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En una propuesta atípica para lo que hace a las exposiciones de arte, el espacio experimental Proa 21 de La Boca presenta hasta fines de abril en su sala principal "El Flasherito Diario. Laboratorio Periodístico de Artistas", una suerte de redacción acondicionada para reunión de sumarios con la intención de pensar a la escritura también como un gesto artístico.
Una larga mesa, sillas, mate, una máquina de escribir Olivetti y un gran pizarrón donde volcar ideas, además de algunos dibujos en las paredes de la sala, conforman esta suerte de laboratorio materializado como reunión de sumarios que capitanean Leo Estol, Andrés Aizicovich y Liv Schulman, un equipo de artistas y periodistas que publican El flasherito desde el año 2013, a través de textos con los que buscan salirse de los márgenes, y que acaban de sumar a Alfredo Jaramillo, con larga experiencia en redacciones.
En las salas donde anteriormente hubo pinturas, dibujos o esculturas, Proa 21 presenta esta vez lo que sería el centro de operaciones de la redacción de El Flasherito, desde la idea de que si el arte contemporáneo funciona como un campo de pensamiento alternativo, la escritura en ese campo aún funciona y cumple un rol social de forma más analítica y directa.
"Si bien esto no es exactamente una muestra, opera en el espacio de Proa 21 que funciona como laboratorio de experiencias más cercano a un work in progress; no exhibir un trabajo concluido, sino el desarrollo de un proyecto, y en este caso esto que estamos presentando está entre la inmaterialidad de las ideas y cierta materialidad que es la del papel", dice a Télam Andrés Aizicovich.
- Télam: ¿Cómo es la experiencia del visitante que viene a Proa 21 a este laboratorio periodístico de artistas?
- Alfredo Jaramillo: Nuestro objetivo es siempre estar trabajando en reuniones de sumarios, en la redacción, con entrevistas, proyectando algunas imágenes creando muestras virtuales en la pared. La idea es que el visitante quiera hacer algo, que escriba o exponga los temas de un sumario.
- Andrés Aizicovich: Que la gente vea lo que va pasando en la redacción, como si alguien se filtrara en la redacción de una diario o una agencia de noticias y empezara a fisgonear. La diferencia es que a nosotros nos interesa incorporar a ese visitante en los distintos estratos, pensamos en una convocatoria para reseñas. Pero también refutar o polemizar con nosotros es algo bienvenido, en ese sentido, es como una especie de redacción a puertas abiertas.
- T: ¿Qué inquietudes plantean respecto a la dupla arte y periodismo?
- Leo Estol: Pensamos al arte y al periodismo como espacios de vinculación entre las personas. Por más de que tengan dos perfiles totalmente distintos hay una cuestión común que es la expresión, la necesidad de llegar al otro. En este momento de crisis del periodismo y de los medios, es la oportunidad de llevar el periodismo a otras maneras.
- ¿El Flasherito toma un posicionamiento con respecto al estado actual del periodismo y al estado actual del arte?
- A.A.: La idea ahora es enfocarnos más en el periodismo cuando históricamente simplemente jugábamos con ese formato. El periodismo hoy en día va en búsqueda de la verdad, mientras que en el arte jugamos con la ficción todo el tiempo. Nosotros éramos artistas jugando a ser periodistas y ahora, como fue mutando el proyecto, nos interesa empezar a hacer preguntas más insidiosas, en parte por un vacío que encontrábamos en nuestro campo. El campo del arte a nosotros nos estimula muchísimo y nos llena de preguntas que escapan a lo reseñístico o el comentario, sino que empapa otros sectores de la sociedad desde lo económico, lo político, lo social. Nos interesa enviar signos de interrogación a todos esos campos.
- T: ¿Cómo hacen para que no se convierta en algo utópico?
- A.A.: Nos interesa hacer no crítica "del" arte sino crítica "desde" el arte. No nos interesa comentar la obra de nuestros colegas sino pensar críticamente en nuestro campo que es donde entra el periodismo con estas preguntas que nadie parece estarse haciendo.
"El Flasherito Diario. Laboratorio periodístico de artistas" funciona hasta fines de abril, de jueves a domingos de 15 a 19, en Proa 21, Avenida Pedro de Mendoza 2073, en el barrio porteño de La Boca. (Télam)
El diario "El Flasherito", desde el 16 de este mes, se traslada a La Boca, a PROA21, a modo de redacción abierta, será un laboratorio periodístico para el debate y el hacer del pensamiento artístico. INFOnews dialogó con uno de los "históricos" fundadores: el artìsta Andrés Aizicovich, quien junto a Leo Estol y Liv Schulman, fueron los pioneros del mencionado medio, allá por 2013.
Aizicovich (1985) tiene estudios en Artes Visuales en Instituto Universitario del Arte con orientación pintura y en el Programa de artistas de la Universidad Torcuato Di Tella. Realizó muestras individuales y colectivas en galerías y museos Palais de Tokyo (París, Francia), Galería Inmigrante, Galerie Papillon (París, Francia) Jardín Oculto, SESC Sorocaba, (San Pablo, Brasil), Museo de Arte Moderno de Cuenca (Ecuador), La Zona/The Drawing Center (New York, EE.UU), Museo MUNTREF Hotel de los Inmigrantes.En 2017 obtuvo el premio Braque por el que realiza una residencia de seis meses en la Cité Internationale des arts en París.
INFONEWS: ¿Estás movilizado por la llegada a PROA21 con El Flasherito?
Andrés Aizicovich: Nos sentimos muy entusiasmados de comenzar esta colaboración PROA21 y El Flasherito; la invitación fue providencial para nosotros porque significa la posibilidad de instalar una redacción experimental, un laboratorio de prueba y ensayo, de escritura, de crítica, pero también de fantasía e imaginación. Sumándose al comité editorial tradicional, conformado por Leopoldo Estol, Liv Schulman y yo, sumamos hace unos meses a Alfredo Jaramillo, que nos incorporó un matiz de periodismo de investigación. A este comité se incorporarán artistas, críticos e investigadores que aportarán los textos y algunas actividades satelitales que orbitarán en torno a la redacción.
IN: ¿Hay alternativa de viajes por el Riachuelo con artistas y público. ¿Cómo lo estás pensando?
A.A: PROA21 nos ofreció la posibilidad de hacer una viaje en lancha con autoridades municipales que están a cargo de trabajos en la cuenca del Riachuelo. A la excursión acompañarán al comité editorial un grupo de artistas con el objetivo de relevar un área atravesada por la exuberancia de la naturaleza y por el conflicto. Se registrarán videos, dibujos, crónicas, relatos y los resultados de la experiencia formarán parte de la puesta en escena de la redacción y de una crónica para el número en papel.
IN: ¿Van a realizar críticas de arte?
A.A. Más que hacer "crítica de arte", creemos que hacemos textos críticos sobre y desde el arte. Abogamos por un tipo de escritura crítica viva, capaz de hacer conexiones disparatadas, de investigar, hacer preguntas y equivocarse. Una escritura que también sea capaz de circular sin pasaporte entre las fronteras de la imaginación, la crítica como plataforma creativa, la ficción, el capricho, el desprejuicio y la soltura.
IN: ¿Consideras que está devaluada la crítica?
A.A. No consideramos que esté devaluada la crítica; quizás en el momento en que emergió nuestro medio algunas publicaciones que consideramos muy relevantes (principalmente la revista Ramona) habían cerrado y solo quedaban algunos blogs ponzoñosos y suplementos o columnas culturales que hacían meras gacetillas.
IN: ¿A quién admiras como crítico cultural? ¿Se puede criticar a otros artistas siendo artístas?
A.A. Para nuestra formación, el segmento de arte de Radar, el suplemento de Página 12, fue sumamente importante. María Gainza, Claudio Iglesias son críticos lúcidos cuya mirada tenemos en gran estima. El texto que publicamos en nuestra web de Martín Legón, sobre la llegada de ArtBasel Cities a Buenos Aires es el tipo de mirada que nos interesa destacar en nuestro espacio.
IN: ¿Cómo es lo de la “estética de guerrillas” que anuncian?
A.A: La idea del "canillismo guerrillero" surgió como forma de describir nuestro modus operandi al vender el diario; íbamos en pandilla a las inauguraciones y eventos y pregonábamos el diario a los gritos, anunciando los artículos y vendiéndolo persona por persona, como una manera performática y lúdica de ofrecer el diario, jugando a ser canillitas con un imaginario atávico del periodismo de principios del siglo veinte.
IN: ¿Cómo se inserta esta experiencia en tu obra?? ¿Y cómo viene tu agenda este 2019?
A.A: En los últimos años mi práctica artística viró hacia problemas relacionados con el lenguaje, la comunicación, la transmisión oral, la conversación y la traducción. La palabra como activador del mundo, como agente regulador de las relaciones, como método terapéutico viene ocupando un lugar central en mis últimas obras. En ese sentido, El Flasherito es otra plataforma donde poner en práctica estas ideas; la manera en que la palabra, oral o escrita, transforma aquello con lo que se pone en contacto.
En lo personal, para este 2019 tendré dos residencias, en París entre marzo y mayo y en Nueva York durante junio. Asimismo estoy preparando una muestra individual que será en MAMBA, en octubre.
IN: ¿Cuál sería la nota que nunca publicará El Flasherito y por qué?
A.A: Nunca publicaríamos artículos o textos con información no chequeada, nunca haríamos amarillismo, ni nos interesan los chismes, las críticas destructivas o agresivas.