Prensa Publicada

  • Título: Especificidades en Proa
    Autor: Melina Berkenwald
    Fecha: 17/02/2012
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    Cinco nuevas propuestas de los artistas argentinos Gabriel Baggio, Daniel Joglar, Irina Kirchuk, Andrés Paredes y Augusto Zanela, conforman la exhibición que tiene por nombre “Fuga versátil”. La muestra, curada por Julio Sánchez y producida por Santiago Bengolea, se puede observar y recorrer en los dos pisos superiores de la Fundación PROA, ofreciendo al visitante un complemento de la exhibición de las salas per se titulada “Dioses, ritos y oficios del México prehispánico” que se detecta con solo leer ambos títulos. Una contraposición y un contrapunto, y nuevamente un complemento, que habla también de la continuidad y de los posibles puentes entre tiempos pasados y tiempos presentes y sus respectivos modos de hacer, pensar y percibir el mundo.

    Concretamente en “Fuga Versátil” el tiempo actual, el espacio real y la arquitectura edilicia son ejes claves para una propuesta expositiva de trabajos que suelen conocerse y llamarse site-specific. Una exhibición de artistas contemporáneos que podría a su vez denominarse “exhibición específica”; todos los trabajos que la componen fueron pensados y realizados especialmente para el lugar y en función de espacios del edificio no utilizados habitualmente para las exhibiciones de sala. Techos, esquinas, pasillos, vidrios, terrazas, ascensores y escaleras, son algunos de los sitios y temas posibles para instalar y pensar un trabajo nuevo tanto para el lugar como para la fecha. Solo para la fecha y durante la misma, pues la mayoría de estas obras desaparecerá al finalizar la exhibición.

    Según se ingrese por un lado u otro del edificio, se verá primero una u otra obra de este quinteto de trabajos, revelando así los distintos accesos posibles dentro del edificio, y la fuga particular que tiene la Fundación PROA internamente y hacia el espacio que la sostiene y la rodea. El recorrido no tiene ni principio ni final, o simplemente tiene varios.

    Al subir por la escalera, el trabajo de Zanela se eleva en líneas negras sobre el blanco fondo, y une, ingeniosamente, un sector compuesto por planos de techos y paredes disociados pero contiguos. Una gran forma circular pensada desde una suerte de anamorfosis va y viene construyendo dicha geometría que se arma o desarma según desde donde se la observe. En el piso, unos metros más allá del trabajo, la misma forma ahora como miniatura, le marcan al espectador el sitio exacto desde donde ver la composición en su forma cerrada y perfecta, proponiendo así una acción y un detenimiento, un silencio o un descanso en el recorrido del espacio.

    Uniendo techo a pared, y con el tinte poético que da el azul en todas sus acepciones simbólicas, acuáticas y aéreas, Joglar concentra su trabajo en un sitio que ahora se percibe claramente como pasaje. El artista devela así la función conectora de ese túnel-puente, ahora azulado, que une la librería a las escaleras y al auditorio. El techo, casi cielo, se junta a las paredes que parecen cortinados de líneas y líneas que suben y bajan en distintos grosores siempre delicados. Hechas con tiza color azul, polvorienta pero precisa, las líneas cambian por la desintegración constante de esa composición arenosa que es tan tentadora al tacto del que camina, y que sin querer (o queriendo) a veces la toca y la desarma, reafirmando la transitoriedad de su materia intrínseca.

    Llegamos a la altura del piso superior en donde Kirchuck envuelve en plásticos gruesos y brillantes la caja gris del bloque que contiene y guía al ascensor. Pliegos coloridos forman una suerte de vestido veraniego, como un chiripá que pende de tirantes. La obra es un juego de tensiones que unen esa forma funcional desde un lugar orgánico y sensorial. Lo pesado de esta caja se vuelve alegre, maleable. Atrae en brillo y color, como un helado de frutas frescas que hacen eco con las comidas del restaurant ubicado en ese mismo piso, y por supuesto con los colores de La Boca y el espíritu del presente de la muestra.

    Un poco más arriba aún asoman unas libélulas verdes en pleno vuelo. Hechas con lonas caladas a mano, este trabajo puntilloso y metódico de Paredes acerca el aire particular del Riachuelo a la transparencia del vidrio. Insectos del cielo y del agua vuelan. Conversan por materialidad y por técnica con los papeles calados y coloridos de las fiestas populares Mexicanas, recordando tangencialmente y desde otro tiempo esa otra exhibición de rituales y oficios de las salas de PROA.

    Así también, el trabajo de Baggio devuelve al presente algo del oficio y del decorado del ritual hogareño del mantel de la mesa. Las flores de un textil de antaño ahora empapelan el balcón de la terraza y se posan en los individuales de las mesas del restaurante. Una enredadera floral, un recuerdo ahora vivo, parece dar aún más luz natural a la terraza siempre bella de este sitio. Las flores van y vienen por el espacio, marcando el contorno y la extensión de esa larga baranda, enmarcando así el horizonte en altura y la tan particular vista del Riachuelo y de sus puentes.

    Cada trabajo tiene su sitio, específico también en color, materia y dimensión. Las obras y el espacio de PROA se recorren y observan de modo diferente. Los espacios no intervenidos resaltan también, a veces como silencios necesarios, otras como neutralidades, y vuelven a verse y a brindarse. El edificio de PROA se despliega así en una de sus tantas maneras posibles, mostrando la maleabilidad de su estructura, la identidad de la arquitectura de su cuerpo y su particular emplazamiento.



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  • Título: El diálogo interior
    Autor: Celina Chatruc.
    Fecha: 03/02/2012
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    De lejos parece perfecta. La esfera negra, plana, evoca un mundo sin fisuras. Pero basta correrse unos centímetros de esa marca señalada en el piso para que las líneas se disloquen y adquieran formas más complejas, dimensiones insospechadas. Simple y contundente, la obra que Augusto Zanela realizó en Fundación Proa para la muestra Fuga versátil cumple una de las principales funciones del arte: ayudarnos a salir de nuestro punto de vista, a modificar la percepción.
    Ése fue también uno de los objetivos que impulsó a Santiago Bengolea, coordinador del espacio contemporáneo de Proa, a convocar a artistas para que realizaran instalaciones site specific (proyectadas para un lugar específico) en cualquier espacio no expositivo de la fundación. En el imponente edificio de La Boca diseñado por el estudio italiano Caruso-Torricella pueden optar por los pasillos, las ventanas, las escaleras, los baños o el techo, donde el misionero Andrés Paredes pegó para esta ocasión varias libélulas de papel.
    Irina Kirchuk prefirió envolver con plásticos de colores las paredes que rodean el ascensor. Su intervención será ampliada cuando Proa inaugure en marzo una gran muestra dedicada a la Bienal de Lyon, en la que Irina participó.
    Daniel Joglar y Gabriel Baggio completan el grupo convocado por Julio Sánchez, curador elegido por Bengolea para Fuga versátil . Joglar transformó con sutiles líneas de tiza azul el clima del pasillo de entrada a la librería, mientras que Baggio se apropió de la pared de la terraza para crear un gran "jardín" de flores, con vista al río.
    Las obras site specific suelen desaparecer cuando termina una muestra; sólo queda la documentación. Por eso Bengolea suma fotos, videos y notas en Internet a los catálogos editados en papel y define esta forma de expresión contemporánea como un "espacio virtual", concepto clave en sus proyectos.
    Nieto de un arquitecto que diseñó varios importantes edificios de Buenos Aires a principios del siglo XX, no sólo impulsa RED Galería (www.redgaleria.com) y Proyecto RED (www.proyectored.net), sino que construye redes invisibles entre una fundación, un museo y una universidad, al coordinar intervenciones site specific en Proa, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y la Universidad Católica Argentina.
    Por otra parte, estos proyectos generan también un fuerte vínculo con la realidad, ya que los artistas se ven obligados a dejar su taller, dialogar con el espacio, elegir los materiales apropiados y trabajar en el lugar, con límites de tiempo y presupuesto, ante la mirada del público y de sus colegas.
    De ese intercambio nace una recreación del mundo, una invitación a transformar lo cotidiano. Un gesto que señala una pared, un escalón, una ventana, para mostrarnos que es posible ver la vida de otra manera.

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  • Título: Proa: tocata y fuga en los muros de la fundación
    Autor: Cristina Civale
    Fecha: 02/02/2012
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    Fundación Proa continúa presentando una nueva edición del ciclo de intervenciones artísticas en el Espacio Contemporáneo: propuestas especialmente pensadas para reflexionar sobre el diseño arquitectónico y desafiar los espacios expositivos.
    Proa invitó esta vuelta al crítico y curador Julio Sánchez que, a su vez, convocó a  cinco artistas que intervinieron diferentes zonas de la Fundación con proyectos site-specific, obras que proponen una nueva mirada del espacio elegido. Desde las escaleras hasta los baños adquieren inquietantes perspectivas de interacción con las obras creadas efímera y específicamente para estos espacios.
    Fuga versátil, la propuesta en curso, arrancó el 12 de noviembre  de 2011 y continuará hasta el 12 de febrero.
    Presenta obras de Gabriel Baggio, Daniel Joglar, Irina Kirchuk, Andrés Paredes y Augusto Zanela. Curada por Julio Sánchez, la muestra construye, en  palabras de Sánchez, “una verdadera fuga, un contrapunto de voces que se meten en el espacio para generar una combustión vibrante de formas y color”.
    Gabriel Baggio expande “sus flores” por la pared de la terraza. Las rayas sutiles de Daniel Joglar toman el “pasaje” que está entre la Librería y el foyer. Irina Kirchuk elige el contorno del ascensor en el segundo piso; Andrés Paredes ubica su libélula en el Café y Augusto Zanela instala su visión del mundo en la entrada del Auditorio.
    Fuga versátil cuenta con la coordinación de Santiago Bengolea y el auspicio de Ternium  y a su vez “juega” con las obra de las muestra principal que exhibe la fundación, Dioses, ritos y oficios del México prehispánico.
    Todo esto durará hasta el 17 de marzo cuando se inaugure en la Fundación un recorrido excluivo por la exitosísima y prestigiosa Bienal de Lyon que tuvo lugar el año pasado en dicha ciudad y fue curada por la argentina Victoria Northoorn. Un nuevo lujo que Proa arrima a Buenos Aires.

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  • Título: Banda en fuga
    Autor: Laura Ísola
    Fecha: 08/01/2012
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    Al mismo tiempo que se estaba pensando en un arte público, de intervención de espacios destinados o no a funciones artísticas, se planteaban sus críticas. Ambas reflexiones sobre cómo intervenir, o no, lo público, tuvieron su reflejo en el plano de las ideas en el comienzo de los años 70. Así pasa, casi siempre, en el campo cultural. Lo que sorprende de este caso es la sincronización para instalar el site-specific arte, línea artística que consiste en montar en plazas, paredes, espacios abiertos, obras de arte realizadas con ese sentido y que desaparecerán, muchas de ellas, una vez terminada la experiencia  y su contracara, el plop art. Nacer al arte con su contrario en la misma bolsa uterina de pensamiento es muy sugerente, ya que la crítica, en el sentido teórico y no de la doxa, parece intrínseca a su esencia. El primero que habló de site-specific fue Robert Irwin, el artista californiano que abrió sus obras más a la experiencia sensible y menos a la racionalidad. Por su parte, el plop art –término derivado de pop art, lo que significa algo que cae pesadamente y alude a los excrementos en una de sus posibilidades onomatopéyicas– tuvo a James Wines, un arquitecto que definió a esta corriente de manera peyorativa, por los mismos años. No es difícil entender que al estar “lo público” entre medio, la controversia es factible. Desde la intrusión más simple hasta llegar a hacerse de un espacio que pertenece a todos pero que está controlado artísticamente por muy pocos, los mecanismos de defensa desde posiciones progresistas hasta las más conservadoras pusieron su grito en el arte.

     

    Y si bien el tiempo ha pasado y los edificios, plazas, paseos, espacios aéreos, y todo aquello en lo que el site specific haya podido posar sus trabajos, han atravesado esa delgada línea de transformación que de un momento a otro dejan de ser algo para ser hecho artístico. Cada vez que este tipo de obra se realiza, la pregunta sobre si es o no es arte se recupera. Eso, imagino, es lo que Santiago Bengolea tiene en mente al proyectar estas formas de arte en las paredes y espacios alternativos de PROA. Seguro que es de lo que habla con los artistas que convoca y hasta será el tema que le propone al curador de turno. En el caso de Fuga versátil, su último proyecto que puede verse hasta el 12 de enero, Gabriel Baggio, Daniel Joglar, Irina Kirchuk, Andrés Paredes, Augusto Zanela y Julio Sánchez, como curador invitado, hicieron un trabajo de conjunto en que quedan muy claras las individualidades. Baggio y Paredes corrieron el riesgo de confundirse con experiencias decorativas: las flores con la que tapiza el balcón el primero, y las libélulas que cuelgan del techo o se posan en el vidrio central del segundo remiten a una naturaleza artificial que, por momentos, puede resultar insuficiente. Joglar y Kirchuk, en cambio, apostaron a una intromisión más subrayada. Con la literalidad de la línea obsesiva, Joglar trazó cuantas pudo en varios espacios y con un gesto más brutal, no necesariamente de mayor impacto, Kirchuk cambió el frío y liso alumnio del ascensor por un revestimiento de colores fundidos. Por último, el que encuentra el tono perfecto sin vacilaciones y con el acabado perfecto que sabe darles a sus obras es Augusto Zanela. Luego de tomar parte de pared y techo con el logo de la tierra, invita a una experiencia óptica guiada por la anamorfosis. Con las dosis justas de ejercicio racional y el deleite estético, su obra parece confirmar  una frase que Irwin hizo suya: “Ver es olvidarse el nombre de las cosas que uno ve”.



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  • Título: Arte a medida interviene la arquitectura de Proa
    Autor: Ana Martínez Quijano.
    Fecha: 17/11/2011
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    La Fundación Proa de La Boca exhibe en estos días los trabajos de Augusto Zanela, Daniel Joglar, Irina Kirchuk, Andrés Paredes y Gabriel Baggio, artistas que intervienen su flamante edificio. Las obras, no sólo interrumpen lugares atípicos de la arquitectura sino que además se ofrecen como un respiro, frente a la intensidad y densidad de la excelente exposición de arte precolombino, «Dioses, ritos y oficios del México prehispánico», que ocupa todas las salas de Proa.

    El año pasado Santiago Bengolea comenzó a coordinar una serie de exhibiciones con el formato «site specific», el arte hecho «a medida», que el nomadismo artístico y las exigencias de ferias y bienales pusieron en el candelero.

    Otro rasgo decisivo del site specific es el lenguaje espacial, el diálogo que suele entablar con la arquitectura. La exhibición «Fuga versátil», curada por Julio Sánchez, comienza por transformar, gracias a la obra de Joglar, el ancho y ahora vibrante pasillo que se abre a la biblioteca. Como un mago, el artista pintó con polvo de color azul, sabiamente distribuido, unas líneas verticales donde las breves ondulaciones inducen a recordar las secuencias rítmicas de un electrocardiograma o encefalograma, el rastro que acaba por dejar el palpitar del corazón o el pensamiento.

    La neutralidad blanca de esas paredes ha desaparecido. Al igual que las instalaciones, algunas obras site specific incorporan de modo explícito al espectador, provocan una sinergia que se constituye en una de sus principales características. La obra de Zanela está ubicada al final de la escalinata que conduce al Auditorio: allí se divisan las líneas negras de los meridianos y paralelos que cruzan el mundo, aparecen quebradas y en abierto desorden. No obstante, acaso como potente metáfora de las posibilidades humanas, Zanela recurre al fenómeno óptico de la anamorfosis y coloca una señal en el piso a una distancia precisa: un pequeñísimo mundo donde deberá pararse el espectador para echar otra mirada. Desde ese lugar, las coordenadas geográficas que estaban distorsionadas recuperan su forma, el mundo vuelve a ser una esfera.

    Kirchuk recubrió con plásticos de colores el cubo del ascensor de hormigón al descubierto. El material modelado con fuego llama la atención por sus características. Por un lado está la afinidad de esos colores chillones con los de las casitas de lata de La Boca; por otro lado, las sensaciones que suscita la condición lustrosa e impermeable del plástico, difiere de la fragilidad que ostenta la chapa. El plástico acaba por mostrar su vulgar estridencia en medio del paisaje precario que se levanta junto al Riachuelo.

    La obra de Paredes domina la cafetería. Se trata de una libélula gigantesca y oscura que vuela directo hacia la luz que ingresa por la cúpula vidriada. A través de los cristales se vislumbran otras libélulas que se desplazan en prolija formación, como un escuadrón que conoce su destino y la trayectoria de vuelo. El crecimiento prodigioso de las libélulas se percibe entonces como algo anómalo, la gracia de sus formas excesivas, acaba por resultar inquietante, casi como un mal presagio en este mundo cambiante. La imaginación de Paredes está ligada a la naturaleza y al origen; su tema, es el viaje. El artista nació en Misiones y un impulso atávico determina el deseo de volver a ese territorio con la tierra colorada y una selva húmeda, dónde bulle la vida.

    Baggio brinda pruebas de su talento. El artista plantó un jardín, empapeló la baranda de la terraza de Proa con un diseño de flores, y así cambió el lugar de un modo rotundo. El espectador queda envuelto en el clima que generan las series repetitivas de un «pattern», una forma rítmica del arte cuyo origen es tan viejo como el hombre. La obra evoca antiguos «patrones» que bien podrían tener un significado místico o simbólico que se desconoce. Pero las flores invitan a sumergirse en una dimensión estética tranquilizadora.

    Al igual que las manchas de color que configuran las matas de flores dispersas en un parque, los motivos de Baggio impresos en los mantelitos se expanden e ingresan a las mesas de la cafetería. ¿Se trata de un homenaje a las artes decorativas? La necesidad de regodearse en la belleza está colmada.

    Finalmente, como las flores de verdad, el arte site specific suele ser efímero. Por lo general son obras pensadas para ser desmontadas luego de su exhibición y su supervivencia en el tiempo depende de los registros fotográficos o videos que las documentan. La Fundación Proa fue pionera en este tipo de exposiciones. El estadounidense Sol LeWitt, figura emblemática del arte conceptual, envió a La Boca las instrucciones precisas para pintar un mural que diseñó «a distancia» y específicamente para una de sus salas. La obra permaneció detrás de un panel durante años: nadie se atrevía a destruirla. Hasta que, para ampliar la Fundación, fue preciso tirar abajo esa pared y, recién entonces la condición efímera que reclamaba LeWitt acabó por ser respetada.

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  • Título: En exhibición
    Autor:
    Fecha: 17/11/2011
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    Continúa en la fundación Proa de la Boca la intervención «Fuga versátil», un nuevo proyecto de intervenciones a cargo de los artistas Gabriel Baggio, Daniel Joglar, Irina Kirchuk, Andrés Paredes y Augusto Zanela. (Av. Pedro de Mendoza 1929).

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  • Título: Fuga versátil
    Autor:
    Fecha: 14/11/2011
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    Bajo la curaduría de Julio Sánchez, se presenta un nuevo proyecto de intervenciones a cargo de los artistas Gabriel Baggio, Daniel Joglar, Irina Kirchuk, Andrés Paredes y Augusto Zanela

     

    Los artistas eligen e intervienen espacios que modifican la arquitectura de la sede



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  • Título: Inauguración de "Fuga Versátil" en Fundación Proa
    Autor:
    Fecha: 12/11/2011
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    EL sábado12 a las 17hs inaugura "Fuga Versátil", exposición de intervenciones en el edificio de Fundación Proa, Buenos Aires. Participan: Augusto Zanela, Daniel Joglar, Irina Kirchuk, Andrés Paredes y Gabriel Baggio. Curador: Julio Sánchez. Idea y Producción : Santiago Bengolea.

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  • Título: Proa, POPA y el Puente iluminado durante la Noche de los Museos
    Autor:
    Fecha: 12/11/2011
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    • El sábado 12 de noviembre, Fundación Proa vuelve a sumarse a la ya consolidada Noche de los Museos de la ciudad de Buenos Aires, y con una programación especial, invita a experimentar la variedad de propuestas del barrio de La Boca.

       

      Desde las 17 hs. y hasta la medianoche, Proa abrirá sus puertas para el público con admisión libre, y la oportunidad de recorrer la exhibición Dioses, ritos y oficios del México prehispánico, curada por David Morales Gómez: más de 150 piezas arqueológicas de la zona del Golfo de México antes de la conquista española, reunidas por primera vez. Un patrimonio de excepción, que impacta por la belleza y la fuerza simbólica de los diferentes objetos presentados, provenientes de 13 museos mexicanos, dos casas de cultura, una zona arqueológica y el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH).

      También desde las 17 hs., la inauguración de la exhibición Fuga versátl se sumará a esta jornada especial: curada por Julio Sánchez, Fuga versátil invade el Espacio Contemporáneo de la Fundación y presenta obras site-specific de los artistas Gabriel Baggio, Daniel Joglar, Andrés Paredes, Irina Kirchuk y Augusto Zanela: una nueva edición del ciclo de intervenciones que reflexiona sobre la arquitectura y desafía los límites expositivos de la Fundación, coordinada por Santiago Bengolea.

      A las 17:30 hs., el crítico y escritor Alan Pauls presentará el filme chino 24 City, del realizador Jia Zhang Ke. Entre el documental y la ficción, la película retrata con agudeza la problemática china contemporánea a partir del cierre de una planta industrial aeronáutica. 24 City será proyectado en cuatro únicas funciones, marcando así el cierre del ciclo de cine y política de Pauls, con admisión general de $15.

      Además, el Café y la Librería Proa permanecerán abiertos hasta la medianoche.

      Desde las 20 hs., el evento Lluvia de arañas sobre el Riachuelo intervendrá el puente transbordador Nicolás Avellaneda con un impactante despliegue lumínico y sonoro, producido por el artista Sigismond de Vajay para su proyecto multidisciplinario Of Bridges & Borders. Con la actuación de los colectivos musicales Buenos Aires Sonora, Biosphere (Noruega) y Scanner (Inglaterra), Lluvia de arañas repartirá velas sobre el Riachuelo y pondrá en escena decenas de lámparas de tipo “arañas”, en una acción orientada a señalar y recuperar el lugar como espacio eco-sensible.

      Como actividad recomendada, Proa invita a visitar la galería y espacio de arte POPA, ubicada a metros de la Fundación, en la calle Lamadrid 882. Inaugurada en febrero de 2011 por la dupla Bosco-Johannes, POPA funciona en una casona del siglo XIX típica de La Boca. Suerte de contracara de Proa, POPA presenta este sábado la muestra de Ximena Larraín y Nahuel Rando, Social Man Fighter: un singular planteo del conflicto como motor de construcción social, en clave de videojuego y cultura digital. La oferta gastronómica y el clima distendido característicos acompañan la invitación.



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