Prensa Publicada

  • Título: Archivo de la desobediencia, en Proa21, una narrativa comunitaria sobre la historia
    Autor: Susana Reinoso
    Fecha: 16/05/2025
    Ver nota completa
    Ver nota original (Clarín)

    Archivo de la desobediencia, en Proa21, una narrativa comunitaria sobre la historia

    Archivo de la desobediencia, en Proa21, una narrativa comunitaria  sobre la historia
    El curador italiano Marco Scotini; creó en 2005 el Archivo de la Desobediencia que ya está en Proa21.

    Susana Reinoso
    Susana
    Reinoso

    16/05/2025 16:10

     

    El curador italiano Marco Scotini; creó en 2005 el Archivo de la Desobediencia que ya está en Proa21.

     

    Instrucción guerrillera en la selva de Luzón, en Filipinas. De la documentalista española Paloma Polo.

     

    La ong H.I.J.O.S. de desaparecidos, en la pieza del Grupo Arte Callejero, GAC.

     

    Pieza del colombiano Carlos Motta,en Proa21.

     

    Sexualidades disidentes en la obra de Carlos Motta, que viene de una gran muestra en el Macba de Barcelona.

     

    Pesaje de flores en el documental del fotógrafo y activista ambiental Ravi Agarwal, de Nueva Delhi.

     

    El cortometraje de Agarwal sobre la cosecha de flores de copete, empleadas masivamente en los festivales de India.

     

    Vista de la sala en penumbras. Doce piezas se renuevan cada dos semanas. Foto:  Ignacio Laxalde, gentileza Fundación Proa.

     

    Obra del realizador y videoartista austríaco Olivier Ressler, en la edición para la sala de La Boca.

     

    Vista de la expo en el vasto sector de los Arsenales, de la Bienal de Venecia, 2024.

    Cuando en 2005 el conservador y curador italiano Marco Scotini comenzó a reunir el Archivo de la Desobediencia con los primeros aportes de artistas de todas partes, no imaginó que iniciaba una videoteca itinerante que coronaría en la vidriera fundamental de la Bienal Internacional de Venecia en 2024.


    Instrucción guerrillera en la selva de Luzón, en Filipinas. De la documentalista española Paloma Polo.Instrucción guerrillera en la selva de Luzón, en Filipinas. De la documentalista española Paloma Polo.

    Con la producción de Scotini, en Venecia participaron videos y cortometrajes de 39 artistas y colectivos, realizados entre 1975 y 2023. El conjunto montado en la sección Arsenale fue de una gran diversidad, algunos de esos artistas eran de América latina. Fue Adriano Pedrosa, el director artístico de la pasada Bienal Internacional, quien puso el ojo en la extraordinaria recopilación que el conservador italiano ha venido realizando en las últimas dos décadas.


    La ong H.I.J.O.S. de desaparecidos, en la pieza del Grupo Arte Callejero, GAC. La ong H.I.J.O.S. de desaparecidos, en la pieza del Grupo Arte Callejero, GAC.

    Algunos de los artistas y documentalistas presentados en Venecia vuelven a estar presentes en Proa21, como Ursula Biemann, Seba Calfuqueo, Maria Galindo & Mujeres Creando y Pedro Lemebel (quien estuvo también antes en Proa con los registros de sus Yeguas del Apocalipsis), entre decenas incluidos cuyos trabajos van desde cortometrajes, que parecen cuadros en movimiento, hasta registros de performances. Con una nueva configuración, el Archivo de la Desobediencia ahora le propone al público local un dispositivo en movimiento y en evolución. Presentado quince veces en diferentes países, el Archivo nunca adquiere una configuración definitiva. Su enorme valor, al poner en diálogo las prácticas artísticas y la acción política, con diferentes montajes de los registros disponibles, es proponer una narrativa más comunitaria o parlamentaria, si se prefiere.


    Pieza del colombiano Carlos Motta,en Proa21.Pieza del colombiano Carlos Motta,en Proa21.

    El dispositivo es un generador de lecturas dinámicas dentro de lo que Scotini entiende como “arte político”. En Venecia, el curador presentó algo así como la máquina prefílmica que animaba las imágenes y abordó dos secciones centrales: los procesos migratorios transnacionales y lo que llamó “las subjetividades nómadas” a la luz del género. Diáspora y género atravesaron aquel montaje semicircular en una enorme sala de Arsenale. La Biennale fue un gran detonante, cuenta el curador italiano en diálogo con Clarín. “Ahora el calendario de presentaciones para los próximos dos años ya está en parte definido. Están previstas en la Kunsthal Charlottenborg de Copenhague, y luego en Trenčín (en Eslovaquia), Cornualles, México, Tesalónica y Zúrich”, comparte.


    Sexualidades disidentes en la obra de Carlos Motta, que viene de una gran muestra en el Macba de Barcelona. Sexualidades disidentes en la obra de Carlos Motta, que viene de una gran muestra en el Macba de Barcelona.
    Un reservorio siempre en evolución

    Hay varias lecturas posible del Archivo concienzudamente articulado por Scotini. Por un lado, una mirada a nuestro tiempo, que no es solo el aquí y ahora, sino los enormes cambios vividos a nivel global en los últimos 20 años y más. Por otro lado, una lectura al arte contemporáneo y el modo en que el audiovisual ha influido en esa escena. De esto conversamos con el curador.


    Pesaje de flores en el documental del fotógrafo y activista ambiental Ravi Agarwal, de Nueva Delhi. Pesaje de flores en el documental del fotógrafo y activista ambiental Ravi Agarwal, de Nueva Delhi.

    –El Archivo de la Desobediencia cambia a medida que se traslada. ¿Cuál es el objetivo de este dispositivo que vincula las prácticas artísticas con la acción política?

    –El Archivo concebido como tal, y en relación con esta obra en especial, está asociado a una cuestión estática, como era el archivo decimonónico. En ese archivo estaba asociado a las libertades sociales y apoyado en la Historia. De alguna manera, eso implicaba una construcción típica. A fines de la Guerra Fría, el archivo pasó de ser un modelo histórico, que se podía leer como una cuestión vertical, lineal, donde había pasado, presente y futuro, a un archivo móvil, donde lo que está archivado se puede desarchivar, rearchivar y oxigenar con el cambio y el movimiento. La dimensión política es muy fuerte en esta idea de temporalidad plástica. Con el nuevo modelo político, después de la Guerra Fría, cuando la política estaba vinculada a los partidos, sindicatos, etc., esa idea de archivo queda atrás, en favor de una dimensión política del hoy. La idea de movilidad del archivo es diferente si estás en Buenos Aires, en Venecia o en Sudáfrica. Esta idea de movilidad deriva del hecho de que hay materiales similares en cada uno de estos sitios, pero articulados de manera diferente, de allí que el Archivo se comporte como un dispositivo político. Es una acción directa pero diferente cada vez.


    El cortometraje de Agarwal sobre la cosecha de flores de copete, empleadas masivamente en los festivales de India.El cortometraje de Agarwal sobre la cosecha de flores de copete, empleadas masivamente en los festivales de India.

    –¿Para usted el arte contemporáneo tiene que ser siempre político? Hay públicos que buscan conectar de otro modo.

    –Para mí todo arte es político, aun si uno, como artista, dice que no hace arte político. El tema radica entre lo que sería un arte emancipado, desde lo social, o bien lúdico, es decir, que piensa la política como imaginación, experimentación y emancipación social, y el arte conservador, que comparte las mismas ideas de las clases que ejercen el poder. Es cierto que el público que va a la Bienal Internacional de Venecia difiere del de Estambul (donde el Archivo se presentó en 2022) o en Proa21. Me pasó en la Bienal de Estambul que el público anónimo, de fin de semana, veía en el Archivo un rescate social de sus cosas cotidianas. En 2014 ellos me habían censurado pero luego me propusieron volver a presentarla sin censura.

    –En un mundo lleno de ruido, su Archivo propone muchas voces hablando sobre muchos temas en el debate público. ¿Cómo reciben los distintos públicos esta propuesta?

    –Uno de los aspectos políticos del Archivo es presentarlo como una exposición no clásica. Es más bien como una biblioteca. En las muestras clásicas, una obra de arte viene después de otra. En el caso del Archivo, todo se presenta de manera horizontal, al alcance del público en forma simultánea; es la gente quien elige qué ve y en qué orden, sin seguir el relato de un curador. Es mucho más democrática. De hecho, si uno está más interesado en cuestiones de género o de emancipación social o económica, encuentra esos temas específicos en la “biblioteca”. De hecho esos son tres de los cuatro ejes presentes en la muestra de Proa21. El cineasta suizo Jean- Luc Goddard cuestionaba esa forma de presentar una imagen después de otra. Esto está relacionado con la cuestión de la temporalidad en el archivo moderno, en el que estamos más cerca del archivo en sí, que de la historia. Hoy se necesita una transformación radical de la temporalidad, entre una actualidad y una virtualidad. No tanto una categorización bajo las etiquetas de pasado, presente y futuro. De alguna manera ese pasado es virtual en el tiempo actual. La Vanguardia histórica se llamaba así porque iba antes...Hoy reina un presente virtual en el que a los artistas ya no les interesa ser vanguardia. Hoy la idea de tiempo es plástica, emancipadora. Existen films-archivos con materiales del pasado, como los de Harun Farocki, Alberto Grippi y otros, que usan películas y rearchivan a través del montaje. Lo que me interesa de estos films es que usan remontaje y eso se convierte en un re-archivo. De alguna manera se puede cambiar el relato histórico. Antes uno pensaba "la historia no se puede cambiar"; pero los artistas contemporáneos tienen esta posibilidad a partir de estos cambios en las temporalidades. Los artistas contemporáneos no son exploradores del espacio, a lo Cristóbal Colón, sino sobre todo del tiempo. Van adelante, van atrás para ir adelante.


    Vista de la sala en penumbras. Doce piezas se renuevan cada dos semanas. Foto:  Ignacio Laxalde, gentileza Fundación Proa.Vista de la sala en penumbras. Doce piezas se renuevan cada dos semanas. Foto: Ignacio Laxalde, gentileza Fundación Proa.

    –¿Cómo es la participación de los artistas en esta propuesta colaborativa? Cómo selecciona sus piezas?

    -Efectivamente el archivo no tiene sede física ni online. Preciso la autorización de imágenes, algunos artistas cobran fee y otros donan sus obras. Lo interesante es que ya hay artistas que son parte del archivo hace 20 años y que, no habiendo sido conocidos cuando comenzaron, hoy son reconocidos mundialmente. La participación de los artistas latinoamericanos es muy alta y ellos tienen una gran capacidad de resistencia. Cada vez que se hace una edición, conseguimos los permisos. El archivo maneja distintas formas de intercambio con ellos. El archivo es un dispositivo colaborativo que no pertenece a nadie en particular; es colectivo y yo soy solo un mero activador. Cuando comenzamos en Berlin en 2005, muchos de estos artistas no eran conocidos. La presencia de los artistas latinoamericanos depende de las investigaciones que se vayan haciendo. Argentina, por ejemplo, es una fábrica social. Entre 2001 y 2003 se convirtió en un gran laboratorio alternativo, y ha sido importante en el inicio del Archivo de la Desobediencia. Había una sección que se llamaba “Argentina fábrica social”, porque desde Italia lo veíamos como un caso modelo. Esta invitación de Adriana Rosenberg, directora de Fundación Proa, me gusta mucho porque Argentina puede tener un nuevo punto de partida en el Archivo, con su capacidad de resistencia, de alternativa y de imaginación.


    Obra del realizador y videoartista austríaco Olivier Ressler, en la edición para la sala de La Boca. Obra del realizador y videoartista austríaco Olivier Ressler, en la edición para la sala de La Boca.

    –La propuesta del Archivo para Proa21 tiene que ver con “la calle”. ¿Por qué se decidió por esta sección?

    –Mi vieja idea de la Argentina es su uso de la calle. Me fascina. En Europa ya no sabemos qué es el uso de las calles. Recuerdo cuando se hablaba de los cacerolazos y piqueteros, incluso con los escraches, en la Argentina, todo eso constituía un espacio de acción política. Así que de inmediato pensé en la calle, como lugar de imaginación y encuentro. En Argentina todo ocurre en la calle. Existe una producción alternativa e innovadora de producción política y social en la calle. Incluso allí tienen lugar las formas performáticas de manifestación.

    Archivo de la Desobediencia estará en Proa21 hasta julio de este año. La muestra reúne 36 obras en video de artistas y colectivos internacionales, organizadas en un ciclo de tres etapas, con 12 videos en cada una que se renuevan periódicamente. En cada etapa se despliega un recorrido simultáneo, a través de los cuatro ejes temáticos que estructuran el proyecto: desobediencia de género, comunidades insurgentes, ecologías radicales y activismo de la diáspora.

    Vista de la expo en el vasto sector de los Arsenales, de la Bienal de Venecia, 2024.Vista de la expo en el vasto sector de los Arsenales, de la Bienal de Venecia, 2024.

    Marco Scotini es el actual director artístico del FM Centro per l'Arte Contemporanea, de Milán, y jefe del Departamento de Artes Visuales y Estudios Curatoriales de NABA (Nuova Accademia di Belle Arti, de Milán). Destacado curador y crítico de arte, ha comisariado más de doscientas exposiciones individuales de artistas, y colaborado con instituciones artísticas como Documenta, Manifesta, Van Abbemusuem, el Museo Reina Sofía y otros espacios culturales de renombre. Fue director artístico del Archivo Gianni Colombo, entre 2004 y 2016. Desde 2014 es jefe del Programa de Exposiciones del Parco Arte Vivente (PAV), de Turín.



    Ocultar nota
  • Título: Arte dissidente: Marco Scotini porta a Buenos Aires il suo Disobedience Archive
    Autor: Francesca Capelli
    Fecha: 15/05/2025
    Ver nota completa
    Ver nota original (Il Globo)

    Arte dissidente: Marco Scotini porta a Buenos Aires il suo “Disobedience Archive”

    Da Francesca Capelli
    Pubblicato 6 giorni, 14 ore fa

    La mostra, fino al luglio a Proa21, è costituita da 36 video, mostrati in 3 fasi successive. Attraverso il linguaggio della performance o del documentario classico, esplora diverse le diverse forme della protesta e resistenza.

    L’allestimento utilizza le transenne usate per contenere i manifestanti. (Foto F. Capelli)

    BUENOS AIRES – Un viaggio che esplora l’intersezione dell’arte con l’azione politica o, più precisamente, con la disobbedienza. È Disobedience Archive (Archivio della disobbedienza), la mostra curata dall’italiano Marco Scotini e allestita nello spazio Proa21, nel quartiere della Boca, fino a luglio. Prima di Buenos Aires, è stata ospite della Biennale di Venezia 2024.

    Disobbedienza vuol dire tante cose: dalla sessualità all’ambientalismo radicale, dalle diaspore migratorie alla resistenza delle comunità native. Sono i macrotemi trattati in 36 video (realizzati tra il 1999 e il 2023) di singoli artisti e collettivi, divisi in tre fasi, ognuna costituita da 12 opere, proiettate in loop su altrettanti schermi.

    Creato nel 2005 dall’italiano Marco Scotini, l’Archivio della Disobbedienza è una piattaforma che si rinnova e si arricchisce continuamente di nuovi materiali e si offre come terreno di disputa, per “dare voce” a quelli voci che normalmente vengono zittite dalla censura o sovrastate dal rumore di fondo.

    In quanto archivio, invita a ripensare l’organizzazione delle memorie collettive, la complessità, la conservazione del passato, l’interpretazione del presente e la costruzione del futuro.

    Interessante quanto il contenuto delle opera, è l’allestimento del percorso espositivo. Che utilizza, come supporto per gli schermi, le transenne usate per bloccare i manifestanti, durante le proteste, per evitare che raggiungano le cosiddette zone rosse.

    “L’idea era prendere un ready made e farne un uso creativo opposto a quello originario”, spiega Marco Scotini, a Buenos Aires per l’inaugurazione, avvenuta il 10 maggio.

    Il curatore Marco Scotini.

    I materiali selezionati sono molto vari. “Nella selezione abbiamo privilegiato il criterio della sperimentazione – dice Scotini –. Nella consapevolezza che i criteri estetici sono indissolubili dalla dimensione politica”.

    Le opere si dividono in due macrogruppi: le performance e i materiali filmici. “Presuppongo sempre un intervento nello spazio pubblico, urbano o rurale – dice Scotini –. In alcuni casi la forma richiama il documentario classico, ma la somiglianza è solo apparente. Perché qui non si richiede il rispetto del criterio di verità, quanto la costruzione di un immaginario di ribellione”. Che è al tempo stesso oggetto e soggetto dell’opera.

    Il precedente a cui si rifà l’Archivio della disobbedienza è il film Parco Lambro, di Alberto Grifi, nel 1976. Quando il regista andò al concerto rock nel parco milanese per filmare la Woodstock italiana e si ritrovò invece a dar voce alla protesta dei giovani.

    “Abbiamo scelto un montaggio paratattico per la mostra – aggiunge il curatore –. Ogni schermo proietta un solo video e, per vederli tutti, il visitatore deve spostarsi da una postazione all’altra. L’esatto contrario, insomma, dello scroll a cui ci ha abituati il telefonino.

    La mostra è aperta dal mercoledì a domenica dalle 12 alle 19 nella sede di Av. Pedro de Mendoza 2073. Info: www.proa.org.



    Ocultar nota
  • Título: PROA21 | ARCHIVO DE LA DESOBEDIENCIA (la calle)
    Autor:
    Fecha: 15/05/2025
    Ver nota completa
    Ver nota original ()



    Ocultar nota
  • Título: Un archivo de la desobediencia y arquitecturas de la represión: el arte como acto de resistencia
    Autor: Marina Oybin
    Fecha: 10/05/2025
    Ver nota completa
    Ver nota original (La Nación)

    Un “archivo de la desobediencia” y “arquitecturas de la represión”: el arte como acto de resistencia

    Dos exposiciones que ponen en juego política y activismo se inauguran hoy en Proa 21 y en el Museo Muntref del viejo Hotel de los Inmigrantes
    • 10 de mayo de 2025
    • 06:00
    • icono tiempo de lectura6 minutos de lectura

    PARA LA NACION
    Marina Oybin

    "Preámbulo", colaboración entre los artistas Libia Castro y Ólafur Ólafsson
    "Preámbulo", colaboración entre los artistas Libia Castro y Ólafur ÓlafssonProa

     

    “Se hace un uso creativo de lo que es un uso represivo”, dice el reconocido teórico de arte y curador italiano Marco Scotini, en diálogo con LA NACION, mientras señala una serie de vallas dadas vueltas que sostienen las pantallas donde se reproduce el material audiovisual que integra el Archivo de la desobediencia (la calle), en Proa 21. Concebido en 2005, este rico archivo que formó parte de la última Bienal de Venecia funciona como una plataforma móvil y expandida que explora la intersección entre arte y acción política.


    De Tita Salina & Irwan Ahmett, "Al llegar te arrepentirás", video de 2020
    De Tita Salina & Irwan Ahmett, "Al llegar te arrepentirás", video de 2020Proa

    Aquí la regla es mirar lo que uno quiere: Scotini no quiso hacer una curaduría tradicional que priorice ciertos filmes y videos o que tenga una determinada lectura. “La muestra se entiende de cualquier modo que uno decida verla”, afirma. Es posible quedarse frente a obras que duran dos o una hora y otras de cinco minutos, ver por partes o volver las veces que uno desee. “Es mucho más democrático porque deja al espectador el poder de elegir”, sigue. La clave es la horizontalidad del material disponible, como en una gran biblioteca: “Cuando vas a una biblioteca, ves millones de libros y no decís ‘quiero leer todos los libros’, sino que elegís uno”. La muestra reúne 36 obras en video de artistas y colectivos internacionales, organizada en tres etapas, de 12 videos cada una.

    VALERIA AL DESNUDO CIERRA UNA EXITOSA SAGA CON CINCO MILLONES DE LIBROS VENDIDOS

    Desde su creación, el proyecto se presentó por todo el globo y, en 2024, formó parte del núcleo contemporáneo de la Mostra. La propuesta en Buenos Aires convoca el espacio de la calle y exhibe una selección de obras realizadas entre 1999 y 2023. El proyecto genera un atlas de tácticas contemporáneas de resistencia: desde la acción directa a la contrainformación, desde las prácticas constituyentes a la biorresistencia.

    Scotini cuenta que comenzó con el archivo en un momento en que no era frecuente conjugar arte y política en la misma oración. “2001 es un año muy importante para Argentina, por la crisis económica, y un año importante también porque en Italia tuvimos la primera gran represión estatal contra el movimiento global. Todos sabemos lo que pasó en diciembre de 2001 aquí, pero en Italia, en el mismo año, en junio, tuvimos la primera gran represión por parte del Estado. Por esa razón, sentí la necesidad de construir un archivo de estas prácticas, que, en mi opinión, comenzaron en Italia en los setenta. Son prácticas que combinaban aspectos de imaginación, creación y experimentación con aspectos de política, porque en aquella época no se podía hablar de arte con mayúscula y de política con mayúscula”, considera Scotini. Y añade: “El que se vayan todos rompe con la representación política y, al mismo tiempo, con la representación estética y artística”. Es por esta razón que ya en los inicios del Archivo de la Desobediencia había una sección llamada “Argentina Fábrica Social”.

    ASTÉRIX Y OBÉLIX, LA POCIÓN MÁGICA SIGUE FUNCIONANDO

    En esta exposición en Proa 21, que integra obras de artistas de América, Asia, África, Europa y Oceanía, los ejes son: desobediencia de género, comunidades insurgentes, ecologías radicales y activismo de la diáspora. En su condición de archivo, la propuesta invita a reconsiderar las formas en que se configuran las memorias colectivas, poniendo en cuestión su entendimiento como registros fijos e incuestionables.

    De la Argentina, hay videos del colectivo Etcétera y, además, del Grupo de Arte Callejero, que intervino carteles en una gran parte de la ciudad. Señalaban con sus acciones los edificios o lugares que habían sido centros clandestinos de detención. También hay obras de otros reconocidos artistas latinoamericanos como María Galindo, de Bolivia, y de Carlos Motta, Colombia.

    Arquitecturas de la represión

    Una propuesta en sintonía se puede ver en Representar el silencio, en la sede Hotel de los Inmigrantes, presentada por el Centro Cultural de España en Buenos Aires y Muntref-Centro de Arte Contemporáneo. Con una serie de fotografías, el artista español Nicolás Combarro reflexiona cobre las arquitecturas de represión en España y Francia, en el contexto europeo de los totalitarismos y fascismos.

    La muestra que abre hoy en Muntref reflexiona sobre las arquitecturas de represión en España y Francia, en el contexto europeo de los totalitarismos y fascismos
    La muestra que abre hoy en Muntref reflexiona sobre las arquitecturas de represión en España y Francia, en el contexto europeo de los totalitarismos y fascismosMUNTREF

    Combarro toma fotografías en España y Francia, en los sitios donde quedan restos de los campos de concentración. Por la noche, el artista va al lugar e ilumina el sitio —que no están marcados ni identificados—. “Trabajo por la noche para intentar generar un contexto donde podemos trasladarnos al origen del lugar e ilumino con luz los restos arquitectónicos que quedan en pie”.

    En Francia, el artista eligió campos de concentración donde hubo republicanos españoles: “Cuando huyeron de la guerra acabaron en campos franceses y allí fueron concentrados de nuevo y muchos de ellos terminaron incluso siendo trasladados a campos alemanes. Fue un periplo terrible. Ni en España ni en Francia está bien contada la memoria de estas personas ni la forma estratégica de esta arquitectura de represión, que es lo que intento recuperar”, señala Combarro.

    Cárcel de Carabanchel en Madrid, España, fotografiada por Nicolás Combarro
    Cárcel de Carabanchel en Madrid, España, fotografiada por Nicolás CombarroMUNTREF

    Sus fotos se encuentran acompañadas por unas mesas donde hay facsímiles de documentos originales, fotografías y documentación histórica de esos campos y de sus estructuras. “Hemos encontrado documentación de colaboración entre la Gestapo nazi y la España franquista, que demuestra que hay una estrategia concentrada bien orquestada. Es un poco de lo que habla el proyecto, de que no fue una cuestión solamente reducida a la guerra civil, sino que va más allá, llega hasta finales de los años 40, 47 y 48, y que se utilizó como una estrategia de represión, tanto en los sitios donde hubo guerra, donde hubo confrontación, como en los lugares en España donde directamente se pasó al lado de los golpistas. Y allí directamente, no eran prisioneros de guerra, eran prisioneros civiles, porque eran sindicalistas o tenían algún tipo de afiliación con la República. Eran concentrados y muchas veces ejecutados”.

    Para agendar

    Archivo de la Desobediencia (la calle), se puede ver a partir de hoy en Proa 21, Av. Don Pedro de Mendoza 2073, de miércoles a domingo, de 12 a 19.

    Representar el silencio se inaugura hoy en Muntref Centro de Arte Contemporáneo, Av. Antártida Argentina s/n (entre la Dirección Nacional de Migraciones y Buquebus, Puerto Madero). De miércoles a domingo de 11 a 18h, hasta el 8 de junio. Gratis.



    Ocultar nota