imán: Nueva York", la muestra que se acaba de inaugurar en la Fundación Proa, probablemente no se lleve un impacto estético o una sorpresa visual. Pero, sí, accederá a un clima de época, en la que una conjunción de instituciones, estéticas, artistas y coordenadas históricas hizo que el arte argentino y el norteamericano entraran en diálogo y sintonía.
Son los años 60, un momento de singular energía en la escena artística local, cuando los artistas convirtieron a Nueva York en el destino deseado y visitado, y la Gran Manzana miró, compró y expuso el arte argentino.
La muestra -desplegada en las cuatro salas que hasta hace poco ocupó la exitosa exhibición sobre futurismo italiano- reúne unas 60 obras de 32 artistas argentinos cuyas biografías están atravesadas por la experiencia neoyorquina.
Además, y en pie de igualdad en interés con las obras, se exhiben fotografías, catálogos, proyectos y documentos de muestras que reconstruyen un universo de intercambios artísticos y que evidencian el minucioso trabajo de investigación que sostiene la muestra, que los expertos e interesados agradecerán.
En las salas, hay obras de artistas que nunca volvieron de Nueva York; de otros que regresaron -algunos vía Europa-; de los que siguen produciendo hoy; de los que se llamaron a silencio desde aquella década exitosa.
Así, se exhiben obras de Marcelo Bonevardi -un pionero en la travesía-, José Antonio Fernández Muro, Sarah Grilo, un poco visto Honorio Morales, un conocido colchón multicolor de Marta Minujín.
Hay algunas rarezas, como una obra conceptual de Luis Felipe Noé; la influencia pop en Kazuya Sakai; un Kemble más abstracto que su informalismo local. También, varias obras de Alejandro Puente; la estética más conocida de César Paternosto; una obra de Carlos Silva que se expuso en su momento junto a otra de Sol Le Witt.
"Los años 60 fueron un momento de diálogo entre la Argentina y Estados Unidos. Los críticos y curadores norteamericanos más respetados visitaban el país, eran aquí jurados de premios internacionales y entraban en contacto con los artistas argentinos", contó a LA NACION Rodrigo Alonso, creador y curador de la muestra e infatigable rastreador de obras, documentos y fotografías.
En ese marco, aclara, las instituciones jugaron un papel preponderante: las becas Guggenheim, el Instituto Di Tella, las Bienales Americanas de Arte de Córdoba, el Museo Nacional de Bellas Artes y la galería Bonino, de Nueva York, formaron entonces una red de promoción, financiación y difusión de los artistas locales en los Estados Unidos.
"Se entendió que hacer que el arte argentino fuera valorado en el exterior era un problema institucional. Esa es una gran diferencia entre los 60 y hoy, cuando se cree que es el artista individual el que debe viajar o ser promocionado. Hoy es difícil encontrar financiamiento para muestras y catálogos", dijo Alonso.
De todos modos, la inserción en el medio norteamericano no era fácil para los artistas. Según muchos lo recuerdan en las entrevistas que Alonso hizo para el catálogo de la muestra, "era un momento de construcción del arte nacional norteamericano, así que había resistencia a que el arte argentino se integrara. Era difícil exponer, y muchos artistas lo recuerdan como un medio agresivo, todo lo contrario a París", sintetizó Alonso.
Una de las salas reconstruye la muestra "Beyond geometry", que en Nueva York prometió mostrar "lo que el arte argentino aportaba al mundo", con obras de Mac Entyre, Puente, Silva, Ary Brizzi, Paternosto y Lamelas, entre otros. "En la Argentina tenemos la idea de que los años 60 fueron el pop y el happening , pero aquí y allá se hacía otra cosa, como la abstracción geométrica, una bisagra a lo que fue luego el arte conceptual y tecnológico en los 70."
Muchos de los artistas expuestos participaron activamente en la muestra: donaron fotografías y materiales, fueron entrevistados y ahora participarán en visitas guiadas con curadores. El catálogo, de 300 páginas, tiene especial interés porque rescata documentación abundante e incluye algunos textos emblemáticos de la crítica de esos años.
La última sala invita a ver el punto de llegada del intercambio de una década: la muestra "Information", en 1970, que organizó el Museo de Arte Moderno de Nueva York (Moma), que incluyó a unos siete argentinos, como Liliana Porter y Leandro Katz.
"Muchos dicen que la efervescencia de los 60 fracasó. Creo que lo que fracasó es la idea de que el arte internacional iba a mirar a la Argentina. Pero, sí, sucedió que hubo artistas locales reconocidos internacionalmente, que se incorporaron en colecciones extranjeras, como en el Moma, y que se generó un interés en el arte argentino que no volvió a suceder", afirmó Alonso.
"Imán: Nueva York" se puede visitar hasta el 30 de septiembre, en la avenida Pedro de Mendoza 1929, al lado de Caminito, en La Boca.
Sábado 24 de Julio
13:00hs
Donde
Pedro de Mendoza 1929
4303-0909
Descripción
"Imán: Nueva York" es una muestra curada por Rodrigo Alonso con artistas que vivieron, visitaron, presentaron e interactuaron, en sus años de juventud, durante el nacimiento de la Gran Manzana. En agosto en Fundación Proa. +info: www.proa.org
Website
En una entrevista publicada en el catálogo de la exposición, Luis Felipe Noé comenta: “Cuando viajé con Jorge de la Vega a Francia me di cuenta que nosotros acá hablábamos de París y en París hablaban de Nueva York.
Más información : http://proa.org/esp/exhibition-iman-nueva-york.php
Fundación Proa
La producción artística de los años 60 miró a Nueva York convirtiéndose en un espacio fundamental en la formación de las artes plásticas de la segunda mitad del siglo XX. Muchos artistas enfocaron su mirada e iniciaron un intercambio que dejó de lado a Europa, sede de formación de las vanguardias históricas. Curada por Rodrigo Alonso, Imán: Nueva York presenta un panorama de destacados artistas argentinos que vivieron, visitaron, presentaron e interactuaron, en sus años de juventud, durante el nacimiento de la Gran Manzana.
Tenemos el agrado de comunicar que los Archivos Di Tella colaboraron con documentos para la exhibición Imán: Nueva York, curada por Rodrigo Alonso, que se presentará en las salas de Fundación PROA desde el 24 de julio al 3 de octubre de 2010.
En la muestra se podrán apreciar fotografías y catálogos que registran las actividades del Centro de Artes Visuales del Instituto Torcuato Di Tella durante la década de los sesenta.
Inauguración: sábado 24 de julio 13h. Más información: Fundación PROA