HIJOS DEL VIENTO -  De la Araucanía a las Pampas
{NOTA_BAJADA}

Organiza: Colección Eduardo P. Pereda – Fundación Proa
Curaduria: Isabel Iriarte - Teresa Pereda
Auspicia: Siat S.A. - Siderca S.A. - Tenaris S.A. - Organización Techint 
1 de Marzo - 1 de Junio, 2002 

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Las dos exhibiciones que conviven en las salas de Fundación Proa rescatan expresiones artísticas que conforman nuestro patrimonio cultural. En esta ocasión se presentan piezas de arte generadas en un mismo momento histórico -siglo XIX- pero concebidas a partir de la cosmovisión de dos culturas que resultaron trágicamente opuestas. Dos mundos, que en su diferencia, dan cuenta de los problemas y contradicciones de nuestro pasaje hacia la modernidad.

El universo indígena y el universo urbano aparecen representados de manera diferenciada. Estos dos mundos, a través de los materiales en los que se manifiestan, revelan su naturaleza y su impulso. El mundo indígena se expresa a través del trabajo con la materia, apela a la producción artesanal, y plasma por esta vía sus representaciones. Por otro lado, el mundo moderno que asoma en Christiano Junior -conformando otro lenguaje artístico- utiliza como vehículo una herramienta de la modernidad: la fotografía, en Un país en transición. Estas discordancias, paradójicamente aproximan estas dos colecciones y dan cuenta de la complejidad de la Argentina a mediados del S. XIX.

Hijos del viento. De la Araucanía a las Pampas, es una selección de la Colección Eduardo P. Pereda que reúne sorprendentes adornos femeninos de plata y de chaquiras (cuentas), textiles (ponchos y fajas), piezas líticas (insignias de mando), máscaras, tocados utilizados en la ceremonia del Nguillatun, de la cultura mapuche.
La exhibición se detiene especialmente en los espléndidos adornos femeninos de esta cultura “que supo expresar artísticamente su identidad en el atavío de sus mujeres, envueltas en reflejos de plata” (I. Iriarte). Mágicas y resplandecientes, las diademas, adornos para el cabello, aros, gargantillas, prendedores, adornos de pecho, realizados por expertos plateros brindan un testimonio del original lenguaje que supieron crear y del influyente lugar que algunas mujeres supieron ocupar.
Los diseños de las joyas y de los textiles, mayormente pertenecientes al siglo XIX, no aparecen como meros elementos decorativos sino que se presentan como signos de contenido simbólico de una nación con profundas creencias espirituales, ligada íntimamente con sus ancestros y con la naturaleza. Precisamente, la mayoría de las piezas, por las que Pereda se interesa desde 1945, proceden de la provincia del Neuquén y del norte de la provincia de Río Negro, de la Araucanía chilena, y de la llanura pampeana.
Pastores y agricultores, los mapuches fundaron una rica tradición, plena de contenidos místicos y de respeto por todos los seres vivientes. La muestra de la Colección Eduardo P. Pereda nos permite asomarnos a expresiones y visiones del sur del Sur.

 

MAS INFORMACIÓN

En tiempos anteriores al siglo XVI los araucanos comenzaron a pasar por los corredores cordilleranos hacia las tierras del este -la puel-mapu- entrando en contacto con los pueblos originarios de Pampa y Patagonia. Estos grupos abarcaban a pehuenches -habitantes cordilleranos del Neuquén-, tehuelches habitantes patagónicos que también incluyen a los llamados pampas. El territorio de la "Araucanía histórica" -de la cual provenían- se extendía entre los ríos Bío-Bío (por el norte) y Toltén (por el sur) del actual territorio de Chile. Estos pueblos interactuaron entre sí, en gran parte de las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Neuquén y Río Negro.

La extensión geográfica de este escenario fue enorme y el proceso que en ella tuvo lugar se conoce como "araucanización". Las razones que lo hicieron posible son múltiples y el eje de ese desarrollo fue la adopción masiva del caballo, lo cual incrementó de manera considerable las comunicaciones comerciales, sociales y bélicas. A su vez estas nuevas circunstancias requerían de un instrumento de expresión más apropiado. La lengua araucana -el mapudungum - de gran riqueza expresiva- suplió las viejas lenguas de los cazadores de guanacos y recolectores de piñones y se difundió rápidamente desde mediados del siglo XVII. Los araucanos - pueblo de oradores natos- quienes hacían del discurso un verdadero culto, constituyeron el gran tronco mapuche el cual prevaleció y finalmente dio la denominación genérica incluso a los grupos étnicos actuales.

La muestra "Hijos del viento" presenta diversos objetos: piezas líticas, adornos, tocados, máscaras y tejidos, que datan del siglo XIX, momento histórico que corresponde al más alto nivel de poderío y organización de esta sociedad. Fueron los años de mayor enfrentamiento entre la confederación que se había formado en las pampas -liderada por el gran toqui Callfucurá- y el naciente Estado nacional argentino. La circulación y comercialización de ganados en gran escala se había convertido en el soporte y sostén de la economía y de la estructura social y política. El funcionamiento de este circuito económico se apoyaba en la apropiación de ganado de las haciendas o "estancias" de la frontera, objetivo fundamental de los malones, y en su posterior traslado -a través de los pasos cordilleranos- a Chile, mercado habitual de la hacienda

Esta exposición contribuye a un mayor conocimiento de los pueblos, que protagonizaron la historia de esta región en el s.XIX y de los rasgos culturales que compartieron en tan vasta geografía. Los adornos femeninos exhibidos configuraron un estilo que tuvo una amplia difusión en toda el área mencionada. Por otra parte la ceremonia del Nguillatun o "rogativa" y la cosmovisión que ella implica se extendieron por toda la región de Pampa y Patagonia constituyéndose en un rasgo común y aglutinante, cuya vigencia es una realidad del presente. Asimismo el tejido expresa tradiciones y valores fundamentales que se manifiestan con gran vitalidad hasta el día de hoy.

El recorrido de esta muestra nos aproxima a las voces y a los gestos de estos pueblos. El viento no ha logrado dispersar la riqueza de sus tradiciones ni la profunda espiritualidad de su cultura. Hoy, su memoria permanece.

Organiza
Fundación Proa
Fundación Antorichas

Curaduria
Isabel Iriarte
Teresa Pereda

Coordina
Cristina de Bary

Diseño expositivo 
Horacio Pigozzi
Sergio Avello

Coservación y documentación 
Isabel Iroarte

Diseño catálogo
Guillermo Goldschmidt 

Textos
Rodolfo Casamiquela
Carlos Martínez Sarasola
Victoria Verlichak 
Margarita Alvarado
Graciela Suárez
Susana F. Renard
Isabel Iriarte 
Teresa Pereda

Auspicia
Siat S.A.
Siderca S.A.
Tenaris S.A
Organización Techint