Una mirada al arte argentino
por Rodrigo Alonso
El Proyecto: Ansia y Devoción.
En un ensayo de 1997, Eva Grinstein constataba: "hoy se impone la bucolia de una paz marcada por la entronización del mercantilismo, y la producción de los artistas emergentes también se hace eco, de alguna forma, de ese imperativo... Los más nuevos artistas argentinos abordan la creación sólo para oponerse a la nada... productos del tedio, no de la tragedia, sus obras encarnan un único mandato: hacerse poesía para que no todo se constituya como vacío". (1)
La mirada de Grinstein sobre el arte de esa época, evidentemente general, dejaba de lado la obra de artistas jóvenes que despuntaban con una producción arraigada en los problemas sociales que ya se hacían sentir con fuerza y que incluso circulaban en el circuito "oficial", como Graciela Sacco (representante argentina en la Bienal de San Pablo el año anterior), Daniel Ontiveros o Rosana Fuertes, sin mencionar a quienes, desde afuera de tal circuito, también operaban en la misma línea15. Sin embargo, se trata de una mirada a la que muchos de los actores culturales de aquel momento suscribían.
Lo cierto es que en los años siguientes, la tendencia a la reflexión sobre la situación social, política y económica del país en la producción artística local alcanza un nivel cada vez más visible y constante. Aun así, es importante entender que este hecho no obedece a razones meramente coyunturales.
Una de las hipótesis de Ansia y Devoción es que los artistas no reaccionan a la crisis que desemboca en los sucesos de diciembre de 2001, sino que acompañan con su reflexión, encarnada en obras, el proceso en el que se van gestando algunas de sus causas, en parte por un interés propio, pero también, porque las condiciones del campo artístico propiciaban tal aproximación.
De igual manera, busca evidenciar la constante preocupación de los artistas por el entorno en el que viven, más allá de las modas y de las políticas de exhibición oficiales, y más allá también de las circunstancias socio-políticas puntuales. En este sentido, es importante señalar que ninguna de las obras de la exhibición ha sido creada específicamente para esta muestra; de hecho, la mayoría ya fueron exhibidas, si bien de manera aislada. Ansia y Devoción se propone como un ámbito que permita el diálogo y la confrontación de tales obras, potenciando su mirada crítica al dotarlas de un contexto discursivo orgánico.
Finalmente, la propuesta intenta trascender las categorizaciones generacionales y los estereotipos estéticos que reducen la comprensión de la producción argentina reciente a confrontaciones acríticas (los ochenta vs. los noventa, artistas consagrados vs. artistas emergentes, artistas de Buenos Aires vs. artistas del interior) o a etiquetas reproducidas lacónicamente, como "arte político" o "nuevas tendencias". Por tal motivo, se incluyen artistas de diferente generación, reconocidos o no, al mismo tiempo que se ha evitado conformar un catálogo de "artistas políticos".
Los artistas seleccionados desatienden la autonomía de la obra artística. Sus propuestas exploran el entorno político, social, económico o cultural contemporáneo, en un intento por reflexionar sobre la realidad argentina reciente, trascendiendo las imposiciones y limitaciones temporales, disciplinarias o estéticas, buceando en la historia, los mitos y la memoria colectiva.
Este amplio panorama, que de ninguna manera es ni se considera exhaustivo, ha sido organizado en torno a dos núcleos temáticos.
Por una parte, una serie de obras que abordan las transformaciones socioculturales que en los últimos años han desembocado en situaciones como la descomposición institucional, la desaparición de la industria nacional, la pérdida de los espacios públicos o la renovación de los procesos migratorios.
1. GRINSTEIN, Eva: "Arte Argentino Actual: Tedio y Tragedia", en Nuevos Ensayos de Arte. Buenos Aires: Fundación Federico Jorge Klemm, 1997. Ese mismo año, en el bruchure editado con motivo de la muestra "El Partido de Tenis y Proyectos" de Margarita Paksa, Marcelo Pacheco contrasta el clima en que fueron gestadas las obras de Paksa -la década del sesenta- con el que se vivía en ese momento, señalando: "En un panorama donde la palabra está anestesiada y donde los proyectos comunitarios han sido clausurados, los ahora protagonistas intentan mostrar con insistencia un desarrollo lineal que supone su origen en la década ya legendaria del pop y del hippismo, las utopías y el amor libre, las luchas revolucionarias y la transgresión artística. Los noventa con su sentido perverso de la responsabilidad histórica deciden convertir a los sesenta en el inicio natural de la actual euforia. Una ficción que necesita de otra ficción para vestir alguna legitimidad..." (PACHECO, Marcelo. "Margarita Paksa [re]inicia el juego", en Paksa. El Partido de Tenis y Proyectos. Buenos Aires, Museo de Arte Moderno, 1997). En la reseña de esta muestra publicada poco tiempo después en la revista Art Nexus, Inés Katzenstein insiste con la misma observación: "La obra de Paksa, sus proyectos multimedia, sus objetos, su participación en experiencias artísticopolíticas colectivas... derivaron siempre de un estrecho diálogo con la realidad sociopolítica, lo cual, obviamente, contrasta con la apariencia de inocencia y de ensimismamiento acrítico con que se disfraza el arte de los años noventa en Argentina... La pregunta que queda sin responder gira en torno a los efectos que puede llegar a tener una obra como la de Paksa en un contexto de notoria anestesia política, como es el caso del medio artístico argentino. ¿Habrá actuado como un resaltador de la pasividad y la estetización de gran parte del arte argentino actual?". (KATZENSTEIN, Inés. "Margarita Paksa". Art Nexus, N° 27, Bogotá, enero-marzo 1998).