Gianni Motti
Primer Paso en Argentina, 2011. Cemento. 55 x 55 x 12 cm.
Gianni Motti es un artista atípico: “terrorista”, futbolista, político, galerista, mago, “muerto”, psicoanalista, astronauta o telépata. Su obra hace uso de diversos métodos para subvertir la realidad, inyectando en ella interferencias y disturbios.
Motti es, él mismo, el protagonista de la mayoría de sus obras; no es necesariamente un performer que realiza obras en frente de un público, sino que, más bien, las documenta y las traduce como un proceso artístico que a menudo lleva un posicionamiento político.
En general, las trabajos de Motti no son materialistas, es decir, no redundan siempre en la producción de una obra física, si no que a menudo son acciones que realiza en contextos bien precisos y en reacción a acontecimientos previos. Funcionan como acciones directas, que con la ayuda de los medios de comunicación y de la institución, galería o feria que lo invita, logran tener un impacto mayor. Motti interviene en la vida cotidiana. Con ese método, logra superar las fronteras del mundo del arte y hacer una declaración de mayor alcance, interpelando a un público que recibe la noticia sin alerta.
Su imaginación lo lleva a realizar obras con un carácter activista y político pero en las que nunca faltan el humor o la ironía.
Motti realizó obras de gran impacto internacional, como fue el caso del jabón Manipulite (2005), hecho con la grasa del primer ministro italiano Silvio Berlusconi, que logró interceptar en la clínica en donde al mandatario se le hacían sus cirugías. En los 80, a través de los medios de comunicación, logró adjudicarse la responsabilidad de varios desastres naturales como eclipses, terremotos y la catástrofe de la explosión de la nave Challenger en 1986.
Otras acciones tienen una orientación más política, desarrollando estrategias de infiltración, elaborando redes paralelas y falseando las reglas de la visibilidad. Por ejemplo, en 1997, en la 53ª sesión de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, Motti se infiltró como representante de Indonesia, tomando el lugar del delegado ausente. Llegado el momento de las resoluciones, sentó posición para el país interviniendo y defendiendo a las minorías étnicas.
En 1995, logró infiltrarse en un partido del Neuchâtel Xamax, un equipo de la primera división del fútbol suizo para el primer partido de la temporada. Entró a la cancha y, frente a 11 mil espectadores y las cámaras de TV, tocó un par de veces la pelota, en mocasines, antes de volver al banco con el resto de los suplentes del Xamax.
En 1997, Motti viajó a Colombia y declaró a través de los medios de comunicación que iba a forzar la renuncia del presidente Samper telepáticamente, teniendo que dejar el país ante las amenazas recibidas.
En 2005, al momento de las famosas torturas de los presos de Abu Ghraib, Motti se presentó en la gradas VIP del la semifinal del Roland Garros, en donde se celebraba el encuentro entre Tim Henman y Guillermo Coria, en París, y coincidiendo el partido con la visita de Bush para el 60º aniversario del desembarco de Normandía. Allí lo registraron entonces los medios, sentado, mirando los primeros 20 minutos del encuentro con una bolsa de papel en la cabeza, como signo de protesta pacífica en contra de las torturas. Se pudo ver a Motti en televisión en todo el mundo hasta que la seguridad del estadio notó su presencia y le pidió que abandonara la acción.
En 2005, realizó Higgs, al la recherche del Anti Motti y logró acceder al túnel acelerador de partículas más potente del mundo, el túnel LHC, donde las partículas están propulsadas a la velocidad de la luz en un círculo bajo tierra de 27 kilómetros, que se ubica en la frontera entre Francia y Suiza. En esa ocasión, Motti realizó un tour completo, caminando durante 5:50 horas, documentando la performance con video, ejecutando el mayor travelling de la historia sobre una persona, y generando la búsqueda de su propia persona.
En resumen, Motti no se sumerge en el mundo del arte: trabaja desde afuera, haciendo uso del arte como método para percibir el mundo.
Invitado a la exhibición Of Bridges & Borders en Fundación Proa, el artista advierte que nunca antes estuvo en la Argentina y decide entonces crear una obra especial: Primer Paso en Argentina (2011), que abre la exposición. Motti pretende inmortalizar el primer paso efectuado en territorio argentino, haciendo evidente referencia a Armstrong al pisar la Luna durante la misión del Apolo 11.
A su llegada al aeropuerto, realiza un molde de su pisada en el momento en el que toca suelo argentino. La huella se exhibe en Proa y queda para siempre en Argentina. Muchos artistas han realizado obras sobre el "hombre que camina" (desde Auguste Rodin a Alberto Giacometti). Aquí no se trata más del hombre que camina, sino del hombre que "ha caminado" –una especie de escultura de la performance–.
El trazo está aquí, el espíritu también, pero el cuerpo en otro lugar. El lugar es, actualmente, una organización de tensiones, de aperturas, de pasajes y de barreras, de límites y de extensiones, al interior de los cuales se articulan el vacío y lo lleno, y que el artista hace percibir al espectador a través de su vivencia corporal.
Primer Paso en Argentina, pero también trazo del artista sobre la tierra.
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Gianni Motti (1958, Italia). Reside y trabaja en Ginebra, Suiza.
Trabaja con las galerías Nicolas van Senger de Zurich y Cosmic Gallery de París. Participó en importantes eventos internacionales, como las bienales de Venecia (2005), Moscú (2007) y Busan, Corea (2002).