La conquista de Alaska
Abandonar a un hijo en un museo, para fortalecer su desempeño y garantizar protección. Una fábula de amistad peligrosa para aprender a defenderse y sobrevivir. Una tarde de jardín, manguerazos de agua y rodillas embarradas. Todo frente al terror. Esta obra pretende la conjunción de múltiples materiales que surgieron del proceso de creación de 'El mecanismo de Alaska' (pieza predecesora de la que hoy se presenta y vinculada con todo el amor del mundo).
La Conquista de Alaska de Los Pipis: segunda parte de una trilogía inconclusa | Entrevista a Los Pipis
Fundación Proa en una entrevista exclusiva con Federico Lehmann y Matías Milanese que integran la compañía de teatro independiente Los Pipis, a pocos días de estrenar la pieza “La conquista de Alaska”, segunda entrega de una serie que comenzó con “El mecanismo de Alaska” en 2022.
La compañía de teatro independiente “Los Pipis” lleva tres años de acción conjunta. En 2022 estrenaron “El mecanismo de Alaska” una obra sobre los vínculos, la descendencia y el universo simbólico de los espacios. Desde allí comenzaron a pensar futuras acciones o momentos de la obra para que funcionen como una serie, como una trilogía. Son obras que están relacionadas en esencia, que comparten un mismo bagaje poético y a la vez, pretenden vincularse con el espacio o institución que pueda albergarlas. El estreno en el jardín de Proa21 de “La Conquista de Alaska” es el sábado 14 de enero a las 18:30h.
En el Mecanismo de Alaska, la institución/espacio físico de representación fue un teatro que formaba parte de la ficción: el universo simbólico de ese lugar participaba de la obra y generalmente lo que proponemos con estas piezas es que la escena no se desarrolle en un lugar que esté seteado a priori sino que funcione como lugar de arribo: nos valemos de las características del espacio y con temas que la institución misma presente -o bien represente- en el imaginario popular de sus visitantes.
En El Mecanismo, el teatro era el punto de partida para generar la escena y allí se integraban todos sus elementos: representación, aspectos más clásicos del teatro a la italiana, espectador en silencio, características históricas del teatro en Argentina, etc.
En esta segunda obra La Conquista, utilizamos un espacio museístico. Sus características de galería -más allá de que se trata de un espacio no convencional como es el jardín de Proa21-, nos permiten integrar, hacer parte a esas ideas para nutrir a la obra de ese espacio físico en el que se la representa, que también es un espacio que alberga obras de arte, pero de una manera muy distinta a la del teatro. Esa idea de tomar como punto de partida el espacio físico en el que se la representa es uno de los pilares sobre los que se constituye la obra. Y ponerlos en relación con nuestro vínculo de pareja.
Cómo ese espacio, forma, o condiciones que ponen las instituciones para producir artes impactan en nuestro vínculo desde un lugar privado y cotidiano junto con la forma de encarar nuestra profesión y nuestro lugar de creadores en cada espacio, es algo que nos interesa mucho. La Conquista, además se constituye como una fábula en la que por un lado aparece el museo como temática, nutrida de los aspectos más duros de las instituciones museísticas, y al mismo tiempo se pone en juego un lugar muy íntimo, animado, y vinculado con la infancia.
La pieza tiene que ver con el verano, con la idea de pasar el calor de una manera muy lúdica recurriendo a la música, los manguerazos, las meriendas de verano, para terminar construyendo una fábula que además pone en relación a dos cuerpos: la de un bailarín y una actriz de formaciones más clásicas, para convertirlo en una suerte de historia de amor y amistad en ese mismo espacio.
A su vez, tomamos las caracteristicasque cada une de los intérpretes tiene desde su profesión para llevarlas al extremo y “reventar” esas mismas condiciones desde la danza clásica, la actuación y las características del espacio. Toda la obra está hilada por este juego-fábula pero a su vez, está guiada desde un relato que llevamos adelante como compañía, una suerte de extraescena donde los visitantes de la obra son incluídos para distanciarnos de esta idea clásica del teatro que se venía desarrollando en la obra anterior.
La Conquista es una obra que retoma algunos temas que se ponían en juego en la obra anterior como la paternidad, el miedo por el mundo contemporáneo y el miedo por la imposibilidad de imaginar un futuro posible que resulte lindo de habitar, junto con la idea de dejar descendencia: temáticas sobre las cuales se escribe esta trilogía. La idea de dejar descendencia, va en paralelo con la idea de generar una obra o algo material que quede y que nos trascienda más allá de la existencia física de cada uno de nosotres.
Son obras muy físicas que se corresponden y tienen mucha lógica en relación a la estética que venimos generando en estos tres años de la compañía. Tienen características similares y empiezan a armar un código propio. Nos gusta pensar que empiezan a tener sus propias reglas como por ejemplo la utilización de un cuerpo en escena muy extremo, que esté atravesado o sosteniendo textos estructuralmente complejos. Y que todo eso, esa saturación de información en el cuerpo vinculada al espacio en el que se expone generan esta especie de sistema que nos gusta pensar como “naturaleza propia de la obra misma”.
Exacto. Las obras a su vez tienen otro concepto que aparece como temática que se repite y es el entendimiento de la pasión o la decodificación de la fuerza de la pasión.
En El Mecanismo, la pasión estaba puesta como objeto de estudio y se trataba de decodificar qué es lo que la constituye, a partir de situaciones de la infancia como si ese fuese el lugar donde se generan vínculos o relaciones pasionales.
Tratar de entenderla de la manera más compleja o a fondo. Lo que pretende esta nueva obra es recurrir de nuevo a ese mismo concepto y trabajar sobre el “entristecimiento de la pasión”. Las pasiones tristes son una temática sobre la que la obra trabaja. Desde ese lugar de entender su mecanismo y cómo funciona más los peligros de una pasión entristecida, también, a niveles políticos a la hora de crear.
Nos interesa generar un vínculo con les espectadores que les resulte popular, de entendimiento colectivo instantáneo, pero a su vez, partir de ese lugar para arribar a otros un poco más intrincados en relación a la puesta en juego de estos conceptos que se trabajan en la obra. Es por eso que se trata de una pieza súper amigable, que tiene un tinte de celebración y de festejo constante en la que les invitados y espectadores están invitados a un evento escénico, que además, es una fiesta.
No una fiesta en los términos comunes y ordinarios, pero sí es un evento que pone el disfrute en primer lugar, que invita a formar parte a la hora de mojarse, pintarse, bailar, de parte de los intérpretes y desde el entendimiento. Es una obra que arriba o intenta tener necesidades y sentimientos que creemos comunes y que pensamos están muy vinculados a la contemporaneidad en la que se vive y a una generación en particular, de la que formamos parte, las personas nacidas entre el ´95 y el 2000.
Hace un tiempo que venimos intentado -y esta obra es la confirmación de eso- generar historias que nos conmueven y que nos interesen desde su cercanía para con las cosas y los consumos que tenemos a diario, de los que quizás no se habla tanto y nos hubiera gustado poder ver cuando eramos chicos. Como una suerte de representación de lo que nosotros éramos y que no encontrábamos en la televisión, en el teatro o la literatura.
Todas nuestras obras están circundando o rondando la idea de Alaska (nuestra gata) y un poco nuestra idea del teatro es hacer valer las historias quizás en una primera apariencia simples, cotidianas para llevarlas a escena con la creencia de que lo simple, lo doméstico, lo que está cerca nuestro, puede conmover y generar algo en el espectador.
Nos gusta pensar en un espectador que no sea pasivo, que no se limite a observar. En La Conquista se plantean traslados, una suerte de comunión con el espectador de una forma más activa en la cual la persona modifica e interviene la escena. Siempre bajo características y estructuras que nos gusta tener bajo control para que no se transforme en un teatro interactivo o participativo, pero sí que el espectador pueda estar modificado desde un lugar que no lo convierta en el observador de siempre.
Con respecto a esta obra, nos gusta pensar que está totalmente atravesada por este sitio. Hay algo de pararse en el lugar en el que uno está y no pelearse con el mismo, sino hacerlo parte y enriquecer la obra, la historia, la puesta en escena con lo que se tiene e integrarlo. El agua, la tierra, las armas, los colores primarios y plenos son protagonistas y creemos que eso tiene que ver un poco con el contexto en el que está creada, lo más site-specific.
Creemos que hemos tomado elementos de La Boca, de los diferentes lugares que hemos visitado durante el proceso para lograr un híbrido, una comunicación con nuestra estética. Nos gusta crear un teatro que dialogue, que tenga gestos que la ubican en una suerte de idiosincrasia, en este caso, a partir del barrio de La Boca.
Temporada Alta: La conquista de Alaska, Los Pipis
Créditos
Dirección
Los Pipis Teatro (Matías Milanese y Federico Lehmann)
Tutora
Vivi Tellas
Asistencia de dirección y producción
Paula Sanabria
Intérpretes
Federico Lehmann
Matías Milanese
Eloy Antunez Greminger
Camila Marino Alfonsin
Música original y musica en vivo
Stevie Marinaro
Dramaturgia
Federico Lehmann
Colaboración
Matias Milanese
Colaboración en movimiento
Eliana Marchesini
Realización de objetos en escena
Pol Ajenjo y Guni Otero
Agradecimientos
Familia Milanese Palmucci
Familia Lehmann
Pol Ajenjo y Guni Otero
Santiago Bengolea
Gabriela Karasik
Vivi Tellas
Sofia Reitter
Renzo Longobucco
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Palabras de Matías Milanese, director de Los Pipis