Prensa Publicada

  • Título: Giacometti en la Fundación Proa . 
    Autor: Blog. Espectadores.
    Fecha: 05/11/2013
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    Hasta el 9 de enero próximo hay tiempo para visitar la restrospectiva del pintor y escultor suizo Alfredo Giacometti que la Fundación Alberto y Annette Giacometti presenta por primera vez en Sudamérica: ahora en la porteñísima Fundación Proa, después de haber pasado por la Pinacoteca do Estado de San Pablo y el Museu de Arte de Moderna (MAM) de Rio de Janeiro. Además de las piezas exhibidas (unas 140 según los organizadores), la muestra incluye la proyección de este documental realizado por el francés Michel Van Zele.
    Aún los legos en la materia reconocemos las figuras esbeltas, a veces en yeso, a veces en bronce, que más de uno habrá asociado con la triste figura de Don Quijote. El resto es descubrimiento: los trabajos inspirados en el arte africano; los retratos dedicados a referentes del existencialismo como Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir; las series de árboles, pájaros, cabezas; la maqueta de un proyecto inconcluso, concebido para el Chase Manhattan Bank de Nueva York.
    La curadora Véronique Wiesinger -especialista en Giacometti- se encargó de seleccionar las piezas y de redactar los textos que acompañan la exhibición: referencias a cada estatuilla, pintura, boceto, grabado, objeto decorativo y un friso cronológico que reconstruye la trayectoria del artista. Las salas de la Fundación Proa parecen hechas a medida del recorrido: los visitantes podemos desplazarnos con comodidad entre las obras expuestas, con la guía en mano.
    Según esta página web de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, 115 mil personas visitaron esta muestra en San Pablo, y más de cien mil en Río de Janeiro. Los amantes de las estadísticas reconocerán en ambas cifras otra razón para celebrar el desembarco de esta exposición inédita en nuestro país.

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  • Título: La muestra de Giacometti, en Proa, un polo de atracción. 
    Autor: Maria Elena Polack.
    Fecha: 19/10/2013
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    La obsesión del artista por la figura humana se muestra en un recorrido por cuatro salas temáticas
    Por Maria Elena Polack

    Nunca visitó nuestro país, ni el hemisferio, pero hubo argentinos y brasileños que lo conocieron y adquirieron su obra en los albores de su descollante trayectoria. A 46 años de su muerte, más de un centenar de las mejores piezas logradas por el escultor suizo Alberto Giacometti (1901-1966) se exponen en la Fundación Proa.

    En la década del 30, Elvira de Alvear le compró a Giacometti, en París, Cabeza que mira, una figura de yeso de 1929. Aunque la obra no se ha conservado, sí hay testimonios de la adquisición.

    De la mano del decorador Jean-Michel Frank, Giacometti conoció a Jorge y Matilde Born, a quienes les diseñó muebles y objetos de decoración de la residencia que el matrimonio proyectó en San Isidro a fines del 30.

    Giacometti, que nació en Borgonovo (Suiza), pero residió casi toda su vida en París, obtuvo el Gran Premio de Escultura de la Bienal de Venecia en 1962. En esa misma muestra, nuestro Antonio Berni se alzó con el Gran Premio de Grabado. Tres años más tarde, el Ministerio de Cultura de Francia le otorgó el gran Premio de las Artes. Y el mercado del arte internacional confirmó su valor en 2010 cuando El hombre caminando fue subastado en 104,3 millones de dólares en Sothebys Londres.

    En Proa, la muestra está compuesta por 148 obras, incluidos sus primeras pinturas y dibujos, y cuenta con el guión curatorial de Véronique Wiesinger, directora de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, que atesora buena parte de las piezas.

    La exposición, que podrá verse hasta el 9 de enero próximo, es el corolario de un extenso trabajo, de más de tres años, entre la Fundación Giacometti, la Pinacoteca del Estado de San Pablo, el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro y la Fundación Proa, junto con Base7 Projetos Culturais, el apoyo de la embajada de Francia en Buenos Aires y el auspicio de Tenaris-Organización Techint.

    La exhibición ocupa cuatro salas. En Los comienzos, el descubrimiento del arte primitivo se presentan obras de su juventud, incluida su primera pintura al óleo, efectuada a los 14 años.

    En ¿Qué es una cabeza? se repasa el tema central de la búsqueda del escultor que es la cabeza humana y que le costó hasta la expulsión del movimiento surrealista de Andre Breton.

    En Jaula y marcos se recuerdan el intercambio intelectual con Jean-Paul Sartre y la manera de delimitar el espacio onírico de representación. Figuras y bustos se completa con figuras humanas y bustos pintados y esculpidos mediante los que Giacometti trataba de captar y transmitir la vida que palpita en el cuerpo del modelo y no su psicología. Imperdibles las figuras a escala del monumento pedido por el Chase Manhattan Bank, para Nueva York.

    La muestra podrá recorrerse hasta el 9 de enero próximo de martes a domingos, de 11 a 19, en avenida Pedro de Mendoza 1929, de La Boca. La entrada cuesta $ 12, estudiantes $ 8 y jubilados $ 4. Los martes son gratuitos para los estudiantes.

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  • Título: Mujeres de artistas. 
    Autor: Hugo Beccacece.
    Fecha: 19/10/2013
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    Las viudas de Giacometti y Kandinsky, dos maneras particulares de ocuparse de la obra de sus maridos, y una engañosa galería de espejos que permite la entrada en un mundo fantástico

    Por Hugo Beccacece

    Curiosa comparación. Hace una semana, el viernes por la noche, hubo una comida en el restaurante de la Fundación Proa para celebrar la inauguración, al día siguiente, de la bellísima muestra de Alberto Giacometti. Una hora antes, los invitados habían recorrido la exposición. Las figuras filiformes, de bordes temblorosos y conmovedores, de las esculturas irradiaban una extraña energía de la que no estaba excluida la fragilidad del "hombre genérico". Jacques Vistel, el presidente de la Fundación Alberto y Annette Giacometti hizo un paralelo interesante durante la cena. "Annette, la viuda de Alberto, era una mujer muy sencilla, austera y ahorrativa. Trataba de reunir la mayor cantidad de obras de su esposo para la fundación. Naturalmente se las compraba a los coleccionistas que querían hacerse de efectivo. Buscaba sobre todo recuperar los yesos. Temía que de ellos se hicieran copias imperfectas, falsificaciones. Otra viuda muy conocida en el ambiente artístico de París era Nina, que había sido la mujer de Kandinsky. Tenía muchos cuadros de su marido, de tanto en tanto, vendía alguno y se compraba joyas espléndidas. Cuando alguien se las alababa, ella decía con un suspiro de nostalgia: 'A Kandinsky le gustaban mucho las joyas. Ponérmelas es una manera de recordarlo, de satisfacer sus caprichos'. Eran dos mujeres muy distintas, pero muy comprometidas con la difusión de sus esposos."

    Quizá la mejor biografía que se haya publicado sobre Alberto Giacometti sea la de James Lord, crítico de arte y escritor estadounidense, que fue amigo del artista. El libro (más de 500 páginas) está lleno de información, de anécdotas extrañas y de consideraciones acerca de la personalidad y la obra del escultor. Por ejemplo, Giacometti le contó un ritual de la tempranísima juventud. Todas las noches, antes de quedarse dormido, se representaba, despierto, una especie de sueño: "No podía dormirme por la noche sin haberme imaginado que había atravesado un tupido bosque cuando comenzaba a oscurecer para llegar a un castillo gris que estaba en las partes más apartadas y desconocidas. Allí mataba a dos hombres antes de que pudieran defenderse. Uno tenía diecisiete años y parecía pálido y asustado. El otro llevaba una armadura cuyo lado izquierdo brillaba como si fuera oro. Yo violaba a dos mujeres, después de arrancarles las ropas; una tenía treinta y dos años, estaba vestida de negro, la cara como alabastro; la otra era una muchacha alrededor de la que flotaban velos blancos. En todo el bosque resonaban sus gritos y lamentos. También las mataba, pero con lentitud (entre tanto, ya se había hecho de noche), a menudo lo hacía al lado de un estanque de aguas verdosas enfrente del castillo. Cada vez con ligeras variaciones. Después quemaba el castillo y me ponía a dormir, feliz".

    A veces un golpe basta para abandonar el mundo fantasmal de los sueños o la irrealidad. "Que tengan buena suerte", dijo un señor que subía la escalera de la galería Ruth Benzacar tras haber visitado la muestra de Leandro Erlich. El señor, con una astuta sonrisa en los labios, se pasaba la mano por la frente enrojecida como si tratara de calmar una inflamación. La respuesta al enigma estaba en el segundo subsuelo, en el laberinto de espejos distribuidos aparentemente en forma regular, que simulan cerrar los muros de cuartos no más grandes que los probadores de sastrería. Es una endiablada e ingeniosa instalación donde se alternan los espejos verdaderos con marcos que encuadran espejos inexistentes, es decir, el vacío. El que acierta a pasar, como quien supera una valla, las aberturas que dan a la nada, pasa a otro cuarto, pero, en el acto de hacerlo, se ve, al mismo tiempo, reflejado en espejos reales colocados de modo burlón y artero. Uno nace de un espejo y muere en él exactamente como ocurría en Orfeo, el film de Jean Cocteau. Inevitable recordar lo que decía el poeta: "Los espejos son las puertas por las que va y viene la muerte". En algunos casos, hay lunas enfrentadas, por lo que la imagen del contemplador se repite al infinito en una puesta en abismo. En otros, uno espera ver la propia imagen y, de repente, se topa con la cara de otra persona, con la consiguiente alarma. Es como si se estuviera en Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas. Atención: pegarse la frente contra un muro límpido como el agua de un manantial y duro como una piedra es una posibilidad de la que conviene precaverse en ese mundo fantástico.

    En el primer subsuelo, a través de un simulacro de ventanilla de tren o de metro elevado se ven paisajes urbanos (por supuesto, filmados) que se suceden a toda velocidad. A menudo, se cita a Borges y al cine de David Lynch como fuentes de inspiración de Erlich. Pero ya que en esta exposición el espacio imaginario aparece vinculado con un tren, uno podría asociarlo con Carta de una desconocida, la película de Max Ophüls basada en un libro de Stefan Zweig; más precisamente con la escena en la que Louis

    Jourdan seduce a Joan Fontaine en el compartimento simulado de un vagón ferroviario de parque de diversiones, por supuesto en Viena a fines del siglo XIX. El tren ficticio no se mueve en ningún momento. Pero por la ventanilla, el galán y su víctima ven desfilar los canales de Venecia y las montañas suizas en telones que se deslizan impulsados por un anciano "jefe de estación" que los mueve pedaleando en una bicicleta fija.

    Inusual encuentro de clanes en el estreno de Las mujeres siempre llegan tarde , la ópera prima de Marcela Balza. Las tribus cinematográfica, literaria y social se dieron cita en el hall del cine Multiplex de Belgrano. Las actrices Marilú Marini y Érica Rivas recibían los saludos de un gran número de colegas que habían ido a saludar al equipo. Luis Gusmán, que colaboró en la autoría del guión, dialogaba con Jorge Consiglio y Luis Chitarroni, convertido en un punto de referencia por su abundante cabellera encrespada que se une con su copiosa barba para convertirlo en una especie de profeta sonriente. Con respecto al final del film, alguien comentó: "Es la clase de sorpresa que te llevás cuando ves El malentendido, de Camus". "O una película de Chabrol", agregó otro espectador.

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  • Título: Con nombre y apellido.
    Autor: Con nombre y apellido.
    Fecha: 16/10/2013
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    Mediodías atrás, muchísima gente se acercó hasta el Museo Hotel de Inmigrantes para la inauguración de la muestra del artista francés Christian Bolstanski. Muchos franceses y una mayoría de visitantes locales, claro, se animaron a los tres pisos que había que subir para ver la exposición, y hasta los que llegaban con la lengua afuera coincidían en que el esfuerzo valía la pena. Y además del artista autor de la muestra, por ahí andaban el experto en gestión cultural José Miguel Onaindia, el artista Rogelio Polesello, la diseñadora Carolina Aubele y la periodista Cristina Mucci. "Vi lo que Boltanski hizo el año último en la Bienal de Venecia y me encantó. Es un artista que trabaja mucho por la identidad, por eso esta exposición no sería lo mismo si se hubiera montado en otro lado. El lugar es parte de la muestra", aseguraba Mucci, algo en lo que muchos coincidieron.

    Cóctel en la embajada de Francia, la semana última, para recibir con honores las recién llegadas muestras de Boltanski y Giacometti, en la Fundación Proa. ¿Giacometti? "Es un artista francés nacido en Suiza y con apellido italiano", explicó el anfitrión, el embajador francés Jean-Pierre Asvazadourian. Por otro lado, alguien presentaba al artista Yuyo Noé como "el hermano de Gaspar Noé", el cineasta argentino residente en Francia. Pero ocurre que Yuyo es el padre. Así, su cara en medio de la presentación fue memorable. En otro rincón, el embajador de Italia, Guido La Tella, y Asvazadourian se deshacían en elogios frente a la artista Marta Minujín, una reina en cualquier embajada.

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  • Título: Alberto Giacometti y su gran retrospectiva en Argentina.
    Autor: Daniela Acosta.
    Fecha: 05/01/2013
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    En Buenos Aires se exhibe hasta el miércoles la exposición con 146 obras.
    Que es un artista inclasificable. Que revolucionó la escultura. Que buscó crear una obra que respondiera preguntas tan importantes para la práctica artística como los significados y mecanismos de la representación. Mucho se puede decir de Giacometti, pero sólo ahora llega a Sudamérica una retrospectiva de una de las mayores figuras del arte reciente.

    Después de pasar por la Pinacoteca do Estado de Sao Paulo y por el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, la muestra Alberto Giacometti: colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, París llega a la Fundación Proa, en Buenos Aires, con las principales obras del escultor suizo.

    En total, son 146 obras creadas entre 1910 y 1960, además de tres piezas pertenecientes a colecciones privadas de la Argentina y una pieza del Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro. El conjunto contempla pinturas, esculturas, dibujos, grabados y objetos de arte decorativo.

    En total, la muestra ya lleva cerca de 30 mil visitantes hasta el momento. Permanece hasta el miércoles 9 y aborda los temas principales del artista: desde su temprana producción en el taller de su padre, su formación ligada a Cézanne, la influencia del cubismo, el descubrimiento del arte africano en los años 20, la marca duradera del pensamiento mágico y del surrealismo, la invención de una nueva representación del ser humano, hasta sus monumentales obras en las calles de Nueva York.

    Giacometti nació en Borgonovo, en la Suiza italiana, en 1901. El escultor siempre vivió en el mundo de las artes, estudiando en Ginebra, Roma y Francia. En su fase parisiense, entró en contacto con el trabajo de pintores dadaístas, cubistas y surrealistas, que tuvieron un papel fundamental en el inicio de su carrera. En la década del 30, Giacometti adhirió al movimiento surrealista, produciendo obras como El palacio a las 4 a.m. (1932) y Manos sustentando el vacío (1934).

    Giacometti dedicó gran parte de su vida al estudio de la figura humana y firma la escultura más cara del mundo hoy en día. Hecha en bronce en 1960, El hombre que marcha fue subastada por 103,4 millones de dólares en el año 2010.

    Así, se trata de una línea de tiempo que permite apreciar las diversas disciplinas con las que Giacometti experimenta a lo largo de su carrera, hasta lograr esa marca definitiva que dejó en el arte del siglo XX, revolucionando los preceptos de la práctica escultórica.

    La búsqueda intelectual de Giacometti lo aproximó a los mayores pensadores de su época: André Breton, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir y Jean Genet, evocados en la exposición. En palabras de la curadora de la exhibición y directora de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, Veronique Wiesinger, Giacometti “se ocupa de las cuestiones más importantes de lo que significa ser humano, lo maravilloso y lo complejo”.

    Desde 1925 hasta 1965, su producción corrió a la par de los grandes movimientos de la modernidad: el cubismo, el surrealismo, la abstracción y el regreso a la figuración, siempre con independencia.

    Wiesinger, quien lleva más de 10 años en contacto con la obra de Giacometti, destaca que “era un artista que siempre cuestionó lo que vio y lo que sabía del mundo y de las personas que veía, con el objeto de representar su visión”. Y agrega: “Es una actitud muy desafiante. El arte como una pregunta más que como una respuesta”.

    Cada sala de la exposición está construida en torno a los aspectos más destacados de la producción del artista suizo y sus obras maestras. Aunque resulta difícil elegir alguna obra en particular, Wiesinger señala que por nada del mundo habría que perderse la oportunidad de ver La bola suspendida, La nariz, La jaula, La mujer de Venecia, las figuras para el Chase Manhattan Plaza y El hombre que marcha.

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  • Título: LA FRAGILIDAD DEL HOMBRE. Alberto Giacometti desnuda el alma en una muestra esencial.
    Autor: Viviana Ponieman. 
    Fecha: 04/01/2013
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    Últimos días para visitar la impactante exposición de Alberto Giacometti que a manera de retrospectiva se presenta por primera vez en Sudamérica, en la fundación Proa.

    Una oportunidad única para acercarse a la obra del gran Giacometti (Borgonovo, Suiza, 1901-París, 1966), a través de 148 obras realizadas entre 1910 y 1960 provenientes de la  Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, con la curaduría de su directora Véronique Wiesinger, que también seleccionó un conjunto de piezas pertenecientes a colecciones privadas de la Argentina y al Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro.

    Giacometti nacido en la Suiza italiana, se radica en París de los años 20, donde continúa sus estudios en la Academia Grande-Chaumière, tutelado por el maestro escultor Antoine Bourdelle, mientras participa de la efervescencia cultural de las primeras vanguardias.

    Desde 1925 hasta 1965, su producción corrió a la par de los grandes movimientos de la modernidad: el cubismo, el surrealismo, la abstracción y el regreso a la figuración.

    Sin embargo su trabajo ahonda en lo espiritual del arte, a través de la figura, como síntesis icónica de la condición humana.

    La muestra comienza  con sus primeros trabajos, “Naturaleza muerta con manzanas”, y una pequeña cabeza en yeso de su hermano “Diego”, realizados a los 14 años, y ” La montaña” de 1930 colorido paisaje que revela la influencia tanto de su padre pintor impresionista como de Cézanne en la génesis del cubismo.

    Una síntesis de esta corriente con el arte africano son las obras “La femme cuillere”( la mujer cuchara)  y Le cuple”( la pareja), que en 1927 llamaron la atención del público en el salón de las Tullerías.

    Al conocer a los integrantes del surrealismo y en especial a André Breton y Salvador Dalí, se plegó al movimiento y realizó algunas de sus mejores piezas que aún hoy mantienen una extrema sugestión y misterio, como  "Femme qui marche I" (la mujer que camina) de 1932.

    Sin embargo en 1935 lo expulsan del grupo surrealista, por su trabajo obsesivo en la cabeza humana.

    Vinculado a Picasso y a Jean Paul Sartre, durante la guerra se trasladó a Suiza para volver a París en 1945 y ejecutar la obra que lo caracterizará para siempre: esculturas de cuerpo entero o bustos, modelados a la manera expresionista.

    Es entonces cuando a contrapelo de las vanguardias a las que supo pertenecer, se acercó al existencialismo en la acentuación de la subjetividad, al vacío y la angustia del hombre de posguerra.

    Una búsqueda meditada al límite, donde quita lo superfluo y llega al hueso.
    Aparece entonces el hombre y la mujer en su esencia.

    A veces en pequeñas piezas de no más de 5 cm, otras en grandes figuras de 3 metros, de formas simples casi planas.

    Con una expresividad repujada a mano, como destilada, el artista deja su huella en esas texturas que, piel y hueso, encarnan la fragilidad  del ser humano.

    Estas figuras alargadas intensamente asociadas al arte llamado “primitivo”,  se confrontaron en La Pinacoteca de París, en la exposición “Giacometti y los Etruscos” en 2011.

    Una al lado de la otra “La sombra de la noche”  (II AC), una delgadísima mujer, finita como la hoja de un cuchillo, con las esculturas filiformes de Giacometti dan cuenta de la relación y el impacto que estas obras de 2300 años, de increíble síntesis y modernidad,  causaron en el artista, cuando las conoció por primera vez en un viaje a Italia con su padre.

    Sin embargo en los extensos textos de presentación no se hace referencia a esto.

    Otro segmento del espacio curatorial son “Las jaulas y marcos”, donde se pone de relieve el modo en que Giacometti se dedicó a investigar el espacio de representación desde 1945 hasta su muerte.´

    De qué manera ofrecer alguna referencia con tan pocos elementos, surgen así “las bases y las jaulas”, como  se puede ver en la “Mujer con carro”,  en “Le Nez” (la nariz) y en “La Fôret” (La floresta)- donde un grupo de figuras femeninas, casi sin rasgo alguna, corporizan un bosque, y se elevan como levitando sobre una plataforma.

    Otra característica que se refleja en varias composiciones escultóricas donde cuerpos femeninos erguidos como árboles, comparten el espacio con el hombre, representado de medio cuerpo, apenas un busto que brota de la tierra, sin piernas, inmóvil como una piedra, o un árbol talado.

    Esto también se puede ver en la primer versión de “La jaula”, donde una mujer apenas hecha de palitos, los brazos abiertos, se agarra de esos fierros, que como el umbral la separan del exterior, mientras su pareja, el rostro atornillado al piso, permanece adentro.
    Tremenda metáfora de la convivencia, en una escena psicológica de lo cotidiano.

    La emoción en cautiverio se despliega también en sus pinturas, el tratamiento de sus retratos en trazos nerviosos y superpuestos, donde el magistral dibujo planta la imagen, de conmovedora quietud, mientras pinceladas sueltas crean  fondos inacabados de colores tierra, en una ilusión de movimiento, atravesado por  verticales y horizontales que como guías, dan identidad a sus trabajos y los ligan con las líneas escultóricas de las jaulas.

    La fragilidad del hombre, un grito en el silencio, una voz de filosofía existencial en la obra de Alberto Giacometti.

    Para no perderse, esta posibilidad de participar en vivo, lo que así describe Jean Paul Sartre “Una exposición de Giacometti es un pueblo. Esculpe unos hombres que se cruzan por una plaza sin verse; están solos sin remedio y, no obstante, están juntos”

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  • Título: Ultimos días para visitar la muestra de Alberto Giacometti en Proa.
    Autor:  Arte Online.
    Fecha: 02/01/2013
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    La excelente retrospectiva del artista suizo curada por la especialista Véronique Wiesinger puede visitarse en Fundación Proa hasta el 9 de enero.

    La muestra reúne 148 obras realizadas entre las décadas de 1910 y 1960, provenientes en su mayoría de la Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, París, y un conjunto de piezas pertenecientes a colecciones privadas de la Argentina y al Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro y cuenta con el auspicio de Tenaris – Organización Techint.

    Considerado uno de los artistas más destacados del siglo XX, Alberto Giacometti nació en Borgonovo, Suiza en 1901. Desde muy joven se trasladó a París (1922), ciudad que por entonces albergaba a los artistas que vivían la efervescencia cultural de las primeras vanguardias. 
    La exhibición aborda los principales temas de su reflexión creativa: la formación con Cézanne, la influencia del cubismo, el descubrimiento del arte africano en los años 20, la marca perdurable del pensamiento mágico y del surrealismo, la invención de una nueva representación del ser humano. La búsqueda intelectual de Giacometti lo acercó a los grandes pensadores de su época: André Breton, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Jean Genet, muchos de ellos retratados en sus cuadros y esculturas. Comienza con la presentación de sus primeras pinturas, dibujos y esculturas, disciplinas que practica a lo largo de toda su vida, y culmina con sus obras monumentales de los años 60.

    El descubrimiento del arte primitivo, la cuestión de la cabeza humana, los objetos, las jaulas y marcos, las dimensiones de la representación, las figuras, bustos y monumentos son los núcleos seleccionados por la curadora. En cada uno de ellos se observan las preocupaciones estéticas del artista, que también quedaron reflejadas en sus escritos y entrevistas.

    La presencia de Giacometti en Sudamérica es fruto de la relación del artista con el decorador Jean-Michel Frank para el diseño de piezas de arte decorativo. En 1939 coleccionistas argentinos adquieren varias de ellas, hoy presentes en la exhibición, junto a la escultura "Tête qui regarde" (Cabeza que mira), la primera obra que vendió Giacometti en París (1929), comprada por una coleccionista argentina, Elvira de Alvear.

    El catálogo de la exhibición, editado conjuntamente con la Fundación Alberto y Annette Giacometti, reúne los textos de la curadora, escritos de Giacometti, su biografía, un cuerpo de reproducciones de obras y una inédita investigación sobre los vínculos del artista con Sudamérica, convirtiendo esta publicación en un material indispensable en español.



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  • Título: Alberto Giacometti: Ultimos días de exhibición. 
    Autor: Reporte Global.
    Fecha: 28/12/2012
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    Fundación Proa presenta por primera vez en la Argentina una exhibición retrospectiva consagrada a la obra de Alberto Giacometti (Borgonovo, Suiza, 1901 – París, 1966). La especialista y curadora Véronique Wiesinger reúne 148 obras realizadas entre las décadas de 1910 y 1960, provenientes en su mayoría de la Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, París, y un conjunto de piezas pertenecientes a colecciones privadas de la Argentina y al Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro.

     

    Organizada por la Fundación Alberto y Annette Giacometti, Base7 Proyectos Culturales y Fundación Proa, la exhibición cuenta con el auspicio de Tenaris – Organización Techint.

    Alberto Giacometti es considerado uno de los artistas más destacados del siglo XX. Nace en Borgonovo, Suiza y desde muy joven se traslada a París (1922), ciudad que por entonces albergaba a los artistas que vivían la efervescencia cultural de las primeras vanguardias. A pesar de su temprano reconocimiento, es la primera vez que se exponen en Sudámerica 148 obras provenientes de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, con la curaduría de su directora Véronique Wiesinger.

    La exhibición aborda los principales temas de su reflexión creativa: la formación con Cézanne, la influencia del cubismo, el descubrimiento del arte africano en los años 20, la marca perdurable del pensamiento mágico y del surrealismo, la invención de una nueva representación del ser humano. La búsqueda intelectual de Giacometti lo acercó a los grandes pensadores de su época: André Breton, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Jean Genet, muchos de ellos retratados en sus cuadros y esculturas.

    La muestra comienza con la presentación de sus primeras pinturas, dibujos y esculturas, disciplinas que practica a lo largo de toda su vida, y culmina con sus obras monumentales de los años 60.

    El descubrimiento del arte primitivo, la cuestión de la cabeza humana, los objetos, las jaulas y marcos, las dimensiones de la representación, las figuras, bustos y monumentos son los núcleos seleccionados por la curadora. En cada uno de ellos se observan las preocupaciones estéticas del artista, que también quedaron reflejadas en sus escritos y entrevistas.

    La presencia de Giacometti en Sudamérica es fruto de la relación del artista con el decorador Jean-Michel Frank para el diseño de piezas de arte decorativo. En 1939 coleccionistas argentinos adquieren varias de ellas, hoy presentes en la exhibición, junto a la escultura Tête qui regarde(Cabeza que mira), la primera obra que vendió Giacometti en París (1929), comprada por una coleccionista argentina, Elvira de Alvear.

    El catálogo de la exhibición, editado conjuntamente con la Fundación Alberto y Annette Giacometti, reúne los textos de la curadora, escritos de Giacometti, su biografía, un cuerpo de reproducciones de obras y una inédita investigación sobre los vínculos del artista con Sudamérica, convirtiendo esta publicación en un material indispensable en español.

    Fruto de un trabajo de tres años y una estrecha colaboración entre la Fundación Giacometti, la Pinacoteca do Estado de São Paulo, el Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro y Fundación Proa, esta ambiciosa exhibición fue producida por Base7 Projetos Culturais y cuenta con el apoyo de la Embajada de Francia en la Argentina y el auspicio de Tenaris – Organización Techint.

     

     

    Alberto Giacometti en Proa
    Adriana Rosenberg

    “Una exposición de Giacometti es un pueblo. Esculpe unos hombres que se cruzan por
    una plaza sin verse; están solos sin remedio y, no obstante, están juntos”. Jean Paul Sartre

    Presentar y abordar la trayectoria de Alberto Giacometti es transitar por los puntos centrales y más radicales del arte del siglo pasado. Contemplar su territorio es sumergirse en una ciénaga de propuestas en donde la imagen que contemplamos nos pregunta, con respeto, provocando admiración y sorpresa. Es la irrupción del vacío, del silencio, de la subjetividad, y de la peculiar y singular manera de representar la figura humana.

    Amigo de los filósofos de la época y ocupado en el devenir existencial, escribe: “(…) lo único que puede apasionarnos es descubrir una nueva vertiente, un nuevo espacio, percibirlo en la penumbra apenas le roza la luz. Es la esfinge que, tarde en tarde, comparte una palabra de su enigma; y todas esas palabras constituyen el conocimiento humano. Ese conocimiento es un ìnfimo resplandor siempre vacilante en lo desconocido, en lo que nos rodea, que nos toca, que nos penetra y envuelve (…)” (Escritos, p. 364)

    Muchos son los motivos por los cuales es trascendental presentar la exhibición Alberto Giacometti, su reconocimiento es cada vez más intenso por el valor de su pensamiento y de sus obras.

    Artista fundamental, escultor, pintor y excelente dibujante; la exhibición curada por Véronique Wiesinger da cuenta de la amplitud de propuestas en las 150 obras que seleccionó de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, París; y que abarca cada uno de los momentos más emblemáticos de su vida y de su obra.

    En un esfuerzo conjunto con la Pinacoteca de San Pablo, el Museu de Arte Moderna de Rio de Janeiro y Fundación Proa, la exhibición se presenta por primera vez en Sudamérica. En ambos países la curadora incorporó las obras que, tanto en Brasil como en la Argentina, estaban en diversas colecciones.

    El catálogo Alberto Giacometti reproduce una selección de obras exhibidas en la muestra; más el enfoque curatorial de la exhibición, una selección de los escritos del artista, una entrevista destacada y una inédita investigación sobre Giacometti en Brasil y Argentina.

    Lograr exhibir este extraordinario cuerpo de obra es el resultado del trabajo y dedicación del equipo de Base7 quienes organizaron la exhibición para las tres sedes. Muchas gracias también a la Fundación Annette y Alberto Giacometti, París por la generosidad en el préstamo de tan valorado patrimonio.

    Nos queda como siempre agradecer la voluntad de muchas instituciones, embajadas y equipos de trabajo de varios países; además de una merecida mención especial para los directivos de Tenaris, Organización Techint, quienes decidieron acompañar esta exhibición, tanto en Brasil como en la Argentina, asumiendo el compromiso de difundir una obra capital para la comprensión del pensamiento y del arte del Siglo XX.



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  • Título: Lo que deja 2012, un año para recordar.
    Autor: Alicia de Arteaga.
    Fecha: 28/12/2012
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    ¿Por dónde empezar? Por la pintura de Cézanne Los jugadores de cartas comprada por la jequesa de Qatar en 250 millones de dólares. Se trata de una de las versiones de los jugadores que pintó Cézanne, introductor del cubismo con su célebre pintura del monte Saint Victorie, en 1895, en la que el paisaje facetado marca el comienzo de una nueva manera de mirar. Desde febrero de 2012, Cézanne es el artista más cotizado de la historia.

    Con la venta de Los jugadores de cartas se confirmó lo que todos imaginábamos: cada día hay más museos en el mundo y menos colecciones disponibles. Convertidos en destino de miles de turistas, estas catedrales del siglo XXI mueven el amperímetro del turismo y suman estrellas a las ciudades. Va como botón de muestra por si falta hiciera lo dicho una semana atrás en estas páginas por el dos veces ministro de Cultura de Mitterrand, el carismático Jack Lang. "Cuando construimos la Pyramide diseñada por el chino Pei, como puerta de acceso al Grand Louvre, la cifra de visitantes se multiplicó por cuatro."

    Para decirlo con las palabras del inefable Federico Manuel Peralta Ramos, despedimos un año "raro". Muchas puertas se cerraron y muchas señales alertaron sobre una realidad social y económica compleja. Sin embargo, tal como sucedió en 2001, cuando la peor de las crisis les puso alas a proyectos de artistas y a ferias -basta recordar la exitosa edición de arteBA 2002 impulsada por Jacobo Fiterman contra viento y marea-, este año se multiplicaron las buenas noticias que fortalecen los argumentos para hacer de Buenos Aires la capital cultural del Cono Sur.

    En septiembre, cumpliendo a rajatabla con el cronograma anunciado, Aldo Rubino inauguró el Macba en el histórico barrio de San Telmo, con un vecino de "alta gama" como es el Mamba y la decisión de dar visibilidad internacional a la abstración y a la geometría. Rubino, financista y banquero de Wells Fargo con base en Miami, amigo de tenistas inversores, comenzó coleccionando por placer y terminó inaugurando un museo atractivo, donde el color y la línea son protagonistas (foto arriba). Desde que abrió sus puertas Macba despertó el interés del público local y de revistas de culto como Monocle de Tyler Brulè, y abrió, como era de esperar, el libro de pases en el arte. María José Herrera, pilar por años del staff del Museo Nacional de Bellas Artes, es la actual directora de Macba. Es noticia fresca el pase de Florencia González Langarico, directora del programa educativo de Malba que llevará su know how al museo de la avenida San Juan, centrado en la geometría con obras de Le Parc, Cruz Diez, Kasuya Sakai, Sobrino y Gachi Hasper, entre otros.

    En el balance de un año excepcional para el mundo del arte, Buenos Aires fue escenario de muestras de altísima calidad. Una seguidilla que ni el más optimista gurú hubiera imaginado permitió ver en la ciudad remota obras de Rafael, Tiziano, Lorenzo Lotto, Il Guernico, Crivelli, procedentes de la región Delle Marche, en Italia, con el auspicio de un nuevo "jugador", el financista y emprendedor Enrique Blackley (Hope Funds) y la organización de Artifex, que debutó con la muestra en el Museo Nacional de Arte Decorativo bajo la conducción de María Pimentel Lanusse. Mención aparte merece la Fundación Osde que lleva adelante con la curaduría de Teresa Costantini un tarea digna y ejemplar.

    Tras un año de conversaciones e intercambio de ideas con la curadora Diana Weschler, el conceptual Christian Boltanski creó inquietantes y provocativas instalaciones para la vieja biblioteca de la calle México; el Hotel de Inmigrantes y el pabellón de Muntref, rama museológica de la Universidad Nacional de Tres de Febrero que tendrá a su cargo el futuro Museo de Inmigrantes (ver página 11).Casado con Annette Messager, Boltanski (París, 1944) es considerado el artista vivo más influyente de Francia. Representó a su país en la última Bienal de Venecia con una instalación que invitaba a la reflexión y movilizaba los sentimientos más profundos.

    Fundación Proa en 2012 volvió a concretar un proyecto en línea con las exhibiciones de los Olmecas, Louise Bourgeois, Sol LeWitt, y trajo a la luminosa sede de La Boca 140 piezas del suizo Alberto Giacometti , en cooperación con los Museos de Arte Moderno de Río de Janeiro y la Pinacoteca de San Pablo, con el incondicional aporte de Tenaris. Presidente de Proa, miembro del comité del MNBA y del comité de selección de Cancillería para la Bienal de Venecia, Adriana Rosenberg no teme los desafíos. Es la mayor muestra del suizo realizada en la Argentina. Una puesta memorable de Véronique Wiesinger que hilvana la historia de afinidades entre Giacometti, los coleccionistas Jorge y Matilde Born, los Pirovano y el genial decorador, precursor del minimalismo, Jean-Michel Frank.

    Termina un gran año para Malba al sumar en su calendario de exposiciones obras de Nan Goldin, Tracey Emin, Beatriz Milhazes y Óscar Muñoz, además de iniciar el programa de cooperación con el Museo de Bellas Artes de Houston, impulsado por los curadores Marcelo Pacheco y Mari Carmen Ramírez. En 2012 viajaron a Houston 50 obras maestras de Malba, entre ellas la "postal" del museo que es el Autorretrato con loro, de Frida Kahlo. Para coronar, Malba cerró la temporada con el anuncio oficial de la ampliación del museo votada por mayoría absoluta en la Legislatura porteña.

    Serán 4000 metros cuadrados de salas, bajo la plaza Perú, según un proyecto del oriental Carlos Ott, que permitirá contar con nuevas salas de exhibición para la colección permanente (se exhibe actualmente sólo el 30 por ciento del patrimonio), mil metros para muestras temporarias, dos auditorios y espacios destinados a las actividades didácticas, consideradas clave por el fundador del museo, Eduardo Costantini, en la misión de Malba. En la plaza Perú el estudio brasileño Burle Marx recuperará el espacio que supo ocupar un laberinto creado por el paisajista, colaborador de Niemeyer en Brasilia y diseñador de esas veredas ondulantes por las que supo caminar tantas veces la garota de Ipanema, en Río de Janeiro. Cuesta creer que la piqueta sin alma haya arrancado el laberinto de su emplazamiento original . Burle Marx tiene una segunda oportunidad.

    En el imponente Faena Arts Center de Puerto Madero, Los Carpinteros se aplicaron a crear esas fabulososas instalaciones que asocian genio y delirio en un estilo que ya es la marca registrada del colectivo cubano, responsable, también, del stand de El País de Madrid en la última edición de ARCO. Franz Ackermann cerró el año en el FAC con un explosivo mural inspirado en las mil caras de Buenos Aires. Mientras tanto, el empresario y desarrollador inmobiliario Alan Faena no se queda quieto: el próximo paso será Miami, donde los multipremiados arquitectos Rem Koolhaas y Norman Foster avanzan con un proyecto que le dará nueva vida y metraje al viejo hotel Saxony de South Beach, Miami.

    Será la oportunidad de trazar un paralelo entre el patrimonio arquitectónico y aluvional de Miami y el de Buenos Aires, ese formidable patchwork estudiado con lupa por el arquitecto Fabio Grementieri, que tiene en preparación un volumen sobre Miami-Buenos Aires. Recurso no renovable y orgullo de Buenos Aires,el patrimonio arquitectónico será el eje, también, de una serie de notas que publicará adncultura a partir del próximo viernes. Una suerte de "manual" por entregas cuyo punto de partida es el irresistible encanto de la influencia francesa y la piedra París que definen el perfil único de la ciudad.

    En 2012 la ficción se dejó seducir por el glamoroso mundillo del arte y convirtió a los habitués en personajes de novela. Primero el gran éxito de Michel Houllebecq con El mapa y el territorio, que le valió el premio Goncourt. Narra la vida de un artista conceptual que conquista fama, éxito y dinero con una remake de los mapas distribuidos con las guías Michelin. Con gracia y mucha insight information describe los vernissages animados por Bernard Arnault (LVMH), Carlos Slim (Claro) y François Pinault (Christie's) , sorprende por la seguridad con que se mueve en la arena del arte. Otro tanto puede decirse de Un objeto de belleza, de Steve Martin, divertida radiografía del universo de las subastas y los marchands. Todo visto por un narrador onmisciente, crítico de la revista Art Forum, y protagonizado por Lacey, una chica arty con más ambición que escrúpulos que inició su carrera en Sotheby's .

    En 2012 se hizo evidente que existe otra tensión entre el público no iniciado, las empresas y el arte. Cierto frenesí por "pertenecer". El increíble suceso de público de arteBA y Buenos Aires Photo, los bares temáticos, las librerías que cuelgan muestras, las clínicas para neófitos y las becas para especialistas. Los coleccionistas de hoy sintonizan con el creciente protagonismo de los sponsors en la realización de proyectos,premios y donaciones. Va como ejemplo el invalorable aporte de la Asociacón de Amigos de Bellas Artes, presidida con solidez por Julio Crivelli, en el ambicioso proyecto de aggionar nuestro museo mayor.

    Y están los artistas como celebrities. En este selecto club de elegidos está Adrián Villar Rojas, rosarino de 32 años salido de las canteras de Curriculum Cero (Ruth Benzacar), representante argentino en la Bienal de Venecia. Este año expuso en la Documenta de Kassel su obra Return to the World (página 4) y fue "fichado" por Marion Goodman, que tiene en su staff a Gabriel Orozco, Anselm Kieffer y Tony Kragg, entre otros ,

    Para Guillermo Alonso, director del Museo Nacional de Bellas Artes en los últimos cinco años, 2012 puede ser el año de los sueños cumplidos. Al nuevo guión curatorial de la planta baja enfatizado por una paleta de colores que pone en valor la piel nívea de la Ninfa sorprendida de Manet y el ocre dramático de Sin pan y sin trabajo, se suma el replanteo total del primer piso. Habrá una sala dedicada a Berni donde se exhibirán las nuevas adquisiciones: Siesta, El Cristo en el departamento y San Sebastián. Se cumple así la voluntad de acrecentar el patrimonio, según el deseo de Eduardo Schiaffino cuando fundó el museo el 26 de diciembre de 1896.

    La relectura de las colecciones realizada por el crítico e historiador Roberto Amigo busca potenciar el diálogo entre el arte argentino, las obras latinoamericanas y el arte europeo, una mirada abarcadora que privilegia los lenguajes expresivos. El mejor ejemplo es la pareja que forman El equilibrista de Curatella Manes y la pintura circense de Léger que exhibe la inconfudible solidez escultórica de sus figuras.

    En un año de debates abiertos e interrogantes sin respuesta, el Mamba cobró inusual protagonismo por la muestra Últimas tendencias II, que más allás de razones y sinrazones permitió trazar un panorama de lo producido en la Argentina del siglo XXI. Bueno es saber que cierra la temporada con una retrospectiva de Margarita Paksa. Eternamente joven.

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  • Título: Viaje alrededor de una cabeza . 
    Autor: Ignacio Bajter. 
    Fecha: 27/12/2012
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    Alberto Giacometti de cerca
    Por primera vez, más de 130 piezas, que muestran los trayectos de su obra, se presentaron durante 2012 en un itinerario que comenzó en mayo en la Pinacoteca del Estado de San Pablo, siguió en el Museo de Arte Moderno de Rio y desde octubre y hasta el próximo 9 de enero en la Fundación Proa de Buenos Aires. De perfil bajo y agudo, en confrontación con las cosas tal como se dan, Giacometti ofrece una manera de ver de otro siglo, un “residuo de la visión” ante la realidad, el vacío y la conciencia, ante todo aquello que importaba. Un artista entregado a la forma humana, a una causa existencial y a una obsesión, un solitario dedicado a lo imposible.

     

    Hace décadas que preocupaba a los entendidos saber cuáles eran las fuentes de las esculturas de Giacometti (1901-1966). Jean Genet daba la discusión por cerrada: “vienen del fondo de los tiempos y están en los orígenes de todo”. El mismo Genet a quien Jean Cocteau, Sartre y Picasso (en los tiempos en que Giacometti los frecuentaba) habían ayudado a salir por última vez de la cárcel. En los cincuenta iba con frecuencia el taller del pintor y escultor suizo en París. Genet tenía afición por las esculturas, tocaba las piezas y se preguntaba, con los ojos cerrados, dónde están las figuras de yeso y bronce que ahora se pueden ver en Buenos Aires. Respondía: “En la muerte”. Era, por supuesto, la impresión de un poeta. A los hombres y mujeres espigados, que hicieron de Giacometti una celebridad, Genet los llamaba “familia altiva y reservada”. Y lo que escribió sobre los trabajos salidos de aquel taller, al que dedicó un libro, es revelador hasta ahora: desprenden “una especie de amistad”.
    A cambio de tanta presencia, Giacometti pintó un óleo en el que Genet tiene una cabeza angosta y pequeña. En otro retrato, dibujó a un hombre que a mitad de la vida había envejecido mal, con oscuridad y desagrado. Pero Genet no era un cuerpo sino un estilo, un modo de pensar. En el taller de Giacometti sentía el mismo terror que le daba Osiris en el Louvre, y le preocupaba, como si se tratara de una cuestión premonitoria, adónde iban todos esos destellos de intuición y de inteligencia: “¿Debería ser comprendida una obra por las generaciones futuras?”, se preguntaba. “¿Por qué? ¿Qué es lo que significa? ¿Se supone que podrán utilizarla? ¿Para qué?”. Nadie responde en Buenos Aires, el hormiguero del sur, la ciudad llena de “mecánicas inconscientes”. A Giacometti no le importaba lo que habría después: “La posteridad es una mentira, nada se estabiliza nunca”.
    Si se exceptúa la entrada temprana en un museo de Nueva York (que conoció en 1965, poco antes de morir), los viajes al otro lado del Atlántico son tardíos. Aunque la Bienal de San Pablo adquirió un grupo de esculturas en 1951, pasaron muchos años antes de que en Brasil se hiciera, de manera lateral, una monográfica en una bienal de 1998. Con la llegada a América este año Giacometti deja de ser, en los diarios, una noticia económica y policial. En 2010 la escultura-emblema “El hombre que camina I”, un bronce de 1,83 metros de altura concebida para un proyecto de fines de los cincuenta, fue vendida en una subasta de Sotheby’s de Londres por 104 millones de dólares, que ofertó (por teléfono) una mujer brasileña. Un año antes la policía de delitos artísticos de Baden-Württemberg capturó a un quinteto de falsificadores de Giacometti que operaba en Europa. Cuando estaban a punto de vender 17 esculturas por más de un millón de euros a un supuesto interesado, éste se reveló como agente encubierto y se vino abajo el “almacén de Maguncia”, donde se ocultaba la mercadería proveniente de China.
    Aunque Giacometti prestaba atención a las relaciones del artista con la sociedad, quizá no sospechaba del devenir criminal del arte en economías que le arrancan todo lo que tenga de materia viva, creadora, intelectual. En 1962, en la entrevista que le hizo una publicación comunista italiana, observaba que después de la Segunda Guerra los artistas habían cambiado de clase: “tienen la misma posición social que los retratistas oficiales del Segundo Imperio, son invitados a todas las exhibiciones, ganan mucho dinero, viven más o menos como sus clientes ricos”. Más allá de la absorción histórica del arte por la clientela privada y estatal, Giacometti veía una situación que afectaba a las formas. Se había dado el estallido en los criterios de valor: “como la sociedad se había equivocado con los impresionistas, ahora acepta, indiscriminadamente, cualquier cosa”.
    {restricrt}DE VUELTA. Los investigadores de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, presidida por Véronique Wiesinger, curadora de la exposición, recontaron las escasas relaciones de Giacometti con Argentina. Del archivo de La Nación tomaron la entrevista del joven Gyula Kosice cuando Giacometti obtuvo el gran premio de escultura de la Bienal de Venecia de 1962. Antes, en los treinta, cuando trabajaba para el decorador Jean-Michel Frank, había diseñado objetos de interior para una casa de Buenos Aires. En 1929 la argentina Elvira de Alvear le compró en París la escultura “Cabeza que mira”, la primera obra vendida por Giacometti, un bloque de yeso semejante, desde una perspectiva bidimensional, a la hoja del hacha. Detrás de este trabajo que puede verse en la sala 2 de Proa hay una historia que ha cobrado demasiado relieve. Según un artículo actual de Cecilia Braschi, Giacometti comunicó a sus padres, por carta, que “mademoiselle de Alvear” era sobrina de un general argentino de quien su maestro de academia, Antoine Bourdelle, había diseñado un monumento que está en La Recoleta. Las coincidencias iban a acabar por ahí, pero hubo más. Para realzar a la coleccionista argentina, La Nación reseñó que esta “amiga de Borges y editora descubrió la pieza y la compró en un gesto audaz e innovador”. Pudo decir al revés: la pieza audaz e innovadora de Giacometti “descubrió” a una olvidada poetisa de Buenos Aires. La prensa menos leída, aprovechando la bolada, puso a circular una hipótesis novelera (de Mario Paoletti): Elvira de Alvear fue la musa que inspiró al personaje Beatriz Viterbo de Borges, la mujer más importante de todas.
    Descontando la compra de la dama argentina, el año 29 es fundamental para Giacometti pues establece trato con los artistas de su tiempo. Conoce a Cocteau, a André Masson y a la condesa Noailles, luego a Miró y a Calder. Mediante Michel Leiris trata con los surrealistas disidentes (Desnos, Prévert, Queneau) y en 1931 adhiere al movimiento que lideraba André Breton, encargado de darle de baja en el 35 por divisiones estéticas. No alcanzó la amistad (Giacometti fue testigo de Jacqueline Lamba en el casamiento con Breton, en 1934), ni que fuera una joya rara, de los pocos escultores del elenco surrealista. Las reglas de creación eran estrictas y estaba prohibido trabajar del natural, que era a lo que Giacometti iba a volver como en los tiempos suizos, en los que tomaba a sus padres y hermanos como modelos para pintar y esculpir. Giacometti nunca se arrepintió de haberse hecho expulsar del surrealismo, prefería la soledad y se molestaba con el sentimiento de competencia, “que un artista trabajara en contra de otro y que incluso explotara ideas que de alguna manera no eran originariamente suyas”, según le dijo, mientras lo retrataba, a James Lord.
    En Alberto Giacometti. Obras/escritos/entrevistas, Ángel González agrega que Breton no sólo borró a Giacometti del movimiento, sino que eliminó lo que le había dedicado en un capítulo de L’Amour fou (“Alberto Giacometti, cuya sensibilidad es, a mis ojos, inigualable”). En el Diccionario abreviado de surrealismo, que hizo con Éluard, Breton puso apenas de él: “antiguo escultor surrealista”. Lo que se mantiene, incluso previo al período 1931-1935, se encuentra en una nota que escribió Cocteau en Opio (1930): “Conozco esculturas de Giacometti, tan sólidas y tan ligeras que se diría que conservan las huellas de un pájaro”.

    MUSEO. La curadora Wiesinger dedicó parte de una sala a “La experiencia surrealista. El objeto”, dominada por el yeso y el bronce, por algunas piezas pasivas y amenazantes como “Objeto desagradable” (1931), la calavera cubista “Cabeza-cráneo” (1934) y el lienzo “Maria”, que muestra de manera total la entrega a la forma humana. Los que se ven como trabajos de ruptura, las verdaderas “proyecciones del deseo”, que en sí mismas no tienen destino aunque sí lo tienen para el futuro de Giacometti, son dos: un dibujo a pluma titulado “Composición surrealista” y el bronce “Mujer que camina I”. En uno la mujer que renueva la imagen del fresco “La desesperación”, de Giotto, se corta a la mitad como un papel; en otro, de material liso y frío, la mujer-niña sin cabeza y sin brazos sobrevive con un hueco perturbador en el pecho.
    En la película Alberto Giacometti, qu’est-ce qu’une tête?, de Michel van Zele, que se proyecta en Proa, aparece Balthus diciendo el fin de una historia. Breton: “Todo el mundo sabe lo que es una cabeza hoy en día”. Giacometti: “Yo no”. Por la cabeza había entrado en la galería Pierre Loeb de París (donde exponían los surrealistas y se hizo conocido), y por lo mismo se peleó con Breton. Durante el pasaje por el surrealismo, que es el de las esculturas afectivas/abstractas, no abandonó la investigación acerca de la cabeza, sólo que lo hizo por otros medios y procedimientos que aprendió a dominar, incluso por la experiencia de la ausencia como en la citada “Mujer que camina…”. Luego volvió al trabajo solitario y al natural, y con ello a los modelos familiares, a los que había abandonado en 1925 luego de algún despunte en la imaginación y en el expresionismo, como en el “Cráneo” de 1923 y otras obras que acabaron en museos nórdicos. 
    Ya en la época lejana, la de Suiza, de la que quedan el primer óleo y el primer busto esculpido, Giacometti buscaba entender cómo es. En el recorrido que preparó la curadora, “Los comienzos. El descubrimiento del arte primitivo”, las cabezas de su hermano Diego (un modelo fraternal que lo acompaña y lo asiste durante décadas), y la de su padre, el pintor impresionista Giovanni Giacometti, se superponen a los dibujos y las pinturas expuestos en la planta baja. “Cabeza del padre”, para empezar, habla y obliga a pensar qué dice en un contexto cargado de interrogantes y de formas venidas de culturas aplastadas por Europa y en especial por el Vaticano (Egipto, Oceanía, México), testimonios del arte que Giacometti pudo apreciar muy joven en igual medida que a los pintores del quatroccento.

    JAULAS. Es difícil decir qué conecta una sala con otra, qué relaciones guardan y cuáles ocultan la suma de cuadros, objetos, esculturas. Por lo pronto, el paisaje blanco de la exposición tiene en común la tensa tranquilidad del silencio. Mientras el recepcionista del Museo Xul Solar intercambia sinfonías de Beethoven, y las paredes del Museo Nacional de Bellas Artes emiten “música funcional” para hacer dormir a los guardias, las salas de Proa conservan un silencio denso que completa la relación de Giacometti con el vacío. Este tipo de experiencia le habría interesado a Samuel Beckett, que en su momento le encargó la escenografía de Esperando a Godot y recibió de Giacometti un árbol delgado y solo.
    Podría decirse e inventarse mucho acerca del vínculo entre las obras y las salas de exposición, pero nada que pueda superar el hecho de estar allí. Un acercamiento conceptual puede tener equivalentes, pero no una sensación. Entre “Jaulas y marcos” y “Las dimensiones de la representación: alrededor de Jean-Paul Sartre” se establece el salto de la vanguardia al existencialismo, que en Giacometti se perfila como un modo de observar a los otros y, desde allí, ver las tinieblas de sí mismo. La crítica señala que Giacometti, como otros artistas franceses (de Duchamp a los oulipianos), encontró en la novela Locus Solus de Raymond Roussel una ocasión de ampliar los límites de la imaginación: un pasaje que cita Cocteau (otra vez Opio), Roussel hace aparecer a la vista “cierta bola aérea casi diáfana” a la que Giacometti dio forma y colgó dentro de una jaula de hierro (“Bola suspendida”, 1930-31). Cocteau concibió la esfera blanca leyendo a Roussel, una imagen que luego pasó por la visión de Giacometti y ahora es de las obras más misteriosas entre los objetos que, según González, el crítico español, hacen una reconstrucción melancólica de la lentitud, opuesta al “griterío inaguantable” de los surrealistas.
    Descubrir las jaulas, que en Locus Solus son también de cristal, es igual a saber que se puede crear hundiendo, sometiendo a otro. ¿Qué es, si no, quedar cautivo? Un ejemplo literal del encierro es “La jaula, primera versión” (1950-51), y siguen otros casos de “cárceles benignas” que remiten a la misma preocupación por el encierro de la existencia, así “Cabeza sobre varilla” (perfil de horror, frente feliz), de 1947, un yeso en el que se ha querido ver la más íntima autopercepción de Giacometti. “La nariz”, inspirada en la literatura japonesa, un bronce también de 1947, es una experiencia culminante e inclasificable y adelanta, en su cautividad moral, inconforme y burlesca, la expresión de los memorables retratos de su esposa Annette y de Caroline, una muchacha del bajo de París, del profesor Yanaihara (que introdujo el existencialismo en Japón), de Simone de Beauvoir y de Sartre, los primeros y repetidos, omnipresentes después de la guerra, homenajeados en una sala.
    No se sabe hasta dónde Giacometti estaba influido por la filosofía francesa y hasta dónde influyó en ella. Merleau-Ponty se interesó por las obras y anotó que Giacometti, como Matisse, enseña a ver contornos de cuerpos “no a la manera ‘físico-óptica’, sino como nervaduras, ejes de un sistema de actividad y pasividad carnales”. La conexión con el representante de la fenomenología estaba dada por la investigación de la realidad y del objeto en el espacio. Giacometti decía tener suficientes problemas con lo exterior como para preocuparse por lo interior, de donde extraía involuntariamente, como si fuera un pozo, la fuerza emocional, que no era buscada. Sartre había visto que es “lírico cuando esculpe, objetivo cuando pinta”, pintor y escultor, ambas cosas, “ni lo uno ni lo otro y lo uno y lo otro”.
    A mitad de los cuarenta no era extraño que un artista leyera y aplicara un libro como El ser y la nada, una puerta a la filosofía de la percepción. Giacometti decía que antes de 1945 había una realidad “conocida o banal”, que para él se terminó allí. “Advertí que entre el hecho de ir al cine y el de salir del cine, no había interrupción”, decía. Desde entonces y hasta ahora nunca se ven las cosas sino “a través de una pantalla”. Para aprehender la imagen, compartía los puntos de partida con Roquentin, el protagonista de La náusea: la búsqueda del personaje de Sartre, que empieza con la especulación ante una botella de tinta, está ampliada en la realidad por Giacometti, muy dado a los adelgazamientos y los alargamientos de las figuras que tenía frente a sí. El impulso de la visión es tan desesperante que les haría decir a ambos (a Roquentin, a Giacometti): “Quisiera ver claro en mí antes de que sea demasiado tarde”.
    El yeso retocado con navaja, el bronce hundido, presionado, el trazo del pincel, los movimientos, casi todo tiene la huella del dolor milenario y primitivo que Genet reconocía en el taller de la rue Hyppolite-Maindron. Se ve en toda la línea donde se acumulan bustos (los de Annette, fuertes), en obras aisladas como “Desnudo de pies sin brazos” (1954), en la cabeza saliendo de las piedras (“Busto de hombre”, 1956), en el grupo “El bosque” (1950), en el que las figuras están como los árboles, solas, cerca, sin tocarse. “El bosque” es la evidencia: el arte etrusco, como querían los críticos, no es una memoria más importante que los pinos “altos y esbeltos” y las piedras “fuertes y amigas” que Giacometti veía de niño en el pueblo de Vel Bregaglia.
    Después de recorrer la sala de “Figuras y busto” hay un lugar, de salida, con el título de “Monumentos”. Quienes conocían estas esculturas a través de libros y de pantallas se sorprenden del volumen de “Hombre que camina I”, “Gran mujer I”, “Gran mujer IV”, que Giacometti proyectó para espacios abiertos y han sido, desde que se expusieron por primera vez en Europa, una experiencia sentimental, una atracción para el público. Hombres que caminan y mujeres contenidas, quietas. Hombres que recibieron el mandato de Breton: “Partan por los caminos”, “dejen todo”, “dejen lo seguro por lo inseguro”, tengan hijos, llévense el arte a la calle. A la altura de los monumentos, que representan sus últimos años, Giacometti había llegado a un extremo de “copiar la apariencia”, de crear un objeto que estuviera cargado con igual intensidad que la realidad de la que venía. Quizá no le importaba hacer otra cosa. Hacía años que iba al Louvre y se quedaba viendo a la gente, quería captar la vida antes que apreciar las obras con su “aspecto tan miserable”.
    Como la primera vez, en 1913, cuando hizo “una delicada cabeza de Diego”, al final llegó al punto de partida, que sintetizó en una proposición que parece sencilla: “si tuviéramos una cabeza, tendríamos el resto; si no se tiene la cabeza, no se tiene nada”. La cabeza es una posibilidad y una ilusión, es la vida y la muerte. En todo caso, cada cual decide qué hacer con ella. La mejor foto que existe de Giacometti es de Henri Cartier-Bresson y corresponde a un día de lluvia de 1961. John Berger le dedicó un ensayo. Se ve a un hombre cruzando la calle con la cabeza metida bajo el cuello de la gabardina. El cuerpo sin cabeza o la estampa de alguien que camina con la conciencia en otra parte. Con ese gesto, Giacometti seguía mostrando humildad. Fracasaba cada vez que quería darle al trabajo una emoción real, cada vez que se enfrentaba con la realidad y quería conocer al menos un aspecto de la más compleja de las estructuras. Hasta el final persistió en su trabajo sobre la forma inacabada y no se distrajo, no se dejó atrapar por el dulce de la fama. En el café donde leía el diario era un ciudadano anónimo, un hombre que salía a la calle y caminaba ajeno a todo lo que no fuera un hecho de conciencia.
    “Lleva sobre sí un vacío a la manera del caracol que porta su caparazón”, decía Sartre. “Un caracol sobre una rama quebrada”, decía un verso ceremonioso y angustiante de un poeta posterior al existencialismo.



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  • Título: GRANDES MUESTRAS Y MULTIPLICACION DE ESPACIOS EXPOSITIVOS. 
    Autor: Terra.
    Fecha: 19/12/2012
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    En materia de arte, 2012 será recordado como el año de las grandes visitas: obras de Caravaggio, Tracey Emin, Christian Boltanski, Alberto Giacometti e incluso maestros como Rafael, Tiziano y Rubens, han desembarcado en el país en el contexto de distintas muestras que generaron en el público un magnetismo sin igual.

    Este fenómeno tiene correlato a su vez con otro proceso que -aunque comenzó en los últimos años-, se acentuó con fuerza en este 2012 y se trata de la multiplicación de espacios expositivos de distintos perfiles, estrategias y políticas de posicionamiento.

    "Lo más destacado es la multiplicación de espacios con perfiles, presupuestos y proyectos de lo más variados, confirma Marcelo Pacheco, curador en jefe del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, donde se vieron a Tracey Emin y Beatriz Milhazes.

    A la cabeza de este fenómeno se coloca la inauguración del Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA) -uno de los hitos de la temporada- que abrió en septiembre en un modernísimo edificio de San Telmo, para exhibir la vasta colección de arte abstracto del empresario Aldo Rubino, con dirección artística de la historiadora María José Herrera.

    La oferta cultural de la ciudad incluye a la Fundación Proa en La Boca y una fuerte apuesta a la escena internacional -como Giacometti- o el Museo Nacional de Bellas Artes con una nueva museografía y refacción arquitectónica, dispuesto a exhibir la renovación de las salas del primer piso.

    También, la política de exposiciones históricas de Fundación Osde (como por ejemplo Discursos gráficos dedicada a los artistas y grupos de grabadores del país)-, o el Faena Arts Center y un inmenso edificio para sites specific (obras en las que se utilizan los elementos de significación del lugar donde se produce.

    Imposible no mencionar arteBA, una feria de arte contemporáneo que cada año recibe unas 100.000 visitas en cinco días, las novedosas ferias Eggo de arte emergente (aggiornamiento de la vieja Expotrastiendas), Buenos Aires Photo; la feria Arte Espacio, un Almacén de Arte en San Isidro o la primera edición de Expoarte 2012, una Feria Argentina de Arte Clásico al Mundo.

    "El 2012 fue un año privilegiado con grandes exhibiciones en las principales instituciones de la ciudad, reafirma la directora de Fundación Proa, Adriana Rosenberg, donde se exhibe la extraordinaria retrospectiva del suizo Alberto Giacometti.

    "En el Museo Nacional de Bellas Artes, desde ya, la actual exhibición de Caravaggio y sus seguidores. En Malba, en el comienzo del año, ByeBye American Pie, la retrospectiva de Enio Iommi en el Centro Cultural Recoleta y el proyecto que realizó Christian Boltanski en toda la ciudad, son muestras que destaco, dijo Rosenberg a modo de balance.

    No habría que dejar de lado puestas como la del suizo Jean Tinguely -una figura clave del arte del siglo XX-, en el Centro Cultural Borges, las fotografías de André Kertesz en Fundación Osde, así como el desembarco en el Bellas Artes de dos préstamos: el Doríforo, una copia romana del siglo I d.C. del original atribuido al griego Policleto, así como el óleo San Juan Evangelista de El Greco, llegado del Museo del Prado de Madrid.

    Según Herrera, directora artística del Macba, fue un gran año con muestras importantísimas y enumera la exposición de arte cinético de los años 60 Real/Virtual en el Bellas Artes -cuando ella aún era jefa de investigaciones del museo-, las piezas de "Meraviglie dalle Marche. Seiscientos años de pintura italiana" en el Museo Nacional de Arte Decorativo y Giacometti.

    "Creo que se confía más en la importancia de la cultura. Es algo que crece pero hay que invertir mucho para que rinda, advirtió.

    Para Pacheco, la gran pregunta es si esta seguidilla de grandes muestras forma parte de las habituales convulsiones que ocurren en Argentina cada veinte años que agonizan rápidamente o si esto vino para quedarse "Estamos hablando de lo que ya vimos en los años 80, 60, 40 y 20, que tenía que ver con Buenos Aires como sede de muestras del exterior importantes, que después desaparecen ... ¿o vamos a modificar las estructuras internas?. Debe haber estrategias de Argentina hacia el mundo, exhortó Pacheco.

    "Este año, obras de los argentinos Oscar Bony y Lidy Prati han entrado a la colección permanente del MOMA, el museo que consagra la modernidad en el mundo, y para mí, eso es mas importante que cualquier muestra que se haya hecho en Buenos Aires.



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  • Título: En materia de arte y museos, el 2012 termina en positivo. 
    Autor: Oscar Smoljan. 
    Fecha: 19/12/2012
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    Ver nota original (Diario Rio Negro.)

    El 2012 llega a su fin con balance positivo en materia de museos, exposiciones y cultura en general, tanto a nivel nacional como en el interior del país.

     

    Este año abrió sus puertas en Buenos Aires, en pleno barrio de San Telmo, un nuevo museo privado, el MACBA – Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires- patrocinado por el financista y coleccionista Aldo Rubino. Este nuevo espacio es el tercero que se abre en los últimos once años en la capital argentina, después del MALBA de Eduardo Constantini y el dedicado al patrimonio de la desaparecida empresaria y mecenas Amalia Lacroze de Fortabat.

    El MACBA inauguró su vida institucional con una colección dedicada a la geometría y la abstracción con obras de Víctor Vasarely, Camilo Arden Quin, Alejandro Puente, Juan Melé, Julio Le Parc, Richard Anuszkiewicz, Carlos Cruz-Diez, Guillermo Kuitca, Raúl Lozza, Heinz Mack, Marta Minujín, Kenneth Noland, Sarah Morris, Leon Polk Smith y Luis Tomasello.

    Para el MALBA –Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires- fue un año en alza. Pensando en la ampliación de 3.800 m2 que el año pasado le aprobara la legislatura porteña, el museo de Constantini reestructuró este año su colección permanente con una nueva propuesta que pone al alcance de los visitantes nuevas obras de su patrimonio, además de importantes creaciones recibidas para esta ocasión de manos privadas.

    En el MNBA porteño por su parte presentó este año una muestra dedicada al maestro del claroscuro, el pintor italiano Caravaggio y sus seguidores. La colección, que primero pisó el MASP -Museo de Arte de San Pablo- fue curada por el brasileño Fabio Magalhaes y por el italiano Giorgio Leona y el diseño de la exposición lo realizó Rosella Vodret, una de las autoridades en la obra de Caravaggio a nivel mundial.

    La Fundación Proa trajo una retrospectiva del gran artista plástico suizo Alberto Giacometti (1901-1966), conformada por 146 obras, entre pinturas, esculturas, dibujos, grabados, objetos decorativos y fotografías que van desde 1910 a 1960. La muestra, curada por Veronique Wiesinger, en base principalmente a piezas de la Fundación Alberto y Annette Giacometti y coleccionistas privados, incluye las célebres figuras monumentales que el autor realizó entre los años 40 y 60.

    En este año se continuó con la actividad de los grandes premios, el del Banco Nación y el del Banco Central y los Grandes Premios Nacionales, homenajeando a los ya consagrados y estimulando a los nuevos valores en el camino del arte.

    En el interior del país mientras tanto, el movimiento en los museos fue igual de intenso.

    Para el MNBA Neuquén fue un año jalonado por las muestras "Cuerpo a cuerpo", de Graciela Sacco; "Buenos Aires 1930-2000. La ciudad en diálogo", de los fotógrafos Horacio Coppola y Facundo de Zuviría; "Arte y trabajo", el patrimonio pictórico de UPCN, una nueva edición del Festival de la Luz y el broche de oro que fue la monumental retrospectiva de Marta Minujin, más que una muestra todo un acontecimiento social y cultural.

    Pero Neuquén no fue la excepción de la Patagonia, San Martín de los Andes tuvo su 4to Encuentro de Pintores con la participación de artistas plásticos de todo el país. El encuentro fue declarado de interés nacional por la Secretaría de Cultura de la Nación y organizado por la Asociación Hotelera Gastronómica de esta ciudad. Y en la ciudad más austral del mundo, Ushuaia, se llevó a cabo la segunda edición del MAF -Mes del Arte Fueguino-una iniciativa de los gobiernos de Tierra del Fuego, de la ciudad capital de la provincia y el Museo Marítimo Ushuaia con más de treinta proyectos entre performances, instalaciones, videos, fotografías, pinturas y esculturas.

    Asimismo en la Mesopotamia, Corrientes lanzó "La Gran Sombra. Acciones Creativas", con artistas de Corrientes y Chaco. Este proyecto institucional está pensado para exhibir la producción artística de la región, para que se conozcan sus museos, su historia y su paisaje, dando visibilidad nacional a una región relevante en su producción cultural.

    Los museos de Córdoba, San Juan y Rosario no se quedaron atrás y presentaron muestras y nuevas colecciones, en un movimiento cultural que a esta altura de la historia ya no tiene freno.

    Pese a la crisis, el arte siguió adelante en este año 2012 con balance positivo, con los viejos y nuevos nombres, pero siempre apostando a la creatividad como motor de cambio de las sociedades.



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  • Título: Un paseo por el infierno y el paraíso de Giacometti. 
    Autor: Mercedes Pérez Bergliaffa.
    Fecha: 18/12/2012
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    Ver nota original (Revista Ñ. )

    Atípico, independiente, chamán. El suizo Alberto Giacometti fue uno de los artistas más grandes del siglo XX. Por primera vez su obra se muestra en la Argentina, en la Fundación Proa. Aquí, una aproximación diferente a su mundo y sus trabajos, con un enfoque pedagógico que liga cada texto con una imagen de su obra, en una relación profunda. Además, una videoentrevista con Véronique Wiesinger, directora de la Fundación Giacometti de París, con revelaciones de la muestra.
    POR Mercedes Pérez Bergliaffa
    Se dijo mucho, durante los últimos tiempos, sobre el suizo Alberto Giacometti. Pero se comentó poco sobre su vida íntima. Ella también nos puede otorgar claves para conocerlo, para entrar a sus obras. Esta información local escasa, acerca de la vida del artista se debe, quizás, a la reticencia de la propia Véronique Wiesinger, directora de la Fundación Giacometti y curadora de la muestra que ahora se expone en Proa, a hablar sobre el tema. Wiesinger opinó, durante una entrevista con Ñ, que no es necesario saber acerca de la vida personal de un artista para poder comprender su trabajo. Y esto puede ser verdad. Sin embargo, existen anécdotas sobre Giacometti que son ricas, que detallan su personalidad y que complejizan aún más su figura: me las contó la misma Wiesinger, entusiasmada, a pesar de su propia posición respecto al tema. Decidimos ahora transcribirlas aquí, a lo largo de esta nota.

    Realizada luego de varios recorridos a puertas cerradas junto a la curadora en la Fundación Proa –espacio donde se exhibe la muestra del escultor–, esta nota se detiene en algunas pocas obras suyas, para desplegar a partir de ellas comentarios y opiniones del mismo Giacometti –que realizó una gran producción como escritor–, inéditas hasta ahora, cuando se conocen a través del catálogo en castellano que publicó la Fundación Proa. También por el acceso exclusivo que tuvo Ñ al material de la Pinacoteca del Estado de Sao Paulo, en Brasil, donde se realizó la retrospectiva del escultor a principios de 2012, antes de viajar a la Argentina, con una selección y curaduría diferentes.


    Una vida intensa se aventura al siglo XX 

    Como se sabe, Giacometti era hijo de un pintor, por lo que desde chico vivió inmerso en todo ese mundo propio que significa el taller de un artista. Su tío también pintaba. Pero a pesar de estar rodeado de bastidores, desde pequeño lo cautivó la escultura. En 1922, con 21 años, el artista dejó su Suiza natal para viajar a París, a estudiar con el reconocido escultor Antoine Bourdelle. Y aunque rápidamente se decepcionó de su enseñanza, el contacto le sirvió para abrirse a un mundo que, hasta entonces, le había sido desconocido: la producción artística de los pueblos no occidentales.

    Giacometti aprendió de Bourdelle toda una serie de experimentaciones en torno a las nociones de monumento y de base, que serían clave a lo largo de toda su vida, y pueden percibirse en muchas de las obras expuestas ahora en Proa: ahí están las bases de distintas alturas, pesos y materiales sobre las que se ubican las obras, cuidadosamente diseñadas, pensadas por Giacometti. Las bases ubican a las esculturas para que las veamos a determinada altura, para que contactemos con ellas de maneras más o menos directas. Para que nos parezcan, a veces un monumento, a veces un par nuestro.

    Alrededor de 1930, Giacometti comenzó a frecuentar a los surrealistas: Jean Cocteau, André Masson, el matrimonio Noailles… Un año más tarde se incorporará al grupo, y participará de sus actividades y publicaciones, hasta 1935, año en que lo expulsan. La razón: durante esos años Giacometti diseñó apliques de pared y joyas junto a uno de sus hermanos –Diego–, para los diseñadores Jean-Michel Frank y Elisa Schiaparelli, cosa que los surrealistas no aceptaron: lo vieron como una traición.

    Durante la Segunda Guerra Mundial Giacometti se quedó en Suiza. Allí conoció a Annette Arm, con quien se casó en 1949. Ella fue una de sus modelos favoritas. Desde 1945 volvió a vivir a París. En paralelo, expuso en distintas galerías de Nueva York.

    En 1962 fue invitado a exhibir una muestra individual en la Bienal Internacional de Arte de Venecia, donde ganó el Gran Premio de Escultura (ése fue también el año en que por primera vez un artista argentino, Antonio Berni, obtuvo un Gran Premio, el del Grabado, en la Bienal).

    Durante la última época de su vida, Giacometti tuvo como amante a una joven prostituta francesa, Carolinne, a quien conoció en 1959 en el bar “Chez Adrien”, cuando ella tenía 21 años. Carolinne aparece en varios de los retratos que se exhiben en Proa.

    Giacometti murió en 1966, debido a una insuficiencia cardíaca. A pesar de que la curadora de la exhibición, Wiesinger, no quiera decirlo demasiado, el escultor se alimentaba mal, bebía demasiado café y fumaba enormidades. La pericarditis por la que murió fue derivación de una bronquitis crónica.


    Un paseo por el infierno y paraíso de sus esculturas

    “Ciertamente, practico la pintura y la escultura, y esto, desde siempre, desde la primera vez que dibujé o pinté, para morder la realidad, para defenderme, para alimentarme, para crecer: crecer para defenderme mejor, para atacar mejor, para agarrarme con uñas y dientes, para avanzar lo más posible en todos los planos, en todas las direcciones, para defenderme del hambre, del frío, de la muerte, para ser lo más libre posible; lo más libre posible para intentar –con los medios que hoy me son propios– ver mejor, comprender mejor lo que me rodea, comprender mejor para ser lo más libre posible, crecer lo más posible, para gastar, para entregarme al máximo a lo que hago, para correr mi aventura, para descubrir nuevos mundos, para hacer mi guerra, por el placer (¿) por la satisfacción (¿) de la guerra, por el placer de ganar y de perder”.

    Respuesta de una entrevista con Pierre Voldbout, “A chacun sa réalité”, en XXe siécle, junio de 1957. Publicado en “Alberto Giacometti”, Fundación Proa, 2012.

    “Nada se me apareció nunca en forma de cuadro, raramente veo en forma de dibujo. Las tentativas a las que a veces me he entregado, de realización consciente de un cuadro o incluso de una escultura, han fracaso siempre”, decía Giacometti. En cambio, él soñaba. Intuía. Buscaba la forma por medio de las manos, como si hubiera sido tan sólo un “transmisor” de las obras que –como él sostenía– “ya concluidas, se ofrecían a mi espíritu.”

    “El artista era visto como un vehículo de algo absoluto, de algo que lo sobrepasaba”, describe esta situación Véronique Wiesinger.

    En esta escultura de 1927 –“Mujer cuchara”– realizada en yeso, en la época en la que Giacometti recién se instalaba en París, el artista se encontraba en plena etapa de descubrimiento de la escultura africana y de Oceanía, gracias a las clases que tomaba con Antoine Bourdelle. Y también escuchaba muy atentamente, durante este mismo período, los consejos de sus nuevos amigos, los artistas Ossip Zadkine, Jacques Lipchitz, Constantin Brancusi, Henri Laurens. De cada uno de ellos tomará, Giacometti, elementos para crear sus obras: de Lipchitz, la utilización de las estructuras abiertas (aunque nunca reconocerá esta influencia); de Laurens, la cristalización de una sensación de espacio y de trabajo del vacío en torno a la materia; de Brancusi, a Giacometti le llamaron la atención las formas orgánicas de sus obras, y su aspecto pulido.

    De todos estos estudios y observaciones, se derivarán luego características de las obras de Giacometti, que ya pueden verse asomando en “Mujer…”: la obra como un estatuto intermedio entre el objeto y la escultura; su aspecto totémico; y los puntos de vista privilegiados. En el caso de la obra “Mujer…” el carácter plano, achatado, le confieren también rasgos de objeto de culto.

    “Una vez construido el objeto, tiendo a recuperar en él, transformados y desplazados, imágenes, impresiones, hechos que me han conmovido profundamente, (sin saberlo, a menudo), formas que siento que me son muy próximas, aunque, con frecuencia, sea incapaz de identificarlas, lo que me las hace cada vez más perturbadoras.”

     De: “Sólo indirectamente puedo hablar de mis esculturas”

    En las esculturas de Giacometti, muchas veces éstas se separan de sus propias bases, se anexan a ellas. Como ocurre con “Mujer con carro”, la figura de una mujer hecha en yeso, ubicada sobre una base de madera con cuatro ruedas.

    Decía Giacometti sobre esta obra: “Quería evitar una base neutra apoyada pesadamente en el piso, algo que me parecía falso. Yo lo que quería era un vacío bajo los pies de la figura”. Lo escribió en 1950, en el borrador de una carta para el pintor Henri Matisse.

    Otra de las características importantes de las obras de Giacometti: nunca son total ni perfectamente verticales, sino que están un poco ladeadas, torcidas, a propósito. El escultor provocaba esa fuerza diagonal para acentuar ciertas sensaciones. Todo este razonamiento suyo comenzó con la obra de Georges Braque, el pintor cubista. Sobre ella observó Giacometti: “¿Cómo expresar la sensación que provoca en mí la vertical apenas fuera de eje del florero y las flores que trepan sobre ese fondo gris…? Esa vertical de equilibrio inestable no fue trazada, sino que emana de la complejidad de las formas y de los colores.”

    A. Giacometti en “Gris, brun, noir”, Dérriere le Miroir, junio de 1952, en el catálogo de la exhibición Alberto Giacometti-Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, París (2012). Buenos Aires: Fundación Proa

    “Pinto una cabeza como pinto una manzana como pinto cualquier cosa”, decía Cézanne. Y Giacometti lo citaba. Porque las cabezas eran, para él también, excusas para trabajar la forma.

    Decía Giacometti: “(En Cézanne) esos vasos, esos platos, hablan entre ellos. Se hacen confidencias interminables (…) Los objetos se penetran unos a otros… Se expanden insensiblemente en torno a ellos mismos en íntimos reflejos, como nosotros los hacemos en miradas y palabras…”

    AG en entrevista con G. Charbonnier, 1957, en: catálogo de la exhibición Alberto Giacometti-Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, París (2012). Buenos Aires: Fundación Proa

    Era conocido el gusto de Giacometti por las prostitutas y por frecuentar burdeles continuamente. Le llamaban especialmente la atención aquellas mujeres de personalidad fuerte: su madre, Annetta, su hermana Ottilia, su primera amante, Isabel Nicholas, su mujer, Annette Arm, y Carolinne, la prostituta que fue su última pasión. A todas las retrató en largas jornadas (“había que tener mucha paciencia, para posar para AG”, comenta Wiesinger, “porque debías estar horas y horas, durante días”). Por eso buscaba sus modelos entre los miembros cercanos, los de su familia. Su mujer Annette, y su hermano Diego, fueron sus modelos principales.

    En 1946, Giacometti también conoció a Simone de Beauvoir en Ginebra. Ella y Jean- Paul Sartre también iban a ser retratados por el escultor. Con el tiempo, devinieron amigos.

    A partir de 1950, a pesar de estar realizando retratos mediante esculturas y pinturas,

    Giacometti fue abandonando la representación precisa de los objetos por algo más difícil: la representación de una atmósfera, de un clima en torno de la figura. Se fijó en la relación de la obra con su entorno.

    Por eso en sus obras posteriores no debe buscarse una anécdota, sino una energía, una proximidad. “Para mí, se trata solamente de intentar ver cómo se sostiene la cabeza en el espacio. Así que yo no pienso ni en el interior de la persona ni en su personalidad”, decía a Jean-Marie Drot, en 1962. “Entiendo que tiene importancia, pero no puede tener importancia para mí mientras trabajo. No se trata de poner las cosas más o menos en su lugar. Para mí, la apariencia y el núcleo son la misma cosa, ¿o no? Hasta podría decirse que la apariencia es el núcleo mismo (…) Para mí, el arte no es más que un medio para descubrir cómo veo el mundo exterior.”

    Giacometti nunca salía sonriendo en las fotos, a pesar de haber tenido un excelente sentido del humor. Esto se debía al mal estado de su dentadura: era un fumador empedernido, y sus dientes lo sufrían. Por eso, posaba serio, ante las cámaras.

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  • Título: GENIAL GIACOMETTI. 
    Autor: Albino Dieguez Videla. 
    Fecha: 16/12/2012
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    La Fundación Proa de La Boca siempre apunta a lo más alto. Lo hizo con la memorable muestra de Louise Burgeois y lo hace con la primera retrospectiva que ha llegado a América latina con la obra del escultor y pintor suizo Alberto Giacometti (1901-1966), una gran figura del arte del siglo XX.

    Conformada por ciento treinta piezas, esta exhibición abarca los períodos de su producción artística de Giacometti desde la etapa inicial en su Suiza natal, su temprana formación ligada a Cézanne, al arte africano en los años 20, hasta sus más conocidos estudios de cabezas y retratos, sus emblemáticas figuras femeninas y personajes caminando de las décadas del 40, 50 y 60.

    Esta línea de tiempo permite apreciar las diversas disciplinas que Giacometti experimentó a lo largo de su carrera (escultura, pintura, dibujo, grabado, arte decorativo), hasta lograr ese sello estético en el que asimismo estuvieron implicados su padre y su hermano Diego.

    El conjunto seleccionado especialmente para su itinerancia latinoamericana por Véronique Wiesinger pertenece a la Fundación Alberto y Annette Giacometti, de París, y vino a Buenos Aires auspiciado por la embajada de Francia y Tenaris-Organización Techint, y estará en exhibición en la Fundación Proa, Pedro de Mendoza 1929, hasta el 9 de enero de 2013, de martes a domingo de 11 a 19.



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  • Título: El arte, protagonista de la noche porteña . 
    Autor: Ámbito financiero.
    Fecha: 09/12/2012
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    Ver nota original (Ámbito financiero. )

    Mañana, al caer el sol, el arte ocupará un lugar protagónico en el escenario porteño. Se vivirá una noche sin límites. Para comenzar, en el Planetario, en el cruce de las avenidas Sarmiento y Belisario Roldán, el hiperactivo ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, presentará a las 20 la nueva y ampliada edición de la Noche de los Museos.


    Con la cifra récord de 183 museos, espacios de arte e instituciones culturales que ofrecerán exhibiciones, espectáculos y actividades para todos los gustos hasta las 3 de la madrugada, Lombardi abrirá el camino a la ambiciosa Milla Cultural Sur que este año se suma al extenso paseo de la Milla de los Museos.


    Allí, en el Planetario, el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín dirigido por Mauricio Wainrot, presentará «Las 8 estaciones», título que comprende «Las 4 estaciones» de Vivaldi, y los cuatro tangos que compuso Astor Piazzolla inspirado en el genio de la música barroca («Verano porteño», «Otoño porteño», «Invierno porteño» y «Primavera porteña»). Como un homenaje a nuestro artista, su música acompañará las artes visuales y se escuchará en el Planetario, pero también en todos los museos de la ciudad.


    Para quienes se intimidan con la extensión de una movida que alcanzará a todos los barrios de Buenos Aires, el Ministerio de Cultura ofrece un pase libre en las 85 líneas de colectivos adheridas al festejo, además de las bicicletas. 


    Así, mañana es la oportunidad ideal para aquellos que aún no conocen la Usina del Arte, inaugurada este año. La Milla Cultural del Sur se abre con 14 espacios y museos, desde Puerto Madero, donde el imponente Faena Arts Center exhibe los estupendos y gigantescos murales del alemán Frans Ackermann, y culmina en La Boca. Frente al Riachuelo, la Fundación Proa presentará un mural virtual, una obra de Jorge Pastorino en una pantalla de 25 metros y la música de Edgardo Rudnitzky. 


    Hacia el Norte, la noche comienza en Belgrano, en el Museo de Arte Español Enrique Larreta, con una muestra de grabados de Goya, el espectáculo «Los Clásicos y el Flamenco» del Ballet Hispania y tango de salón con parejas e intérpretes en vivo. En el Centro Cultural Recoleta, EGGO, la feria de arte emergente, con más de mil obras de 50 galerías y producidas por 300 artistas, ofrece entrada gratuita desde las 20 horas hasta las 3 de la mañana del domingo (ver nota en tapa de esta sección).

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  • Título: Ni clásico ni moderno.
    Autor:  Revista La Curandera.
    Fecha: 08/12/2012
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    La exhibición es retrospectiva y se llama “Giacometti”. A casi cincuenta años de la muerte del artista, sus obras todavía son las de un espíritu curioso y transgresor.

     

    Alberto Giacometti fue un contemporáneo, un “hombre de su época” y llevó, a lo largo de su vida, una prolijísima carrera como artista. Él fue escultor, y de joven viajó a París. Se interesó por el arte africano y más tarde, por su interés en los espacios oníricos, perteneció al grupo de surrealistas comandado por el poeta André Breton. Al poco tiempo, el mísmo Breton lo invitó a Giacometti a abandonar el movimiento, invitación que también hizo oportunamente a Salvador Dalí.

    Las imágenes más conocidas de este artista son  las de las esculturas de hombres y mujeres en bronces oscuros, de proporciones un tanto alargadas que recortan el  blanco de la sala como grietas. En el año 2010, su obra “Homme qui marche” (Hombre que camina, se puede ver en la muestra) fue vendida por una casa de remates como la obra más cara subastada hasta ese día: 104.3 millones de dólares;  más que el Picasso más caro.

    Pero el verdadero motivo por el cual hay que ir a ver la muestra es por la capacidad de este artista de mirar y reinterpretar en cada obra aquello conocido, aquello que damos por sentado: la figura del hombre y de la mujer, el espacio que ocupan, cabezas y hasta sueños con sus respectivas “jaulas”. Éstas son esculturas/instalaciones en donde Giamoetti delimitaba el espacio onírico, delimitándolo en sus márgenes con escenas a veces abstractas o surreales traídas del inconsciente. Para completar el recorrido, se pueden ver a lo largo de la exhibición estudios en papel y pinturas que remiten directamente al estilo de las esculturas pero con la carga dramática del trazo de la mano y el pincel.

    Alberto Giacometti fue un transgresor de su época: atravesó distintas vanguardias de la primera mitad del siglo pasado sin traicionar nunca a su trazo y estilo propio, fue consecuente con las búsquedas del arte de su tiempo.

    No sucede tan a menudo que tenemos la oportunidad de ver exhibiciones de artistas fundamentales de la historia del arte del siglo XX europeo . Alberto Giacometti es uno de los más grandes escultores en el mundo del arte, una pieza clave para el arte de nuestros días y un artista al que calificativos como “clásico” y “moderno” le quedan demasiado chicos.



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  • Título: Gran retrospectiva de Giacometti en la @FundacionPROA . 
    Autor: El dado del arte.
    Fecha: 07/12/2012
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    “Una exposición de Giacometti es un pueblo. 
    Esculpe unos hombres que se cruzan por una plaza sin verse; 
    están solos sin remedio y, no obstante, están juntos”.
    Jean Paul Sartre
      

    Hasta el 9 de enero de 2013 se puede disfrutar en la Fundación PROA (Buenos Aires) de la gran retrospectiva de "Alberto Giacometti: Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, París".

    La comisaria de la muestra Véronique Wiesinger ha conseguido reunir 148 obras realizadas entre las décadas de 1910 y 1960, en su mayoría procedentes de la Colección de la Fundación del artista en París, así como un conjunto de piezas de colecciones privadas de Argentina y Brasil.

    Alberto Giacometti (1901-1966), considerado uno de los artistas más destacados del siglo XX realizó los iconos más fuertes y emblemáticos de ese siglo. Nace en Suiza pero con apenas 21 años se traslada a París, ciudad que por entonces albergaba a los artistas que vivían la efervescencia cultural de las primeras vanguardias.

    "Alberto Giacometti: Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, París" aborda los principales temas de su reflexión creativa: la formación con Cézanne, la influencia del cubismo, el descubrimiento del arte africano en los años 20, la marca perdurable del pensamiento mágico y del surrealismo, la invención de una nueva representación del ser humano. También se alude a la constante búsqueda intelectual de Giacometti que le permitió acercarse a los grandes pensadores de su época: André Breton, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Jean Genet, etc. muchos de ellos retratados en sus cuadros y esculturas.

    La muestra se inicia con la presentación de sus primeras pinturas, dibujos y esculturas, disciplinas que practica a lo largo de toda su vida, y culmina con sus obras monumentales de los años 60. Con cualquiera de las disciplinas, hablar de Giacometti es hablar de la irrupción del vacío, del silencio, de la subjetividad, y de la peculiar y singular manera de representar la figura humana.

    La exposición comienza en la sala 1 con "Los comienzos. El descubrimiento del arte primitivo" donde se presentan las obras de juventud y las primeras esculturas de sus comienzos parisinos (1922-1928). Además de su primera pintura al óleo, realizada a los 14 años, y su primer busto esculpido, la pequeña Tête de Diego sur socle (Cabeza de Diego con base) de 1914. 

    En 1922, Giacometti se muda a París para estudiar en la Academia de la Grande-Chaumière, donde aprende de Antoine Bourdelle, influencia que se verá reflejada en sus dibujos de desnudos. También realiza sus primeras esculturas cubistas, que revelan la influencia de Jacques Lipchitz y Fernand Léger.

    Giacometti se interesa por el arte africano tardíamente, en 1926, cuando ya no era una novedad para los artistas modernos de la generación precedente, como Picasso y Derain. De hecho, se había vulgarizado hasta devenir decorativo. Las dos obras de Giacometti que llamaron la atención del público por primera vez Femme-cuillère (La mujer-cuchara) y Le Couple (La pareja)– fueron expuestas en 1927 en el Salón de las Tullerías, París, y dan testimonio de la conmoción que produjo en el joven artista el descubrimiento del arte africano.

    Durante 1929, Giacometti frecuenta a Carl Einstein, autor de "La escultura negra" (1925), libro de referencia sobre arte africano, y a Michel Leiris, quien se convertiría en un especialista en arte del pueblo dogón. El arte no-occidental tuvo una influencia perdurable en la producción de Giacometti, pues le permitió alejarse de la representación naturalista y académica para acercarse a un visión totémica y a veces alucinada de la figura humana, cargada de una potencia mágica. 

    La siguiente sala lleva por título "¿Qué es una cabeza?" y está dedicada a la representación de la cabeza humana, tema central en la producción escultórica de Giacometti durante toda su vida. Desde las cabezas totémicas, pasa en 1928 a realizar cabezas planas que le llevan en 1929 a establecer por primera vez un contrato con una galería, la de Pierre Loeb. A lo largo de toda su carrera Giacometti demuestra que es un tema inagotable, si en un primer momento tuvo a su padre como modelo, tras la muerte de éste, fue su hermano Diego, la amiga y artista inglesa Isabel y la modelo profesional Rita los que posaron para él. Tras la guerra, lo hará su esposa Annette y al final de su vida, su joven amiga Carolina. 

    En la sala se exhibe la Femme qui marche (Mujer que camina) de 1932, concebida como un maniquí sin brazos ni cabeza, para la importante exposición surrealista de 1933.

    A partir de 1930, Giacometti crea numerosos objetos utilitarios: lámparas, jarrones o apliques, que eran vendidos por el decorador de vanguardia Jean-Michel Frank. Por encargo especial, también concibe bajorrelieves en yeso o terracota. En esos objetos Giacometti traza un sistema de equivalencias entre la figura humana y la naturaleza: como el árbol, el ser humano está atrapado en un ciclo de crecimiento y muerte que no puede ser detenido.

    La sala 3 se denomina Jaulas y marcos y presenta esculturas como la Boule suspendue (Bola suspendida) donde Giacometti recurrió por primera vez al procedimiento de la “jaula”, que le permite delimitar un espacio onírico de representación.

    Después de regresar de Suiza, en septiembre de 1945, y hasta 1965 se dedica a investigar el espacio de la representación: las figuras tienen bases que las separan del suelo o se circunscriben a esas “jaulas” que delimitan un espacio virtual, como en la obra Le Nez (La nariz), donde la punta perfora ese espacio y se asoma al nuestro.

    En 1950, Giacometti realiza una serie de esculturas que traducen la imagen de un claro, donde los arboles serían mujeres y las piedras serían cabezas de hombre, una imagen que el artista más tarde ampliará hasta su máxima expresión, en tamaño real. Quatre femmes sur socle (Cuatro figuras sobre base) y Quatre figurines sur piédestal (Cuatro figurines sobre pedestal) son dos propuestas de cuatro mujeres de pie, vistas a distancias y en circunstancias diferentes. Con Trois hommes qui marchent (Tres hombres que caminan), Giacometti intenta atrapar en una escultura la visión fugitiva de figuras en movimiento, colocadas sobre una escena.

    En esta sala además se alude al intercambio que Giacometti estableció con Jean-Paul Sartre. Se conocieron en 1941, y Sartre fue el autor de dos ensayos fundamentales sobre el arte de Giacometti publicados en 1948 y 1954. En 1948, el Estado francés quiso honrar a los intelectuales y artistas franceses, y le encargó a Giacometti una medalla dedicada a Jean-Paul Sartre; aunque nunca llegó a acuñarse, quedaron los diseños.

    Poco antes de su regreso a París, en septiembre de 1945, Giacometti concibió una escultura que sería el prototipo de sus figuras paradas de la posguerra: Femme au chariot (Mujer con carro), que representa de nuevo la imagen, de memoria, de su amiga inglesa Isabel. De pie y de frente, con los brazos a los costados del cuerpo y la cara inexpresiva, esta escultura es emblemática de la búsqueda de Giacometti en torno a la figura femenina de pie.

    La última sala, Figuras y bustos, refleja de nuevo la búsqueda que se inició con Femme au chariot. De 1945 a 1965 Giacometti se dedica a esculpir la figura femenina de pie, lo más neutra posible, para mostrar todas sus posibilidades expresivas y variedades infinitas. Sus figuras femeninas son siluetas alusivas, reducidas a veces a un solo rasgo, y siempre abordadas en etapas sucesivas que se traducen en series de obras. Liberadas de la jaula, ellas definen su propio espacio y se apropian de su entorno.

    Bustos desprovistos de toda emoción o expresión, como receptáculos de lo que aporta el espectador. Para el artista, se trata de captar y transmitir la vida que palpita en el cuerpo del modelo, y no su psicología. Sus modelos favoritos son la gente que tiene cerca como Annette, su esposa desde 1949, o Diego, su hermano y asistente desde 1931. Giacometti trabaja de memoria y hace surgir su imagen en el seno de un espacio imaginario. Cuando trabaja con modelo vivo, rechaza la perspectiva clásica para restituir el modelo tal como lo ve, en su faceta deformada o parcelada, siempre cambiante. Sus rasgos distintivos se diluyen y a veces se funden, o se reducen a lo esencial.

    Desde 1951 hasta su muerte, Giacometti realizó una serie de “cabezas negras”, que junto con algunas cabezas esculpidas anónimas, dan cuerpo al concepto de hombre “genérico”, que Sartre resumirá en 1964 en su novela Las palabras con la siguiente fórmula: “Todo un hombre, hecho de todos los hombres y que vale lo que todos y lo que cualquiera de ellos”. Se trata de una contribución capital que hace Giacometti a la historia del retrato del siglo XX.

    El Homme qui marche (Hombre que camina), su obra capital, simboliza, por sí solo, la propia naturaleza de este siglo; la soledad que habita este milenio agonizante, pero expresa también, en ese espacio que roza la nada, la habilidad de un hombre frente a sí mismo, en marcha hacia un nuevo destino, de pie, ante la esperanza.

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  • Título: Alberto Giacometti, ¿Qué es una cabeza? o el paso del tiempo.
    Autor:  Eterna Cadencia.
    Fecha: 02/12/2012
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    Ver nota original ( Eterna Cadencia. )

    Proa Cine presenta un documental que revela los procesos creativos de Alberto Giacometti y en el que el propio artista explica sus inquietudes artísticas por medio de entrevistas y grabaciones en su estudio. Michel Van Zele indaga cuáles fueron las fuentes de inspiración del creador y su concepción particular de la figura humana, una cuestión en la que Giacometti nunca dejó de trabajar. El documental cuenta con distintos testimonios de personajes que le conocieron, fueron sus amigos y a veces sus modelos como Sabine Weiss, Balthus, Jacques Dupin, Roger Montandon, Jean Starobinski, Ernst Scheidegger, Jean Leymarie y Ernest Pignon-Ernest.-

     

    “Alberto Giacometti, Qu’est-ce qu’une tête? ou la fuite du temps”
    (Alberto Giacometti, ¿qué es una cabeza? O el paso del tiempo)
    Francia, 2001
    Director: Michel Van Zele
    Duración: 64 min.
    Documental

    Cuándo: El jueves 6 de diciembre a las 16.
    Dónde: En el Auditorio de Fundación Proa, Av. Pedro de Mendoza 1929.



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  • Título: Ovaciones y abucheos. 
    Autor: Hugo Beccacece.
    Fecha: 30/11/2012
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    Ver nota original (La Nación.)

    Standing ovation . Todo el público del Teatro Colón se puso de pie para ovacionar a los cantantes, al director Roberto Paternostro y a los músicos de la orquesta cuando terminó ColónRing , la reducción a casi siete horas de El anillo del nibelungo . de Richard Wagner. Los dos artistas más aclamados y que más bravos cosecharon fueron la extraordinaria soprano Linda Watson, una espléndida Brunilda, y Paternostro. En cambio, cuando asomó para el saludo final Valentina Carrasco, la directora de escena, los vítores se trocaron en un abucheo furibundo que llegó desde la platea, los palcos, la cazuela y la tertulia. Ella lo sobrellevó con una sonrisa. Fue curioso que no tuviera la delicadeza de retirarse del escenario para que el público siguiera aplaudiendo y vivando al elenco musical. Aunque también era coherente con lo que se había visto, porque la sutileza no fue uno de los atributos de la puesta. Los comentarios acerca de la bondad de las voces, sobre todo la de Watson, eran unánimes. Pocas veces llegan al país, en los últimos tiempos, un conjunto de artistas de esta calidad.

    Carrasco se había inspirado en las pescadoras populares de los ríos de España para crear a las legendarias Hijas del Rin. Fricka, la esposa del dios Wotan, tenía el mismo peinado batido de nido de hornero, la misma capa, el mismo vestido y hasta el mismo tipo de banda (¿presidencial?) de Isabelita Perón. Faltaba que dijera: "No me atosiguéis". Por lo tanto, era casi inevitable asociar a Wotan, de uniforme militar, con el general Perón. Las Nornas, hijas de Wotan, que simbolizan el pasado, el presente y el futuro, lucían -es un decir- pañuelos atados a la cabeza que evocaban a las Madres de Plaza de Mayo. En los funerales del héroe Sigfrido, sobre una tela se proyectaban imágenes de líderes políticos muertos, es decir, Sigfridos de sus respectivos pueblos. El más conspicuo era el Che Guevara, aunque también se pudo apreciar un féretro abierto con pueblo alrededor, sin que se alcanzara a ver nítidamente quién era el ocupante del ataúd. Tampoco se distinguían otras caras.

    En uno de los palcos, el ex fiscal Julio César Strassera demostró ser un profundo conocedor de la obra de Wagner. Recordó para quienes lo rodeaban que se inició en el mundo de la ópera no con los compositores italianos, sino con Wagner, porque en la adolescencia formaba parte de un grupo de amigos, entre los que se contaba Roberto Oswald, que haría después una destacada carrera de régisseur en el Colón y en el extranjero. El joven Oswald hacía reuniones en su casa durante los fines de semana a las que invitaba a muchachos de su misma edad. Había tardes en que jugaban a las cartas; otras, bailaban con chicas de colegios, pero también había sesiones de ópera, por supuesto, alemanas. En esas sesiones, Oswald les hacía escuchar a sus compañeros discos de, por ejemplo Tristán e Isolda , y les traducía los versos, es decir que oficiaba de "subtitulado". Eso hizo que Strassera se interesara por la lengua germana y la estudiara, lo que le permitió con el tiempo leer los libretos de Wagner. El martes 27, les señalaba a sus compañeros de palco qué partes habían sido levantadas en la adaptación de Cord Garben para lograr la versión compacta de la tetralogía que se ofreció: "La síntesis está muy bien hecha, muy bien lograda, faltan muchas partes, pero las eliminaron con buen criterio. Se puede entender la acción sin dificultad", dijo. Y era cierto.

    El sábado pasado en la Fundación Proa el escultor argentino Juan Carlos Distéfano hizo una visita guiada de la muestra de esculturas y dibujos de Alberto Giacometti. Lo siguió un público numeroso en el que no se contaban celebridades. Era gente común interesada en arte. Distéfano se centró en el aspecto formal de las obras y relegó la información histórica y "temática" que, en cambio, suministraba la investigadora María Teresa Constantin. Era interesante ver cómo los dos ponían los acentos en aspectos distintos de los trabajos. Para Distéfano, los temas que un artista traduce en sus obras son sobre todo el resultado de las formas y de la materia que elabora. Se trata de un proceso más bien abstracto en el que el escultor o el pintor, encerrado en su estudio, encara problemas técnicos que, a la vez, lo llevan a relacionarse con el mundo y con los problemas de la condición humana en cualquier época. Contó que su maestro, Aurelio Macchi, ponía a sus alumnos frente a una pared blanca, en un cuarto vacío, y les decía que pintaran o esculpieran. No había nada. Pero esa nada les mostraba que debían "escribir el espacio". Y Giacometti no hizo sino eso durante toda su vida. Distefano opuso los trabajos del suizo al tipo de pintura oriental y mostró que mientras los orientales destacan el contorno, Giacometti trabaja lo que hay dentro de los contornos. Sin embargo, hay en las siluetas de las esculturas del suizo un trabajo casi caligráfico, modulaciones mínimas, una melodía estremecida que muestra la vulnerabilidad de la condición humana, pero, al mismo tiempo, el volumen está profundamente "escrito", arado dentro de esos contornos. Al final del recorrido, Distéfano sacó de uno de sus bolsillos una especie de largo y delgadísimo cilindro, de unos doce o quince centímetros como mucho. No había en esa especie de largo y expresivo fideo sino pequeños angostamientos que bastaban, sin ningún rasgo, para marcar la cintura, las piernas, la cabeza de un hombre, de una conmovedora soledad. En una de las vitrinas de Proa, había una obra de Giacometti, aun más pequeña, pero igual en cuanto al sentido. Las diferencias más importantes entre una y otra, aparte de las dimensiones y del modo en que se habían resuelto distintos problemas, era que Giacometti había creado la suya en el siglo XX, mientras que la que Distéfano sostenía entre sus manos era una escultura etrusca del siglo IV antes de Cristo. El argentino decía: "Ven, es la materia la que llevó a los dos artistas, separados por dos milenios, a hacer dos obras casi iguales, como si el tiempo no hubiera pasado. La materia les dictó las obras. Si uno escucha con atención la materia, si mira con atención las formas, uno puede crear al dictado".

    Linda Watson 
La soprano estadounidense encarnó a una magnífica Brunilda en el esperadísimo ColónRing

    Julio César Strassera 
El ex fiscal, consumado wagneriano, consideró lograda la síntesis de la tetralogía realizada por Cord Garben

    Juan carlos Distéfano 
El escultor llevó adelante una original y reveladora visita guiada por la muestra de Alberto Giacometti.

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  • Título: PROA | Alberto Giacometti. 
    Autor: Maria Carolina Baulo. 
    Fecha: 28/11/2012
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    Ver nota original (International Sculpture Center Blog.)

    No hay mucho para agregar cuando el trabajo curatorial y texto que acompaña la muestra es extenso, preciso y realizado por verdaderos profesionales en la materia. Quedan las impresiones personales ante una muestra de semejante envergadura que llega a través de la Fundación Proa por primera vez a la Argentina; una retrospectiva de uno de los máximos exponentes del arte del siglo XX: Alberto Giacometti. Su curadora es la directora de la Fundación Alberto y Annette Giacometti y autora de la retrospectiva realizada en el Centre Georges Pompidou de París en 2007, Véronique Wiesinger. Las obras: cerca de 140 piezas, pasando revista a sus trabajos entre las décadas de 1910 y 1960, provenientes ellas de la Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti en París pero también participan obras de colecciones privadas de la Argentina y del Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro. Muy inteligentemente la curadora optó por incorporar, en Brasil y en Argentina, obras de diversas colecciones locales. Giacometti ha sido ampliamente reconocido por su influencia en este Sudamérica; su producción era respetada y eso se ve reflejado en los textos de importantes críticos como Jorge Romero Brest, Mario Pedrosa, Rafael Squirru y Aracy A. Amaral. Sin necesidad de viajar a todos los destinos para que su trabajo llegue a los ojos de coleccionistas y mecenas, las obras de Giacometti fueron vistas en París (centro neurálgico de aquellos interesados en el arte moderno del siglo XX) y adquiridas por ricos coleccionistas, en especial argentinos.

    Siempre es bienvenida la oportunidad para ver en vivo las obras de artistas emblemáticos que marcaron con la impronta de su estética, un determinado espacio donde su creatividad se destacó e influenció a distintos artistas del mundo entero. La muestra impacta por la cantidad de piezas que se presentan, distribuidas en tres salas y organizadas por ejes temáticos. Aun cuando pueda parece que son demasiadas, basta verlas emplazadas en sus pedestales, marcos y cajas de vidrio para notar que no sólo no son demasiadas sino que se siente la presencia del “espacio”; la muestra tiene aire y las obras se lucen. Los motivos característicos utilizados por el artista están presentes a cada paso: la preponderante presencia de la figuras desnudas, lánguidas, con una corporeidad casi imperceptible, los pasos que avanzan, las jaulas que separan y crean microcosmos, las cabezas inspiradas en gente que conocía muy bien, gente de su entorno (como su hermano Diego o su esposa y musa Annette y su amiga Caroline). Completan la muestra varios objetos y fotografías. Obras en yeso, bronce, madera, pinturas al oleo, acuarelas, papel y lápices y terracotas.

    Giacometti nace en Borgonovo, Suiza y ya en 1922 se encuentra establecido en París, ciudad que funcionaba como caldo de cultivo de las vanguardias artísticas y culturales; produce gran parte de su obra influenciado por el cubismo, Cézanne, el arte africano, el surrealismo y su pensamiento mágico y, aunque en períodos distintos, toda esa carga simbólica se ve reflejada en una muestra de estas características. A pesar de navegar en esas aguas vanguardistas del siglo XX, es dueño de un estilo propio difícil de definir o encasillar. Tener estilo propio o ser “independiente” no necesariamente implica tener un trabajo solitario. El propio artista reflexiona y hace una toma de conciencia de que su aparente soledad y aislamiento en el trabajo, no era algo buscado y mucho menos pensado. Claramente se destaca su relación con André Breton, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Jean Genet, muchos de ellos retratados en sus cuadros y esculturas. La presencia de Giacometti en Sudamérica es fruto de la relación del artista con el decorador Jean-Michel Frank para el diseño de piezas de arte decorativo (Frank estuvo refugiado en Buenos Aires por un breve período durante la guerra, donde desarrolló una importante actividad de importación de mobiliario y objetos de arte decorativo producidos en París). La exhibición incluye tres de estas piezas que actualmente pertenecen a colecciones privadas de la Argentina, entre ellas Tête qui regarde (Cabeza que mira), la primera obra que vendió Giacometti en París (1929), comprada por Elvira de Alvear.

    Finalmente me parece interesante destacar algunos conceptos de su trabajo en general, empezando por plantear que Giacometti hacía, producía, trabajaba sin pensar en una forma ya acabada previo a su ejecución, sin especular con significados o ideas conscientes que buscaran materializarse; cuando eso sucedía, las obras – dibujos, pinturas o esculturas – fracasaban, tal como él decía. Otro punto a resaltar tiene que ver con su pensamiento acerca del arte y los artistas modernos, situación que vivía como una suerte de revancha de los artistas ante una sociedad que tiempo atrás había rechazado y descalificado a los Impresionistas y ahora –haciendo referencia al siglo XX- se sentía en falta y por ende aceptaban casi cualquier cosa como expresión artística, sin mayores cuestionamientos.  Y un dato no menor es que Giacometti genera su obra en medio de una época donde la reproductividad técnica exalta y potencia las producciones fotográficas – entre otros medios técnicos que empiezan a cobrar protagonismo – y elige no hacer una lectura fotográfica de la realidad y entregarse al hacer y al sentir la pintura y la escultura para así descubrir una realidad nueva, distinta al hiperrealismo reinante. Dice la curadora para definir el criterio rector de esta muestra: “(…) Giacometti se aplicó sin descanso a crear una obra que apunta a responder numerosas preguntas de fondo y siempre vigentes sobre la práctica artística, como los significados y mecanismos de la representación, la relación entre la obra de arte y el espacio, y el rol del arte y el artista. Pero Giacometti fue más allá, abordando cuestiones filosóficas fundamentales del ser humano, como las relaciones entre el sujeto y su entorno, la forma en que el individuo se inscribe en el tiempo, y el papel que desempeña la memoria. Rechazando los formulismos que entorpecen continuamente nuestra percepción, Giacometti despertaba cada mañana con el propósito de mirar por sí mismo, con ojos propios, para luego traducir lo que veía con la mayor exactitud posible.”

    La muestra se despliega en distintas salas, abordando el montaje desde varias perspectivas: sus primeros trabajos, la influencia de los movimientos modernos, el descubrimiento del arte africano, la importancia de la figura humana –en especial su obsesión por las cabezas-, la etapa surrealista y su influencia a lo largo de toda su carrera, las jaulas, el rol de su entorno intelectual, la figura femenina y los bustos y finalmente el Monumento que es invitado a realizar frente al rascacielos del Chase Manhattan Bank en Nueva York, donde se plantea,por primera vez, una relación de absoluta interacción entre el público y la obra (finalmente no se hace y las piezas son presentadas en forma separada en la Bienal de Venecia de 1962). Un verdadero lujo tener en Argentina la posibilidad de apreciar en vivo un trabajo que puede o no gustar pero jamás nos permite quedar indiferentes ante el.
    Datos de la muestra
    Esta muestra cuenta con la organización de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, Base7 Proyectos Culturales y Fundación Proa, auspiciada por Tenaris – Organización Techint. El catálogo Alberto Giacometti reproduce una selección de obras exhibidas en la muestra; más el enfoque curatorial de la exhibición, una selección de los escritos del artista, una entrevista destacada y una inédita investigación sobre Giacometti en Brasil y Argentina.
    Desde el 13 de Octubre al 9 de Enero de 2013 en la Fundación Proa de Buenos Aires, Argentina

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  • Título: Giacometti en Fundación PROA
    Autor: Quiero a mi país.
    Fecha: 28/11/2012
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    Ver nota original (Quiero a mi país.)

    En esta ocasión, Fundación PROA sirve de escenario al exquisito conjunto de pinturas, dibujos y esculturas realizados por Alberto Giacometti. Óleo, tinta, lápiz, yeso y bronce. Las 140 obras distribuidas en 4 salas, dan cuenta de las búsquedas del artista orientadas a dos cuestiones de la percepción del ser humano: las relaciones entre el individuo y su entorno, y la forma en que el individuo se inscribe en el tiempo.

     

    “La imposibilidad de aprehender la alteridad en su totalidad”. Ni el interior ni la personalidad, representar lo que se ve y no lo que se siente. En esto radicó su interés por subrayar la importancia del punto de vista, reflejar la distancia desde la cual el sujeto es observado, o su posición en el espacio respecto del espectador. La forma parcelada o facetada, porque no es lo mismo mirar algo de frente que de perfil.

    “En un hombre todos los hombres”. El devenir existencial en lo que nos rodea y nos envuelve, le permitió no pensar el espacio como un vacío, sino como un intercambio que reconoce un acomodo físico. Alejado de la representación naturalista y académica, la forma es sólo una excusa para acceder al alma, cada uno ve en la obra lo que quiere mirar. La figura espigada y descarnada -en ocasiones casi totémica-, reducida a su mínima expresión, se convirtió en el eficaz vehículo de sus ideas. Importa más por lo que evoca que por lo que evidencia.

    La combinación de ambas cuestiones lo llevó a indagaciones que derivaron en series de obras abordadas en etapas sucesivas desde 1925 a 1965: cabezas, jaulas y marcos, figuras y bustos, y monumentos. Series agrupables en tres figuras icónicas: “Cabeza”, “Figura femenina de pie” y “El hombre que camina”, y que condensan una extraordinaria imagen contemporánea.

    Surgidas de una reflexión desesperada que intentó situar a los hombres ante la realidad de la Segunda Guerra Mundial, para luego enfrentarlo a lo que ésta dejó cuando acabó. Una realidad habitada por seres que marchaban acompañados pero en profunda soledad. Siluetas fugaces de hombres caminando en una errancia devenida permanente, porque todo rastro de lo eterno ha sido borrado de la vida cotidiana, en la cual no puede establecerse ni hallarse ubicación o localización alguna. El sitio ha perdido lo que lo convertía en un destino, ha perdido el territorio del espacio de la experiencia.



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  • Título: Cita con la excelencia. 
    Autor: Carlos Baudry.
    Fecha: 26/11/2012
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    Ver nota original (Revista NUEVA.)

    Cita con la excelencia

    Amigo de Picasso y de Jean-Paul Sartre, entre otros genios, el escultor y pintor suizo Alberto Giacometti es considerado uno de los mayores artistas del siglo XX. Las mejores piezas de su obra, entre las cuales hay algunas que realizó para la Argentina exclusivamente, se pueden ver en la Fundación Proa, en el barrio de la Boca.

    El hombre que camina está muy lejos de su morada. Esta obra de Alberto Giacometti, considerado uno de los mayores artistas del siglo XX, ostenta el récord de la escultura por la que se pagó el precio más alto en toda la historia. Fueron más de cien millones de dólares. En estos días, El hombre que camina está en la Argentina, concretamente en la Fundación Proa, en el barrio de La Boca, y se quedará allí hasta el 9 de enero. No es la única obra del escultor suizo que se exhibe; todas las que pueden admirarse en la muestra son originales, bellísimas y carísimas. 

    Por eso, están vigiladas por sistemas electrónicos antirrobo y guardianes de carne y hueso, que patrullan las salas de exhibición con miradas nerviosas de tero. Son ciento treinta piezas maravillosas. Únicas, fascinantes. Toda la obra es admirable, pero El hombre que camina es la que más llama la atención, más allá de su extrema delgadez y de su mirada ambigua. Pero ¿qué quiso comunicar Giacometti con esa pieza, y aun con las otras, entre las cuales hay un gato que parece correr incansablemente, un gato flaquísimo, como el caminante?

    “Giacometti decía que una persona es mucho más que su envoltorio corporal, que una persona desprende energía que está en constante interacción con el entorno. Era eso lo que él buscaba plasmar, y es particularmente notable en sus últimas obras”, dice Véronique Wiesinger, curadora de la exhibición, francesa y experta en artes plásticas, sobre todo en la producción del artista suizo. Y continúa: “Giacometti reducía todo a su mínima expresión, despojado de lo que no es absolutamente necesario. Hay unos bustos masculinos reducidos a la línea de los hombros, los ojos, la nariz, una sonrisa. No hay pelo ni cráneo, ni siquiera pómulos”.

    Al maestro, con cariño 

    Giacometti nació en Borgonovo, Val Bregaglia, en la Suiza italiana, y muy cerca de la frontera con Italia. Su padre, Giovanni Giacometti, fue pintor impresionista, y su padrino, Cuno Amiet, pintor fauvista, por lo cual Alberto nació y se crió en un ambiente donde el arte ocupaba un lugar privilegiado, y no cualquier arte, sino escuelas plásticas revolucionarias que en principio fueron resistidas y rechazadas incluso por los expertos. 

    Conviene recordar que la palabra fauve significa “fiera”, y así los apodaron quienes veían en ese tipo de arte un desafío al arte aceptado y aplaudido. Alberto estudió pintura, dibujo y escultura en Ginebra, y en 1922 se trasladó a París para estudiar en la academia de Montparnasse, donde su maestro fue Antoine Bourdelle, quien había sido discípulo de Rodin. 

    No consta que maestro y alumno se hayan enfrentado, pero Bourdelle sostuvo el clasicismo hasta las últimas consecuencias. Giacometti, que se juntaba con Miró y Picasso, entre otros, quería experimentar nuevas formas y nuevos modos de presentar el color en sus pinturas; desde el principio, tal como se puede advertir en los cuadros que se exhiben en Proa. De hecho, todos influenciaban a todos. Integraban también el grupo de rebeldes los escritores Jean-Paul Sartre y el surrealista André Bretón. Este último, antes de que al español Salvador Dalí se le ocurrieran sus extrañas pinturas donde el tiempo se derrite y avanza hacia la nada, había hecho lo mismo con la literatura. Desde luego, otros talentosos, como Modigliani, Cezanne, Van Gogh y Aristide Maillol, frecuentaban los mismos bares de Montparnasse y se influenciaban unos a otros. 

    La mujer de su vida 

    Cuando estuvo junto a Bourdelle (y con grandes protestas de este), Giacometti experimentó con el cubismo. Luego, pasó al surrealismo, esa escuela estética que pretendía pintar o esculpir los sueños y el inconsciente profundo. Pero tampoco era lo suyo. Su estilo definitivo tendría mucho más que ver con Picasso que con los franceses. Ambos admiraban el arte primitivo africano, la síntesis en la representación de la figura humana y, lo principal, también se admiraban entre sí. 

    Además, compartían la ilusión de representar las sensaciones: “Capturar las sensaciones es la esencia del arte”, sostiene Véronique Wiesinger. “La forma en que Giacometti lo hacía no era a través del detalle, sino dando a sus sensaciones su máxima intensidad, pero no tiene que ver con el oficio. Él se preocupaba en no ceder a la habilidad de la mano, de modo que el oficio ocupara el lugar de la sensación. Todo su trabajo está enfocado en eso, en suprimir lo que es superficial, anecdótico, todos los detalles que no son necesarios. Tenía una manera de esculpir cercana al trazo de pintura. Es muy alusivo, da una sensación de aparición y desaparición, como cuando vemos una imagen en dos dimensiones”.

    La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) hizo que Giacometti regresara a Suiza, concretamente a Ginebra, en donde conoció a Annette Arm, con quien se casó en 1949. Ella fue la mujer de su vida, en todos los sentidos posibles.

    Aquellos fueron los años 

    La curadora Wiesinger sostiene que la muestra de Proa reúne las obras más importantes de Giacometti, con el añadido de trabajos que realizó para particulares de Buenos Aires. “Estos trabajos que hizo en 1939 fueron el encargo más importante que recibió Giacometti en el país. Realizó lámparas, chimeneas, espejos, mesas, floreros, sillas y cómodas, y algunos de estos objetos se exhiben en la muestra. A Giacometti le interesaban los objetos funcionales. Había estudiado que en las culturas primitivas el arte tenía una función social. Él sostenía que el arte no es solo para decorar. 

    Realizar esos objetos trae el arte a la vida cotidiana y logra que el arte influya sobre la manera en que vivimos”. El perfeccionismo de Giacometti hizo que una gran cantidad de obras le demandaran mucho tiempo. A partir de su casamiento con Annette, contó con una modelo colaboradora. Otras se resistían a posar tanto tiempo o a adoptar las poses que les exigía el artista. Su mujer le facilitó el trabajo, ya que soportó con paciencia infinita sesiones que duraban muchísimas horas. Agradecido, devolvió en amor a Annette todo lo que pudo. A diferencia de su amigo Picasso, Giacometti no se pasaba los días seduciendo señoritas. 

    Su matrimonio coincide no solo con su etapa más prolífica, sino con la superior en calidad. Ya fallecido (la muerte fue a buscarlo a Coiura, Suiza, en enero de 1966), su viuda se dedicó a atesorar su obra. Annette trató de reunir la mayor cantidad posible de las obras de su esposo para integrarlas a la Fundación Giacometti. Las compraba a los coleccionistas, y su intención era, sobre todo, recuperar los yesos previos a la etapa de los metales o de la arcilla. Annette temía que se utilizaran para fabricar copias que luego se venderían como originales de su marido, algo más común de lo que se piensa. 
    Recorrer la muestra de la Fundación Proa es disfrutar de una época de gloria del arte europeo. Una cita para exigentes. 
    Quien fue Giacometti titulo Nacido en Suiza en 1901, fue uno de los grandes escultores del siglo XX. Su obra El hombre que camina se vendió en 103 millones de dólares, la mayor cifra pagada por una escultura. Fue amigo de grandes celebridades, como Picasso y Jean-Paul Sartre. Este último escribió un catálogo para la obra de Giacometti cuando hizo una muestra en París. Falleció en Suiza el 11 de enero de 1966.

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  • Título: Alberto Giacometti en Fundación PROA .
    Autor:  Asociación Amigos del Malba.
    Fecha: 20/11/2012
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    Ver nota original ( Asociación Amigos del Malba. )

    A cargo de Marcelo Gutman Martes 4 de diciembre a las 15:00 Costo: $70 (incluye transporte y entrada a PROA) Informes y reservas: 4808-6511/13 asociacion@malba.org.ar
    Alberto Giacometti (1901-1966) es considerado uno de los artistas más destacados del siglo XX. Por primera vez en Sudamérica, se expondrán 148 de sus obras más emblemáticas, gracias al aporte de la Fundación Alberto y Annette Giacometti.
    La Asociación de amigos de Malba te invita a recorrer esta muestra sin precedentes, de la mano de Marcelo Gutman, para descubrir los principales temas de reflexión creativa: la formación con Cézanne, la influencia del cubismo, el descubrimiento del arte africano en los años 20, la marca perdurable del pensamiento mágico y del surrealismo y la invención de una nueva representación del ser humano; además de su recorrido artístico que atravesó las siguientes etapas:
    1) Sus comienzos y el descubrimiento del arte primitivo

    2) ¿Qué es una cabeza? La experiencia surrealista. El objeto

    3) Jaulas y marcos. Las dimensiones de la representación.

    4) Figuras y bustos. Monumentos.

    Logística de la visita: trasladaremos a los interesados en realizar esta experiencia, en una traffic que partirá desde el Malba y hasta PROA a las 15:00, con vuelta al punto de encuentro a las 17:45 aproximadamente.



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  • Título: De Caravaggio al Chango Rodríguez y de Giacometti a Don Ata. 
    Autor: Luis Frontera.
    Fecha: 20/11/2012
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    Ver nota original (Diario de Cultura.)

    Se llama conjunción planetaria al fenómeno que permite ver unidos, “a un dedo de distancia” uno del otro, a dos o más planetas, a los que en verdad separan distancias siderales. Y Buenos Aires, que no tiene mar y poco mira el cielo, ofrece ahora mismo una conjunción astral, pero de tres genios del arte.
    Caravaggio (1571-1610), Goya (1746-1828) y Giacometti (1901-1966), brillan al unísono sobre la ciudad de Buenos Aires.
    Y no sólo se trata de admirarlos. Ya que los tres ofrecen, además y al mismo tiempo, la posibilidad de entender el espectáculo y la cultura como enormes y multidimensionales instrumentos de comparación y de diálogo. Porque muchas creaciones del pensamiento nacional, consideradas “simples”, recrean los mismos métodos creativos de estos maestros universales.
    ¿Es posible que el “pensamiento salvaje” (expresión nada peyorativa de Claude Levy-Strauss) proceda de manera parecida a la de las culturas más elaboradas? Sí, es posible. Y se pueden ofrecer dos ejemplos. 1°) Los alacalufes de Tierra del Fuego, convocaban con cantos a las ballenas y ellas se acercaban a la costa. De igual manera, muy lejos, en las grandes praderas de Texas, los apaches bailaban llamando a las lluvias que caían de inmediato. No era magia: los del Sur llamaban a las ballenas en la época en que visitaban la zona. Y los del Norte pedían el aguacero en la estación de las lluvias.
    De la misma manera pueden encontrarse semejanzas entre los maestros del arte y nuestros creadores populares. Porque, en general, más que el método para pensar, lo que cambia en las culturas es el mundo que ve cada una de ellas.
    Para saber más sobre la Medusa de Caravaggio, es útil recordar la propuesta formulada por Italo Calvino, para que escribamos con eficacia en el tercer milenio. El autor evoca que los griegos aconsejaban no mirar de frente a la Medusa, para evitar la petrificación que causa el terror. Y escribe que Perseo, observándola a través del reflejo en su escudo, y con la luna como único testigo, la decapitó con suma delicadeza. La enseñanza es que, a los enemigos poderosos, conviene observarlos de manera indirecta, pues vistos de frente nos paraliza el espanto.
    La sabiduría de Caravaggio, tal como podemos verla en el Museo Nacional de Bellas Artes, ha consistido en pintarla tremenda, aterrada, pero cautiva, prisionera en el escudo de Perseo. Parece decirnos, Caravaggio, que la mejor opción es conseguir que los seres monstruosos se miren a sí mismos.
    El folklorista José Ignacio Rodríguez (“El Chango”) estuvo cuatro años preso, por matar a un hombre en una pelea. Y en la cárcel escribió “Luna cautiva”, una zamba en la que narra, desde la celda, todo lo que ha padecido. Pero lo hace recurriendo al mismo recurso de Caravaggio y de Calvino. Mira todo en forma indirecta: sus grilletes son “grillos enamorados” y no es él quien está preso, sino la luna, que lo mira detrás de las rejas y que representa a la mujer amada.
    El episodio con el hombre que ofendió a su mujer y que él mató bajo emoción violenta , es sintetizado de manera oblicua: “Tuve que hacer un alto por un toro mañero”. Y si Perseo, para proteger la cabeza de Medusa, cubrió la tierra con tiernas hojas nacidas de las lágrimas vertidas por las ninfas, “El Chango”, con su serenata, “peina la cresta del sauzal”.
    En definitiva, quien escuche distraído “Luna cautiva”, no sabrá que se trata de una historia de amor y de un crimen.
    En cuanto a Goya, es sabido que cada generación actualiza “Los desastres de la guerra”. Aunque es posible que, a partir del Siglo XX, la expresión más terrible de la tragedia la haya dado la cámara fotográfica. Pero el pintor español mira de frente y, al contrario de Caravaggio, de los mismos monstruos que la generan, logra absorber la fuerza explosiva que tienen sus grabados.
    Y de la guerra, que León Gieco define en forma magistral y breve (“Es un monstruo grande y pisa fuerte”), Goya, por su parte, obtiene los monstruos que provienen de las sombras de la razón.
    Giacometti es el escultor del vacío. Y cuando le consultaron por qué esculpía el vacío, contestó: “Porque en el espacio hay demasiado”. Giacometti trajo al mundo seres ingrávidos, antediluvianos, que marchan interminablemente hacia alguna parte, por el horizonte, dueños de todos los caminos. Y suscita una inmediata analogía con “A qué le llaman distancia”, el tema de Antonio Pérez Morte, que Atahualpa Yupanqui hizo suyo: “Los caminos son caminos/ en la tierra y nada más/ sólo están lejos las cosas/que no sabemos mirar”.
    Esta nota intenta mirar el arte desde dos perspectivas a primera vista incompatibles entre sí. Marca las semejanzas, pero al mismo tiempo señala que la semejanza no existe en sí: no es más que un caso en el que la diferencia tiende hacia cero. El signo de un esfuerzo intelectual, frente a estos museos y nuestro folklore, consiste en la capacidad de mirar el mundo desde dos perspectivas a primera vista incompatibles. El hombre que más ve, es Buda. Y tiene los ojos cerrados.
    En un milímetro2 del retinado del fondo de ojo, pueden contarse hasta 13.500 células sensibles capaces de percibir un punto luminoso diferente cada una. Y la mirada cambia lentamente: El Antiguo Testamento no habla del color celeste cielo. Homero no menciona el verde de las plantas. Y en la Iliada el arco iris es narrado con tres colores menos de los que hoy vemos.
    Para eso está el arte. Para marcar la diferencia entre ver y mirar. Para entender que una cosa son los visionarios y otra, distinta, los mirones.

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  • Título: Giacometti en Buenos Aires. 
    Autor: Nelson Di Maggio. 
    Fecha: 17/11/2012
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    Nacido el 10 de octubre de 1901 en Borgonovo, Suiza italiana, Giacometti comenzó a dibujar y esculpir desde la adolescencia, tomando como modelo a sus familiares. Apasionado por la literatura, las ciencias naturales y la historia (quedó impresionado por la Revolución Rusa), continuó su actividad artística hasta seguir escultura en la Escuela de Artes y Oficios de Ginebra. 
    En 1920 acompañó a su padre, pintor impresionista, a Venecia, admirando a Tintoretto, siguió a Padua donde el Giotto lo apasionó. En Florencia y Roma lo atrajo el arte egipcio, pasó por Asís y descubrió a Cimabue y, dos años más tarde, llegó a París para frecuentar la Academia de la Grande Chaumière y las clases de Bourdelle. Influido por el cubismo (Laurens, Arp, Lipchitz) y el arte primitivo de África, Oceanía y México, comenzó a abandonar la representación realista por la imaginaria. 
    Al conocer a los integrantes del surrealismo y en especial a André Breton y Salvador Dalí, se plegó al movimiento y realizó algunas de sus mejores piezas que aún hoy mantienen una extrema sugestión y misterio. Exluido del grupo surrealista en 1935, comenzó a modelar bustos de su hermano Diego. Vinculado a Picasso y a Jean Paul Sartre, durante la guerra se trasladó a Suiza para volver a París en 1945 y ejecutar la obra que lo caracterizará para siempre: esculturas de cuerpo entero o bustos, modelados a la manera impresionista, delgadísimas, afiligranadas, resultado de sesiones agotadoras impuestas a su hermano y a su mujer para en definitiva construir figuras asexuadas, casi desmaterializadas, ásperas en el escaso volumen, caminado y abriéndose paso en el espacio.
    Sin innovar, y a contrapelo de las vanguardias a las que supo pertenecer, se acercó al existencialismo en la acentuación de la subjetividad, al vacío y la angustia del hombre de posguerra. De fama temprana, recibió importantes premios (Carnegie, Guggenheim, Bienal de Venecia, Gran Premio Nacional de las Artes en Francia) y en recientes subastas alcanzó cifras siderales. Murió a los 65 años, de un infarto de miocardio.
    Las consideraciones que anteceden, para ubicar al lector, son las que habitualmente difunden libros, catálogos y diccionarios. Hay ciertas omisiones o recortes interpretativos, sin embargo. Los 150 trabajos que se exhiben en la Fundación Proa están distribuidos en cuatro salas: los comienzos y la influencia del arte primitivo donde, curiosamente, se omite la del arte etrusco, fundamental en su última, conocida y sobre estimada producción. El sector dedicado a su etapa surrealista es, sin duda, de mayor importancia, el más original en sus estructuras enjauladas: “La nariz” de encrespado erotismo, diferente a la divertida metáfora del cuento del mismo nombre de Nikolái Gogol (1836) del hombre que perdió la nariz, luego convertida en ópera por Dimitri Shostakovich (estrenada en el Teatro San Carlos de Lisboa en los noventa con ingratos resultados) y citada por Woody Allen en “El dormilón”. Indudablemente que hay un sesgo surrealista en el tema, grotesco en versión operática, aunque Giacometti, al igual que en “Bola suspendida”, asume una posición onírica inquietante, similar a “Mujer degollada”, aquí ausente. Tres piezas notables del artista.
    A partir de 1940 Giacometti se interna en la figuración, en la fijación de rostros y figuras de cuerpo entero de sus familiares: el pasaje del surrealismo al existencialismo (intimó con y su círculo), teniendo ambas corrientes en común enfatizar la subjetividad. El análisis de la existencia y la manera en que el ser humano existe en el mundo lo conduce a la representación y a las convenciones tradicionales. Ya Rodin hizo de “El hombre que camina”, fragmentado, sin cabeza y sin brazos, el emblema de la modernidad y la estética del fragmento, en su crepitante modelado barroco. Giacometti despoja de carnalidad a sus figuras y remite, notoriamente, a la escultura etrusca que en inspirada poesía, Gabriele D´Annunzio asoció en “Ombra della sera” (Sombra de la tarde) esos bronces delgadísimos a sombras alargadas de los cuerpos al atardecer (una réplica reducida de ese bronce del siglo III a.C., museo de Volterra pertenece a Lisa Block de Behar quien me recordó esa relación), al contrario de las sombras arquetípicas de la caverna platónica que metaforizan las ideas. El escultor declaró que las siluetas de los espectadores en el cine influyeron en su concepción sombría de bustos y miembros descarnados.
    Artista sobredimensionado por el público y los subastadores, Giacometti estereotipó la angustia existencial en el continuado y limitado repertorio formal que remite a un primitivismo sin reapropiarse con sesgo original como lo hizo Picasso, entre otros muchos. La retrospectiva muy bien presentada es, de cualquier manera, cautivadora, incluyendo sus dibujos - pinturas intensos.



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  • Título: La impresión de algo vivo. 
    Autor: Fernando García. 
    Fecha: 15/11/2012
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    NO HAY MEJOR forma de decirlo. De frente a un conjunto escultórico de Giacometti que parece multiplicarse, como en esos juegos de espejos que propone la arquitectura posmoderna, hay que tomar los dichos de Jean- Paul Sartre y admitir que alguien pensó, antes, y mejor, por nosotros. Dijo Sartre: "Una exposición de Giacometti es un pueblo. Esculpe unos hombres que se cruzan por una plaza sin verse; están solos sin remedio y, no obstante, están juntos".

     

    Esta exposición de Alberto Giacometti (Borgonovo, Suiza, 1901-París, Francia, 1966) que se puede ver en la Fundación Proa de Buenos Aires hasta enero 2013 no es ni más ni menos que eso. En un despliegue inédito para el Río de la Plata (la muestra pasó antes por Río de Janeiro), la Fundación Giacometti hizo viajar la mayor parte de las 148 obras (esculturas sobre todo, claro, pero también sus sorprendentes pinturas y bocetos) desde su sede en París. El resto del conjunto se completa con obras de colecciones privadas de Buenos Aires y otras que pertenecen al acervo del Museo de Arte Moderno de Río. Cuando se abandona el edificio del barrio de La Boca queda esa sensación sartreana. El observador siente que ha invadido la intimidad colectiva de un pueblo detenido en el tiempo del arte. Una soledad de a muchos, que hace equilibrio entre la quietud hierática de los hombres de Pompeya y el movimiento de las metrópolis del siglo XX.

    Así, la obra ícono de Alberto Giacometti, "El hombre que camina", tan reconocible al ojo contemporáneo, sugiere un hombre petrificado -lava del Vesubio- pero también, y esto es lo incómodo, parece echado a andar, revivido como Frankenstein.

    Recorremos el vacío que intermedia entre las obras de Giacometti junto a la experta francesa Véronique Wiesinger, que lleva diez años como curadora jefe de la Fundación. Fue como una sutil excursión a una humanidad hibernada, parte del capital simbólico más alto de Occidente en los últimos cien años.

    LAS JAULAS DE BACON.

    -¿Es Giacometti un puente entre la escultura académica y la contemporánea, o es un desvío?

    -Giacometti no estuvo relacionado con la escultura clásica. En todo caso su obra puede ser un puente entre la abstracción y la figuración. Lo más relevante es que nos mostró un modo distinto de lo que podía ser la escultura. Y la pintura también.

    -La pintura es como un lado B de Giacometti, ya que su nombre se identifica rápidamente como el de un escultor. ¿Qué diría de la pintura de Giacometti en relación a sus esculturas?

    -La pintura era igual de importante para él. Para esta muestra, como el espacio no era suficientemente grande, tuve que hacer algunas selecciones. Decidí enfatizar la escultura y elegir pinturas muy específicas que acompañan un cuerpo de esculturas en cada módulo. Por lo que cada pintura está ahí como un recordatorio de lo que podía hacer pintando al mismo tiempo. Pero son piezas absolutamente independientes. Sus temas y obsesiones son los mismos tanto en pintura como en escultura. Giacometti iba y venía de una cosa a la otra.

    -¿Por qué entonces es más relevante como escultor que como pintor?

    -Yo no diría relevante sino más conocido. Y eso es porque sus esculturas forman parte de las ilustraciones de los libros de texto y, luego, porque algunas de sus esculturas trascienden el mundo del arte y están en la memoria visual de la gente. Pero son pocas. Por eso traté de traer a la Argentina un panorama completo de su obra escultórica desde la primera a la última.

    -Algunas de las pinturas que usted trajo recuerdan mucho a la manera en que Francis Bacon enjaulaba a sus retratados. ¿Ve ese vínculo?

    -Por supuesto. Bacon siguió mucho la obra de Giacometti, en especial estas jaulas (N de R: Wiesinger señala esculturas enmarcadas). Bacon decididamente utilizó este recurso de Giacometti y a través de él realizó una obra personal y única.

    -¿Qué cree que diría Giacometti sobre un escultor contemporáneo como Jeff Koons?

    -Uh… Quién sabe… Habría que preguntarle a Giacometti, ¿no? Es muy difícil decirlo. Giacometti llegaba a la obra después de una búsqueda filosófica, era muy serio acerca de esto y su objetivo final era que la vida de la gente fuera más rica; trabajaba para que la gente pudiera entender mejor su interior. No hay que olvidar que para él la obra se terminaba en el espectador, así que para eso quien viene a ver una obra de Giacometti tiene que traer su cultura, su memoria, sus obsesiones. Esto no parece muy en el estilo de alguien como Jeff Koons.

    -Asumo que la posmodernidad habría sido un terreno hostil para alguien como Giacometti.

    -No estemos tan seguros. Hay artistas que plantean preguntas relevantes. Christian Boltanski, por ejemplo, es alguien que prácticamente trabajaba sobre los mismos asuntos que desvelaban a Giacometti: qué significa estar vivo, qué sabemos de la muerte, qué es la memoria.

    -¿En qué escultor contemporáneo diría que vemos la huella de Giacometti?

    -No se trata de esculturas sino de ideas. Boltanski hace instalaciones pero aún así veo el vínculo con Giacometti. Un trabajo muy serio y filosófico para empezar. Creo que la única posibilidad de supervivencia para el arte hoy es permanecer fuera del juego del consumismo. Giacometti era un artista políticamente comprometido. Al final del día se trata de eso.

    -¿Era un hombre de izquierda?

    -Era un artista de izquierda que nunca usó su trabajo artístico como propaganda porque su concepción del hombre se hace visible en la obra.

    EL ENCUENTRO CON PICASSO.

    -A Giacometti le tocó vivir la París que le inspiró una novela a Hemingway. ¿Qué marcas dejó en él? ¿Era un artista metódico o un bohemio irredento?

    -París, en primer lugar, era una ciudad donde podía encontrarse con gente muy distinta a discutir los asuntos del mundo, fueran políticos, filosóficos o artísticos, y esto es lo que más amaba de la ciudad. París, más que una ciudad, era un concepto: el lugar donde los intelectuales se encontraban.

    -¿Cómo fue el vínculo entre Giacometti y Picasso?

    -Picasso era mayor que Giacometti. Por lo que cuando Giacometti empezó se sintió muy atraído por la obra de Picasso, que ya era famoso entonces. Pero Picasso fue muy gentil para con Giacometti. Tuvieron varios encuentros y no se sabe bien quién lo propuso, pero tuvieron la idea de que Giacometti hiciera un retrato de Picasso. Giacometti empezó a trabajar en la escultura pero decidió dejarla porque no quería que se viera como si estuviera usufructuando el nombre de Picasso para sobresalir. Esta decisión es muy importante. Nos muestra su respeto hacia otro artista, pero además su convicción por la originalidad, por definir un camino propio. Y esa es la lección principal de Giacometti: definir un camino propio. No ir detrás de los demás.

    -¿En qué año tuvieron este encuentro?

    -Esto sucedió en 1947. Hay que tener en cuenta que para esa fecha Giacometti no era tan conocido. Su primera muestra importante fue en 1948 en Nueva York.

    -¿Fue ese su año bisagra?

    -No, el gran cambio lo dio durante 1947, más allá de la anécdota con Picasso. Ese fue el año en el que decidió estrechar lazos con Jean-Paul Sartre y alejarse de André Breton. Hizo su opción.

    CONFLICTOS SURREALISTAS.

    -La relación de Giacometti con el surrealismo es bastante curiosa. ¿Cuál fue el episodio que le costó la expulsión del movimiento?

    -Es que para André Breton echar artistas del movimiento surrealista era como un deporte. Giacometti fue expulsado dos veces y la última decidió que no regresaría. Y lo hizo por una buena razón, necesitaba hacer su camino. El surrealismo empezó oficialmente en 1924 y si bien Giacometti ya estaba en París su vida estaba totalmente alejada de la de los surrealistas. El era todavía un estudiante bajo la tutela de Bourdelle y no tenía ninguna relación con los artistas avant-garde. De hecho llegó bastante tarde al surrealismo pero sucedió que su búsqueda había resultado tan paralela a la de los surrealistas que devino inmediatamente en el escultor surrealista. Su estilo era tan diferente que la idea de la escultura-objeto fascinó a Breton y su cenáculo. Pero se sintió rápidamente atrapado en el dogma surrealista. Breton quiso forzarlo a hacer arte de propaganda y Giacometti no quería hacer eso; el sentía que la obra de arte hablaba por sí misma y no debía ser explotada para vender otro mensaje.

    -¿Qué tipo de propaganda le reclamaban?

    -Propaganda para las ideas del surrealismo. Hubo una exhibición muy importante en contra del colonialismo y si bien Giacometti no estaba a favor del colonialismo entendía que la obra de arte no podía ser instrumentalizada.

    -Quizá porque su contribución fue africanizar el arte europeo.

    -Entendió el arte africano mejor que muchos otros porque capturó la cualidad mágica. Es por eso que se ve todo tan violento y potente.

    -¿Estuvo Giacometti en Africa?

    -No, Giacometti no viajaba nunca. El estaba convencido de que aún desde una ventana podía verse todo el mundo. Para él, una persona podía ser como miles de otras personas por dentro. Por eso es que a partir de los mismos modelos podía realizar versiones absolutamente distintas de cada uno.

    -¿Cómo reflejó su obra el pensamiento de Sartre?

    -Sartre no influenció a Giacometti sino que tuvieron una serie de conversaciones y yo diría que fue al revés: las ideas de Giacometti contribuyeron al pensamiento de Sartre. Sobre todo en esta idea de un hombre genérico. Un hombre hecho de todos los demás, igual a cualquier otro. Una idea que Giacometti exploró durante un largo período luego de la Segunda Guerra Mundial tanto en pintura como en escultura.

    CAPTURAR EL ESPACIO.

    -¿Cómo empezó con la idea de las jaulas?

    -Empezó realmente durante su estadía en el movimiento surrealista con la obra "Bola suspendida", donde define una especie de set teatral. La jaula no hay que tomarla en el sentido de una prisión sino como algo que se dibuja en el espacio, que lo define. Esto lo siguió explorando luego del surrealismo en obras como "La nariz". Como puede verse, la nariz se sale del perímetro de la jaula y entra en nuestro espacio, en el espacio de la realidad. Trabajó dos años enteros en este tipo de piezas y luego las abandonó porque quería intentar capturar el espacio intrínseco a la escultura antes que definir un escenario. Nos invita a entrar en el radio de la escultura. Todo lo contrario.

    -¿Qué metáforas diría que se alojan en el bronce, el material al que Giacometti consagró su vida?

    -El bronce y Giacometti son indisolubles. Es un material contradictorio. Es algo por un lado sólido pero que también se corrompe. Además él lo encargaba a una fundición: Giacometti no tenía control sobre ese proceso. Y esta idea tiene raíces en la alquimia. El no podía tener control sobre la materia porque el bronce se corrompe y en la acción de pasar los moldes a la fundición se da la evolución de la obra. La opción del bronce en Giacometti es crucial.

    -¿El bronce estuvo siempre?

    -Prácticamente desde el principio. La primera vez que fue contratado por una galería en 1929 ya trabajaba el bronce. No era un buen período para el mercado, estaba al borde de la gran crisis.

    -¿Qué camino cree que le mostró Bourdelle?

    -Creo que Giacometti aprendió de Bourdelle más de lo que él dijo. Porque Bourdelle trabajaba mucho sobre la base y la base es muy importante para Giacometti. La otra cosa importante es que Bourdelle estaba totalmente fascinado por las antiguas civilizaciones, de cualquier parte. Es probable que Giacometti haya visto libros, cosas, en esas clases internacionales de Bourdelle donde se mezclaban estudiantes de todo el mundo.

    LA CABEZA PERDIDA.

    -¿Es cierto que la primer compradora de una obra de Giacometti fue una coleccionista argentina?

    -Absolutamente. Su nombre era Elvira, una mujer de la familia Alvear que simplemente entró a la galería Pierre Colle y decidió adquirir una cabeza de Giacometti, que en ese momento era un total desconocido. Lo curioso es que, al mismo tiempo, la familia Alvear había contratado a Bourdelle para que diseñara un monumento al General Alvear para Buenos Aires. Fue una gran casualidad que la misma familia hiciera de mecenas del maestro y su alumno.

    -¿Consiguieron esa obra para esta muestra?

    -Intentamos rastrearla pero no tuvimos éxito. En la muestra pusimos una de la misma serie pero no es la que ella compró porque verdaderamente nadie sabe donde está. Quizás se quedó en París.

    -¿De dónde viene la obsesión de Giacometti por fabricar cabezas?

    -Empezó con las cabezas bien desde el principio. Su primera escultura fue la cabeza de su hermano. Esta obsesión con las cabezas viene de su obsesión de interactuar con los demás. Cuando yo lo veo a usted no puedo mirarlo a los pies, miro su cabeza y sus ojos. Los ojos y el frente de la nariz eran las cosas más importantes para Giacometti. Y registrar la estructura de la cabeza. Pongámoslo así: Giacometti estaba más interesado en la gente viva que en el arte. Por eso sus esculturas dan la impresión de algo vivo.

    -¿Qué hay de cierto en esa leyenda de que Giacometti tenía visiones de cabezas flotando en el espacio?

    -Es absolutamente cierto. No eran sueños sino que él percibía la realidad de forma muy intensa. Cuando miraba a las personas podía intuir la calavera dentro de la cabeza; se había vuelto muy sensible y consciente del vacío alrededor de cualquier cosa. Y tenía estos momentos alucinados de ver una cabeza en medio del vacío. Tuvo que aprender a controlar estas visiones porque le provocaba vértigo tanta conciencia del vacío. Eso fue entre 1946 y 1947. "The Nose", por ejemplo, fue una obra que se le apareció viendo la cara de un muerto. Se sabe que las medidas del cuerpo cambian al morir, y Giacometti podía tener el don de registrar ese cambio en las dimensiones y en el vacío. El vio la nariz de la persona muerta crecer, y lo representó.

    -¿Todas las obras que se ven en esta muestra fueron hechas a partir de modelos?

    -Hay una combinación de modelos vivos y memorias. Pues Giacometti nunca se proponía captar momentos específicos sino algo que era más bien una acumulación de momentos. Por eso es tan difícil proponerse no mostrar un gesto determinado sino el pasado de ese rostro, más el presente e incluso el futuro. Hay que decir que la mayor parte de la gente en la que trabajó específicamente (no el hombre genérico) se volvió con el tiempo muy parecida a lo que él vio en su momento. Es muy interesante que él pudiera captar esa energía personal. Algo tan increíble como El retrato de Dorian Gray. La presidenta de nuestra fundación, que murió hace poco, posó para Giacometti. Era una mujer muy hermosa que en ese momento tenía 28 años. Murió a los 80 y cuando uno ve el retrato que le hizo Giacometti… Es increíble pero se parece a como ella fue después, con el tiempo.

    Walking man

    SEGUIMOS A la curadora tres pisos por escalera hasta el rincón donde se ha dispuesto la exhibición de "El hombre que camina", obra símbolo de Giacometti y de la escultura moderna. La figura escuálida, de impronta esquelética, soporta silenciosa una especie de autopsia estilística mientras la rodeamos.

    -¿Qué cree que una obra maestra como "El hombre que camina" nos dice sobre la cultura de hoy?

    -"El hombre que camina" es posiblemente la mayor proeza de Giacometti porque dejó un ícono del siglo XX que sigue siendo absolutamente válido para hoy. Esta combinación de supervivencia y energía, vida y muerte entremezcladas sigue siendo tan relevante hoy como cuando fue creada y permanece en la memoria de todos.

    -También es como si esta obra hiciera equilibrio entre el primitivismo y el modernismo.

    -Sí, porque ese es el modo en el que trabajaba. La manera en que resolvía las superficies, una manera muy cruda. Esta crudeza, por cierto, es donde subrayaba el primitivismo.

    -Es curioso pero la pose de la escultura me hace pensar en un hombre de ciudad, un urbanita del presente.

    -Puede ser de ciudad o de cualquier lugar de la Tierra ya que está desnudo. No es una representación muy realista. Es un signo de la energía. Es un signo de lo que la gente hace todas las mañanas: la energía de los que se deciden a ponerse en marcha. Cuando la gente está viva pesa mucho menos porque esa energía es la que nos hace más livianos para movernos. Si mira a la base, los pies están como saliendo desde el centro de la tierra, como pegoteados al suelo. Es una base muy cruda.

    -Insisto: uno asume por el conocimiento previo de esta obra que Giacometti pensó en un hombre primitivo. Pero frente a la escultura es imposible no pensar en que esta es la manera que tiene la gente de caminar rápido en las grandes ciudades…

    -Sí, hay algo de eso. Avanzar.

    -Podría estar saliendo de la escalera mecánica del subterráneo, por ejemplo…

    -O podría estar saliendo de una casa de cambio muy preocupado porque perdió dinero.

    -¿Qué nos dicen las proporciones de esta obra?

    -Estaba pensado para ser un monumento en Nueva York que nunca se instaló. Por lo tanto está hecho para que la gente entre al monumento y sea parte de la escultura. La altura de "El hombre que camina" es la altura de una persona normal (N. de R.:debería estar al ras del piso pero pusieron la tarima por razones de seguridad). Mide 1,70 cm. Las mujeres en cambio miden tres metros de altura. Creo que las concibió como un bosque por donde transita este hombre común. Y las cabezas que vemos en el piso dan idea de piedras en el bosque…



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  • Título: La enorme fiesta de la cultura, con una multitud en la calle. 
    Autor: Silvia Gómez. 
    Fecha: 15/11/2012
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    Por Silvia Gómez
    Las muestras de grandes artistas como Caravaggio, Giacometti y Goya fueron muy visitadas. Y se hizo un homenaje a Piazzolla en Palermo. Mucha gente recorrió la flamante Milla del Sur.

    Con una nueva edición de La Noche de los Museos, miles de personas coparon centros culturales, museos y monumentos porteños. En su novena edición, ya instalada como un clásico cultural en la Ciudad, la movida giró en torno a la figura del gran compositor Astor Piazzolla, homenajeado durante todo 2012, a 20 años de su muerte. Ayer hubo 183 salas que abrieron sus puertas gratis , un número que crece año a año. Y la Milla Cultural del Sur, con la Usina del Arte como bandera, brilló en una noche nublada y muy destemplada.

    El arranque oficial fue a las 20 frente al Planetario porteño. Allí, durante toda la noche, hubo conciertos y una muestra del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, dirigido por Mauricio Wainrot (ver En el Planetario...).

    Otra vez se pudo viajar gratis en 85 líneas de colectivos, presentando un pase que se obtenía con la folletería o ingresando a www.lanochedelosmuseos.gob.ar. Pero este año también se usó la bicicleta, porque el sistema público de Bicing también funcionó entre las 20 y las 2.

    La jornada tuvo estrellas, ya que coincidieron tres grandes artistas internacionales cuyas obras se exponen en diferentes puntos de la Ciudad: en la Fundación Proa, en La Boca, la gente hizo cola para ver la muestra del escultor y pintor suizo Alberto Giacometti y disfrutar de sus inconfundibles figuras espigadas. En el Bellas Artes, en Recoleta, convocó multitudes la muestra del creador más importante del Barroco europeo, Caravaggio. Su Medusa Murtola hizo furor y fue una de las más buscadas por la gente. Y en Belgrano, el Museo Enrique Larreta expuso algunos de los más reconocidos grabados del artista español Francisco de Goya, considerado uno de los precursores de el Modernismo en el arte.

    En Proa, César Olivas y su esposa miraban extasiados “Hombre que camina”, de Giacometti. “Estoy totalmente impactado por la altura de la escultura”, dijo. “La había visto en libros y en Internet pero nunca imaginé que tenía semejante presencia. De acá nos vamos al Quinquela”, explicó.

    Es que La Boca, Puerto Madero y San Telmo tuvieron su propio circuito: La Milla del Sur. Abrieron sus puertas el museo Benito Quinquela Martín, el Teatro de la Ribera, la Escuela Taller del Casco Histórico –en donde los artesanos dictaron talleres de ebanistería, de yesería y luthería, entre otros–, el MAMbA y el Pabellón de las Bellas Artes de la UCA, con una exposición de Dalila Puzzovio.

    En el circuito Sur hubo dos salas privadas que abrieron sus puertas y también fueron muy convocantes: el Faena Arts Center –con la obra del alemán Franz Ackermann– y el nuevo MACBA, que organizó visitas guiadas para que la gente disfrutara, entre muchas otras, de las obras de artistas locales como Guillermo Kuitca, Julio Le Parc, Marta Minujín, Rogelio Polesello, Pablo Siquier y Gyula Kosice.

    En el Sur de la Ciudad, como en otros puntos, hubo también espacio para las performance artísticas. Frente al Museo del Humor, Boulevar de los Italianos al 800, Valeria Schwarz montó una cabina de madera por la que la gente podía pasar y escuchar historias en 15 idiomas diferentes, contadas por personas que leían en su lengua materna. En la Caja Urbana de Voces Otras (C.U.V.O.), de Valeria Schwarz, se escucharon historias en lenguas nativas, como guaraní y quechua.

    Como un fuelle entre el Sur y el Norte de la Ciudad, la Casa Rosada y el Museo del Bicentenario atrajeron a miles de familias. Además del mural de David Siqueiros, hubo conciertos de bandas militares, un mapping sobre la fachada Este de la Rosada y fuegos artificiales al final de la jornada. Ya antes de abrir, la Casa de Gobierno tenía cerca de dos cuadras de cola . La familia de Mirco, con dos chicos, esperaba ansiosa para ver el mural del célebre mexicano. “Estoy muy contento de haber venido, como también hicimos el año pasado. Ahora quiero ver esta obra de Siqueiros , porque por distintas razones nunca pude. Y nos vamos a quedar visitando otros lugares en el Casco Histórico, a ver si los chicos aguantan el cansancio y el frío de la noche y llegar a los fuegos artificiales”, le contó a Clarín .

    Un circuito que muchos vecinos eligieron hacer a pie fue el corredor del Norte; en los alrededores de Plaza Francia y sobre Libertador, donde hay 15 sitios entre Retiro y avenida Dorrego: la gente peregrinaba de galería en galería, como parte de una inmensa fiesta estética y pagana. Incluso, el Zoo porteño se convirtió en una suerte de museo viviente con una gran cantidad de gente que asistió a las visitas guiadas nocturnas.

    En el Bellas Artes, la cola llegaba hasta el puente de Derecho. Esther Penatti, de San Isidro, estaba allí con amigas: “Ibamos a venir a la inauguración, pero decidimos esperar y de paso recorrer otros museos; nos vamos al Recoleta y al Malba”, comentó. Y el atractivo del genial Caravaggio también atrapó a Marta y José Iglesias, que pese a sentir el frío de la noche no iban a abandonar su lugar sin ver a la famosa Medusa. “Nosotros tampoco queremos perdernos esta fiesta”, agregó un matrimonio de Avellaned

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  • Título: Pablo Reinoso y Hugo Petruschansky participan el ciclo de visitas guiadas por Artistas + Críticos a la exposición de Giacometti en PROA . 
    Autor: arte en la red.
    Fecha: 14/11/2012
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    Ver nota original (arte en la red. )

    El próximo encuentro del ciclo de Artistas + Críticos reúne a dos de los más destacados invitados a recorrer las salas junto al público: el escultor Pablo Reinoso y Hugo Petruschansky, doctor en Historia del Arte e investigador en arte contemporáneo.

     

     

    Sobre el trabajo de  Giacometti, escribe Pablo Reinoso: "La obra de Alberto Giacometti se alza como un icono de la escultura del siglo XX. Si pensamos en diez escultores que lo han marcado, los vemos a todos asociados a algún movimiento –surrealismo, figurativo, constructivo, conceptual, minimal, land art...– Pero en el caso de Giacometti, su obra nace y se refiere a sí misma. No genera un movimiento. Y el que se le acerca desde un punto de vista formal, se le queda pegado. (...) Cada obra requiere de un espacio. Todo es aire alrededor. Una suerte de vacío lleno de distancias. Ya no es la vista la que busca el foco sino nuestros propios cuerpos. Nos obliga a ir a buscar una distancia. Nos impone una distancia corporal. Sin darnos cuenta nos impone su perímetro de seguridad."

    Artistas + Críticos se propone enriquecer el programa educativo de Proa y aportar nuevas perspectivas e interpretaciones sobre la exhibición y las obras a partir de la mirada singular y las voces de académicos, curadores y artistas.

    Noviembre

    • Sábado 17, 17 hs. Pablo Reinoso + Hugo Petruschansky
    • Sábado 24, 17 hs. Juan Carlos Distéfano + María Teresa Constantin

    Diciembre

    • Sábado 1º, 17 hs. Martha Nanni

    Coordinadora: Ana Schwartzman

     

    Sábado 17/11, 17 hs.
    Pablo Reinoso nació en Buenos Aires en 1955 y desde temprano incursionó en la práctica escultórica. Desde 1990 se desempeña como diseñador y asistente de comunicación y en 2004 creó su propio estudio de arte y comunicación. Como artista ha participado de gran cantidad de exhibiciones tanto en Buenos Aires como en Paris, San Pablo, México, Nueva York y en ferias internacionales como Miami Basel, Arco y Fiac, entre otras. Sus obras se encuentran en diversas colecciones públicas del mundo: Museu de Arte Moderna de São Paulo; Mamba y Malba, Buenos Aires; Société des Amis du MNAM, Centre Georges Pompidou, Fonds National d’Art Contemporain, París y Musée des Arts Décoratifs, París; Musac, España. Este año en Buenos Aires realizó una muestra en el espacio de arte de Fundación YPF e intervino el espacio de Chandon en la 21ª Edición de la Feria de Arte Contemporáneo artebA. Desde 1979 vive y trabaja en París.
    Hugo Petruschansky es doctor en Historia de las Artes y profesor titular de Historia del Arte Contemporáneo en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y en el Instituto Universitario Nacional de Arte (IUNA). Ha ejercido la docencia en universidades de Europa y Estados Unidos y ha publicado numerosos textos críticos sobre su especialidad en libros, revistas y catálogos, nacionales y extranjeros. Actualmente, es curador independiente y colabora con los diarios La Nación y Ámbito Financiero, y con la revista Reporte Publicidad, entre otros medios.

    Sábado 24/11, 17 hs.
    Juan Carlos Distéfano es artista plástico nacido en 1933 y egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano como profesor de Dibujo. Entre 1960 y 1970 fue director gráfico del Centro de Artes Visuales del Instituto Di Tella y, tras su cierre, abrió un estudio de diseño gráfico junto con Fontana, actividad que desarrolla hasta 1976, cuando decide dedicarse con exclusividad a la plástica. En varias oportunidades viajó a Europa, donde estudió a los artistas del Trecento y del Quattrocento. En 1977 se radicó en España, donde vivió hasta 1980. Entre otros premios, en 1982 recibió el Premio Konex de Platino a la Escultura Figurativa y, en 1992, el de Brillante por la misma institución. Ha participado de múltiples exposiciones colectivas y realizado gran cantidad de muestras individuales como la más reciente retrospectiva en el Espacio de Arte Fundación Osde con curaduría de María Teresa Constantin. Su obra integra los patrimonios del Museo Nacional de Bellas Artes, del MALBA - Fundación Costantini, de The Museum of Fine Arts of Houston y de importantes colecciones privadas. Vive y trabaja en Buenos Aires.
    María Teresa Constantin es historiadora, investigadora independiente y crítica de arte, egresada de la Escuela del Museo del Louvre. Ha trabajado en museos de Francia, España y Argentina, y fue autora de diversos ensayos, artículos especializados y libros entre los que se cuentan Carlos Gorriarena y Los Surrealistas en colaboración con Diana Wechsler. Ha sido jurado en numerosos premios a las artes visuales y curadora de diferentes muestras. Es miembro del Centro Argentino de Investigadores de Arte y de la Asociación Argentina de Críticos de Arte. Actualmente, es Coordinadora de Arte de la Fundación Osde en donde, en otras, curó la muestra Juan Carlos Distéfano. Obras 1958–2010, en 2010.

    Sábado 1/12, 17 hs.
    Martha Nanni es historiadora, crítica de arte y docente universitaria. Se ha desempañado como asistente de investigación en las colecciones estables del Centre Pompidou (París), Stages Galleria di Arte (Roma), Gabinete de Dibujos del Metropolitan Museum (Nueva York) y como curadora del Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y colecciones privadas de la Argentina. Ha publicado numerosos ensayos sobre reconocidos artistas como Antonio Berni, Antonio Seguí, Juan Carlos Distéfano, Juan Carlos Castagnino, Alfredo Hlito y Norberto Gómez.



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  • Título: Una noche para la historia.
    Autor:  Mensajero web.
    Fecha: 13/11/2012
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    Más de 750 mil personas en La Noche de los Museos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

    El evento organizado por el Ministerio de Cultura y el Ente de Turismo porteño, contó con actividades gratuitas en 183 instituciones del centro de la ciudad y 28 en barrios aledaños. La aceptación del público fue elocuente.

    “Nuevamente la ciudad de Buenos Aires vivió una noche una noche de fiesta del arte y la cultura con muchísimas y muy diversas propuestas, como el homenaje al maestro Carlos Guastavino en la Usina del Arte, la muestra de Alberto Giacometti en la Fundación PROA, todos las actividades relacionadas con el Año Piazzolla en los museos de la ciudad, y este año la incorporación de Milla Cultural Sur”, dijo Hernán Lombardi, ministro de Cultura.

    El funcionario, agregó que “en suma vivimos emocionados esta Noche los Museos 2012,  una verdadera fiesta de la cultura que nos une, que nos invita a compartir y entendiendo la cultura como forma de crear ciudadanía, con todo lo que esto implica para el crecimiento individual y colectivo de la sociedad”.

    La apertura tuvo lugar en el Planetario donde el Ballet Contemporáneo del Teatro General San Martín, dirigido por Mauricio Wainrot, presentó la obra “Las 8 estaciones”. Luego se proyectó un documental sobre Ástor Piazzolla y posteriormente la actuación del Quinteto de la Fundación Ástor Piazzolla, para finalmente presentarse Daniel “Pipi” Piazzolla al frente de su grupo Escalandrum y con la formación Piazzolla Electrónico.

    Al tradicional pase libre en las líneas de colectivos adheridas se sumaron este año nuevas propuestas para armar el recorrido: las estaciones del Sistema de Transporte Público en Bici, de 20 a 2 de la mañana para poder recorrer los museos de la ciudad en este medio de transporte ecológico, saludable y veloz.

    Quienes optaron por recorrer el Sur de la Ciudad pudieron disfrutar Milla Cultural del Sur, una propuesta para conocer 14 espacios y museos emblemáticos situados en esa zona porteña, desde Puerto Madero hasta la Boca, entre los que se encuentran el Museo del Humor y la Usina del Arte, inaugurados este año.

    Fuente: Prensa Ente Turismo de Buenos Aires.

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  • Título: Otra Buenos Aires; la de los museos insomnes.
    Autor: Alicia de Arteaga. 
    Fecha: 13/11/2012
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    Ver nota original (La Nación.)

    En petit comité, el director Guillermo Alonso anticipó el nuevo guión curatorial de las salas del segundo piso del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), dirigido por Roberto Amigo. Un cambio que pone en pie de igualdad el arte argentino y el universal. Habrá una sala Berni con dos nuevas obras (compradas) y Desocupados, propiedad de un coleccionista del mundo de los laboratorios, en calidad de préstamo. La convocatoria de ayer fue por la donación de México de una serie de láminas que conmemoran el Bicentenario, con la presencia del embajador Francisco Del Río y del encantador Ricardo Calderón, que mucho tuvo que ver con este gesto. La primera obra instalada a sus a anchas en el "nuevo" segundo piso es una escultura de Henry Moore.En el guión actual se potencia el arte argentino, y va como botón de muestra la sala que reúne obras de Suárez, Schvarzt, Kuitca, Prior, Pierri, Cambre y Stupía. La pregunta del millón, ahora, es saber qué pasará cuando Alonso termine su mandato como director. La continuidad sería la mejor respuesta para un gestión virtuosa. De esto se hablaba ayer, pero también del suceso de la Noche de los Museos, instalada definitivamente en la ciudad del cara y ceca. Ver esa larguísima cola para visitar Caravaggio era mirar otra Buenos Aires. Lejos de los piquetes, la violencia, los cortes de luz, la basura. Y no es una torre de marfil, sino la prueba de la alianza entre el gran público y el arte. Contento estará Cristiano Rattazzi de haber financiado la visita de Caravaggio porque todo el mundo hablaba de su gesto filantrópico. Más de 3800 personas visitaron Giacometti en Proa, y 750.000 aprovecharon los museos insomnes. Hay más cara y ceca. El día del apagón, el germano Franz Ackermann inauguró su "mapa mental" de Buenos Aires en el Faena Arts Center. Otro acierto de Alan, el único que puede vestirse de blanco impoluto y no ensuciarse, y sentar a la misma mesa a Franz Ackermann y a Beatriz Milhazes con un choripán en la mano. Para completar el panorama de la otra Buenos Aires, Tracey Emin montó ayer sus videos en Malba. Increíble.

    Subastas porteñas

    No sólo Manhattan tiene seguidilla de remates. Hoy arranca Roldán con su venta de arte argentino, que incluye un cotizado Ombú de Uriburu. El miércoles, Arroyo juega su carta con la naturaleza muerta de Cándido López, y el jueves es el turno de Martín Saráchaga, que tiene un lindo Sorolla, estampilla de la Wildestein en el reverso, y estimado en 3 millones de pesos.

    Nueva edición de pinta Nueva York

    Será entre el 15 y el 18, en 7W de la calle 34. Participan en la 6ª edición neoyorquina 58 galerías de España, Portugal, Argentina y Estados Unidos, entre otros. En 2012, la artista invitada es Liliana Porter, genial argentina multimedia, radicada en Nueva York, gran amiga de Diego Costa Peuser que ha volcado en Pinta su trayectoria y expertise en el circuito latino.

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  • Título: Volver a contar la historia en los museos latinoamericanos. 
    Autor: Estrella de Diego. 
    Fecha: 12/11/2012
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    Por: Estrella de Diego

    Poco a poco, afortunadamente, se  van  acabando los compartimentos estancos entre América Latina y Europa y los Estados Unidos. No sólo porque el mundo se ha ido abriendo hacia los demás y ha dejado de vivir sólo prendido en su propio relato, sino porque en estos últimos años la relación de poder se ha transformado por completo y mientras Europa agoniza en sus recursos para cultura, los museos o las instituciones latinoamericanos se están colocando en primera línea tanto en la producción de exposiciones locales como en la recepción de grandes maestros de la Modernidad –el reciente ejemplo de Giacometti es elocuente en un periplo que comenzó  en la Pinacoteca do Estado de Sao Paulo y  terminará en Proa, en la capital argentina, aunque se podría citar también el caso de Warhol en el Banco de la República de Bogotá, entre otras sedes.


    Desde luego en estos últimos veinte años el panorama institucional americano ha cambiado de una forma tan prodigiosa que recuerda mucho al proceso radical que se llevó a cabo en España también no hace tanto, cuando el sol entraba a raudales en el Prado y las condiciones de conservación y hasta de exposición dejaban mucho que desear. También en América (Latina), donde las colecciones europeas del XIX  y del XX son  excepcionales –porque ha habido otros muchos momentos históricos en los cuales la riqueza estaba allí-, los espacios expositivos se han modernizado y, sobre todo, se ha modificado el relato que desde las salas se quiere contar. Además –al menos hasta ahora- no se ha caído en el error de abrir y abrir espacios sin una colección clara, sino en el líneas generales han rebuscado en los almacenes y han vuelto a escribir la historia a partir de lo que hay (que además suele ser muchísimo y fascinante). De este modo, en lugar de desperdiciar los recursos, como ha ocurrido en los últimos veinte años en Europa en general –y en España en especial-, las instituciones latinoamericanas, acostumbradas a trabajar en precario, han producido discursos creativos que ahora que han aumentado los presupuestos le han enseñado a optimizar “lo que hay”. No sólo. Salvo en casos aislados y más bien referidos  a centros culturales, los museos con colección histórica han sabido negociar la entrada del arte contemporáneo, como ha ocurrido en el Mali (Museo de Arte de Lima), cuya responsable Natalia Majluf ha conseguido implicar a la ciudad entera en un museo renovado y con una fuerza extraordinaria. Esa mezcla portentosa de lo colonial con lo contemporáneo, lo académico con lo novísimo, es lo que ha conseguido situar a muchos museos de América Latina en una posición esencial para comprender fórmulas alternativas de volver a contar la historia en el contexto “poscolonial”,  al margen de las inútiles y enrevesadas teorías  estériles del mundo anglosajón.


    Un ejemplo interesante de los nuevos planteamientos museográficos que revisitan el propio relato de la colección del museo es el que el visitante puede ver en la citada Pinacoteca do Estado de Sau Paulo que, bajo la dirección de Marcelo Araujo primero e Ivo Mesquita  en el momento actual, ha llevado a cabo la increible renovación en su edificio principal donde se pueden ver las colecciones históricas. Así, frente al clásico recorrido cronológico sin más, se presenta una opción creativa que, a pesar de respetar ese orden, trata de plasmar las aparentes contradicciones del discurso, las fracturas, incluyendo reflexiones sobre algunos de los temas esencial en la formación del “arte brasileño” –desde coleccionismo, hasta viajes, pasando por la las implicaciones con el academicismo, obras que desvelan el imaginario paulista y una sección de esos artistas que preludian la modernidad de Tarsila do Amaral. En esta última sección  Portinari o Anita Malfatti reflejan los futuros cambios. No obstante, en medio de tantos teroros y su forma especial de reescribir la historia, llama la atención la inclusión de copias de los grandes vanguardistas, como la propia  Malfatti pintando las Mujeres de Argel de Delacroix, que contrasta  con su  pintura Tropical , también expuesta.  Nada puede ser tan elocuente para hablar de las curiosas relaciones entre el academicismo europeo y el brasileño y el modo en el cual conviven tradición y modernidad con un lapso cronológico inesperado para este continente, donde el desarrollo pictórico se concibe como algo lineal, sin tener en cuenta las excepciones y los márgenes.


    Son, pues, maneras diferentes de plantear el recorrido que se relacionan con formas otras de construir la historia, una historia compleja y fascinante que ya en los 50 dará personajes como Pape, cuya exposición el Reina Sofía viajó también a la Pinacoteca. Son los cambios prodigiosos en América que ejemplifica una muestra en el otro edificio de la Pinacoteca, más dedicada al arte contemporáneo. Allí, una exposición maravillosa del venezolano Alejandro Otero ha reunido piezas contundentes al lado de una selección de exquisitos y delicados pequeños dibujos preparatorios. Ya se ve que hay tanto que aprender del otro lado del océano donde la imaginación ha sido (y es) más importante que los presupuestos -y no al contrario, como ocurre aquí. Otra cosa: más vale que nos pongamos ya manos a la obra porque se escapa el tren.

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  • Título: Los recorridos más elegidos. 
    Autor: Clarín.
    Fecha: 12/11/2012
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    1La Milla de los Museos El circuito del corredor Libertador-Figueroa Alcorta fue el que contó con más asistentes. 190.000 personas visitaron sus 15 museos.

    2 La Milla Cultural del Sur Fue la novedad de esta edición y su espacio más atractivo fue La Usina del Arte. 60.000 personas eligieron este recorrido de 14 museos.

    3 Homenajes a Piazzolla 57.000 personas participaron del tributo al gran Astor. El epicentro fue el Planetario.

    4 Goya, Giacometti y Caravaggio Las tres exposiciones más importantes de la noche contaron con 23.000 visitantes.

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  • Título: La Noche de los Museos: Otro récord y una fiesta que terminó después de hora. 
    Autor: Romina Smith.
    Fecha: 12/11/2012
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    Por Romina Smith

    La cantidad de participantes fue superior a la de 2011. A la madrugada, y sobre la hora de cierre del evento, todavía se veían colas y gente en las calles. El escenario del Planetario, lo más concurrido.

    A las dos menos cuarto de la madrugada de ayer , el Malba todavía ostentaba una inusual fila que, pese a la hora, llegaba hasta la esquina. Ni el frío ni la hora desalentaban a esas decenas de personas que esperaban para entrar y ver la colección, que abre como un abanico más de un centenar de piezas clave del arte latinoamericano del siglo XX. En Puerto Madero , casi en el otro extremo de la Ciudad, a la misma hora, el Faena Arts Center mostraba una postal popular: una larguísima cola para ver las travesías y los colores de Franz Ackermann. Diferentes gustos, diferentes públicos, pero juntos en la misma noche: la novena edición de La Noche de los Museos demostró una vez más que la cultura puede ser récord. Este año, 750.000 personas participaron de sus recorridos por 183 salas de toda la Ciudad, que abrieron sus puertas gratis y hasta las tres de la mañana.

    La enorme fiesta de la cultura porteña sacó a una multitud a las calles. Y entre los lugares más convocantes estuvieron, esta vez, el Planetario, el Centro Cultural Recoleta, el Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo del Humor, y el Malba. ( ver Los más...) En el Planetario, donde el evento tuvo su punto de inicio oficial, hubo, sólo en el arranque, a las 20, nueve mil personas dispuestas a ver al Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín. Allí también fue el cierre de la noche, con la música de Escalandrum y un homenaje a Astor Piazzolla a 20 años de su muerte. El genial bandoneonista tuvo su propio circuito en la noche y fue muy convocante: unas 57.000 personas recorrieron sus distintas postas durante toda la noche. “Somos admiradores de Piazzolla y nos gusta lo que hace Escalandrum. Acaban de ganar el Gardel de Oro, así que aprovechamos para venir a verlos gratis”, contaron Pablo y Silvina Rearte.

    Cerca de ahí, el Malba, también favorito, formó parte de la Milla de los Museos de Buenos Aires, un recorrido por 15 salas públicas y privadas que en 40 cuadras de Palermo, Recoleta y Retiro convocó a 190.000 personas. El circuito, que sumaba también desde el pequeño Marq hasta el Palais de Glace y el Centro Cultural Recoleta, permitió ver la muestra del creador más importante del Barroco europeo, Caravaggio . Esa muestra fue parte del trípode que funcionó como base de la noche, junto a los grabados del artista español Francisco de Goya, en el Larreta; y la del escultor y pintor suizo Alberto Giacometti, en Proa. Entre las tres superaron los 20.000 visitantes.

    Este año, como parte de las novedades, la Noche de los Museos sumó el bicing como opción para recorrer el mapa, y en el debut hubo 1.640 anotados entre las 20 y 2.

    Otra novedad fue el Museo de River.

    Inaugurado en 2009, junto al estadio, el espacio convocó a 3.500 fanáticos entre las 22 y las 3. “Buenos Aires es muy así. Las mismas personas que ven a Goya en el Larreta vienen acá a recordar las glorias del club, en vez de mezclarnos, nos juntamos”, sintetizó Mario Peralta, fanático del Millonario. En ese circuito se vio gente más adulta, mientras que en la muestra de Caravaggio había de todas las edades y en el Museo del Humor un perfil más familiar. Ese detalle también lo notó el ministro de Turismo y Cultura porteño, Hernán Lombardi. “La cultura une edades, diferentes sectores sociales y diferentes opiniones. Y esta noche eso se vio también en la combinación de lo joven con lo clásico. Fue un clima extraordinario alrededor de la cultura”, concluyó.

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  • Título: La Usina del Arte y Mafalda, los imanes del sur. 
    Autor: Clarín.
    Fecha: 12/11/2012
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    Además de las muestras de Caravaggio, Giacometti y Goya, las tres grandes estrellas de este año, la novena edición de La Noche de los Museos pisó fuerte en la flamante Milla Cultural del Sur, un recorrido especial que el Ministerio de Cultura porteño y el Ente Turismo de Buenos Aires armaron por 14 espacios y museos emblemáticos ubicados entre Puerto Madero y La Boca. Dentro de ese circuito se destacaron el Museo del Humor (MUHU), en la Costanera Sur, y la Usina del Arte, en el viejo edificio de la compañía Italo, en La Boca, los dos espacios inaugurados este año. Este “mapa” cultural convocó a lo largo de toda la noche del sábado a 60.000 personas (ver Los recorridos...).

    En el MUHU hubo una anfitriona de lujo: una enorme Mafalda inflable recibió a los que se acercaron hasta la sede del museo, en la ex cervecería Munich, para recorrer las muestras sobre humoristas y participar de uno de los homenajes a Piazzolla. En la Usina la oferta reunió una muestra de fotos del argentino Daniel Mordzinski y un homenaje al compositor, también argentino, Carlos Guastavino. Y muy cerca de ahí una multitud llenó las salas del Faena, atraída por Franz Ackermann. Pero no fue solo eso: otra multitud pobló Proa para ver la muestra de Giacometti. Y en la Escuela taller del Casco Histórico muchos grupos de curiosos disfrutaron de los talleres de ebanistería, yesería y luthería.

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  • Título: Los lugares más visitados de la Noche de los Museos.
    Autor:  Clarín.
    Fecha: 12/11/2012
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    Hubo un récord de 750.000 visitantes en 183 salas. Cuáles fueron los más convocantes.

    Con 750.000 personas que participaron de sus recorridos por 183 salas de toda la Ciudad, la Noche de los Museos fue un récord de público una vez más. Este sábado, en su novena edición la gente aprovechó los espacios de arte que abrieron gratis hasta las tres de la mañana, y disfrutaron las exhibiciones de Palermo a La Boca o el Centro.

    La fiesta de la cultura porteña sacó a una multitud a las calles. Y desde la secretaría de Cultura del Gobierno porteño revelaron los lugares que tuvieron más convocatoria:

    El primero es un clásico, La Milla de los Museos. El circuito de 40 cuadras del corredor Libertador-Figueroa Alcorta fue el que contó con más asistentes, ya que 190.000 personas visitaron sus 15 museos públicos y privados a lo largo de Palermo, Recoleta y Retiro.

    Enseguida, el otro atractivo fue la novedad de esta edición, La Milla Cultural del Sur. Es un nuevo recorrido por 14 museos que propone conocer y revalorizar el Sur porteño y sus salas de arte. Su espacio más atractivo fue La Usina del Arte y 60.000 personas eligieron esta opción.

    El tango y la figura de Astor Piazzolla ocuparon el tercer lugar, con 57.000 personas que participaron del tributo al gran compositor y bandoneonista, a 20 años de su muerte. El epicentro de las actividades fue el Planetario, con una serie de shows de baile y música.

    Además, tres exposiciones de grandes artistas tuvieron más de 23.000 visitantes. Fueron la de los grabados del artista español Francisco de Goya, en el Museo Larreta, la del escultor y pintor suizo Alberto Giacometti, en la Fundación Proa, y la de las obras de Caravaggio en el Museo Nacional de Bellas Artes.

    Otras dos cifras para el final: al Museo de River, que se sumó por primera vez este año, fueron 3.500 fanáticos entre las 22 y las 3. Y 1.640 personas aprovecharon el sistema de bicicletas públicas porteñas para moverse.

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  • Título: Tiempo de vorágine cultural. 
    Autor: María Daniela Yaccar. 
    Fecha: 12/11/2012
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    Tiempo de vorágine cultural
    Cientos de miles de personas participaron del encuentro que se desarrolló en más de 180 museos y espacios de arte de la Ciudad. Hubo espectáculos musicales y largas colas para disfrutar de exposiciones que se convirtieron en auténticos eventos sociales.

    Por María Daniela Yaccar

    La ciudad de la furia, de las inundaciones, de la basura, de los autoconvocados y de la cultura: así de ecléctica es Buenos Aires, que el sábado vivió su clásica Noche de los Museos. La propuesta volvió a ser un éxito: más de 750 mil personas –según cifras del gobierno porteño– participaron de la novena edición de este evento, visitando los más de 180 museos y espacios de arte que abrieron sus puertas o disfrutando de espectáculos que sucedían en diversos puntos del mapa. Desde las 20 hasta las 3 del domingo hubo colas larguísimas. Parecía que el público estaba esperando para ingresar a un boliche.

    El paisaje de la ciudad estaba enteramente transformado. El Planetario, donde comenzó la jornada a las 20, con una presentación del ballet del Teatro San Martín en homenaje a Astor Piazzolla, era un hormiguero. Había siete mil personas viendo el –larguísimo– espectáculo, muertas de frío, y unas dos mil recorriendo el predio, estudiando con qué se podían encontrar. Citroën Argentina había montado la muestra Evolución, que invitaba a recorrer la historia de la moda y su vinculación con el diseño de automóviles. Bien temprano, el zoológico empezaba también a recibir visitantes.

    “¡Los museos abren todos los días!”, peleó un automovilista a la gente que hacía fila para ingresar al Museo de Bellas Artes, donde está montada la muestra de Caravaggio. El taxista que dejó a Página/12 en el Planetario dijo algo parecido: “Veo esto todos los años y no lo entiendo. Mejor sería que la gente recorriera un día cualquiera un museo, tranquila”. Algo de razón tenían: el Museo de Bellas Artes abre de martes a domingo durante largas horas y la entrada es gratuita. ¿Para qué, entonces, pasar frío, esperar tanto para entrar, y recorrer un espacio a los tumbos cuando se puede caminar holgadamente cualquier día? Una conclusión posible es que La Noche de los Museos es, antes que un encuentro cultural, uno de carácter social. Y hay que agregar también que la palabra “museos” en el título queda chica, porque un punto fuerte de la jornada fueron los espectáculos que no solamente se ofrecían al aire libre –como en las afueras de la Casa Rosada, con su hermoso fucsia nocturno– sino también en los diferentes espacios culturales por los que la gente circulaba –como en el flamante Museo del Humor.

    Algo de razón tenía ese taxista cuando dijo que los museos están hechos para ser recorridos con tranquilidad y con pausa. Debutante en La Noche de los Museos, esta cronista intentó ingenuamente recorrer en pocas horas la mayor cantidad de espacios y fracasó en el intento. El gobierno porteño le facilitó un lugar en un micro –en esos, tan feos, en los que los turistas miran la ciudad a través de una ventanilla, ¡qué horror!– y la llevó de recorrida por la ciudad, junto a otros periodistas, fotógrafos y algunos funcionarios. Conclusión, recomendación para el lector: si nunca vivió la experiencia de La Noche de los Museos, no intente beberse de una toda la cultura. Elija dos o tres museos que le despierten interés –o los más caros, si quiere cuidar el bolsillo– y mándese a ésos. De lo contrario, sentirá que La Noche de los Museos es una falacia. Entre las colas y la distancia entre un espacio y otro, no es mucho lo que se puede hacer en siete horas, si es que se quiere hacer bien.

    La guía de la muestra de Caravaggio hablaba de algo tan complejo como la Contrarreforma en medio del griterío y del incesante pasar de personas. El público se codeaba sutilmente para llegar hasta donde ella estaba y escuchar mejor. “Nos vamos”, le dijeron a esta cronista cuando apenas habían pasado veinte minutos de su estadía en el museo. Imposible apreciar un cuadro que tiene casi 500 años en tan poco tiempo (otra conclusión: las cosas VIP jamás son buenas y profundas). De nuevo en el micro. Cada vez que el vehículo amarillo arrancaba, un cúmulo de gente se acercaba a preguntar si podía subirse. “Si es gratis, que sea gratis todo, o que sea gratis para todos”, debe haber pensado una mujer desquiciada que terminó a las puteadas con la guía de turismo del gobierno porteño.

    Había, no obstante, varias líneas de colectivos que trasladaban gratis a los pasajeros. En La Boca, a eso de las 23, se respiraba otro aire, más tranquilo. Había menos gente. La Milla Cultural del Sur es el nuevo paseo que se incorporó a La Noche de Los Museos y, al menos a esa hora, era el recorrido ideal. La zona se veía hermosa: una murga recorría la vera del Riachuelo, los barcitos se veían llenos, la Fundación PROA –donde hay una muestra del escultor y pintor Alberto Giacometti– estaba iluminada de azul. También en La Boca estaba marchando ATE, cuya presencia revelaba la falacia más importante de La Noche de los Museos, con la consigna “Una noche de fiesta, 364 días de abandono” (ver recuadro). En las callecitas alejadas y oscuras estaban los que escuchaban cumbia a todo volumen, las soledades, los pibes con gorra que desnudaban con la mirada a las pibas que pasaban, las familias que tomaban fresco –o frío– en la puerta: en el sur, cierta parte de la geografía no había sido afectada por La Noche de los Museos. Hasta que el micro pasó por allí.

    A la medianoche, Daniel “Pipi” Piazzolla recordó a su abuelo en el Planetario. Tocó, además de con Escalandrum, con la formación Piazzolla Electrónico, un revival de lo que fue el Octeto Electrónico en los ’70. En ese sentido, La Noche de los Museos tuvo un punto a favor: había una suerte de guión que ordenaba todo lo que estaba ocurriendo, que era el homenaje al bandoneonista, a 20 años de su muerte. No todos los días se ven conciertos en los museos ni tampoco semejante despliegue en las calles.

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  • Título: Noche de los Museos con récord de público.
    Autor:  Ámbito Financiero.
    Fecha: 12/11/2012
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     Alrededor de 750.000 personas participaron anteanoche de la Noche de los Museos, fiesta cultural que en esta novena edición contó con más de 180 espacios porteños que abrieron sus puertas en forma gratuita hasta las 3 de la madrugada. En homenaje al 20° aniversario de la muerte de Astor Piazzolla, con la incorporación de la Milla Cultural del Sur -un nuevo recorrido cultural que nuclea a 14 espacios artísticos-, esta novena edición batió récords de visitantes y museos abiertos en los últimos años, según informó el Ministerio de Cultura porteño.

    La apertura tuvo lugar en el Planetario Galileo Galilei, donde el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, dirigido por Mauricio Wainrot, presentó «Las 8 estaciones», con música de Antonio Vivaldi y Piazzolla. La programación allí siguió con un documental sobre el músico y posteriormente la actuación del Quinteto de la Fundación Astor Piazzolla. Para el final se presentó Daniel «Pipi» Piazzolla al frente de su grupo Escalandrum, con la formación Piazzolla Electrónico.

    En esta edición, se sumaron por primera vez veinte museos nuevos como el MACBA (Museo de Arte Contemporáneo Buenos Aires), El Museo del Humor, la Usina del Arte, el Centro de Experimentación del Teatro Colón, la Escuela Taller del Casco Histórico, el IUNA (Instituto Universitario Nacional del Arte), el CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) y el Muntref.

    «Estamos viviendo emocionados esta Noche los Museos, porque es una fiesta de la cultura y la cultura nos une, la cultura es una forma de crear ciudadanía, con todo lo que esto implica para el crecimiento individual y social», expresó el ministro Hernán Lombardi en el Planetario. Entre las novedades que tuvo esta nueva edición se contó la posibilidad de realizar el recorrido en bicicleta, desde las 20 hasta las 2, al estar habilitado el sistema público de bicing.

    La Usina del Arte, en La Boca, tuvo la exposición «Los rostros de la escritura-Retratos de Escritores Hispanoamericanos» del fotógrafo Daniel Mordzinski. Una muestra de Alberto Giacometti, con más de 130 piezas de escultura, pintura, dibujo, grabado y diseño de todos los períodos de su producción artística, se exhibió en La Fundación Proa, también en La Boca. En la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat, en Puerto Madero, se pudo apreciar arte argentino desde el siglo XIX hasta la actualidad y artistas internacionales; objetos de la antigüedad egipcia y griega y obras de Raúl Soldi.

    Otra de las actividades destacadas tuvo como escenario el Centro Cultural Recoleta, con la muestra Eggo, la feria de arte emergente de la Argentina. Participaron más de mil obras de 50 galerías y producidas por 300 artistas.

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  • Título: Cuando el arte se vive como un maratón.
    Autor: María Daniela Yaccar. 
    Fecha: 12/11/2012
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    Desde hoy a las 20 hasta las 3 de mañana la novena edición de este encuentro invita a recorrer gratuitamente espacios culturales públicos y privados de la ciudad de Buenos Aires. Habrá un homenaje especial a Astor Piazzolla, a veinte años de su muerte.

    Por María Daniela Yaccar
    Con una propuesta ampliada respecto de otros años, se realizará hoy desde las 20 hasta las 3 de mañana la novena edición de La Noche de los Museos, que en 2011 juntó a 600 mil personas. La jornada, una invitación a recorrer gratuitamente espacios culturales públicos y privados de la ciudad de Buenos Aires, será en homenaje a Astor Piazzolla, a veinte años de su muerte. Daniel “Pipi” Piazzolla, nieto del bandoneonista, se presentará con Escalandrum en el Planetario y habrá homenajes en distintos puntos de la ciudad. A La Milla de los Museos, el paseo tradicional recomendado, se sumará La Milla Cultural del Sur, que consiste en catorce espacios ubicados desde Puerto Madero hasta La Boca, entre ellos el Museo del Humor y La Usina del Arte, ambos inaugurados este año.

    El evento incluirá 183 espacios, entre instituciones de arte y museos, cifra record según el gobierno porteño, a cargo de la organización. “Esta es una gran fiesta cultural para celebrar la belleza, que se ha transformado en una expresión de participación ciudadana. Creo que será un éxito”, auguró el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi. “La cultura apunta a la construcción de más ciudadanía. Independientemente de lo que piense cada uno en cuanto a política, religión y economía, es el punto en el que coincidimos”, recalcó el funcionario a Página/12. Aclaró que, en caso de lluvia leve, La Noche de los Museos se realizará igual. Si hay riesgos de tormenta, la decisión final se tomará hoy a las 15. “Este año tenemos la muestra de Goya en el Larreta, la de Caravaggio en Bellas Artes, la de Giacometti en Proa y la de Ackermann en Faena. Es un momento excepcional”, apuntó.

    La Noche de los Museos comenzará a las 20 en el Planetario (Av. Sarmiento y Belisario Roldán). Allí, el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, dirigido por Mauricio Wainrot, ofrecerá Las ocho estaciones, con música de Antonio Vivaldi y de Piazzolla. A las 21 se proyectará un documental sobre el bandoneonista. Dos horas más tarde se presentará el Quinteto de la Fundación Astor Piazzolla, y a las 0.15, Escalandrum, con Daniel “Pipi” Piazzolla al frente. El músico ofrecerá también Piazzolla Electrónico, el revival que dedica al Octeto Electrónico fundado por su abuelo en la década del ’70.

    Lombardi destacó las incorporaciones que habrá este año. El dato más relevante es la inclusión de La Milla Cultural del Sur. En La Usina del Arte (Av. Pedro de Mendoza 501, La Boca) se podrá ver la muestra Los rostros de la escritura. Retratos de escritores hispanoamericanos, del fotógrafo Daniel Mordzinski. A las 20.30 y a las 22, en La Usina se presentará el Grupo Vocal de Cámara Carlos Guastavino, en homenaje al compositor, a cien años de su nacimiento. En el Museo del Humor (Av. de los Italianos 851) se presentarán el Matías Betti Trío (a las 21), Los Cosos de al Lao (a las 23) y Acosta Swing (a la 1). Dentro de este circuito el público podrá visitar también la Fundación PROA (Av. Pedro de Mendoza 1929), en la que se destaca la muestra de Alberto Giacometti, con más de 130 piezas de escultura, pintura, dibujo, grabado y diseño. En Olga Cossetini 141 se verá la colección privada de Amalia Lacroze de Fortabat, que incluye arte argentino desde el siglo XIX hasta la actualidad y objetos antiguos de Egipto y Grecia.

    La Milla de los Museos incluye más de mil obras distribuidas en 50 galerías y producidas por 300 artistas. Son cuarenta cuadras de museos públicos y colecciones privadas. Por otro lado, habrá exposiciones, visitas guiadas, cine, video, danza, teatro, música, charlas, narraciones orales y performances en distintos barrios, como Almagro, Balvanera, Barracas, Belgrano, Boedo, Caballito, Coghlan, Colegiales, Constitución, Chacarita, Flores, La Boca, La Paternal, Mataderos, Monserrat, Nueva Pompeya, Núñez y Palermo, entre otros. Los espectadores podrán acceder a un pase libre en las líneas de colectivos adheridas. Asimismo, se habilitarán las estaciones del Sistema de Transporte Público en Bici, de 20 a 2. “Esto promoverá la visita de muchos jóvenes”, deslizó Lombardi. El listado de museos y espacios de arte participantes se puede consultar en www.lanochedelosmuseos.gob.ar.

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  • Título: Más de 750 mil personas disfrutaron de La Noche de Los Museos 2012. 
    Autor: Gente BA.
    Fecha: 11/11/2012
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    Una multitud estimada en más de 750.000 personas, entre vecinos y turistas, participó de La Noche de los Museos 2012, organizada por el Ministerio de Cultura porteño con actividades gratuitas en 183 instituciones ubicadas en el centro y 28 barrios de la ciudad, con homenajes vinculados al Año Piazzolla  y la incorporación de la Milla Cultural del Sur.

    “Nuevamente la ciudad de Buenos Aires vive una noche una noche de fiesta del arte y la cultura con muchísimas y muy diversas propuestas, como el homenaje al maestro Carlos Guastavino en la Usina del Arte, la muestra de Alberto Giacometti en la Fundación PROA, todos las actividades relacionadas con el Año Piazzolla en los museos de la ciudad, y este año incorporamos el recorrido de Milla Cultural Sur. En suma que estamos viviendo emocionados esta Noche los Museos, porque es una fiesta de la cultura y la cultura nos une, la cultura es una forma de crear ciudadanía, con todo lo que esto implica para el crecimiento individual y de la Sociedad.” –expresó el Ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi.

    La apertura fue ante una muy numerosa cantidad de gente en el Planetario, donde el Ballet Contemporáneo del Teatro General San Martín, dirigido por Mauricio Wainrot, presentó la obra “Las 8 estaciones”, con música de Antonio Vivaldi (Las 4 estaciones) y Astor Piazzolla (verano porteño, otoño porteño, invierno porteño y primavera porteña). La programación allí continuó con un documental sobre Ástor Piazzolla y posteriormente la actuación del Quinteto de la Fundación Ástor Piazzolla, para finalmente presdentarse Daniel “Pipi” Piazzolla al frente de su grupo Escalandrum y con la formación Piazzolla Electrónico.

    Otra atracción en el Planetario fue la actividad organizada por Citröen Argentina para esta edición de La Noche de los Museos, que incluyó el Museo de la Moda. “Evolución”, una propuesta de la empresa para recorrer la historia de la moda y su estrecha vinculación con el diseño de automóviles representado por vehículos Citröen de todas las décadas entre 1920 y 2010. Hubo también, entre otras actividades organizadas por esa empresa, una exposición de objetos, cartas y fotos originales de Carlos Gardel, y la actuación de la Orquesta Marrón y Azul con Tangos para bailar del ´40 y del ´50, desde las 20 hasta las 02,00 am.

    Además, en la explanada de acceso al Planetario se dispuso de un telescopio y en continuado hasta las 2 am en la sala de proyección se ofreció “Viaje a las estrellas”.

    Al tradicional pase libre en las líneas de colectivos adheridas se sumaron este año nuevas propuestas para armar el recorrido: las estaciones del Sistema de Transporte Público en Bici, de 20.00 a 2 am para poder recorrer los museos de la ciudad en este medio de transporte ecológico, saludable y veloz.

    Quienes optaron por recorrer el Sur de la Ciudad pudieron disfrutar Milla Cultural del Sur, una propuesta para conocer 14 espacios y museos emblemáticos situados en esa zona porteña, desde Puerto Madero hasta la Boca, entre los que se encuentran el Museo del Humor y la Usina del Arte, inaugurados este año.

    Otros lugares sobresalientes de la noche, fueron La Usina del Arte, situada en avenida Pedro de Mendoza 501, esquina Caffarena, La Boca, inauguró su espacio de arte con la muestra “Los rostros de la escritura- Retratos de Escritores Hispanoamericanos” del reconocido fotógrafo Daniel Mordzinski.

    Por otra parte, La Fundación PROA, ubicada en la avenida Pedro de Mendoza 1929, participó de La Noche de los Museos con una muestra de Alberto Giacometti, más de 130 piezas de escultura, pintura, dibujo, grabado y diseño de todos los períodos de su producción artística.

    En la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat, en Olga Cossettini 141, Puerto Madero, se pudo apreciar arte argentino desde el siglo XIX hasta la actualidad y artistas internacionales; objetos de la antigüedad egipcia y griega y también obras de Raúl Soldi.

    En el Museo del Humor, avenida de los Italiano 851, actuaron el Matías Betti Trío, jazz fusión; Los Cosos de al Lao, tango; y Acosta Swing, presentación humorística de Juan Acosta con acompañamiento musical. También estuvo la Mafalda gigante -realizada por Plasticients Volants-, y su Citröen.

    Otra de las actividades destacadas tuvo como escenario el Centro Cultural Recoleta, Junín 1930, que se sumó a La Noche de los Museos con la muestra EGGO, la feria de arte emergente de la Argentina, con más de mil obras de 50 galerías y producidas por 300 artistas y en el barrio de Belgrano, en el  Museo de Arte Español Enrique Larreta, Juramento 2291, una muestra de notable nivel: los grabados de Goya “Impresiones eternas”.

    20 museos y espacios de arte participaron por primera vez del evento: Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat; MACBA. Museo de Arte Contemporáneo Buenos Aires; Faena Arts Center; MuHu - Museo del Humor; Usina del Arte; Sede Central de la Masonería Argentina Palacio Cangallo; Templo Masónico Hijos del Trabajo; Museo River; Museo El Templo del Fútbol; Centro de Experimentación del Teatro Colón; Fundación Museo ICATEC - Museo de Informática; Asociación de ex alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires; Escuela Taller del Casco Histórico; Departamento de Artes Musicales y Sonoras Carlos López Buchardo – DAMus. Instituto Universitario Nacional del Arte – IUNA; CONICET - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas; Muntref - Centro Nacional de la Música; Muntref - Hotel de Inmigrantes; Unión de los Polacos en la República Argentina (La Casa Polaca); Museo Presbiteriano San Andrés (MuPSA); Subsecretaria de Uso del Espacio Público / Plan microcentro en la Plaza Roberto Arlt; Clotilde Guillen de Rezzano Normal N°5.

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  • Título: Todo para ver.
    Autor: Victoria Verlichak.
    Fecha: 11/11/2012
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    “La Noche de los Museos”. MNBA, Malba, CC Recoleta, Mamba, MACBA, Proa, Usina del Arte. “Leandro Erlich”. Galería
Ruth Benzacar.

     

    Por Victoria Verlichak

    La novena edición de La Noche de los Museos en Buenos Aires es este sábado, 10 de noviembre, y sus organizadores, Cultura de la Ciudad, esperan a muchas de las 700.000 personas que disfrutaron de la edición 2011, cuando el arte y la arquitectura de las instituciones lucen distintos por resplandores que enciende la noche. El programa se desarrolla desde las 20 y hasta las tres de la madrugada y multiplica encuentros y espectáculos en más de 180 museos y espacios culturales de 27 barrios porteños. Es preciso ver la muestra de Caravaggio en el Pabellón temporario del Museo Nacional de Bellas Artes y la pintura San Juan Evangelista de El Greco, de visita proveniente del Museo del Prado de Madrid, en planta baja. Malba-Colección Costantini propone una nueva presentación de su colección permanente y la muestra de Beatriz Milhazes. También en auditorio de Malba, a las 18, el Festival ArtFutura de creatividad digital ofrece una conferencia de Paul Friedlander sobre esculturas cinéticas de luz.

    El sábado 10, a partir de las 20 la entrada a la feria EGGO –desplegada en el Centro Cultural Recoleta– será gratis ya que se integra a La Noche de los Museos. EGGO es organizada por Asociación Argentina de Galerías de Arte, reúne 300 artistas de 50 galerías, con valores accesibles (entre 300 y 25.000 pesos) y a la vista. Para esta ocasión están previstas actividades especiales en el Patio de los Naranjos y del Aljibe: talleres de arte abiertos, artistas pintando en vivo, performances, conferencias, música; se anuncian descuentos especiales en las compras de obras. Al domingo 11, de 14 a 21 en Junín 1930; entrada 30 pesos, estudiantes y jubilados 50%.
    Esa noche mágica, el observador podrá aproximarse a “Game on! El arte en juego”, con videojuegos experimentales e instalaciones interactivas procedentes de diversos países en el Centro Cultural San Martín (hasta las 23) y en el Centro Cultural de España (Florida 943). El nuevo MACBA continua exhibiendo la inaugural muestra de abstracción geométrica, lado a lado en Av. San Juan al 300, junto al Museo de Arte Moderno, con obras abstractas de la colección y la visualmente cautivante y políticamente reflexiva video instalación “Una vista del otro lado” del grupo IC-98, que da cuenta de las mutaciones de un histórico edificio de Turku, Finlandia.

    En La Boca, es ineludible la exhibición de Alberto Giacometti en Fundación Proa y las intervenciones en su arquitectura de Duville, Terán y Miño, con una penetrante imagen de escaleras sin destino (Pedro de Mendoza 1929). Cerca, en Usina del Arte (Pedro de Mendoza esq. Caffarena) se pueden ver las fotografías de Daniel Morzinski, “Los rostros de la escritura”; gran ocasión para conocer el magnífico y reciclado edificio.
Precisamente, en Usina del Arte se encuentra una pieza de Leandro Erlich (Buenos Aires, 1973), que anticipa la espléndida exhibición en Galería Ruth Benzacar con los últimos trabajos de este fabricante de ilusiones. “Un ascensor, tres nubes, una tienda, tres fotos, un tren, una puerta rota y un jardín perdido” presenta ocultamientos y descubrimientos visuales a partir de lo cotidiano. Son instalaciones, objetos, esculturas, videos y fotografías que intrigan y sorprenden al espectador, modifican su percepción y despiertan su imaginación. Insoslayable, en Florida 1000 (lunes a viernes de 11.30 a 20).



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  • Título: Opciones para tener en cuenta. 
    Autor: Clarín.
    Fecha: 10/11/2012
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    EL SUPERCLÁSICO, EN LOS MUSEOS

    A sólo un par de semanas de haberse jugado el Superclásico del fútbol argentino, el duelo más popular se reedita durante La Noche de los Museos. Es que por primera vez ambos clubes abrirán sus museos (el de Boca ya formó parte de la iniciativa en ediciones anteriores) para participar de las actividades.

    Los dos están ubicados en las entrañas de los estadios de los clubes. El Museo de la Pasión boquense abrió hace ya varios años en el interior de la legendaria Bombonera e integra el circuito turístico de La Boca, por lo que es visitado por una importante cantidad de turistas extranjeros que recorren los rincones de Buenos Aires. El de River, en el otro extremo de la Ciudad, abrió en 2009 y es más reciente que el de su clásico rival. También está junto al estadio Monumental.

    Los dos clubes reúnen una parte más que importante de la historia del fútbol en la Argentina. Además, de sus divisiones inferiores surgieron figuras internacionales. El Superclásico está, según la opinión de los expertos, entre los 50 mejores espectáculos deportivos del mundo.

    Hoy, durante La Noche de los Museos, parte de esa historia de pasiones podrá revivirse en Núñez y en La Boca.


    Museo river

    Ubicacion: F. Alcorta 7597

    Horario de apertura: Será a las 22, ya que antes hay partido.

    Actividades: Se exhibirán las películas “Crónica de una Pasión Monumental” e “Idolos. Un relato del inolvidable” entre las 22 y las 2.

    Exposiciones: “River infinito”, “Las camisetas”, “Los jugadores”, “Gloria” y “Millonarios de Selección”.

    Museo boca

    Ubicacion: Brandsen 805

    Actividades: A las 22 y las 0 habrá shows de danza y música popular.

    Exposiciones: El museo está dividido en diferentes espacios. Los más destacados son los dedicados a “Los campeonatos” y a los ídolos, donde hay una estatua de Martín Palermo. También se destaca “La pasión. Exhibición en 360 grados”.

    LA MILLA DEL SUR ES LA NOVEDAD

    Reúne 14 museos y centros culturales. El epicentro es la flamante Usina del Arte, que abrió en mayo.

    Una de las apuestas más fuertes de esta novena edición de La Noche de los Museos se concentrará en la llamada Milla del Sur porteña, donde varias instituciones -públicas y privadas- abrirán sus puertas a quienes quieran un paseo cercano al río.

    Se trata de un total de 14 espacios abarcados entre Puerto Madero y La Boca, agrupados en un recorrido en el que habrá muestras pictóricas, fotográficas, de cine, de videoarte y muestras callejeras.

    En este circuito, se destaca la recientemente inaugurada Usina del Arte, en La Boca. Allí se podrá recorrer el espacio recuperado por el ministerio de Cultura porteño y habrá un espectáculo musical.

    Muy cerca de allí, en Fundación Proa, se presenta la monumental muestra del escultor suizo Alberto Giacometti, con sus tótems del siglo XX, y habrá una performance en la calle, en una pantalla preparada para la ocasión.

    La idea de que el sur concentre varias actividades culturales se ve reflejada en este recorrido.

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  • Título: Sublime rétrospective de Giacometti dans la Fundación PROA
    Autor: RAE.
    Fecha: 09/11/2012
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    Ver nota original (RAE.)

    Homme qui marche, Femme cuillère,  Cage, Le nez, La boule suspendue… voilà seulement quelques unes des 140  sculptures du grand artiste suisse que l’on peut voir pour de vrai à Proa dans le quartier de La Boca. Les oeuvres appartiennent en grande mesure à la Fondation Alberto et Anette Giacometti et ont été choisies, pour cette tournée latinoaméricaine, par Véronique Wiesinger. Le jour de l’inauguration,  l’experte a répondu à quelques unes de nos questions portant sur la place de Giacometti dans l’art du XXe siècle, sa fascination pour l’art non occidental, et son rapport avec l’Argentine par le biais de quelques objets de décoration qu’il a faits à la demande de quelques familles richissimes:

    Mme Wiesinger a également évoqué le rapport de l’artiste avec le grand public, ses idées politiques, et sa conception de l’art:

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  • Título: Arte, humor y muestras en un trayecto con 13 paradas. 
    Autor: Clarín.
    Fecha: 09/11/2012
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    Ver nota original (Clarín.)

    La Milla Cultural del Sur es una nueva propuesta que sumó este año el Ministerio de Cultura. Se trata de 13 espacios en San Telmo, La Boca, Costanera Sur y Puerto Madero que ofrecen actividades en conjunto.

    Mañana, en la Usina del Arte (Pedro de Mendoza y Caffarena, La Boca), será inaugurada la muestra “Los rostros de la escritura- Retratos de Escritores Hispanoamericanos”, del fotógrafo Daniel Mordzinski. Y a las 20,30 y a las 22 el Grupo Vocal de Cámara homenajeará a Carlos Guastavino en el centenario de su nacimiento.

    En tanto, la Fundación PROA (Pedro de Mendoza 1929), se exhibirán más de 130 esculturas, pinturas y otras obras de Alberto Giacometti. En la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat (Olga Cossettini 141, Puerto Madero), se podrá apreciar arte argentino desde el siglo XIX hasta la actualidad, incluidas obras de Raúl Soldi, y objetos de la antigüedad de Egipto y Grecia.

    Por otra parte, en el Museo del Humor, que funciona en el edificio de la ex cervecería Munich (Avenida de los Italiano 851), habrá espectáculos de tango, jazz y una presentación humorística de Juan Acosta. Allí también se expondrá el inflable gigante con la figura de Mafalda.

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  • Título: Alberto Giacometti en Proa. 
    Autor: Lucrecia Palacios.
    Fecha: 08/11/2012
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    Una muestra antológica resume el arco que traza la obra de Alberto Giacometti, entre la potencia arcaica del tótem y la encarnación más icónica del existencialismo.

    Son más de ciento cuarenta las obras de Alberto Giacometti que pueden verse por estos días en la Fundación Proa. Es un número discreto para uno de los artistas más prolíficos del siglo XX, y sin embargo, la muestra retrospectiva que inauguró a mediados del mes pasado da cuenta del trayecto recorrido desde sus inicios en Suiza hasta sus últimos trabajos en París, y traza un arco de cincuenta años en los que Giacometti coqueteó con el cubismo, estudió el arte africano, se metió de lleno en el surrealismo, fue expulsado, conoció y trabó relación con toda la intelectualidad europea de posguerra, se vinculó y se alejó del informalismo, trabajó en piezas decorativas (algunas, incluso, destinadas a la Argentina) y, sobre todo, en las esculturas que fijaron la imagen de Giacometti que conocemos: lánguidas siluetas que parecen sombras a punto de desvanecerse, cabezas pequeñas sobre pies grandes, piezas en bronce que podrían ser de arcilla o de algún material al borde de la descomposición. La degradación del material hace que las esculturas parezcan antiguas, como restos de una civilización perdida. Sin duda, parte de este efecto no le hubiese molestado a Giacometti. Según cuenta Jean Genet, el artista planeó alguna vez esculpir una estatua y enterrarla para que la encuentren después de su muerte, mucho después de que su nombre fuese olvidado. En ese deseo resuena algo de la potencia arcaica del tótem que Giacometti deseaba para sus piezas, pero también, quizás, el cansancio de que sus obras hayan sido leídas una y otra vez como la encarnación del hombre existencialista que se enfrenta, solo, ante el vacío y la nada.

    Hay quizás tres escritos fundamentales sobre Giacometti: el de Genet, un ensayo de John Berger sobre la última fotografía que le toman a Giacometti antes de su muerte, y el de James Lord, en donde se relatan las dieciocho sesiones en las que Lord posó para que Giacometti le realizara un retrato que, finalmente, quedaría inacabado. En principio, debía ser solo una, pero las sesiones se extendieron a medida que el artista destrozaba bocetos con los que no estaba conforme, se concentraba en el cuerpo o en la cabeza del retratado y entraba en crisis por no poder reproducir en la tela aquello que él veía. Se sabe que Giacometti era capaz de realizar unas cuarenta variantes de cada una de las piezas en las que trabajaba, y, también, que ninguna de ellas parecía convencerlo más que la primera. “Lo no logrado me interesa tanto como lo logrado”, decía. En la muestra pueden verse, por ejemplo, varios de los cientos de retratos de su mujer que realizó a lo largo de las décadas que duró su matrimonio, y un puñado de retratos sobre su hermano. La repetición del motivo, la rugosidad del material y la forma en que Giacometti deja, en varios casos, la estructura dentro de la cual coloca la figura, le dan a sus obras un aire incompleto e inacabado, como si fuesen bocetos de un gran proyecto inconcluso y todavía imposible que lo acerca a esta orilla de los tiempos.

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  • Título: Fundación Proa en La Noche de los Museos. 
    Autor: Pandorama.
    Fecha: 07/11/2012
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    Ver nota original (Pandorama.)

    Durante la Noche de los Museos, Fundación Proa abrirá al público desde las 19 hasta las 24 hs. con admisión libre para visitar la muestra retrospectiva de Alberto Giacometti. Además, un recorrido por el arte actual en el Espacio Contemporáneo con la muestra "Oxímoron", intervenciones de Matías Duville, Jorge Miño y Luis Terán, con curaduría de Daniel Molina.
    Librería Proa y Café Proa permanecerán abiertos hasta la madrugada con propuestas especiales para los visitantes.


    Además se realizará un evento monumental creado y dirigido por Jorge Pastorino. Una pantalla gigante de 25 metros intervendrá la fachada de Proa con la proyección de una sucesión de luces e imágenes en HD, acompañadas por música original de Edgardo Rudnitzky.
    La obra de Pastorino, "Cuarto de cuadra", utiliza tres proyectores en alta definición para lograr una imagen panorámica que se podrá ver desde la vereda. Un trabajo de iluminación y video experimental en el que el color es el eje de la expresión. Cada proyección tendrá una duración de 20 minutos y, en los intervalos, se podrá ver lo que ocurre en la calle, imágenes de los transeúntes compaginadas en vivo.
    Para el proyecto se generaron 30 horas de imágenes en HD tomadas en diversos puntos del país, paisajes naturales y elementos urbanos. En palabras del artista, "veremos una propuesta de color, quizás un mural efímero, también una arquitectura coloreada. La música acompañará las oscilaciones creadas mediante el mismo elemento, las escalas tonales. Todo se hará con y mediante luz y color".

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  • Título: Giacometti en la Fundación Proa. 
    Autor: La Información.
    Fecha: 07/11/2012
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    Hasta el 9 de enero próximo hay tiempo para visitar la restrospectiva del pintor y escultor suizo Alfredo Giacometti que la Fundación Alberto y Annette Giacometti presenta por primera vez enSudamérica: ahora en la porteñísima Fundación Proa, después de haber pasado por la Pinacoteca do Estado de San Pablo y el Museu de Arte [...].

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  • Título: Alberto Giacometti en Proa. 
    Autor: Lucrecia Palacios.
    Fecha: 06/11/2012
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    Ver nota original (Los inRockuptibles. )

    muestras  
    Una muestra antológica resume el arco que traza la obra de Alberto Giacometti, entre la potencia arcaica del tótem y la encarnación más icónica del existencialismo. / Por Lucrecia Palacios
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    Son más de ciento cuarenta las obras de Alberto Giacometti que pueden verse por estos días en la Fundación Proa. Es un número discreto para uno de los artistas más prolíficos del siglo XX, y sin embargo, la muestra retrospectiva que inauguró a mediados del mes pasado da cuenta del trayecto recorrido desde sus inicios en Suiza hasta sus últimos trabajos en París, y traza un arco de cincuenta años en los que Giacometti coqueteó con el cubismo, estudió el arte africano, se metió de lleno en el surrealismo, fue expulsado, conoció y trabó relación con toda la intelectualidad europea de posguerra, se vinculó y se alejó del informalismo, trabajó en piezas decorativas (algunas, incluso, destinadas a la Argentina) y, sobre todo, en las esculturas que fijaron la imagen de Giacometti que conocemos: lánguidas siluetas que parecen sombras a punto de desvanecerse, cabezas pequeñas sobre pies grandes, piezas en bronce que podrían ser de arcilla o de algún material al borde de la descomposición. La degradación del material hace que las esculturas parezcan antiguas, como restos de una civilización perdida. Sin duda, parte de este efecto no le hubiese molestado a Giacometti. Según cuenta Jean Genet, el artista planeó alguna vez esculpir una estatua y enterrarla para que la encuentren después de su muerte, mucho después de que su nombre fuese olvidado. En ese deseo resuena algo de la potencia arcaica del tótem que Giacometti deseaba para sus piezas, pero también, quizás, el cansancio de que sus obras hayan sido leídas una y otra vez como la encarnación del hombre existencialista que se enfrenta, solo, ante el vacío y la nada.
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    Se sabe que Giacometti era capaz de realizar unas cuarenta variantes de cada una de las piezas en las que trabajaba, y, también, que ninguna de ellas parecía convencerlo más que la primera.
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    Hay quizás tres escritos fundamentales sobre Giacometti: el de Genet, un ensayo de John Berger sobre la última fotografía que le toman a Giacometti antes de su muerte, y el de James Lord, en donde se relatan las dieciocho sesiones en las que Lord posó para que Giacometti le realizara un retrato que, finalmente, quedaría inacabado. En principio, debía ser solo una, pero las sesiones se extendieron a medida que el artista destrozaba bocetos con los que no estaba conforme, se concentraba en el cuerpo o en la cabeza del retratado y entraba en crisis por no poder reproducir en la tela aquello que él veía. Se sabe que Giacometti era capaz de realizar unas cuarenta variantes de cada una de las piezas en las que trabajaba, y, también, que ninguna de ellas parecía convencerlo más que la primera. “Lo no logrado me interesa tanto como lo logrado”, decía. En la muestra pueden verse, por ejemplo, varios de los cientos de retratos de su mujer que realizó a lo largo de las décadas que duró su matrimonio, y un puñado de retratos sobre su hermano. La repetición del motivo, la rugosidad del material y la forma en que Giacometti deja, en varios casos, la estructura dentro de la cual coloca la figura, le dan a sus obras un aire incompleto e inacabado, como si fuesen bocetos de un gran proyecto inconcluso y todavía imposible que lo acerca a esta orilla de los tiempos.

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  • Título: Giacometti en la Fundación Proa. 
    Autor: María Bertoni. 
    Fecha: 05/11/2012
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    Hasta el 9 de enero próximo hay tiempo para visitar la restrospectiva del pintor y escultor suizo Alfredo Giacometti que la Fundación Alberto y Annette Giacometti presenta por primera vez en Sudamérica: ahora en la porteñísima Fundación Proa, después de haber pasado por la Pinacoteca do Estado de San Pablo y el Museu de Arte de Moderna (MAM) de Rio de Janeiro. Además de las piezas exhibidas (unas 140 según los organizadores), la muestra incluye la proyección de este documental realizado por el francés Michel Van Zele.

     

    Aún los legos en la materia reconocemos las figuras esbeltas, a veces en yeso, a veces en bronce, que más de uno habrá asociado con la triste figura de Don Quijote. El resto es descubrimiento: los trabajos inspirados en el arte africano; los retratos dedicados a referentes del existencialismo comoJean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir; las series de árboles, pájaros, cabezas; la maqueta de un proyecto inconcluso, concebido para el Chase Manhattan Bank de Nueva York.

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    La curadora Véronique Wiesinger -especialista en Giacometti- se encargó de seleccionar las piezas y de redactar los textos que acompañan la exhibición: referencias a cada estatuilla, pintura, boceto, grabado, objeto decorativo y un friso cronológico que reconstruye la trayectoria del artista. Las salas de la Fundación Proa parecen hechas a medida del recorrido: los visitantes podemos desplazarnos con comodidad entre las obras expuestas, con la guía en mano.

    Según esta página web de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, 115 mil personas visitaron esta muestra en San Pablo, y más de cien mil en Río de Janeiro. Los amantes de las estadísticas reconocerán en ambas cifras otra razón para celebrar el desembarco de esta exposición inédita en nuestro país.



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  • Título: Giacometti: la obsesión del vacío. 
    Autor: Ana Maria Battistozzi. 
    Fecha: 03/11/2012
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    Desplegadas en cuatro salas de Proa, con un diseño de montaje impecable, más de 140 obras hablan de la relación que tenía con el espacio una de las grandes figuras del arte del siglo XX.
    POR Ana Maria Battistozzi

    Giacometti ha llegado a ser escultor porque tiene la obsesión del vacío”, escribió Sartre en Derriére le miroir en 1957. “Es escultor porque lleva su vacío a la manera que un caracol porta su caparazón, porque quiere darlo a conocer en todas sus facetas y dimensiones. Y tan pronto puede vérsele acomodado con ese destierro minúsculo que le acompaña permanentemente, como horrorizado ante él”….

    Cuando Sartre escribió este ensayo ambos llevaban más de década y media compartiendo una reflexión desesperada que intentaba situarlos ante la realidad de la guerra primero y cuando ésta acabó los enfrentaba a lo que dejó. Una realidad habitada por seres que, como los de Giacometti, marchaban acompañados pero en profunda soledad. Sartre decía que Giacometti había expulsado todo lo que abundaba en los cuadros y esculturas. Aún así, para el escultor no era suficiente. No lo era para alcanzar la “verdad” imposible que perseguía en esas figuritas de límites espaciales imprecisos y vacíos enormes. “El hueco está en el centro de lo sólido y lo sólido se deshace en lo que ni siquiera es aire, en lo que es, simplemente, existencia”, interpretó Sartre con una agudeza imposible de replicar.

    Diez años antes de su muerte en 1966, la obra de Giacometti había llegado así al momento esencial de todas las búsquedas que inició tempranamente en Suiza junto a su padre y su hermano Diego, dos figuras imprescindibles tanto en su formación como en su derrotero profesional. Presentar y reflejar la trayectoria de este artista es de algún modo hacer pie en los momentos más radicales del arte del siglo veinte. Es lo que la exhibición de Proa hace a través de 140 obras que vienen de la Fundación Alberto y Anette Giacometti en un despliegue infrecuente para estas geografías.

    Especialmente seleccionado por la especialista en el artista, Véronique Wiesinger, para un recorrido latinoamericano que abarcó San Pablo y Río de Janeiro, el conjunto incluye pinturas, dibujos y esculturas, disciplinas absolutamente complementarias y necesarias en cada una de las búsquedas de Giacometti.

    Todas ellas se desgranan en cuatro salas con un diseño de montaje impecable. Desde los primeros momentos en que la influencia de Cézanne y, sobre todo la del cubismo, es notable el deslumbramiento que le produjo el arte africano. Como bien observa Wiesinger le llega de manera tardía en los años 20 pero sin embargo contribuyó al giro absolutamente original que le imprimió a su obra. A este momento pertenecen piezas icónicas de esos años como La Pareja y Mujer cuchara, ambas de 1927.

    Estas obras, que fueron presentadas en el Salón de las Tullerías y marcaron la primera aparición pública de real importancia en la trayectoria de Giacometti, ocupan un lugar de privilegio en el ingreso. La poderosa energía totémica de ambas preparan al visitante para las reflexiones que lo ocuparán y lo aproximarán al surrealismo y sobre todo, al pensamiento mágico que plasmará en una inédita representación de lo humano.

    Vinculada a esta reflexión un sector se concentra en la cabeza, un tema que convirtió prácticamente en una obsesión. “No pienso en el interior de una persona ni en su personalidad”, confesó en una entrevista. “Es preciso representar lo que se ve y no lo que se siente”, expresó dando por tierra con cualquier carga subjetivista.

    Así, su padre, su hermano Diego, su esposa Anette, pero también Simone de Beauvoir, Sartre e Isaku Yanaihara, el filósofo que tradujo a Sartre al japonés y fue uno de sus modelos favoritos, fueron víctimas de ese empeño. Sus bustos en bronce, yesos intervenidos en color y lápiz y pintura dan cuenta de esa ambición de objetivar en extremo a sus sujetos.

    El paso por el surrealismo, que fue tan problemático como fructífero influyó en esculturas como la Boule suspendue (Bola suspendida), en la que Giacometti recurre por primera vez a la “jaula”, que le permite delimitar un espacio onírico de representación como el de la “Nariz” de 1947.

    El espacio de la representación es sin duda otra de las cuestiones centrales en su obra y la relación de la figura con él es lo que lo define y le da escala. Sean esas diminutas figuras que caben en una caja de fósforos, las figuritas femeninas en un pedestal o los hombres que marchan. “Toda la escultura que parte del espacio como existente es falsa, el espacio es ilusión de espacio”, afirmó.

    Otra de las cuestiones de gran interés que aporta esta exhibición, tiene que ver con los vínculos que Giacometti llegó a entablar en distintos momentos con coleccionistas argentinos. El primero surge no bien el visitante traspone la primera sala en la muestra de Proa a partir de Cabeza que mira. El delgado yeso de 1929, apenas intervenido por las leves marcas en lápiz que solía deslizar el artista en algunos de sus trabajos, perteneció a Elvira de Alvear. Esa pieza temprana y clave en el interés que despertó Giacometti en el París de los años veinte, fue adquirida por la entonces joven coleccionista argentina, en la Galería Jeanne Boucher. El dato –según consigna la investigadora italiana Braschi–fue registrado por el propio Giacometti en anotaciones personales a mediados de los años 30. Poeta y escritora, Elvira de Alvear, era sobrina de Carlos María de Alvear, a quien Bourdelle, maestro de Giacometti había realizado el monumento ecuestre que se encuentra en Recoleta. Braschi recuerda que a Giacometti le encantaba que uno de sus primeros coleccionistas fuera justamente descendiente de un prócer latinoamericano a quien su maestro le había dedicado un monumento. Elvira de Alvear era amiga de Borges y frecuentaba un destacado círculo se intelectuales latinoamericanos en París del que participaron Vicente Huidobro, Miguel Angel Asturias y Rafael Alberti entre otros. Muchos de ellos colaboraron con Imán, la revista que dirigió en 1931, sostenía económicamente y tenía como secretario de redacción a Alejo Carpentier. Entre sus colaboradores se contaban Xul Solar y Hans Arp, Robert Desnos y John Dos Passos, algunos de los notables que hicieron de París una fiesta. Pero el grupo estaba vinculado también a Michel Leiris y Georges Bataille, promotores de Documents, la revista que en 1929 publicó el primer artículo sobre Giacometti en Francia. Ese año la crisis económica eclipsó la rutilante estadía parisina de Elvira de Alvear y la obligó a regresar a la Argentina.

    Pero no se interrumpieron allí los vínculos de Giacometti con el coleccionismo argentino. Un nuevo capítulo giró alrededor de Jean-Michel Frank, decorador de moda. Durante años Giacometti realizó muebles y objetos de decoración para él. En tanto Frank, a su vez, entabló una relación comercial con los hermanos Ignacio y Ricardo Pirovano a través de Comte, la sociedad que importaba el exquisito mobiliario modernista europeo que se puso de moda entre las elites porteñas entre los años 30 y 40. Por esa vía indirecta Giacometti volvió a vincularse con Argentina. Y así sus piezas de diseño ingresaron a varias colecciones locales, como las de Murature, Alejandro Santamarina y sobre todo la de Jorge Born y Matilde Born para cuya casa de San Isidro diseñó especialmente las bellas chimeneas, luminarias y ménsulas, que se exhiben en esta exposición.

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  • Título: Invasión europea en Buenos Aires. 
    Autor: Nelson Di Maggio.
    Fecha: 03/11/2012
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    Seis siglos de pintura italiana (Museo de Arte Decorativo), Caravaggio y seguidores (Museo Nacional de Bellas Artes), Giacometti (Fundación Proa), Boltanski (en cuatro sitios diferentes) y la inminente Tracy Emin (Malba) son muestras excepcionales en cualquier ciudad. Inmune a la rispidez política, a las encerronas monetarias, al tránsito caótico, la violencia e inseguridad cotidianas y las supertempestades naturales, la actividad artística en Buenos Aires sigue su marcha. Curiosamente, el público local no concurre con la misma avidez que en San Pablo, donde las filas de visitantes se extendían por varias cuadras. Las grandes exposiciones provenientes del exterior, recién inauguradas o las que finalizan, no oponen ninguna resistencia al fácil acceso en agradables días soleados propicios al disfrute visual.
    A poca distancia, por la avenida del Libertador, Italia se instaló en dos museos cercanos. Durante cuatro meses (terminó el 28 de octubre) impuso su preciado patrimonio histórico en el Museo de Arte Decorativo “Meraviglie dalle Marche” (Maravillas de Las Marcas), breve recorrido de la iconografía religiosa peninsular de la región de Las Marcas y su capital Ancona, desde el temprano Renacimiento hasta el tardío neoclasicismo del siglo XIX.

    El circunstancial cierre por reformas de la Pinacoteca de Ancona permitió esta muestra de cuarenta y seis pinturas que brindó un rápido y sustancial panorama de seis siglos a través de célebres maestros, arrancando con Paolo Veneziano (c.1300-1438), Perugino (1420-1523) y Carlo Crivelli (1430/35-1495) en su magistral “Virgen con el Niño”, y registrando a Rafael (1483-1520), con una obrita menor pero en su inconfundible estilo, Lorenzo Lotto (1480-1556) y Tiziano (1480/85-1576), en notable presencia, alternando con nombres menos rutilantes pero significativos: Guercino (1591-1666), los Zuccari (1529-66) y 1540-1609), Melozzo da Forlí (1438-94), un magistral Orazio Gentileschi (1563-1639) que reaparece en la cercana muestra “Caravaggio y sus seguidores”, junto a Luca Giordano (1632-1705), en plena irrupción barroca, y terminar en el neoclasicismo de Francesco Podesti (1800-95) y el modernismo de Adolfo de Carolis (1874-1928).

    Entre excelsas obras (aunque no obras maestras), llama poderosamente la atención “Vista de Ancona” de Andrea Lilli (1480/85-1576), fragmento de un monumental trabajo para la iglesia de San Agustín de la ciudad capital, de dos metros y medio de largo y sesenta y seis centímetros de alto, una visión panorámica del caserío con techos de dos aguas en colores apastelados (rosas, grises verdosos y azulados, verdes) en una sorprendente composición geométrica de contrastantes pequeños planos, antecedente del protocubismo de Picasso y Braque de 1908. También es muy gratificante “Los caballos del sol”, 1907, de Adolfo de Carolis, témpera exquisita siguiendo las ondulaciones del movimiento Liberty, denominación que adoptó en Italia el Art nouveau.

    “Meraviglie dalle Marche” padece de los inconvenientes de un museo no apto para este tipo de obras (falta espacio, carece de buena iluminación, después de todo es un palacete francés) y a pesar de la antipática recepcionista a la entrada, un acontecimiento muy disfrutable en la posibilidad de seguir las diversas formas de representación a través de 600 años. “Caravaggio y sus seguidores”, en el Museo Nacional de Bellas Artes, por el contrario, está arropado con un montaje impecable.

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  • Título: Alberto Giacometti, un modo de imaginar el siglo XX.
    Autor: Laura Isola.
    Fecha: 03/11/2012
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    Hasta el 9 de enero de 2013 se exhibe en la Fundación Proa la primera muestra retrospectiva en Sudamérica de la obra de Alberto Giacometti, una de las mayores figuras del arte del siglo XX.
En más de 140 obras, la exhibición abarca los períodos de su producción artística desde la etapa inicial en su Suiza natal hasta sus más conocidos estudios de cabezas y retratos. Una línea de tiempo que permite apreciar las diversas disciplinas que Giacometti experimentó a lo largo de toda su carrera artística.

     

    Por Laura Isola

    A modo de epitafio, en 1966, John Berger escribió un texto sobre Giacometti que lleva, simplemente, ese nombre. Como si toda una estética, una manera de hacer arte en el siglo XX, pudiera reducirse a un apellido. Para escribir sobre el artista suizo que había nacido en 1901 en Borgonovo y que había fallecido recientemente –según están fechados el texto del crítico inglés y la muerte del escultor–, Berger elige una foto. No una de sus obras, sino una de cuerpo entero tomada a Giacometti nueve meses antes de su muerte por Henri Cartier-Bresson y que había salido publicada en el Paris Match. Lo muestra cruzando la calle, un día de lluvia, con el piloto puesto sobre la cabeza. Berger señala la precariedad y la despreocupación que transmiten sus pantalones arrugados y sus zapatos viejos. Imagina que el abrigo puede haber sido prestado y nada llevaba debajo de él, excepto esos pantalones y en ese estado. Para Berger, que mira la foto, Giacometti es un sobreviviente y la forma en la que lleva puesto el piloto le da un aspecto de monje. Ese Giacometti vivo, en el momento que es retratado cruzando la calle cerca de su estudio en Montparnasse, prefigura el modo o la dimensión que iba a tener su obra luego de su muerte. Se sabe que la muerte de cualquier artista constituye una línea divisoria en el sentido que se le da a su trabajo. El precio, la fama, la decadencia, el olvido, el descubrimiento son algunos de los mecanismos que se ponen a funcionar, cuando el artista deja este mundo. En el caso de Giacometti, no es tanto por ese lado que va el nuevo sentido. Cuando Giacometti se muere, su obra queda definitivamente terminada. La muerte del artista completa esa idea central en su trabajo que era que nada podía estar cerrado y finalizar de una manera. Hoy vemos las esculturas de Alberto Giacometti y ambas cosas están ahí sin tensión: el punto de vista que refiere a la historia de una contemplación infinita, que no se acaba y no se alcanza; al tiempo que su muerte ha detenido el tiempo en esas figuras tan características. Que como pocas, parecen ser una marca registrada de un modo de imaginación del siglo XX y forman parte de ese friso continuado de imágenes que se engarzan en una época y le dan sentido. En todo caso, lo inacabado, lo imposible, hasta lo crítico –sin postular que Giacometti haya sido un polemista de la manera más convencional–, son la amalgama ideal para modelar el tiempo que le tocó vivir. “No se trata de que el artista tuviera un interés morboso en el proceso de muerte –concluye John Berger–, sino que lo único que le preocupaba era el proceso de vida tal como la ve un hombre cuya propia mortalidad le proporciona una perspectiva de la que pueda fiarse.”
    Entre las historias que han pasado a formar parte de la leyenda sobre la vida de Alberto Giacometti se cuenta que, durante los cuarenta años que vivió en el mismo estudio, no cambió ni movió una sola cosa de lugar y que los últimos veinte fueron un ir y venir por los mismos cinco o seis temas. De la que puede inferirse una poética de la inmovilidad-móvil, con su preocupación en el cuerpo humano y su centro en la cabeza. De la primera parte, puede decirse que no sutura la tensión irónica. Más bien la pone a prueba, la exhibe y la esculpe. Respecto de la segunda, la repetición, el afinamiento y la delgadez de la figura que coquetea con la disolución y en el momento que parece ocurrir, se instala con toda su potencia. Esto es comprobable al extremo del deleite en la muestra que se presenta en Fundación Proa, curada por Véronique Wiesinger con piezas de la Fundación Alberto Giacometti y Annette Giacometti de París. La organización de la muestra traza varios recorridos posibles: una biografía del artista a través de sus obras y en cada una de ellas, las preocupaciones teóricas y estéticas. Al comienzo están sus primeras pinturas, dibujos y esculturas y luego, aparece su descubrimiento tardío del arte primitivo que modificó su modo de hacer para siempre. La relación con el surrealismo y la exploración incesante por la representación de una cabeza, de un cuerpo. Al finalizar el recorrido, las obras monumento que preparó para la plaza en Nueva York en 1958 pero que tuvieron otro destino final. El hombre que camina y las mujeres-árboles y las cabezas que son piedras fueron a la Bienal de Venecia en 1962. Y todo vuelve a empezar para unir a esas piezas la reflexión de su artista. Como si fuera un ejercicio teórico-práctico, mirar una de sus esculturas, por ejemplo, la cabeza nos obliga a pensar en la hermosura de lo banal. Lo mismo pasa con las esculturas de las figuras “humanas”. Aquellas que contemplamos y recorremos en sus tres dimensiones casi imperceptibles. Como el devenir más ansiado por el artista. El que definía como “cada mañana veo distinto, veo más ricamente, y por tanto el mundo deviene a mis ojos más extraordinario e interesante.”



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  • Título: Giacometti y el desafío de crear una escultura viviente.
    Autor: Paula Conde
    Fecha: 02/11/2012
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    La primera retrospectiva en Sudamérica del artista suizo (1901-1966) se exhibe en la Fundación Proa hasta enero. Se trata de un recorrido por las obras de un escultor y pintor que incursionó en distintas vanguardias.

    PorPaula Conde

    Intento tras intento, Alberto Giacometti se propuso representar el movimiento. Tarea nada fácil, claro, porque su dominio era el arte y ni las pinturas, ni los escritos, ni mucho menos las esculturas se mueven. El desafío era doble, además, porque en esa búsqueda este artista suizo (1901-1966) tampoco quiso representar según los canónes aceptados por “la Academia”. Nada de usar perspectiva y esas cosas. Cada uno ve lo que ve y todo depende -siempre- del punto de vista aquí y ahora. Es la primera vez que Sudamérica cuenta con una retrospectiva de este artista. Son más de 140 obras que se podrán ver hasta enero en la Fundación Proa.

    Influido por la filosofía francesa de la época, como el existencialismo de Jean Paul Sartre y la fenomenología de la percepción de Maurice Merleau-Ponty, según Giacometti, para representar el movimiento se necesita representar el espacio. ¿Y cómo se crea artísticamente “el espacio”? Con ingenio: casi todas sus obras incluyen un pedestal o una base y hasta una jaula, como la de “La bola suspendida” (1931). Una forma de delimitar no sólo el espacio de la obra, sino también una manera de sugerirle una dimensión al espectador. Por eso, Sartre, quien lo bautizó como “el escultor del existencialismo”, decía que “una muestra de Giacometti podría caber dentro de una caja de fósforos”, porque sus trabajos pueden ser diminutos, como “Figurilla minúscula” (de 1937, tiene el tamaño de un pulgar) o espigados y flacos como “El hombre que camina”, su obra más conocida (1,83 metro). O muy grandes como “Gran mujer I” (de 1960, de más de dos metros).

    El otro tema central es la representación de las cabezas, el “núcleo vital” de todo ser humano, según este artista. Su hermano Diego y su mujer Annette fueron los modelos de Giacometti. Son cabezas planas, que vistas de frente parecen no tener volumen, pero si se las rodea la percepción cambia. Una argentina que vive en París, Elvira de Alvear, es la primera en comprar una obra suya en 1929: “Cabeza que mira”, exhibida en esta muestra, la misma por la que el líder del movimiento surrealista, André Breton, comienza a prestarle atención a Giacometti, a quien luego invita al grupo. La propia Elvira resulta ser una musa inspiradora nada más y nada menos que de Jorge Luis Borges para su personaje Beatriz Viterbo del cuento “El Aleph”. Es también por una cabeza que lo expulsan del surrealismo en 1935.

    Además de esculturas, la retrospectiva incluye escritos de Giacometti, bocetos y pinturas, así como una serie de objetos de la Familia Born de San Isidro. Su constante búsqueda hizo que su producción artística tuviera la influencia de diferentes vanguardias del siglo pasado, como el surrealismo, el cubismo, el primitivismo y la figuración.

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  • Título: Retrospectiva del gran escultor: La cabeza de Giacomelli.
    Autor:  Diario Z
    Fecha: 01/11/2012
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    La figura humana y el movimiento, las obsesiones de este artista del siglo XX.
    Mujeres como árboles, cabezas como piedras: bienvenidos al inquietante universo de Alberto Giacometti (1901-1966), uno de los artistas plásticos fundamentales del siglo XX, cuya obra se exhibe en Proa hasta el 13 de enero próximo.
Se trata de 139 piezas (pinturas, dibujos, esculturas y objetos) pertenecientes a la colección de la Fundación Alberto y Anette Giacometti, creada por la viuda del artista en 2003.
La muestra propone un recorrido alucinante por todas las etapas artísticas de Giacometti, desde su primera pintura sobre cartón, que realizó cuando tenía apenas 14 años, hasta las imponentes esculturas de bronce que comenzó por encargo para el Chase Manhattan Bank de Nueva York en 1958, pero finalmente presentaría en la Bienal de Venecia en 1962.
Giacometti nació en la Suiza italiana. Desde muy temprana edad, se dedicó a la pintura y a la escultura. Su hermano Diego sería el modelo de uno de sus primeros estudios de la cabeza humana, un tema que profundizará a lo largo de toda su carrera. 
    A instancias de su padre, el pintor impresionista Giovanni Giacometti, se instaló en la efervescente París de los años 20 para estudiar en la Academia de la Grand-Chaumière. Allí, mientras adquiría una formación clásica, tomó contacto con el cubismo, luego con el arte africano (muy de moda en los años previos) y finalmente con el surrealismo, movimiento del que sería expulsado en 1935, debido a su obsesión con la cabeza humana, y en particular, con su búsqueda inagotable de la representación exacta de la mirada, que lo llevarían a volver a trabajar con modelos vivos, algo imperdonable entre los surrealistas. Paradójicamente, fue la escultura de una cabeza plana la que despertó al principio el interés de André Bretón sobre Giacometti. 
    Aunque sus principales obsesiones fueron la figura humana y el movimiento, Giacometti también diseñó objetos, fue ilustrador e incursionó en el arte decorativo. En su tránsito por diversos movimientos, Giacometti nunca dejó de lado ninguna experiencia sino que las incorporó todas a su acervo. Su amplio recorrido no tiene nada de ecléctico. Absorbió todas las influencias para proyectar su propia búsqueda personal. Del mismo modo, recurrió a las técnicas y materiales más disímiles: óleo, madera, yeso, bronce. La muestra está organizada en función de cada una de sus etapas artísticas y tópicos, lo que ofrece al visitante la posibilidad de llevarse una impresión completa de toda la trayectoria del artista y su evolución. 
    De su etapa madura, se destacan su implacable búsqueda por representar el punto de vista y la delimitación del espacio que rodea a la figura. Sus piezas son enormes o diminutas, de acuerdo con el punto de vista del artista, que consideraba que “una figura grande no es otra cosa que una figura chica agrandada”. El trabajo de Giacometti se asienta en el intento por representar lo que ve, ya sea en sueños, en alucinaciones o en la realidad más concreta. Trabajó sobre el espacio que rodea sus figuras, incorporando jaulas y bases a sus esculturas. En 1950, realizó una serie de esculturas, montadas en plataformas, que representan la imagen de un bosque, donde las mujeres son árboles y las piedras, cabezas de hombre. Esa visión ofrece una síntesis interesante de este artista, que finalmente buscaba representar la experiencia real (vivida o soñada, ¿qué diferencia hay?) y ubicarla en el espacio.
Para no perdérsela.

    En Fundación Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929, La Boca) hasta el 13 de enero. Martes a domingos, de 11 a 19 horas. Entrada $ 12, estud. $ 8 y jub. $ 4. Martes, est. gratis.

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  • Título: Fundación Proa Giacometti. 
    Autor: New York Times - Global Arts Guide.
    Fecha: 01/11/2012
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    On loan from the Fondation Alberto et Annette Giacometti, more than 130 bronze and marble sculptures, works on paper and a few paintings that illustrate Giacometti’s (1901-66) creative career. They span the first works created in his native Switzerland, the sculptures and works on paper that echo his enthusiasm for Cézanne, Cubism, Surrealism and African art in the 1920s, the bronze female and walking figures of the ’40s, ’50s and ’60s that range from the tiny (a few centimeters) to the monumental. Left, "La Cage, première version, 1949-50." (Collection de la Fondation Alberto et Annette Giacometti)

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  • Título: Programa Nº215 de Destino Buenos Aires. 
    Autor: Destino Buenos Aires.
    Fecha: 28/10/2012
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    DBA: Programa N° 215: 28 de octubre 2012: Fundación PROA, La Boca... Muestra restrospectiva. Diálogo con el escultor y pintor Alberto Giacometti y con Camila Villarroel.



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  • Título: Visita guiada por la ciudad. 
    Autor: La Nación / adn.
    Fecha: 26/10/2012
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    El domingo próximo a las 17, el Grupo Cubo realizará una performance en Costanera Sur (Macacha Güemes y Av. Hernán M. Giralt) y el jueves a las 19 se proyectará en el Planetario la película Kilpisjärvellä, de Axel Straschnoy, que forma parte de un proyecto que exhibe en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. También en el Mamba se inauguró Identidad femenina en la colección del IVAM, curada por Consuelo Ciscar y Barbara Rose, con 52 obras realizadas por 43 mujeres. Más al sur, una muestra de Matías Duville, Jorge Miño y Luis Terán curada por Daniel Molina acompaña desde el Espacio Contemporáneo de Fundación Proa la imperdible exposición de Alberto Giacometti. En la zonas del Centro y Recoleta, últimos días para visitar las muestras de Silvia Rivas en Fundación Alon (Viamonte 1465, piso 10) y de Beatriz Levacov en Zamora Arte (Guido 1831).

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  • Título: Alberto Giacometti en Proa . 
    Autor: Revista PUL.
    Fecha: 26/10/2012
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    Fundación Proa presentó el 13 de octubre una muestra retrospectiva consagrada a la obra de Alberto Giacometti. Curada por Véronique Wiesinger, la exhibición reúne obras realizadas entre 1910 y 1960, provenientes en su mayoría de la Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti.

     

    La muestra estará exhibida hasta el 9 de enero de 2013.



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  • Título: Giacometti: el mejor arte del Siglo XX en PROA. 
    Autor: Trendy Tips.
    Fecha: 26/10/2012
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    La primera muestra retrospectiva en Sudamérica de la obra del gran escultor y pintor suizoAlberto Giacometti, una de las mayores figuras del arte del siglo XX, se presenta hoy en la fundación PROA. Además, en el Espacio Contemporáneo se inaugura “Oxímoron”, una muestrasite-specific de  Matías DuvilleJorge Miño y Luis Terán.

     

    Compuesta por más de 130 piezas y como parte de la colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, esta exhibición abarca los períodos de su producción artística desde la etapa inicial en su Suiza natal, su temprana formación ligada a Cézanne, al arte africano en los años 20, hasta sus más conocidos estudios de cabezas y retratos, sus emblemáticas figuras femeninas y personajes caminando de las décadas del 40, 50 y 60. Una línea de tiempo que permite apreciar las diversas disciplinas que Giacometti experimenta a lo largo de su carrera (escultura, pintura, dibujo, grabado, arte decorativo), hasta lograr esa marca definitiva que deja en el arte del siglo XX, revolucionando los preceptos de la práctica escultórica.

    El conjunto seleccionado especialmente para su itinerancia latinoamericana por Véronique Wiesinger pertenece a la Fundación Alberto y Annette Giacometti, con sede en París (www.fondation-giacometti.fr).



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  • Título: Comienza el ciclo de visitas guiadas por Artistas + Críticos a la exposición de Giacometti en PROA .
    Autor:  arte en la red.
    Fecha: 26/10/2012
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    El sábado 27 de octubre, a las 17 hs., comienza una nueva edición de Artistas + Críticos, el ciclo de visitas guiadas que cada semana invita a reconocidos especialistas a recorrer la exhibición Alberto Giacometti.

    El primer invitado es Hugo Petruschansky, doctor en Historia del Arte y profesor de Historia del Arte Contemporáneo en la UBA, junto con la investigadora Ana Schwartzman. Desde una perspectiva teórica, Petruschansky desarrolla aspectos fundamentales de la producción de Giacometti, adentrándose en algunos de los ejes curatoriales.

    En las siguientes semanas participan, entre otros, los artistas Eduardo Stupía, Pablo Reinoso y Juan Carlos Distéfano, y las investigadoras Cintia Mezza, Matía Teresa Constantin y Martha Nanni. Artistas + Críticos se propone enriquecer el programa educativo de Proa y aportar nuevas perspectivas e interpretaciones sobre la exhibición y las obras a partir de la mirada singular y las voces de académicos, curadores y artistas.

    Octubre
        •    Sábado 27, 17 hs. Hugo Petruschansky + Ana Schwartzman
       
    Noviembre
        •    Sábado 3, 17 hs. a confirmar
        •    Sábado 10, 17 hs. Eduardo Stupía + Cintia Mezza
        •    Sábado 17, 17 hs. Pabl Reinoso + Hugo Petruschansky
        •    Sábado 24, 17 hs. Juan Carlos Distéfano + María Teresa Constantin

    Diciembre
    Sábado 1º, 17 hs. Martha Nanni
Coordinadora: Ana Schwartzman

    Sábado 27/10, 17 hs.

     

     

    Hugo Petruschansky es doctor en Historia de las Artes y profesor titular de Historia del Arte Contemporáneo en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y en el Instituto Universitario Nacional de Arte (IUNA). Ha ejercido la docencia en universidades de Europa y Estados Unidos y ha publicado numerosos textos críticos sobre su especialidad en libros, revistas y catálogos, nacionales y extranjeros. Actualmente, es curador independiente y colabora con los diarios La Nación y Ámbito Financiero, y con la revista Reporte Publicidad, entre otros medios.
    Ana Schwartzman es licenciada en Artes por la Universidad de Buenos Aires (UBA), ha obtenido una Beca Estímulo por el Departamento de Ciencia y Técnica de la misma Universidad y colaborado como asistente de tesis de gran cantidad de investigadoras, tanto de UBA como de Conicet. Ha realizado asistencias en investigación para distintas publicaciones y también textos críticos y curatoriales para galerías y museos. Desde 2010 forma parte de un grupo de investigación con subsidio de Agencia Nacional y de la Universidad Nacional de Tres de Febrero en donde realiza una investigación sobre la formación del campo disciplinar de la historiografía del arte argentino. Actualmente coordina la actividad Artistas + Críticos en Fundación Proa y el área de Producción y coordinación de exhibiciones en el Palais de Glace donde también integra el equipo de investigación.

    Sábado 10/11, 17 hs.

    Eduardo Stupía nació en Buenos Aires en 1951 y estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano. Es docente de Artes Plásticas desde 1986 y se ha desempeñado como jurado en premios municipales y nacionales. Expone individual y colectivamente desde 1973, y participa asiduamente en muestras grupales, premios y salones nacionales e internacionales En Argentina, su obra integra las colecciones del Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo de Arte Moderno, el Museo Sívori de Artes Plásticas, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), entre otros, y en el exterior, del MoMA (Nueva York), donde su obra estuvo representada en la muestra antológica New Perspectives in Latin American Art, 1930-2006: Selections From a Decade of Acquisitions. Entre otros reconocimientos, obtuvo el Gran Premio de Honor en los dos salones oficiales más importantes de la Argentina (el Premio Municipal y el Salón Nacional) y ha sido destacado en dos oportunidades como una de las Cien Mejores Figuras de la Plástica Argentina de la Década. Este año representó a la Argentina en la 30ª Bienal de San Pablo. Vive y trabaja en Buenos Aires.
Cintia Mezza es historiadora del arte, licenciada y profesora en Artes por la Universidad de Buenos Aires y profesora de Dibujo, egresada de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Trabaja en Malba – Fundación Costantini desde su apertura en 2001, y desde 2003 coordina el Área de Registro y Gestión de Colección del museo, a cargo de la colección permanente y la coordinación del equipo de restauradores externos que colaboran con el área. Se desempeña como docente en la Universidad del Museo Social Argentino, en la cátedra sobre vanguardias europeas Contemporáneo I y trabaja en proyectos independientes, entre los que se destacan la coordinación general de los proyectos Marcel Duchamp: una obra que no es una obra de arte, y El Universo Futurista. 1909-1936, ambos realizados Fundación Proa entre 2006 y 2010. Participa activamente de la catalogación de obras en colecciones particulares, como el caso del artista Víctor Magariños D., y en la redacción de textos críticos y colaboración en catálogos razonados, como es el caso más reciente del Museo Nacional de Bellas Artes en 2010. Vive y trabaja en Buenos Aires.

    Sábado 17/11, 17 hs.

    Pablo Reinoso nació en Buenos Aires en 1955 y desde temprano incursionó en la práctica escultórica. Desde 1990 se desempeña como diseñador y asistente de comunicación y en 2004 creó su propio estudio de arte y comunicación. Como artista ha participado de gran cantidad de exhibiciones tanto en Buenos Aires como en Paris, San Pablo, México, Nueva York y en ferias internacionales como Miami Basel, Arco y Fiac, entre otras. Sus obras se encuentran en diversas colecciones públicas del mundo: Museu de Arte Moderna de São Paulo; Mamba y Malba, Buenos Aires; Société des Amis du MNAM, Centre Georges Pompidou, Fonds National d’Art Contemporain, París y Musée des Arts Décoratifs, París; Musac, España. Este año en Buenos Aires realizó una muestra en el espacio de arte de Fundación YPF e intervino el espacio de Chandon en la 21ª Edición de la Feria de Arte Contemporáneo artebA. Desde 1979 vive y trabaja en París.
Hugo Petruschansky es doctor en Historia de las Artes y profesor titular de Historia del Arte Contemporáneo en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y en el Instituto Universitario Nacional de Arte (IUNA). Ha ejercido la docencia en universidades de Europa y Estados Unidos y ha publicado numerosos textos críticos sobre su especialidad en libros, revistas y catálogos, nacionales y extranjeros. Actualmente, es curador independiente y colabora con los diarios La Nación y Ámbito Financiero, y con la revista Reporte Publicidad, entre otros medios.

    Sábado 24/11, 17 hs.

    Juan Carlos Distéfano es artista plástico nacido en 1933 y egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano como profesor de Dibujo. Entre 1960 y 1970 fue director gráfico del Centro de Artes Visuales del Instituto Di Tella y, tras su cierre, abrió un estudio de diseño gráfico junto con Fontana, actividad que desarrolla hasta 1976, cuando decide dedicarse con exclusividad a la plástica. En varias oportunidades viajó a Europa, donde estudió a los artistas del Trecento y del Quattrocento. En 1977 se radicó en España, donde vivió hasta 1980. Entre otros premios, en 1982 recibió el Premio Konex de Platino a la Escultura Figurativa y, en 1992, el de Brillante por la misma institución. Ha participado de múltiples exposiciones colectivas y realizado gran cantidad de muestras individuales como la más reciente retrospectiva en el Espacio de Arte Fundación Osde con curaduría de María Teresa Constantin. Su obra integra los patrimonios del Museo Nacional de Bellas Artes, del MALBA - Fundación Costantini, de The Museum of Fine Arts of Houston y de importantes colecciones privadas. Vive y trabaja en Buenos Aires.
María Teresa Constantin es historiadora, investigadora independiente y crítica de arte, egresada de la Escuela del Museo del Louvre. Ha trabajado en museos de Francia, España y Argentina, y fue autora de diversos ensayos, artículos especializados y libros entre los que se cuentan Carlos Gorriarena y Los Surrealistas en colaboración con Diana Wechsler. Ha sido jurado en numerosos premios a las artes visuales y curadora de diferentes muestras. Es miembro del Centro Argentino de Investigadores de Arte y de la Asociación Argentina de Críticos de Arte. Actualmente, es Coordinadora de Arte de la Fundación Osde en donde, en otras, curó la muestra Juan Carlos Distéfano. Obras 1958–2010, en 2010.

    Sábado 1/12, 17 hs.

    Martha Nanni es historiadora, crítica de arte y docente universitaria. Se ha desempañado como asistente de investigación en las colecciones estables del Centre Pompidou (París), Stages Galleria di Arte (Roma), Gabinete de Dibujos del Metropolitan Museum (Nueva York) y como curadora del Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y colecciones privadas de la Argentina. Ha publicado numerosos ensayos sobre reconocidos artistas como Antonio Berni, Antonio Seguí, Juan Carlos Distéfano, Juan Carlos Castagnino, Alfredo Hlito y Norberto Gómez.



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  • Título: El gran artista que recorrió casi todas las vanguardias del siglo XX.
    Autor: Natalia Páez.
    Fecha: 24/10/2012
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    La muestra puede verse en la Fundación Proa. Ofrece una interesante visión panorámica tanto de sus esculturas como de sus pinturas y dibujos. A pesar de no haber conocido el país, su primera compradora fue una argentina.

    Fue uno de los pocos, poquísimos, escultores del movimiento surrealista, al que fue invitado por André Breton en 1931. Alberto Giacometti, suizo (1901-1966), hizo su carrera en París, ciudad a la que llegó con 21 años a estudiar arte y donde se relacionó con otros artistas y pensadores que durante toda su producción intentaron definirlo. También destacado pintor y dibujante sin embargo produjo mayormente esculturas haciendo un recorrido que lo llevó por las principales vanguardias del siglo XX como el cubismo y el primitivismo y una vuelta a la figuración después de su paso por el surrealismo . 

    "El escultor del existencialismo", dijo sobre él Jean-Paul Sartre, su amigo. Es que Giacometti se preocupaba tanto del espacio positivo que ocupaban sus creaciones, como del espacio negativo definido como todo aquel espacio que las rodeaba. Intentó asir ese vacío en una experiencia hasta entonces inédita, al colocar sus esculturas en pedestales más o menos altos (para medir la distancia de ellas con el espectador) o encerrarlas en jaulas que daban cuenta de ese espacio no esculpido que las rodeaba. Hizo miniaturas, "una muestra de Giacometti podría caber dentro de una caja de fósforos", otra vez parafraseando a Sartre, pero también hizo gigantes, hombres y mujeres filiformes de más de tres metros de altura. 

    La muestra de Giacometti que llegó a la Fundación Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929, La Boca) es la primera retrospectiva del artista y la primera vez que se expone en América el Sur lugar que el artista jamás conoció. Sin embargo, a través de su relación con el decorador de vanguardia Jean-Michel Frank trabajó, por ejemplo, en los objetos de algunas familias ricas argentinas. Como es el caso de la mansión de la familia Born en San Isidro. 

    La creación de piezas de arte decorativo es otra faceta que se muestra en el recorrido retrospectivo por su obra. Pies de lámparas, objetos, que dan testimonio del interés del artista por las sociedades antiguas y primitivas. Con influencia del arte africano en 1931 había creado una nueva tipología de esculturas que llamaba "objetos móviles y mudos". De madera. De ellos se destacan "Objeto desagradable" o "Bola suspendida". También hace lámparas, jarrones o apliques que eran vendidos por Frank.
    Lo que cobra un especial interés para el público local es saber que la primera obra que el pintor vendió fue comprada por una argentina: Elvira de Alvear, coleccionista que vivía por entonces en París. Hija de Diego de Alvear, la joven provenía de una de las familias más ricas del país. Poeta y escritora se la conoce especialmente por su relación con Jorge Luis Borges, a quien inspiró personajes como Beatriz Viterbo, de "El Aleph". Ella quedó maravillada con una escultura de Giacometti titulada Cabeza que mira (1929), que también puede verse en Proa. 

    El artista tenía una obsesión por la representación de la cabeza. Es un tema que recorre toda su obra. Fue por su fijación Breton lo expulsa del surrealismo en 1935. "Pero los procedimientos surrealistas siguen jugando un rol importante en su obra: la visión onírica, el montaje, y el ensamblaje, los objetos de funcionamiento metafórico, el tratamiento mágico de la figura humana", escribió la curadora de la muestra y miembro de la Fundación de Alberto y Annette Giacometti, Véronique Wiesinger. 

    ¿Qué es una cabeza? Se preguntaba. En 1928, comienza una serie de esculturas planas cuya novedad llama la atención y le abre la puerta en 1929 a una galería de París, la de Pierre Loeb, donde exponían los surrealistas. Toma como modelos de inspiración las cabezas de su padre y su madre. Era para él una cuestión que distaba de haber sido resuelta. La consideraba "la esencia del ser humano y de la vida" cuyo misterio le fascinaba. 

    "Presentar la trayectoria de este artista es transitar por los puntos centrales y más  radicales del arte del siglo pasado. Son 150 obras que abarcan cada uno de los momentos más emblemáticos de su vida y producción", dijo la presidenta de Proa, Adriana Rosenberg.

    Una de las salas hace eje en la relación con Sartre y el existencialismo. Se conocieron en 1941 y el intelectual le dedicó dos ensayos que son fundamentales para estudiar la obra de Giacometti sobre el tema de la percepción. 

    En 1938, el Estado francés quiso homenajear al pensador dedicándole una medalla y encargaron al escultor realizar el diseño. Esta medalla nunca fue acuñada pero quedaron los diseños, que se exponen como una serie de retratos dedicados a su persona. Sartre sobre él había dicho: "Una exposición de Giacometti es un pueblo. Esculpe unos hombres que se cruzan por una plaza sin verse, están solos sin remedio y, no obstante, están juntos." «

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  • Título: Un largo viaje en tiempo y espacio. 
    Autor: Alicia de Arteaga. 
    Fecha: 23/10/2012
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    Ver nota original (La Nación. )

    La llegada de Caravaggio y sus contemporáneos al Museo Nacional de Bellas Artes es el resultado de un largo viaje en el tiempo y en el espacio. Maestro del barroco, artista maldito, perseguido y adorado, su aporte a la historia del arte sigue siendo definitivo. Hay un antes y un después en la manera de pintar, a partir de su manejo de la luz, del recurso del claroscuro, del realismo descarnado de sus figuras y de la humanización de la imagen de los santos, a los que viste como cualquier parroquiano.

    Caravaggio pintaba directamente sobre la tela, animado por el impulso, ignorando como norma el soporte del dibujo o del boceto. Esa intensidad del gesto es la expresión material de un interior tempestuoso y complejo. Su drama es contemporáneo.

    Esta muestra marca también un antes y un después en el logro de proyectos ambiciosos, descartados muchas veces por los altísimos costos. Lo que "Caravaggio y sus seguidores" confirma es la importancia de armar un programa de factibilidad. Para que esto suceda se han sumado una serie de felices coincidencias. Ante todo, la decisión del director Guillermo Alonso de hacer realidad "el sueño Caravaggio"; en segundo lugar, la estrategia de acortar la distancia con la lejana capital de los argentinos a través del esfuerzo conjunto con instituciones brasileñas, sin olvidar el soporte permanente de los Amigos del Museo y el impulso del embajador de Italia, Guido La Tella, convencido desde siempre de que el arte es la mejor herramienta para el diálogo en todos los órdenes. Last but not least, gracias al compromiso del empresario Cristiano Rattazzi para hacer frente a los altos costos de este viaje, que orillan el millón de dólares.

    La enorme convocatoria de ayer a la prensa y la serie de inauguraciones que seguirá toda la semana dan la pauta del alcance mediático de esta muestra, cuya imagen icónica es la temible Medusa de mirada inquietante.

    En el carácter de los retratos de Caravaggio se adivina un irascible temperamento que cosechó seguidores sin buscarlos. Desde Piero de la Francesca hasta el presente encontrar una "manera" de pintar ha sido la virtud más admirada en un artista. A la cualidad de su obra se suma la de este chorus line único, con partitura anclada en el barroco romano.

    Llega la exposición a Buenos Aires en un momento de esplendor para el arte, con los maestros italianos en el Museo de Arte Decorativo y el descomunal despliegue de Giacometti en Proa.

    El largo viaje de Caravaggio es también un signo de los tiempos. Un regreso a los viejos maestros, a los valores seguros y permanentes. El filósofo norteamericano Arthur Danto repite que hay que volver a mirar los mismos cuadros porque ellos no cambian, nosotros sí. Si el esfuerzo se mide por su trascendencia, el viaje de Caravaggio ya es historia.



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  • Título: El hombre que está solo y camina. 
    Autor: Daniel Merle.
    Fecha: 23/10/2012
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    Ver nota original ( Blog de Merle)

    Alberto Giacometti trabajó durante décadas en tres temas que lo obsesionaban: El hombre que camina, la mujer de pie,  y el busto. El busto es una cabeza aplastada por los costados con hombros hechos a fuerza de hundir los pulgares en el barro una y otra vez.

    Tuvo dos modelos, su hermano, y su mujer. Nadie más tenía la paciencia para aguantar las horas que el artista requería a cada pose. Uno ve sus esculturas y se pregunta: ¿Tanto tiempo requería de verdad? Las obras de Giacometti parecen estar inconclusas. Sus dibujos, esculturas, pinturas, retratos. Todos inacabados. Se le fue la vida y no pudo terminar. El hombre que camina tiene tantas versiones y tamaños que llenan la última sala de Proa. Pero todas son parecidas.

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  • Título: Giacometti en La Boca. 
    Autor: Maria Florencia Maisonnave. 
    Fecha: 22/10/2012
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    Ver nota original (Relatos de tierra.)

    A mediados de octubre se inauguró en Fundación Proa la muestra de uno de los más importantes escultores que ha dado a conocer el siglo XX. Se extenderá hasta el 9 de enero.

    Maria Florencia Maisonnave

    La Fundación ubicada en la Vuelta de Rocha acoge gran número de obras de Alberto Giacometti, realizadas a lo largo de sus cuarenta años de carrera. Podrán ser visitadas por los espectadores por primera vez en el país. Algunas de las piezas que se expondrán fueron adquiridas por unas pocas familias argentinas que accedieron a mostrarlas en la organización ubicada en el barrio porteño de La Boca. 

    La muestra permanecerá hasta el 9 de enero de 2013, se puede visitar de martes a domingo de 11 a 20. Las visitas guiadas se realizan de martes a viernes a las 17, los sábados y domingos a las 15 y 17. 

    La curadora Véronique Wiesinger de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, con sede en París, fue la encargada del montaje realizado para la primera retrospectiva a nivel sudamericano relacionada con la obra de este artista plástico. De origen suizo -Borgonovo 1901 París 1966-, su formación inicial ligada a Cézanne, la influencia del arte africano en su producción de la década del 20´, sus estudios sobre la figura humana en particular de cabezas y retratos. En los años a seguir, focalizaría su producción en las figuras femeninas y personajes marchando. 

    En Fundación Proa se exhiben más de 130 piezas que permiten establecer una línea de tiempo a lo largo de su carrera pasando por la escultura, pintura, dibujo, grabado y el arte decorativo. 

    Importante fue su relación con los intelectuales europeos contemporáneos que contribuyeron junto a Giacometti a establecer la estética y la ideología de la época, tales como: André Breton, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Jean Genet. Muchos de ellos fueron retratados en sus esculturas y cuadros, estableciéndose así su relación con el movimiento surrealista desde 1930, y por los siguientes cinco años. A la par sus obras comienzan a ser cada vez más pequeñas casi llegando a consumirse sobre sí misma.   

    En 1939, coleccionistas argentinos adquirieron obras del artista como la Tête qui regarde –Cabeza que mira- que forma parte de la exhibición actual. Sin embargo, es de remarcar que diez años antes Elvira de Alvear ya le había comprado la primera pieza que vendió el artista en París. Por otra parte, se debe hacer referencia a la relación que tuvo con el decorador Jean-Michel Frank - diseño del lobby y varios departamentos del Edificio Kavanagh y en Bariloche, junto con Alejandro Bustillo trabajó en el proyecto del Hotel Llao Llao -para el diseño de piezas de arte decorativo muchas de ellas obtenidas por la familia Born de Argentina. 

    La presencia de Giacometti en Sudamérica es fruto de la relación del artista con el decorador Jean-Michel Frank para el diseño de piezas de arte decorativo. En 1939 coleccionistas argentinos adquieren varias de ellas, hoy presentes en la exhibición, junto a la escultura Tête qui regarde (Cabeza que mira), la primera obra que vendió Giacometti en París (1929), comprada por una coleccionista argentina, Elvira de Alvear. 

    Sus obras más características “esas figuras altas y esgavadas” surgen en 1947. Años después, le otorgaran el Primer Premio Internacional en Pittsburg de Escultura, pero el mayor galardón llegará en 1962 con el Primer Premio de Escultura de la Bienal de Venecia. En cuanto a la pintura, dos años después obtuvo el Premio Internacional Guggenheim de pintura.

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  • Título: Alberto Giacometti en PROA..
    Autor:  Arquitectura de calle.
    Fecha: 22/10/2012
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    Ver nota original ( Arquitectura de calle.)

    •    La Fundación Proa ubicada en el tradicional barrio de la Boca, en la esquina de Vuelta de Rocha, exhibe la muestra de Alberto Giacometti con más de 130 piezas.
    Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, París
Curadora: Véronique Wiesinger
Inauguración: Sábado 13 de octubre de 2012, 17 hs.  Hasta el 9 de enero de 2013

    Es la primera muestra retrospectiva en Sudamérica de la obra del gran escultor y pintor Alberto Giacometti, una de los artistas más grandes del arte del siglo XX.
    La exhibición está formada por más de 130 piezas y abarca los períodos de su producción artística desde la etapa inicial, en su Suiza natal, su  formación ligada a Cézanne, al arte africano en los años 20, hasta sus  conocidos estudios de cabezas y retratos, sus emblemáticas figuras femeninas y personajes caminando de las décadas del 40, 50 y 60.

    Una línea de tiempo cronológica que permite apreciar las diversas disciplinas que Giacometti experimenta a lo largo de su carrera (escultura, pintura, dibujo, grabado, arte decorativo), hasta lograr esa marca definitiva que deja en el arte del siglo XX, con la  revolución de los preceptos de la prácticas escultóricas.

    El conjunto seleccionado especialmente para su itinerancia latinoamericana por Véronique Wiesinger pertenece a la Fundación Alberto y Annette Giacometti, con sede en París www.fondation-giacometti.fr.

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  • Título: Un artista inclasificable. 
    Autor: Nanu Zalazar.
    Fecha: 22/10/2012
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    Ver nota original (Gaceta Mercantil.)

    Llegó a Buenos Aires una muestra curada por Véronique Wiesinger para PROA. Se trata de 150 piezas seleccionadas de la fundación familiar del artista suizo.


    Por Nanu Zalazar
    Alberto Giacometti (1901-1966) es uno de los artistas más importantes del siglo XX. Nacido en Suiza, en 1922 se instaló en París, donde viviría hasta su muerte. Entre 1925 y 1965, su producción corrió a la par de los grandes movimientos de la modernidad: el cubismo, el surrealismo, la abstracción y el regreso a la figuración, sin jamás desviarse del arduo camino que se fue trazando de manera independiente.

    “Artista inclasificable, Giacometti se aplicó sin descanso a crear una obra que apunta a responder numerosas preguntas de fondo y siempre vigentes sobre la práctica artística, como los significados y mecanismos de la representación, la relación entre la obra de arte y el espacio, y el rol del arte y el artista”, asegura la curadora Véronique Wiesinger, quien agrega que, sin embargo, Giacometti fue “más allá, abordando cuestiones filosóficas fundamentales del ser humano, como las relaciones entre el sujeto y su entorno, la forma en que el individuo se inscribe en el tiempo, y el papel que desempeña la memoria”. Para la curadora, “rechazando los formulismos que entorpecen continuamente nuestra percepción, Giacometti despertaba cada mañana con el propósito de mirar por sí mismo, con ojos propios, para luego traducir lo que veía con la mayor exactitud posible”. Y al invitarnos a compartir su visión, concluye, “el artista nos alienta a abrir nuestros propios ojos” escribió para esta muestra la curadora de la misma”.

    En enero de 2011 Giacometti fue noticia porque una de sus obras se vendió en 104,3 millones de dólares, sobrepasando a “Muchacho con pipa”, la pintura de Pablo Picasso que se subastó en 104,2 millones de dólares.

    La inauguración en PROA, esta semana, tuvo un marcado éxito de público, que tuvo que hacer largas filas para ingresar al recinto deLa Bocajunto con artistas plásticos, críticos y coleccionistas, lo que indica que la muestra es una de las más importantes de la temporada. Gacetamercantil.com entrevistó a artistas de reconocida trayectoria como el escultor Leo Vinci, quien dijo que Giacometti es “uno de los mayores artistas de la actualidad porque, aunque ya fallecido, es muy contemporáneo, y muestra que no hay un camino para seguir manejando el lenguaje rígido y ortodoxo”. Explica Vinci que, aunque no está ni la forma ni la estructura, que es el tema de escultura, “está el espacio y él lo presenta a través de las imágenes de las figuras delgadas, apenas insinuada, que contrasta con esos enormes volúmenes, sobre los que están parados y le dan esa majestuosidad, esa monumentalidad, que sin esos bloques quizás no se sentiría esa sensación de soledad que Giacometti maneja”. Vinci insiste en que el artista suizo tiene una “obsesión por el espacio, no por la imágenes en sí, tampoco lo que hay entre las imágenes, esa cosa de la soledad y del silencio”.

    Emocionado frente a la obras el escultor europeo, Antonio Pujía dijo: “Giacometti es un grande del siglo XX, digno discípulo de Boudelle, un discípulo dilecto”. Para el escultor argentino, “es una maravilla que traigan muestras de artistas tan interesantes e intensos como ésta”. Lorenzo Amengüal expresó por su parte que, recién llegado de Los Ángeles y Nueva York, fue a los principales museos, como siempre, y ha visto muchas obras de Giacometti. “La diferencia es que esta recorre desde los dibujos académicos, buscando su propio lenguaje, hasta las imágenes desgarradas de esos bronces longilíneos, que es lo contrario de Rodin, lo que en uno es exceso de bronce en el otro es escacez; en Rodin hay un exceso de sensualidad, en Giacometti hay un exceso de angustia, de la problemática del hombre de hoy”. Viendo la muestra completa, a Amengüal le gustó ver los procesos. “Me da placer descubrir qué había en la cabeza de este señor, de cómo se encontraba frente a la materia y como realiza sus obras, en particular las pequeñas, donde Giacometti muestra el manejo de la escala, realizando obras que son como un pequeño sesgo de bronce”.

    A partir de 1930, Giacometti crea numerosos objetos utilitarios: lámparas, jarrones o apliques que se encuentran en varias de las vitrinas. En la sala 1 de PROA se presentan las obras de su juventud y sus primeras esculturas, período influenciado por el arte africano, que le permitió alejarse de la representación naturalista y académica para acercarse a un visión totémica y a veces alucinada de la figura humana, cargada de una potencia mágica. La sala 2 está dedicada a la cuestión de la cabeza humana, tema central de la búsqueda de Giacometti durante toda su vida y que le costó la expulsión del grupo surrealista al que pertenecía. En la 3, jaulas y marcos con obras donde está delimitado el espacio onírico de la representación. Y en la 4, figuras femeninas con siluetas alusivas, reducidas a veces a un solo rasgo, y siempre abordadas en etapas sucesivas que se traducen en series de obras. Hasta el 9 de enero de 2013 en Fundación Proa, en avenida Pedro de Mendoza 1929, en el barrio de La Boca.

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  • Título: Giacometti, "El Caminante" se detuvo en la Fundación Proa. 
    Autor: Virgile Demoustier.
    Fecha: 22/10/2012
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    Ver nota original ( Buenos Aires Connect.)

    Escrito por Virgile Demoustier - Traducción Martina Pagnotta   


    Dibujos, esculturas, pinturas: la Fundación Proa propone un panorama completo de la obra de Alberto Giacometti, uno de los artistas más influyentes del siglo XX. Giacometti, Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti restituye un itinerario coherente, tempranamente identificado y que el escultor seguirá a lo largo de toda su trayectoria.
     
    Compañero de ruta de las vanguardias artísticas del siglo XX, Giacometti supo mantener su singularidad y siguió su camino movido por una libertad radical. Libertad antes que nada en el tratamiento del tema, la figura humana adquiere una fragilidad y una gravedad rara vez alcanzada en el ámbito de la escultura.

    Libertad en la forma, con el juego de los tamaños y proporciones. El alargamiento anatómico es una marca de autor, desde Nariz (1947) hasta El Caminante (1961). Pero el artista duplica la apuesta, tornando el zócalo que antes sólo la sostenía, como elemento integrante de la obra de arte.

    Libertad de tonalidades finalmente, dominando los blancos, grises y negros, todas sus creaciones adquieren un aspecto fantasmagórico. Los retratos de su mujer Annette o la serie de bustos dispuestos uno al lado del otro como lápidas, suscitan una mezcla de aprehensión y de fascinación.

    Quizás algunas esculturas hubieran merecido ser expuestas en la vereda de la entrada de la Fundación como se hizo hace dos años con Maman, la araña gigante de Louise Bourgeois. Pero poco importa, Giacometti, Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti es todo un éxito. La elección de una escenografía depurada entra en perfecta resonancia con una obra que apunta a lo esencial, de la forma y del ser.

    Las estatuas continúan su marcha el 9 de enero del 2013.

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  • Título: Giacometti en La Boca. 
    Autor: José María Poirier. 
    Fecha: 22/10/2012
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    Ver nota original (Revista Ciudad Nueva. )

    Nacido en Suiza en 1901, Alberto Giacometti fue uno de los grandes artistas del siglo pasado. Desde joven se instaló en París, donde fue alumno del escultor francés Antoine Bourdelle (autor del estupendo monumento ecuestre al general Carlos María de Alvear, que está en Recoleta, uno de los más imponentes de Buenos Aires) y allí trascurrió casi toda su vida. Después de transitar por el cubismo y el arte abstracto, volvió a la expresión figurativa.

    Las esculturas en la muestra que acaba de inaugurarse en la magnífica Fundación PROA, en el barrio porteño de La Boca pertenecen a diferentes momentos del artista. Influido también por el arte africano, como los vanguardistas europeos a comenzar por Picasso, Giacometti se aproximó a la representación totémica en muchas de sus obras.

    Hermosas cabezas en una de las salas de la exposición dan testimonio de ello. Representar la cabeza humana era para el artista casi una obsesión.

    También pueden admirarse obras surrealistas en esta muestra, aunque él no se llevó particularmente bien con los surrealistas como grupo de vanguardia tan dogmático que eran. Trabajó también objetos decorativos (lámparas, jarrones) y materiales como el yeso y la terracota.

    Alberto Giacometti fue un hombre interesado por la relación entre los objetos y el espacio, entre las personas y la historia en cuanto contexto. Y, ya que hablamos de contextos, cuando se visita PROA no puede dejar de admirarse el paisaje tan peculiar del Riachuelo.

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  • Título: Agenda de Muestras. 
    Autor: Susanne Franz.
    Fecha: 22/10/2012
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    Ver nota original (Kunst in Argentinien. )

    En la Fundación Proa se presenta por primera vez en la Argentina una exhibición retrospectiva de la obra de Alberto Giacometti (Borgonovo, Suiza, 1901 – Chur, 1966). La especialista y curadora Véronique Wiesinger reúne 148 obras realizadas entre las décadas de 1910 y 1960, provenientes en su mayoría de la Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, París, y un conjunto de piezas pertenecientes a colecciones privadas de la Argentina y al Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro.

    Alberto Giacometti es considerado uno de los artistas más destacados del siglo XX. La muestra -que se inaugura hoy a las 17 horas- comienza con la presentación de sus primeras pinturas, dibujos y esculturas, disciplinas que practica a lo largo de toda su vida, y culmina con sus obras monumentales de los años 60.

    De martes a viernes a las 17 horas, y los sábados y domingos a las 15 y a las 17 horas, el Departamento de Educación de Proa organiza visitas guiadas.

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  • Título: Charlas de Quincho.
    Autor:  Ámbito financiero.
    Fecha: 22/10/2012
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    Vuelve el arte al final de los quinchos para distender los ánimos crispados por los forcejeos de poder, y pasa por el departamento de la avenida Del Libertador de Julio Crivelli, presidente de la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes, por donde desfilaban quienes contribuyeron al montaje de una muestra que quedará en la memoria de los porteños: «Caravaggio y sus seguidores». Allí, entre bocaditos y quesos deliciosos, se dijo que Fiat pagó los 680.000 dólares que costó traer la exposición desde Brasil, pero que el estupendo montaje y el catálogo corrieron por cuenta de la Asociación. María Herrero informó que las siete pinturas de Caravaggio y los 14 cuadros de los caravallescos o seguidores se presentarán hoy durante un almuerzo, pero que recién el jueves la muestra se abrirá al público en un emprendimiento del que participa el productor cultural Miguel Frías, vinculado a la otra gran muestra, ya abierta, de las obras de Giacometti.

    El arribo de grandes exhibiciones, como «Meraviglie dalle Marche», con pinturas de Rafael, Tiziano, o Rubens, entre otros genios, que llegó al Museo de Arte Decorativo, y las casi 150 obras del suizo Alberto Giacometti, uno de los más importantes vanguardistas del siglo XX, que exhibe la Fundación Proa de La Boca, fueron motivo de varias recepciones. Durante un almuerzo en Proa, la curadora de la muestra de Giacometti, la francesa Véronique Wiesinger, contó que Elvira de Alvear, sobrina del general Carlos María, retratado en el Monumento a Alvear que está en el barrio Recoleta esculpido por Bourdelle, maestro de Giacometti, fue la dueña de una importante cabeza abstracta que hoy se exhibe en la Fundación de La Boca. Elvira, heredera de una inmensa fortuna que dilapidó hasta quedar en la miseria, compró su Giacometti en París. 

    «Todas las cosas tuvo y lentamente todas la abandonaron», dice el poema que le dedicó Borges a Elvira. Lo cierto es que una de «las cosas» que tuvo y que «lentamente la abandonaron» fue la escultura que hoy pertenece a la colección francesa y estuvo perdida durante años. Sobre la belleza de Elvira hablaron quienes conocen el retrato de Norah Borges. Según relata Miguel de Torre, hijo de Norah, los hermanos Borges estaban seducidos por la romántica historia de Elvira de Alvear y de su hermana Dora, personajes que lo tuvieron todo y lo perdieron todo. Bien informada, Véronique Wie-singer agregó que Giacometti creó varias piezas para el decorador francés Jean Michel Frank, pariente de Ana Frank, que en los años 30 se instaló en Buenos Aires. Entre sus clientes estaban poderosos coleccionistas argentinos y los Rockefeller en Nueva York.

    Giacometti nunca llegó a la Argentina, pero conoció en París a Jorge y Matilde Born, añadió la investigadora Cecilia Braschi. Desde luego, los franceses sabían que hace dos años, el récord de Giacometti (104,3 millones de dólares) lo pagó en Sotheby's de Londres la madre del más sofisticado anticuario argentino. Giacometti hizo fundir dos bronces, uno de ellos se expone en La Boca, el otro es de la viuda de un accionista del Discount.

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  • Título: El hombre que está solo y camina.
    Autor: Gustavo Nielsen.
    Fecha: 21/10/2012
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    Altas, flacas, ásperas, solitarias, pacientes y desesperadas a la vez, las figuras de Alberto Giacometti (1901-1966) caminan sin parar por una ciudad invisible, pero palpable: una ciudad como la nuestra. Sus bustos, rugosos, individuales, únicos, tomados por sentimientos y revestidos de emociones, son a la vez que observan ese mundo veloz y peligroso por el que se mueve. Casi 150 piezas que los representan llegan a Proa, y la oportunidad de pasear entre ellos, de caminar junto a ellos, y de sentirse parte de ellos, es única.


    Por Gustavo Nielsen

    En un episodio de Los Simpson, Homero le dice a Bart: “Nunca jamás digas nada en público hasta que estés seguro de que los demás piensan como vos”. Así empezó la conferencia sobre la ciudad que el profesor catalán Manuel Delgado Ruiz dio en la Legislatura Porteña hace dos años. La seguridad a la que Homero aspira tal vez sea un mecanismo para el éxito del funcionamiento de un espacio público, dejando el chiste a un lado.

    El espacio público es el espacio de la negociación, y a la hora de crearlo desde cero también tendremos que negociarlo al estilo Simpson. El objeto a negociar suele ser mínimo: quién está primero en la parada del colectivo, quién se sentará en aquel banco, preguntar por la ubicación de un comercio. Uno evalúa a los demás transeúntes a través de cómo se presentan, no a través de lo que son. Cuentan más las pertinencias que las pertenencias, dice Delgado Ruiz. Y así describe a las personas que deambulan por la calle: “Son sólo masas corpóreas, perfiles que han renunciado voluntariamente a toda o a gran parte de su identidad. Han logrado con ello colocarse por encima de toda cosificación, lo que implica que encarnan una especie de cualquiera en general, o, si se prefiere, un todos en particular, que hace bueno el principio interaccionista de que en una sociedad como la nuestra la figura que domina es la del otro generalizado”.

    Acabo de recorrer la muestra de Alberto Giacometti en la Fundación Proa y lo que vi allí es el perfil de esa renuncia urbana conseguido a fuerza de repetición y sintaxis. Lo que estudia Delgado Ruiz, hecho escultura.


    PLAZAS, CALLES, ESQUINAS

    Para el lego, el diseño de una plaza o una calle es una cosa fácil. Parece que el arquitecto no hubiera hecho nada; apenas un solado, una puesta de bancos, un rasgo de paisaje contenido en unos árboles, una iluminación apropiada y sanseacabó. Diseñar una plaza es diseñar un contenedor para un montón de gente reunida sobre un piso. Diseñar una calle es armar el corredor para esa gente que camina. Que cuando llega a la esquina tiene que poder derivarse en su recorrido o quedarse a esperar el encuentro con alguien. Son espacios planos, casi de dos dimensiones, adonde la tercera dimensión la da el ser humano que nombra el profesor. Sin la gente, los espacios públicos son demasiado aire, apenas nada.

    Giacometti es la inversión de este paradigma. Está la gente reunida, pero le falta la plaza. La gente camina sin calle. Las tres mujeres se dan la espalda para partir, una por cada esquina, sin que nosotros veamos el canal de las bifurcaciones. En la asepsia blanca de Proa hay una reunión de espacios públicos ocupados a los que se les ha sustraído, en una operación existencialista, la ciudad.

    Refiriéndose al tema, Jean-Paul Sartre escribió que Giacometti ve solamente personas en movimiento, siendo muy difícil de calcular esa visión en una escultura que no sea cinética. Las personas de Giacometti son gente que pasa. O que pasó.

    Si pudiéramos colar por un cedazo a todos los personajes que cruzamos durante nuestro día en el colectivo, en la cola para pagar los impuestos, parados en los halls de los edificios, almorzando al sol, llegando en bicicleta a sus trabajos, y extraer una síntesis que reúna todos esos cuerpos en danza, con sus neurosis y caprichos, y pudiéramos sacar de ellos el extracto, la más mínima expresión, tendríamos Giacomettis.

    FLACOS Y ALTOS

    Contra todo lo que me pueda retar la severa curadora Véronique Wiesinger, que fue quien reunió las 148 obras que aquí se exhiben, creo que hay una especie de método en Giacometti, y está referido absolutamente a lo urbano. Sus personajes desean compañía. Necesitan que esas mujeres de los burdeles bajen de los escenarios para darles un abrazo. Necesitan encontrar a sus amigos en la muchedumbre. Por eso todos levantan la cabeza; otean. Y por eso casi todos se estiran hacia arriba: para mirar por encima de la masa, de la gente que, agolpada, hace bulto. Las demás esculturas, las que no son altísimas, son bien pequeñas, como hechas con fósforos: a ésas les tocará mirar a través de las piernas de la multitud. Humanos periscopio, humanos fósforo, ambos sirven para esta tarea.

    Al estirarse hacia arriba, Giacometti somete a sus hombres a un alargamiento que se asocia con una redistribución en altura de la masa corpórea. Los afina achatándolos dos veces. Primero los mete en una morsa y los aplasta por las orejas hasta volverlos casi de dos dimensiones, hombres de papel. Luego los rota noventa grados y los aprieta en la dirección nariz-nuca. Los dos achatamientos correlativos convierten al hombre en un alambre delgado y alto, mejor diseñado para moverse en una aglomeración que si tuviera un cuerpo normal.

    Cuando nos acercamos a los paseantes de una ciudad real para preguntarles algo y de alguna manera establecer la negociación de la que habla Delgado Ruiz, vemos sus caras. La sala principal de la exposición de Proa lleva el nombre Figuras y bustos, las dos obsesiones de Giacometti. El hombre que pasa, figura. El hombre al que nos acercamos, busto.

    LOS CONTORNOS Y LAS SUPERFICIES

    Estoy detenido frente a la vitrina de los bustos. Parecen caricaturas de personas, tienen sus facciones exageradas. Le pregunto a Véronique si los modelos fueron los amigos o parientes del artista, y me dice que sí, pero que hubo solamente dos modelos. Su esposa Annette y su hermano Diego. Las decenas, los cientos de cabezas que hizo Giacometti, salieron sólo de esas dos caras. Los bustos de la vitrina tienen gestos y rasgos detallados que demuestran ira, asombro, tranquilidad o interés. Giacometti los moldeó para que fueran diferentes, al extremo de parecer tomas de personas distintas; aunque nadie en particular esté retratado en estos bustos.

    El segundo detalle que veo es el contorno de estas esculturas recortado contra el blanco de las paredes del museo. No parece hecho prolijamente, como por tijera: parece cortado de la realidad con los dedos, como si el artista hubiera querido confundir, amalgamar, el fondo y la figura. Como si las personas quisieran volverse fondos y los fondos, persona. Los contornos en Giacometti están dentados para morder desesperadamente el aire de alrededor, aferrarse, captarlo.

    El contorno me lleva a ver las superficies. Las superficies de los hombres y mujeres de Giacometti son rugosas, el artista les arma una piel llena de muescas y pellizcados. Esta terminación es un trabajo adicional. El somete a sus bustos y a los moldes de yeso a un tuneado artesanal, con cuchillos, gubias, lápices y más materia superpuesta. Así logra vaciados de bronce con la piel rugosa.

    En la historia de la escultura, muchos bronces tienen una piel suave. Pensemos en Bourdelle, el maestro de Giacometti, o en el “Arco de histeria”, de la contemporánea Louise Bourgeois, que fue expuesto en Proa el año pasado. Los límites definen exactamente al tipo ahí colgado, un intocable, perfecto, lejano, con la piel brillante del bronce pulido. Si el hombre ahí acostado fuera rugoso, sería más fácil de abrazar sin que se resbale. Hay una necesidad ineludible de cariño en estas superficies indeslizables de Giacometti. El hombre del “Arco de histeria” está para ser admirado, analizado o estudiado clínicamente; estos hombrecitos de aquí, no. Estos somos nosotros, los que miramos la exposición.

    GENTE SIN CASA

    Estamos ante un artista conceptual. En una entrevista de 1962 para el semanario comunista italiano Rinascita, Giacometti afirma que no tiene el propósito de ser un artista de la soledad. Y agrega: “como ciudadano pienso que la vida es lo opuesto de la soledad, porque importa justamente un tejido de relaciones con los demás”. Y dice que el modo solitario de su búsqueda intelectual le ha dolido, pero que no lo ha comprometido a ser el poeta de la soledad.

    ¿Cuánto disfruta la gente de ese aire indescifrable, peligroso, abundante que hay afuera de las casas y todos distinguimos como ciudad? Un espacio que se hace llamar público pero que en realidad es comunitario, con reglas de uso que a veces pone la Muni pero otras veces los vecinos, los piqueteros, la clase media, el tránsito, la policía, los feriantes. Valen las leyes, la presencia, el sentido común, la demagogia y hasta la mismísima violencia.

    De estos atributos se nutren los seres de Giacometti. De estos atributos también huyen. Están en tensión. ¿Dije antes que lo que buscaban era amor? Me equivoqué. Lo que estos seres no tienen, lo que les falta, es casa. Eso es lo que buscan desesperadamente. Se han perdido. Y el espacio público es lindo mientras uno pueda salir de allí y regresar a la intimidad, al lugar adonde ningún desconocido nos mire caminar.

    Estos personajes no sufren por soledad, como bien dice Giacometti. Son personas que no pueden abandonar la calle. Que nunca entran a casas, porque –pobrecitos– no tienen casas. Que lo único que quieren es detenerse, hartos de estar de pie, para finalmente poder tirarse en una cama con sábanas limpias, a descansar.

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  • Título: Imaginería para acuñar. 
    Autor: Albino Dieguez Videla.
    Fecha: 21/10/2012
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    Buenos Aires ofrece tres propuestas de relevante nivel internacional. Caravaggio en el Museo Nacional de Bellas Artes, Alberto Giacometti en la Fundación Proa y Christian Boltanski, en una multipresentación de la Universidad de Tres de Febrero, en un año memorable para la creación visual.

    Por Albino Dieguez Videla

    Al recorrer la muestra dedicada a Caravaggio que ha llegado al Museo Nacional de Bellas Artes es imposible no recordar el filme que al pintor le dedicó Derek Jarman y con el que ganó un Oso de Plata en el Festival de Berlín en 1986. Con Nigel Terry a la cabeza, los actores Sean Bean, Dexter Fletche, Spencer Leigh, Tilda Swinton y Michael Gough, tuvieron un desempeño admirable y en cada encuadre contaron con la fotografía de Gabriel Beristain

    En la película el pintor Michelangelo Merisi (1571-1610), natural en Caravaggio, se está muriendo lejos de su tierra y recuerda los comienzos de su vida de artista. Evoca a ese niño Michelangelo que dejó su Caravaggio natal al quedar huérfano, y se trasladó a Milán, donde se iniciaría como pintor frecuentando diferentes talleres, hasta que se independiza al llegar a la Roma de los Papas, ganándose el favor de la Iglesia, que le encarga numerosas obras. Aparece entonces la fama, el dinero, los amores homosexuales, las intrigas políticas y religiosas, la envidia y el crimen en una sucesión de imágenes perturbadoras. 

    Caravaggio itineró por Nápoles, Malta, Siracusa, Messima y Palermo, yendo de un sitio a otro debido a su conducta tumultuosa. Estos viajes permitieron la difusión de su estilo, y todavía en vida, su estética sirvió de inspiración para sus seguidores, los "caravaggistas". 

    Antes de llegar al Museo Nacional de Bellas Artes, las seis obras más representativas de Caravaggio, incluyendo la célebre "Medusa", se expusieron en el Palacio de Planalto, en Brasilia, en una muestra de pocos días que inauguró la presidenta Dilma Rousseff.
     
    Ahora, ya en Buenos Aires, además de la "Medusa" -que inspiró el logo de Versacce-, la muestra "Caravaggio y sus seguidores" -curada por Rossella Vodret y Giorgio Leone- está conformada por "San Gerónimo escribiendo", "San Francisco meditando", "El retrato del cardenal Benedetto Giustiniani", "San Francisco alimentando al cordero" y "San Genaro degollado", telas que se exhiben en el MNBA, con el auspicio de su Asociación Amigos, la embajada de Italia y el patrocinio de Case IH, New Holland, Ivecco Argentina, y Fiat Auto Argentina. 
     
    En Libertador 1473, hasta el 20 de diciembre, de martes a viernes de 12.30 a 20.30, y sábados y domingos de 9.30 a 20.30. 

    CAMINANTE GIACOMETTI
     
    En la Fundación Proa puede verse la primera retrospectiva que ha llegado a América latina de la obra del gran escultor y pintor suizo Alberto Giacometti (1901-1966), una de las mayores figuras del arte del siglo XX.
    Conformada por ciento treinta piezas, esta exhibición abarca los períodos de su producción artística de
    Giacometti desde la etapa inicial en su Suiza natal, su temprana formación ligada a Cézanne, al arte africano en los años 20, hasta sus más conocidos estudios de cabezas y retratos, sus emblemáticas figuras femeninas y personajes caminando de las décadas del 40, 50 y 60. 
     
    Esta línea de tiempo permite apreciar las diversas disciplinas que Giacometti experimenta a lo largo de su carrera (escultura, pintura, dibujo, grabado, arte decorativo), hasta lograr ese sello estético en el que asimismo estuvieron implicados su padre y su hermano Diego.
     
    El conjunto seleccionado especialmente para su itinerancia latinoamericana por Véronique Wiesinger pertenece a la Fundación Alberto y Annette Giacometti, de París.
     
    En la Fundación Proa, Pedro de Mendoza 1929, con el auspicio de la embajada de Francia y Tenaris-Organización Techint, hasta el 9 de enero de 2013, de martes a domingo de 11 a 19. 
     
    BOLTANSKI VARIADO
     
    La Universidad Nacional de Tres de Febrero, Untref, presenta el proyecto "Boltanski Buenos Aires", en cuatro espacios diseñados para Buenos Aires por el admirado artista francés Christian Boltanski (1944).
     
    "Boltanski Buenos Aires" es un trabajo comenzado dos años atrás entre el artista, la curadora Diana Wechler y la Untref-Muntref, que comanda Aníbal Josami.
     
    "Migrants", en el Hotel de Inmigrantes, en Puerto Madero, es la instalación con voces que de manera simultánea y sucesiva desde distintas fuentes, susurran al aire -en su idioma de original- los nombres, edad, ocupación, fecha de llegada al país y sitio de partida, de los inmigrantes a través de datos que proceden de archivos históricos que recogen esta información. 
     
    "Flying books. Homenaje a Borges" se ve en la ex-Biblioteca Nacional en cuya la sala central se realiza este tributo con un conjunto de cerca de seiscientos libros suspendidos en el espacio.
     
    "Obras" consiste en varias instalaciones en el Muntref-Untref, elegidas por su carácter autobiográfico. La instalación "Le coeur. El Studio d"enregistrement", recoge latidos de corazones en Tecnópolis a través de dos equipos de grabación.
     
    Todas las instalaciones podrán visitarse hasta el 16 de diciembre.   Boltanski Buenos Aires: Migrants, en el Museo Hotel de Inmigrantes, avenida Antártida Argentina 1201 (Entrada: Escuela de Ciencias del Mar Apostadero naval), de martes a domingos de 12 a 20.
     
    Boltanski Buenos Aires: Obras, en la Untref, Valentín Gómez 4838, Caseros, de lunes a domingos de 11 a 20.
    Boltanski Buenos Aires: Flying books. Homenaje a Borges, en el Centro Nacional de la Música, ex Biblioteca Nacional, México 564, de lunes a viernes de 10 a 13 y de 16 a 20 y sábados y domingos de 13 a 19.
     
    Boltanski Buenos Aires: Le coeur. El studio d"enregistrement, en Tecnópolis, avenida General Paz y avenida San Martín, de martes a domingos de 12 a 20

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  • Título: Exposición de Alberto Giacometti en Fundación Proa. 
    Autor: Noticias 999.
    Fecha: 18/10/2012
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    La primera muestra retrospectiva en Sudamérica de la obra del gran escultor y pintor suizo Alberto Giacometti, una de las mayores figuras del arte del siglo XX.En la Fundación Proa hasta el 9 de enero de 2013.

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  • Título: Exposición de Alberto Giacometti en Fundación Proa. 
    Autor: Procesos constructivos.
    Fecha: 18/10/2012
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    La primera muestra retrospectiva en Sudamérica de la obra del gran escultor y pintor suizo Alberto Giacometti, una de las mayores figuras del arte del siglo XX.

     

    En la Fundación Proa hasta el 9 de enero de 2013.



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  • Título: Importante muestra en Fundación Proa.
    Autor:  Conozca Buenos Aires.
    Fecha: 17/10/2012
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    El sábado 13 de octubre, se inauguró en la Fundación Proa, en el barrio de La Boca, la muestra "Giacometti", presentando más de ciento treinta obras del artista plástico suizo, Alberto Giacometti, por primera vez en nuestro país.

     

    Fue una exitosa inauguración en la que estuvieron presentes la directora de Proa, Adriana Rosenberg, el presidente honorario de la Fundación Giacometti, Jacques Vistell, autoridades del gobierno como la ex secretaria de Patrimonio Cultural, Silvia Fajre y también hubo gran asistencia de artistas, familias, empresarios, gestores culturales, y amantes del arte en general.

    Es la primera muestra retrospectiva en Sudamérica, de la obra del gran escultor y pintor Alberto Giacometti, una de las mayores figuras del arte del siglo XX, que en esta exhibición abarca los períodos de su producción artística desde la etapa inicial en su Suiza natal, su temprana formación ligada a Cézanne, al arte africano en los años 20, hasta sus más conocidos estudios de cabezas y retratos, sus emblemáticas figuras femeninas y personajes caminando de las décadas del 40, 50 y 60.

    Giacometti nació en un ambiente artístico, ya que su padre, Giovanni, era un pintor impresionista. Murió a los 64 años, en Coria, el 11 de junio de 1966 y se lo sepultó en Stampa. A lo largo de su carrera incursionó en escultura, pintura, dibujo, grabado y arte decorativo, logrando dejar su huella en el arte del siglo XX.

    No se pierda esta muestra, que estará hasta el 9 de enero, en Fundación Proa, Av. Pedro de Mendoza 1929, de martes a domingo, en el horario de 11 a 19.



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  • Título: Alberto Giacometti .
    Autor:  Blog. Un alma navegante.
    Fecha: 16/10/2012
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    EL artista Alberto Giacometti en Buenos Aires.Escultor y pintor suizo. El artista de las figuras delgadísimas. Acaso la fragilidad tiene la figura de lo que desaparece o lo que es casi inexistente. Cubista en un principio, luego adhiere al surrealismo(escribe y dibuja en la revista "Le surréalisme au Service de la Révolution")pero se queda con el figurativismo. Ismos que cuajan con un artista en búsqueda de respuestas luego de la guerra.Hay una clara influencia africana en esas figuras altas, desnudas y magras.También comulga con el arte de Bourdelle(estudió en la Académie de la Grande Chaumiére con Bourdelle en Montparnasse) y Cezanne.Es conocido por sus estudios de cabeza y su fijación en esa zona del cuerpo especialmente ojos y nariz. Arte tribal que impresiona por su rugosidad, sus líneas y su solitaria altivez. Fundación Proa procura esta exhibición de más de 130 piezas del escultor. La muestra va desde el 13 de octubre de 2012 al 9 de enero de 2013.La curadora de la muestra es Véronique Wiesinger, directora de la Fundación Giacometti de París. En 1962 gana el Gran Premio de Escultura en la Bienal de Venecia y en 1965, el Gran Premio Nacional de las Artes, otorgado por el Ministerio de Cultura francés.

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  • Título: Comunidad de Giacometti´s. 
    Autor: Metro 95.1.
    Fecha: 16/10/2012
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    Luego de unas vacaciones, volvió Lucila Pesoa para comentarnos distintas alternativas culturales de la ciudad y más bien relacionadas a las distintas propuestas de los museos. Este fin de semana inauguró en Fundación Proa una de las exhibiciones mas esperadas del año. La retrospectiva del gran artista suizo Alberto Giacometti.

     

    En un gran esfuerzo logístico de Proa, la Fundación Alberto y Annette Giacometti de París, coleccionistas particulares y el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, esta imperdible muestra nos trae la obra de Giacometti desde sus años mas jóvenes hasta su producción monumental de 1960.
    Es la primera vez que en Sudamérica se realiza una exhibición de estas características sobre uno de los artistas mas importantes del siglo XX.
    “Una exposición de Giacometti es un pueblo. Esculpe unos hombres que se cruzan por una plaza sin verse; están solos sin remedio y, no obstante, están juntos”
    Jean Paul Sartre

    Fundación Proa. Pedro de Mendoza 1929, CABA



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  • Título: Giacometti, una muestra excepcional en Proa. 
    Autor: La Razón.
    Fecha: 16/10/2012
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    Se trata, sin dudas, de uno de los acontecimientos del año en lo que se refiere a la cultura en la Ciudad.

    La muestra "Alberto Giacometti" en la Fundación Proa (Pedro de Mendoza 1929, en La Boca) representa la l egada -en grande- de la obra del múltiple artista suizo (1901-1966) a nuestro país. Aunque Giacometti nunca visitó esta región, sí tuvo vínculos con su arte y fue Elvira de Alvear una de sus primeras compradoras. A Giacometti la consagración le llegó en 1955, con exhibiciones en Nueva York, Londres y Alemania, pero a esa altura ya había demostrado su versatilidad en distintos estilos (pasó inclusive por el surrealismo). Una versión de su icónica "El hombre que camina" se encuentra entre las 130 piezas -esculturas, dibujos, pinturas, objetos- que pueden apreciarse en Proa, con la curaduría de Veronique Wiesinger, directora de la Fundación Giacometti.

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  • Título: Proa presenta la primera gran retrospectiva en Argentina de Alberto Giacometti.
    Autor: Cronista.
    Fecha: 15/10/2012
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    Fundación Proa presenta la primera gran retrospectiva en la Argentina consagrada a la obra de Alberto Giacometti (Borgonovo, Suiza, 1901-1966). 
    La exhibición, curada por Véronique Wiesinger, reúne 146 obras realizadas entre 1910 y 1960, provenientes en su mayoría de la Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, tres piezas pertenecientes a colecciones privadas de la Argentina y una pieza del Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro. Organizada por la Fundación Alberto y Annette Giacometti, Base7 Projetos Culturais y Fundación Proa, la exhibición cuenta con el auspicio de Tenaris - Organización Techint.
    En todos los aspectos de la producción de Giacometti, la exhibición aborda los principales temas de su reflexión creativa: la formación con Cézanne, la influencia del cubismo, el descubrimiento del arte africano en los años 20, la marca perdurable del pensamiento mágico y del surrealismo, la invención de una nueva representación del ser humano. La búsqueda intelectual de Giacometti lo acercó a los grandes pensadores de su época: André Breton, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Jean Genet son evocados en la exhibición a través de retratos y de textos.
    La muestra también es una ocasión para revisar los encuentros del artista con coleccionistas y mecenas sudamericanos que viajaron a Francia en los años 30 atraídos por la vibrante escena cultural parisina. La primera coleccionista que compró una obra de Giacometti, “Tête qui regarde” (1929) fue la argentina Elvira de Alvear. Una copia de esta obra se presenta aquí.

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  • Título: Giacometti en PROA. 
    Autor: IUNA Town.
    Fecha: 15/10/2012
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    Desde el sabado 13/10 se pueden admirar la muestra del artista suizo Alberto Giacometti (1901 - 1966), en la Fundacion PROA.

    La muestra es una retrospectiva con más de 130 obras en exhibición, que recorre parte de su carrera. Se podran ver los Totems, dibujos, pinturas y utensillos diseñados por el artista.

     

    Para ver esta muestra hay tiempo hasta el 9 de enero del 2013, de 11 a 19 hs.

    Alberto Giacometti
Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, París

    Curadora: Véronique Wiesinger

    Inauguración: Sábado 13 de octubre de 2012, 17 hs.
Hasta el 9 de enero de 2013

    La primera muestra retrospectiva en Sudamérica de la obra del gran escultor y pintor Alberto Giacometti, una de las mayores figuras del arte del siglo XX.

    Compuesta por más de 130 piezas, esta exhibición abarca los períodos de su producción artística desde la etapa inicial en su Suiza natal, su temprana formación ligada a Cézanne, al arte africano en los años 20, hasta sus más conocidos estudios de cabezas y retratos, sus emblemáticas figuras femeninas y personajes caminando de las décadas del 40, 50 y 60. Una línea de tiempo que permite apreciar las diversas disciplinas que Giacometti experimenta a lo largo de su carrera (escultura, pintura, dibujo, grabado, arte decorativo), hasta lograr esa marca definitiva que deja en el arte del siglo XX, revolucionando los preceptos de la práctica escultórica.

    El conjunto seleccionado especialmente para su itinerancia latinoamericana por Véronique Wiesinger pertenece a la Fundación Alberto y Annette Giacometti, con sede en París (www.fondation-giacometti.fr).

    Organización: Fundación Alberto y Annette Giacometti / Base7 Proyectos Culturales / Fundación Proa
Itinerancia: Pinacoteca do Estado, San Pablo / Museu de Arte Moderna, Río de Janeiro




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  • Título: FUNDACION PROA inauguró la muestra del año. 
    Autor: Revista Magenta.
    Fecha: 14/10/2012
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    Fundación Proa presenta por primera vez en la Argentina una exhibición retrospectiva consagrada a la obra de Alberto Giacometti (Borgonovo, Suiza, 1901 – París, 1966). La especialista y curadora Véronique Wiesinger reúne 148 obras realizadas entre las décadas de 1910 y 1960, provenientes en su mayoría de la Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, París, y un conjunto de piezas pertenecientes a colecciones privadas de la Argentina y al Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro.

    Alberto Giacometti es considerado uno de los artistas más destacados del siglo XX. Nace en Borgonovo, Suiza y desde muy joven se traslada a París (1922), ciudad que por entonces albergaba a los artistas que vivían la efervescencia cultural de las primeras vanguardias. A pesar de su temprano reconocimiento, es la primera vez que se exponen en Sudámerica 148 obras provenientes de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, con la curaduría de su directora Véronique Wiesinger.

    La exhibición aborda los principales temas de su reflexión creativa: la formación con Cézanne, la influencia del cubismo, el descubrimiento del arte africano en los años 20, la marca perdurable del pensamiento mágico y del surrealismo, la invención de una nueva representación del ser humano. La búsqueda intelectual de Giacometti lo acercó a los grandes pensadores de su época: André Breton, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Jean Genet, muchos de ellos retratados en sus cuadros y esculturas.

    La muestra comienza con la presentación de sus primeras pinturas, dibujos y esculturas, disciplinas que practica a lo largo de toda su vida, y culmina con sus obras monumentales de los años 60.
    El descubrimiento del arte primitivo, la cuestión de la cabeza humana, los objetos, las jaulas y marcos, las dimensiones de la representación, las figuras, bustos y monumentos son los núcleos seleccionados por la curadora. En cada uno de ellos se observan las preocupaciones estéticas del artista, que también quedaron reflejadas en sus escritos y entrevistas.

    La presencia de Giacometti en Sudamérica es fruto de la relación del artista con el decorador Jean-Michel Frank para el diseño de piezas de arte decorativo. En 1939 coleccionistas argentinos adquieren varias de ellas, hoy presentes en la exhibición, junto a la escultura Tête qui regarde (Cabeza que mira), la primera obra que vendió Giacometti en París (1929), comprada por una coleccionista argentina, Elvira de Alvear.
    El catálogo de la exhibición, editado conjuntamente con la Fundación Alberto y Annette Giacometti, reúne los textos de la curadora, escritos de Giacometti, su biografía, un cuerpo de reproducciones de obras y una inédita investigación sobre los vínculos del artista con Sudamérica, convirtiendo esta publicación en un material indispensable en español.
    Fruto de un trabajo de tres años y una estrecha colaboración entre la Fundación Giacometti, la Pinacoteca do Estado de São Paulo, el Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro y Fundación Proa, esta ambiciosa exhibición fue producida por Base7 Projetos Culturais y cuenta con el apoyo de la Embajada de Francia en la Argentina y el auspicio de Tenaris – Organización Techint.
    Desde el 13 de octubre y hasta el 9 de enero de 2013
Fundación PROA - Av. Pedro de Mendoza 1929 – La Boca. Ciudad de Buenos Aires.

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  • Título: "Giacometti": una fiesta multitudinaria en Proa.
    Autor: Mercedes Pérez Bergliaffa.
    Fecha: 14/10/2012
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    Ver nota original (Clarín.)

    Abrió la exhibición que reúne más de 140 obras del genio suizo.

     

    Ayer a la tarde, una multitud se reunió en la Fundación Proa: inauguró la gran muestra “Giacometti”, con cuarenta obras del gran artista suizo que, por primera vez, se muestran en Argentina. Hubo una cola de una cuadra de espera.

    Artistas, familias, empresarios, gestores culturales, y también curiosos, amantes del arte en general. Siempre con la presencia de la directora de Proa, Adriana Rosenberg, también se vio por ahí al presidente honorario de la Fundación Giacometti, Jacques Vistell, al editor general de Clarín –el diario es uno de los auspiciantes de la muestra–, Ricardo Kirschbaum, a la arquitecta y ex-secretaria de Patrimonio Cultural Silvia Fajre, a la directora del espacio de arte de la Fundación OSDE, María Teresa Constantín,a la directora artística del MACBA, María José Herrera, a Laura Bucellato, directora del MAMBA, a los artistas Luis Felipe Noé, Rogelio Polesello, Antonio Pujía, Leandro Katz, Alfredo Portillos, Silvana Lacarra, Ana Eckell, Marcela Astorga, y la galerista Orly Benzacar, entre otros. Hasta el gran artista francés Christian Boltanski pasó a ver las obras del suizo el viernes, después de su propia inauguración en el Hotel de Inmigrantes: pasa que es excepcional ver tantas obras de Giacometti juntas. No se pierda esta muestra: podrá verla hasta el 9 de enero.



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  • Título: Alberto Giacometti Fundación Proa, Buenos Aires. 
    Autor: Undo.net.
    Fecha: 13/10/2012
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    Collection from the Alberto and Annette Giacometti Foundation, Paris. Through more than 130 works, the exhibition covers all his periods: his paintings, drawings and sculptures, media in which Giacometti would continue to work throughout his life; the show culminates with his monumental works from the 1960s. Contemporary the guest curator Daniel Molina selected Matias Duville, Jorge Mino and Luis Teran to develop site-specific projects.

    Curator: Véronique Wiesinger 

    The first retrospective in South America of the sculptor and painter Alberto Giacometti, one of the greatest figures of 20th Century art. 

    Through more than 130 works, the exhibition covers all his periods, from the initial stage in his native Switzerland, African art in the 1920s, and his most famous studies of heads and portraits, his emblematic female and walking figures in the 1940s, 50s and 60s. A timeline that allows us to appreciate the various disciplines experimented by Giacometti throughout his career (sculpture, painting, drawing, engraving, decorative art), and the revolution produced to the sculptural practice. 

    The works selected by Véronique Wiesinger belong to Giacometti Foundation in Paris. 

    Alberto Giacometti in Proa 
    Adriana Rosenberg 

    “A Giacometti exhibition is a town. He sculpts men that cross paths in a square without 
    seeing one another; they are inevitably alone and yet together.” Jean Paul Sartre 

    To present and address Alberto Giacometti’s oeuvre means to experience the most fundamental and radical aspects of art from the last century. To take in his territory means to delve into a morass of formulations where the image we see interrogates us respectfully, inciting admiration and surprise. It is the eruption of emptiness, of silence, of subjectivity, and of a particular and unique way of representing the human figure. 

    Friend to the philosophers of the time and engaged in the evolution of existence, he wrote: “[…] the only thing that can fill us with passion is discovering a new strain, a new space, sensing it in a penumbra barely touched by light. That is the sphinx that once in a while shares a word of its enigma, and all of those words constitute the sum of human knowledge. That knowledge is a faint gleam that always quivers in the unknown, in what surrounds us, what touches us, what penetrates and envelops us […]” (Writings, p. 364) 

    There are many reasons it is significant to present this exhibition of the work of Alberto Giacometti. Due to the value of his thinking and of his art, his figure continues to gain recognition. 

    Curated by Véronique Wiesinger, this exhibition of a fundamental artist, sculptor, painter and draftsman evidences the breadth of his formulations. The 150 works it contains were selected from the collection of the Alberto and Annette Giacometti Foundation in Paris in order to encompass each of the most emblematic moments in his life and work. 

    Thanks to a joint effort with the Pinacoteca of San Pablo, the Museu de Arte Moderna of Rio de Janeiro and Fundación Proa, this is the first time this exhibition has been held in South America. In the editions in Brazil and Argentina, the curator has included works from collections housed in those countries. 

    The catalog contains reproductions of a selection of the works exhibited, as well as a curatorial statement, a selection of Giacometti’s writings and an interview with him, and new research on Giacometti in Brazil and Argentina. 

    It would not have been possible to exhibit this remarkable body of work without the tireless effort and commitment of the team at Base7 which organized the exhibition for the three sites. We would also like to thank the Annette and Alberto Giacometti Foundation in Paris for the generous loan of such valuable holdings. 

    We would once again like to thank a great many institutions, embassies and groups of individuals working in a number of countries, and most especially the board of Tenaris, Organización Techint, who supported this exhibition in both Brazil and Argentina, thus affirming a commitment to communicating work crucial to the understanding of 20th-century thought and art. 

    Organization: Alberto and Annette Giacometti Foundation / Base7 Projetos Culturais / Fundación Proa Traveling to Pinacoteca do Estado, Sao Paulo / Museu de Arte Moderna, Rio de Janeiro 

    With the support of Tenaris - Organización Techint 

    --- 

    Contemporary Space 
    Oxymoron 

    Curator: Daniel Molina 
    Artists: Matías Duville, Jorge Miño and Luis Terán 
    Coordinator: Santiago Bengolea 

    Daniel Molina, guest curator of the Contemporary Space, selected Matías Duville, Jorge Miño and Luis Terán to develop site-specific projects for different spaces of Fundación Proa. In words of the curator, the artist 'support a kind of common field that could be defined ambiguously as subjective minimalism. This oxymoron denotes the poetic complexity of their works and their little or no submission to the canons". 

    With the support of Tenaris – Organización Techint 

    * Image: Alberto Giacometti. L’homme qui marche I, 1960. Bronce 180,5 x 23,9 x 97 cm. Colección de la Fundación Giacometti, Paris, inv. 1994-0186 
    © Succession Giacometti / SAVA, 2012 

    Press Department: 
    Andrés Herrera / Jesica Eberbach / Juan Pablo Correa 0054-11-4104-1044 /press@proa.org 

    Opening: Saturday, October 13, 2012 - 5 PM 

    Fundación PROA 
    Av. Pedro de Mendoza 1929 La Boca, Caminito [C1169AAD] Buenos Aires Argentina 
    From Tuesdays to Sundays 11 - 19 hrs 
    Mondays closed.



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  • Título: Alberto Giacometti first time in Argentina @ Fundación Proa, Buenos Aires. 
    Autor: Oana Ionita. 
    Fecha: 13/10/2012
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    Ver nota original (Modernism.)

    Curator: Véronique Wiesinger

     

     

    For the first time in Argentina, Fundación Proa presents Alberto Giacometti: Collection of the Alberto and Annette Giacometti Foundation, Paris, a major exhibition of the artist’s work curated by Véronique Wiesinger and organized by the Alberto and Annette Giacometti Foundation, Base7 Projetos Culturais and Fundación Proa, with the support of Tenaris – Techint.

    Alberto Giacometti: Collection of the Alberto and Annette Giacometti Foundation, Paris offers a comprehensive overview covering 50 years of artistic production, from his early beginnings until the 1960s. The clusters of work formulated by the curator are the discovery of primitive art; the question of the human head; objects; cages and frames; the dimensions of representation; figures, busts and monuments. Each of them betrays the artist’s aesthetic concerns, which are also reflected in his writings and interviews.

    The exhibition catalogue, a joint venture of the Alberto and Annette Giacometti Foundation and Fundación Proa, includes texts by the curator, Giacometti’s own writings, a biography of the artist, reproductions of works, as well as never-before-published research on Giacometti’s ties to South America. It constitutes, therefore, essential reference material on the artist in the Spanish language.

    Sponsor



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  • Título: Proa: los tótems de Giacometti. 
    Autor: La Razón.
    Fecha: 13/10/2012
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    Una gran muestra del célebre artista suizo Alberto Giacometti se inaugura mañana en la Fundación Proa (Pedro de Mendoza 1929, en La Boca). Abarca seis salas, plagadas de figuritas de hombres y mujeres, y de algunas pinturas. En la tercera de dichas salas se puede apreciar la experiencia surrealista de Giacometti. Y también una de las versiones de su obra más emblemática: “El hombre que camina”.

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  • Título: Alberto Giacometti: inauguran hoy una gran retrospectiva en Proa.
    Autor:  Clarín.
    Fecha: 13/10/2012
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    Con más de 130 piezas en exhibición, es la primera muestra en Sudamérica que recorre la producción de la vida del artista suizo.

     

    Llegó el día: desde hoy se pueden admirar los tótems emblemáticos del suizo Alberto Giacometti, un escultor y pintor de los más importantes del siglo pasado.

    Se trata de la primera muestra retrospectiva montada en Sudamérica, con más de 130 piezas en exhibición, que recorre el derrotero del artista fallecido en 1966.

    La influencia de su experiencia en África, durante los años 20 del siglo XX, se delata en las figuras que Giacometti esculpió, a cuyas cabezas prestó especial atención.

    Varios de esos estudios del cuerpo humano posteriores se pueden ver en Proa, donde las obras expuestas fueron traídas desde la Fundación Alberto y Annette Giacometti, radicada en París, en una selección curada por Véronique Wiesinger.

    El trabajo con el volumen de las figuras creadas, en general chatas, es una de las señas particulares de la obra de Giacometti. Otra, el minucioso trabajo sobre las cabezas de sus personajes. La curadora de la muestra, la francesa Véronique Wiesinger –también directora de la Fundación Giacometti de París–, en diálogo con Clarín , explicó la recurrencia del artista suizo en esculpir y pintar cabezas: “Encontraba la vida en las cabezas. Porque ellas tienen los ojos. Allí es desde donde la energía se dispersa. Ese era el foco al que Giacometti atendía. Porque él intentaba capturar la vida como estaba dentro del modelo en ese momento, a través de los ojos.” Esculturas como El hombre que camina se convirtieron en íconos del siglo XX. Pero además, podrán verse, desplegadas en seis salas, algunas pinturas del suizo, así como utensilios diseñados por él –algunos para la familia argentina Born– y trabajos encuadrados en su época surrealista.

    Una muestra excepcional en esta parte del mundo



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  • Título: Buenos Aires, primavera 2012. 
    Autor: Flavia Masetto. 
    Fecha: 13/10/2012
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    Se asoma tímidamente la primavera en Buenos Aires y lo que parecía ser una temporada fresca y lluviosa, dio espacio al cielo azul y al calorcito primaveral. Buenos Aires está divino, y sí, el tiempo está raro, pero todos sabemos que octubre y noviembre son los mejores meses en esta ciudad. Mucha luz, color, perfumes, mucho polo y mucho arte 

    Es el fin de octubre y me encuentro nuevamente con la muestra de Alberto Giacometti (Suiza, 1901-1966) en la Fundación Proa. Digo nuevamente porque tuve la suerte de verla en el MAM, Museo de Arte Moderna de Rio de Janeiro el pasado Septiembre en el contexto de Art Rio. Es la primera muestra retrospectiva en Sudamérica perteneciente a la Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti y curada por Véronique Wiesinger de la misma institución. La muestra abarca los períodos de su producción artística desde la etapa inicial en su Suiza natal, su temprana formación ligada a Cézanne, al arte africano en los años 20, hasta sus longilíneas figuras femeninas y personajes caminando de las décadas del 40, 50 y 60. La obra “Walking Man”de Giacometti fue subastada en Sotheby´s en Londres en febrero del 2010 y rompió los records transformándose en la obra de más valor vendida en subasta hasta aquel momento, alcanzando los U$ 104.327.006 y superando el record anterior de la obra “Garçon à la Pipe”de Pablo Picasso en 2004 vendida en New York por U$104.168.000 a valores actualizados. La obra fue comprada por la coleccionista brasileña Lily Safra. Sin embargo esta cifra fue superada, estableciendo un nuevo record, por una de las cuatro versiones de “El Grito”de Edvard Munch adquirida por el financista neoyorquino Leon Black, a U$ 119,9 millones, en mayo de este año en Sotheby´s, New York. Los “Walking man” de Giacometti fueron la imagen del billete del Franco Suizo durante 1998.

    No pasaron ni un par de días de mi llegada a Buenos Aires y sabiendo que me había perdido de la inauguración, tuve la urgencia de ver la muestra de Leandro Erlich en la galería Ruth Benzacar. De repente me encontré a mi misma en el mundo de un ilusionista, sentía que estaba en una realidad paralela un tanto “borgiana” en donde el tiempo el espacio y la fantasía  conjugaban  un mismo verbo. Me sentí una niña en un universo lúdico y confortante lleno de alegría. Simulaba ser dueña de una nube, capaz de transformar una puerta de madera en cristal, y de atravesar dimensiones o de comprimirlas. Era Alicia en el país de las maravillas y me sentía feliz !. Me encontré con amigos en la muestra, todos también disfrutando de ese mismo asombro que nos sorprendió experimentar. Mil gracias Leandro !

    Mientras escribo esta publicación me llega el catálogo de Christie´s para la subasta de arte Latinoamericano a realizarse en New York el 20 y el 21 de noviembre por la tarde. La estrella de la subasta es la obra de Diego Rivera, “El retrato de Linda Christian” óleo sobre tela de 111 x 90 cm, procedente de la colección del barón y la baronesa Di Portanova. Rivera realizó la obra en 1947, época en la que  el muralista ya gozaba de reconocimiento y había atesorado   las enseñanzas de los grandes maestros del siglo XX en  París. Para ese entonces Rivera tenía un gran interés por el cine, retrató incluso a las también actrices mexicanas María Felix y Dolores del Rio. La obra tiene una base de entre U$250.000 y U$350.000. El pasado Mayo las tres principales casas de subastas mostraron nuevos records de venta de arte Latinoamericano luego del pico del 2008 y la posterior caída, con un crecimiento en las ventas del 51,5% más que el año anterior. Vale mencionar la obra del  fallecido en 2011, el chileno Roberto Matta que se subastó el pasado mayo en Christie´s por U$ 5 millones.    Estaremos a la expectativa de lo que serán los resultados de esta temporada.

    Dejó la ciudad de Sao Paulo la muestra itinerante de “Caravaggio y sus seguidores” para darnos a los argentinos el placer de disfrutar del genio del barroco en el Museo Nacional de Bellas Artes hasta el próximo 15 de diciembre. Las obras procedentes de pinacotecas italianas y    colecciones privadas de Italia e Inglaterra dan cuenta del quiebre pictórico que realizó Caravaggio (1571-1610) y de cómo influenció en,  sus cortos 39 años de vida, a muchos otros artistas inclusive mucho tiempo después, y que se inspiraron con el uso del claroscuro y de la luz dirigida. El claroscuro llegó a escena mucho antes del arribo de Caravaggio a la pintura, pero fue éste quien le dio la técnica definitiva, oscureciendo las sombras y transformando el objeto en un eje de la luz, cada vez más penetrante. Caravaggio deja de lado las interpretaciones religiosas de    las imágenes para tomar como modelo a la gente común, dotando a sus pinturas de un realismo dramático. El siglo XVI marcó el momento de la lucha contra la Reforma Protestante de Martín Lutero y la pintura de Caravaggio interpretó muy bien ese quiebre de la concepción religiosa.
     

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  • Título: Inauguración de las exposiciones Giacometti y Boltanski. 
    Autor: Embajada de Francia.
    Fecha: 12/10/2012
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    El pasado 9 de octubre la Embajada de Francia organizó, en los salones del Palacio Ortiz Basualdo, una recepción con motivo de la apertura de dos grandes eventos culturales en Buenos Aires: las exposiciones Alberto Giacometti y Christian Boltanski. 

    En esta ocasión, el Embajador de Francia en Argentina, Sr. Jean-Pierre Asvazadourian, dio la bienvenida a la presentación de las “obras de dos de los grandes nombres de la cultura moderna y contemporánea” francesa, celebrando la presencia del Sr. Boltanski en Buenos Aires. 

    También destacó el carácter inédito de tales manifestaciones en Argentina, señalando que se trataba de la primera retrospectiva dedicada a Giacometti -escultor, pintor y dibujante suizo que trabajó más de 40 años en Francia- y la primera gran exposición del artista plástico francés Christian Boltanski.

     

    La retrospectiva Alberto Giacometti estará abierta al público en la Fundación PROA desde el 13 de octubre de 2012 hasta el 9 de enero de 2013.
    Para mayor información: http://agenda.embafrancia-argentina... 

    Las instalaciones de Christian Boltanski podrán visitarse en varios lugares de la ciudad: Museo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, Hotel de Inmigrantes, Centro Nacional de la Música y Tecnópolis, a partir del 12 de octubre.
    Para mayor información: http://agenda.embafrancia-argentina...



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  • Título: Alberto Giacometti. 
    Autor: Arte Online.
    Fecha: 12/10/2012
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    Ver nota original (Arte Online.)

    Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, París

    11/10/2012 - 11/01/2013
    FUNDACIÓN PROA
    Av. Pedro de Mendoza 1929, Caminito

    Desde el 13 de octubre a las 17, se puede visitar en Fundación PROA, la muestra "Alberto Giacometti", con obras pertenecientes a la Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti de París (www.fondation-giacometti.fr), y curaduría de Véronique Wiesinger.
    La muestra, se trata de una itinerancia que, en este caso, es la primer exhibición retrospectiva en Sudamérica de la obra del gran escultor y pintor Alberto Giacometti, una de las mayores figuras del arte del siglo XX. 
Compuesta por más de 130 piezas, esta exhibición abarca los períodos de su producción artística desde la etapa inicial en su Suiza natal, su temprana formación ligada a Cézanne, al arte africano en los años 20, hasta sus más conocidos estudios de cabezas y retratos, sus emblemáticas figuras femeninas y personajes caminando de las décadas del 40, 50 y 60. Una línea de tiempo que permite apreciar las diversas disciplinas que Giacometti experimenta a lo largo de su carrera (escultura, pintura, dibujo, grabado, arte decorativo), hasta lograr esa marca definitiva que deja en el arte del siglo XX, revolucionando los preceptos de la práctica escultórica.

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  • Título: Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti. 
    Autor: 1:1 BA.
    Fecha: 12/10/2012
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    Ver nota original (1:1 BA.)

    La primera muestra retrospectiva en Sudamérica de la obra del gran escultor y pintor Alberto Giacometti, una de las mayores figuras de arte del siglo XX.

     

    Compuesta por más de 130 piezas, esta exhibición abarca los períodos de su producción artística desde la etapa inicial en su Suiza natal, su temprana formación ligada a Cézanne, al arte africano en los años 20, hasta sus más conocidos estudios de cabezas y retratos, sus emblemáticas figuras femeninas y personajes caminando de las décadas del 40, 50 y 60. Una línea de tiempo que permite apreciar las diversas disciplinas que Giacometti experimenta a lo largo de su carrera (escultura, pintura, dibujo, grabado, arte decorativo), hasta lograr esa marca definitiva que deja en el arte del siglo XX, revolucionando los preceptos de la práctica escultórica.

    El conjunto seleccionado especialmente para su itinerancia latinoamericana por Véronique Wiesinger pertenece a la Fundación Alberto y Annette Giacometti, con sede en París (www.fondation-giacometti.fr).

    Fundación PROA web
Av. Pedro de Mendoza 1929
La Boca, Caminito



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  • Título: La irrupción del vacío. 
    Autor: Adriana Rosenberg. 
    Fecha: 12/10/2012
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    Ver nota original (La Nación. )

    "Una exposición de Giacometti es un pueblo. Esculpe unos hombres que se cruzan por una plaza sin verse; están solos sin remedio y, no obstante, están juntos..."

     

    Jean-Paul Sartre


    Presentar y abordar la trayectoria de Alberto Giacometti es transitar por los puntos centrales y más radicales del arte del siglo XX. Contemplar su territorio es sumergirse en una ciénaga de propuestas en donde la imagen que contemplamos nos pregunta, con respeto, provocando admiración y sorpresa. Es la irrupción del vacío, del silencio, de la subjetividad, y de la peculiar y singular manera de representar la figura humana.

    Amigo de los filósofos de la época y ocupado en el devenir existencial, escribió: "[?] lo único que puede apasionarnos es descubrir una nueva vertiente, un nuevo espacio, percibirlo en la penumbra apenas le roza la luz. Es la esfinge que, de tarde en tarde, comparte una palabra de su enigma, y todas esas palabras constituyen el conocimiento humano. Ese conocimiento es un ínfimo resplandor siempre vacilante en lo desconocido, en lo que nos rodea, que nos toca, que nos penetra y envuelve [...]" ( Escritos , p. 364).

    Muchos son los motivos por los cuales resulta trascendental presentar la exhibición Alberto Giacometti : su reconocimiento es cada vez más intenso por el valor de sus obras y su pensamiento. Fue un artista fundamental, escultor, pintor y excelente dibujante. La exhibición curada por Véronique Weisinger evidencia la amplitud de propuestas en las 150 obras que seleccionó de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, y que abarca cada uno de los momentos más emblemáticos de su vida y de su obra.

    En un esfuerzo conjunto con la Pinacoteca de San Pablo, el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro y Fundación Proa, la exhibición se presenta por primera vez en Sudamérica. Nos queda como siempre agradecer la voluntad de muchas instituciones, embajadas, equipos de trabajo de varios países, y a la sólida colaboración de Tenaris, Organización Techint, quienes acompañaron el camino recorrido en ambos países.



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  • Título: "Todo está reducido a su mínima expresión".
    Autor: Alberto Armendariz. 
    Fecha: 12/10/2012
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    Ver nota original (La Nación. )

    Entrevista con Véronique Wiesinger, directora de la Fundación Alberto y Annette Giacometti

    "Giacometti era un escultor de la energía." Así definió al artista suizo durante su visita a Brasil la curadora Véronique Wiesinger, que acompañó de cerca el montaje en Proa de esta retrospectiva itinerante por América del Sur, luego de que se exhibiera en el Museo de Arte Moderno (MAM) de Río de Janeiro.

     

    "Giacometti decía que una persona es mucho más que su envoltorio corporal, desprende energía que está en constante interacción con el entorno. Era eso lo que él buscaba plasmar, y es particularmente notable en sus últimas obras, en las cuales todo está reducido a su mínima expresión, despojado de lo que no es absolutamente necesario. Hay unos bustos masculinos reducidos a la línea de los hombros, los ojos, la nariz, una sonrisa; no hay pelo ni cráneo, ni siquiera pómulos", explicó en Río a adn cultura Wiesinger, curadora de esta muestra y directora de la Fundación Alberto y Annette Giacometti.

    Varios de esos bustos forman parte de esta muestra que reúne más de 130 piezas. Giacometti comenzó a pintar desde temprano, como dan prueba varios retratos juveniles de la exposición, pero fue cuando se instaló en París, en 1922, que se dedicó de lleno a la escultura, en su famoso atelier de la rue Hippolyte-Maindron. Allí participó del movimiento surrealista de André Breton, retrató innumerables veces a su esposa, Annette, a su hermano Diego y a personalidades como la escritora Simone de Beauvoir.

    "Capturar las sensaciones es la esencia del arte. La forma en que Giacometti lo hacía no era a través del detalle, sino dando a sus sensaciones la máxima intensidad, pero no tiene que ver con el oficio", aclaró la curadora, para quien el artista se preocupaba en no ceder a la habilidad de la mano, e impedir que el oficio ocupara el lugar de la sensación.

    "Todo su trabajo está enfocado en eso, en suprimir lo que es superficial, anecdótico, todos los detalles que no son necesarios. Tenía una manera de esculpir que es muy cercana al trazo de la pintura; es muy alusivo, da una sensación de aparición y desaparición, como cuando vemos una imagen en dos dimensiones", señaló.

    El proceso de trabajo de Giacometti, el aspecto conceptual de su obra y la relación de sus piezas con el espacio que las rodean han hecho de él uno de los artistas más influyentes del siglo XX. No obstante, nunca había sido realizada una gran retrospectiva suya en América del Sur. Apenas un par de sus obras participaron, en 1951 y 1965, de la Bienal de San Pablo, y también se montó una pequeña exposición en la Bienal de 1998. "No le gustaba viajar; su filosofía era que todo es maravilloso si uno se toma el tiempo de analizarlo, y así lo cotidiano se vuelve extraordinario", apuntó Wiesinger.

    -¿Cuál es el criterio curatorial para la muestra de Buenos Aires?
    -La muestra reúne las obras más importantes y ofrece una sección más grande sobre las artes decorativas porque tenemos el trabajo que hizo para la familia Born, en Buenos Aires.

    -Se trata de piezas que en la mayoría de los casos nunca han sido vistas en público antes, ¿no?
    -Así es. Los trabajos que hizo para Jorge y Matilde Born en 1939 fueron el encargo más importante que Giacometti recibió. Realizó para ellos lámparas, dos chimeneas, espejos, mesas, floreros, sillas, cómodas, y la familia nos prestará algunas de sus piezas, que sumaremos a las que tiene la Fundación. Tenemos rica documentación sobre el proceso de creación de esos muebles y fotos de una instalación que se hizo en París para que los Born dieran el visto bueno antes de enviarlos a la Argentina. A Giacometti le interesaban los objetos funcionales; había analizado que en las culturas primitivas el arte tenía una función social. El arte no es sólo para decorar; hacer estos objetos es muy político, se trae el arte a la vida cotidiana, se hace que el arte influya sobre la manera en que vivimos.



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  • Título: Lo que pasa en La Boca. 
    Autor: Fundación x La Boca.
    Fecha: 12/10/2012
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    Ver nota original (Fundación x La Boca. )

    Sábado 13 de Octubre, 17.00 hs. Inauguración de la muestra retrospectiva de Alberto Giacometti en Fundación PROA. Av. Pedro de Mendoza 1929. Alberto Giacometti. Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, París. Curadora: Véronique Wiesinger.

    La primera muestra retrospectiva en Sudamérica de la obra del gran escultor y pintor Alberto Giacometti, una de las mayores figuras del arte del siglo XX. Compuesta por más de 130 piezas, esta exhibición abarca los períodos de su producción artística desde la etapa inicial en su Suiza natal, su temprana formación ligada a Cézanne, al arte africano en los años 20, hasta sus más conocidos estudios de cabezas y retratos, sus emblemáticas figuras femeninas y personajes caminando de las décadas del 40, 50 y 60. Una línea de tiempo que permite apreciar las diversas disciplinas que Giacometti experimenta a lo largo de su carrera (escultura, pintura, dibujo, grabado, arte decorativo), hasta lograr esa marca definitiva que deja en el arte del siglo XX, revolucionando los preceptos de la práctica escultórica.

    Se podrá visitar hasta el 9 de enero de 2013



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  • Título: Alberto Giacometti en PROA. 
    Autor: 90+10 Cultura.
    Fecha: 12/10/2012
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    Ver nota original (90+10 Cultura.)

    El 13 de octubre, Fundación Proa presenta la primera gran retrospectiva en la Argentina consagrada a la obra de Alberto Giacometti (Borgonovo, Suiza, 1901-1966). 

    La exhibición, curada por Véronique Wiesinger, reúne 146 obras realizadas entre 1910 y 1960, provenientes en su mayoría de la Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, tres piezas pertenecientes a colecciones privadas de la Argentina y una pieza del Museo de Arte Moderna de Río de Janeiro. Organizada por la Fundación Alberto y Annette Giacometti, Base7 Projetos Culturais y Fundación Proa, la exhibición cuenta con el auspicio de Tenaris – Organización Techint.

     

    Alberto Giacometti: Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, París constituye una oportunidad excepcional para reunir, por primera vez en Sudamérica, 146 obras entre esculturas, pinturas, dibujos, grabados y artes decorativas.

    En todos los aspectos de la producción de Giacometti, la exhibición aborda los principales temas de su reflexión creativa: la formación con Cézanne, la influencia del cubismo, el descubrimiento del arte africano en los años 20, la marca perdurable del pensamiento mágico y del surrealismo, la invención de una nueva representación del ser humano. La búsqueda intelectual de Giacometti lo acercó a los grandes pensadores de su época: André Breton, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir y Jean Genet, que son evocados en la exhibición, a través de retratos y de textos.

    La exhibición también es una ocasión para revisar los encuentros del artista con coleccionistas y mecenas sudamericanos que viajaron a Francia en los años 30, atraídos por la vibrante escena cultural parisina. La primera coleccionista que compró una obra de Giacometti, Tête qui regarde (Cabeza que mira), en 1929, fue una argentina: Elvira de Alvear. Una copia de esta obra se presenta en la exhibición.

    Giacometti nunca pisó Sudamérica, pese a que el decorador Jean-Michel Frank, con quien trabajó desde 1930, lo invitó a viajar con él en la Argentina. Frank estuvo refugiado en Buenos Aires por un breve período durante la guerra, donde desarrolló una importante actividad de importación de mobiliario y objetos de arte decorativo producidos en París. La exhibición incluye tres de estas piezas que actualmente pertenecen a colecciones privadas de la Argentina.
El conjunto de 146 pinturas, esculturas, dibujos, grabados y objetos de arte decorativo, sumado a una rica documentación fotográfica, permite comprender los múltiples aspectos de la obra de Giacometti.
La curadora de la exhibición, Véronique Wiesinger, es directora de la Fundación Alberto y Annette Giacometti y autora de la retrospectiva realizada en el Centre Georges Pompidou de París en 2007.+



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  • Título: Gran retrospectiva de Giacometti llega a Buenos Aires. 
    Autor: El Mercurio.
    Fecha: 11/10/2012
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    Expectación existe ante la apertura , este sábado, de la muestra de uno de los artistas más admirados del siglo XX. La muestra abarca todas sus etapas con cerca de 130 piezas, algunas monumentales, como su famosa "Figura caminando", provenientes de la Fundación Giacometti de París.  
    Cecilia Valdés Urrutia Las espectaculares salas de la Fundación Proa, ubicadas en pleno barrio La Boca de Buenos Aires, se abrirán este sábado, con bombos y platillos, para recibir la primera retrospectiva del gran escultor y pintor Alberto Giacometti (1901-1966) que llega a Sudamérica. La exposición de uno de los artistas de la modernidad más admirados -cuyo lenguaje cambió y marcó la historia reciente del arte- responde a uno de los sueños más ansiados por el público no sólo de Argentina, sino que del Cono Sur. "Porque salvo una muestra en Brasil y algunas presencias de su obra en la Bienal de Sao Paulo, no hemos tenido una retrospectiva del artista suizo en estos países", señala a "El Mercurio" Adriana Rosenberg, directora de la Fundación Proa.

    La muestra abarcará todas las salas del espacio de arte y estará integrada por más de 130 obras provenientes de la Fundación Giacometti de París, formada por el legado que dejó su viuda Annette Giacometti. El patrimonio de esta entidad es de 5 mil piezas y es el más grande del artista en el mundo.

    La francesa Véronique Wiesinger, curadora de la Fundación Giacometti y encargada de esta retrospectiva, cuenta que la muestra "aborda todas las facetas y expresiones de su arte". Se articula a partir de su formación en el estudio de su padre en Suiza y llega hasta sus producciones monumentales, como el archifamoso "Hombre caminando", una de las esculturas más emblemáticas del artista, que demuestra el cambio al que sometió la figura en el siglo XX.

    En total, "se exhibirán 65 esculturas, 17 pinturas, 26 diseños, una decena de objetos de arte decorativos, grabados y valiosos e inéditos documentos, que permitirán (re)descubrir los múltiples aspectos que abordó la obra de Giacometti", puntualiza Wiesinger.

    El montaje se centrará en sus principales temas de reflexión, como la lección de Cézanne, la influencia del cubismo, el redescubrimiento del arte africano, la huella del pensamiento del surrealismo y, por cierto, en la "reinvención de una nueva representación de la figura humana".

    Cada sala girará en torno a una pieza emblemática. Una de las estrellas será una versión monumental de "Hombre caminando" (1960). Pero llegan también otras creaciones maestras, como la "Mujer de Venecia", "La esfera suspendida", "Cabeza que mira", "Mujer que camina". Y unas especiales "figurillas" que demuestran cómo Giacometti proyectaba sus creaciones, revela la curadora.

    Dada la magnitud de esta muestra, permanecerá abierta al público hasta el 9 de enero. Algunos ya empiezan a proyectarla como la gran retrospectiva del año en arte moderno. La Fundación Proa ha venido marcando pauta en ello: el año pasado presentaron la interpeladora y comentada muestra de Sol LeWitt; antes estuvo la de Marcel Duchamp, y otra de Dan Flavin, entre varios más. La directora de Proa afirma a "El Mercurio": "Nos hemos propuesto traer a los artistas y movimientos más destacados del siglo XX". Y así lo están cumpliendo, a pesar de la crisis económica en que se encuentra ese país. Pero la actividad cultural y las contundentes sorpresas no cesan allí.

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  • Título: Buenos Aires, una meta del arte.
    Autor:  La Prensa.
    Fecha: 11/10/2012
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    Caravaggio en el Museo Nacional de Bellas Artes, Alberto Giacometti en la Fundación Proa y Christian Boltanski, en una multipresentación de la Universidad de Tres de Febrero, en un año memorable para la creación visual.

     

    Antes de arribar al porteño Museo Nacional de Bellas Artes, seis de las obras más representativas del maestro del barroco italiano Michelangelo Merisi, llamado Caravaggio -por la ciudad en que nació-, incluyendo la célebre "Medusa", se expusieron en el Palacio de Planalto, en Brasilia, en una muestra inaugurada por la presidenta Dilma Rousseff.

    La exposición del inquietante Caravaggio (1571-1610) estuvo una semana en Brasilia, en el cierre de las conmemoraciones del Año de Italia en Brasil y antes las obras se exhibieron en San Pablo y Belo Horizonte.
     
    Además de "Medusa", la muestra "Caravaggio y sus seguidores" -curada por Rossella Vodret y Giorgio Leone- está conformada por "San Gerónimo que escribe", "San Francisco en meditación", "El retrato del Cardenal", "San Francisco que alimenta al cordero" y "San Genaro degollado", se presentará desde el 25 del actual en el MNBA, con el auspicio de su Asociación Amigos, la embajada de Italia y el patrocinio de Case IH, New Holland, Ivecco Argentina, y Fiat Auto Argentina. 
     
    En Libertador 1473, hasta el 15 de diciembre, de martes a viernes de 12.30 a 20.30, y sábados y domingos de 9.30 a 20.30. 
     
    CAMINANTE GIACOMETTI
     
    Desde el sábado, a las 17, se podrá ver en la Fundación Proa la primera muestra retrospectiva en Sudamérica de la obra del gran escultor y pintor suizo Alberto Giacometti (1901-1966), una de las mayores figuras del arte del siglo XX.
     
    Conformada por ciento treinta piezas, esta exhibición abarca los períodos de su producción artística de Giacometti desde la etapa inicial en su Suiza natal, su temprana formación ligada a Cézanne, al arte africano en los años 20, hasta sus más conocidos estudios de cabezas y retratos, sus emblemáticas figuras femeninas y personajes caminando de las décadas del 40, 50 y 60. 
     
    Esta línea de tiempo permite apreciar las diversas disciplinas que Giacometti experimenta a lo largo de su carrera (escultura, pintura, dibujo, grabado, arte decorativo), hasta lograr ese sello estético en el que asimismo estuvieron implicados su padre y su hermano Diego.
     
    El conjunto seleccionado especialmente para su itinerancia latinoamericana por Véronique Wiesinger pertenece a la Fundación Alberto y Annette Giacometti, de París.
     
    En la Fundación Proa, Pedro de Mendoza 1929, con el auspicio de la embajada de Francia y Tenaris-Organización Techint, hasta el 9 de enero de 2013, de martes a domingo de 11 a 19. 
     
    BOLTANSKI VARIADO
     
    La Universidad Nacional de Tres de Febrero, Untref, presenta el proyecto "Boltanski Buenos Aires", en cuatro espacios diseñados para Buenos Aires por el francés Christian Boltanski (1944).
     
    "Boltanski Buenos Aires" es un trabajo comenzado dos años atrás entre el artista, la curadora Diana Wechler y la Untref-Muntref.
     
    "Migrants", en el Hotel de inmigrantes, en Puerto Madero, es la instalación con voces que de manera simultánea y sucesiva desde distintas fuentes, susurran -en su idioma de original- los nombres, edad, ocupación, fecha de llegada al país y sitio de partida, datos que proceden de archivos históricos que recogen estos registros de inmigración. 
     
    "Flying books. Homenaje a Borges" se ve en la ex-Biblioteca Nacional en cuya la sala central se realiza este tributo con un conjunto de cerca de seiscientos libros suspendidos en el espacio.
     
    "Obras" consiste en varias instalaciones en el Muntref-Untref, elegidas por su carácter autobiográfico.
    La instalación "Le coeur. El Studio d"enregistrement", recoge latidos de corazones en Tecnópolis a través de dos equipos de grabación.
     
    Las instalaciones podrán visitarse hasta el 16 de diciembre y la inauguración general se realizará mañana a las 13.30 en el Hotel de Inmigrantes.
     
    Boltanski Buenos Aires: Migrants, en el Museo Hotel de Inmigrantes, avenida Antártida Argentina 1201 (Entrada: Escuela de Ciencias del Mar Apostadero naval), de martes a domingos de 12 a 20.
     
    Boltanski Buenos Aires: Obras, en la Untref, Valentín Gómez 4838, Caseros, de lunes a domingos de 11 a 20.
    Boltanski Buenos Aires: Flying books. Homenaje a Borges, en el Centro Nacional de la Música, ex Biblioteca Nacional, México 564, de lunes a viernes de 10 a 13 y de 16 a 20 y sábados y domingos de 13 a 19.
     
    Boltanski Buenos Aires: Le coeur. El studio d"enregistrement, en Tecnópolis, avenida General Paz y avenida San Martín, de martes a domingos de 12 a 20.



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  • Título: Giacometti Exhibit at Fundación PROA. 
    Autor: Inside Buenos Aires.
    Fecha: 10/10/2012
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    Alberto Giacometti, despite his Italian last name, was a renowned Swiss surrealist sculptor and painter. His elongated representations of the human body were according to the artist sculptures of the shadows bodies cast. The elegant and expressive figures he created will be on display in Buenos Aires at the Fundación PROA in La Boca from the 13th of October until the 9th of January.

     

    The exhibit will feature over 130 of his pieces which range from his initial works in Switzerland, those he did under the influence of Cezanne and African art, and to his more well known sculptures and paintings from the 40’s, 50’s and 60’s in which his representation of heads and lanky figures can be appreciated.

    Tours in Spanish are available from Tuesdays to Fridays at 5pm, on Saturdays at 3pm, and on Sundays at 3pm and 5pm. Tours in English can be booked 48hs. in advance at educacion@proa.org.  Av. Pedro de Mendoza 1929, La Boca. 4104-1000.



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  • Título: Una gran retrospectiva de Alberto Giacometti en Proa
    Autor: Mercedes Ezquiaga. 
    Fecha: 10/10/2012
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    Mercedes Ezquiaga

     

    Más de 140 piezas del gran escultor y pintor suizo Alberto Giacometti (1901-1966), incluida la emblemática “Hombre que camina I”, integran la retrospectiva de una de las mayores figuras del arte del siglo XX que por primera vez se verá en Sudamérica.
    Pinturas, esculturas, dibujos, grabados, objetos decorativos y fotografías que van de 1910 a 1960 permiten acercarse al pensamiento creativo de este artista nacido en el pueblo de Borgonovo (Suiza), su temprana formación con Cézanne en París, la influencia del cubismo, el descubrimiento del arte africano en los años 20, la marca del pensamiento mágico y el surrealismo.

    La muestra incluye sus emblemáticas figuras femeninas paradas y sus personajes caminando de los años 40, 50 y 60 -con las que revolucionó los preceptos de la práctica escultórica-, figuras frágiles de enorme expresividad, impregnadas de melancolía y soledad, que evidencian la permanente búsqueda de Giacometti de una nueva representación del ser humano.

    El itinerario en Proa arranca con la presentación de sus primeras pinturas, dibujos y esculturas -hechas en el taller del padre-, disciplinas que practica a lo largo de toda su vida, y culmina con sus obras monumentales de los años 60, donde indagaba en la idea del hombre genérico.

    El descubrimiento del arte primitivo, la cuestión de la cabeza humana, los objetos, las jaulas y marcos, las dimensiones de la representación, las figuras, bustos y monumentos son los núcleos seleccionados por la curadora para estructurar el recorrido.

    "Giacometti busca captar la vida en la escultura. Estaba obsesionado con capturar la esencia y consideraba la cabeza como recipiente de las vida, en particular los ojos, la mirada”, explica a Télam la francesa Véronique Wiesinger, curadora de la muestra y directora de la Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti de París, de donde provienen la mayoría de las obras.

    "El decía que cuando miraba a las personas podía ver en su interior, pero no la psicología, sino la estructura. Miraba los huesos de la cara por eso en sus `cabezas` muestra los diferentes aspectos de una persona, ya que alguien es la combinación de muchas caras”, detalla en una recorrida por su obra.

    La búsqueda intelectual de Giacometti lo acercó a los grandes pensadores de su época: André Breton, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Jean Genet quienes son evocados en la exhibición a través de retratos y de textos. Incluso, Sartre escribió el texto del catálogo de su primera exposición importante.

    La cabeza es un tema central en la obra de Giacometti durante toda su vida: los modelos de sus investigaciones son su hermano Diego, la amiga y artista inglesa Isabel (Delmer) y una modelo profesional, Rita Gueyfler, más tarde lo será su esposa Annete, su compañera y cómplice durante 20 años.

    El punto máximo de la muestra es la sala dedicada a figuras paradas y bustos, donde se aloja “El hombre que camina I”, cuya versión en bronce alcanzó los 104 millones de dólares en una subasta de Sotheby`s en 2010 y fue así uno de los precios más altos pagados en la historia en una subasta.

    "Aquí el artista reduce y reduce.. busca cómo puede hacer de lo complejo algo lo más simple posible. Algunas de estas piezas son devoradas por el espacio alrededor, por el aire, tiene movimientos hacia adentro y hacia fuera, son como fantasmas vivientes”, detalla con precisión la curadora francesa.

    ¿Qué buscaba Giacometti en estas obras? “La energía. Ese núcleo de energía que hace que alguien esté vivo. En el hombre que camina hay que ver la dificultad de la figura para despegar los pies del piso, la energía que necesitan las personas para caminar. Giacometti estaba fascinado por cómo resistir la presión para soportar el ambiente alrededor”, señala sobre este verdadero ícono del siglo XX.

    La exhibición permite también revisar los encuentros del artista con coleccionistas y mecenas sudamericanos que viajaron a Francia en los años 30 atraídos por la vibrante escena cultural parisina.

    La primera coleccionista que compró una obra de Giacometti, "Tête qui regarde" (Cabeza que mira), en 1929, fue una argentina: Elvira de Alvear, sobrina del general Carlos María de Alvear. Una copia de esta obra se presenta en la exhibición.

    La muestra se inaugurará el próximo sábado a las 17 y se podrá recorrer hasta el 9 de enero en Fundación Proa, avenida Pedro de Mendoza 1929, La Boca, junto Caminito, de martes a domingos de 11 a 19 (lunes cerrado).



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  • Título: Muestra Alberto Giacometti en PROA. 
    Autor: Embajada de Francia.
    Fecha: 09/10/2012
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    A partir del 13 de octubre, la Fundación PROA les invita a descubir una gran restrospectivaAlberto Giacometti (1901-1966). Esta muestra cuenta con 130 obras provenientes de « Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti », entre las cuales pinturas, esculturas, fotografías y grabados realizados entre 1910 y 1960.

     

     

    En un recorrido cronólogico y temático, el visitor podrá seguir la trayectora artistica de  Giacommeti desde sus primeros trabajos en el taller de su padre, quien era pintor, hasta su última gran producción en un plaza de Nueva York donde realizó  las formas que Giacometti exploró durante varios años: la cabeza y la silhueta de pie o caminando. Además, se podrá descubrir los estechos lienzos que Giacometti estableció con el mundo literario e intelctual parisino.



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  • Título: De pesos, dólares y precios. 
    Autor: Alicia de Arteaga. 
    Fecha: 09/10/2012
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    Sentados a la misma mesa, convocados por un refinado connaisseur, estaban coleccionistas de la talla de Eduardo Costantini y Erica Roberts, expertos operadores como Adela Casal y Guillermo de Osma. Gente muy bien informada. Tanto que entre plato y plato, un comensal confió haber comprado en Roldán un bronce de Libero Badii por 38.000 dólares, precio de martillo. También una linda escultura de Bourdelle, decorativa, que era la tapa del catálogo de Bullrich, Guerico & Gaona por 18.000 verdes. Obviamente, en el mercado del arte, como en el inmobiliario, se sigue pensando en dólares, aunque se hable en pesos. La pesificación de hecho, que en lo inmediato provoca la sensación de más ventas, produce exactamente el efecto contrario. Retracción ante el berenjenal especulativo, porque el precio varía según "el dólar" que se tome de referencia. Para ser más claros, Roldán, que además del bronce de Badii remató por 63 .000 dólares de martillo una pintura de Batlle Planas calidad museo, se maneja en dólares. En arte, para que el deseo se convierta en compra deben combinarse dos factores: calidad de la obra y confianza. El cepo cambiario, o como se llame, tiende a paralizar las operaciones en la clásica actitud de desensillar hasta que escampe. En este sentido, obras clásicas como las citadas, o un retrato de Mantegani de buena época rematado por 27.000 dólares, son un mentís al parate del mercado...en subastas. Otra cosa sucede con las galerías en general y con las que comercializan arte contemporáneo en particular. Los compradores locales están en un compás de espera y los foráneos desaparecieron. Mientras tanto, Buenos Aires vive una primavera de muestras únicas: Rubens, Tiziano, Rafael, Boltanski, Giacometti y, a punto de desembarcar, Caravaggio.

     

        •    146 obras del escultor suizo Giacometti se verán en proa a partir del sábado

        •    Prisionero político desconocido se llama el bronce que un coleccionista compró en Roldán por 38.000 dólares, precio de martillo. La obra está firmada y fechada en 1951. Es una pieza única.



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  • Título: Vernissages.
    Autor:  Ámbito Financiero.
    Fecha: 09/10/2012
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    El sábado por la tarde, la Fundación Proa de la Boca inaugura la imperdible muestra internacional de la colección Alberto y Annette Giacometti de París, «Alberto Giacometti». (Av. Pedro de Mendoza 1929).

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  • Título: Retrospectiva de Alberto Giacometti llega a Buenos Aires.
    Autor:  arte en la red.
    Fecha: 09/10/2012
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    Fundación Proa presenta la primera gran retrospectiva en la Argentina consagrada a la obra de Alberto Giacometti (Borgonovo, Suiza, 1901-1966).

     

    La exhibición, curada por Véronique Wiesinger, reúne 146 obras realizadas entre 1910 y 1960, provenientes en su mayoría de la Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, tres piezas pertenecientes a colecciones privadas de la Argentina y una pieza del Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro. Organizada por la Fundación Alberto y Annette Giacometti, Base7 Projetos Culturais y Fundación Proa, la exhibición cuenta con el auspicio de Tenaris – Organización Techint.

    Alberto Giacometti: Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, Parísconstituye una oportunidad excepcional para reunir por primera vez en Sudamérica 146 obras entre esculturas, pinturas, dibujos, grabados y artes decorativas.

    En todos los aspectos de la producción de Giacometti, la exhibición aborda los principales temas de su reflexión creativa: la formación con Cézanne, la influencia del cubismo, el descubrimiento del arte africano en los años 20, la marca perdurable del pensamiento mágico y del surrealismo, la invención de una nueva representación del ser humano. La búsqueda intelectual de Giacometti lo acercó a los grandes pensadores de su época: André Breton, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Jean Genet son evocados en la exhibición a través de retratos y de textos.

    La exhibición también es una ocasión para revisar los encuentros del artista con coleccionistas y mecenas sudamericanos que viajaron a Francia en los años 30 atraídos por la vibrante escena cultural parisina. La primera coleccionista que compró una obra de Giacometti, Tête qui regarde (Cabeza que mira), en 1929, fue una argentina: Elvira de Alvear. Una copia de esta obra se presenta en la exhibición.

    Giacometti nunca pisó Sudamérica, pese a que el decorador Jean-Michel Frank, con quien trabajó desde 1930, lo invitó a viajar con él a la Argentina. Frank estuvo refugiado en Buenos Aires por un breve período durante la guerra, donde desarrolló una importante actividad de importación de mobiliario y objetos de arte decorativo producidos en París. La exhibición incluye tres de estas piezas que actualmente pertenecen a colecciones privadas de la Argentina.

    El conjunto de 146 pinturas, esculturas, dibujos, grabados y objetos de arte decorativo, sumado a una rica documentación fotográfica, permite comprender los múltiples aspectos de la obra de Giacometti.

    La curadora de la exhibición, Véronique Wiesinger, es directora de la Fundación Alberto y Annette Giacometti y autora de la retrospectiva realizada en el Centre Georges Pompidou de París en 2007.

    El catálogo de la exhibición –un proyecto de Véronique Wiesinger–, es la mayor publicación sobre el artista que se haya editado en la Argentina. Reproducciones de obras de la exhibición, un destacado capítulo de escritos del artista, textos de la curadora y una investigación inédita de Cecilia Braschi acerca de los vínculos entre Giacometti y Sudamérica lo convierten en un material de referencia fundamental en castellano.

    Fruto de un trabajo de tres años y una estrecha colaboración entre la Fundación Giacometti, la Pinacoteca do Estado de São Paulo, el Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro y Fundación Proa, esta ambiciosa exhibición fue producida por Base7 Projetos Culturais y cuenta con el apoyo de la Embajada de Francia en la Argentina y el auspicio de Tenaris – Organización Techint. En Brasil, la itinerancia en el MAM de Río de Janeiro contó con el patrocinio de TenarisConfab.
    Alberto Giacometti: Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, París

    Inauguración: sábado 13 de octubre, 17 hs.

    Fundación PROA
    Av. Pedro de Mendoza 1929
    La Boca, Caminito
[C1169AAD] Buenos Aires

    Argentina
    T [54.11] 4104.1000
    Fuente: Prensa PROA



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  • Título: Alberto Giacometti: Llegaron al país los delicados tótems del genio suizo
    Autor: Mercedes Pérez Bergliaffa. 
    Fecha: 07/10/2012
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    POR MERCEDES PÉREZ BERGLIAFFA

     

    Clarín recorrió, en exclusiva y junto la curadora, la francesa Véronique Wiesinger, el montaje de la exhibición.

    “Mirame”, parece decir la inmensa mujer de bronce, “acá estoy. Te doy lo que necesites. Para eso soy una diosa. Por eso irradio fuerza, esta energía. Para eso, Giacometti me hizo tótem”.

    De más de dos metros de altura, la impresionante escultura se encuentra acompañada de otra mujer-tótem igual de alta. Si uno las observa de costado, verá que son obras tremendamente chatas. Lo único que tiene volumen en ellas es la cabeza. Todo lo demás, es sólo un palito herrumbroso con dos grandes pies de base, como es típico en muchas de las obras de este gran artista que es el suizo Alberto Giacometti, chamán del volumen. En sus trabajos, el escultor desintegró las formas hasta dejar casi al descubierto los huesos, hasta revelar sólo lo que le interesaba concentrar: la energía. ¿Y dónde se concentra la energía de una persona? Sobre todo en la mirada. Por eso Giacometti creó, a lo largo de su vida, centenares de cabezas en torno al mismo modelo, siempre dando una sensación distinta. “Estas obras tienen una carga extraña, muy fuerte”, pienso, mientras las miro aquí, en pleno montaje de la exposición “Alberto Giacometti”, que la Fundación Proa (Pedro de Mendoza 1929) abrirá al público el próximo sábado: una especie de bosque de bastones de metal convertidos en formas humanas delgadas, alargadas, que se desplazan en silencio por el espacio. Las esculturas caminan. Inquietas, buscan algo.

    En exclusiva, Clarín recorrió el armado de la muestra junto a su curadora, la francesa Véronique Wiesinger –también directora de la Fundación Giacometti de París– quien explica: “Giacometti tuvo básicamente dos modelos: su mujer, Annette, y su hermano, Diego; pero veía tantas facetas en la misma persona… Veía que el ser humano siempre es diferente. Uno no es la misma persona ahora que hace dos horas atrás.

    -¿Qué encontraba Giacometti en las cabezas, que las creaba una y otra vez?
    -La vida. Encontraba la vida, en las cabezas. Porque ellas tienen los ojos. Allí es desde donde la energía se dispersa. Ese era el foco al que Giacometti atendía. Si observas sus esculturas, verás que los personajes siempre están mirando derecho, en vía recta, y no tienen expresión. Porque él intentaba capturar la vida como estaba dentro del modelo en ese momento, a través de los ojos.

    -¿El artista fue repetitivo?
    -Sí, fue repetitivo. Pero se trata de la repetición y de la diferencia, también. Se trata de una visión frontal de un cuerpo. Todo esto se relaciona con su conocimiento de los tótems africanos.
    Ellos lo cambiaron todo, en la obra del escultor. Esto puede observarse en la primera sala, en los trabajos ubicados entre su primera escultura –una pequeña cabecita de yeso–, y su primera pintura –una naturaleza muerta–. Y hay gestos corporales que se mantuvieron latentes en muchísimas de sus obras. Si usted va a la exposición, notará que las mujeres-tótems de la última sala coinciden en algo con estas primeras obras de influencia africana: a la altura de las caderas –anchas y fértiles, pero chatas– el movimiento se cierra, queriendo resguardar. A la altura de los pechos, en cambio, se abre, puntiagudo. Como si se tratara de una “Y” irradiando fuerza.

    -Véronique, ¿piensa que estas esculturas, tan magnéticas, son los tótems del siglo XX?
    -¡Oh, sí! Son verdaderos íconos del siglo XX. Y no es porque cuenten una anécdota, ¿eh…? Porque todos los detalles, en estas esculturas y pinturas, han sido dejados de lado. Se trata de su energía.

    Son seis salas plagadas de figuritas de hombres y mujeres, y de algunas pinturas. La segunda es un pasillo lleno de cabezas. La tercera trata sobre el objeto y la experiencia surrealista de Giacometti. Este espacio también está plagado de objetos utilitarios, muchos de ellos diseñados en 1939 para una familia argentina: los Born.

    Hay una obra en la muestra que es la más emblemática del artista: El hombre que camina (ver “Las cinco obras...”). Con la materia de la escultura castigada a cuchillo y una hendidura en el pecho, su torso se inclina hacia delante, viene hacia nosotros. Su boca, cerrada, tiene un rictus levemente descendente. Sus manos marcan un movimiento cóncavo: contienen.

    A veces, estas esculturas, de tan delgadas, parecen cadáveres. Pero por algo Giacometti puso esa mano, ese gesto conciliador. Hay secretos disimulados en estas obras. Hay gestos generosos. Hay que darse una vuelta por allí, observar y abrirse a estos frágiles, delicados dioses sin religión. Listos para responder a nuestras plegarias.



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  • Título: "Una monumentalidad dentro", según Sartre.
    Autor:  Clarín.
    Fecha: 07/10/2012
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    “Cada una de sus obsesiones coincidió con una tarea, un experimento, una forma de sentir el espacio”, escribía Jean-Paul Sartre sobre Giacometti en los 40. El texto –prólogo de un catálogo– fue el puntapié inicial de una intensa amistad entre Giacometti, Sartre y Simone de Beauvoir. Duraría toda la vida. En Proa esto se ve en la sala con los retratos de Sartre y Beauvoir: una escultura, pequeñísima cabeza de la filósofa, y varios dibujos de Sartre.

     

    “Sartre fue alguien con quien Giacometti hablaba mucho”, explica la curadora de la muestra. “El escribió el primer ensayo importante sobre su obra. Pero sobre todo, Sartre tenía esta idea de que Giacometti esculpía siempre como a una cierta distancia. Por ejemplo, si vos ves sus esculturas en un libro, nunca sabés si son grandes o pequeñas, parecen muy altas pero usualmente no lo son; son altas por dentro. Hay un tipo de monumentalidad que está dentro de las esculturas de Giacometti, decía Sartre”.



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  • Título: Sin libros de Giacometti por las restricciones a la importación.
    Autor: Lucas Prado. 
    Fecha: 07/10/2012
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    “Por favor, quiero que publiquen lo que voy a comentar ahora”, pidió Véronique Wiesinger, curadora de la exposición que se realizará en unos días más en la Fundación Proa y directora de la fundación Alberto y Annette Giacometti, de París, “porque ha constituido un gran problema para nosotros y porque no nos permitió realizar adecuadamente esta exposición de Giacometti: me refiero al problema de la importación de libros en la Argentina. Como ya deben saber, es muy difícil importar libros aquí, y eso, en nuestro caso, ha sido un enorme problema, ya que Giacometti –además de uno de los escultores más importantes de la historia del s. XX–, fue también un muy importante escritor. Y sus escritos están disponibles en español, ¡pero no los podemos hacer venir a la Argentina, para que el público los pueda conocer y leer!”, dice, entre sorprendida e indignada, Wiesinger.

     

    “Giacometti escribió ensayos y libros sobre arte en general, sobre otros artistas, y sobre lo que significa ser un artista… Y también realizó algunas entrevistas muy importantes. Parte de sus escritos son una colección de ensayos publicados en libros y revistas, y también entrevistas que hizo con figuras importantes. Y todas estas son realmente piezas claves para poder comprender los propósitos de Giacometti y de su obra, y lo que él quería.

    También hay mucho material bibliográfico sobre el artista en español, debido a una gran muestra que hicimos sobre él en España; pero no lo podemos mostrar ni traer acá. Esto es, realmente, muy malo, ya que nuestro principal interés en la Fundación Giacometti es la educación. Para nosotros, ése es un punto clave. Pero, ¿cómo se podría tener una educación real y apropiada si no se puede tener a disposición el material…? Y el material –en este caso bibliográfico- existe, y está disponible. Sólo que no se lo puede hacer entrar a la Argentina.

    Por favor, pónganlo en los medios. Creo que es una verdadera pena, esto que sufren es un enorme problema. Realmente, es muy malo no poder exhibir y mostrar todo esto al público argentino.” Lucas Prado



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  • Título: Giacometti in South America. 
    Autor: Fondation Alberto et Annette Giacometti.
    Fecha: 05/10/2012
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    A Touring Retrospective in Brazil and South America

     

    Fondation Alberto et Annette Giacometti presents the first major retrospective devoted to the work of Alberto Giacometti (1901-1966) in South America. The international touring exhibition will travel across the continent, visiting São Paulo (Pinacoteca do Estado), Rio de Janeiro (Museu de Arte Moderna) and Buenos Aires (Fundación PRMO). The retrospective provides a rare opportunity to see, from March 2012 to early January 2013, over 220 works from the rich collections of the Paris-based Alberto and Annette Giacometti Foundation, the residuary legatee of the artist's widow, Annette Giacometti.

    After six months in Brazil, were the show was a huge success with over 115,000 visitors in São Paulo (Pinacoteca do Estado) and over 100,000 visitors in Rio de Janeiro (Museu de Arte Moderna MAM-Rio), the touring exhibition continues in Argentina. Next step will be Fundación Proa in Buenos Aires, where the exhibition opens on October 13, 2012.


    São Paulo | Rio de Janeiro | Buenos Aires

    The exhibition allows visitors to follow the entire career of one of the greatest masters of twentieth century art, from his training in his father's studio in Switzerland until his last monumental sculptures designed for the Chase Manhattan Bank building in New York. Showing all aspects of Giacometti's production (sculptures, paintings, drawings, decorative arts, prints, writings), the exhibition addresses the main themes in the artist's creative thinking : Cezanne's lesson, the influence of Cubism, the discovery of African art in 1926, the lasting mark of magical thinking and Surrealism, the invention of a new representation of the human being. Through his intellectual quest, Giacometti approached the greatest thinkers of his day : Andre Breton, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir and Jean Genet, who are also mentioned in the exhibition through portraits and texts.

    The show also is an occasion to recall that Giacometti took contact, in France, with many South American collectors, patrons and art lovers who had been attracted by the cultural emulation of the 1930s Paris. The first collector to acquire a work of Giacometti (La Tête qui regarde) in 1929, was an Argentinian : Elvira de Alvear, the niece of General Carlos Maria de Alvear. This work is included in the exhibition, accompanied by the only Giacometti bronze in a Brazilian public collection : Quatre Femmes sur Socle, belonging to the Museum of Modern Art in Rio and acquired at the São Paulo Biennial in 1951.

    In Brazil, the exhibition will highlight the important influence of Giacometti he met with African art in 1926, which marks the beginning of his mature work. It is indeed in contact with African and Oceanic art that Giacometti is developing the concept of a work capital "alive", magic and charged it until the end of his life. In Buenos Aires, decorative art objects from a large order for Argentinian collectors in 1939 will be added to the presentation. Giacometti never set foot in South America, although he was invited by decorator Jean-Michel Frank, with whom he worked since 1930, to join him in Argentina. Jean-Michel Franck had taken refuge in Buenos Aires during the war, and then continued his activity there, importing furniture and decorative arts produced in Paris.

    37 paintings, 86 sculptures, 85 drawings and 13 prints and decorative art objects help capture the many aspects of Giacometti's work, collections being completed by rich photographic documentation.

    Curated by Véronique Wiesinger, director of the Alberto and Annette Giacometti Foundation and author of the retrospective exhibition at Centre Georges Pompidou in 2007.

    A reference book, designed and directed by Véronique Wiesinger and published Brazilian editor Cosac Naify, accompanies the exhibition, and promises to be the most important scientific book ever published on Giacometti in Brazil. It includes an important unpublished essay of Braschi Cecilia on the links between Giacometti and South America.

    Result of a three-year long close collaboration between the Alberto and Annette Giacometti Foundation and South American museums of international stature, this ambitious exhibition is designed by the Foundation and produced by cultural projects agency Base7. Under the patronage of the French Embassy in Brazil, the event is supported by the Brazilian Ministry of Culture, as well as by private sponsors (Bradesco, Tenaris Confab), and benefits from the Rouanet Act in favor of cultural patronage in Brazil.

    Pinacoteca do Estado de São Paulo
São Paulo, Brazil | 24 March 2012 – 17 June 2012

    Museu de Arte Moderna MAM-Rio
Rio de Janeiro, Brazil | 17 July – 16 September 2012

    Fundación PROA
Buenos Aires, Argentina | 13 October 2012 – 9 January 2013



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  • Título: Una retrospectiva de Giacometti engalana el 2012 de Proa.
    Autor:  Diario de Cultura.
    Fecha: 05/10/2012
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    Las exhibiciones "Aire de Lyon", "Pop, realismos y política" y la primera muestra retrospectiva en Sudamérica de la obra del gran escultor y pintor Alberto Giacometti, que llegará a Buenos Aires en octubre, son las propuestas centrales que anunció la Fundación Proa para 2012.

    El 17 de marzo arranca con la exhibición "Aire de Lyon", un conjunto de proyectos artísticos internacionales y nacionales con la curaduría de la argentina Victoria Noorthoorn, invitada a la 11va. Bienal de Lyon, que se desarrolló hasta el 31 de diciembre en Francia.

    "La propuesta curatorial de Victoria en Lyon tuvo gran repercusión y reconocimiento internacional, es excepcional", dijo a Télam la presidenta de Proa, Adriana Rosenberg, sobre esta primera vidriera artística contemporánea que aterriza en la ciudad, con dibujos -por ejemplo- de la sudafricana Marlene Dumas, con "sites specifics" hechos para Lyon y para la Argentina y un proyecto de Jorge Macchi para la puerta de la fundación.

    El planteo que desarrolló Noorthoorn en la Bienal se llamó "Ha nacido una belleza terrible" inspirado en el verso de William Butler Yeats escrito en conmemoración del levantamiento de Dublín en Pascua de 1916 y es una exhibición con alrededor 70 artistas de todo el mundo, principalmente de Europa, Africa y Latinoamérica.

    Allí, Noorthoorn -que traerá estos "aires conceptuales" a Buenos Aires con casi 50 artistas- se ocupó de "la incertidumbre del presente y del futuro cercano, la condición del artista y la necesidad del arte, dejando siempre la puerta abierta a la duda, la contradicción, la perplejidad, el cambio y el movimiento".

    "No es ni una copia, ni una muestra gratis de la Bienal -aclara Rosenberg-, sino que es una propuesta vinculada al mismo concepto con obras iguales y otras nuevas de los artistas que participaron allá. Es una nueva reedición donde Noorthoorn trabaja el mismo territorio de reflexión".

    A partir de julio, en el edificio del barrio porteño de la Boca se exhibirá "Pop, realismos y política. Brasil – Argentina" con la doble curaduría de Paulo Herkenhoff y Rodrigo Alonso y organizada en conjunto con el Museu de Arte Moderna de Río de Janeiro.

    Esta exhibición da cuenta de las experiencias que adquieren en Brasil y Argentina el pop art, el realismo y el arte político, con ejes clave como el lugar del sujeto, los usos de la cultura popular, la irrupción de los medios de comunicación, la preeminencia de lo político y el consumo.
    Este proyecto está en sintonía con la muestra "Sistemas, acciones y procesos 1965-1975" que presentó Alonso el año pasado como revisión de ese período. "Casualmente Herkenhoff en Brasil estaba investigando la influencia y el intercambio del arte argentino y brasilero en ese época", agrega la presidenta.

    "Es una relectura -continúa- de los intercambios entre artistas y la influencia o no, porque es una tarea de investigación sobre lo que fue esa década y cómo ambos países dieron respuestas".

    Se verán en este recorrido imágenes icónicas como las de Coca Cola y del Che Guevara que revelan ideas propias del momento, compartidas por artistas como Cildo Meireles, Jorge de la Vega, Claudio Tozzi, Hélio Oiticica, Marta Minujín, Antonio Dias, Rubén Gerchman, Glauco Rodríguez y Antonio Berni, entre muchos otros nombres.

    El plato fuerte de este año que engalanará las salas de Proa es la primera muestra retrospectiva en Sudamérica -que viene siguiendo su ruta desde Brasil- de la obra del gran escultor y pintor suizo Alberto Giacometti (1901-1966), una de las mayores figuras de arte del siglo XX.

    "Como fue la obra de Louise Bourgeois en 2011, este año será la de Giacometti, una muestra histórica del siglo pasado de íconos o padres de los movimientos más importantes del siglo", dice Rosenberg.

    "Serán más de 130 obras, entre ellas `El hombre que camina` (L`homme qui marche I)", cuenta sobre esta escultura que en 2010 fue subastada en Londres por 104,3 millones de dólares, superando el récord mundial de una obra de arte vendida en una subasta ese momento.

    Con la curaduría de Véronique Wiesinger, esta muestra abarca los períodos de su producción artística desde la etapa inicial en su Suiza natal, su temprana formación ligada a Cézanne, su posterior relación con el cubismo, el descubrimiento del arte africano en 1926, y sus últimas y monumentales obras realizadas en Nueva York.

    A través de una línea de tiempo se verán las diversas disciplinas que Giacometti experimenta a lo largo de su carrera, hasta lograr "esa marca definitiva que deja en el arte del siglo XX, revolucionando los preceptos de la práctica escultórica", informaron desde Proa.

    Como complemento de esta retrospectiva, desde la Fundación están investigando la huella de Giacometti en Buenos Aires. "Estamos relevando si hay elementos de diseño del artista o no en manos de de coleccionistas. Además, él participó de proyectos arquitectónicos en todo el mundo con el español Josep Lluís Sert, pero aún estamos en proceso de investigación", señala Rosenberg.

    El conjunto seleccionado especialmente para su itinerancia latinoamericana fue realizado por Weisinger de la Fundación Giacometti con sede en París y la muestra, que será hasta enero de 2013 en avenida Pedro de Mendoza 1929, cuenta con el auspicio de Tenaris Confab.

    Además, todos las exhibiciones serán acompañadas por actividades como proyecciones de películas, charlas, seminarios, coloquios internacionales, teatro, música y un fuerte acento en los recorridos educativos. Las visitas guiadas y entrevistas con los protagonistas se podrán ver a través de la plataforma de proa tv en www.proa.org.ar.

    Télam, por Leticia Pogoriles

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  • Título: Primera retrospectiva de Giacometti en Argentina
    Autor: Artishock.
    Fecha: 05/10/2012
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    Fundación Proa presenta la primera gran retrospectiva en Argentina consagrada a la obra de Alberto Giacometti (Borgonovo, Suiza, 1901-1966). La exhibición, curada por Véronique Wiesinger, reúne 146 obras realizadas entre 1910 y 1960, provenientes en su mayoría de la Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, tres piezas pertenecientes a colecciones privadas de Argentina y una pieza del Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro. Organizada por la Fundación Alberto y Annette Giacometti, Base7 Projetos Culturais y Fundación Proa, la exhibición cuenta con el auspicio de Tenaris – Organización Techint.

    Alberto Giacometti: Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, París reúne por primera vez en Sudamérica 146 obras del artista, entre esculturas, pinturas, dibujos, grabados y artes decorativas.

    La exhibición aborda todos los aspectos de la producción de Giacometti y los principales temas de su reflexión creativa: la formación con Cézanne, la influencia del cubismo, el descubrimiento del arte africano en los años 20, la marca perdurable del pensamiento mágico y del surrealismo, la invención de una nueva representación del ser humano. La búsqueda intelectual de Giacometti lo acercó a los grandes pensadores de su época: André Breton, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Jean Genet, son evocados en la exhibición a través de retratos y de textos.

    La exhibición también es una ocasión para revisar los encuentros del artista con coleccionistas y mecenas sudamericanos que viajaron a Francia en los años 30 atraídos por la vibrante escena cultural parisina. La primera coleccionista que compró una obra de Giacometti, Tête qui regarde (Cabeza que mira), en 1929, fue una argentina: Elvira de Alvear. Una copia de esta obra se presenta en la exhibición.

    Giacometti nunca pisó Sudamérica, pese a que el decorador Jean-Michel Frank, con quien trabajó desde 1930, lo invitó a viajar con él a Argentina. Frank estuvo refugiado en Buenos Aires por un breve período durante la guerra, donde desarrolló una importante actividad de importación de mobiliario y objetos de arte decorativo producidos en París. La exhibición incluye tres de estas piezas que actualmente pertenecen a colecciones privadas de Argentina.

    El conjunto de 146 pinturas, esculturas, dibujos, grabados y objetos de arte decorativo, sumado a una rica documentación fotográfica, permite comprender los múltiples aspectos de la obra de Giacometti.

     

    La curadora de la exhibición, Véronique Wiesinger, es directora de la Fundación Alberto y Annette Giacometti y autora de la retrospectiva realizada en el Centre Georges Pompidou de París en 2007.

    El catálogo de la exhibición –un proyecto de Véronique Wiesinger–, es la mayor publicación sobre el artista que se haya editado en Argentina. Reproducciones de obras de la exhibición, un destacado capítulo de escritos del artista, textos de la curadora y una investigación inédita de Cecilia Braschi acerca de los vínculos entre Giacometti y Sudamérica lo convierten en un material de referencia fundamental en castellano.

    Fruto de un trabajo de tres años y una estrecha colaboración entre la Fundación Giacometti, la Pinacoteca do Estado de São Paulo, el Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro y Fundación Proa, esta ambiciosa exhibición fue producida por Base7 Projetos Culturais y cuenta con el apoyo de la Embajada de Francia en Argentina y el auspicio de Tenaris – Organización Techint. En Brasil, la itinerancia en el MAM de Río de Janeiro contó con el patrocinio de TenarisConfab.
     
    Alberto Giacometti: Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, París
    Curadora: Véronique Wiesinger
    Fundación Proa, Buenos Aires, Argentina
    Organización: Fundación Alberto y Annette Giacometti / Base7 Proyectos Culturales / Fundación Proa
    Itinerancia: Pinacoteca do Estado, San Pablo / Museu de Arte Moderna, Río de Janeiro
    Del 13 de octubre a enero 2013



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  • Título: EMBAJADAS: La programación para el presente mes de Octubre de la representación de Suiza en la Argentina . 
    Autor: Enfoques Positivos.
    Fecha: 03/10/2012
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    EMBAJADAS: La programación para el presente mes de Octubre de la representación de Suiza en la Argentina
     
    Variada y de buena calidad, son las presentaciones que acostumbra a realizar, cada mes, el sector cultural de dicha Embajada

    Las que siguen, son algunas de las propuestas previstas para el corriente mes de Octubre:
     
    Exposición:
    ALBERTO GIACOMETTI – Inauguración: Sábado 13 de Octubre, hasta el 27 del mismo mes: 11:00 a 19:00 horas. Lunes cerrado.

     

    En: Fundación PROA: Avenida Pedro de Mendoza 1929. La Boca.

    La primera muestra retrospectiva en Sudamérica de la obra del gran escultor y pintor, una de las mayores figuras del arte del siglo XX.

    Compuesta por más de 130 piezas, esta exhibición abarca los períodos de su producción artística desde la etapa inicial en su Suiza natal, su temprana formación ligada a Cézanne, al arte africano en los años 20, hasta sus más conocidos estudios de cabezas y retratos, sus emblemáticas figuras femeninas y personajes caminando de las décadas del 40, 50 y 60. Una línea de tiempo que permite apreciar las diversas disciplinas que GIACOMETTI experimenta a lo largo de su carrera (escultura, pintura, dibujo, grabado, arte decorativo), hasta lograr esa marca definitiva que deja en el arte del siglo XX, revolucionando los preceptos de la práctica escultórica.



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  • Título: Obras de artistas contemporáneos mueven u$s 1.200 millones en subastas. 
    Autor: Ignacio Gutiérrez Zaldívar. 
    Fecha: 22/09/2012
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    El año pasado, se vendieron en subastas 41.000 obras de artistas nacidos después de 1945. Es el segmento con mayor potencial, ya que su oferta crece día a día

     

    En el mercado internacional de subastas, el año pasado se vendieron 41.000 obras de artistas nacidos luego de 1945. El volumen de ventas fue de 1.200 millones de dólares, lo que representa un 6% del mercado de subastas, que puede estimarse en 20.000 millones de dólares y cuyo 50% es vendido por las dos casas líderes, Chrisitie’s y Sotheby’s.
    Este es el segmento del mercado que crecerá más, ya que, al ser artistas en su mayoría contemporáneos, su oferta de obras crece día a día. En casos como Damian Hirst y Jeff Koons, que tienen talleres con más de un centenar de ayudantes, la oferta de obras puede ser de miles todos los años, tanto en esculturas, pinturas y grabados.
    El mercado chino es una incógnita, pero según los estudios de ArtPrice, hoy representa el 39% de las ventas mundiales, relegando a Estados Unidos, con el 26%, a Inglaterra (23%), Francia (2%) y a Alemania e Italia, con sólo el 1%.
    El artista con mayor ventas es el desaparecido y atormentado Jean Michel Basquiat (1960-1988), del cual se han vendido en el ultimo año 100 millones de dólares, y su valoración en la ultima década ha sido del 380%; luego se destacan algunos autores chinos y Damian Hirst(1965) con 30 millones y Jeff Koons (1955) con 20 millones, pero seria lógico estimar en cinco veces más el volumen de sus ventas en el mercado, ya que las subastas son la punta del iceberg que representa cerca de un 20% del volumen total de ventas.

    Del estupendo escultor uruguayo Atchugarry se han vendido en subastas 1 millón de dólares y algunas de sus obras se han cotizado en casi 200.000 dólares; del argentino Guillermo Kuitca los números son similares. La semana pasada se han vendido casi 200 millones de dólares en seis subastas en Londres y por una obra del alemán Gerard Richter se logro el mayor precio para un artista vivo, al venderse una de sus obras que pertenecía al músico Eric Clapton en la fabulosa suma de 34 millones de dólares. Es curioso, ya que la obra del artista, del que hubo recientemente una exposición en el Centro Pompidou, va desde la figuración fotográfica a la geometría y a la abstracción, que recuerda a Jasper Jhons; pero sus obras son arduamente disputadas pese a su diversidad y otras diez en oferta encontraron compradores a un promedio de 1 millón de dólares. Otra figura de estas ventas con buen arte italiano fueron las 11 obras de Lucio Fontana (nuestro rosarino preferido), que lograron 14 millones y se vendieron todas.

    Sorprendió el precio logrado por el español Miquel Barcelo, de 3,3 millones de dólares. El 97% de las ventas de artistas españoles, curiosamente, se realiza fuera de España, que tiene un volumen del mercado estimado en 400 millones de dólares, pero se ha duplicado en la ultima década, aunque ahora, ante la crisis, seguramente se achicará, tanto en volumen como en precios. El precio de venta promedio en la península ibérica es de 5.000 dólares, muy bajo frente a los otros países de la Unión Europea; incluso Austria tiene más volumen y mejor promedio de ventas. Había 125 casas de subastas en España, con un volumen de ventas de 113 millones; pensamos que este año cerraran al menos la mitad de ellas.

    Sin duda que una estupenda inversión es comprar arte en España, Portugal y Grecia, los tres países mas afectados económicamente, pero hay que saber comprar y tener la paciencia para esperar el momento oportuno para salir de la inversión, quizás el numero mágico sean siete años, como los ciclos económicos. Es bueno recordar que, del volumen mundial del mercado, el 4 % de las ventas son artistas españoles (Picasso, Miró, Dalí, Tapies, Sorolla, etc.); por lo tanto, el gusto por el arte ibérico es algo sin discusión.

    No dudamos que en aquellos países donde el arte es motivo de placer y admiración, como lo demuestran las fabulosas muestras y museos que hay en España, la demanda crecerá luego de superar la crisis. 
En nuestro país pocas veces se han visto muestras de tanta calidad como las actuales de Arte Italiano en el Museo de Arte Decorativo (finaliza el 28); la de Giacometti en Fundación Proa (finaliza en enero) y la que se inaugura esta semana sobre Caravaggio y sus contemporáneos en el Museo Nacional de Bellas Artes (hasta diciembre) o la Antológica de Raúl Soldi en la Colección Fortabat (hasta el 14 de noviembre. 
Siempre el arte es un buen placebo en los momentos de crisis. Al mal tiempo, buena cara.



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  • Título: Tenaris sponsors Alberto Giacometti show in Fundación PROA. 
    Autor: Tenaris.
    Fecha: 15/09/2012
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    An exhibition of Alberto Giacometti’s art, consisting of 146 works created between 1919 and 1960, is coming to Fundación PROA in Buenos Aires, Argentina. The exhibition, which opened on October 13, will be open until January 2013. Prior to arriving in Buenos Aires, the show was previously presented at the Pinacoteca do Estado, São Paulo and the Museum of Modern Art in Rio de Janeiro (MAM) in Brazil.

     

    The "Alberto Giacometti: Collection of the Alberto and Annette Giacometti Foundation, Paris" exposition, which brings together paintings, sculptures and drawings from one of the most important artists of the 20th century, is sponsored by Tenaris.

    The Swiss sculptor was born in 1901 in Borgonovo, and died in 1966, in Chur. He began his education in Geneva, moving on to Paris years later, where he studied with Antoine Bourdelle. In this period he was in contact with some of the most important Dadaist, Cubist and Surrealist painters of his time who exerted strong influence at the beginning of his career. Between 1930 and 1934 he adhered to the Surrealist movement, and in this period he produced some pieces of art that were fundamental to the characterization of Surrealist sculpture.

     

    Curated by Véronique Wiesinger, Director of the Alberto and Annette Giacometti Foundation, the art on display reveals the versatility of the mind of a genius from the last century.



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