Información de Prensa
Prensa Publicada
The exhibition presents five installations that Farocki has made in the last decade, including the premiere of Parallel (2012, 17 minutes). Farocki’s most recent video installation is an essay on the status of computer-animated images. ‘If film and photography interrogated the possibility of representing reality, are digitally generated images capable of surpassing “reality” itself?’ (www.farocki-film.de)
The show also includes Eye / Machine II (2002, 15 minutes), Workers Leaving the Factory in Eleven Decades (2006, 36 minutes), Serious Games III: Immersion (2009, 20 minutes) and The Silver and the Cross (2010, 17 minutes).
The film program includes premiere screenings of A New Product (2012), Farocki’s late project that documents the discussions of a corporate consultancy firm that ‘envision more flexible and individualized working conditions through the use of new spatial concepts. In this, he revels with austere reservation the often-constricting yet humorous situations and only impinges on them through a change of scene or order.’
A selection of films from his extensive production will also be presented: Inextinguishable Fire (1969), Images of the World and the Inscription of War (1988), Videograms of a Revolution (1992, directed with Andrei Ujica), Workers Leaving the Factory (1995), War at a Distance (2003), Nothing Ventured (2004), Yella (2007, directed by Christian Petzold) and, for the first time in Argentina, Respite (2007) and In Comparison (2009). Every Saturday and Sunday during March.
On March 16 at 6pm, Harun Farocki will hold a public interview at Proa’s Auditorium.
Organization
Goethe-Institut Buenos Aires / Fundación Proa
Sponsor
Tenaris – Techint
Opening times
Tuesday to Sunday, 11–7pm
Daily guided tours
Tuesday to Friday, 5pm
Saturday and Sunday, 3pm and 5pm
educacion@proa.org
Desde el sábado 2 de febrero de 2013, Fundación Proa y el Goethe-Institut presentan Harun Farocki, la primera exhibición individual del artista en la Argentina. Cinco videoinstalaciones realizadas entre 2002 y 2012, y un ciclo de cine que estrena sus últimas tres realizaciones, proponen un panorama completo del complejo universo conceptual de Farocki, centrado en develar los procesos ideológicos involucrados en la producción y recepción de las imágenes. En marzo, Farocki visita Buenos Aires para realizar un taller en la Universidad del Cine y presentar su último libro de ensayos, Desconfiar de las imágenes (Caja Negra Editora). En el Auditorio Proa ofrecerá una entrevista pública sobre su obra audiovisual.
Organizada por el Goethe-Institut Buenos Aires y Fundación Proa, la exhibición Harun Farocki cuenta con el auspicio de Tenaris – Organización Techint.
Harun Farocki (Alemania, 1944) es considerado uno de los artistas más radicales de la escena actual. Su obra está centrada en el análisis de las representaciones audiovisuales y las imágenes producidas por la sociedad contemporánea. En más de un centenar de filmes, realizaciones para la televisión, videos, instalaciones y ensayos sobre cine, Farocki busca revelar las formas de poder involucradas en la producción, registro y consumo de las imágenes, desde los comienzos de la historia del cine hasta los videojuegos y la realidad virtual. Farocki, como narrador, desaparece detrás de las imágenes; más que explicar, se preocupa por hacer visible aquello que la imagen oculta.
La exhibición presenta cinco instalaciones de Farocki realizadas en la última década. En la sala 1, la obra Eye / Machine II (Ojo / Máquina II, 2002, 15 min.) utiliza un vasto repertorio de imágenes bélicas históricas y actuales, otras grabadas por cámaras implantadas en misiles y simulaciones por computadora. Presentadas en dos videos sincronizados, las imágenes virtuales y las registradas en el campo de batalla a lo largo de la historia no dejan de plantear cuál es su poder en la construcción y la ejecución de la guerra.
La segunda sala exhibe las instalaciones Workers Leaving the Factory in Eleven Decades(Trabajadores saliendo de la fábrica durante once décadas, 2006, 36 min.), The Silver and the Cross(La plata y la cruz, 2010, 17 min.) y Parallel (Paralelo, 2012, 17 min.). Workers…, una de las obras más emblemáticas de Farocki, muestra en doce pantallas, simultáneamente, distintas representaciones de los trabajadores en la historia del cine con una misma temática: escenas de obreros saliendo de la fábrica. El trabajo como cuestión también está presenta en The Silver and the Cross, donde Farocki examina exhaustivamente una pintura de Gaspar Miguel de Berrío de 1758 que retrata la extracción de plata en una mina de Potosí, comparando las condiciones de vida en el siglo XVIII con el relato de la ciudad actual. Parallel –la última videoinstalación realizada por Farocki– es un ensayo sobre el estatuto actual de las imágenes animadas por computadora. Si en el cine y la fotografía se cuestionaba su capacidad de representar la realidad, ¿la imagen generada digitalmente puede superar la “realidad” misma? En la última sala, Serious Games III: Immersion (Juegos serios III: Inmersión, 2009, 20 min.) muestra la experiencia de un centro de investigación dedicado al tratamiento de soldados que regresan de la guerra de Irak con trastornos postraumáticos. Los pacientes recrean las situaciones dramáticas con imágenes generadas por computadoras. Immersion, finalmente, cuestiona la posibilidad de recrear e, incluso, sustituir las imágenes de la memoria por medio de las tecnologías de realidad virtual.
Invitado por el Goethe-Institut, Farocki se presenta en marzo en la Argentina y ofrece una entrevista pública en el Auditorio Proa. Además, en la Universidad del Cine, dirige el workshop “El trabajo en una sola toma” junto con Antje Ehmann y, el 14 de marzo, participa del lanzamiento de su antología Desconfiar de las imágenes (Caja Negra Editora), que reúne ensayos escritos entre 1980 y 2010.
Ciclo de cine | Harun Farocki: Cuando la imagen se revela
Los sábados de marzo, Proa Cine presenta un ciclo dedicado a Harun Farocki y estrena sus tres últimas realizaciones, Respiro (2007), En comparación (2009) y Un nuevo producto (2012). El ciclo Harun Farocki: Cuando la imagen se revela recorre gran parte de su producción cinematográfica, desde Fuego inextinguible (1969) hasta las películas de la última década, seleccionadas por Inge Stache .
Como evento destacado, Harun Farocki brindará una entrevista pública en el Auditorio Proa en ocasión de su visita a Buenos Aires. Una oportunidad inédita para conversar con el artista y conocer su destacada producción teórica.
Estrenos:
Filmes:
Nicht löschbares Feuer (Fuego inextinguible), 1969. 25 min. Bilder der Welt und Inschrift des Krieges (Imágenes del mundo y epitafios de la guerra), 1988. 75 min.
Videogramme einer Revolution (Videogramas de una revolución), 1992. 106 min. Dir. H. Farocki y Andrei Ujica
Arbeiter verlassen die Fabrik (Trabajadores saliendo de la fábrica), 1995. 36 min.
Erkennen und verfolgen (Reconocer y perseguir), 2003. 58 min.
Nicht ohne Risiko (No sin riesgo), 2004. 50 min.
Yella, 2007. 88 min. Dir. Christian Petzold / Guión en colaboración con Harun Farocki
Biografía de Harun Farocki
Harun Farocki nació en 1944 en Novy Jicin (República Checa, en aquel momento, anexado a Alemania). En 1966 entró a la Academia de Cine y Televisión (DFFB) en Berlín, de la que fue expulsado en 1968 por razones políticas. Farocki ha escrito textos teóricos, guiones cinematográficos y televisivos. Su obra se expuso en la Documenta 12 de Kassel y en numerosas retrospectivas internacionales.
Las primeras películas de Farocki están marcadas por las ideas de la revolución cultural formuladas por la izquierda radical de la época. Fuego inextinguible (1968-69), sobre la fabricación de napalm para su uso en la guerra de Vietnam, toma uno de los temas por excelencia del movimiento estudiantil de esos años.
Paralelamente, realiza ensayos cinematográficos que cuestionan el uso del cine como medio pictórico. A través del montaje y la composición de imágenes filmadas y de archivo, Farocki produce un subtexto que deja al descubierto los contextos de significación técnicos, sociopolíticos y culturales en la producción, distribución y recepción de imágenes. En obras como Videogramas de una revolución (1992), realizada enteramente con found footage –imágenes tomadas de la televisión–, Farocki configura un orden narrativo completamente nuevo. En estos trabajos, tematiza las interacciones entre los procesos históricos y su representación en los medios.
Desde finales de la década de 1990, Farocki profundiza en la creación de obras en video e instalaciones para contextos expositivos, como la Documenta 10, en 1997. Sus últimas instalaciones tratan acerca de la instrumentalización de la cámara como herramienta de supervisión y control: I Thought I Was Seeing Convicts (2001) revela la transición de una sociedad disciplinaria a una sociedad de control por medio del uso de imágenes de video de una cámara de seguridad. Del mismo modo, Eye / Machine (2002) muestra hasta dónde ha progresado el uso de imágenes con fines de supervisión técnica en los sectores civil y militar. Sus trabajos más recientes incluyen: Harun Farocki. First Time in Warsaw, Centre for Contemporary Art Ujadowski Castle, Varsovia, 2012 (curaduría y publicación); Video Installations at the former Hotel Pythagoras, Samos, 2012; Serious Games. War – Media – Art, Mathildenhöhe, Darmstadt, 2011 (curaduría y publicación); Tropen des Krieges, Gorki Theater, Berlín, 2011 (exhibición con Harun Farocki), Three Early Films (con Kodwo Eshun & Bart van der Heide), Cubitt Gallery, Londres, 2009 (curaduría); Harun Farocki. 22 films, 1968–2009 (curaduría con Stuart Comer & Kodwo Eshun), Tate Modern, Londres, 2009; Harun Farocki. Against What? Against Whom? (publicación con Kodwo Eshun), Köln. 2009.
Conversación con Harun Farocki
En marzo, Harun Farocki ofrecerá una entrevista pública en el Auditorio Proa donde hablará acerca de su producción audiovisual y sus trabajos recientes. Además, se convertirá en una ocasión única para discutir algunos de los temas en torno a los cuales ha desarrollado una amplia producción teórica.
La presentación de Farocki en Proa se enmarca en una serie de actividades en Buenos Aires organizadas conjuntamente con el Goethe-Institut.
Educación
Con el fin de abordar en profundidad la obra de Harun Farocki, el Departamento de Educación de Fundación Proa diseñó un programa de actividades con el asesoramiento de especialistas: visitas guiadas para público general, actividades para escuelas y universidades, materiales para docentes y talleres para familias.
Programa para escuelas. Especialmente pensadas para cada nivel educativo, las visitas escolares y universitarias articulan el trabajo desarrollado en el aula con los contenidos de la exhibición. Consultas e inscripción: visitas@proa.org
Artistas + Críticos
Los sábados de febrero y marzo, a las 17 hs., el ciclo Artistas + Críticos reúne a destacados investigadores, curadores, artistas y cineastas con el objetivo de recorrer junto al público la obra de Harun Farocki. Desde diversas disciplinas y posicionamientos teóricos, cada invitado ofrece una mirada singular acerca de la obra del artista, complementando las actividades educativas y de extensión. La programación completa está disponible en www.proa.org.
Proa TV
PROA TV, el canal de videos de Proa en la web, ofrece a lo largo de la exhibición una destacada programación centrada en la obra de Harun Farocki: la opinión de críticos y especialistas, materiales de archivo y la palabra del artista en ocasión de su visita a la Argentina.
En sus dos años online, PROA TV se ha posicionado como una fuente imprescindible de recursos sobre arte contemporáneo, destinada especialmente a estudiantes e investigadores. Entrevistas con artistas, visitas guiadas por curadores y el registro de las conferencias más destacadas en www.youtube.com/proawebtv. Harun Farocki. Instalaciones / Cine
Inauguración: Sábado 2 de febrero de 2013, 18 hs.
Organización: Goethe Institut Buenos Aires – Universidad del Cine – Proa
Auspicia: Tenaris – Organización Techint
Harun Farocki. Instalaciones / Cine
Inauguración: Sábado 2 de febrero de 2013, 18 hs.
Con el auspicio de Tenaris - Organización Techint
Fundación PROA
Av. Pedro de Mendoza 1929
La Boca, Caminito
[C1169AAD] Buenos Aires
Argentina
T [54.11] 4104.1000
Más información: www.proa.org/esp/
Fuente: Prensa PROA
Fundación PROA in La Boca has recently inaugurated a new exhibition of renowned German video artist and filmmaker Harun Farocki. The exhibit consists of five video installations and screenings of his three latest films.
Farocki´s cinematographic universe is centered on the analysis of images produced by contemporary society and the forms of power involved in their production, exhibition and consumption. Eye/Machine II (2002), for example, examines the role of images and media in the construction of war, whilst Workers Leaving the Factory in Eleven Decades shows different representations of workers throughout film history.
Fundación PROA is open from Tuesdays to Sundays from 11am to 7pm. Guided tours are offered from Tuesdays to Fridays at 5pm and on weekends at 3pm and 5pm. Av. Pedro de Mendoza 1929, La Boca. 4104.1000. info@proa.org.
Organizada por el Goethe-Institut Buenos Aires y Fundación Proa, la exhibición Harun Farocki cuenta con el auspicio de Tenaris – Organización Techint.
Harun Farocki (Alemania, 1944) es considerado uno de los artistas más radicales de la escena actual. Su obra está centrada en el análisis de las representaciones audiovisuales y las imágenes producidas por la sociedad contemporánea. En más de un centenar de filmes, realizaciones para la televisión, videos, instalaciones y ensayos sobre cine, Farocki busca revelar las formas de poder involucradas en la producción, registro y consumo de las imágenes, desde los comienzos de la historia del cine hasta los videojuegos y la realidad virtual. Farocki, como narrador, desaparece detrás de las imágenes; más que explicar, se preocupa por hacer visible aquello que la imagen oculta.
La exhibición presenta cinco instalaciones de Farocki realizadas en la última década. En la sala 1, la obra Eye / Machine II (Ojo / Máquina II, 2002, 15 min.) utiliza un vasto repertorio de imágenes bélicas históricas y actuales, otras grabadas por cámaras implantadas en misiles y simulaciones por computadora. Presentadas en dos videos sincronizados, las imágenes virtuales y las registradas en el campo de batalla a lo largo de la historia no dejan de plantear cuál es su poder en la construcción y la ejecución de la guerra.
La segunda sala exhibe las instalaciones Workers Leaving the Factory in Eleven Decades(Trabajadores saliendo de la fábrica durante once décadas, 2006, 36 min.), The Silver and the Cross (La plata y la cruz, 2010, 17 min.) y Parallel (Paralelo, 2012, 17 min.). Workers…, una de las obras más emblemáticas de Farocki, muestra en doce pantallas, simultáneamente, distintas representaciones de los trabajadores en la historia del cine con una misma temática: escenas de obreros saliendo de la fábrica. El trabajo como cuestión también está presenta en The Silver and the Cross, donde Farocki examina exhaustivamente una pintura de Gaspar Miguel de Berrío de 1758 que retrata la extracción de plata en una mina de Potosí, comparando las condiciones de vida en el siglo XVIII con el relato de la ciudad actual. Parallel –la última videoinstalación realizada por Farocki– es un ensayo sobre el estatuto actual de las imágenes animadas por computadora. Si en el cine y la fotografía se cuestionaba su capacidad de representar la realidad, ¿la imagen generada digitalmente puede superar la “realidad” misma? En la última sala, Serious Games III: Immersion (Juegos serios III: Inmersión, 2009, 20 min.) muestra la experiencia de un centro de investigación dedicado al tratamiento de soldados que regresan de la guerra de Irak con trastornos postraumáticos. Los pacientes recrean las situaciones dramáticas con imágenes generadas por computadoras. Immersion, finalmente, cuestiona la posibilidad de recrear e, incluso, sustituir las imágenes de la memoria por medio de las tecnologías de realidad virtual.
Invitado por el Goethe-Institut, Farocki se presenta en marzo en la Argentina y ofrece una entrevista pública en el Auditorio Proa. Además, en la Universidad del Cine, dirige el workshop “El trabajo en una sola toma” junto con Antje Ehmann y, el 14 de marzo, participa del lanzamiento de su antología Desconfiar de las imágenes (Caja Negra Editora), que reúne ensayos escritos entre 1980 y 2010.
Ciclo de cine | Harun Farocki: Cuando la imagen se revela
Los sábados de marzo, Proa Cine presenta un ciclo dedicado a Harun Farocki y estrena sus tres últimas realizaciones, Respiro (2007), En comparación (2009) y Un nuevo producto (2012). El ciclo Harun Farocki: Cuando la imagen se revela recorre gran parte de su producción cinematográfica, desde Fuego inextinguible (1969) hasta las películas de la última década, seleccionadas por Inge Stache .
Como evento destacado, Harun Farocki brindará una entrevista pública en el Auditorio Proa en ocasión de su visita a Buenos Aires. Una oportunidad inédita para conversar con el artista y conocer su destacada producción teórica.
Estrenos:
Aufschub (Respiro), 2007. 40 min.
Zum Vergleich (En comparación), 2009. 61 min.
Ein neues Produkt (Un nuevo producto), 2012. 37 min.
Filmes:
Nicht löschbares Feuer (Fuego inextinguible), 1969. 25 min. Bilder der Welt und Inschrift des Krieges (Imágenes del mundo y epitafios de la guerra), 1988. 75 min.
Videogramme einer Revolution (Videogramas de una revolución), 1992. 106 min. Dir. H. Farocki y Andrei Ujica
Arbeiter verlassen die Fabrik (Trabajadores saliendo de la fábrica), 1995. 36 min.
Erkennen und verfolgen (Reconocer y perseguir), 2003. 58 min.
Nicht ohne Risiko (No sin riesgo), 2004. 50 min.
Yella, 2007. 88 min. Dir. Christian Petzold / Guión en colaboración con Harun Farocki
Biografía de Harun Farocki
Harun Farocki nació en 1944 en Novy Jicin (República Checa, en aquel momento, anexado a Alemania). En 1966 entró a la Academia de Cine y Televisión (DFFB) en Berlín, de la que fue expulsado en 1968 por razones políticas. Farocki ha escrito textos teóricos, guiones cinematográficos y televisivos. Su obra se expuso en la Documenta 12 de Kassel y en numerosas retrospectivas internacionales.
Las primeras películas de Farocki están marcadas por las ideas de la revolución cultural formuladas por la izquierda radical de la época. Fuego inextinguible (1968-69), sobre la fabricación de napalm para su uso en la guerra de Vietnam, toma uno de los temas por excelencia del movimiento estudiantil de esos años.
Paralelamente, realiza ensayos cinematográficos que cuestionan el uso del cine como medio pictórico. A través del montaje y la composición de imágenes filmadas y de archivo, Farocki produce un subtexto que deja al descubierto los contextos de significación técnicos, sociopolíticos y culturales en la producción, distribución y recepción de imágenes. En obras como Videogramas de una revolución (1992), realizada enteramente con found footage –imágenes tomadas de la televisión–, Farocki configura un orden narrativo completamente nuevo. En estos trabajos, tematiza las interacciones entre los procesos históricos y su representación en los medios.
Desde finales de la década de 1990, Farocki profundiza en la creación de obras en video e instalaciones para contextos expositivos, como la Documenta 10, en 1997. Sus últimas instalaciones tratan acerca de la instrumentalización de la cámara como herramienta de supervisión y control: I Thought I Was Seeing Convicts (2001) revela la transición de una sociedad disciplinaria a una sociedad de control por medio del uso de imágenes de video de una cámara de seguridad. Del mismo modo, Eye / Machine (2002) muestra hasta dónde ha progresado el uso de imágenes con fines de supervisión técnica en los sectores civil y militar. Sus trabajos más recientes incluyen: Harun Farocki. First Time in Warsaw, Centre for Contemporary Art Ujadowski Castle, Varsovia, 2012 (curaduría y publicación); Video Installations at the former Hotel Pythagoras, Samos, 2012; Serious Games. War – Media – Art, Mathildenhöhe, Darmstadt, 2011 (curaduría y publicación); Tropen des Krieges, Gorki Theater, Berlín, 2011 (exhibición con Harun Farocki), Three Early Films (con Kodwo Eshun & Bart van der Heide), Cubitt Gallery, Londres, 2009 (curaduría); Harun Farocki. 22 films, 1968–2009 (curaduría con Stuart Comer & Kodwo Eshun), Tate Modern, Londres, 2009; Harun Farocki. Against What? Against Whom? (publicación con Kodwo Eshun), Köln. 2009.
Conversación con Harun Farocki
En marzo, Harun Farocki ofrecerá una entrevista pública en el Auditorio Proa donde hablará acerca de su producción audiovisual y sus trabajos recientes. Además, se convertirá en una ocasión única para discutir algunos de los temas en torno a los cuales ha desarrollado una amplia producción teórica.
La presentación de Farocki en Proa se enmarca en una serie de actividades en Buenos Aires organizadas conjuntamente con el Goethe-Institut.
Educación
Con el fin de abordar en profundidad la obra de Harun Farocki, el Departamento de Educación de Fundación Proa diseñó un programa de actividades con el asesoramiento de especialistas: visitas guiadas para público general, actividades para escuelas y universidades, materiales para docentes y talleres para familias.
Programa para escuelas. Especialmente pensadas para cada nivel educativo, las visitas escolares y universitarias articulan el trabajo desarrollado en el aula con los contenidos de la exhibición. Consultas e inscripción: visitas@proa.org
Artistas + Críticos
Los sábados de febrero y marzo, a las 17 hs., el ciclo Artistas + Críticos reúne a destacados investigadores, curadores, artistas y cineastas con el objetivo de recorrer junto al público la obra de Harun Farocki. Desde diversas disciplinas y posicionamientos teóricos, cada invitado ofrece una mirada singular acerca de la obra del artista, complementando las actividades educativas y de extensión. La programación completa está disponible en www.proa.org.
Proa TV
PROA TV, el canal de videos de Proa en la web, ofrece a lo largo de la exhibición una destacada programación centrada en la obra de Harun Farocki: la opinión de críticos y especialistas, materiales de archivo y la palabra del artista en ocasión de su visita a la Argentina.
En sus dos años online, PROA TV se ha posicionado como una fuente imprescindible de recursos sobre arte contemporáneo, destinada especialmente a estudiantes e investigadores. Entrevistas con artistas, visitas guiadas por curadores y el registro de las conferencias más destacadas en www.youtube.com/proawebtv. Harun Farocki. Instalaciones / Cine
Inauguración: Sábado 2 de febrero de 2013, 18 hs.
Organización: Goethe Institut Buenos Aires – Universidad del Cine – Proa
Auspicia: Tenaris – Organización Techint
Harun Farocki. Instalaciones / Cine
Clausura: 7 de abril de 2013
Con el auspicio de Tenaris - Organización Techint
Fundación PROA
Av. Pedro de Mendoza 1929
La Boca, Caminito
[C1169AAD] Buenos Aires
Argentina
T [54.11] 4104.1000
Más información: www.proa.org/esp/
Por Gustavo Nielsen
El biólogo Diego Golombek escribió hace unos años un libro imperdible sobre conciencia y cerebro titulado Cavernas y palacios. En él detalla un experimento perceptivo muy extraño basado en el gato de Cheshire de Alicia en el país de las maravillas. La historia de Carroll nos cuenta que el animal desaparece ante los ojos de la niña, dejando solamente su sonrisa como recuerdo. Diego nos invita a fabricar el gato con tres elementos: un espejo de mano, una pared blanca y un amigo.
Tenemos que sentarnos frente a nuestro amigo, quieto como una foto. La pared está a la derecha. Con la mano izquierda apoyamos el borde del espejo sobre el eje de simetría de nuestra nariz, con la parte espejada apuntándole a la pared. “Ahora habrá que rotar el espejo unos 45 grados hacia el muro –escribe Golombek–, de modo tal que el ojo derecho vea la imagen blanca, mientras que al izquierdo no le quede otro remedio que ver al amigo que está enfrente. Si ahora movemos la mano derecha por la pared (como borrando un pizarrón) veremos cómo partes de la cara del amigo desaparecen.”
Lo hice dos o tres veces sin resultado; cambié de tamaños de espejo, de ángulos, de distancias, de amigos. Cuando ya me daba por vencido, pasó. El susto es inolvidable. Golombek explica que los ojos informan acerca de partes del mundo ligeramente diferentes a un cerebro que es el encargado de combinar la data. Con el espejo rompemos la integración, haciendo que cada ojo vea cosas distintas. La percepción visual, especialmente sensible a los movimientos, elige hacer énfasis en el dato de la mano moviéndose más que en nuestro amigo quieto, borrándole las facciones en el aire. Como al gato, los ojos son lo anteúltimo que se borra. Lo último, la sonrisa.
Acabo de volver a sentir ese experimento, pero al revés. El artista y físico Mariano Sardón y el neurobiólogo Mariano Sigman, junto a los becarios Germán Ito, Laila Kazimierski e Iván Lengyel, durante 2011 y 2012 se dedicaron a componer una colección de gatos de Cheshire con los rostros de sus amigos y la mirada prestada de cientos de personas. Lo hicieron en el Instituto de Artes Electrónicas de la Universidad Nacional de Tres de Febrero y en el Laboratorio de Neurociencia Integrativa de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Lo mostraron primero en la Galería Ruth Benzacar, ahora en Proa. Quedan unos días, no se lo pierdan. Yo diría que junten coraje y hagan los experimentos en orden: primero el shock de Golombek en sus casas; después las pantallas de los Marianos en la Fundación de la Vuelta de Rocha.
Lo que en Alicia era desaparición, acá aparece. 200 ojos recorriendo tu foto
La premisa es una pregunta aparentemente sencilla: ¿cómo se construye la mirada? Sardón utiliza un término divertido para referirse a sus comienzos: “Vamos a trackear a 200 pibes”. Le llaman trackear al rastreo de las miradas que logran con unas cámaras especiales. Hacen así: cada estudiante apoya el mentón en un aparato como de oftalmólogo. A cuarenta centímetros de su cara hay un plasma en el que le pasarán fotografías de rostros humanos, con una duración de 8 segundos por cuadro. La cámara apunta a los ojos del que mira, registrando la posición de las pupilas sobre la imagen. Sigue a la pupila en su movimiento y reacciona a las variaciones de su diámetro. El experimento busca entender qué hace el ojo cuando intenta ver.
El movimiento del ojo es vertiginoso, involuntario aunque parezca voluntarioso, esquizoide y nervioso como el vuelo de una mosca. Tiene dos momentos muy diferenciados: las fijaciones y las sacadas. En las fijaciones el ojo busca lo que quiere deteniéndose ahí: se queda vibrando en un lugar determinado. Las sacadas pasan cuando la mirada sale disparada hacia la próxima fijación. El cerebro corrige, finalmente, todos estos movimientos desaforados, para que no acabemos vomitando. Uno no es consciente del proceso causal que va desde la toma de datos hasta el cerebro; de todos esos pasos no queda vestigio. La obra de arte de Sardón-Sigman busca evidenciar ese vestigio.
Cada mirada de cada uno de los 200 participantes queda registrada en un archivo separado de los demás. La suma de los 200 archivos proyectada simultáneamente reconstruye el rostro de la foto. Cada ojo humano ha aportado una línea. Todas las miradas juntas recrean la aparición. Las miradas individuales parecen aportar patrones similares cuando se las estudia en el conjunto, haciendo foco en ojos y boca, eje sagital y contornos. Cuando los ojos parpadean, se produce un rulo afuera de la cara, lateral y ausente de colores.
Sardón dice que con 100 miradores ya se reconoce a la persona de la foto. Le pregunto qué pasa cuando los miradores conocen de antes a esa persona de la foto, le tienen estima o les ocasiona un recuerdo emotivo. “Es lo mismo”, contesta. “El retrato de tu esposa te puede hacer sentir muchas emociones, pero tu ojo lo leerá como si fuera el de una desconocida.”
Sardón dice: “Hay determinados lugares del rostro que son más importantes a la hora de reconstruirlo. La gente se fija mucho en la comisura de los ojos, la parte opuesta al lagrimal. Los bordes de la boca. El entrecejo. Son los lugares en los que siempre el ojo se detiene, antes de buscar el próximo sitio al que ir. Pareciera que el ojo está buscando una respuesta en estos sitios, más que sólo tratar de mirar. Como si desconfiara, o buscara poder confiar más. El rostro humano genera una indagación preventiva en el observador.”
“Mirada y visión son cosas diferentes. Las personas son conducidas por sus ojos sin tener control real sobre la mirada. Esto fue una novedad para mí. Pensaba que la intención gobernaba el mirar. Todo es más salvaje, más animal de lo que suponemos.”
“La construcción de la imagen se parece a la de la lectura, uno no lee letra a letra. Uno afirma haber visto la imagen completa, pero en realidad recogió poquísimos datos. Todos los datos que no vi, los construí con la imaginación. Los inventé. Es muy poco lo que vemos del mundo, para poder afirmar qué es lo real. Probamos unas migajas y decimos que la torta nos gusta. Serán todas las tortas que comiste en tu vida las que te autorizan a hablar sobre el gusto, pero a esta última solamente le pasaste un dedo por la cobertura. Con eso solo creés saberlo todo.”
La obra de arte
El plano de lo que cada persona ve en los 8 segundos se parece a un garabato infantil, esos primeros dibujos que los niños hacen para entrenar los ojos. Los elementos que a un niño le hablan de un rostro son pocos y estéticamente salvajes.
Escribe Rudolf Arnheim en El pensamiento visual: “La mente infantil opera con formas elementales que se distinguen fácilmente de la complejidad de los objetos que pintan. (...) El dibujo (infantil) da testimonio de una mente que descubre libremente los rasgos estructurales pertinentes del tema y encuentra formas adecuadas para ellos en el medio que constituyen las líneas sobre el papel en blanco”.
Ver estas pantallas de Sigman y Sardón produce una familiaridad cálida relacionada, quizá, con la memoria de nuestros propios garabatos infantiles. Nos quedamos rato largo mirándolas, cada vez más cómodos. Sardón explica: “La familiaridad está dada por el registro directo de lo orgánico. Los garabatos no son trazados por modelos matemáticos, no son fórmulas. Las personas los hacen con sus ojos. Por eso esta empatía humanitaria que logran en el espectador”.
Cada persona que mira elabora una huella del rostro que ve. La lectura final es una construcción, un toma y daca entre la realidad y la ficción. El plano de visión orgánica no coincide con el de la visión construida. Sofía, en 8 segundos, no vio el fondo de la foto. Su plano de visión lo asegura. Sin embargo, si le preguntamos, es posible que describa ese fondo, o que lo invente. Lo único que Sofía pudo ver son los lugares adonde fijó la vista. El resto lo puso ella. “Uno da más fe de las cosas que en realidad ve”, completa Sardón.
Le pregunto si no estuvieron tentados de imprimir en papeles las miradas individuales. Me dice que no, para qué. Para dárselas de recuerdo a los participantes. Nadie pidió.
–Al fin y al cabo es el gesto de tus ojos –digo.
–La conciencia del gesto de tus ojos –corrige.
Si yo hubiera sido uno de los 200 examinados de Sardón, me hubiera gustado llevarme mi garabato.
O alemão Harun Farocki é considerado um dos artistas mais radicais da cena atual. A análise das representações visuais produzidas pela sociedade contemporânea é o tema de seus trabalhos em vídeo. O artista é imbatível em revelar os discursos de poder implícitos à produção e ao consumo de imagens, desde o início da história do cinema até os atuais circuitos digitais, como o videogame ou a internet. Em cartaz na Fundación PROA, em Buenos Aires, a mostra “Instalaciones/Cines” configura a primeira exposição individual do artista na América Latina.
A mostra traz cinco instalações realizadas na última década, centradas em experimentações com a linguagem cinematográfica bem como a influência das tecnologias no olhar humano. Na obra “Trabalhadores Saindo de uma Fábrica Durante Onze Décadas”, instalação composta de 12 monitores de tevê, Farocki escolhe cenas de cinema que mostram o fim do expediente de trabalhadores tendo como ponto de partida um filme feito pelos irmãos Lumière em 1895, considerado um dos primeiros da história. Já “Eye / Machine II” (foto) utiliza um vasto repertório de imagens históricas e atuais de guerra. Farocki se apropria de cenas gravadas por câmeras acopladas em mísseis e simulações bélicas realizadas por computador. Em duas telas, o artista contrapõe as imagens virtuais às reais, registrando o modo como as tecnologias acabam transformando o olhar em uma máquina para a guerra.
Yendo a las otras obras, en Ojo/Máquina II (2002) se presencia cómo mutó la industria, donde el ojo humano era clave para el proceso productivo –con imágenes en blanco y negro de las primeras décadas del siglo XX–, a los modernos misiles, que tienen una cámara-“ojo” y programas para perseguir a sus enemigos (y destruirlos, claro), sean aviones, casas o personas. Farocki propone buscar la relación entre industria y guerra, y, con la pantalla dividida en dos, permite observar el presente de estas “realidades paralelas”: la que genera un programa de computación en pos del entrenamiento militar.
En cambio Juegos serios III: inmersión (2009) muestra lo que ocurre después de los combates (reales) de una guerra, donde, en un centro de recuperación soldados norteamericanos provenientes de Irak y Afganistán, por medio de un casco (otra vez) de realidad virtual que los regresa a Medio Oriente, rememoran, en esta “terapia de inmersión”, ante “especialistas”, sus experiencias traumáticas (lo que incluye tiros, explosiones, olor a humo y goma quemada). ¿Con qué fines? Una vez más, hay cierto didactismo en el montaje y guión farockiano, que permiten muchas (y variadas, diversas) conclusiones. Por ejemplo: está la posibilidad de buscar “curar” a los soldados para que regresen, en condiciones (más o menos “dignas”), al combate; también puede ser un programa destinado a mejorar el funcionamiento de las tropas, en base a la experiencia y recuerdos de tal o cual soldados sobreviviente. En cualquier caso, la habilidad de Farocki está en no hacer una farragosa ni complicada “elaboración”, ni en dirigir unívocamente al espectador hacia los objetivos de su arte, a modo de “conclusiones”; sino en dejar una importante cantidad de “grietas” y “cosas-no-dichas” que surgen de su ensamblaje, relativamente sencillo, de imágenes y contrastes, y algunas pocas “líneas explicativas” de lo que estudia y postula ante lo que ve, lo que asocia y descubre…
Por otra parte, La plata y la cruz (2010) es una interesante combinación de las posibilidades (analíticas) del video, aplicadas al tradicional lienzo de pintura, ya que es un minucioso recorrido por el cuadro Descripción del Cerro Rico e Imperial Villa de Potosí (1758), de Gaspar Miguel de Berrío. Farucki señala sobre la Descripción…: “se muestran los barrios de los trabajadores, pero no se ven mujeres ni niños, tampoco el ganado”; “es imposible distinguir a los trabajadores libres de los trabajadores forzados”. No sólo hay un recorrido por la pintura, con sus iglesias entre las construcciones, sino (nuevamente) una pantalla partida en dos, donde se compara aquella pintura con la realidad del cerro, con su “moderna” urbanización (y una “esencia”, si se quiere, intacta, que se mantiene) hoy.
Finalmente, Trabajadores saliendo de la fábrica durante once décadas (2006) invita, desde doce televisores, a ver (y oír, cuando comienza la década del cine sonoro), desde el histórico film de los hermanos Lumiére de 1895, década tras década –Chaplin en Tiempos modernos, y Björk con Catherine Deneuve en Bailarina en la oscuridad incluidos– cómo aparecieron los trabajadores y trabajadores en diversas películas, notoriamente ante los portones, junto a una publicidad de la década de 1980 de “irrompibles”… portones para establecimientos fabriles… Para Farocki, “las fábricas –y toda la cuestión del trabajo– se encuentran en los márgenes de la historia del cine”, habida cuenta de que siempre se filman las entradas y salidas, pero nunca a los trabajadores en el proceso productivo mismo; como si la explotación y alienación no pudieran –o no debieran– ser registradas; o tal vez –como parece insistir Farocki– porque la posibilidad de ver las diversas partes de la industria funcionando podría arrojar (alguna) luz sobre lo que surge finalmente: aspiradoras y ametralladoras, como ya lo planteara cuarenta años antes.
En suma, hay un interesante recorrido por las últimas obras de un artista de vanguardia (ya que se propone nada menos que cuestionar y criticar el “estatus de las imágenes”, y algunos usos reaccionarios que se hacen con ellas hoy), que mantiene viva la investigación y la crítica, tanto para el presente como para el pasado; que comenzó haciendo su “agitación y propaganda” en uno de sus primeros videos, Fuego inextinguible (1969), explicando su voz en off, mientras se quema un brazo con un cigarrillo, que éste “quema a 400 grados centígrados”, y que “el napalm quema a 3.000 grados”, denunciando así la guerra en Vietnam y la proveeduría de la gran industria para el ejército imperialista: la Dow Chemical. También –y tal como lo planearon en su momento Sergei Einsenstein y Alexander Kluge (quien nos dejó su obra de nueve horas)– se propuso filmar El capital de Marx y logró concretar dos cortos sobre el mismo.
Además de esta muestra, Farocki estará presente en breve en nuestro país, dando clases magistrales, una entrevista pública, workshops, y se exhibirán más películas de él. También aparecerá una recopilación de sus escritos entre 1980 y 2010 llamado, de manera muy clara y explícita acerca de lo que (se y nos) propone: Desconfiar de las imágenes.
El sábado 16 de marzo tendrá lugar una entrevista pública con Harun Farocki, la cual presenta un panorama de su peculiar e influyente producción cinematográfica. El diálogo con Marcelo Panozzo se concentra en sus últimos y futuros films, además de dar cuenta del ciclo exhibido durante el mes de marzo, seleccionado por Inge Stache.
Las videoinstalaciones exhibidas en las salas y el acercamiento de Farocki al mundo de los museos es uno de los temas que también tratará con el curador Rodrigo Alonso.
16 hs. ESTRENO Un nuevo producto (2012), 37'
16.45 hs. ESTRENO En comparación (2009), 61'
Admisión: $15
18 hs. ENTREVISTA PÚBLICA CON HARUN FAROCKI moderada por Marcelo Panozzo y Rodrigo Alonso. Con traducción simultánea del inglés.
Admisión gratuita presentando DNI.
Entradas disponibles a partir de las 15 hs. en Recepción, hasta agotar disponibilidad.
Estos eventos están organizados conjuntamente con Goethe-Institut Buenos Aires.
Por Diana Fernández Irusta
| Para LA NACION
Captura de pantalla de Paralelo, videoinstalación, 2012 © Harun Farocki.
¿Por qué, de qué manera y cómo es que la producción de imágenes participa de la destrucción de los seres humanos? La pregunta, formulada por el ensayista francés Georges Didi-Huberman a propósito de las creaciones de Harun Farocki, resuena en las salas de Fundación Proa, donde actualmente se exhiben varias de las más recientes instalaciones de este artista y cineasta nacido hace unos 69 años en Novy Jicin (República Checa, en aquel momento anexada a Alemania).
Más que ofrecer una respuesta, las obras de Farocki profundizan el interrogante propuesto por Didi-Huberman. Una pregunta que, si bien ha estado presente desde los primeros trabajos del autor, se torna más inquietante en tiempos en que la potencia de los dispositivos visuales redobla la apuesta.
Así lo postula Ojo/Máquina II , instalación basada en una proyección doble, de un ascetismo formal que ya es la marca de Farocki. Aquí, más que ninguna pirueta expresiva, lo que cuenta es la selección de las imágenes: una impronta documental (otro rasgo del autor) que, a través de la sucesión o el contraste entre las imágenes, resulta en una poética severa, tajante, siempre política.
En Ojo/Máquina II se ve a un operario ensartando piezas en una máquina con la misma precisión que, en otra imagen, un simulador digital recrea un ataque aéreo con misiles o un arma selecciona, milímetro a milímetro, un objetivo que en la pantalla es un dibujo pixelado. Pero que en una realidad no tan lejana, sabemos, coincide con vidas humanas.
Lo que se muestra es la eficacia de la línea de montaje, puesta en diálogo -ya que no en espejo- con la eficiencia de la maquinaria de guerra. En este terreno todo se trata de engranajes, prácticas repetitivas y productividad, parece decirnos el autor. Y, por sobre todo, se trata del poder de la visión. La guerra y la producción atravesadas por el control visual: diversas miradas, los visores en los circuitos de vigilancia, las cámaras que se insertan en las cabezas de misiles cada vez más "inteligentes", sugiriendo que, como nunca antes, la visión -lo que se mira, cómo se mira, quién es mirado- forma parte de las estrategias de poder.
El público observa en Proa la instalación Trabajadores saliendo de la fábrica en once décadas, de 2006. Foto: Gentileza Fundación Proa"La distinción tradicional hombre-máquina se reduce a ?ojo-máquina', ya que las cámaras se implantan en las máquinas como si fueran ojos", describe la curadora y realizadora Antje Ehmann en un análisis de esta obra. "Como consecuencia de la Guerra del Golfo -agrega-, la tecnología de guerra impulsó la innovación e incentivó el desarrollo de la producción civil".
Otra cuestión crucial para un autor nacido en las postrimerías de la Segunda Guerra: el vínculo entre desarrollos bélicos e innovaciones mediáticas. La constatación de que, al menos a partir del siglo que pasó, los recursos comunicacionales y dispositivos audiovisuales (Internet incluida) que iniciaron una nueva era para la humanidad surgieron, en su gran mayoría, de tecnologías ligadas a la destrucción masiva. "¿La próxima racionalización necesitará otra guerra?", se pregunta Farocki en Ojo/Máquina II . La aséptica visión de la cabeza de misil "con ojos" y la nada aséptica eficacia que anuncia interrogan los desarrollos bélicos que hoy, a una década de la realización de esta obra, se gestan en renovadas cadenas de producción.
Bajo las cámaras
Desde sus inicios como cineasta, a fines de los años 60, Farocki realizó piezas no ficcionales, donde la plena conciencia sobre los recursos audiovisuales se da la mano con una postura tenazmente crítica y una continua apuesta a desmitificar el universo visual que nos rodea (la también llamada "videosfera").
Inscriptas en esta suerte de programa personal, sus instalaciones insisten en la temática presente en cada uno de sus films: la lógica oculta tras los sistemas de imágenes; los mecanismos de producción, control y poder sobre los que se asienta una cultura.
"En los avisos publicitarios hay dos temas que producen pavor: la muerte y el trabajo fabril", escribió en 1995, a propósito del film Trabajadores saliendo de la fábrica , donde descubre que para el cine tampoco ha sido relevante ese espacio fundante del sistema económico occidental.
"Todo lo que constituye una ventaja del modo de producción industrial frente a otros -la división del trabajo en etapas mínimas, la repetición constante, un grado de organización que casi no requiere toma de decisiones individuales y concede al individuo un mínimo campo de acción-, todo ello dificulta la aparición de factores inesperados para la construcción de un relato", continúa Farocki.
Por eso la fábrica, tras haber protagonizado el inicio de la historia del cine (con la célebre presentación de los hermanos Lumière), quedó relegada a sus márgenes. La instalación Trabajadores saliendo de la fábrica durante once décadas retoma esta temática y, a partir de doce monitores, muestra diversas escenas donde el espacio industrial aparece en la trama fílmica.
De La salida de la fábrica Lumiére a Metrópolis , El desierto rojo o Bailarina en la oscuridad , algo se confirma: la vida de un personaje de película comienza "cuando se ha terminado el trabajo". Un tema, el de la producción y la alienación, que, desde otro punto de vista, aparece en los videos de La plata y la cruz .
Por otra parte, mientras que en Paralelo el autor indaga las modalidades de la representación digital y su tendencia al hiperrealismo, en Juegos serios III: inmersión , la pregunta tiene que ver, directamente, con la realidad virtual. La obra es un despojado registro de un tratamiento psicológico para ex combatientes en Irak donde, para superar los trastornos de estrés postraumático, se recrean virtualmente los momentos críticos vividos en el escenario bélico.
En cierto modo, este último trabajo resume varias de las obsesiones de Farocki: el lugar central, definitivo, de la visión como dispositivo ligado al poder en la sociedad occidental, por un lado. Por el otro, la creación de mundos virtuales que, como los de Ojo/Máquina y Juegos serios , se originan y culminan en un único espacio: el campo de batalla.
made in argentina
Tecnología "sensible"
Sin la belicosidad de las obras de Farocki, pero inscriptos en un similar interés por la comunicación entre tecnología y dispositivos sensoriales, los trabajos de tres artistas argentinos acompañan la exhibición del creador alemán.
Mariano Sardón presenta 200 miradas recorriendo sus rostros, obra realizada en colaboración con Mariano Sigman, (director del Laboratorio de Neurociencia Integrativa de la UBA), que busca reconstruir los procesos que guían la mirada humana. Con el habitual refinamiento formal de las obras de Sardón, estos "retratos" conjugan la investigación con el necesario misterio de una pieza artística.
Asimismo, Mariela Yeregui, junto con Miguel Grassi y el Grupo de Artes Electrónicas de la Untref, vuelve a incursionar en la robótica. Esta vez con unos Octópodos sisíficos, pequeñas criaturas móviles provistas de pantallas de LCD que aluden a la interioridad orgánica.
youtu.be/y2YIsfMS9wMadn FAROCKI
Novy Jicin (República Checa, en aquel momento anexado a Alemania), 1944
Es uno de los más inconformistas directores alemanes contemporáneos. Realizó más de 100 films, en su mayoría documentales, y escribió textos teóricos y guiones. Sus trabajos analizan los contextos técnicos, sociopolíticos y culturales en la producción, distribución y recepción de imágenes. En las últimas instalaciones aborda la instrumentalización de la cámara como herramienta de supervisión y control.
Por Ezequiel Boetti
Tiene su lógica que un artista empecinado en deconstruir la intencionalidad de las expresiones audiovisuales creadas por instituciones ideológica y/o económicamente poderosas se posicione en los antípodas de esa manipulación creativa que suele ser el marketing. Al fin y al cabo, la obra del cineasta, crítico y ensayista Harun Farocki (Neutitschein, Sudetenland, 1944), realizada a lo largo de casi medio siglo de carrera, está atravesada por la certeza de que la imagen suele ser todo y que, ante eso, resulta trascendental ponerla en perspectiva para ver qué hay detrás, develando –y revelando– así los mecanismos que propulsan su creación. “Lo que se crítica no son las imágenes en sí, sino la forma en que se opera con ellas”, sintetiza este alemán de ascendencia checa durante una entrevista grupal de la que participó Página/12. Invitado por el Goethe-Institut y la Fundación Proa, Farocki llegó la semana pasada por tercera vez al país (la primera fue en el Bafici 2003) con una agenda repleta de actividades.
El itinerario se presume agotador desde su misma enumeración (ver recuadro). Una muestra de cinco videoinstalaciones y una retrospectiva con varios de sus films en la Fundación Proa, donde también dará una conferencia abierta, más una charla en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín y la presentación de una recopilación de buena parte de su obra escrita (Desconfiar de las imágenes, Caja Negra Editora) figuran a lo largo de un marzo a puro Farocki. Pero también habrá lugar para la práctica, ya que junto a Antje Ehmann dictarán un workshop de dos semanas en la Universidad del Cine titulado El trabajo en una sola toma. Allí, los participantes realizarán un documental de hasta dos minutos filmado sin cortes cuyo eje debe ser “el trabajo en sus distintas variantes: moderno, tradicional, agrícola, doméstico, educativo, etcétera”, tal como define el cineasta. “Es un tema poco abordado en las producciones occidentales. Respecto de la metodología, los dos minutos obligan a ser precisos. Si se logra es como un haiku japonés en el que tres o cuatro palabras generan un impacto mucho más fuerte que algo extenso”, detalla antes de explicar que la pregunta nodal del taller es “cómo generar una contraestrategia dinámica para captar el instante de lo que está ocurriendo”. La justificación de esa definición, la representación de la violencia a lo largo de la historia, la relación poder-imagen y el rol preponderante de lo audiovisual en la actual coyuntura política y social son algunos de los temas que se tocarán a lo largo de la charla.
–¿A qué se refiere con “contraestrategia dinámica”?
–Lo que pasa es que hoy en día se trabaja mucho con la edición y se prioriza la conjunción “y”: se toma una imagen y otra y otra y otra. Aquí, en cambio, se busca ser conciso para decir qué imagen es la más justa. Otra “contraestrategia” posible sería hacer películas mudas y todo lo que generalmente se hace a través del sonido hacerlo a través de lo visual.
–Da la sensación de que, desde la masificación de Internet, el bombardeado de imágenes es mucho más que hace veinte o treinta años. ¿Cree que esa situación condicionó su obra?
–Sí, claro. Ese “bombardeo” me llevó a una suerte de minimalismo, además de convertirse en materia de estudio y análisis. Me parecía indignante que todo lo que me dijeran que mirara en YouTube fueran chistes de estudiantes. Pero después me di cuenta de que brinda un archivo científico prácticamente infinito donde pueden encontrarse imágenes de lo más insólitas. Es una fuente muy rica de investigación que habla no sólo de cómo tomar imágenes, sino también desde dónde. Es un diccionario enorme, infinito.
–¿Cuál de todos los tipos de imágenes con los que trabajó cree que representa mejor la violencia?
–Creo que la pregunta debería ser cómo se representa la violencia, antes de cuál lo hace mejor o peor, porque para eso debería ser periodista. Lo que puedo hacer es analizar o describir los modos en que se la muestra. Por ejemplo, en 1988 hice una película con imágenes aéreas de Auschwitz tomadas por los norteamericanos, y creo que esa forma de representarlo es mucho más digna que las que se adoptaron después. Las imágenes de la guerra del Golfo también eran aéreas, pero aquí, en cambio, me parecieron totalmente inapropiadas porque se dejaba totalmente de lado el componente humano.
–Pero los ejemplos que da son totalmente opuestos entre sí.
–Es que se trata de una paradoja. No se puede hablar de la forma de representación que me parezca mejor sino de que cada imagen responde al contexto que está representando.
–En ese sentido, lo único que se vio del asesinato de Osama bin Laden fue el material oficial del Departamento de Estado norteamericano. ¿Qué le sugiere eso?
–Hay muchísimas cosas sobre las que sólo nos llegan un texto o una imagen y nunca sabremos exactamente qué ocurrió en ese lugar. Este caso particular habla mucho de la relación entre poder e imagen. Las cámaras no tenían ningún acceso al poder, pero hoy en día se las usa a su favor. Y de la misma manera ocurre con la imposibilidad de conocer las consecuencias que va a tener un escrito o protocolo, más allá de que originalmente se esté intentando producir una idea heroica de los hechos. Con las imágenes pasa algo similar: se hacen con un objetivo, pero después pueden tener un resultado totalmente distinto. Eso ocurrió, por ejemplo, con las filmaciones del gueto de Varsovia, que fueron pensadas para mostrar lo terribles que eran los judíos y sin embargo terminaron generando compasión.
–¿Es posible hacer una revolución a través de las imágenes?
–No creo. Sí podrían usarse esas imágenes como disparadores que muestren cosas que todo el mundo niega, pero las revoluciones son un acto muchísimo más complejo que requiere una estructura organizativa mayor con partidos políticos o con gente que empiece a autoconvocarse en lugares públicos, como ocurrió en Túnez o El Cairo.
–Pero en esos casos caso que menciona el registro audiovisual fue uno de los principales desencadenantes de la Primavera Arabe.
–Pero no ocurrió solamente gracias a las imágenes, sino a la información de por sí. Seguramente el hecho de saber que en un país cercano fue derrocado un dictador genera reflexiones en más de una persona.
–¿Cree que la imagen es la forma de expresión más poderosa que usan los medios de comunicación?
–No podría responder cuál de los elementos es el más importante. Es verdad que una película como La lista de Schindler tiene mucho más impacto sobre la idea del Holocausto que un libro de Hannah Arendt, pero eso no hubiera sido posible sin el enorme trabajo de un discurso histórico que allana el terreno para que una producción así impacte de la forma en que lo hizo. Cuando los Aliados dieron a conocer las primeras imágenes de los campos de concentración se generó una gran indignación en la opinión pública internacional. Fue la primera vez que la gente pudo tomar una dimensión de lo que pasó en Europa. Pero ya habían ocurrido masacres de esas características a lo largo de la historia. Sin embargo, la elaboración del discurso histórico que vino después hizo que la gente pudiera entender las particularidades de ese asesinato sistemático. Eso no fue a través de las imágenes, sino de investigaciones y reflexiones posteriores.
–¿Conoce imágenes de la dictadura militar argentina o de los desaparecidos?
–No conozco registros particulares, pero las dictaduras latinoamericanas sirven para mostrar muy claramente la relación entre imagen, representación y poder. Recuerdo que durante el derrocamiento a Allende en Chile las bombas caían en lugares donde no había ninguna guerra. Los videos me parecieron tan impresionantes que pensé que se verían mil veces más hasta volverse tan icónicas como los de la llegada a la Luna o el asesinato de Kennedy. Pero eso no sucedió, lo que demuestra que hay una política de la imagen que hace que algunas entren en el circuito y otras no.
–¿Y quién o qué determina esa “política de la imagen”?
–En aquel momento estaba la Guerra Fría y el Occidente no tenía ningún interés en divulgar imágenes que dejaran en evidencia el apoyo estadounidense al régimen de Pinochet. No había ninguna fuerza política interesada en que se difundieran. Para eso hubo que esperar hasta las películas de Patricio Guzmán.
El libro, publicado por Caja Negra Editora, presenta 24 textos escritos entre 1980 y 2010 en diferentes medios, con la intención de dar cuenta de la articulación entre escritura y cine en la producción de Farocki, y de relevar los principales temas que atraviesan su obra.
Los artículos seleccionados provienen de diferentes fuentes como la revista Filmkritik —de la que Farocki fue editor entre 1974 y 1984—, de diferentes diarios como el Die Tageszeitung de Berlín y semanarios de actualidad como el Jungle World. Y los textos más recientes pertenecen a Trafic, la revista francesa fundada por Serge Daney y Jean Claude Biette.
"Harun Farocki formula incansablemente la misma pregunta terrible (la misma pregunta que, me atrevería a decir, ha estimulado mi trabajo por siempre, y que, en cualquier caso, es la que me da esa sensación de una verdadera identificación cada vez que me enfrento a los montajes de Farocki)", dice el ensayista francés Georges Didi-Huberman en el prólogo del libro.
Y se pregunta: "¿por qué, de qué manera y cómo es que la producción de imágenes participa de la destrucción de los seres humanos?".
"Hoy en día se trabaja mucho con la edición, es decir con la conjunción Y: una imagen y otra imagen y otra más. En realidad, a lo que apunta mi cine es a descifrar qué imagen es más fuerte y cómo puede perdurar en el espectador", expresa Farocki en una charla informal ofrecida en el Club Alemán de Buenos Aires.
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Y explica: "una analogía posible es hacerlo a través del sonido. Esto sería como hacer películas mudas y expresar todo lo sonoro únicamente con las imágenes".
Según Farocki, "si uno toma la historia de los documentales se da cuenta que el principal elemento es el sonido. El sonido es lo que transmite qué es lo que tenés que entender de esas imágenes documentales; vendría a ser el elemento dominante".
La obra de Harun Farocki (Alemania, 1944) está centrada en el análisis de las representaciones audiovisuales y las imágenes producidas por la sociedad contemporánea. En más de un centenar de filmes, realizaciones para televisión, videos, instalaciones y ensayos sobre cine, el artista busca revelar las formas de poder involucradas en la producción, registro y consumo de las imágenes, desde los comienzos de la historia del cine hasta los videojuegos y la realidad virtual.
A Farocki, la revolución informativa que significa el mundo de Internet para la producción y comunicación de imágenes, lo llevó, por el contrario, "a una reducción, a un cierto minimalismo con respecto a las imágenes y, claro, también, lo tomé como materia de estudio, ya que es un archivo infinito donde se pueden encontrar prácticamente todos los estadios de la imagen, desde la producción hasta influencia".
Sin embargo, para el artista, "una revolución no se puede hacer únicamente con imágenes, ya que son un acto comunicativo, y las revoluciones precisan de una estructura organizativa mayor, desde un partido con años de existencia hasta el hecho de que la gente se autoconvoque en lugares concretos. Las imágenes pueden ser comunicadoras de ideas, pero no son los actos en sí".
Una anécdota ilustra lo que Farocki piensa sobre el poder de las imágenes: "lo que recuerdo de una manera muy patente es el bombardeo en Chile, cuando sacaron del poder a Allende, y donde las bombas caían directamente en un lugar donde no había ninguna guerra".
"Me pareció tan impresionante que pensé que esas imágenes las iba a ver reproducidas miles de veces. Pero eso no sucedió, no se vieron como la llegada a la luna o el asesinato de Kennedy. Eso demuestra claramente la política de las imágenes".
Sobre la escritura como forma de pensar el cine, Farocki considera "muy importante la reflexión de las imágenes llevada a la actividad literaria, algo propio de la Nouvelle vague, ya que es un trabajo que obliga a tener una precisión y una intensidad mucho más importante que el puro trabajo con la imagen".
El cineasta realizará, el próximo jueves 14 en la Universidad del Cine, el taller "El trabajo en una sola toma", y, además, el sábado 16 de marzo dialogará con el público sobre su obra audiovisual en el Auditorio Proa.
El libro, publicado por Caja Negra Editora, presenta 24 textos escritos entre 1980 y 2010 en diferentes medios, con la intención de dar cuenta de la articulación entre escritura y cine en la producción de Farocki, y de relevar los principales temas que atraviesan su obra.
Los artículos seleccionados provienen de diferentes fuentes como la revista Filmkritik —de la que Farocki fue editor entre 1974 y 1984—, de diferentes diarios como el Die Tageszeitung de Berlín y semanarios de actualidad como el Jungle World. Y los textos más recientes pertenecen a Trafic, la revista francesa fundada por Serge Daney y Jean Claude Biette.
“Harun Farocki formula incansablemente la misma pregunta terrible (la misma pregunta que, me atrevería a decir, ha estimulado mi trabajo por siempre, y que, en cualquier caso, es la que me da esa sensación de una verdadera identificación cada vez que me enfrento a los montajes de Farocki)”, dice el ensayista francés Georges Didi-Huberman en el prólogo del libro.
Y se pregunta: “¿por qué, de qué manera y cómo es que la producción de imágenes participa de la destrucción de los seres humanos?”.
“Hoy en día se trabaja mucho con la edición, es decir con la conjunción Y: una imagen y otra imagen y otra más. En realidad, a lo que apunta mi cine es a descifrar qué imagen es más fuerte y cómo puede perdurar en el espectador”, expresa Farocki en una charla informal ofrecida en el Club Alemán de Buenos Aires.
Y explica: “una analogía posible es hacerlo a través del sonido. Esto sería como hacer películas mudas y expresar todo lo sonoro únicamente con las imágenes”.
Según Farocki, “si uno toma la historia de los documentales se da cuenta que el principal elemento es el sonido. El sonido es lo que transmite qué es lo que tenés que entender de esas imágenes documentales; vendría a ser el elemento dominante”.
La obra de Harun Farocki (Alemania, 1944) está centrada en el análisis de las representaciones audiovisuales y las imágenes producidas por la sociedad contemporánea. En más de un centenar de filmes, realizaciones para televisión, videos, instalaciones y ensayos sobre cine, el artista busca revelar las formas de poder involucradas en la producción, registro y consumo de las imágenes, desde los comienzos de la historia del cine hasta los videojuegos y la realidad virtual.
A Farocki, la revolución informativa que significa el mundo de Internet para la producción y comunicación de imágenes, lo llevó, por el contrario, “a una reducción, a un cierto minimalismo con respecto a las imágenes y, claro, también, lo tomé como materia de estudio, ya que es un archivo infinito donde se pueden encontrar prácticamente todos los estadios de la imagen, desde la producción hasta influencia”.
Sin embargo, para el artista, “una revolución no se puede hacer únicamente con imágenes, ya que son un acto comunicativo, y las revoluciones precisan de una estructura organizativa mayor, desde un partido con años de existencia hasta el hecho de que la gente se autoconvoque en lugares concretos. Las imágenes pueden ser comunicadoras de ideas, pero no son los actos en sí”.
Una anécdota ilustra lo que Farocki piensa sobre el poder de las imágenes: “lo que recuerdo de una manera muy patente es el bombardeo en Chile, cuando sacaron del poder a Allende, y donde las bombas caían directamente en un lugar donde no había ninguna guerra”.
“Me pareció tan impresionante que pensé que esas imágenes las iba a ver reproducidas miles de veces. Pero eso no sucedió, no se vieron como la llegada a la luna o el asesinato de Kennedy. Eso demuestra claramente la política de las imágenes”.
Sobre la escritura como forma de pensar el cine, Farocki considera “muy importante la reflexión de las imágenes llevada a la actividad literaria, algo propio de la Nouvelle vague, ya que es un trabajo que obliga a tener una precisión y una intensidad mucho más importante que el puro trabajo con la imagen”.
El cineasta realizará, el próximo jueves 14 en la Universidad del Cine, el taller “El trabajo en una sola toma”, y, además, el sábado 16 de marzo dialogará con el público sobre su obra audiovisual en el Auditorio Proa.
El cineasta alemán Harun Farocki, del que actualmente se exhiben cinco videoinstalaciones realizadas entre 2002 y 2012 en la Fundación PROA de La Boca, llegó a nuestro país para presentar Desconfiar de las imágenes, un libro que configura una biografía intelectual del artista a partir de ensayos que reflejan los conceptos clave de su obra cinematográfica. El libro, publicado por Caja Negra Editora, presenta 24 textos escritos entre 1980 y 2010 en diferentes medios, con la intención de dar cuenta de la articulación entre escritura y cine en la producción de Farocki, y de relevar los principales temas que atraviesan su obra.
Los artículos seleccionados provienen de diferentes fuentes como la revista Filmkritik –de la que Farocki fue editor entre 1974 y 1984–, de diarios como el Die Tageszeitung de Berlín y semanarios de actualidad como el Jungle World. Y los textos más recientes pertenecen a Trafic, la revista francesa fundada por Serge Daney y Jean Claude Biette.El cineasta realizará, el próximo jueves en la Universidad del Cine, el taller "El trabajo en una sola toma", y, además, el próximo sábado dialogará con el público sobre su obra audiovisual en el Auditorio Proa.
Amable, gracioso y cauto, Farocki comienza a hablar.
–Usted analizó muchas veces imágenes vinculadas a situaciones límites. ¿Cuál considera que representa de forma más terminante a la violencia?
–En el año 88 hice una película con imágenes que habían tomado los estadounidenses en el ‘44, en Auschwitz. Son tomas aéreas, realizadas a 7 mil metros de altura. Precisamente, creo que esa forma de captar lo que era un campo de concentración era mucho más digna que como solía representárselo en general (esas imágenes le parecen a Farocki un mejor medio para mostrar los campos de concentración debido a la distancia que mantienen de las víctimas, en oposición a otras imágenes que fueron tomadas de cerca, por ejemplo, las montañas de cadáveres siendo removidos). Durante la Guerra del Golfo, en el ‘91, en cambio, las imágenes que nos llegaron eran imágenes satelitales, aéreas. Me pareció una forma muy poco apropiada de transmitir lo que estaba ocurriendo, porque dejaba totalmente de lado lo que era el componente humano.
–Aquí no está hablando estrictamente de las imágenes y sus temas, ¿no?
–No. Estoy hablando de la forma en que se obtienen esas imágenes, de la forma en que se opera con ellas.
Hace un tiempo, Farocki llamó a cierto tipo de imágenes “operativas”: se refería a aquellas que no están hechas para entretener ni para informar, que no buscan reproducir algo, sino que forman parte de una operación.
“Las imágenes operativas transmitían la impresión de que la guerra que se realizaba era limpia, y seguramente eran más impactantes que las contraimágenes de la guerra sucia, como las imágenes de un refugio en Bagdad con los cuerpos deperdigados de unos cientos de civiles. Mediante las tomas aéreas, que están pensadas sólo para los ojos de los técnicos de guerra, los espectadores televisivos debían identificarse con ellos y con la técnica bélica”, escribió Farocki en “La guerra siempre encuentra una salida”, ensayo de 2005.
“Los famosos venden los derechos exclusivos de cobertura mediática de sus bodas o del nacimiento de sus hijos. En estos casos se requiere una suerte de policía visual que evite que otro medio quiebre el monopolio. También las Guerras de Irak tenían una policía visual”, escribió en el mismo ensayo.
–De las formas expresivas que usan los medios de comunicación, ¿piensa que la imagen es la más poderosa?
–No puedo decir qué forma es más importante que otra. Si uno mira películas de gran impacto, como “Lo que el viento se llevó”, sí, por supuesto que tiene un mayor impacto, quizás, que un libro de Hannah Arendt o que un libro buenísimo acerca de la guerra civil en los Estados Unidos. Pero tampoco hubiera sido posible que esa película impactara de esa manera sin un enorme trabajo previo de creación del discurso histórico. Este trabajo fue preparando el terreno para que esas producciones pudieran impactar de la manera en que impactaron.
–¿Podría mencionar otro ejemplo de la relación entre la imagen y la creación del discurso histórico ?
–Cuando en el ‘45 los Aliados tomaron el territorio alemán, se dieron a conocer las imágenes de los primeros campos de concentración donde se veían cientos de muertos tirados por todas partes. Eso generó una gran indignación en la opinión pública internacional. Fue la primera vez que la gente pudo imaginar la dimensión de lo que había ocurrido durante ese período en Alemania. Al mismo tiempo, sabemos que esas imágenes no eran de un campo de concentración principal, porque después se dieron a conocer imágenes de los principales centros de exterminio. Lo que digo es que, tiempo después, esas imágenes del campo de concentración hicieron que la gente pudiera entender qué había sido lo particular de ese asesinato sistemático. Pero ocurrió después de toda una elaboración de lo sucedido a través de un discurso histórico, y del tratamiento que se le dio a ese capítulo de la Historia.
Escribió Farocki en “Diario de guerra”: “El 16 de marzo de 2003, cuando Bush mencionó el ataque con gas tóxico de la conducción iraquí en su discurso en las islas Azores, de repente comenzaron a aparecer en los medios imágenes de los muertos en las calles de Kirkuk (Irak). Imágenes terribles tomadas diecisiete años antes, cuando Irak aún estaba en guerra contra Irán y contaba con el apoyo de los Estados Unidos, esgrimidas ahora como un as del triunfo. Muchas veces he pensado que un buen texto o una buena pieza televisiva depende de todos los textos e imágenes malos de los que busca distanciarse (…) Al filmar o escribir sobre la guerra, ¿cómo se puede evitar hacer política o negocios con los cuerpos mutilados?”.
–Usted se encuentra ahora en Sudamérica. ¿Conoce las imágenes que se produjeron aquí durante épocas históricas difíciles, sangrientas? ¿Conoce cómo se representa a los desaparecidos?
–Aquí se puede ver bien la relación entre imagen, representación y poder. Recuerdo muy bien el bombardeo que ocurrió cuando sacaron a Allende en Chile. Caían bombas en un lugar en el que no había ninguna guerra. Me parecieron imágenes tan impresionantes que en ese momento pensé: seguro que voy a ver esto cien veces más y que se va a volver un ícono. Pero no pasó como lo pensé, que esas imágenes se iban a ver mil veces, como la primera llegada del hombre a la luna o el asesinato de Kennedy. Eso demuestra que hay una política de las imágenes, que hace que algunas entren en el circuito y otras no.
–¿Piensa que hoy en día es posible llevar a cabo una revolución a través de las imágenes?
–Nunca se sabe qué consecuencias van a tener las imágenes, a pesar de que cuando se las gesta, se esté intentando, quizás, producir una imagen heroica de los hechos. Uno puede producirlas con una intención que después, en realidad, en los hechos va a ser algo totalmente distinto. Durante el Holocausto, cuando alguien tomaba una imagen del Ghetto de Varsovia, era para mostrar lo despreciables que consideraban a los judíos que estaban allí. Pero al final esas imágenes tan terribles terminaron generando compasión. Es decir, sí, se pueden utilizar las imágenes como un disparador, por ejemplo, adaptándolas para que algo que todo el mundo negaba pueda hacerse visible. Pero por supuesto que no puede hacerse una revolución solamente con imágenes, sino que se precisa de una estructura organizativa mayor, como un partido que tiene siglos de existencia o que la gente se empiece a encontrar en las plazas, que se empiece a autoconvocar.
El libro, publicado por Caja Negra Editora, presenta 24 textos escritos entre 1980 y 2010 en diferentes medios, con la intención de dar cuenta de la articulación entre escritura y cine en la producción de Farocki, y de relevar los principales temas que atraviesan su obra.
Los artículos seleccionados provienen de diferentes fuentes como la revista Filmkritik -de la que Farocki fue editor entre 1974 y 1984-, de diferentes diarios como el Die Tageszeitung de Berlín y semanarios de actualidad como el Jungle World. Y los textos más recientes pertenecen a Trafic, la revista francesa fundada por Serge Daney y Jean Claude Biette.
"Harun Farocki formula incansablemente la misma pregunta terrible (la misma pregunta que, me atrevería a decir, ha estimulado mi trabajo por siempre, y que, en cualquier caso, es la que me da esa sensación de una verdadera identificación cada vez que me enfrento a los montajes de Farocki)", dice el ensayista francés Georges Didi-Huberman en el prólogo del libro.
Y se pregunta: "¿por qué, de qué manera y cómo es que la producción de imágenes participa de la destrucción de los seres humanos?".
"Hoy en día se trabaja mucho con la edición, es decir con la conjunción Y: una imagen y otra imagen y otra más. En realidad, a lo que apunta mi cine es a descifrar qué imagen es más fuerte y cómo puede perdurar en el espectador", expresa Farocki en una charla informal ofrecida en el Club Alemán de Buenos Aires.
Y explica: "una analogía posible es hacerlo a través del sonido. Esto sería como hacer películas mudas y expresar todo lo sonoro únicamente con las imágenes".
Según Farocki, "si uno toma la historia de los documentales se da cuenta que el principal elemento es el sonido. El sonido es lo que transmite qué es lo que tenés que entender de esas imágenes documentales; vendría a ser el elemento dominante".
La obra de Harun Farocki (Alemania, 1944) está centrada en el análisis de las representaciones audiovisuales y las imágenes producidas por la sociedad contemporánea. En más de un centenar de filmes, realizaciones para televisión, videos, instalaciones y ensayos sobre cine, el artista busca revelar las formas de poder involucradas en la producción, registro y consumo de las imágenes, desde los comienzos de la historia del cine hasta los videojuegos y la realidad virtual.
A Farocki, la revolución informativa que significa el mundo de Internet para la producción y comunicación de imágenes, lo llevó, por el contrario, "a una reducción, a un cierto minimalismo con respecto a las imágenes y, claro, también, lo tomé como materia de estudio, ya que es un archivo infinito donde se pueden encontrar prácticamente todos los estadios de la imagen, desde la producción hasta influencia".
Sin embargo, para el artista, "una revolución no se puede hacer únicamente con imágenes, ya que son un acto comunicativo, y las revoluciones precisan de una estructura organizativa mayor, desde un partido con años de existencia hasta el hecho de que la gente se autoconvoque en lugares concretos. Las imágenes pueden ser comunicadoras de ideas, pero no son los actos en sí".
Una anécdota ilustra lo que Farocki piensa sobre el poder de las imágenes: "lo que recuerdo de una manera muy patente es el bombardeo en Chile, cuando sacaron del poder a Allende, y donde las bombas caían directamente en un lugar donde no había ninguna guerra".
"Me pareció tan impresionante que pensé que esas imágenes las iba a ver reproducidas miles de veces. Pero eso no sucedió, no se vieron como la llegada a la luna o el asesinato de Kennedy. Eso demuestra claramente la política de las imágenes".
Sobre la escritura como forma de pensar el cine, Farocki considera "muy importante la reflexión de las imágenes llevada a la actividad literaria, algo propio de la Nouvelle vague, ya que es un trabajo que obliga a tener una precisión y una intensidad mucho más importante que el puro trabajo con la imagen".
El cineasta realizará, el próximo jueves 14 en la Universidad del Cine, el taller "El trabajo en una sola toma", y, además, el sábado 16 de marzo dialogará con el público sobre su obra audiovisual en el Auditorio Proa.
El libro, publicado por Caja Negra Editora, presenta 24 textos escritos entre 1980 y 2010 en diferentes medios, con la intención de dar cuenta de la articulación entre escritura y cine en la producción de Farocki, y de relevar los principales temas que atraviesan su obra.
Los artículos seleccionados provienen de diferentes fuentes como la revista Filmkritik —de la que Farocki fue editor entre 1974 y 1984—, de diferentes diarios como el Die Tageszeitung de Berlín y semanarios de actualidad como el Jungle World. Y los textos más recientes pertenecen aTrafic, la revista francesa fundada por Serge Daney y Jean Claude Biette.
"Harun Farocki formula incansablemente la misma pregunta terrible (la misma pregunta que, me atrevería a decir, ha estimulado mi trabajo por siempre, y que, en cualquier caso, es la que me da esa sensación de una verdadera identificación cada vez que me enfrento a los montajes de Farocki)", dice el ensayista francés Georges Didi-Huberman en el prólogo del libro.
Y se pregunta: "¿por qué, de qué manera y cómo es que la producción de imágenes participa de la destrucción de los seres humanos?".
"Hoy en día se trabaja mucho con la edición, es decir con la conjunción Y: una imagen y otra imagen y otra más. En realidad, a lo que apunta mi cine es a descifrar qué imagen es más fuerte y cómo puede perdurar en el espectador", expresa Farocki en una charla informal ofrecida en el Club Alemán de Buenos Aires.
Y explica: "una analogía posible es hacerlo a través del sonido. Esto sería como hacer películas mudas y expresar todo lo sonoro únicamente con las imágenes".
Según Farocki, "si uno toma la historia de los documentales se da cuenta que el principal elemento es el sonido. El sonido es lo que transmite qué es lo que tenés que entender de esas imágenes documentales; vendría a ser el elemento dominante".
La obra de Harun Farocki (Alemania, 1944) está centrada en el análisis de las representaciones audiovisuales y las imágenes producidas por la sociedad contemporánea. En más de un centenar de filmes, realizaciones para televisión, videos, instalaciones y ensayos sobre cine, el artista busca revelar las formas de poder involucradas en la producción, registro y consumo de las imágenes, desde los comienzos de la historia del cine hasta los videojuegos y la realidad virtual.
A Farocki, la revolución informativa que significa el mundo de Internet para la producción y comunicación de imágenes, lo llevó, por el contrario, "a una reducción, a un cierto minimalismo con respecto a las imágenes y, claro, también, lo tomé como materia de estudio, ya que es un archivo infinito donde se pueden encontrar prácticamente todos los estadios de la imagen, desde la producción hasta influencia".
Sin embargo, para el artista, "una revolución no se puede hacer únicamente con imágenes, ya que son un acto comunicativo, y las revoluciones precisan de una estructura organizativa mayor, desde un partido con años de existencia hasta el hecho de que la gente se autoconvoque en lugares concretos. Las imágenes pueden ser comunicadoras de ideas, pero no son los actos en sí".
Una anécdota ilustra lo que Farocki piensa sobre el poder de las imágenes: "lo que recuerdo de una manera muy patente es el bombardeo en Chile, cuando sacaron del poder a Allende, y donde las bombas caían directamente en un lugar donde no había ninguna guerra".
"Me pareció tan impresionante que pensé que esas imágenes las iba a ver reproducidas miles de veces. Pero eso no sucedió, no se vieron como la llegada a la luna o el asesinato de Kennedy. Eso demuestra claramente la política de las imágenes".
Sobre la escritura como forma de pensar el cine, Farocki considera "muy importante la reflexión de las imágenes llevada a la actividad literaria, algo propio de la Nouvelle vague, ya que es un trabajo que obliga a tener una precisión y una intensidad mucho más importante que el puro trabajo con la imagen".
El cineasta realizará, el próximo jueves 14 en la Universidad del Cine, el taller "El trabajo en una sola toma", y, además, el sábado 16 de marzo dialogará con el público sobre su obra audiovisual en el Auditorio Proa.
Desconfiar de las imágenes (Caja Negra) reúne textos del cineasta alemán sobre su trabajo. En el fragmento que se adelanta a continuación, Farocki considera el prisma político de los primeros films de Rainer Werner Fassbinder
Por Harum Farocki | Para LA NACION
La primera vez que vi a Fassbinder fue como actor, en un festival en 1969. No necesitaba temer ni siquiera a la muerte, pronto el mundo cambiaría y tendría por delante una nueva vida. Todo lo que me encontraba viviendo era sólo algo previo, como la niñez sólo había sido una etapa anterior. En una reunión de padres del jardín de infantes de nuestras hijas, un padre, que a la vez era compañero de militancia, dijo que había que reconocerle a la policía una cierta función de mantenimiento del orden: por ejemplo, que ayudara a los niños a cruzar la calle. Había que saber diferenciar entre orden necesario y represión.
Mientras Godard, después de los acontecimientos de 1968, nunca volvió a las películas que había hecho hasta el momento con muchísimo éxito, Fassbinder amoldó en seguida sus films a lo que todo el mundo entiende por cine. Abandonó los planos secuencia y volvió a centrarse principalmente en la interacción de los actores. La cámara no se movía con independencia en los escenarios, filmaba a los actores desde varias perspectivas para producir material para el montaje y enfatizar la representación actoral a través de la edición. También Wenders decepcionó al elegir el recurso narrativo del plano-contraplano en su primera película importante (El miedo del arquero al tiro penal ). Para mí eso fue una traición a la revolución. Quedaba claro que la gente no quería ocuparse de solucionar sus propios problemas y le devolvía el uniforme y las armas a una policía que anteriormente habían cuestionado de manera radical. Pronto volveríamos a tener un ejército, con un nombre un poco diferente al anterior.
Cuando intentaba explicarle a un amigo o a un compañero de militancia que existía una relación entre la forma del cine y la política, mi intención no llegaba muy lejos. A nadie le importaba el modo de narrar de una película, la elección de las tomas, mientras que en la música el sonido significa tanto, incluso todo. Muchos de los que habían ejercitado sus facultades lingüísticas con Adorno, se ocupaban todo el día con palabras y a la noche utilizaban el cine o la televisión para distraerse. Del mismo modo que los obreros de una fábrica quedan tan agotados tras la jornada laboral que lo único que pueden hacer a la noche es consumir trivialidades, quedaban tan cansados del pensamiento y el lenguaje político ("esfuerzo del concepto") que lo único que podían hacer después era mirar un western italiano ("subestimación de la imagen"). Ni se les hubiera ocurrido preguntarme qué pasaba con el plano-contraplano en los directores americanos que yo admiraba. Mi respuesta podría haber sido: tanto Godard como Straub hacían referencia a Hawks o a Ford, pero realizaban películas que a primera vista no tenían nada que ver con ellos. Lo importante era la esencia, no la sintaxis. Yo había tomado la lista de nombres canónicos de los autores de la nouvelle vague y también intentaba transformar a los americanos en algo completamente diferente cuando los miraba. Tenía tan poco en cuenta el mensaje manifiesto que no prestaba atención alguna a las palabras, ni observaba la expresión de los actores, sino más bien el espacio creado entre las figuras cinematográficas.
Lo que me había atraído al principio de Fassbinder era que invitara a los Straub a trabajar en su teatro y que luego ellos lo dejaran actuar en la obra que montaron e incorporaron en su película. En El amor es más frío que la muerte, Fassbinder cita una secuencia de la película de los Straub El novio, el comediante y el proxeneta, un maravilloso y extenso travelling por una calle de la zona roja que, sin embargo, no expone a las prostitutas, y en la mitad del plano comienza a sonar una música de Bach. El efecto que se alcanza es fuerte. Pasolini también había usado a Bach para relacionar a los seres explotados de hoy con el calvario de Jesús, él también había incorporado la música en la mitad de la escena para que se percibiera la arbitrariedad del montaje. En la escena de los Straub se agregaba que la película comenzaba en un escenario con actores, luego cambiaba el registro y se saltaba a una calle real, sin actores. A través de este desplazamiento paralelo, la relación entre los explotados y el hijo de Dios aparece claramente como una construcción, un ejercicio geométrico que ansía a la vez la verdad y la belleza. En Katzelmacher había algunos actores de El novio. y una referencia a Godard. Una mujer le devuelve a otra unos folletines y lee en voz alta un pasaje particularmente bello. Se trata del mismo pasaje de Vivir su vida que lee una compañera de Nana en el local de discos: "Su mirada se dirigía al cielo turquesa, saturado de estrellas, cuando se volvió hacia mí. 'Todo en usted delata una vida intensa. Lógicamente, usted debería.' Yo lo interrumpí: 'Usted le atribuye a la lógica demasiada importancia e influencia'".
Katzelmacher se compone únicamente de planos secuencia. No hay ni un primer plano ni un solo plano general. La cámara no se mueve, salvo una excepción. Seis veces distintas parejas cruzan un amplio patio, la cámara los enfoca y acompaña su movimiento retrocediendo, en estos travellings suena una música de piano, la única música de la película. Estas tomas finalizan de forma tan abrupta que a veces no llega a terminar de sonar la última nota.
Son una suerte de estribillo que demuestra, sobre todo, que tampoco hay un movimiento real en las estrofas. Creo que hasta ese momento no había existido nunca en el cine esa figura narrativa, un travelling recurrente y tan formalizado. El sol siempre brilla, como si la película hubiera sido filmada en un único día soleado. Se muestran hombres y mujeres de algunas casas vecinas, unas más nuevas que otras, aparentemente no muy distantes entre sí. Se juntan en un patio, en hilera sobre una baranda que frena el acceso a un sótano, apoyados o sentados encima o debajo de la misma. Pareciera que aprovechan cualquier oportunidad para pasar ahí las horas, como los jóvenes que no quieren quedarse en la casa con los padres. En sus casas, sin embargo, viven solos o en pareja, sin padres y sin hijos. Se reúnen también siempre en un bar. Cuando están juntos, todos dicen frases cortas en un dialecto bávaro artificial, frases extrañas que incluyen giros como la doble negación. Casi nunca hablan de algo concreto, en su presencia hasta lo concreto suena como una máxima. Todo el tiempo están diciendo algún proverbio. Los hombres son más bien toscos y parecen gángsters o proxenetas. Las mujeres se desviven por los hombres y por estar lindas y se visten con unas minifaldas muy cortas. Una de las mujeres tiene un cierto patrimonio y se considera mejor que los demás. La decoración de los escenarios es escasa, en general las paredes blancas están vacías. La cámara siempre está ubicada de frente y mirando hacia la pared del fondo, como en los inicios de la cinematografía. Incluso hay una escena que transcurre dentro de un auto en la que el vehículo no se mueve en lo más mínimo, lo que resulta todavía más artificial que un sillón o una mesa de un bar filmada de frente. Katzelmacher, interpretado por Fassbinder, es un trabajador inmigrante griego: los alemanes dicen "trabajador extranjero", como en la guerra, y durante bastante tiempo piensan que es italiano. Siempre lo están criticando, en eso todos coinciden sin que cesen las hostilidades entre ellos. Lo critican pero igual lo invitan a tomar una cerveza, algo que él no entiende o no quiere entender. En cierta ocasión, la mujer que le alquila la habitación entra con su marido y con el "griego de Grecia" al bar y el grupo los devuelve a la calle. Y una vez que Katzelmacher cruza el patio cuando solo hay hombres, lo atacan y lo golpean. Pero eso no hace que se vaya. La dueña de la habitación tampoco lo echa, ya que recibe ciento cincuenta marcos por un cuarto que él debe compartir con su marido. Esa cuestión es decisiva: que se le pueda sacar tanto dinero al trabajador extranjero comprueba su utilidad para la "economía alemana". [...]
Vi El por qué de la locura del señor R. por televisión, en blanco y negro, ya que en esa época todavía no teníamos televisor color. También conocía las películas de Rohmer únicamente por las reproducciones en blanco y negro de la televisión, así que los objetos y los contornos de las figuras eran más definidos y una mirada en dirección a los árboles (en La coleccionista) era tan eficaz como el primer plano de un revólver en una película de gángsters. R. es un tipo conformista, al inicio del film se lo ve salir con sus compañeros de trabajo por la puerta de atrás de un edificio de Múnich, la cámara en mano los adelanta. Sus compañeros cuentan chistes y R. guarda silencio. Cuando llegan a la esquina, doblan y se les cruza en el camino un auto que en seguida da marcha atrás y se va. En ese momento queda en evidencia que el auto no formaba parte de la toma y que había entrado por casualidad, para dar la vuelta. Una toma por la que no se paga, que no se hace de manera oficial con autorización de la policía y cortando la calle, se denomina en el medio una "toma robada". Todas las escenas en la película sobre el señor R. parecen robadas. El film sostiene explícitamente que su tema son las personas comunes y corrientes en situaciones completamente normales. Pero R. y los que lo rodean, su familia, sus amigos, sus compañeros de trabajo, parecen haberse infiltrado en la imagen. Cuando van en auto uno espera en seguida que los pare la policía y cuando van al bar tendría que aparecer la dueña y echarlos a la calle.
La película pretende relatar, y afirma que lo hace, el sometimiento cotidiano a la presión de adaptación que sufre la gente común en Alemania Occidental. Pero no tiene credibilidad. Kurt Raab, el actor principal, parece disfrazado, tiene puesto un traje como para ir a confirmarse y parece que lo hubiera peinado la madre. Claramente, los actores no tienen ninguna experiencia con la vida adulta que están representando y denunciando. Una secuencia que me gustó mucho cuando la vi en ese momento se desarrolla en el lugar de trabajo de R.: la cámara se aparta de él y muestra a sus compañeros. Una mujer escribe a máquina, el ruido de las teclas acompaña toda la escena en la que nadie habla. Hay un dibujante de planos que prepara con gran meticulosidad sus instrumentos de trabajo y luego dibuja unos árboles junto a un edificio. Se trata de la representación de un gran complejo de viviendas, y lo que la película seguramente también intenta representar es cómo el trabajo esclavo del dibujante se prolonga en la esclavitud de la vida en esos edificios. La vida en esos espacios rectangulares está reglamentada por una obsesión por el orden y solo puede ser absolutamente igual en todos sus rincones. Pero una cámara de cine también captura todas las imágenes concebibles o imaginables siempre dentro de un mismo encuadre rectangular. La película se rebela contra este falso orden filmando errantes planos secuencia cámara en mano y actuando como si no tuviera ningún objetivo definido. En realidad, todas las escenas de esta película podrían servir para obtener una imagen de R. y de su entorno, pero en la práctica la película no se anima a decir lo que se había propuesto. Empieza algo y luego se arrepiente.
En esa época yo creía que todo debía cambiar radicalmente, por lo menos en el cine. Claro que a comienzos de los años setenta ya existían películas que intentaban introducir posturas políticas en el lenguaje corriente del cine. Típico de una estrategia entrista, que las figuras cinematográficas dijeran o hicieran cosas avanzadas mientras la película formalmente seguía siendo igual que cualquier otra. [...]
Ya en los años setenta los intelectuales de los Estados Unidos empezaron a ver en Fassbinder al autor que abordaba la cuestión de género. Cuando estaba vivo, en Alemania Fassbinder representaba otra cosa. Después de la guerra, Alemania Occidental se había enriquecido muy rápidamente y se avergonzaba un poco de su nueva riqueza. No porque hubiera sido la guerra la responsable de modernizar las plantas industriales y posibilitar la producción en masa. Cuando se hablaba de "milagro económico" no había conciencia de que la capacidad industrial de posguerra había sido mayor que la anterior. La vergüenza tenía que ver con poseer dinero, pero no un estilo de vida.
La situación comenzó a cambiar después de 1970, ahí ya había ropa alemana exportable y la vergüenza se transformó en una sensación de triunfo. Para mí era difícil soportar que el "Joven Cine Alemán" gozara de un gran reconocimiento en el mundo y que en Alemania se lo tratara como el equivalente de la nouvelle vague. Eso destruía las aspiraciones de la nouvelle vague.
Farocki en buenos airesInvitado por el Goethe-Institut, el autor realizará numerosas actividades en la ciudad durante todo este mes:
Su obra, crítica de los sistemas de control y de producción económica, vio la luz junto con el Nuevo Cine Alemán que hicieron conocido Herzog, Wenders y Fassbinder. Por estos días visita Buenos Aires para acompañar la muestra de sus videoinstalaciones y la proyección de sus films, presentar un libro y dictar un taller sobre realización cinematográfica
Por Diana Fernández Irusta | Para LA NACION
El rostro de Björk emerge tan desvalido como el de Catherine Deneuve, las dos extrañamente lejos del glamour del estrellato, ceñidas en sus uniformes de operaria, en medio de un desvaído entorno fabril. La breve escena de Bailarina en la oscuridad cierra la hilera de monitores donde también aparecen la Monica Vitti de El desierto rojo, las columnas de obreros subyugados de Metrópolis, la imagen casi mítica de los trabajadores capturados por las fundacionales cámaras de los hermanos Lumière. La instalación se llama Trabajadores saliendo de la fábrica durante once décadas y su autor, el alemán Harun Farocki (69), la concibió varios años después de hacer el film Trabajadores saliendo de la fábrica. En ambas realizaciones se propuso desentrañar qué dicen las imágenes cinematográficas sobre el mundo de la producción. Para ello seleccionó planos, alteró montajes y diseccionó discursos en un movimiento que distingue toda su trayectoria: desde hace unos 40 años este realizador, como un arqueólogo de la expresión audiovisual, se dedica a desenterrar lo no dicho y rescatar esos frágiles destellos de verdad -probablemente inconfesables- que subyacen a toda cultura.
Una mirada implacableLos dispositivos de control, la guerra como fuente de destrucción pero también como lógica productiva, las estructuras de poder ocultas hasta en el más banal acto de consumo; por esas zonas discurren los intereses de un autor que comenzó a trabajar en la misma época en que surgía el Nuevo Cine alemán (aquel que harían conocido Herzog, Wenders, Fassbinder) y que desde muy temprano optó por la independencia en el sentido más estricto del término. En 1969, con Fuego inextinguible, una película ficcional que sintonizaba con los reclamos del movimiento estudiantil de la época, comenzó a expresar su concepción del vínculo entre cine y política. Allí se muestra a los ejecutivos de una empresa ligada a la fabricación del napalm hablar sobre la manufactura de un producto capaz de abrasar la piel humana aun debajo del agua, con la misma displicencia con la que tratarían el desarrollo de un juguete. La cotidiana banalidad del mal: algo que luego, definitivamente ganado por la estética del documental, Farocki se dedicaría a registrar en infinidad de ascéticos films, tan renuente a la voz en off y su función didáctica como obsesionado por construir artefactos audiovisuales en los que, como pedía Eisenstein, del choque entre las imágenes surgiese el pensamiento.
Cuando en los años 90 comenzó a trabajar en videoinstalaciones, trasladó a ese soporte las mismas inquietudes que, en paralelo, seguirían nutriendo su cine. En la instalación Ojo Máquina (2002), por ejemplo, vinculó, por medio de una doble proyección, el monótono y sistemático trabajo en una cadena de montaje con el también monótono y sistemático trabajo de misiles de paradójica "inteligencia". Otra vez, la lógica de la producción entrelazada con los andamiajes del poder y su expresión en diversos sistemas de visión.
"Farocki propone un nuevo nivel de significaciones al montar, al asociar conocidas fotos de archivo de otra manera o al hacer resaltar la falacia de las asociaciones supuestamente lógicas y naturales", explica Ricardo Parodi, estudioso de la obra de este realizador. "Desde que las autoridades fotografían, todo debe ser registrado en imágenes -escribe a su vez el propio Farocki en el artículo "La realidad tendría que comenzar"-. Aun el propio crimen es documentado para visualizarlo. Una montaña de imágenes crece junto a la montaña de papeles."
Diseccionar la lógica oculta en esa interminable producción de cámaras de vigilancia, construcciones digitales, tomas fotográficas y relatos fílmicos: de eso se trata la obra de este autor de extensa filmografía, cuyas videoinstalaciones se han presentado en espacios privilegiados del arte contemporáneo, como la Documenta de 1997. Poco antes de llegar a la Argentina invitado por el Goethe- Institut, aceptó responder por correo electrónico una serie de preguntas que buscan aproximarse un poco más a un universo expresivo desbordante.
-En la experiencia de cineastas que decidieron trabajar con el lenguaje de la instalación y, en cierto modo, pasar de la sala de cine a la sala del museo o la galería, algunos críticos creyeron ver la búsqueda de una libertad expresiva que la institución cinematográfica habría dejado de garantizar. ¿Está de acuerdo con esta perspectiva?
-Con la llegada del siglo XXI cambió el sistema de televisión en toda Europa. Los canales de televisión no-privada [en Alemania existen canales de "derecho público" que no están necesariamente identificados con lo estatal] estandarizaron su programación. A partir de entonces se volvió imposible, por ejemplo, mostrar un documental que no estuviera comentado. Los jóvenes que conocen los documentales únicamente de la televisión no se pueden ni imaginar una película sin comentario. Antes de 2000 pude trabajar con varias emisoras en Alemania y también realizamos coproducciones con otros países europeos. Luego, de alguna manera por casualidad, espacios de arte comenzaron a mostrar mis trabajos e incluso a darme fondos para producir.
-No es lo mismo la sala oscura, donde los espectadores permanecen en su lugar observando una proyección, que la sala de museo, donde los visitantes circulan, se detienen un poco frente a una obra, vuelven a circular. ¿Suele tener en cuenta estas diferencias a la hora de trabajar en una videoinstalación?
-En la mayoría de los casos ignoré esas diferencias. De hecho, la mayoría de las obras que cuelgan en museos y galerías están pensadas para ser miradas repetidas veces, incluso diariamente y no sólo durante 3 segundos. Insisto en ofrecer la posibilidad de que alguien pueda observar mis trabajos sentado. ¿Qué más puedo hacer? Tengo que crear un trabajo que merezca ser mirado detenidamente. Distinto fue el concepto en Deep Play (2006), sobre un partido de fútbol. En ese caso lo que importa no es seguir el partido sino comparar los diferentes modos de representación. Es decir, imágenes grabadas por la cámara y transformadas en 3D, análisis estadísticos, análisis tácticos. Se puede ver en unos 15 minutos, pero justo este trabajo captó la atención de los visitantes durante mucho más tiempo.
-¿De qué manera incide en su trabajo la tendencia de los "nuevos museos" a ser espacios cada vez más atravesados por el entretenimiento y el espectáculo masivo?
-Primero: los estándares no necesariamente rigen en el museo. En muchas películas de ficción hay cortes cada 2 o 3 segundos, casi no hay momentos sin música, etcétera. Muchos trabajos que se muestran en los museos no siguen ese canon, los míos tampoco. En el cine y en la televisión rigen determinados códigos que son acordados entre los productores y los consumidores. Un espectador que entra en un museo tiende a preguntarse: ¿qué código rige en este lugar?
-Su trabajo ha sido frecuentemente asociado al pensamiento de Michel Foucault, Gilles Deleuze y sus respectivas teorías sobre las sociedades disciplinarias y las sociedades de control. ¿Podríamos trazar algún vínculo también con el pensamiento del italiano Giorgio Agamben, que propone que no hay que concebir el campo de concentración como una anomalía perteneciente al pasado sino como una matriz activa en la actualidad, puesta de manifiesto cada vez que un ser humano es desprovisto de manera absoluta e integral de todos sus derechos?
-Agamben sostiene que lo anormal está presente -posiblemente como amenaza- en lo que llamamos lo normal. Es como las armas nucleares, que son una amenaza permanente. La paz surge de una intimidación recíproca contenida.
-En films como Imágenes del mundo y epitafios de guerra, usted analiza aspectos del registro, producción e interpretación de imágenes ligadas a la vigilancia y lo bélico. ¿Alguna vez trabajó con ese otro gran espacio de producción de imágenes e interpretaciones que es la medicina?
-No, lamentablemente nunca. Valdría la pena: de la medicina y la farmacéutica hay un paso muy pequeño a la industria de alimentos.
-"¿La próxima racionalización necesitará otra guerra?", se lee en un pasaje de la videoinstalación Ojo Máquina, realizada en 2002. Diez años después, ¿qué posible reformulación tendría esa pregunta?
-Creo que la pregunta conserva su validez. Se están desarrollando armas nuevas, por ejemplo, los aviones no tripulados. Sin embargo, se podría combatir y también vencer a los enemigos posibles y reales con las armas de la Primera Guerra Mundial. El desarrollo de nuevas armas probablemente no necesita de las guerras; se emancipó de la guerra real tal como lo hizo la matemática de las cuentas. No obstante, se siguen usando las guerras reales para legitimar las armas.
-En tiempos de extrema proliferación de imágenes, ¿dónde residiría el poder de mayor resistencia o cuestionamiento de lo audiovisual?
-También son muchas las palabras que están proliferando y sin embargo, algunos giros tienen un enorme efecto. Una línea de Eliot o de Lennon, por ejemplo. Es por cierto cansador o molesto que se ofrezcan cientos de canales de televisión. Pero esto recién se vuelve un problema cuando todos muestran lo mismo o casi lo mismo.
-¿Cuál es su posición frente a espacios como YouTube? ¿Qué posibilidades expresivas considera que habilitan?
-Casi siempre, cuando me mandan un link, lo que se ve es un chiste estudiantil. Raras veces he visto en estas plataformas un montaje interesante. Bueno, hasta en el diario a veces se puede encontrar una combinación de palabras poética. Pero lo que sí hay en YouTube es material de archivo increíble, por ejemplo de instituciones científicas, que representa un gran tesoro. Si pensamos que el inglés cuenta con 100.000 palabras y que Shakespeare usó apenas 6000, podemos tomar conciencia del orbis pictus existente. Nos damos cuenta: conocemos tan solo una cantidad ínfima de las imágenes cinematográficas existentes.
-En algunos textos se menciona que usted en alguna ocasión aseguró: "Filmo mi biblioteca". ¿A qué tipo de diálogo entre imagen y palabra se refería?
-En aquel entonces la biblioteca iba a estar en el centro: el discurso como punto de partida de una película. Al mismo tiempo quería encontrar algo específicamente cinematográfico: no filmar pensamientos sino producir pensamientos con el cine. Pero esto cambió y en las últimas décadas los libros se transformaron en recursos secundarios. Hay tanto para descubrir en el presente. ¿Cómo se trabaja en una oficina? ¿Cómo se producen los ladrillos, en países pobres y en países ricos? En este momento trabajo sobre animación por computación, también con juegos de computación. Sobre este tema todavía encontramos muy poco en las bibliotecas.
El artista tiene una larga trayectoria como cineasta: desde mediados/fines de la década de 1960, cuando se consolida la televisión como medio de transmisión masiva. (De allí en más, en el terreno del arte –habida cuenta de la TV, con su “llegada” a millones, y de la primera cámara de video portátil, la Sony Portapack–, surgirán nuevas formas expresivas y variantes dentro del video-arte, como la videoinstalación, videoescultura, etc.). Farocki, quien mantiene una deuda con la Escuela de Frankfurt y la Dialéctica del iluminismo, Jean-Luc Godard e incluso La sociedad del espectáculo de Guy Debord, estudió en la Academia de la televisión y cine alemán de Berlín, y dirigió, con otros, la revista Filmkritik desde 1974 hasta el 84. Ha desarrollado un centenar de obras entre películas, documentales, instalaciones, ensayos y artículos y, las 5 obras que se pueden ver en Proa tienen, principalmente, dos núcleos característicos de Farocki: el trabajo fabril (y sus imágenes) y la guerra (y las imágenes y tecnologías aplicadas a ella). Un tercer núcleo, en Paralelo(2012), ilustra –y propone interrogantes– acerca de cómo avanzó, desde los primeros video-juegos, la re-presentación y re-creación de la realidad, a partir de los nuevos programas de computación. ¿Pueden estas “realidades” (virtuales-paralelas) ser “superiores”, más fieles o “perfectas”, a la realidad que vivimos los humanos?
Yendo a las otras obras, en Ojo/Máquina II (2002) se presencia cómo mutó la industria, donde el ojo humano era clave para el proceso productivo –con imágenes en blanco y negro de las primeras décadas del siglo XX–, a los modernos misiles, que tienen una cámara-“ojo” y programas para perseguir a sus enemigos (y destruirlos, claro), sean aviones, casas o personas. Farocki propone buscar la relación entre industria y guerra, y, con la pantalla dividida en dos, permite observar el presente de estas “realidades paralelas”: la que genera un programa de computación en pos del entrenamiento militar.
En cambio Juegos serios III: inmersión (2009) muestra lo que ocurre después de los combates (reales) de una guerra, donde, en un centro de recuperación soldados norteamericanos provenientes de Irak y Afganistán, por medio de un casco (otra vez) de realidad virtual que los regresa a Medio Oriente, rememoran, en esta “terapia de inmersión”, ante “especialistas”, sus experiencias traumáticas (lo que incluye tiros, explosiones, olor a humo y goma quemada). ¿Con qué fines? Una vez más, hay cierto didactismo en el montaje y guión farockiano, que permiten muchas (y variadas, diversas) conclusiones. Por ejemplo: está la posibilidad de buscar “curar” a los soldados para que regresen, en condiciones (más o menos “dignas”), al combate; también puede ser un programa destinado a mejorar el funcionamiento de las tropas, en base a la experiencia y recuerdos de tal o cual soldados sobreviviente. En cualquier caso, la habilidad de Farocki está en no hacer una farragosa ni complicada “elaboración”, ni en dirigir unívocamente al espectador hacia los objetivos de su arte, a modo de “conclusiones”; sino en dejar una importante cantidad de “grietas” y “cosas-no-dichas” que surgen de su ensamblaje, relativamente sencillo, de imágenes y contrastes, y algunas pocas “líneas explicativas” de lo que estudia y postula ante lo que ve, lo que asocia y descubre…
Por otra parte, La plata y la cruz (2010) es una interesante combinación de las posibilidades (analíticas) del video, aplicadas al tradicional lienzo de pintura, ya que es un minucioso recorrido por el cuadro Descripción del Cerro Rico e Imperial Villa de Potosí (1758), de Gaspar Miguel de Berrío. Farucki señala sobre la Descripción…: “se muestran los barrios de los trabajadores, pero no se ven mujeres ni niños, tampoco el ganado”; “es imposible distinguir a los trabajadores libres de los trabajadores forzados”. No sólo hay un recorrido por la pintura, con sus iglesias entre las construcciones, sino (nuevamente) una pantalla partida en dos, donde se compara aquella pintura con la realidad del cerro, con su “moderna” urbanización (y una “esencia”, si se quiere, intacta, que se mantiene) hoy.
Finalmente, Trabajadores saliendo de la fábrica durante once décadas (2006) invita, desde doce televisores, a ver (y oír, cuando comienza la década del cine sonoro), desde el histórico film de los hermanos Lumiére de 1895, década tras década –Chaplin en Tiempos modernos, y Björk con Catherine Deneuve en Bailarina en la oscuridad incluidos– cómo aparecieron los trabajadores y trabajadores en diversas películas, notoriamente ante los portones, junto a una publicidad de la década de 1980 de “irrompibles”… portones para establecimientos fabriles… Para Farocki, “las fábricas –y toda la cuestión del trabajo– se encuentran en los márgenes de la historia del cine”, habida cuenta de que siempre se filman las entradas y salidas, pero nunca a los trabajadores en el proceso productivo mismo; como si la explotación y alienación no pudieran –o no debieran– ser registradas; o tal vez –como parece insistir Farocki– porque la posibilidad de ver las diversas partes de la industria funcionando podría arrojar (alguna) luz sobre lo que surge finalmente: aspiradoras y ametralladoras, como ya lo planteara cuarenta años antes.
En suma, hay un interesante recorrido por las últimas obras de un artista de vanguardia (ya que se propone nada menos que cuestionar y criticar el “estatus de las imágenes”, y algunos usos reaccionarios que se hacen con ellas hoy), que mantiene viva la investigación y la crítica, tanto para el presente como para el pasado; que comenzó haciendo su “agitación y propaganda” en uno de susprimeros videos, Fuego inextinguible (1969), explicando su voz en off , mientras se quema un brazo con un cigarrillo, que éste “quema a 400 grados centígrados”, y que “el napalm quema a 3.000 grados”, denunciando así la guerra en Vietnam y la proveeduría de la gran industria para el ejército imperialista: la Dow Chemical. También –y tal como lo planearon en su momento Sergei Einsenstein y Alexander Kluge (quien nos dejó su obra de nueve horas)– se propuso filmar El capital de Marx y logró concretar dos cortos sobre el mismo.
Además de esta muestra, Farocki estará presente en breve en nuestro país, dando clases magistrales, una entrevista pública, workshops, y se exhibirán más películas de él. También aparecerá una recopilación de sus escritos entre 1980 y 2010 llamado, de manera muy clara y explícita acerca de lo que (se y nos) propone: Desconfiar de las imágenes.
El artista tiene una larga trayectoria como cineasta: desde mediados/fines de la década de 1960, cuando se consolida la televisión como medio de transmisión masiva. (De allí en más, en el terreno del arte –habida cuenta de la TV, con su “llegada” a millones, y de la primera cámara de video portátil, la Sony Portapack–, surgirán nuevas formas expresivas y variantes dentro del video-arte, como la videoinstalación, videoescultura, etc.). Farocki, quien mantiene una deuda con la Escuela de Frankfurt y la Dialéctica del iluminismo, Jean-Luc Godard e incluso La sociedad del espectáculo de Guy Debord, estudió en la Academia de la televisión y cine alemán de Berlín, y dirigió, con otros, la revista Filmkritik desde 1974 hasta el 84. Ha desarrollado un centenar de obras entre películas, documentales, instalaciones, ensayos y artículos y, las 5 obras que se pueden ver en Proa tienen, principalmente, dos núcleos característicos de Farocki: el trabajo fabril (y sus imágenes) y la guerra (y las imágenes y tecnologías aplicadas a ella). Un tercer núcleo, en Paralelo(2012), ilustra –y propone interrogantes– acerca de cómo avanzó, desde los primeros video-juegos, la re-presentación y re-creación de la realidad, a partir de los nuevos programas de computación. ¿Pueden estas “realidades” (virtuales-paralelas) ser “superiores”, más fieles o “perfectas”, a la realidad que vivimos los humanos?
Yendo a las otras obras, en Ojo/Máquina II (2002) se presencia cómo mutó la industria, donde el ojo humano era clave para el proceso productivo –con imágenes en blanco y negro de las primeras décadas del siglo XX–, a los modernos misiles, que tienen una cámara-“ojo” y programas para perseguir a sus enemigos (y destruirlos, claro), sean aviones, casas o personas. Farocki propone buscar la relación entre industria y guerra, y, con la pantalla dividida en dos, permite observar el presente de estas “realidades paralelas”: la que genera un programa de computación en pos del entrenamiento militar.
En cambio Juegos serios III: inmersión (2009) muestra lo que ocurre después de los combates (reales) de una guerra, donde, en un centro de recuperación soldados norteamericanos provenientes de Irak y Afganistán, por medio de un casco (otra vez) de realidad virtual que los regresa a Medio Oriente, rememoran, en esta “terapia de inmersión”, ante “especialistas”, sus experiencias traumáticas (lo que incluye tiros, explosiones, olor a humo y goma quemada). ¿Con qué fines? Una vez más, hay cierto didactismo en el montaje y guión farockiano, que permiten muchas (y variadas, diversas) conclusiones. Por ejemplo: está la posibilidad de buscar “curar” a los soldados para que regresen, en condiciones (más o menos “dignas”), al combate; también puede ser un programa destinado a mejorar el funcionamiento de las tropas, en base a la experiencia y recuerdos de tal o cual soldados sobreviviente. En cualquier caso, la habilidad de Farocki está en no hacer una farragosa ni complicada “elaboración”, ni en dirigir unívocamente al espectador hacia los objetivos de su arte, a modo de “conclusiones”; sino en dejar una importante cantidad de “grietas” y “cosas-no-dichas” que surgen de su ensamblaje, relativamente sencillo, de imágenes y contrastes, y algunas pocas “líneas explicativas” de lo que estudia y postula ante lo que ve, lo que asocia y descubre…
Por otra parte, La plata y la cruz (2010) es una interesante combinación de las posibilidades (analíticas) del video, aplicadas al tradicional lienzo de pintura, ya que es un minucioso recorrido por el cuadro Descripción del Cerro Rico e Imperial Villa de Potosí (1758), de Gaspar Miguel de Berrío. Farucki señala sobre la Descripción…: “se muestran los barrios de los trabajadores, pero no se ven mujeres ni niños, tampoco el ganado”; “es imposible distinguir a los trabajadores libres de los trabajadores forzados”. No sólo hay un recorrido por la pintura, con sus iglesias entre las construcciones, sino (nuevamente) una pantalla partida en dos, donde se compara aquella pintura con la realidad del cerro, con su “moderna” urbanización (y una “esencia”, si se quiere, intacta, que se mantiene) hoy.
Finalmente, Trabajadores saliendo de la fábrica durante once décadas (2006) invita, desde doce televisores, a ver (y oír, cuando comienza la década del cine sonoro), desde el histórico film de los hermanos Lumiére de 1895, década tras década –Chaplin en Tiempos modernos, y Björk con Catherine Deneuve en Bailarina en la oscuridad incluidos– cómo aparecieron los trabajadores y trabajadores en diversas películas, notoriamente ante los portones, junto a una publicidad de la década de 1980 de “irrompibles”… portones para establecimientos fabriles… Para Farocki, “las fábricas –y toda la cuestión del trabajo– se encuentran en los márgenes de la historia del cine”, habida cuenta de que siempre se filman las entradas y salidas, pero nunca a los trabajadores en el proceso productivo mismo; como si la explotación y alienación no pudieran –o no debieran– ser registradas; o tal vez –como parece insistir Farocki– porque la posibilidad de ver las diversas partes de la industria funcionando podría arrojar (alguna) luz sobre lo que surge finalmente: aspiradoras y ametralladoras, como ya lo planteara cuarenta años antes.
En suma, hay un interesante recorrido por las últimas obras de un artista de vanguardia (ya que se propone nada menos que cuestionar y criticar el “estatus de las imágenes”, y algunos usos reaccionarios que se hacen con ellas hoy), que mantiene viva la investigación y la crítica, tanto para el presente como para el pasado; que comenzó haciendo su “agitación y propaganda” en uno de susprimeros videos, Fuego inextinguible (1969), explicando su voz en off, mientras se quema un brazo con un cigarrillo, que éste “quema a 400 grados centígrados”, y que “el napalm quema a 3.000 grados”, denunciando así la guerra en Vietnam y la proveeduría de la gran industria para el ejército imperialista: la Dow Chemical. También –y tal como lo planearon en su momento Sergei Einsenstein y Alexander Kluge (quien nos dejó su obra de nueve horas)– se propuso filmar El capital de Marx y logró concretar dos cortos sobre el mismo.
Además de esta muestra, Farocki estará presente en breve en nuestro país, dando clases magistrales, una entrevista pública, workshops, y se exhibirán más películas de él. También aparecerá una recopilación de sus escritos entre 1980 y 2010 llamado, de manera muy clara y explícita acercade lo que (se y nos) propone: Desconfiar de las imágenes.
En colaboración con el Goethe-Institut, Fundación Proa y la Universidad del Cine, el Complejo Teatral de Buenos Aires y la Fundación Cinemateca Argentina organizaron el encuentro con el gran realizador alemán y la proyección de su filme Respiro (Aufschub, 2007).
Bajo el título Cómo mostrar a las víctimas, la función -en la que Farocki dialogará con Gerardo Yoel y Eduardo Russo- tendrá lugar el martes 19 de marzo, a las 19.30, en Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (avenida Corrientes 1530).
Farocki (Alemania, 1944) es considerado uno de los artistas más radicales de la escena actual: su obra está centrada en el análisis de las representaciones audiovisuales y las imágenes producidas por la sociedad contemporánea.
En más de un centenar de filmes, realizaciones para la televisión, videos, instalaciones y ensayos sobre cine, Farocki busca revelar las formas de poder involucradas en la producción, registro y consumo de las imágenes, desde los comienzos de la historia del cine hasta los videojuegos y la realidad virtual.
Como narrador, Farocki desaparece detrás de las imágenes; más que explicar, se preocupa por hacer visible aquello que la imagen oculta.
En su presentación en la Sala Leopoldo Lugones, Farocki trabajará a partir de su artículo Mostrar a las víctimas, publicado en el libro Desconfiar de las imágenes (Caja Negra Editora), y hará hincapié sobre su propio film Respiro (2007).
En él, las imágenes mudas tomadas por Rudolf Breslauer -un fotógrafo de Munich que huyó con su familia a Holanda y fue prisionero del campo de tránsito de Westerbork- son apenas intervenidas por el realizador a través de mínimos intertítulos.
Vemos allí, en esas imágenes de archivo, escenas cotidianas en el campo, como la llegada incesante de trenes que transportan prisioneros judíos.
Farocki se interroga sobre la visión del mundo que hay detrás de la representación, pero en vez de analizar las imágenes como unívocos objetos temporales que ilustran la idea del documento original, las historiza y, con ese gesto, genera una suerte de autopsia anacrónica de ellas.
Invitado por el Goethe-Institut, Farocki exhibe cinco videoinstalaciones en la Fundación Proa, donde también se exhibe un ciclo con tres de sus films más recientes.
A su vez, realiza el workshop El trabajo en una sola toma en la Universidad del Cine, donde también presenta su último libro de ensayos Desconfiar de las imágenes (Caja Negra Editora).
Función 1
16.00 hs. Fuego inextinguible (1969), 25'
16.30 hs. Trabajadores saliendo de la fábrica (1995), 36'
Función 2
18.00 hs. Reconocer y perseguir (2003), 58'
ESTRENO 19.00 hs. Un nuevo producto (2012), 37'
El sábado 16 de marzo Harun Farocki dará una entrevista pública en el Auditorio Proa, moderada por Marcelo Panozzo y Rodrigo Alonso.
La obra de Farocki está centrada en el análisis de las representaciones audiovisuales y las imágenes producidas por la sociedad contemporánea. Busca revelar las formas de poder involucradas en la producción, registro y consumo de las imágenes, desde los comienzos de la historia del cine hasta los videojuegos y la realidad virtual.
Fundación Proa
Av. Pedro de Mendoza 1929, y Caminito, La Boca
auditorio@proa.org
CUANDO
Todos los Sábados 16:00 hs. Hasta el 23 de MARZO 20:30 hs.
Proa Cine y Goethe-Institut presentan el ciclo de cine Harun Farocki: Cuando la imagen se revela y el estreno de sus tres últimas películas: Respiro (2007), En comparación (2009) y Un nuevo producto (2012). El programa, seleccionado por Inge Stache, recorre gran parte de su producción cinematográfica, desde Fuego inextinguible (1969) hasta los films de la última década. Como evento destacado, el sábado 16 de marzo a las 18 hs., Harun Farocki brindará una entrevista pública en el Auditorio Proa moderada por Marcelo Panozzo y Rodrigo Alonso. El ciclo forma parte de la primera exhibición individual de Harun Farocki en Argentina. Los sábados de marzo desde las 16hs y el domingo 31 desde las 15hs. en Auditorio PROA.
Programación
Sábado 2/3
> Programa 1
16.00 hs. Fuego inextinguible (1969), 25'
16.30 hs. Trabajadores saliendo de la fábrica (1995), 36'
> Programa 2
18.00 hs. Reconocer y perseguir (2003), 58'
19.00 hs. Un nuevo producto (2012), 37'
Sábado 9/3
> Programa 1
16.00 hs. Videogramas de una revolución (1992), 106'
> Programa 2
18.00 hs. Respiro (2007), 40'
18.45 hs. Imágenes del mundo y epitafios de la guerra (1988), 75'
Sábado 16/3
16.00 hs. Un nuevo producto (2012), 37'
16.45 hs. En comparación (2009), 61'
18.00 hs. Entrevista pública con Harun Farocki, moderada por Marcelo Panozzo y Rodrigo Alonso
Sábado 23/3
> Programa 1
16.00 hs. Yella de Christian Petzold, colaboración en el guión de Harun Farocki (2007), 88'
> Programa 2
18.00 hs. No sin riesgo (2004), 50'
19.00 hs. En comparación (2009), 61'
Maratón imperdible:
Sábado 30/3: Programa completo 1969-1997
> Programa 1
15.00 hs. Fuego inextinguible (1969), 25'
15.30 hs. Imágenes del mundo y epitafios de la guerra (1988), 75'
> Programa 2
17.00 hs. Trabajadores saliendo de la fábrica (1995), 36'
17.45 hs. Videogramas de una revolución (1992), 106'
Domingo 31/3: Programa completo 2003-2007
> Programa 1
15.00 hs. Reconocer y perseguir (2003), 58'
16.00 hs. No sin riesgo (2004), 50'
> Programa 2
17.00 hs. Respiro (2007), 40'
17.45 hs. En comparación (2009), 61'
19.00 hs. Un nuevo producto (2012), 37'
En un esfuerzo de varias entidades de prestigio como Fundación Proa, Instituto Goethe, Universidad del Cine y Caja Negra Editora, este multifacético artista alemán vendrá a Buenos Aires para acompañar la presentación de videoinstalaciones, un ciclo de películas, la edición del libroDesconfiar de las imágenes, que reúne varios de sus más lúcidos ensayos, y a dar varias charlas para profesionales y público en general.
En la primera exhibición individual de Farocki en la Argentina se pueden ver hasta el 2 de abril en Proa (Pedro de Mendoza 1929) cinco videoinstalaciones realizadas por este creador entre 2002 y 2012. Y, aunque difícilmente se encuadren en la categoría de films en el sentido más convencional del término, desde hoy y hasta el domingo 31 se ofrece en el auditorio de Proa una selección de películas denominada "Cuando la imagen se revela", que incluye desde su debut con Fuego inextinguible (1969) hasta colaboraciones con otros directores como Andrei Ujica ( Videogramas de una revolución ) o Christian Petzold ( Yella ), pasando por sus tres últimas realizaciones,Respiro (2007), En comparación (2009) y la aquí inédita Un nuevo producto (2012).
Su más reciente propuesta es el registro durante un año de las actividades de la consultora corporativa Quickborner Team, de Hamburgo, sobre todo en el desarrollo del "nuevo producto" del título que optimice los procesos de trabajo a través de una reorganización espacial de las empresas. El informe aconseja otorgar una mayor independencia a los empleados, reducir la asistencia obligatoria y desarrollar lugares de trabajo más flexibles.
Farocki también tiene previsto unos cuantos encuentros con el público y los profesionales. En el marco de las actividades en Proa, el sábado 16, a las 18, será objeto de una entrevista pública que le harán Marcelo Panozzo y Rodrigo Alonso; mientras que el martes 19, a las 19.30, dará en la Sala Lugones del San Martín (Corrientes 1530) una charla moderada por Gerardo Yoel y Eduardo Russo que se titula "Cómo mostrar a las víctimas" (el mismo de uno de los artículos incluidos en el libro que publica Caja Negra) y que precederá a la exhibición de Respiro .
En el ámbito más académico, Farocki -un artista que se ha ocupado de revelar las formas de poder involucradas en la producción, registro y consumo de las imágenes, desde los comienzos del cine hasta los videojuegos y la realidad virtual- ofrecerá junto con Antje Ehmann, del 11 al 22 de marzo, un workshop en la Universidad del Cine titulado "El trabajo en una sola toma", cuyos resultados se proyectarán en esa institución el viernes 22, a las 18, con entrada libre. Por lo visto, marzo es algo así como el "mes Farocki" en Buenos Aires. Será cuestión, entonces, de aprovecharlo, analizarlo, discutirlo y disfrutarlo.
El ciclo forma parte de la primera exhibición individual de Harun Farocki (1944) en Argentina. En marzo, Farocki también presenta su última antología de ensayos, Desconfiar de las imágenes (Caja Negra Editora, 2013), los resultados del workshop El trabajo en una sola toma, en la Universidad del Cine, y brindará una clase especial en la Sala Lugones del Teatro San Martín.
Además, como evento destacado, el sábado 16 de marzo a las 18 h, Harun Farocki brindará una entrevista pública en el Auditorio Proa, moderada por Marcelo Panozzo y Rodrigo Alonso.
FAROCKI BIOSegún la curadora, Inge Stache, se trata de cuarenta años de producción, más de cien películas -sobre todo documentales de observación, ensayos cinematográficos y revisión de material de archivo (found footage)- decenas de videoinstalaciones y la permanente publicación de ensayos escritos constituyen la obra de uno de los cineastas más respetados de Alemania: Harun Farocki. Las constantes inconfundibles en su obra son la tajante indagación de los procesos ideológicos involucrados en la recepción de las imágenes y los temas de la guerra y el trabajo, o dicho de otra manera, la producción civil y la producción militar.
El primer trabajo de Farocki, Fuego inextinguible (1969), un manifiesto contra el uso de napalm en la Guerra de Vietnam, cobró notoriedad en 1969 por el gesto radical de demostrar con su propio cuerpo que “un cigarillo quema a 200 grados, pero el napalm quema a 1.700 grados”. Casi cuarenta años después, con Respiro (2007), Farocki se centra nuevamente en cómo mostrar a las víctimas y presenta el registro documental que el fotógrafo Rudolf Breslauer fue obligado a realizar mientras era prisionero del campo de concentración Westerbork en 1944.
El ciclo de cine se concibe en diálogo con la muestra de sus videoinstalaciones y culmina con una charla abierta entre Rodrigo Alonso, Marcelo Panozzo y Harun Farocki el sábado 16 de marzo. Los días 30 y 31 de marzo se volverán a proyectar todas las películas en un maratón para apasionados.
La actividad se realiza en el Auditorio Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929, Buenos Aires). Informes y reservas: auditorio@proa.org / 4104-1001. Admisión: $15.+
Como evento destacado, el sábado 16 de marzo a las 18 hs., Harun Farocki brindará una entrevista pública en el Auditorio Proa moderada por Marcelo Panozzo y Rodrigo Alonso.
El ciclo forma parte de la primera exhibición individual de Harun Farocki (1944) en Argentina. En marzo, Farocki también presenta su última antología de ensayos, Desconfiar de las imágenes(Caja Negra Editora, 2013), los resultados del workshop "El trabajo en una sola toma" en la Universidad del Cine y brindará una masterclass en la Sala Lugones del Teatro San Martín.
Programación
Sábado 2/3
Programa 1
16.00 hs. Fuego inextinguible (1969), 25'
16.30 hs. Trabajadores saliendo de la fábrica (1995), 36'
Programa 2
18.00 hs. Reconocer y perseguir (2003), 58'
19.00 hs. Un nuevo producto (2012), 37'
Sábado 9/3
Programa 1
16.00 hs. Videogramas de una revolución (1992), 106'
Programa 2
18.00 hs. Respiro (2007), 40'
18.45 hs. Imágenes del mundo y epitafios de la guerra (1988), 75'
Sábado 16/3
16.00 hs. Un nuevo producto (2012), 37'
16.45 hs. En comparación (2009), 61'
18.00 hs. Entrevista pública con Harun Farocki, moderada por Marcelo Panozzo y Rodrigo Alonso
Sábado 23/3
Programa 1
16.00 hs. Yella de Christian Petzold, colaboración en el guión de Harun Farocki (2007), 88'
Programa 2
18.00 hs. No sin riesgo (2004), 50'
19.00 hs. En comparación (2009), 61'
Sábado 30/3: Programa completo 1969-1997
Programa 1
15.00 hs. Fuego inextinguible (1969), 25'
15.30 hs. Imágenes del mundo y epitafios de la guerra (1988), 75'
Programa 2
17.00 hs. Trabajadores saliendo de la fábrica (1995), 36'
17.45 hs. Videogramas de una revolución (1992), 106'
Domingo 31/3: Programa completo 2003-2007
Programa 1
15.00 hs. Reconocer y perseguir (2003), 58'
16.00 hs. No sin riesgo (2004), 50'
Programa 2
17.00 hs. Respiro (2007), 40'
17.45 hs. En comparación (2009), 61'
19.00 hs. Un nuevo producto (2012), 37'
El Ojo y la Máquina
Por Andrés Kilstein
Harun Farocki desembarcó en la Argentina con una exposición y una serie de conferencias, y no generó mucho sobresalto. Quizá porque sólo sea conocido por un pequeño círculo que juró fidelidad al BAFICI hace algunos años, capaz de recordar la sección Trayectorias que se le dedicó a este eximio videoartista y documentalista en la edición del 2009. Para decirlo como Troy McClure, quizá conozcan a Farocki por películas como Videogramas de una revolución (ese análisis meticuloso, plano por plano, de la forma en que fue televisada la revuelta contra el dictador rumano Ceaucescu) o documentales como Los creadores de paraísos comerciales (explora el significado de los shoppings para quienes están detrás de su emplazamiento).
La muestra de Farocki ya está en Buenos Aires, más exactamente en el único lugar en La Boca que supera por su atributo pintoresco a las fachadas multicolores bosteras: la Fundación Proa. Se trata de una serie de video instalaciones articuladas en dos ejes: el primero, la interacción entre la tecnología y las capacidades humanas para el ejercicio del poder. ¿Un bio-poder o microingeniería del poder, como le gustaría a Michel Foucault? Quizá. El segundo eje, la evolución en la representación de la realidad a través de la tecnología.
En la primera temática encontramos a las obras Eye/Machina II (2002) y Serious Games III: Immersion (2009), que exhiben la utilización por los Estados Unidos de sofisticados video juegos con fines militares. En el primer caso, simuladores de guerra que trasladan a los soldados a paisajes virtuales en Bagdad o Bazora donde aprenden las artes del combate y se les anticipa las contingencias más dramáticas. En el segundo, la reconstrucción virtual de escenarios bélicos es empleada en tratamientos de stress post-traumático entre aquellos que han conocido el infierno iraquí o afgano y no lo pueden dejar atrás. Revivirlo virtualmente permite reconstruirlo simbólicamente e ir cerrando las heridas.
Workers leaving the factory in eleven decades (2006) exhibe la salida de trabajadores de sus fábricas tomando escenas de doce películas que pertenecen a once décadas diferentes, desde Chaplin hasta Bailarina en la Oscuridad. La obra se destaca más por lo que vela que por lo que muestra: el cine de Hollywood insiste con la salida de la fábrica, pero rara vez se mete adentro para retratar los procesos productivos mismos, es decir, el rol de los obreros en la reproducción material del mundo.
Finalmente, mi pieza preferida: Parallel (2012) que examina la evolución de la reproducción icónica de la realidad en los video juegos, desde 1980 hasta la actualidad. Lo recursos más primitivos del comienzo, esas manchas pixeladas, agrupaciones de bruscos cuadrados, daban lugar a un sofisticado desarrollo de la metáfora.
Tienen tiempo, la muestra estará hasta fines de marzo. Pero eso sí: no se lo pierdan por nada del mundo.
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Último miembro de la estirpe de cineastas comprometidos que parecía haber muerto con lanouvelle vague, intelectual hasta la médula y tanto o más preocupado por escribir que por filmar, Harun Farocki (Alemania, 1944) es también uno de los primeros de un linaje de directores que descubrió en los museos y bienales el último reducto para el cine de autor. O, mejor dicho, el único espacio posible para películas como las de Farocki, tan anti-cinematográficas que cuesta, incluso, relacionarlas con la idea de películas. Cuando hace dos años Koening Books publicó ¿Contra qué? ¿Contra quién?, la primera monografía sobre su obra, quedaba claro que, en principio, el enemigo de Farocki es todo lo que entendemos por cine: trabajo actoral, escenografía, imágenes que se suceden, narración, construcción ficcional, etcétera.
“Una nueva retórica necesita de una nueva sintaxis”, escribía Farocki a fines de los 60, una década cuyas preocupaciones parecen extenderse hasta el día de hoy en la obra del alemán. En esos años, Farocki se quemó los ojos leyendo el estructuralismo francés, El Capital de Marx y todo Bertolt Brecht, y estudió el cine francés, norteamericano e italiano de los años 50 fotograma por fotograma. Además, filmaba sus primeros cortometrajes y ya colaboraba como crítico en la revistaFilmkritik, de la que sería editor entre 1974 y 1984 y que sirvió de base para que publicase ensayos que bordean el manifiesto político y estético y para que atacara apasionadamente a Win Wenders y Fassbinder, las figuras mimadas del Nuevo Cine Alemán, “por filmar lo que se esperaba de ellos”.
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“Una nueva retórica necesita de una nueva sintaxis”, escribía Farocki a fines de los años 60.-
En Desconfiar de las imágenes, el libro que Caja Negra presenta en estos días, se recuperan varios de estos ensayos que dejan en claro que, lo que más subleva a Farocki ahora y entonces es la función que tienen el cine y las imágenes como entretenimiento. Por su parte, Fundación Proa y el Goethe-Institut presenta Instalaciones, una exhibición que recorre, a través de cinco obras, las dos iconografías a las que Farocki ha dedicado mayor atención: la industria bélica y la representación de la clase trabajadora. Una de sus obras más conocidas, Trabajadores saliendo de la fábrica durante once décadas, presenta en simultáneo once escenas que ocurren a la salida de una fábrica. En todas ellas, la repetición de elementos como las rejas, el movimiento de los obreros y hasta a veces el encuadre, acentúan las diferencias y ponen en primer plano las vestimentas, actitudes y formaciones de los trabajadores. Que las acciones transcurran ni bien los obreros cruzan las rejas, le sirve a Farocki para dar cuenta, sin emitir una palabra, de cómo el cine o la ficción solo puede ocuparse de la gente una vez que sale del trabajo, es decir, de cómo la fábrica o el trabajo anulan cualquier posibilidad narrativa.
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Último miembro de la estirpe de cineastas comprometidos que parecía haber muerto con lanouvelle vague, intelectual hasta la médula y tanto o más preocupado por escribir que por filmar, Harun Farocki (Alemania, 1944) es también uno de los primeros de un linaje de directores que descubrió en los museos y bienales el último reducto para el cine de autor. O, mejor dicho, el único espacio posible para películas como las de Farocki, tan anti-cinematográficas que cuesta, incluso, relacionarlas con la idea de películas. Cuando hace dos años Koening Books publicó ¿Contra qué? ¿Contra quién?, la primera monografía sobre su obra, quedaba claro que, en principio, el enemigo de Farocki es todo lo que entendemos por cine: trabajo actoral, escenografía, imágenes que se suceden, narración, construcción ficcional, etcétera.
“Una nueva retórica necesita de una nueva sintaxis”, escribía Farocki a fines de los 60, una década cuyas preocupaciones parecen extenderse hasta el día de hoy en la obra del alemán. En esos años, Farocki se quemó los ojos leyendo el estructuralismo francés, El Capital de Marx y todo Bertolt Brecht, y estudió el cine francés, norteamericano e italiano de los años 50 fotograma por fotograma. Además, filmaba sus primeros cortometrajes y ya colaboraba como crítico en la revistaFilmkritik, de la que sería editor entre 1974 y 1984 y que sirvió de base para que publicase ensayos que bordean el manifiesto político y estético y para que atacara apasionadamente a Win Wenders y Fassbinder, las figuras mimadas del Nuevo Cine Alemán, “por filmar lo que se esperaba de ellos”.
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“Una nueva retórica necesita de una nueva sintaxis”, escribía Farocki a fines de los años 60.-
En Desconfiar de las imágenes, el libro que Caja Negra presenta en estos días, se recuperan varios de estos ensayos que dejan en claro que, lo que más subleva a Farocki ahora y entonces es la función que tienen el cine y las imágenes como entretenimiento. Por su parte, Fundación Proa y el Goethe-Institut presenta Instalaciones, una exhibición que recorre, a través de cinco obras, las dos iconografías a las que Farocki ha dedicado mayor atención: la industria bélica y la representación de la clase trabajadora. Una de sus obras más conocidas, Trabajadores saliendo de la fábrica durante once décadas, presenta en simultáneo once escenas que ocurren a la salida de una fábrica. En todas ellas, la repetición de elementos como las rejas, el movimiento de los obreros y hasta a veces el encuadre, acentúan las diferencias y ponen en primer plano las vestimentas, actitudes y formaciones de los trabajadores. Que las acciones transcurran ni bien los obreros cruzan las rejas, le sirve a Farocki para dar cuenta, sin emitir una palabra, de cómo el cine o la ficción solo puede ocuparse de la gente una vez que sale del trabajo, es decir, de cómo la fábrica o el trabajo anulan cualquier posibilidad narrativa.
En marzo, Farocki visita Buenos Aires para realizar un taller en la Universidad del Cine y presentar su último libro de ensayos, Desconfiar de las imágenes (Caja Negra Editora). En el Auditorio Proa ofrecerá una entrevista pública sobre su obra audiovisual.
Organizada por el Goethe-Institut Buenos Aires y Fundación Proa, la exhibición Harun Farocki cuenta con el auspicio de Tenaris – Organización Techint.
Harun Farocki (Alemania, 1944) es considerado uno de los artistas más radicales de la escena actual. Su obra está centrada en el análisis de las representaciones audiovisuales y las imágenes producidas por la sociedad contemporánea. En más de un centenar de filmes, realizaciones para la televisión, videos, instalaciones y ensayos sobre cine, Farocki busca revelar las formas de poder involucradas en la producción, registro y consumo de las imágenes, desde los comienzos de la historia del cine hasta los videojuegos y la realidad virtual. Farocki, como narrador, desaparece detrás de las imágenes; más que explicar, se preocupa por hacer visible aquello que la imagen oculta.
La exhibición presenta cinco instalaciones de Farocki realizadas en la última década. En la sala 1, la obra Eye / Machine II (Ojo / Máquina II, 2002, 15 min.) utiliza un vasto repertorio de imágenes bélicas históricas y actuales, otras grabadas por cámaras implantadas en misiles y simulaciones por computadora. Presentadas en dos videos sincronizados, las imágenes virtuales y las registradas en el campo de batalla a lo largo de la historia no dejan de plantear cuál es su poder en la construcción y la ejecución de la guerra.
La segunda sala exhibe las instalaciones Workers Leaving the Factory in Eleven Decades (Trabajadores saliendo de la fábrica durante once décadas, 2006, 36 min.), The Silver and the Cross (La plata y la cruz, 2010, 17 min.) y Parallel (Paralelo, 2012, 17 min.). Workers…, una de las obras más emblemáticas de Farocki, muestra en doce pantallas, simultáneamente, distintas representaciones de los trabajadores en la historia del cine con una misma temática: escenas de obreros saliendo de la fábrica. El trabajo como cuestión también está presenta en The Silver and the Cross, donde Farocki examina exhaustivamente una pintura de Gaspar Miguel de Berrío de 1758 que retrata la extracción de plata en una mina de Potosí, comparando las condiciones de vida en el siglo XVIII con el relato de la ciudad actual. Parallel –la última videoinstalación realizada por Farocki– es un ensayo sobre el estatuto actual de las imágenes animadas por computadora. Si en el cine y la fotografía se cuestionaba su capacidad de representar la realidad, ¿la imagen generada digitalmente puede superar la “realidad” misma?
En la última sala, Serious Games III: Immersion (Juegos serios III: Inmersión, 2009, 20 min.) muestra la experiencia de un centro de investigación dedicado al tratamiento de soldados que regresan de la guerra de Irak con trastornos postraumáticos. Los pacientes recrean las situaciones dramáticas con imágenes generadas por computadoras. Immersion, finalmente, cuestiona la posibilidad de recrear e, incluso, sustituir las imágenes de la memoria por medio de las tecnologías de realidad virtual.
Invitado por el Goethe-Institut, Farocki se presenta en marzo en la Argentina y ofrece una entrevista pública en el Auditorio Proa. Además, en la Universidad del Cine, dirige el workshop “El trabajo en una sola toma” junto con Antje Ehmann y, el 14 de marzo, participa del lanzamiento de su antología Desconfiar de las imágenes (Caja Negra Editora), que reúne ensayos escritos entre 1980 y 2010.
-VIDEOINSTALACIONES. La fundación PROA y el Goethe-Institut organiza desde comienzos de febrero la primera exhibición individual de Farocki en la Argentina. Se trata de cinco videoinstalaciones realizadas entre 2002 y 2012, La primera de ellas es Eye / Machine II (Ojo / Máquina II, 2002, 15 min.) y utiliza un vasto repertorio de imágenes bélicas históricas y actuales, otras grabadas por cámaras implantadas en misiles y simulaciones por computadora.
La segunda sala exhibe las instalaciones Workers Leaving the Factory in Eleven Decades(Trabajadores saliendo de la fábrica durante once décadas, 2006, 36 min.), The Silver and the Cross (La plata y la cruz, 2010, 17 min.) y Parallel (Paralelo, 2012, 17 min.). La primera muestra en doce pantallas, simultáneamente, distintas representaciones de los trabajadores en la historia del cine con una misma temática: escenas de obreros saliendo de la fábrica. En la segunda, Farocki examina exhaustivamente una pintura de Gaspar Miguel de Berrío de 1758 que retrata la extracción de plata en una mina de Potosí, comparando las condiciones de vida en el siglo XVIII con el relato de la ciudad actual. Parallel –la última videoinstalación realizada por Farocki– es un ensayo sobre el estatuto actual de las imágenes animadas por computadora.
En la última sala, Serious Games III: Immersion (Juegos serios III: Inmersión, 2009, 20 min.) muestra la experiencia de un centro de investigación dedicado al tratamiento de soldados que regresan de la guerra de Irak con trastornos postraumáticos. Los pacientes recrean las situaciones dramáticas con imágenes generadas por computadoras. Immersion, finalmente, cuestiona la posibilidad de recrear e, incluso, sustituir las imágenes de la memoria por medio de las tecnologías de realidad virtual.
-CINE. Las videoinstalaciones estarán acompañadas de una jugosa retrospectiva cinematográfica compuesta por diez películas seleccionadas por Inge Stache que abarcan cuatro décadas de producción cinematográfica, desde Fuego inextinguible (1969), su primer documental, hasta el estreno de sus últimas tres realizaciones Respiro (2007), En comparación (2009) y Un nuevo producto (2012). Los sábados 2, 9, 16, 23 a las 16 y 18 se verán los distintos films, mientras que el sábado 30 y domingo 31 a las 15 y 17 será el turno del programa completo.
La obra de Farocki está centrada en el análisis de las representaciones audiovisuales y las imágenes producidas por la sociedad contemporánea. Busca revelar las formas de poder involucradas en la producción, registro y consumo de las imágenes, desde los comienzos de la historia del cine hasta los videojuegos y la realidad virtual.
Informes y reservas: auditorio@proa.org o 4104-1001. Programación completa en la web:http://proa.org/esp/events/
-LIBRO Y MASTERCLASS: El “mes Farocki” se cerrará con la presencia del propio director para presentar Desconfiar de las imágenes, su último libro editado por Caja Negra. La presentación será el jueves 14 de marzo en la Universidad del Cine. Por otro lado, el sábado 16 de marzo ofrece una entrevista pública en el Auditorio de la Fundación Proa. Por último el cineasta dirigirá un workshop en la Universidad del Cine titulado El trabajo en una sola toma junto con Antje Ehmann, cuyos resultados se proyectarán en esa institución el viernes 22 de marzo a las 18 con entrada gratuita.
Además de la muestra que se presenta en Proa hasta el 2 de abril, se lleva a cabo un ciclo de cine que recorre la producción cinematográfica del artista alemán. Como evento destacado: El 16 de marzo a las 18, Farocki en entrevista pública en el Auditorio Proa.
La muestra de las cinco videoinstalaciones de Harun Farocki en Proa (hasta el 2 de abril), está acompañada de una serie de actividades que incluyen conferencias y ciclos de proyecciones. Por un lado, Proa Cine y Goethe Institut Buenos Aires, presentan un ciclo de películas realizadas por el artista alemán: "Harun Farocki: Cuando la imagen se revela", plantea un recorrido -seleccionado por Inge Stache-, por gran parte de su producción desde Fuego inextinguible (1969), hasta las películas de la última década. En este marco, se estrenarán sus tres últimas realizaciones: Respiro(2007), En comparación (2009) y Un nuevo producto (2012). (Informes y reservas:auditorio@proa.org / 4104-1001. Entrada: $15). Este ciclo, cierra el 16 de marzo a las 18 con una entrevista pública de Harun Farocki en diálogo con Rodrigo Alonso y Marcelo Panozzo, en el Auditorio Proa. (Actividad gratuita hasta colmar capacidad de sala. Las entradas estarán disponibles en boletería de Proa desde el mismo día a las 15 hs).
Cronograma:
Sábado 2 de marzo:
16.00: Fuego inextinguible (1969), 25'
16.00: Trabajadores saliendo de la fábrica (1995), 36'
18.00: Reconocer y perseguir (2003), 58'
19.00: Un nuevo producto (2012), 37'
Sábado 9 de marzo:
16.00: Videogramas de una revolución (1992), 106'
18.00: Respiro (2007), 40'
18.45: Imágenes del mundo y epitafios de la guerra (1988), 75'
Sábado 16 de marzo:
16.00: Un nuevo producto (2012), 37'
16.45: En comparación (2009), 61'
18.00: ENTREVISTA PÚBLICA CON HARUN FAROCKI
Sábado 23 de marzo:
16.00: Yella, de Christian Petzold, colaboración en el guión: H. Farocki (2007), 88'
18.00: No sin riesgo (2004), 50'
19.00: En comparación (2009), 61'
El 30 y 31 de marzo, se volverán a proyectar todas las películas en una maratón.
Otras actividades que complementan la visita de Farocki son:
-El 14 de marzo a las 19, en la Universidad del Cine -Pasaje Giuffra 330-, se presentará la antología de ensayos; "Desconfiar de las imágenes" (Caja Negra Editora, 2013). Estarán presentes Farocki y Emilio Bernini. Entrada gratuita.
-El 19 de marzo a las 19.30, en la Sala Lugones del Teatro San Martín -Av.Corrientes 1530-, se proyectará "Respiro" (2007) y Masterclass: "Cómo mostrar las víctimas". Harun Farocki en diálogo con Gerardo Yoel y Eduardo A. Russo.
-El 22 de marzo a las 18, en la Universidad del Cine -Pasaje Giuffra 330-, se presentará el proyecto de los resultados del workshop "el trabajo en una sola toma". Por Harun Farocki y Antje Ehmann. Entrada gratuita.
Tomado de RADAR Domingo, 24 de febrero de 2013
Harun Farocki
Presentación
Desde el sábado 2 de febrero de 2013, Fundación Proa y el Goethe-Institut presentan Harun Farocki, la primera exhibición individual del artista en la Argentina. Cinco videoinstalaciones realizadas entre 2002 y 2012, y un ciclo de cine que estrena sus últimas tres realizaciones, proponen un panorama completo del complejo universo conceptual de Farocki, centrado en develar los procesos ideológicos involucrados en la producción y recepción de las imágenes. En marzo, Farocki visita Buenos Aires para realizar un taller en la Universidad del Cine y presentar su último libro de ensayos, Desconfiar de las imágenes (Caja Negra Editora). En el Auditorio Proa, dará una entrevista pública sobre su obra audiovisual.
Organizada por el Goethe-Institut Buenos Aires y Fundación Proa, la exhibición Harun Farocki cuenta con el auspicio de Tenaris – Organización Techint.
Harun Farocki (Alemania, 1944) es considerado uno de los artistas más radicales de la escena actual. Su obra está centrada en el análisis de las representaciones audiovisuales y las imágenes producidas por la sociedad contemporánea. En más de un centenar de filmes, realizaciones para la televisión, videos, instalaciones y ensayos sobre cine, Farocki busca revelar las formas de poder involucradas en la producción, registro y consumo de las imágenes, desde los comienzos de la historia del cine hasta los videojuegos y la realidad virtual. Farocki, como narrador, desaparece detrás de las imágenes; más que explicar, se preocupa por hacer visible aquello que la imagen oculta.
La exhibición presenta cinco instalaciones de Farocki realizadas en la última década. En la sala 1, la obra Eye / Machine II (Ojo / Máquina II, 2002, 15 min.) utiliza un vasto repertorio de imágenes bélicas históricas y actuales, otras grabadas por cámaras implantadas en misiles y simulaciones por computadora. Presentadas en dos videos sincronizados, las imágenes virtuales y las registradas en el campo de batalla a lo largo de la historia no dejan de plantear cuál es su poder en la construcción y la ejecución de la guerra.
La segunda sala exhibe las instalaciones Workers Leaving the Factory in Eleven Decades (Trabajadores saliendo de la fábrica durante once décadas, 2006, 36 min.), The Silver and the Cross (La plata y la cruz, 2010, 17 min.) y Parallel (Paralelo, 2012, 17 min.).
Workers…, una de las obras más emblemáticas de Farocki, muestra en doce pantallas, simultáneamente, distintas representaciones de los trabajadores en la historia del cine con una misma temática: escenas de obreros saliendo de la fábrica. El trabajo como cuestión también está presenta en The Silver and the Cross, donde Farocki examina exhaustivamente una pintura de Gaspar Miguel de Berrío de 1758 que retrata la extracción de plata en una mina de Potosí, comparando las condiciones de vida en el siglo XVIII con el relato de la ciudad actual. Parallel –la última videoinstalación realizada por Farocki– es un ensayo sobre el estatuto actual de las imágenes animadas por computadora. Si en el cine y la fotografía se cuestionaba su capacidad de representar la realidad, ¿la imagen generada digitalmente puede superar la “realidad” misma?
En la última sala, Serious Games III: Immersion (Juegos serios III: Inmersión, 2009, 20 min.) muestra la experiencia de un centro de investigación dedicado al tratamiento de soldados que regresan de la guerra de Irak con trastornos postraumáticos. Los pacientes recrean las situaciones dramáticas con imágenes generadas por computadoras. Immersion, finalmente, cuestiona la posibilidad de recrear e, incluso, sustituir las imágenes de la memoria por medio de las tecnologías de realidad virtual.
Invitado por el Goethe-Institut, Farocki se presenta en marzo en la Argentina y ofrece una entrevista pública. Además, en la Universidad del Cine, dirige el workshop “El trabajo en una sola toma” junto con Antje Ehmann y participa del lanzamiento de su última antología, Desconfiar de las imágenes (Caja Negra Editora), que reúne ensayos escritos entre 1980 y 2010.
Educación
De martes a viernes a las 17 hs., y los sábados y domingos a las 15 y a las 17 hs., el Departamento de Educación organiza visitas guiadas para público general. Los martes de estudiantes –día de admisión libre para estudiantes y docentes– pone a disposición del público material de referencia para profundizar en los temas desarrollados en la exhibición.
Programa
Sábado 2
Programa 1
16.00 hs. Fuego inextinguible (1969), 25’
16.30 hs. Trabajadores saliendo de la fábrica (1995), 36’
Programa 2
18.00 hs. Reconocer y perseguir (2003), 58’
19.00 hs. Un nuevo producto (2012), 37’
Sábado 9
Programa 1
16.00 hs. Videogramas de una revolución (1992), 106’
Programa 2
18.00 hs. Respiro (2007), 40’
18.45 hs. Imágenes del mundo y epitafios de la guerra (1988), 75’
Sábado 16
16.00 hs. Un nuevo producto (2012), 37’
16.45 hs. En comparación (2009), 61’
18.00 hs. Entrevista pública con Harun Farocki moderada por Marcelo Panozzo y Rodrigo Alonso
Sábado 23
Programa 1
16.00 hs. Yella de Christian Petzold, colaboración en el guión de Harun Farocki (2007), 88’
Programa 2
18.00 hs. No sin riesgo (2004), 50’
19.00 hs. En comparación (2009), 61’
Sábado 30
Programa completo 1969-1997
Programa 1
15.00 hs. Fuego inextinguible (1969), 25’
15.30 hs. Imágenes del mundo y epitafios de la guerra (1988), 75’
Programa 2
17.00 hs. Trabajadores saliendo de la fábrica (1995), 36’
17.45 hs. Videogramas de una revolución (1992), 106’
Domingo 31
Programa completo 2003-2007
Programa 1
15.00 hs. Reconocer y perseguir (2003), 58’
16.00 hs. No sin riesgo (2004), 50’
Programa 2
17.00 hs. Respiro (2007), 40’
17.45 hs. En comparación (2009), 61’
Fundación PROA
Av. Pedro de Mendoza 1929
La Boca, Caminito
[C1169AAD] Buenos Aires
Argentina
T [54.11] 4104.1000
Fuente: Prensa PROA
Organizada por el Goethe-Institut Buenos Aires y Fundación Proa, la exhibición Harun Farocki cuenta con el auspicio de Tenaris – Organización Techint.
Harun Farocki (Alemania, 1944) es considerado uno de los artistas más radicales de la escena actual. Su obra está centrada en el análisis de las representaciones audiovisuales y las imágenes producidas por la sociedad contemporánea. En más de un centenar de filmes, realizaciones para la televisión, videos, instalaciones y ensayos sobre cine, Farocki busca revelar las formas de poder involucradas en la producción, registro y consumo de las imágenes, desde los comienzos de la historia del cine hasta los videojuegos y la realidad virtual. Farocki, como narrador, desaparece detrás de las imágenes; más que explicar, se preocupa por hacer visible aquello que la imagen oculta.
La exhibición presenta cinco instalaciones de Farocki realizadas en la última década. En la sala 1, la obra Eye / Machine II (Ojo / Máquina II, 2002, 15 min.) utiliza un vasto repertorio de imágenes bélicas históricas y actuales, otras grabadas por cámaras implantadas en misiles y simulaciones por computadora. Presentadas en dos videos sincronizados, las imágenes virtuales y las registradas en el campo de batalla a lo largo de la historia no dejan de plantear cuál es su poder en la construcción y la ejecución de la guerra.
La segunda sala exhibe las instalaciones Workers Leaving the Factory in Eleven Decades (Trabajadores saliendo de la fábrica durante once décadas, 2006, 36 min.), The Silver and the Cross (La plata y la cruz, 2010, 17 min.) y Parallel (Paralelo, 2012, 17 min.).
Workers…, una de las obras más emblemáticas de Farocki, muestra en doce pantallas, simultáneamente, distintas representaciones de los trabajadores en la historia del cine con una misma temática: escenas de obreros saliendo de la fábrica. El trabajo como cuestión también está presenta en The Silver and the Cross, donde Farocki examina exhaustivamente una pintura de Gaspar Miguel de Berrío de 1758 que retrata la extracción de plata en una mina de Potosí, comparando las condiciones de vida en el siglo XVIII con el relato de la ciudad actual. Parallel –la última videoinstalación realizada por Farocki– es un ensayo sobre el estatuto actual de las imágenes animadas por computadora. Si en el cine y la fotografía se cuestionaba su capacidad de representar la realidad, ¿la imagen generada digitalmente puede superar la “realidad” misma?
En la última sala, Serious Games III: Immersion (Juegos serios III: Inmersión, 2009, 20 min.) muestra la experiencia de un centro de investigación dedicado al tratamiento de soldados que regresan de la guerra de Irak con trastornos postraumáticos. Los pacientes recrean las situaciones dramáticas con imágenes generadas por computadoras. Immersion, finalmente, cuestiona la posibilidad de recrear e, incluso, sustituir las imágenes de la memoria por medio de las tecnologías de realidad virtual.
Invitado por el Goethe-Institut, Farocki se presenta en marzo en la Argentina y ofrece una entrevista pública. Además, en la Universidad del Cine, dirige el workshop “El trabajo en una sola toma” junto con Antje Ehmann y participa del lanzamiento de su última antología, Desconfiar de las imágenes (Caja Negra Editora), que reúne ensayos escritos entre 1980 y 2010.
Starting on Saturday, February 2, 2013, Fundación Proa and the Goethe-Institut are presenting the first solo exhibition of artist Harun Farocki in Argentina. Entitled Harun Farocki, the show consists of five video installations produced from 2002 to 2012 and a film series with premier screenings of his last three productions. The exhibition provides an overview of Farocki’s complex conceptual universe, which revolves around uncovering the ideological processes that the production and reception of images entail. In March, Farocki will visit Buenos Aires to give a workshop at the Universidad del Cine and to present his most recent book of essays, Desconfiar de las imágenes [Distrust of Images, Caja Negra Editora]. He will also give a public interview on his audiovisual work at the Proa auditorium.
Organized by the Goethe-Institut Buenos Aires and Fundación Proa, Harun Farocki is sponsored by Tenaris–Organización Techint.
Harun Farocki (Germany, 1944) is considered one of the most radical artists active today. His work revolves around an analysis of the audiovisual representations and images produced by contemporary society. In more than one hundred films, productions for television, videos, installations and essays, Farocki has attempted to reveal the forms of power involved in the production, register and consumption of images from the beginning of film history through video games and virtual reality. Farocki the narrator disappears behind images; rather than explain, he makes visible that which the image conceals.
The exhibition presents five installations that Farocki has made in the last decade. In gallery one, the work Eye / Machine II (2002, 15 min.) makes use of a vast repertoire of historical and current images of war, as well as images recorded by cameras installed in missiles, and video simulations. Presented in two synchronized videos, the virtual images as well as the images recorded on the battlefield throughout history interrogate their own power in constructing and waging war.
Workers Leaving the Factory in Eleven Decades (2006, 36 min.), The Silver and the Cross (2010, 17 min.) and Parallel (2012, 17 min.) are on exhibit in gallery two.
Workers…, one of Farocki’s most emblematic works, consists of twelve screens that show different representations of workers throughout the history of film. The theme is always the same: scenes of workers leaving the factory. The question of work is also present in The Silver and the Cross, in which Farocki minutely examines a painting by Gaspar Miguel de Berrío from 1758 that depicts silver being removed from a mine in Potosí. The film compares living conditions in Potosí in the 18th century and the city today. Parallel—Farocki’s most recent video installation—is an essay on the status of computer-animated images. If film and photography interrogated the possibility of representing reality, are digitally generated images capable of surpassing “reality” itself?
Serious Games III: Immersion (2009, 20 min.), the work in the exhibition’s final gallery, shows a research center dedicated to treating soldiers suffering from post-traumatic stress due to the war in Iraq. The patients recreate the extreme situations they experienced using computer-generated images. Immersion ultimately questions the possibility of recreating and even replacing images from memory by means of virtual-reality technologies.
At the invitation of the Goethe-Institut, Farocki will visit Argentina in March, when he will hold a public interview. In conjunction with Antje Ehmann, he will also direct the workshop “El trabajo en una sola toma” [Work in Just One Take] at the Universidad del Cine and launch his most recent anthology Desconfiar de las imágenes [Distrust of Images, Caja Negra Editora], which compiles essays written from 1980 to 2010.
Full description:
"In this new work, Farocki juxtaposes the history of computerbased animation with elements of art history. In only thirty years, computer-generated images and animations have evolved from simple symbolic forms into images that aspire to perfect simulation, and seem to desire to outperform cinematographic and photographic representations, not merely of “static” reality, but increasingly of the dynamic aspects of life, as manifest in gestures or complex movement in general. In appropriating the dynamics of social and natural reality, does computergenerated hyperrealism seek to outdo reality itself?
Today, mimesis has become a matter of generative algorithms, and the resulting technologies are increasingly capable of calculating, predicting, and controlling complex processes—from manufacturing, to war, to emotional experiences in the animated worlds of mass entertainment. Underlying Farocki’s investigation into the frontiers of innovation in current image-technologies is the assumption that increasingly, we live in technologically produced image-worlds in which images have become what he calls “idealtypical.” In the new mimetic paradigm of digital “realism”, reality is no longer the measure of the always imperfect image; instead, the virtual image increasingly becomes the measure of an always-imperfect actuality. With the “ideal-typical” image, representation seeks to overcome lived reality by constructing, monitoring, and governing it. Even fantasy and fiction now tend to assume a predictive and even preventive quality. Does this leave actual, lived reality to exist only as derivation of the ideal, as flaw or impurity, or, like in military or surveillance technologies, as a potential threat? Have these idealtypes become our new normative schemes, all-encompassing idols capable of scripting and predicting all actual life-movement?" (Anselm Franke, 2012)
"Parallel" will be on display, along with other works by Farocki, at Fundación Proa and the Goethe-Institut. "Haron Farocki. Installations. Films" (Fundación Proa, Febraury 2 - March 31 2013) is the first solo exhibition of Farocki in Argentina. The show consists of five video installations produced from 2002 to 2012 and a film series with premiere screenings of his last three productions. The exhibition provides an overview of Farocki's complex conceptual universe, which revolves around uncovering the ideological processes that the production and reception of images entail.
Desde el sábado 2 de febrero de 2013, Fundación Proa y el Goethe-Institut presentan Harun Farocki, la primera exhibición individual del artista en la Argentina. Cinco videoinstalaciones realizadas entre 2002 y 2012, y un ciclo de cine que estrena sus últimas tres realizaciones, proponen un panorama completo del complejo universo conceptual de Farocki, centrado en develar los procesos ideológicos involucrados en la producción y recepción de las imágenes. En marzo, Farocki visita Buenos Aires para realizar un taller en la Universidad del Cine y presentar su último libro de ensayos, Desconfiar de las imágenes (Caja Negra Editora). En el Auditorio Proa, dará una entrevista pública sobre su obra audiovisual.
Organizada por el Goethe-Institut Buenos Aires y Fundación Proa, la exhibición Harun Farocki cuenta con el auspicio de Tenaris – Organización Techint.
Harun Farocki (Alemania, 1944) es considerado uno de los artistas más radicales de la escena actual. Su obra está centrada en el análisis de las representaciones audiovisuales y las imágenes producidas por la sociedad contemporánea. En más de un centenar de filmes, realizaciones para la televisión, videos, instalaciones y ensayos sobre cine, Farocki busca revelar las formas de poder involucradas en la producción, registro y consumo de las imágenes, desde los comienzos de la historia del cine hasta los videojuegos y la realidad virtual. Farocki, como narrador, desaparece detrás de las imágenes; más que explicar, se preocupa por hacer visible aquello que la imagen oculta.
La exhibición presenta cinco instalaciones de Farocki realizadas en la última década. En la sala 1, la obra Eye / Machine II (Ojo / Máquina II, 2002, 15 min.) utiliza un vasto repertorio de imágenes bélicas históricas y actuales, otras grabadas por cámaras implantadas en misiles y simulaciones por computadora. Presentadas en dos videos sincronizados, las imágenes virtuales y las registradas en el campo de batalla a lo largo de la historia no dejan de plantear cuál es su poder en la construcción y la ejecución de la guerra.
La segunda sala exhibe las instalaciones Workers Leaving the Factory in Eleven Decades (Trabajadores saliendo de la fábrica durante once décadas, 2006, 36 min.), The Silver and the Cross (La plata y la cruz, 2010, 17 min.) y Parallel (Paralelo, 2012, 17 min.).
Workers…, una de las obras más emblemáticas de Farocki, muestra en doce pantallas, simultáneamente, distintas representaciones de los trabajadores en la historia del cine con una misma temática: escenas de obreros saliendo de la fábrica. El trabajo como cuestión también está presenta en The Silver and the Cross, donde Farocki examina exhaustivamente una pintura de Gaspar Miguel de Berrío de 1758 que retrata la extracción de plata en una mina de Potosí, comparando las condiciones de vida en el siglo XVIII con el relato de la ciudad actual. Parallel –la última videoinstalación realizada por Farocki– es un ensayo sobre el estatuto actual de las imágenes animadas por computadora. Si en el cine y la fotografía se cuestionaba su capacidad de representar la realidad, ¿la imagen generada digitalmente puede superar la “realidad” misma?
En la última sala, Serious Games III: Immersion (Juegos serios III: Inmersión, 2009, 20 min.) muestra la experiencia de un centro de investigación dedicado al tratamiento de soldados que regresan de la guerra de Irak con trastornos postraumáticos. Los pacientes recrean las situaciones dramáticas con imágenes generadas por computadoras. Immersion, finalmente, cuestiona la posibilidad de recrear e, incluso, sustituir las imágenes de la memoria por medio de las tecnologías de realidad virtual.
Invitado por el Goethe-Institut, Farocki se presenta en marzo en la Argentina y ofrece una entrevista pública. Además, en la Universidad del Cine, dirige el workshop “El trabajo en una sola toma” junto con Antje Ehmann y participa del lanzamiento de su última antología, Desconfiar de las imágenes (Caja Negra Editora), que reúne ensayos escritos entre 1980 y 2010.
Educación
De martes a viernes a las 17 hs., y los sábados y domingos a las 15 y a las 17 hs., el Departamento de Educación organiza visitas guiadas para público general. Los martes de estudiantes –día de admisión libre para estudiantes y docentes– pone a disposición del público material de referencia para profundizar en los temas desarrollados en la exhibición.
Para más información sobre visitas guiadas, horarios y actividades para escuelas e instituciones: http://proa.org/esp/education.php / +54 11 4104 1041 / visitas@proa.org
Organizada por el Goethe-Institut Buenos Aires y Fundación Proa, la exhibición Harun Farocki cuenta con el auspicio de Tenaris – Organización Techint.
Harun Farocki (Alemania, 1944) es considerado uno de los artistas más radicales de la escena actual. Su obra está centrada en el análisis de las representaciones audiovisuales y las imágenes producidas por la sociedad contemporánea. En más de un centenar de filmes, realizaciones para la televisión, videos, instalaciones y ensayos sobre cine, Farocki busca revelar las formas de poder involucradas en la producción, registro y consumo de las imágenes, desde los comienzos de la historia del cine hasta los videojuegos y la realidad virtual. Farocki, como narrador, desaparece detrás de las imágenes; más que explicar, se preocupa por hacer visible aquello que la imagen oculta.
La exhibición presenta cinco instalaciones de Farocki realizadas en la última década. En la sala 1, la obra Eye / Machine II (Ojo / Máquina II, 2002, 15 min.) utiliza un vasto repertorio de imágenes bélicas históricas y actuales, otras grabadas por cámaras implantadas en misiles y simulaciones por computadora. Presentadas en dos videos sincronizados, las imágenes virtuales y las registradas en el campo de batalla a lo largo de la historia no dejan de plantear cuál es su poder en la construcción y la ejecución de la guerra.
La segunda sala exhibe las instalaciones Workers Leaving the Factory in Eleven Decades (Trabajadores saliendo de la fábrica durante once décadas, 2006, 36 min.), The Silver and the Cross (La plata y la cruz, 2010, 17 min.) y Parallel (Paralelo, 2012, 17 min.).
Workers…, una de las obras más emblemáticas de Farocki, muestra en doce pantallas, simultáneamente, distintas representaciones de los trabajadores en la historia del cine con una misma temática: escenas de obreros saliendo de la fábrica. El trabajo como cuestión también está presenta en The Silver and the Cross, donde Farocki examina exhaustivamente una pintura de Gaspar Miguel de Berrío de 1758 que retrata la extracción de plata en una mina de Potosí, comparando las condiciones de vida en el siglo XVIII con el relato de la ciudad actual. Parallel –la última videoinstalación realizada por Farocki– es un ensayo sobre el estatuto actual de las imágenes animadas por computadora. Si en el cine y la fotografía se cuestionaba su capacidad de representar la realidad, ¿la imagen generada digitalmente puede superar la “realidad” misma?
En la última sala, Serious Games III: Immersion (Juegos serios III: Inmersión, 2009, 20 min.) muestra la experiencia de un centro de investigación dedicado al tratamiento de soldados que regresan de la guerra de Irak con trastornos postraumáticos. Los pacientes recrean las situaciones dramáticas con imágenes generadas por computadoras. Immersion, finalmente, cuestiona la posibilidad de recrear e, incluso, sustituir las imágenes de la memoria por medio de las tecnologías de realidad virtual.
Invitado por el Goethe-Institut, Farocki se presenta en marzo en la Argentina y ofrece una entrevista pública. Además, en la Universidad del Cine, dirige el workshop “El trabajo en una sola toma” junto con Antje Ehmann y participa del lanzamiento de su última antología, Desconfiar de las imágenes (Caja Negra Editora), que reúne ensayos escritos entre 1980 y 2010.
Además, en la Universidad del Cine, dirige el workshop “El trabajo en una sola toma” junto con Antje Ehmann y participa del lanzamiento de su última antología, Desconfiar de las imágenes(Caja Negra Editora), que reúne ensayos escritos entre 1980 y 2010.
Desde el 2 de febrero de 2013, la Fundación Proa y el Goethe-Institut presentan a Harun Farocki, la primera exhibición individual del artista en la Argentina. Cinco videoinstalaciones realizadas entre 2002 y 2012, y un ciclo de cine que estrena sus últimas tres realizaciones, ofrecen un panorama completo del complejo universo conceptual de Harun Farocki, con el objetivo de develar los procesos ideológicos involucrados en la producción y recepción de las imágenes. En el Auditorio Proa, dará una entrevista pública sobre su obra audiovisual.
Harun Farocki (Alemania, 1944) es considerado un artista de los más radicales de la escena actual. Su obra está centrada en el análisis de las representaciones audiovisuales y las imágenes producidas por la sociedad contemporánea. En filmes, realizaciones para la televisión, videos, instalaciones y ensayos, Harun Farocki busca revelar las formas de poder que involucra la producción, registro y consumo de imágenes, desde los comienzos del cine hasta videojuegos y la realidad virtual. Harun Farocki, se preocupa por mostrar lo que la imagen oculta.
La exhibición presenta cinco instalaciones de Harun Farocki realizadas en la última década.
Harun Farocki (Alemania, 1944) es considerado uno de los artistas más radicales de la escena actual. Su obra está centrada en el análisis de las representaciones audiovisuales y las imágenes producidas por la sociedad contemporánea. En más de un centenar de filmes, realizaciones para la televisión, videos, instalaciones y ensayos sobre cine, Farocki busca revelar las formas de poder involucradas en la producción, registro y consumo de las imágenes, desde los comienzos de la historia del cine hasta los videojuegos y la realidad virtual. Farocki, como narrador, desaparece detrás de las imágenes; más que explicar, se preocupa por hacer visible aquello que la imagen oculta.
La exhibición que se puede visitar en Fundación Proa presenta cinco instalaciones de Farocki realizadas en la última década. En la sala 1, la obra Eye / Machine II (Ojo / Máquina II, 2002, 15 min.) utiliza un vasto repertorio de imágenes bélicas históricas y actuales, otras grabadas por cámaras implantadas en misiles y simulaciones por computadora. Presentadas en dos videos sincronizados, las imágenes virtuales y las registradas en el campo de batalla a lo largo de la historia no dejan de plantear cuál es su poder en la construcción y la ejecución de la guerra.
Desde el sábado 2 de febrero de 2013 el Goethe-Institut y Fundación Proa presentan Harun Farocki, la primera exhibición individual del artista en la Argentina. Cinco videoinstalaciones realizadas entre 2002 y 2012, y un ciclo de cine que estrena sus últimas tres realizaciones, proponen un panorama completo del complejo universo conceptual de Farocki, centrado en develar los procesos ideológicos involucrados en la producción y recepción de las imágenes.
Invitado por el Goethe-Institut, en marzo Farocki visita Buenos Aires para realizar el workshop "El trabajo en una sola toma" y presentar su último libro de ensayos Desconfiar de las imágenes (Caja Negra Editora) en la Universidad del Cine. Además, dialogará con el público sobre su obra audiovisual en Auditorio Proa.
HARUN FAROCKI. INSTALACIONES / CINE
Desde: Sábado 2 de febrero de 2013, 18 hs. Hasta marzo de 2013
Fundación Proa: Av. Pedro de Mendoza 1929 (y Caminito), Buenos Aires
Horario: Martes a domingo y feriados, 11 a 19 hs.
La guerra marca de manera central la propuesta audiovisual de Harun Farocki, que por primera vez expone individualmente en nuestro país. Por medio de cinco instalaciones audiovisuales, intenta generar en el espectador una reflexión sobre la producción, el consumo y el registro de las imágenes.
El artista nació en Novy Jicin, República Checa, anexada a Alemania, en 1944, un año antes del fin de la Segunda Guerra Mundial, y ha dedicado gran parte de su vida a hacer visible lo que la imagen oculta.
Es un artista radical, en el más estricto sentido europeo, que analiza el sentido de las imágenes producidas por la sociedad contemporánea, desde el inicio del cine hasta los videojuegos.
La Fundación Proa, en avenida Pedro de Mendoza 1929, de La Boca, expone hasta fines del mes próximo cinco instalaciones audiovisuales realizadas por Farocki entre 2002 y 2012, que requieren tiempo suficiente para verlas con mucha atención.
Farocki ha realizado más de un centenar de películas, documentales, videos, ensayos sobre cine e instalaciones y visitará Buenos Aires, invitado por el Instituto Goethe y la Fundación Proa, para presentar su libro Desconfiar de las imágenes (Caja Negra Editora), que compila sus ensayos entre 1980 y 2010.
"La guerra es el tema central en la poética de Farocki", señala Mercedes Longo Brea, guía de la Fundación Proa, al recorrer y compartir las sensaciones que generan las instalaciones audiovisuales montadas en tres salas: "Ojo Máquina II" (2002) tiene una duración de 15 minutos; "Trabajadores saliendo de la fábrica durante once décadas" (2006), de 36 minutos; "La plata y la cruz" (2010), de 27 minutos; "Paralelo" (2002), de 17 minutos, y "Juegos serios III: Inmersión" (2009), 20 minutos.
Son 105 minutos que llevan al público a reflexionar sobre las distintas preocupaciones de Farocki: desde el uso cinematográfico que se ha dado a las imágenes bélicas ("Ojo Máquina II") hasta el cine y la fotografía digital ("Parallel") y el dilema de si puede superar la realidad misma.
Es muy curioso cómo Farocki logra desnudar lo que no muestra la pintura de Gaspar Miguel de Berrío sobre la extracción de plata de una mina de Potosí en 1758. Farocki visitó Sucre y comparó con imágenes actuales la vida del siglo XVIII y cómo la sociedad de aquella época ocultaba la esclavitud y el maltrato a las personas dedicadas a esa actividad minera.
"En Potosí se registró el mayor genocidio de la región y «La plata y la cruz de Berrío» no representa el trabajo esclavo en relación con las minas. Luego de ver la obra en Sucre, Harocki tomó imágenes de la Potosí actual. La videoinstalación reflexiona sobre la representación pictórica", añade Longo Brea.
Doce televisores puestos sobre el piso exhiben distintas imágenes cinematográficas sobre el trabajo durante 11 décadas: desde las primeras tomas de los hermanos Lumière, en 1895, hasta Bailarina en la oscuridad, de 2006. Farocki intenta en esta puesta reflexionar sobre cómo se han expuesto al público el trabajo y la evolución laboral.
Nada es igual después de esta muestra porque cambia el concepto de lo que se ve y lo que se oculta.
Este es apenas un extracto de las declaraciones del príncipe Harry, el tercero en la línea sucesoria del trono británico, orgulloso porque sus pulgares hábiles “habían matado gente” durante las veinte semanas que pasó como copiloto de un helicóptero Apache en Afganistán.
El relato publicado por la BBC hacia fines de enero, espeluznante por su banalización del mal, bien puede relacionarse con algunas de las conclusiones de una muestra que visité días pasados en la Fundación Proa. Se trata de las videoinstalaciones del nacido en territorio alemán, en 1944, Harun Farocki, presentadas como antesala de las charlas y talleres que dará en Buenos Aires en marzo. Justamente, en la sala 1 aparece la que Farocki llama Ojo/Máquina, un video de 15 minutos en el que, a pantalla partida, el artista muestra una serie de imágenes de misiles teledirigidos que son utilizadas por las fábricas de armas como estrategia de marketing. Se trata de misiles de alto alcance con una cámara instalada que muestra cómo se va acercando a su objetivo a miles de kilómetros de distancia. Con esto Farocki intenta llamar la atención en aquello que Jean Baudrillard ya había señalado en ocasión de la guerra del Golfo, es decir, estamos frente a guerras donde aparentemente no hay muertos, guerras asépticas, pulcras, donde el objetivo es “virtualizado” y se convierte en un escollo similar al que hay que sortear en un videojuego para pasar de nivel; simulaciones que hacen que un pulgar rápido pueda verse igualmente virtuoso frente a un comando que puede disparar fuego virtual o real; compromiso emocional cero frente a un enemigo que “sólo desaparece” en el radar de la computadora. Todo, claro, relatado a cientos o miles de kilómetros de distancia por la cadena de noticias que tiene compromiso ideológico y/o comercial con la guerra en cuestión.
Pero esa suerte de borramiento de las fronteras entre lo ficcional y lo real vinculado a las condiciones de la guerra aparece en otra de las videoinstalaciones de Farocki cuyo título es emblemático “Juegos Serios III: Inmersión”. Aquí el interés recae en una forma de terapia llevada adelante a través de la propuesta del Institute for Creative Technologies. Se trata de la utilización de realidad virtual como ayuda a soldados con trastorno de estrés postraumático en el contexto de la invasión a Irak. El soldado narra la situación traumática (por ejemplo, una explosión de coche bomba a metros de donde él hacía guardia) y esta es recreada minuciosamente a través de la realidad virtual. Una vez hecha la recreación, del mismo modo que ocurre con los videojuegos actuales, el soldado a través de una prótesis conectada a la computadora y parecida a unos anteojos, se inserta en un mundo virtual para “sentirse allí” y “vivenciar”, con fines terapéuticos, la situación que dio lugar al trauma. Se supone, entonces, que visualizadas virtualmente aquellas representaciones alojadas en su memoria, será posible resignificarlas de manera tal que puedan hacer que el paciente sobrelleve mejor el trauma en su vida diaria.
Dejando de lado la temática de la guerra pero con un mismo hilo conceptual, otra de las videoinstalaciones de Farocki consta de doce televisores ordenados cronológicamente en los que simultáneamente el autor muestra el modo en que el cine, desde los hermanos Lumiére en 1895 hasta Lars von Trier en 2000, ha mostrado a trabajadores saliendo de una fábrica. Además de las obvias diferencias técnicas y de enfoque, el hecho de que Farocki mezcle cine de ficción con documentales da a entender que el límite entre ellos es, al menos, difuso, y que en estos últimos no existe una representación de la realidad superadora de la narrativa de ficción.
Por último, y pasando de largo aquella videoinstalación en la que se compara el modo en que se produce la extracción de minerales en la actualidad, en Potosí, con lo que allí mismo se hacía en el siglo XVIII y quedara inmortalizado en un cuadro de Gaspar Miguel de Berrio, la última presentación de Farocki, titulada “Paralelo”, reflexiona acerca de los modos en que la animación digital puede transformar la realidad misma retomando así un debate que se había dado en su momento con la irrupción de la fotografía y el cine.
Pero esta muestra en la que Farocki recoge trabajados de sus últimos 10 años se acerca a temáticas que había trabajado ya mucho antes. Por ejemplo, en “El fuego inextinguible”, de 1969, un video, con una extensión de apenas 21 minutos, alcanza para interpelar ferozmente la relación existente entre gobierno e industria química, en particular, para la producción de Napalm. Asimismo, se muestra el modo en que el tipo de producción segmentada estaba pensada para que los científicos, estudiantes y empleados que trabajaran en la empresa, o bien no se dieran cuenta lo que estaban construyendo o bien, al estar tan desligados del producto final, se sientan meros espectadores sin responsabilidad alguna por las consecuencias futuras del producto.
Dejando de lado la cuestión estricta de la guerra y haciendo más hincapié en la importancia de la imagen en su relación con los medios de comunicación, en 1992 Farocki realizó “Videogramas de una revolución”, un video que recopila registros audiovisuales en el marco del derrocamiento de Ceaucescu en Rumania. Allí se encuentran videos oficiales de un discurso del dictador vitoreado en la plaza mientras se escuchan disparos y el griterío de una multitud, seguido de los planos de esa misma cámara que, obligada a no mostrar ningún tipo de disturbio, enfoca hacia la pared de un edificio mientras sólo se oye al propio Ceaucescu pidiendo a la gente que se siente y se calme. Estos registros oficiales son, a su vez, intercalados con otros en los que ciudadanos rumanos graban a través de sus arcaicas cámaras el modo en que la noticia de la revolución es transmitida por el noticiero, sin dejar de lado, por supuesto, las imágenes de los rebeldes que ocupan durante cinco días la televisión pública entendiendo que una revolución se hace también desde la imagen.
Este pequeño repaso por alguna de sus obras muestra que Farocki parece estar atravesado por elementos del pensamiento del filósofo Michel Foucault, desde la fábrica como institución de encierro al ojo deshumanizado de una cámara que controla y que, si con ello no alcanza, también registra cada momento de ese destino trágico en el que, viajando en la cabeza de un misil, se aproxima a su objetivo para destruirlo. Pero, por sobre todas las cosas, estas construcciones de Farocki retoman el ya clásico tópico de la filosofía que distingue lo real y lo aparente, sólo que aquí esta distinción aparece puesta en tela de juicio y se denuncia que lo que se considera verdadero es sólo aquello que el poder determina como verdadero y que las imágenes esconden un detrás que no es el de la realidad, sino el del poder que las emite. Un poder que no es nuevo pero que, en una cultura de la imagen donde aparentemente la condición de existencia está en el ser visibilizado, se sirve de la tecnología para mostrar todo salvo una sola cosa: a sí mismo.
Desde el sábado 2 de febrero de 2013, el Goethe-Institut y Fundación Proa presentan /Harun Farocki/, la primera exhibición individual del artista en la Argentina. Cinco videoinstalaciones realizadas entre 2002 y 2012, y un ciclo de cine que estrena sus últimas tres realizaciones, proponen un panorama completo del complejo universo conceptual de Farocki, centrado en develar los procesos ideológicos involucrados en la producción y recepción de las imágenes.
Invitado por el Goethe-Institut, en marzo Farocki visita Buenos Aires para realizar el workshop "El trabajo en una sola toma"
Además, dialogará con el público sobre su obra audiovisual en el Auditorio Proa.
Fundación PROA in La Boca has recently inaugurated a new exhibition of renowned German video artist and filmmaker Harun Farocki. The exhibit consists of five video installations and screenings of his three latest films.
Farocki´s cinematographic universe is centered on the analysis of images produced by contemporary society and the forms of power involved in their production, exhibition and consumption. Eye/Machine II (2002), for example, examines the role of images and media in the construction of war, whilst Workers Leaving the Factory in Eleven Decades shows different representations of workers throughout film history.
La imagen muestra una fábrica del siglo XIX, de la que salen los trabajadores, mirada gacha, después de una jornada laboral. La escena tomada del primer documental de la historia –La sortie des usines Lumière à Lyon– de los hermanos Lumière (1895) dura 45 segundos y muestra a unos 100 empleados de una fábrica de artículos fotográficos de Lyon saliendo por dos portones y abandonando la imagen por ambos lados. En otros once televisores, y separados por décadas, otras imágenes muestran escenas similares. De películas como Metropolis de Fritz Lang (1927), hasta el drama musical Bailarina en la oscuridad del danés Lars von Trier, protagonizada por la cantante Börk (2000). Se trata de la instalación Trabajadores saliendo de la fábrica (1995) y su autor es uno de los artistas más radicales de la escena visual actual. Se trata de Harun Farocki, nacido en 1944 en la región checoslovaca entonces anexada a Alemania, y reconocido como uno de los más disruptores representantes del cine experimental.
Invitado por la Fundación Proa y el Goethe-Institut presenta su primera exhibición individual en la Argentina y en marzo visitará el país para dar charlas públicas. El sábado pasado inauguró esta atractiva exhibición que puede visitarse en Proa, Pedro de Mendoza 1929, del barrio porteño de La Boca.Respecto de su obra dedicada a la salida de trabajadores de las fábricas, Harun Farocki ha dicho: "Cuando se trata de conflictos sociales, la escena delante de una fábrica es muy significativa. Cuando se trata de la vida privada de un personaje de película, que en realidad comienza cuando ha terminado el trabajo, la fábrica queda relegada a un segundo plano. En Clash by Night, de Fritz Lang (1952) se ve a Marilyn Montoe en la línea de montaje, saliendo de la fábrica y hablando acerca de eso. Pero la existencia de fábricas y la existencia de estrellas de cine son incompatibles. Una estrella de cine trabajando en una fábrica evoca un cuento de hadas en el que la princesa debe trabajar antes de cumplir con su verdadero destino. Las fábricas, y toda la cuestión del trabajo, se encuentran en los márgenes de la Historia del Cine."
Injustamente desconocido en América Latina, Farocki es uno de los personajes más importantes del cine y video-arte contemporáneos. Descreído de las categorías, el artista mezcla en sus obras un poco de todo: filmaciones de archivos, fragmentos de video-juegos, fragmentos de documentales y hasta de películas dramáticas (como en la instalación que incluye Bailarina en la oscuridad, la película de Lars Von Trier).
Farocki también intenta, a través de sus trabajos, dejar al descubierto la ideología de una imagen y lo que va por detrás de la técnica que forma esa imagen. Esto puede verse en la exposición de Proa, por ejemplo, en el trabajo "La plata y la cruz", basado en la antigua pintura Descripción del Cerro Rico e Imperial Villa del Potosí, de Miguel De Berrío. "En la imagen se muestran los barrios de los trabajadores pero no se ven mujeres ni niños, ni tampoco el ganado", escribe Farocki. "Me parece razonable suponer que un episodio que fue el genocidio más grande de la Historia -el descubrimiento de América-debería mencionarse en alguna parte de esta imagen". Por eso el cineasta presenta, en esta obra, dos proyecciones con dos puntos de vista simultáneos, que recorren toda la pintura de De Berrío centímetro a centímetro, con grandes planos con zoom. Algunos llaman a esto "la doble vida de una imagen": porque ella tiene algo de "verdad" -basada en la realidad que nos rodea-, y mucho de "oscuridad", escondida en eso que toda imagen arrastra: lo borroso, lo que no quiere decir pero que, igual, aparece. La imagen sólo nos tira una línea, nos da un indicio; nosotros completamos el resto con nuestra imaginación (por eso, dicen por ahí: "Para saber, hay que imaginar").
Farocki lo comprende perfectamente, así como también sabe que una técnica puede, a veces, generar nuevas ideologías, y nuevas estructuras de pensamiento. Y esto se ve clarito en Proa, en una poderosa video-instalación: "Juegos serios III: inmersión". Para hacerla, Farocki visitó un taller donde se desarrollaba un tratamiento terapéutico con inmersiones en realidades virtuales, destinado a veteranos de la guerra de Irak. Lo que se dice, una terapia virtual para soldados. "Cuénteme qué recuerda", le dice, en la obra, el psicólogo al soldado; y él, con una especie de casco-pro-virtual puesto, le va describiendo las escenas dolorosas que vivió durante la guerra. Su mente está ahí, gracias a ese "casco" y a la inmersión en otra realidad, la virtual. ¿Consecuencias de la utilización de esta técnica...? Darle un nombre a la angustia vivida. Elaborar un trauma.
Crítico y radical, Farocki se distancia de los grandes popes del cine alemán -como Rainer Fassbinder o Werner Herzog-, tiene una preocupación constante por las imágenes como instrumento de control militar y social, por los movimientos invisibles del dinero y las mercancías, y por la naturaleza de la imagen y la mirada. Por todo esto, prepárese, si va a Proa: Farocki es incisivo. Eso sí, vaya con tiempo: cada video lleva lo suyo.
ORGANIZACIÓN: GOETHE INSTITUT BUENOS AIRES – UNIVERSIDAD DEL CINE – PROA
La presentación de videoinstalaciones de Harun Farocki, junto a un ciclo de cine que estrena sus últimas realizaciones, es el evento destacado de los meses de febrero y marzo de 2013.
Desde Workers Leaving Factory in Eleven Decades (2006), hasta Immersion (2009) y Parallel (2012), estas cinco instalaciones nos acercan al complejo y actual mundo del artista.
En marzo, y con la presencia de Farocki en Argentina, Proa cine presenta un ciclo dedicado a su filmografía reciente.
Proa inaugura la temporada 2013 el 2 de febrero con la presentación de cinco videoinstalaciones del cineasta y artista Harun Farocki. Invitado por el Goethe-Institut, en marzo, Farocki estará en la Argentina para presentar la exhibición y un ciclo de cine que estrena sus tres últimas realizaciones.
Considerado uno de los artistas más relevantes en la escena actual, Farocki se destaca por su creación cinematográfica como director, la realización de videoinstalaciones y su producción teórica a través de ensayos y escritos sobre cine. Desde sus inicios a fines de los años 60, su obra tiene un fuerte acento político tanto por sus temas –ya sea la guerra, el trabajo o los medios– como por el tratamiento de la imagen. Farocki interroga las imágenes, examina el modo en el que se crean, circulan y consumen, y construye una mirada sobre la mirada, un estudio inquietante sobre cómo las distintas técnicas audiovisuales configuran el mundo contemporáneo y a nosotros mismos.
Organizada por el Goethe-Institut Buenos Aires, la Universidad del Cine y Fundación Proa, la exhibición de Harun Farocki cuenta con el auspicio de Tenaris – Organización Techint.
Instalaciones
Eye / Machine II, 2002. 15 min.
Workers Leaving Factory in Eleven Decades, 2006. 36 min
Serious Games: Immersion, 2009. 20 min
The Silver and the Cross, 2010. 17 min
Parallel, 2012. 17 min
Filmes
Aufschub, 2007. 40 min
Zum Vergleich, 2009. 61 min
Ein neues Produkt, 2012. 37 min
Sobre Harun Farocki
Nació en 1944 en Novi Jicin, actual República Checa. En 1966 entró a la Academia de Cine y Televisión (DFFB) en Berlín, de la que fue expulsado en 1968 por razones políticas. Farocki ha escrito textos teóricos, guiones cinematográficos y televisivos. Su obra se expuso en la Documenta 12 de Kassel y en numerosas retrospectivas internacionales.
Las primeras películas de Farocki están marcadas por las ideas de la revolución cultural formuladas por la izquierda radical de la época. Fuego inextinguible (1968-69), sobre la fabricación de napalm para su uso en la guerra de Vietnam, toma uno de los temas por excelencia del movimiento estudiantil de esos años.
Paralelamente, realiza ensayos cinematográficos que cuestionan el uso del cine como medio pictórico. A través del montaje y la composición de imágenes filmadas y de archivo, Farocki produce un subtexto que deja al descubierto los contextos de significación técnicos, sociopolíticos y culturales en la producción, distribución y recepción de imágenes. En obras como Videogramas de una revolución (1992), realizada enteramente con found footage –imágenes tomadas de la televisión–, Farocki configura un orden narrativo completamente nuevo. En estos trabajos, tematiza las interacciones entre los procesos históricos y su representación en los medios.
Desde finales de la década de 1990, Farocki profundiza en la creación de obras en video para contextos de exhibición, como la Documenta 10, en 1997. Sus últimas instalaciones tratan acerca de la instrumentalización de la cámara como herramienta de supervisión y control: I Thought I Was Seeing Convicts (2001) revela la transición de una sociedad disciplinaria a una sociedad de control por medio del uso de imágenes de video de una cámara de seguridad. Del mismo modo, Eye / Machine (2002) muestra hasta dónde ha progresado el uso de imágenes con fines de supervisión técnica en los sectores civil y militar.
Desde el sábado 2 de febrero de 2013, el Goethe-Institut y Fundación Proa presentanHarun Farocki, la primera exhibición individual del artista en la Argentina. Cinco videoinstalaciones realizadas entre 2002 y 2012, y un ciclo de cine que estrena sus últimas tres realizaciones, proponen un panorama completo del complejo universo conceptual de Farocki, centrado en develar los procesos ideológicos involucrados en la producción y recepción de las imágenes.
Invitado por el Goethe-Institut, en marzo Farocki visita Buenos Aires para realizar el workshop "El trabajo en una sola toma" y presentar su último libro de ensayos Desconfiar de las imágenes (Caja Negra Editora) en la Universidad del Cine. Además, dialogará con el público sobre su obra audiovisual en Auditorio Proa.
Organizada por el Goethe-Institut Buenos Aires y Fundación Proa, la exhibición Harun Farocki cuenta con el auspicio de Tenaris – Organización Techint.
Harun Farocki (Alemania, 1944) es considerado uno de los artistas más radicales de la escena actual. Su obra está centrada en el análisis de las representaciones audiovisuales y las imágenes producidas por la sociedad contemporánea. En más de un centenar de filmes, realizaciones para la televisión, videos, instalaciones y ensayos sobre cine, Farocki busca revelar las formas de poder involucradas en la producción,registro y consumo de las imágenes, desde los comienzos de la historia del cine hasta los videojuegos y la realidad virtual. Farocki, como narrador, desaparece detrás de las imágenes; más que explicar, se preocupa por hacer visible aquello que la imagen oculta.
La exhibición que se puede visitar en Fundación Proa presenta cinco instalaciones de Farocki realizadas en la última década. En la sala 1, la obra Eye / Machine II (Ojo / Máquina II, 2002, 15 min.) utiliza un vasto repertorio de imágenes bélicas históricas y actuales, otras grabadas por cámaras implantadas en misiles y simulaciones por computadora. Presentadas en dos videos sincronizados, las imágenes virtuales y las registradas en el campo de batalla a lo largo de la historia no dejan de plantear cuál es su poder en la construcción y la ejecución de la guerra.
La segunda sala exhibe las instalaciones Workers Leaving the Factory in Eleven Decades(Trabajadores saliendo de la fábrica durante once décadas, 2006, 36 min.), The Silver and the Cross (La plata y la cruz, 2010, 17 min.) y Parallel (Paralelo, 2012, 17 min.).
Workers…, una de las obras más emblemáticas de Farocki, muestra en doce pantallas, simultáneamente, distintas representaciones de los trabajadores en la historia del cine con una misma temática: escenas de obreros saliendo de la fábrica. El trabajo como cuestión también está presenta en The Silver and the Cross, donde Farocki examina exhaustivamente una pintura de Gaspar Miguel de Berrío de 1758 que retrata la extracción de plata en una mina de Potosí, comparando las condiciones de vida en el siglo XVIII con el relato de la ciudad actual. Parallel –la última videoinstalación realizada por Farocki– es un ensayo sobre el estatuto actual de las imágenes animadas por computadora. Si en el cine y la fotografía se cuestionaba su capacidad de representar la realidad, ¿la imagen generada digitalmente puede superar la “realidad” misma?
En la última sala, Serious Games III: Immersion (Juegos serios III: Inmersión, 2009, 20 min.) muestra la experiencia de un centro de investigación dedicado al tratamiento de soldados que regresan de la guerra de Irak con trastornos postraumáticos. Los pacientes recrean las situaciones dramáticas con imágenes generadas por computadoras. Immersion, finalmente, cuestiona la posibilidad de recrear e, incluso, sustituir las imágenes de la memoria por medio de las tecnologías de realidad virtual.
Invitado por el Goethe-Institut, Farocki se presenta en marzo en la Argentina. El jueves 14 de marzo participa del lanzamiento de su última antología, Desconfiar de las imágenes (Caja Negra Editora), en la Universidad del Cine; y el sábado 16 de marzo ofrece una entrevista pública en Auditorio Proa. Además, en la Universidad del Cine, dirigirá el workshop El trabajo en una sola toma junto con Antje Ehmann, cuyos resultados se proyectan el viernes 22 de marzo a las 18 hs. con entrada gratuita en la Universidad del Cine.
HARUN FAROCKI. INSTALACIONES / CINE
Inauguración: Sábado 2 de febrero de 2013, 18 hs. Hasta marzo de 2013
Organización: Goethe-Institut Buenos Aires / Fundación Proa
Auspicia Tenaris – Organización Techint
Considerado uno de los artistas más relevantes en la escena actual,Farocki se destaca por su creación cinematográfica como director, la realización de videoinstalaciones y su producción teórica a través de ensayos y escritos sobre cine. Desde sus inicios a fines de los años 60, su obra tiene un fuerte acento político tanto por sus temas -ya sea la guerra, el trabajo o los medios- como por el tratamiento de la imagen. Farocki interroga las imágenes, examina el modo en el que se crean, circulan y consumen, y construye una mirada sobre la mirada, un estudio inquietante sobre cómo las distintas técnicas audiovisuales configuran el mundo contemporáneo y a nosotros mismos.
Organizada por el Goethe-Institut Buenos Aires, la Universidad del Cine y Fundación Proa, la exhibición de Harun Farocki cuenta con el auspicio de Tenaris -Organización Techint.
FilmesInstalaciones
Eye / Machine II, 2002. 15 min.
Workers Leaving Factory in Eleven Decades, 2006. 36 min
Serious Games: Immersion, 2009. 20 min
The Silver and the Cross, 2010. 17 min
Parallel, 2012. 17 min
Aufschub, 2007. 40 min
Zum Vergleich, 2009. 61 min
Ein neues Produkt, 2012. 37 min
Instalaciones y films de Harun Farocki (Alemania, 1944), uno de los artistas más radicales de la escena contemporánea, se presentan este sábado en Fundación Proa y constituyen la primera apuesta fuerte del año en lo que hace a exhibiciones en Buenos Aires. La muestra podrá visitarse hasta finales de marzo.
Farocki llegará a la ciudad en marzo para dar un taller en la Universidad de Cine y para presentar su último libro Desconfiar de las imágenes en el auditorio de Proa. El libro compila ensayos del artista desde 1980 hasta 2010.
En tanto se podrán apreciar sus obras, cinco de ellas instalaciones que son la marca visible de una carrera tumultuosa que incluye videos, realizaciones para televisión, películas y ensayos sobre cine. Su preocupación central como artista es la de revelar las formas de poder involucradas en la producción, registro y consumo de las imágenes, desde los comienzos de la historia del cine hasta los videojuegos y la realidad virtual. Farocki se preocupa por hacer visible aquello que la imagen oculta.
En la sala 1, la obra Eye / Machine II (Ojo / Máquina II, 2002, 15 min.) utiliza un vasto repertorio de imágenes bélicas históricas y actuales, otras grabadas por cámaras implantadas en misiles y simulaciones por computadora. Presentadas en dos videos sincronizados, las imágenes virtuales y las registradas en el campo de batalla a lo largo de la historia no dejan de plantear cuál es su poder en la construcción y la ejecución de la guerra.
La segunda sala exhibe las instalaciones Workers Leaving the Factory in Eleven Decades (Trabajadores saliendo de la fábrica durante once décadas, 2006, 36 min.), The Silver and the Cross (La plata y la cruz, 2010, 17 min.) y Parallel(Paralelo, 2012, 17 min.). Workers…, una de las obras más emblemáticas de Farocki, muestra en doce pantallas, simultáneamente, distintas representaciones de los trabajadores en la historia del cine con una misma temática: escenas de obreros saliendo de la fábrica.
En la última sala, Serious Games III: Immersion (Juegos serios III: Inmersión, 2009, 20 min.) muestra la experiencia de un centro de investigación dedicado al tratamiento de soldados que regresan de la guerra de Irak con trastornos postraumáticos. Los pacientes recrean las situaciones dramáticas con imágenes generadas por computadoras. Immersion, finalmente, cuestiona la posibilidad de recrear e, incluso, sustituir las imágenes de la memoria por medio de las tecnologías de realidad virtual.
El cineasta y videoartista alemán Harun Farocki visitará la ciudad de Buenos Aires en marzo para asistir a la presentación de algunas de sus películas y videoinstalaciones en la Fundación Proa y para ofrecer un seminario gratuito sobre realización, junto a su colega Antje Ehmann, en la Universidad del Cine.
Farocki se destaca por su creación cinematográfica como director, la realización de videoinstalaciones y su producción teórica a través de ensayos y escritos sobre cine.
Desde sus inicios a fines de los años 60, su obra tiene un fuerte acento político tanto por sus temas -ya sea la guerra, el trabajo o los medios- como por el tratamiento de la imagen.
Farocki interroga las imágenes, examina el modo en el que se crean, circulan y consumen, y construye una mirada sobre la mirada, un estudio inquietante sobre cómo las distintas técnicas audiovisuales configuran el mundo contemporáneo y a nosotros mismos.
Con el título Harun Farocki. Videoinstalaciones y filmes, el ciclo con sus obras comenzará un mes antes en la Fundación Proa (avenida Pedro de Mendoza 1929), el sábado 2 de febrero, e incluirá cinco de sus videoinstalaciones, desde la reconocida Workers Leaving Factory in Eleven Decades (2006), hasta sus más recientes Immersion (2009) y Parallel (2012).
En el mismo ciclo serán exhibidas sus películas Aufschub (2007), Zum Vergleich (2009) y Ein neues Produkt (2012).
En tanto, Farocki ofrecerá el seminario El trabajo en una sola toma, entre 11 al 22 de marzo, en la Universidad del Cine de Buenos Aires (pasaje Giuffra 330), con el objetivo de reflexionar sobre el trabajo de los directores y su relación con películas filmadas en una sola toma.
Farocki se destaca por su creación cinematográfica como director, la realización de videoinstalaciones y su producción teórica a través de ensayos y escritos sobre cine.
Desde sus inicios a fines de los años 60, su obra tiene un fuerte acento político tanto por sus temas -ya sea la guerra, el trabajo o los medios- como por el tratamiento de la imagen.
Farocki interroga las imágenes, examina el modo en el que se crean, circulan y consumen, y construye una mirada sobre la mirada, un estudio inquietante sobre cómo las distintas técnicas audiovisuales configuran el mundo contemporáneo y a nosotros mismos.
Con el título ?Harun Farocki. Videoinstalaciones y filmes?, el ciclo con sus obras comenzará un mes antes en la Fundación Proa (avenida Pedro de Mendoza 1929), el sábado 2 de febrero, e incluirá cinco de sus videoinstalaciones, desde la reconocida Workers Leaving Factory in Eleven Decades (2006), hasta sus más recientes Immersion (2009) y Parallel (2012).
En el mismo ciclo serán exhibidas sus películas ?Aufschub? (2007), ?Zum Vergleich? (2009) y ?Ein neues Produkt? (2012).
En tanto, Farocki ofrecerá el seminario ?El trabajo en una sola toma?, entre 11 al 22 de marzo, en la Universidad del Cine de Buenos Aires (pasaje Giuffra 330), con el objetivo de reflexionar sobre el trabajo de los directores y su relación con películas filmadas en una sola toma.
(Télam)
Desde el sábado 2 de febrero de 2013, el Goethe-Institut y Fundación Proa presentan Harun Farocki la primera exhibición individual del artista en la Argentina.
Cinco videoinstalaciones realizadas entre 2002 y 2012, y un ciclo de cine que estrena sus últimas tres realizaciones, proponen un panorama completo del complejo universo conceptual de Farocki, centrado en develar los procesos ideológicos involucrados en la producción y recepción de las imágenes.
Invitado por el Goethe-Institut, en marzo Farocki visita Buenos Aires para realizar el workshop "El trabajo en una sola toma" y presentar su último libro de ensayos Desconfiar de las imágenes (Caja Negra Editora) en la Universidad del Cine. Además, dialogará con el público sobre su obra audiovisual en Auditorio Proa.