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Cinco nuevas propuestas de los artistas argentinos Gabriel Baggio, Daniel Joglar, Irina Kirchuk, Andrés Paredes y Augusto Zanela, conforman la exhibición que tiene por nombre “Fuga versátil”. La muestra, curada por Julio Sánchez y producida por Santiago Bengolea, se puede observar y recorrer en los dos pisos superiores de la Fundación PROA, ofreciendo al visitante un complemento de la exhibición de las salas per se titulada “Dioses, ritos y oficios del México prehispánico” que se detecta con solo leer ambos títulos. Una contraposición y un contrapunto, y nuevamente un complemento, que habla también de la continuidad y de los posibles puentes entre tiempos pasados y tiempos presentes y sus respectivos modos de hacer, pensar y percibir el mundo.
Concretamente en “Fuga Versátil” el tiempo actual, el espacio real y la arquitectura edilicia son ejes claves para una propuesta expositiva de trabajos que suelen conocerse y llamarse site-specific. Una exhibición de artistas contemporáneos que podría a su vez denominarse “exhibición específica”; todos los trabajos que la componen fueron pensados y realizados especialmente para el lugar y en función de espacios del edificio no utilizados habitualmente para las exhibiciones de sala. Techos, esquinas, pasillos, vidrios, terrazas, ascensores y escaleras, son algunos de los sitios y temas posibles para instalar y pensar un trabajo nuevo tanto para el lugar como para la fecha. Solo para la fecha y durante la misma, pues la mayoría de estas obras desaparecerá al finalizar la exhibición.
Según se ingrese por un lado u otro del edificio, se verá primero una u otra obra de este quinteto de trabajos, revelando así los distintos accesos posibles dentro del edificio, y la fuga particular que tiene la Fundación PROA internamente y hacia el espacio que la sostiene y la rodea. El recorrido no tiene ni principio ni final, o simplemente tiene varios.
Al subir por la escalera, el trabajo de Zanela se eleva en líneas negras sobre el blanco fondo, y une, ingeniosamente, un sector compuesto por planos de techos y paredes disociados pero contiguos. Una gran forma circular pensada desde una suerte de anamorfosis va y viene construyendo dicha geometría que se arma o desarma según desde donde se la observe. En el piso, unos metros más allá del trabajo, la misma forma ahora como miniatura, le marcan al espectador el sitio exacto desde donde ver la composición en su forma cerrada y perfecta, proponiendo así una acción y un detenimiento, un silencio o un descanso en el recorrido del espacio.
Uniendo techo a pared, y con el tinte poético que da el azul en todas sus acepciones simbólicas, acuáticas y aéreas, Joglar concentra su trabajo en un sitio que ahora se percibe claramente como pasaje. El artista devela así la función conectora de ese túnel-puente, ahora azulado, que une la librería a las escaleras y al auditorio. El techo, casi cielo, se junta a las paredes que parecen cortinados de líneas y líneas que suben y bajan en distintos grosores siempre delicados. Hechas con tiza color azul, polvorienta pero precisa, las líneas cambian por la desintegración constante de esa composición arenosa que es tan tentadora al tacto del que camina, y que sin querer (o queriendo) a veces la toca y la desarma, reafirmando la transitoriedad de su materia intrínseca.
Llegamos a la altura del piso superior en donde Kirchuck envuelve en plásticos gruesos y brillantes la caja gris del bloque que contiene y guía al ascensor. Pliegos coloridos forman una suerte de vestido veraniego, como un chiripá que pende de tirantes. La obra es un juego de tensiones que unen esa forma funcional desde un lugar orgánico y sensorial. Lo pesado de esta caja se vuelve alegre, maleable. Atrae en brillo y color, como un helado de frutas frescas que hacen eco con las comidas del restaurant ubicado en ese mismo piso, y por supuesto con los colores de La Boca y el espíritu del presente de la muestra.
Un poco más arriba aún asoman unas libélulas verdes en pleno vuelo. Hechas con lonas caladas a mano, este trabajo puntilloso y metódico de Paredes acerca el aire particular del Riachuelo a la transparencia del vidrio. Insectos del cielo y del agua vuelan. Conversan por materialidad y por técnica con los papeles calados y coloridos de las fiestas populares Mexicanas, recordando tangencialmente y desde otro tiempo esa otra exhibición de rituales y oficios de las salas de PROA.
Así también, el trabajo de Baggio devuelve al presente algo del oficio y del decorado del ritual hogareño del mantel de la mesa. Las flores de un textil de antaño ahora empapelan el balcón de la terraza y se posan en los individuales de las mesas del restaurante. Una enredadera floral, un recuerdo ahora vivo, parece dar aún más luz natural a la terraza siempre bella de este sitio. Las flores van y vienen por el espacio, marcando el contorno y la extensión de esa larga baranda, enmarcando así el horizonte en altura y la tan particular vista del Riachuelo y de sus puentes.
Cada trabajo tiene su sitio, específico también en color, materia y dimensión. Las obras y el espacio de PROA se recorren y observan de modo diferente. Los espacios no intervenidos resaltan también, a veces como silencios necesarios, otras como neutralidades, y vuelven a verse y a brindarse. El edificio de PROA se despliega así en una de sus tantas maneras posibles, mostrando la maleabilidad de su estructura, la identidad de la arquitectura de su cuerpo y su particular emplazamiento.
Y si bien el tiempo ha pasado y los edificios, plazas, paseos, espacios aéreos, y todo aquello en lo que el site specific haya podido posar sus trabajos, han atravesado esa delgada línea de transformación que de un momento a otro dejan de ser algo para ser hecho artístico. Cada vez que este tipo de obra se realiza, la pregunta sobre si es o no es arte se recupera. Eso, imagino, es lo que Santiago Bengolea tiene en mente al proyectar estas formas de arte en las paredes y espacios alternativos de PROA. Seguro que es de lo que habla con los artistas que convoca y hasta será el tema que le propone al curador de turno. En el caso de Fuga versátil, su último proyecto que puede verse hasta el 12 de enero, Gabriel Baggio, Daniel Joglar, Irina Kirchuk, Andrés Paredes, Augusto Zanela y Julio Sánchez, como curador invitado, hicieron un trabajo de conjunto en que quedan muy claras las individualidades. Baggio y Paredes corrieron el riesgo de confundirse con experiencias decorativas: las flores con la que tapiza el balcón el primero, y las libélulas que cuelgan del techo o se posan en el vidrio central del segundo remiten a una naturaleza artificial que, por momentos, puede resultar insuficiente. Joglar y Kirchuk, en cambio, apostaron a una intromisión más subrayada. Con la literalidad de la línea obsesiva, Joglar trazó cuantas pudo en varios espacios y con un gesto más brutal, no necesariamente de mayor impacto, Kirchuk cambió el frío y liso alumnio del ascensor por un revestimiento de colores fundidos. Por último, el que encuentra el tono perfecto sin vacilaciones y con el acabado perfecto que sabe darles a sus obras es Augusto Zanela. Luego de tomar parte de pared y techo con el logo de la tierra, invita a una experiencia óptica guiada por la anamorfosis. Con las dosis justas de ejercicio racional y el deleite estético, su obra parece confirmar una frase que Irwin hizo suya: “Ver es olvidarse el nombre de las cosas que uno ve”.
Los artistas eligen e intervienen espacios que modifican la arquitectura de la sede
Desde las 17 hs. y hasta la medianoche, Proa abrirá sus puertas para el público con admisión libre, y la oportunidad de recorrer la exhibición Dioses, ritos y oficios del México prehispánico, curada por David Morales Gómez: más de 150 piezas arqueológicas de la zona del Golfo de México antes de la conquista española, reunidas por primera vez. Un patrimonio de excepción, que impacta por la belleza y la fuerza simbólica de los diferentes objetos presentados, provenientes de 13 museos mexicanos, dos casas de cultura, una zona arqueológica y el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH).
También desde las 17 hs., la inauguración de la exhibición Fuga versátl se sumará a esta jornada especial: curada por Julio Sánchez, Fuga versátil invade el Espacio Contemporáneo de la Fundación y presenta obras site-specific de los artistas Gabriel Baggio, Daniel Joglar, Andrés Paredes, Irina Kirchuk y Augusto Zanela: una nueva edición del ciclo de intervenciones que reflexiona sobre la arquitectura y desafía los límites expositivos de la Fundación, coordinada por Santiago Bengolea.
A las 17:30 hs., el crítico y escritor Alan Pauls presentará el filme chino 24 City, del realizador Jia Zhang Ke. Entre el documental y la ficción, la película retrata con agudeza la problemática china contemporánea a partir del cierre de una planta industrial aeronáutica. 24 City será proyectado en cuatro únicas funciones, marcando así el cierre del ciclo de cine y política de Pauls, con admisión general de $15.
Además, el Café y la Librería Proa permanecerán abiertos hasta la medianoche.
Desde las 20 hs., el evento Lluvia de arañas sobre el Riachuelo intervendrá el puente transbordador Nicolás Avellaneda con un impactante despliegue lumínico y sonoro, producido por el artista Sigismond de Vajay para su proyecto multidisciplinario Of Bridges & Borders. Con la actuación de los colectivos musicales Buenos Aires Sonora, Biosphere (Noruega) y Scanner (Inglaterra), Lluvia de arañas repartirá velas sobre el Riachuelo y pondrá en escena decenas de lámparas de tipo “arañas”, en una acción orientada a señalar y recuperar el lugar como espacio eco-sensible.
Como actividad recomendada, Proa invita a visitar la galería y espacio de arte POPA, ubicada a metros de la Fundación, en la calle Lamadrid 882. Inaugurada en febrero de 2011 por la dupla Bosco-Johannes, POPA funciona en una casona del siglo XIX típica de La Boca. Suerte de contracara de Proa, POPA presenta este sábado la muestra de Ximena Larraín y Nahuel Rando, Social Man Fighter: un singular planteo del conflicto como motor de construcción social, en clave de videojuego y cultura digital. La oferta gastronómica y el clima distendido característicos acompañan la invitación.