Ataques con drones
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Algunos misiles lanzados por drones abren un agujero en los techos y luego se abren camino hasta el centro de la edificación, donde recién explota su cabeza de explosivos. El tamaño del agujero que deja el misil en los techos es más pequeño que un solo pixel en la resolución a las que son degradadas las imágenes satelitales antes de hacerlas públicas. Ese orificio, por lo tanto, es un “umbral de visibilidad”, y en la imagen puede parecer apenas como una mínima variación de color, o como un único pixel más oscuro. Esto tiene implicancias directas para la documentación de los ataques con drones a partir de imágenes satelitales, que suele ser la única forma de acercase a una escena que tienen los investigadores. Cuando una figura se disuelve en el campo de una imagen, las condiciones legales, políticas o técnicas que degradan la imagen o que la mantienen en baja resolución se convierten en material relevante para la investigación forense.

Un agujero no es simplemente una ausencia. Contiene más, y no menos información que la materia que lo rodea, ya se trate de hormigón armado o de una atmósfera rica en ozono. Eso se debe a que un agujero es información tanto respecto de la materia que atraviesa (hormigón, ozono) como a la forma de su ausencia.

 

Hannibal en Rafah: un día en la Guerra de Gaza de 2014

El 8 de julio de 2014, Israel lanzó la Operación Margen Protector, destinada a detener el ataque con cohetes desde Gaza y la construcción de túneles transfronterizos. El 1 de agosto de 2014, Israel y Hamas acordaron un alto el fuego humanitario de 72 horas, a efectivizarse a partir de las 8 de la mañana de ese mismo día. Miles de palestinos empezaron a volver a sus hogares.

En Rafah, la ciudad más al sur de la Franja de Gaza, un grupo de soldados israelíes que patrullaba una plantación de melones se topó con un grupo de combatientes de Hamas. Se produjo de inmediato un enfrentamiento armado que resultó en la captura de un oficial israelí en uno de los túneles. Israel aplicó el Protocolo Hannibal a un combatiente de los túneles. Ese protocolo prevé el uso de fuego indiscriminado contra personas, vehículos y construcciones. Fue el día más sangriento de la guerra: 120 civiles palestinos murieron en las calles.

Junto a Amnistía Internacional, Forensic Architecture se abocó a la reconstrucción detallada de los eventos de ese día. El análisis se basó en testimonios de las víctimas, videos y fotografías tomadas en el terreno o subidas a las redes sociales, así como una serie de imágenes satelitales únicas.

Para esta investigación, fue clave la creación de “complejos de imágenes”: relaciones espacio-temporales entre decenas y a veces cientos de imágenes y videos de los incidentes, surgidos de diferentes usuarios y desde múltiples perspectivas, ya sea desde el terreno, desde el aire o desde el espacio exterior. Estas imágenes y videos son capturados por ciudadanos, periodistas, satélites, medios de prensa, e incluso de los militares, cuando permiten acceso a esas fuentes. Por lo tanto, aprender a ver ese “complejo de imágenes” es un trabajo activo de construcción, ya que es necesario literalmente construir modelos arquitecturales en los que situar las imágenes y videos, luego ensamblar, archivar y componer dentro de ellos las relaciones entre las imágenes. Los entornos arquitecturales virtuales nos permiten hacer coincidir la perspectiva que se ve en una foto con la perspectiva que ofrece el modelo, quedando verificada de ese modo su localización.

Para esto, la arquitectura es esencial no sólo como evidencia primaria–el objeto de análisis–, sino más bien como dispositivo de visualización.

Un collage de fotos muestra las consecuencias del ataque aéreo israelí sobre al-Tannur, en Rafah. Mezan Center for Human Rights.

La video instalación releva la metodología empleada por Forensic Architecture para el tratamiento de las imágenes de testigos, de las redes sociales y de los satélites.

El informe completo se puede ver en https://blackfriday.amnesty.org

Amazonia: arqueología de la violencia
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En 2012, casi tres décadas después de su transición democrática, Brasil conformó la Comisión Nacional de la Verdad, para investigar los crímenes de Estado cometidos ente 1946 y 1988. Uno de los asuntos analizados que generó más polémica refiere a la violencia infligida sobre los pueblos originarios de Brasil después del golpe militar de 1964, que contó con apoyo de Estados Unidos.

Esa situación fue especialmente grave en la región de Amazonia, donde se implementaron programas de explotación de recursos y desarrollos a gran escala en el hábitat de los indígenas. La investigación utiliza técnicas de sensores remotos para localizar las agrupaciones de aldeas del pueblo indígena uaimiri-atroari, que durante la década de 1970 fue prácticamenteexterminado. Al permitir diferenciar la selva antigua de la recientementecrecida sobre las ruinas de aldeas desaparecidas, las imágenes expresan en modo en que la composición de la vegetación de una selva puede ser leída en clave de evidencia arqueológica. Las cartografías presentadas aquí interpretan Amazonia como un “paisaje construido”, un medioambiente al que históricamente fueron dando formas las fuerzas políticas y culturales.

La matanza del día de Nakba
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El 15 de mayo de 2014, dos adolescentes palestinos, Nadeem Nawara, de 17 años, y Abu Daher, de 16 años, murieron baleados por las fuerzas israelíes en la ciudad de Beitunia, tras un día de protestas por el Día de Nakba.

Sus muertes fueron capturadas por las cámaras de seguridad instaladas en un comercio cercano y por muchos otros medios. Los militares israelíes negaron la participación de sus efectivos en el hecho.

La investigación de Forensic Architecture se basó en una multiplicidad de soportes: audio, imágenes, películas y testimonios que fueron relevados a pedido de la organización de derechos humanos Defensa Internacional del Niño-Palestina (DCI-P), actuando en representación de los padres de los fallecidos. Basándose en la investigación de Forensic Architecture, un policía fronterizo fue arrestado y espera para ser llevado a juicio.

 

Testigo material: evidencia en juicio
Por Susan Schuppli


Material Witness (Testigo Material) es un proyecto plurianual que explora la materia en su rol de evidencia, tanto como registro de los acontecimientos externos, como en su exposición de las prácticas y los procedimientos de las partes en litigio, que permiten que esos materiales den testimonio público. Los testigos materiales son entidades no-humanas y ecologías maquínicas que archivan sus complejas interacciones con el mundo, produciendo transformaciones ontológicas y disposiciones informáticas que pueden ser decodificadas forénsicamente y vueltas a ensamblar en forma de relato. Al trabajar con estos conceptos, examino un amplio rango de materiales, tanto hechos por el hombre como de factura natural, que registran rastros de evidencia de la violencia generada por sus contextos contemporáneos y exploro los foros y protocolos que permiten que las historias latentes que encierran se hagan visibles y cobren voz. Dentro del contexto de Forensis, me centro específicamente en la evidencia surgida de los archivos del Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia, que contiene más de 9,3 millones de objetos, incluidos videos, grabaciones de audio, fotos, imágenes aéreas, radiografías, planos, maquetas mapas, y hasta restos de rocas y madera carbonizada. ¿Qué ocurre cuando los medios y otras evidencias no textuales son incorporados a los procesos por crímenes de guerra como “testigos materiales” a los que se confía la tarea de dar testimonio de la historia? ¿Qué impacto tiene el procesamiento del material de los medios que hacen los tribunales sobre la capacidad de esos materiales de producir una verdad que permite que “la justicia de la ley” responda ante las “las injusticias de la guerra”?

Osteobiografías
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Para el ojo poco entrenado, todos los huesos son parecidos, y los cráneos parecen despojados de las expresiones y gestos del rostro humano. Pero al igual que la película fotográfica cuando es expuesta a la luz, los huesos están expuestos a todas las vicisitudes de la vida: el trabajo, la ubicación geográfica, la alimentación, los hábitos, la enfermedad y la violencia.

Como en una fotografía, esas inscripciones que toman forma sobre los huesos son inequívocas. Si bien un estudio de ADN puede conducir a la identificación positiva de las víctimas, el proceso de análisis morfológico de los huesos (conocido como osteo-biografía) busca establecer el modo en que todo el proceso vital queda registrado, o fosilizado, en la forma y textura del esqueleto. La “biografía” y el “testimonio” de los huesos demuestran el modo en que la combinación forense de ciencia y ley puede animar los objetos y tratarlos como si se tratara de sujetos humanos. Los restos humanos son la bisagra sobre la que gira nuestra sensibilidad forense, porque conservan los imborrables rastros de la vida de un individuo, que se demoran sobre la tierra como un fantasma.

El Cráneo de Mengele
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En 1985, el cuerpo del médico de Auschwitz, Josef Mengele, quien se había ahogado en Brasil en 1979, fue exhumado en un suburbio de San Pablo. Los mejores expertos forenses del mundo, incluido Clyde Snow, fueron designados para identificar y examinar el esqueleto. El consiguiente proceso de identificación se convirtió en un punto de giro legal y tecnológico. Si bien el juicio a Eichmann en Jerusalén introdujo a las víctimas como agentes legales e históricos y dio nacimiento a la que ha sido llamada “la era de los testigos”, el proceso de identificación de los restos de Mengele inauguró una nueva era de sensibilidad forense en la que el centro de la escena ya no fue ocupada por los sujetos humanos, sino por esos objetos que son sus restos mortales. Irónicamente, la investigación sobre los restos de Mengele fue la que ayudó a consolidar el proceso para la identificación de personas desaparecidas.

Richard Helmer, patólogo y fotógrafo de origen alemán, utilizó una técnica videográfica de sobreimpresión de rostro-cráneo por la cual la imagen de video de una fotografía es pagada encima de la imagen de video de un cráneo, para determinar si ambas pertenecen a la misma persona. Las imágenes podían mostrar a Josef Mengele alternativamente vivo o muerto, medio vivo y medio muerto: una presencia espectral, al mismo tiempo presente y representado. Una cara envuelta sobre un cráneo, sujeto sobre objeto, una imagen de vida sobre una imagen de muerte.