Las mujeres, fuerza de trabajo y capital político
A partir de la mujer, sus adornos y el diseño de sus joyas, se inicia la exhibición Las Pampas. Las mujeres de los destacados caciques que poblaban el territorio en el siglo XIX ocupan un lugar de importancia. A través de su ornamentación, sus delicadas y sutiles joyas realizadas en plata, conforman símbolos que dieron cuenta del poder económico y el capital político del cacique.
Las piezas de variado y singular diseño eran creadas por un artesanado altamente profesionalizado, inserto en una economía activa. El platero realizaba joyas imponentes que generaban sonidos a partir del movimiento de la mujer, creando una música que era, simultáneamente, alianza y seducción.
La mujer adornaba con numerosas joyas diferentes zonas de su cuerpo, cabeza, cuello y pecho. Este conjunto presentaba una imagen de lujo y poder, y la zona del cuerpo elegida se destacaba sobre todo arriba del caballo que, en movimiento, producía un sensual sonido. Si bien son principalmente de plata, algunos trabajos se realizaban con monedas, cuentas de vidrio de diferentes colores y dedales de origen industrial horadados, entre otros materiales.
Como señala Carlos Aldunate: “Aunque la posesión de objetos de plata aparece como uno de los elementos comunes a todo ajuar femenino durante el siglo XIX, no hay duda que aquellos se encontraban concentrados en poder de los principales lonko o caciques […]. Los viajeros […] describen las interminables procesiones de mujeres que van detrás del cacique, en ceremonias y actos públicos, cuyos pectorales, prendedores, collares, adornos cefálicos, cintas para las trenzas y campanillas, todas de plata, producen un espectáculo y sonido tal, que hacen decir a un alemán: ‘Eran aquello un chinesco de una banda de música de un regimiento’ (Treutler 1861).
“[…] Hay viajeros que insinúan el uso de ciertas prendas por una mujer, tales como ‘anillos de plata anchos de cuatro a seis dedos… en los brazos y piernas abajo de la pantorilla’, como indicadores de virginidad (Treuler 1861).” Las joyas acompañaban a la difunta mujer en su tumba: “Eugenio Robles (1942), relata el funeral de una mujer […] donde ‘una de las parientes avanzó ambas manos sobre la fosa, sosteniendo gran cantidad de joyas de la difunta[...]’”.
Las mujeres, por las que se pagaban bienes cuantiosos, constituían –al igual que las cautivas y los niños– la principal fuerza de trabajo: la labor doméstica, la atención de la familia, el cuidado de los rebaños, el suministro de agua y leña, la recolección, el tejido y el hilado eran sus obligaciones. La mujer curtía cueros, confeccionaba enseres y herramientas en madera y debe acarrear las pertenencias. El cacique tenía muchas mujeres; todas ellas vivían juntas y cuidaban de la casa mientras él recorría las pampas con su caballo.
La costumbre de las mujeres de ornamentarse con sus joyas de plata continúa en la actualidad, sobre todo para las ceremonias.
Bibliografía:
- Carlos Aldunate del Solar, Reflexiones acerca de la platería mapuche, Museo Chileno de Arte Precolombino. http://www.precolombino.cl/preco_upl/pdf/18/1.pdf
- Claudia Caraballo de Quentin, De los metales precolombinos a la platería pampa
- Teresa Pereda, “La platería en las tierras del este y del oeste” en Hijos del Viento. Arte de los pueblos del sur. Siglo XIX, Fundación Proa, Buenos Aires, 2002
Espacio social y territorio político
En esta sala un conjunto de piezas y objetos de uso cotidiano dan cuentan de las costumbres de los pueblos originarios en las llamadas pampas. Las piezas, confeccionadas en cuero, madera y piedra, muestran la vida diaria en las tolderías en el siglo XIX.
"La toldería fue [...] el ámbito nuclear de la vida social aborigen [...]. El sostenimiento de la vida de la toldería se apoyaba en una activa economía de carácter doméstico o comunal. Es aquí donde se nota más el impacto del largo contacto con la sociedad criolla y la incorporación de elementos de origen europeo y mapuche. En torno a los toldos, el pastoreo de rebaños en pequeña o mediana escala proveía alimento [...] para consumo familiar y distintas materias primas, principalmente cueros y lana [...]. Las tolderías eran el centro de una importante actividad artesanal que, además de cubrir necesidades internas, dejaba saldos para intercambiar”, apunta Raúl Mandrini en Los pueblos originarios de las regiones meridionales en el siglo XIX.
Un círculo de ponchos ubicado en el centro de la sala emula el modo en que se organizaban las asambleas y parlamentos, espacios de discusión y plataforma política de cada comunidad. Mandrini explica: “La institución tradicional y característica de la vida política indígena eran las asambleas, juntas o parlamentos en los que participaban todos los conas u hombres de lanza. En ellas residía, en principio, el poder supremo y les correspondía decidir los asuntos fundamentales, consagrar a los grandes caciques y resolver cuestiones relacionadas con la guerra o la paz. […] A mediados de ese último siglo [XIX], eran ya el centro de la vida política y su autoridad e influencia excedían sus tradicionales funciones guerreras. En efecto, aunque carecían de aparatos formales –como leyes escritas, fuerza pública y un aparato administrativo–, los grandes caciques, cuya creciente autoridad se asentaba en el prestigio de su linaje y en el número de conas que eran capaces de movilizar, ejercían influencia determinante en las decisiones fundamentales y las resoluciones de las asambleas. […] La riqueza concentrada por cada cacique se redistribuía a través de la compra de esposas, que implicaban alianzas políticas con otros linajes; de los repartos de licor y los permanentes banquetes con que se agasajaba a los invitados; de la manutención de los allegados, indígenas o blancos que solían vivir junto con él, desempeñaban distintas tareas y lo acompañaban en los malones y las asambleas. Cuanto más generosos se mostraban los caciques, mayores eran, seguramente, su prestigio y la autoridad sobre sus seguidores, cuyo apoyo era esencial a la hora de tomar decisiones en los parlamentos, donde debían demostrar su poder de convencimiento y su autoridad”.
Bibliografía:
- Raúl Mandrini, Los pueblos originarios de las regiones meridionales en el siglo XIX
El caballo. Desplazamiento, comercio y poder
La diversidad y sofisticación de los rebenques, las rastras, los cuchillos, los estribos y las cabezadas definen el protagonismo que el caballo adquirió en tierras pampeanas durante el siglo XIX. Así, el hábito de ornamentar subraya el poder y el desarrollo experimentado por el caballo en un territorio en el que antes de su llegada el habitante caminaba por la vasta planicie.
“[…] una cosa es el indio de a pie, ese que conocemos a través de los primeros cronistas, y otra el indio a caballo. El indio de las pampas fue el que más resistió a la conquista. Y la causa no reside sólo en su alma indómita, en su coraje, en su despierta codicia, en su connaturalización con la libertad de la llanura. La causa es material: el indio de las pampas era un indio de a caballo. Era jinete. ¡Y qué jinete y qué caballos!”, relata Alvaro Yunque en el prólogo de Fronteras y Territorios de las Pampas del Sur, de Alvaro Barros.
Lucio V. Mansilla escribió en Una excursión a los indios ranqueles, publicado en 1870: “El caballo indio es único. Está entrenado de tal manera que una combinación de mansedumbre, fortaleza y velocidad lo hacen imbatible [...]. Creemos que las extraordinarias características del animal se debieron, en gran medida, al especial respeto que por él sentía el indio [...]. Era antes que nada su amigo. Alrededor de él creó una verdadera cultura en la que la utilización de la platería estuvo muy vinculada”.
Esa amistad tipificó una imagen de las pampas y el caballo alcanzó un estatuto propio: “Huesos y dientes de caballos acompañan los ajuares funerarios […] mientras en otras partes de América se vivía ya entre sedas y porcelanas de la China”, anota Ruth Corcuera en Herencia textil andina.
En esta sala se exhiben las piezas de platería que utilizaban los caciques para adornar con lujo sus caballos, realizadas por el mismo orfebre que labraba las joyas de sus mujeres. Los plateros diseñaron diversos estilos, con motivos florales en las llanuras y piezas diseñadas con menor ornamentación en la Patagonia argentina y chilena.
El caballo, al igual que la mujer, indicaba –según la ornamentación– el estatus del cacique y su jerarquía. Imaginar en el paisaje de la llanura a un cacique arriba de su caballo lleno de joyas seguido por un numeroso grupo de mujeres, con el sonido y el brillo de su platería, pareciera ser una imagen sorprendente que narraron los cronistas de las pampas.
El caballo y la platería modificaron el paisaje y permitieron el comercio con el mundo criollo. Como refiere Raúl Mandrini en Los pueblos originarios de las regiones meridionales en el siglo XIX: “Las relaciones entre ambas sociedades, que habían conocido momentos de extrema violencia y etapas relativamente pacíficas, habían impactado en la vida de los pueblos aborígenes introduciendo entre ellos nuevos productos y bienes, prácticas económicas, sociales y políticas desconocidas, otras creencias y modos de pensamiento, que fueron pronto incorporados y adaptados a sus intereses y condiciones de vida [...] los aborígenes transformaron su economía, su organización sociopolítica y sus sistemas de ideas y creencias.”
Bibliografía:
- Claudia Caraballo de Quentin, De los metales precolombinos a la platería pampa
- Ruth Corcuera, Herencia textil andina, Fund. CEPPA, Buenos Aires, 2010
- Raúl Mandrini, Los pueblos originarios de las regiones meridionales en el siglo XIX
- Lucio V. Mansilla, Una excursión a los indios ranqueles, Buenos Aires, 1870. http://es.wikisource.org/wiki/Una_excursión_a_los_indios_ranqueles
El poncho
José de San Martín, Lucio V. Mansilla y el cacique Calfucurá, tres sujetos históricos y tres ponchos atravesados por el espesor de la historia. Estos ponchos junto a un numeroso conjunto proveniente de colecciones privadas integran esta sala, dedicada al producto más característico de la llanura, con piezas pehuenches, pampas y ranqueles tejidas en lana de oveja y ejemplares del poncho inglés realizados en paño.
El poncho que le regalaron al General San Martín durante el cruce de los Andes, facilitado por el Museo Histórico Nacional; el poncho que le regaló el cacique ranquel Mariano Rosas al general Mansilla –mencionado en Una excursión a los indios ranqueles– y otro, que perteneció al gran cacique Calfucurá, cedido por el Museo Gauchesco Ricardo Güiraldes, enmarcan un recorrido exhaustivo por los colores, motivos y diseños de una prenda fundamental en la dinámica social del siglo XIX.
El poncho, simple y elegante, es una prenda masculina realizada por la mano de la mujer. Capaz de cubrir la necesidad de abrigo y posibilitar, al mismo tiempo, libertad de movimientos, es el permanente y fiel acompañante del habitante de las pampas. Existen notables testimonios de viajeros que describen el poncho. Dom Pernetty, en 1760, relata: "En cuanto al vestir de la gente del pueblo [...] llevan en vez de capa una especie de género rayado, con bandas (listas) de diferentes colores, abierta solamente al medio para pasar la cabeza. Este abrigo cae sobre los hombros y cubre hasta los puños, descendiendo hacia atrás y adelante hasta más abajo de la rodilla, teniendo, además, flecos a su alrededor; se le da el nombre de poncho". Este testimonio nos habla de ponchos de importante tamaño y de rayas, como fueron los primeros que utilizó el gaucho. El pintor y viajero E. E. Vidal (1820) escribe que en el Perú y en Salta “es famosa la manufactura de ponchos y son hechos de algodón, de gran belleza y alto precio; pero los ejecutados por los humildes indios de las pampas son de lana, tupidos y fuertes como para resistir una lluvia grande, los decorados son curiosos y originales, los colores son sobrios, pero duraderos; aunque tienen tinturas de los colores más brillantes, que emplean para otros fines”.
“A comienzos del siglo XIX, el poncho estuvo presente en la preparación de las campañas libertadoras. Durante la época de la independencia, los ejércitos expedicionarios de Ortiz de Ocampo al Alto Perú, Belgrano al Paraguay (y al norte después), y el de los Andes, a su paso por las poblaciones del interior, reciben donaciones consistentes en reales, caballos, mulas, frazadas, cordobanes y principalmente ponchos”, consigna Ruth Corcuera en Herencia textil andina.
Inglaterra era el gran productor textil de la época y exportaba hilados de algodón, lana y variadas telas para la confección de trajes y vestidos. El poncho inglés era una prenda codiciada, sobre todo por los indios, quienes podían cambiar varios ponchos tejidos a mano, de gran valor artesanal, por solo una de estas piezas industriales, cuyo uso fue muy difundido. Si bien algunos de estos ponchos reproducen diseños florales propios de la época victoriana, la mayor parte presenta motivos ajenos a la tradición inglesa. Fabricados para el mercado local, incluyen una enorme gama de tonos marrones o azules, asociados a los colores de la tierra y de los cielos nocturnos: representaciones estilizadas de plumas de ñandú, mantos de gato montés, soles, estrellas, lunas, rayos, motivos llamados ojo de perdiz, grecas y guardas.
El poncho patria, también confeccionado en Inglaterra, tenía cuello y una abertura que se cerraba con botones en el pecho. Posible adaptación de las capas militares españolas, las autoridades criollas los regalaban a los caciques. Su uso también fue muy popular.
"La mujer tiene la obligación imprescindible de hilar y tejer para vestir al marido, a más de proveer de estas telas a sus hijos", describe Federico Bárbara en Usos y costumbres de los indios pampas (1856).
Bibliografía:
- Clara M. Abal de Russo, Arte textil incaico, Fund. CEPPA, Buenos Aires, 2010
- Ruth Corcuera, Herencia textil andina, Fund. CEPPA, Buenos Aires, 2010
- Ruth Corcuera, Diseños y colores en la llanura
- Juan Carlos Garavaglia, “El poncho: una historia multiétnica” en Guillaume Boccara (ed.), Colonización, resistencia y mestizaje en las Américas
(siglos XVI-XX). IFEA / Abya-Yala, Quito, 2002
- Lucio V. Mansilla, Una excursión a los indios ranqueles, Buenos Aires, 1870. http://es.wikisource.org/wiki/Una_excursi%C3%B3n_a_los_indios_ranqueles