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Fuente: Revista Ñ
Respecto a las exhibiciones que actualmente pueden visitarse, afirmó “Hay dos en simultaneo. Son todos artistas de diferentes partes del mundo y distintas galerías muestran en todo el mundo las obras que fueron seleccionadas. Los galeristas son los que deciden la disposición de las obras; esto quiere decir que no hay una “idea” previa que venga con los videos y que indique su forma de disposición”. El visitante puede obtener un panorama a nivel mundial de lo que significa el video-arte como forma de expresión.
Por otra parte, en la sala 3 y 4 se encuentra la muestra “Bridges & Borders” que parte del libro homónimo, donde se trabaja con la idea de límites, migraciones y también con la idea de unión. Por primera vez en Argentina, se exhiben en dos salas de Proa la serie mas completa de Thomas Hirschhorn, “Ur Collage”, un conjunto de 118 collages, y la obra “El Invitado”, de Carlos Garaicoa, donde está presente el fenómeno de la inmigración. Se presentan también obras de John Bock, Fabrice Gygi, Lang/Baumann, Jorge Macchi, Gianni Motti y Josep-María Martín. Algunos de los artistas llegan a Buenos Aires para realizar site-specific en el marco del proyecto y participar de un encuentro con el público.
En PROA, ocho artistas de seis países abordan con dispar resultado las contradicciones del mundo actual. Límites y fronteras se imponen como La contracara del discurso “integrador”, Que promete derribar muros.
Ana Maria Battistozz.- No por mero azar el conjunto que exhibe en estos días la Fundación Proa bajo el título Of Bridges & Borders (De puentes y fronteras, en inglés) coincide con la revuelta de Egipto que amenaza con extenderse mucho más allá de lo que los acuerdos de control internacional tenían previsto hasta ahora. Reacciones ante la globalización –que como se recordará– sobrevino tras la caída del Muro con un bello discurso antifronteras y acabó erigiendo otras tantas, acaso más brutales y dramáticas que aquella que dividió el Este del Oeste en tiempos de la Guerra Fría.
Muchos de los que protestaron en enero pasado en Túnez y ahora lo hacen en la plaza Tahrir del Cairo tienen hermanos, hijos y primos que corren por las calles de París, Roma o Madrid abriendo y cerrando mantas, ante el acoso de la policía, jóvenes que han logrado escurrirse por mar o tierra a través de alguna frontera y con prestidigitación insospechada muestran y ocultan la infinidad de chucherías made in China con que se ganan la vida. Cara y seca de una misma moneda.
De estos puentes, estas y otras fronteras trata esta muestra. Pero sobre todo del doble discurso que se desliza en el magma de las redes de comunicación, las políticas migratorias y la economía contemporánea. Fatalmente interrelacionado, todo esto asoma en las obras de Josep-María Martin, español nacido en Ceuta y residente en Barcelona; Carlos Garaicoa, nacido en La Habana, residente en su ciudad natal y Madrid; Fabrice Gygi y Thomas Hirschhorn, ambos suizos (y residente en Paris este último), el binomio que integran la también suiza Sabina Lang y Daniel Baumann, oriundo de San Francisco pero residente en Suiza, el italiano Gianni Motti y el argentino Jorge Macchi. A este entrevero de nacionalidades y residencias se suma el curador Segismundo de Vajay de nacionalidad argentina, húngara y suiza que vive y trabaja entre Vevey, Barcelona y Buenos Aires.
Podríamos empezar entonces por Reacción, la obra de Macchi que estuvo presente físicamente sólo en el momento de apertura. Sólo una valla, pero de cristal. Tan ligera y transparente que en la concurrida velada inaugural la escritora Matilde Sánchez se la llevó por delante haciéndola estallar en el piso. Este hecho fortuito, acaso implícito en la lógica de la obra, se encargó por sí mismo de liberar sentidos. ¿Es que acaso los límites sólo pueden ser franqueados a costa de estallidos? ¿O que basta derribarlos para advertir su verdadera dimensión? En las antípodas de estas sutilezas de Macchi, Primer paso en Argentina 2011 , del italiano Gianni Motti, pareciera condenada a compensar con un discurso anacrónico, levemente aggiornado, la extrema obviedad de su presencia: sólo la marca de su zapato en un bloque de cemento.
Distintas en sus formulaciones materiales las obras de Josep-María Martín y Carlos Garaicoa se relacionan a través de una mirada crítica sobre las condiciones irracionales impuestas a la inmigración de los países dependientes.
Welcome, la instalación que presenta el cubano, es una ironía en cuadros que ilustran la paradoja de sucesivas invitaciones recibidas para participar de sorteos por tarjetas de residencia en los EE.UU. al tiempo que ese ingreso le era denegado por razones políticas. Menos burlona y sensiblemente involucrada con un drama de su entorno, la instalación multimedia, Una casa digestiva para un piso patera para Lavapiés, con Mouhamodou Bamba Diop , de Josep-María Martin, es una bella saga del mundo actual. Cuenta la inmigración de un senegalés, desde su viaje en una precaria embarcación hasta su vida en el barrio de Lavapiés en Madrid, sus sueños, su relación con el pueblo que dejó y sus actuales vecinos. La obra de este artista comprende una larga investigación que abarca desde las relaciones con el protagonista y las personas de su entorno a un viaje hasta su pueblo en Senegal. Cálida y poética, es ésta una de las piezas más conmovedoras del conjunto.
En tanto Beautiful Steps, la escalera de Sabina Lang y Daniel Baumann que no viene ni lleva a ningún lado, es otro hallazgo que demuestra que las urgencias del mundo actual también pueden ser expresadas por estas metáforas cargadas de lirismo. Oportunamente instalada en la biblioteca, esta escalera remite a una larga tradición de ensoñaciones en la literatura y el arte que puede abarcar desde los manieristas y simbolistas hasta Borges y Xul Solar.
Por su parte los suizos Thomas Hirschhorn y Fabrice Gygi, coinciden en alumbrar trabajos que subrayan las íntimas relaciones entre el poder y la violencia. Derivada de la escultura, la pieza O-O , de Gygi emerge como un engendro de cuero y hierro que, si bien evita analogías figurativas, no deja lugar a dudas acerca del carácter totalitario y represivo que expresa su forma. El Ur Collage, de Hirschhorn, una pieza del 2008, rigurosamente ordenada, tal como no se la esperaba, tal vez sea para muchos de los seguidores de este artista una decepción. No aparece aquí la energía caótica, ni la violencia que habitualmente sostiene la obra de este artista. Y el riguroso montaje en que ha sido presentada no hace sino acentuar la obviedad de la oposición imágenes de moda- imágenes de guerra, que sostiene esta propuesta. No ocurre lo mismo con John Bock, cuya videoperformance Lusstorte , seguramente no decepcionará a nadie. Quienes aprecian a este neodadá alemán disfrutarán de veras sus enchastres performáticos que tan bien aluden a la grotesca sociedad de consumo actual.
Sólo estos ocho artistas fueron convocados entre la treintena que integra el libro Of Bridges & Borders que Segismundo de Vajay concibió y publicó en 2009. De ese puntapié inicial concebido como “proyecto multidisciplinario que intenta reflejar la visión que sobre esta cuestión han manifestado artistas, músicos, arquitectos y teóricos de diecisiete países” nace esta exhibición. Y para ella han producido obra la mayor parte de los artistas que la integran.
La cuestión en realidad no es nueva; antecedentes pueden rastrearse en las distintas ediciones de InSite Tijuana/San Diego , una plataforma de especial visibilidad para lo que acontece en la frontera entre Estados Unidos y México. Así también los problemas sobre estos temas que planteó el poscolonialismo fueron abordados en las Documenta X y XI y en varias ediciones de la Bienal de Venecia. Pero este conjunto importa porque renueva la urgencia de una problemática que lejos de zanjarse pone en tensión las relaciones entre ética y estética en el mundo actual. Así lo refleja la profusión de planteos similares en artistas de todo el mundo que dan cuenta de las múltiples circunstancias en que expresan los puentes o fronteras aludidos en el título del proyecto. La propia formulación en inglés Of Bridges & Borders puede sonar extraña y hasta banal en un barrio como La Boca. ¿Pero acaso no da cuenta de cómo la globalización regula la doble condición de puente y frontera en el manejo de una lengua?
Fundación PROA. Av. Pedro de Mendoza 1929. La Boca, Caminito.[C1169AAD] Buenos Aires. ArgentinaFuente: RevistaÑ.com
No por mero azar el conjunto que exhibe en estos días la Fundación Proa bajo el título Of Bridges & Borders (De puentes y fronteras, en inglés) coincide con la revuelta de Egipto que amenaza con extenderse mucho más allá de lo que los acuerdos de control internacional tenían previsto hasta ahora. Reacciones ante la globalización –que como se recordará– sobrevino tras la caída del Muro con un bello discurso antifronteras y acabó erigiendo otras tantas, acaso más brutales y dramáticas que aquella que dividió el Este del Oeste en tiempos de la Guerra Fría.
Muchos de los que protestaron en enero pasado en Túnez y ahora lo hacen en la plaza Tahrir del Cairo tienen hermanos, hijos y primos que corren por las calles de París, Roma o Madrid abriendo y cerrando mantas, ante el acoso de la policía, jóvenes que han logrado escurrirse por mar o tierra a través de alguna frontera y con prestidigitación insospechada muestran y ocultan la infinidad de chucherías made in China con que se ganan la vida. Cara y seca de una misma moneda.
De estos puentes, estas y otras fronteras trata esta muestra. Pero sobre todo del doble discurso que se desliza en el magma de las redes de comunicación, las políticas migratorias y la economía contemporánea. Fatalmente interrelacionado, todo esto asoma en las obras de Josep-María Martin, español nacido en Ceuta y residente en Barcelona; Carlos Garaicoa, nacido en La Habana, residente en su ciudad natal y Madrid; Fabrice Gygi y Thomas Hirschhorn, ambos suizos (y residente en Paris este último), el binomio que integran la también suiza Sabina Lang y Daniel Baumann, oriundo de San Francisco pero residente en Suiza, el italiano Gianni Motti y el argentino Jorge Macchi. A este entrevero de nacionalidades y residencias se suma el curador Segismundo de Vajay de nacionalidad argentina, húngara y suiza que vive y trabaja entre Vevey, Barcelona y Buenos Aires.
Podríamos empezar entonces por Reacción , la obra de Macchi que estuvo presente físicamente sólo en el momento de apertura. Sólo una valla, pero de cristal. Tan ligera y transparente que en la concurrida velada inaugural la escritora Matilde Sánchez se la llevó por delante haciéndola estallar en el piso. Este hecho fortuito, acaso implícito en la lógica de la obra, se encargó por sí mismo de liberar sentidos. ¿Es que acaso los límites sólo pueden ser franqueados a costa de estallidos? ¿O que basta derribarlos para advertir su verdadera dimensión? En las antípodas de estas sutilezas de Macchi, Primer paso en Argentina 2011 , del italiano Gianni Motti, pareciera condenada a compensar con un discurso anacrónico, levemente aggiornado, la extrema obviedad de su presencia: sólo la marca de su zapato en un bloque de cemento.
Distintas en sus formulaciones materiales las obras de Josep-María Martín y Carlos Garaicoa se relacionan a través de una mirada crítica sobre las condiciones irracionales impuestas a la inmigración de los países dependientes.
Welcome , la instalación que presenta el cubano, es una ironía en cuadros que ilustran la paradoja de sucesivas invitaciones recibidas para participar de sorteos por tarjetas de residencia en los EE.UU. al tiempo que ese ingreso le era denegado por razones políticas. Menos burlona y sensiblemente involucrada con un drama de su entorno, la instalación multimedia, Una casa digestiva para un piso patera para Lavapiés, con Mouhamodou Bamba Diop , de Josep-María Martin, es una bella saga del mundo actual. Cuenta la inmigración de un senegalés, desde su viaje en una precaria embarcación hasta su vida en el barrio de Lavapiés en Madrid, sus sueños, su relación con el pueblo que dejó y sus actuales vecinos. La obra de este artista comprende una larga investigación que abarca desde las relaciones con el protagonista y las personas de su entorno a un viaje hasta su pueblo en Senegal. Cálida y poética, es ésta una de las piezas más conmovedoras del conjunto.
En tanto Beautiful Steps , la escalera de Sabina Lang y Daniel Baumann que no viene ni lleva a ningún lado, es otro hallazgo que demuestra que las urgencias del mundo actual también pueden ser expresadas por estas metáforas cargadas de lirismo. Oportunamente instalada en la biblioteca, esta escalera remite a una larga tradición de ensoñaciones en la literatura y el arte que puede abarcar desde los manieristas y simbolistas hasta Borges y Xul Solar.
Por su parte los suizos Thomas Hirschhorn y Fabrice Gygi, coinciden en alumbrar trabajos que subrayan las íntimas relaciones entre el poder y la violencia. Derivada de la escultura, la pieza O-O , de Gygi emerge como un engendro de cuero y hierro que, si bien evita analogías figurativas, no deja lugar a dudas acerca del carácter totalitario y represivo que expresa su forma. El Ur Collage, de Hirschhorn, una pieza del 2008, rigurosamente ordenada, tal como no se la esperaba, tal vez sea para muchos de los seguidores de este artista una decepción. No aparece aquí la energía caótica, ni la violencia que habitualmente sostiene la obra de este artista. Y el riguroso montaje en que ha sido presentada no hace sino acentuar la obviedad de la oposición imágenes de moda- imágenes de guerra, que sostiene esta propuesta. No ocurre lo mismo con John Bock, cuya videoperformance Lusstorte , seguramente no decepcionará a nadie. Quienes aprecian a este neodadá alemán disfrutarán de veras sus enchastres performáticos que tan bien aluden a la grotesca sociedad de consumo actual.
Sólo estos ocho artistas fueron convocados entre la treintena que integra el libro Of Bridges & Borders que Segismundo de Vajay concibió y publicó en 2009. De ese puntapié inicial concebido como “proyecto multidisciplinario que intenta reflejar la visión que sobre esta cuestión han manifestado artistas, músicos, arquitectos y teóricos de diecisiete países” nace esta exhibición. Y para ella han producido obra la mayor parte de los artistas que la integran.
La cuestión en realidad no es nueva; antecedentes pueden rastrearse en las distintas ediciones de InSite Tijuana/San Diego , una plataforma de especial visibilidad para lo que acontece en la frontera entre Estados Unidos y México. Así también los problemas sobre estos temas que planteó el poscolonialismo fueron abordados en las Documenta X y XI y en varias ediciones de la Bienal de Venecia. Pero este conjunto importa porque renueva la urgencia de una problemática que lejos de zanjarse pone en tensión las relaciones entre ética y estética en el mundo actual. Así lo refleja la profusión de planteos similares en artistas de todo el mundo que dan cuenta de las múltiples circunstancias en que expresan los puentes o fronteras aludidos en el título del proyecto. La propia formulación en inglés Of Bridges & Borders puede sonar extraña y hasta banal en un barrio como La Boca. ¿Pero acaso no da cuenta de cómo la globalización regula la doble condición de puente y frontera en el manejo de una lengua?
Todavía estoy aquí, en Saigón. Pero cuando estoy aquí, quiero estar allí. Y cuando estoy allí, sólo quiero volver a la jungla”, dice el personaje de la obra del libanés Jalal Toufic, uno de los trabajos exquisitos que pueden verse hasta el 6 de marzo en la Fundación Proa.
Es raro ver estas obras en Buenos Aires, ya que no se exponen con frecuencia en Sudamérica. Pero no son una sino tres, las muestras que se exhiben en Proa: Art in the Auditorium III (compuesta por videos experimentales de verdaderas estrellas del escenario internacional); Of Bridges and borders (“De puentes y fronteras”, obras interdisciplinarias de artistas internacionales contemporáneos), y Cortar y pegar (de artistas contemporáneos argentinos). Para contemplarlas durante horas, Proa acondicionó sus salas con pufs y sillas de todo tipo para sentarse a observar, a mirar. Especialmente en la planta baja, donde se exponen las video–obras de 9 artistas de China, Gran Bretaña, Chile, Turquía, Suiza, Nueva Zelanda y Noruega. Hoy Proa parece, más que una fundación de arte, varias salas de cine compiladas en una. Si decide ir, hágalo con tiempo, ya que es como ver varias películas juntas, unas tras otra, y siempre en el mismo espacio.
Muy recomendable es la poética “La leyenda de Ygg”, de la noruega Marthe Thorshaug. Basada en una leyenda sobre “los jinetes de la muerte”, las imágenes son planos–micro con muchísimo acercamiento a los detalles y de notable calidad. Así, las crines de los caballos, sus orejas, las luces que los iluminan por partes llevados a un tamaño de proyección gigante trasladan al espectador a una situación hipnótica y ajena.
Conviene observar la selección de trabajos del inglés Stephen Sutcliffe. “El jardín de Proserpina”, “Ven al puente” y “Te lo haremos saber”, son sólo algunas de sus obras expuestas. Creadas a partir del ensamble de fragmentos de películas viejas con bandas sonoras aparentemente inconexas, lo peculiar de la obra de Sutcliffe es que no utiliza sólo programas de video para realizarlas sino también otros programas visuales digitales, como por ejemplo, el photoshop. ¿El resultado? Una obra que excede lo estrictamente audiovisual y utiliza todos los recursos digitales disponibles. Y que tiene textos fuertes , que sólo se comprenden con las “nuevas” imágenes: “¡Lydia! ¡Qué carajo! ¡Usa medias rojas!”, comenta un protagonista.
En esta muestra de videos hay que prestar especial atención a los textos , porque algunos son bellos y otros, escandalosos; pero todos enganchan. Por ejemplo, “poseo el perturbador encanto de las cosas muertas que tienen una segunda oportunidad”, dice, vestida de oso panda, la protagonista de la obra de Elodie Pong. “De noche, todos los ruidos son más fuertes”, dice otra mujer en el video “Lucía, Luis y el lobo”.
Más allá de estas video–obras de Art in the Auditorium , usted no puede dejar de ver, en las otras salas de Proa, los trabajos “Una casa digestiva para un piso patera de Lavapiés”, de Josep-María Martin; y “Collages de Ur” de Thomas Hirschhorn, ambas obras dentro de Of Bridges and borders . Eso sí: la obra de Hirschhorn puede herir susceptibilidades, dado que muestra fotos de decapitados, heridos y ultrajados, de una manera ultra–real. Cada una va pegada a otra imagen de una modelo, como para acentuar el contraste.
La oferta es amplia y variada y hay para todos los gustos.
En el Museo Nacional de Bellas Artes (Avenida del Libertador 1473) hasta el 30 de enero se lleva a cabo la exposición del histórico movimiento de la Nueva Figuración. Y también la tercera parte de la muestra Imágenes paralelas, con motivo del Bicentenario.
En el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba), situado en la Avenida San Juan 350, se puede observar exposición Narrativas inciertas, con un panorama de trabajos de reconocidos artistas jóvenes argentinos, y El imaginario de Ignacio Pirovano, que cuenta con obras de referentes de la abstracción de nuestro país y del mundo.
El horario de visita es de lunes a viernes de 12 a 19 y los sábados y domingos de 11 a 20. El costo de la entrada es de un peso y los martes es gratis.
En el Malba aún permanece abierta hasta el 7 de febrero la exposición retrospectiva de la artista Marta Minujín, junto con una muestra sobre las últimas adquisiciones de la institución. Emplazada en Av. Figueroa Alcorta 3415, está abierta de jueves a lunes, y feriados, de 12 a 20. Miércoles, hasta las 21.Cuesta 22 pesos, aunque los miércoles sale 10 y los docentes y jubilados la mitad.
En la Fundación Proa, en Avenida Pedro de Mendoza 1929, se podrá disfrutar de dos inauguraciones a partir del 22 de enero, Art in the Auditorium III, dedicada al videoarte, y Of Bridges And Borders, con los collages de Thomas Hirschhorn, y otras obras.
Fuente: La Nación
La Boca section of the city is known for some pretty tough streets, the stadium, a little commercial section called El Caminito ("little walkway"), and brightly painted houses sided with corrugated metal. Proa is a beautiful building in a colorful and edgy neighborhood. The exhibition was odd-- lots of digital media with videos and film clips. The main exhibit was called "Of Bridges and Borders"--some pieces were inscrutable and abstract. One memorable piece was a series of interviews with a Senegalese immigrant, Mouhamadou Bamba Diop, about his journey from Africa to the Canary Islands to Madrid. The interview was combined with a beautiful silent documentary film of modern Senegal interspersed with scenes of the man's life in Madrid and a printed transcript of the interview on the wall. The interview was lengthy and while I only sat to listen to for ten minutes or so, I was so moved by this man's story. It reminded me that millions of people make the incredibly brave decision to leave the place they know and love because they have to.
Other than spending some quality minutes with the truly valiant Mr. Diop, the highlight of the trip to Proa was the rooftop cafe. The weather was gorgeous, other museum visitors vacated an outside table/bench just as we arrived, and the scene for a perfect post-museum lunch was set.
Tip: después subí al restaurante y tomá algo
fresco en la terraza con vista privilegiada
de La Boca y el puente trasbordador.
Esta vez fui más para ver el Centro Cultural Nómade que a77 instaló en la puerta (del que hablé en TreeHugger, aunque también subiré unas imágenes aquí más adelante) que para las exposiciones, pero me resultaron tan interesantes que valen la pena un comentario.
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Art In The Auditorium es un proyecto de la Whitechapel Gallery de Londres que busca explorar lo más interesante del arte en formato audiovisual. Es una especie de diálogo en el cual cada institución participante presenta una obra que se expone en conjunto con las seleccionadas por las otras.
Me llamaron bastante la atención videos como After The Empire de Elodie Pong, un collage bizarro de imágenes icónicas de Estados Unidos con guiños críticos a la globalización; From Father to Son: A Rite of Passage de Dinh Q. Lê, en donde se ponen a dialogar imágenes de las películas Platoon y Apocalypse Now; y el aporte de Proa: dos videos de la serie Lucía, Luis y el lobo de los artistas Niles Atallah, Joaquín Cociña y Cristóbal León, en los que unas voces temblorosas de niños cuentan una historia detrás de imágenes en stop motion.
Of Bridges & Borders es una exploración sobre los límites entre países, razas y culturas inspirada en un libro del mismo nombre. Allí, diferentes artistas abordan el tema desde técnicas diversas, la mayoría con una mirada intrigante.
Gran impresión causa Ur Collage de Thomas Hirschhorn, en el que fotografías de revistas de moda se cruzan con retratos de víctimas de guerra con partes del cuerpo explotadas. Josep-Maria Martín tiene una instalación multimedia con la historia de un chico llamado Bamba que quiere dejar su Senegal natal para perseguir el sueño de una vida mejor en España, reflejando la tensa relación que hay entre las esperanzas de los emigrantes y las realidades al llegar a Europa. En Welcome, Carlos Garaicoa resignifica correos spam que prometen acceso a la Green Card estadounidense con insectos muertos. Y Gianni Motti registró su primer paso en el país cuando llegaba para la exposición en un pedazo de concreto, dejándonos con la pregunta de si su “Primer Paso en Argentina” fue realmente aquí.
Ambas exposiciones abrieron el último 22 de enero y pueden verse hasta el 6 de marzo en Fundación Proa (Pedro de Mendoza 1929 – martes a domingos de 11.00 a 19.00). La entrada es de diez pesos (seis y tres para estudiantes y jubilados, respectivamente). Abajo algunas imágenes.
Una obra que se encontraba expuesta en la muestra "Of bridges & borders" que se llevaba adelante en la Fundación Proa resulto destruída en un accidente ocasionado por un visitante a la misma.
La pieza "Reacción" del afamado artista Jorge Macchi consistía en una valla de vidrio soplado de tamaño real, casi invisible y frágil, aún cuando una demarcación en el piso advertía a los visitantes sobre el limite de acercamiento a la obra.
Pero un simple descuido significó el fin de la pieza. La escritora Matilde Sánchez, que visitaba la muestra, se llevó la obra por delante, quedando ésta hecha añicos.
La noticia periodística da cuenta que la misma mañana del suceso la directora de Proa, Adriana Rosemberg, presintió que la obra “reaccionaría” y la había asegurado en una suma de 50 mil dólares. Desconocemos los alcances del seguro como así tampoco las exigencias que presumiblemente habrá puesto la compañía aseguradora para asumr el riesgo, pero no creemos que el tema esté resuelto (incluso por una eventual repetición del pago de un siniestro contra la causante del daño).
La obra del italiano actualiza la discusión acerca de qué es y qué no es arte en la actualidad.
Hace un par de días, Gianni Motti, un artista plástico italiano que vive en Suiza…
Es bastante reconocido en el mundo, realizó una obra de arte en el aeropuerto de Ezeiza: dejó marcada su huella (su pie, es decir la suela de su zapato) en un bloque de cemento. Como un recordatorio.
Así, pretendía hablar sobre inmigración, tema que lo trae a la Argentina como parte de la exposición Of Bridges & Borders (“De puentes y límites”), que será inaugurada el sábado próximo en la Fundación Proa.
¿Pero es esta huella de Motti una obra de arte? ¿Acaso me aporta algo como obra, me abre nuevos mundos, me los cierra rotundamente, me sensibiliza o, al menos, me enoja, me hace reír…? No, nada: esta obra se acerca a cero.
“Motti es un artista polémico, que dejó su huella en el cemento para hacer política sobre temas de inmigración”, explica el curador de la muestra, el suizo-húngaro-argentino Sigismond de Vajay.
Pero si pensamos dos minutos, un artista con pasaporte italiano haciendo arte en un aeropuerto sudamericano podría crear y decir muchas cosas más. La verdadera polémica, esa política, realmente cuestionadora, Motti no la tocó ni de cerca.
Nadie lo sabe mejor que nosotros, que tenemos un pasaporte sudamericano y conocemos las dificultades de hacerlo valer en Europa, Norteamérica y otros lugares donde no siempre somos bienvenidos. Y muchas veces hemos creado o sufrido verdaderas “performances” en los aeropuertos.
Pero hay que comprender: la acción de Motti responde a un tipo de artista actual, semi-nómade, internacionalizado, que necesita de los medios de comunicación para terminar de convertirse en tal.
Un “ser artista” que responde a lo que es el mundo contemporáneo y sus lógicas de desarrollo, marketing y mercado.
Fórmula infalible para el siglo XXI: artista + provocación + prensa = obra de arte contemporánea (los grandes de las últimas décadas del siglo pasado lo sabían -y lo hacían- muy bien).
Motti, sólo escribo esto para decirte que los espejitos de colores ya hace siglos que no los compramos más. Que esperábamos más de vos, como el reconocido artista que sos. Eso.
La Fundación Proa marca la escena artística porteña una vez más con dos muestras paralelas. Videoarte e instalaciones de los principales referentes del arte contemporáneo internacional se pueden visitar durante el verano.
Desde su memorable reinauguración a fines de 2008 con la antológica muestra de Duchamp, la Fundación Proa consiguió hacerse de un nombre en la escena artística local e internacional. Un importante paso hacia ello ha sido la fructífera colaboración e intercambio que mantienen con galerías de grandes ciudades de Europa y EEUU, produciendo muestras en conjunto como las que se pueden ver este verano.
En la planta baja se presenta la III edición de Art in the Auditorium. Se trata de una selección de videoarte contemporáneo internacional, con la participación de nueve instituciones de distintos países, desde Italia hasta China, pasando por Vietnam o Reino Unido. También Proa seleccionó dos obras, de los artistas chilenos Atallah, Cociña y León, de la serie “Lucía, Luis y el lobo” (2008), realizadas con una terrorífica técnica de stop-motion.
El videoarte es una de las técnicas más versátiles del arte contemporáneo. Su naturaleza inmaterial le permiten adaptarse a los más diversos soportes para su proyección. En este caso podemos ver desde “Kaore te aroha (Endless is the love)” (2009) de la neocelandesa Rachel Rakena, que nos muestra a un maorí devorándose un pescado crudo de principio a fin en medio de un océano inmóvil, negro e inmaterial, en una pantalla tipo GPS (no más de 15 x 25 cm); hasta los ácidos videos de la suiza Elodie Pong que nos chocan, en la pared gigante de la sala 1, con las figuras clásicas de la cultura de masas estadounidense (“After the Empire”, 2008).
La segunda muestra se titula Of bridges & borders. Se trata de un proyecto cultural multidisciplinario transfronterizo nacido a partir de un libro editado por el curador y productor Sigismond de Vajay en 2009. En Proa se presentan trabajos de ocho artistas que, desde muy diversas técnicas y conceptos, aluden a los puentes y las fronteras con obras pensadas para el contexto particular de esta institución.
En la planta baja el espectador se topa con un cuadrado de cemento con una huella de zapato que recuerda al paso de Neil Armstrong. Se trata de una obra del italiano Gianni Motti titulada “Primer paso en Argentina”, realizada hace unas semanas al llegar el artista a Ezeiza por primera vez. Motti deja el trazo, una “escultura de la performance” que pasó y que remite a ese acto corporal de caminar, cruzar fronteras. En el segundo piso, por nombrar solo una más, se pueden ver 118 “Ur-collages” de Thomas Hirschorn, artista suizo de primer nivel internacional, que consisten en recortes de imágenes de cuerpos humanos en contextos muy distintos: por un lado, modelos de belleza y publicidad; por el otro, cuerpos mutilados de la guerra y accidentes.
Art in the Auditorium III. Of bridges & borders. Fundación Proa. Pedro de Mendoza 1929. Martes a domingos de 11 a 19 hs. Entrada general: 10$. Estudiantes: 6$. Jubilados: 3$. Hasta marzo de 2011.
Fuente texto: Revista Ñ/clarín
Esas fronteras, puentes, líneas imaginarias que dividen y organizan estados, razas, culturas y territorios son las coordenadas que Of Bridges and Borders trata de repensar desde la perspectiva del arte. Concebido e iniciado por el artista y curador Sigismond de Vajay como un proyecto abierto y participatorio en el 2007, convertido en el 2009 en el más que recomendable libro que contiene una amplia combinación de contribuciones de artistas y escritores, hoy toma la forma de una muestra en la Fundación Proa con ocho de esos artistas.
Una selección que junta artistas de seis paises diferentes aunque todos pertenecientes a la misma generación y que incluye algunas obras que fueron realizadas especialmente para esta exposición. Tal es el caso del multiforme artista italiano Gianni Motti, cuyas muy simples, pero ultra-efectivas acciones le otorgaron el apodo de terrorista del mundo del arte.
Siempre jugando en la fina línea entre lo legal y lo ilegal, el paraguas del arte le permite hacer cosas que de otra manera probablemente le costarían algún tiempo tras las rejas. Su prontuario incluye acciones como la que hace unos años realizó en Art Basel, exhibiendo Manipulite, un jabón hecho de grasa robada proveniente de una liposucción que Silvio Berlusconi se hizo a escondidas en una clínica suiza. O cuando el transbordador Challenger explotó en el cielo de la Florida, contactar a las agencias de prensa adjudicándose la explosión, o recientemente, durante la crisis de los bancos, convirtió todo el presupuesto para una muestra suya en un museo europeo en los correspondientes 15.000 billetes de un dólar, los colgó del techo de la sala de la exposición y, una vez que la misma terminó, se llevó todo el dinero a su casa.
Para esta vuelta, cuando se enteró que finalmente visitaría la mítica Argentina por primera vez, decidió dejar su huella aquí. Y lo hizo, literalmente: un grupo de asisitentes tuvo que esperarlo en Ezeiza con un bloque de cemento fresco para que él imprima su primer paso conquistador en el país, cuyo resultado está a la vista en Proa. Los rumores dicen que también quiere encontrarse con Maradona para tan sólo lustrarle su pie izquierdo, pero eso seguramente será parte de otra historia.
La migración, sus causas y sus consecuencias impregnan tanto las instalaciones de Carlos Garaicoa y la de Josep-María Martín . Garaicoa, un artista cubano, desarrolló su trabajo llamado Welcome, un metódico agrupamiento de invitaciones recibidas por e-mail para participar de sorteos de Green Cards, que le fueron enviadas durante el mismo tiempo que no podía ingresar a los EEUU por razones políticas.
El trabajo del español Martín, El viaje de Bamba, es el resultado de una investigación sobre el hogar como un organismo que digiere la memoria personal y colectiva. Siguiendo el camino de Bamba, un inmigrante ilegal senegalés que vivía junto a otros dieciséis compatriotas en un departamento del barrio de Lavapiés en Madrid. Martín desarrolló un proyecto multidisciplinario presentado aquí como una instalación donde texto, video, música y escultura materializan diferentes maneras de contar una misma historia. Una tragedia empapada de sangre tan roja como el color que llena la sala de la instalación, pero donde la esperanza y la posibilidad de cambio nunca desaparecen. El arte puede ser una manera de entender estas estructuras sociales, pero también, como en este trabajo, una forma de deasfiarlas, ayudando a construir una nueva vida.
Mientras que el video de John Bock, Lusttorte (la torta del deseo), juega con la idea del caos y prueba los límites del mal gusto germánico en una larga, surreal y circular performance, el dúo Lang/Baumann presenta un perfecto ejemplo de sus creaciones, siempre desafiando las fronteras entre el arte y la funcionalidad: Beautiful Steps #6 flota en el espacio como una blanca e inmaculada escalera que va y viene de y hacia ningún lado, exquisitamente no-conectando la librería y el Café de Proa. El dúo tiene también planes de intervenir el puente de Figueroa Alcorta en Recoleta cubriéndolo con su paleta ornamental de colores psicodélicos setentistas: el gobierno de la ciudad tiene la última palabra, esperemos poder disfrutarlo.
El clímax de la inauguración en Proa del sábado pasado fue la crónica de un accidente anunciado. En la sala donde 118 Ur Collages de Thomas Hirschhorn cubren dos paredes con su melancólico vanguardismo y el chillón contraste entre las imágenes de deseo que la industria de la moda produce y los desastres de la guerra, dos objectos más completaban la puesta. De un lado, O_O de Fabrice Gygi, una escultura hecha de cuero marrón y hierro, una alegoría sobre la violencia, la seguridad y la libertad que juega con la forma de la pelota del declarado deporte nacional, el pato, y con la del potro de gimnasia, en su manera más fálica imaginable. Del otro lado, la obra de Jorge Macchi, una valla de contención transparente, que permitía un dialogo con las otras dos obras: una forma de proteger al espectador virgen frente a los collages de Hirschhorn y una contraposición a la contundencia corpórea de la obra de Gygy.
Pero lo que tenía que ocurrir, ocurrió. Una cautivada visitante, inadvertidamente rozó la escultura de cristal, provocando su caída y haciéndola estallar en miles de fragmentos. Que el nombre de la obra fuese Reacción no provoca entonces sorpresa, como tal vez no sea coincidencia que la autora del “crimen” sea una novelista cuyo último libro lleva por título Los daños materiales. Una interesante, “imprevista” casualidad que podría funcionar como una buena metáfora de toda la exposición.
A veces los cercos, las fronteras y los límites tienen que ser destruídos, y a fin de cuentas, poco importa si ocurre gracias al arte o por accidente.
Hasta principios de Marzo
La nueva muestra de Proa, Of Bridges & Borders se erige como un proceso de producción de obras pergeñadas específicamente para los espacios de la Fundación y para su contexto sociopolítico y geográfico.
Estos artistas fueron invitados a pensar piezas especiales que, en la mayoría de los casos, responden a las características de la institución.
El polémico artista suizo-italiano Gianni Motti realizó una performance a su llegada a la Argentina el lunes 17 de enero en el hall de arribos del Aeropuerto de Ezeiza llamada "Primer Paso en Argentina, 2011", en el que registró su primera pisada al cruzar la frontera del país, y luego se presentó en la Fundación Proa en el marco de la exhibición "Of Bridges & Borders", que inauguró el 22 de enero.
La exhibición
A través de su programa de exhibiciones, desde el 22 de enero de 2011 Fundación Proa vuelve a acercar la escena internacional e inaugura Of Bridges & Borders, una experiencia curatorial organizada en un libro / edición curado por Sigismond de Vajay que en esta oportunidad llega al espacio expositivo.
Los bordes, los puentes, las líneas imaginarias que dividen u organizan los estados, las razas, las culturas y los territorios son las coordenadas que Of Bridges & Borders propone pensar. La exposición reúne una rigurosa selección de artistas, invitados a generar obras para Proa, que en su conjunto trabajan una problemática similar sobre inmigración, censura y frontera.
Of Bridges & Borders asume diversos caminos en la construcción de la obra, concomitantes, todos, con los modos imperantes de la producción artística actual. Thomas Hirschhorn envía por DHL su serie de UR Collages, al tiempo que está presente en el documental que exhibe la muestra sobre su obra. Jorge Macchi produce para la exposición la pieza Reacción. A su vez, la variedad de los métodos productivos permite que algunos artistas lleguen a Buenos Aires a concluir sus trabajos. La presencia de Fabrice Gygi, Lang/Baumann, Josep-Maria Martín y Gianni Motti vehiculiza otra de las facetas del artista actual: el rol teórico y la importancia del ejercicio reflexivo a través del diálogo permanente con el público y la presentación directa y personal de las obras. Así, ellos llegan por primera vez a la Argentina y exponen en las salas de Proa el resultado de sus trabajos, generando un diálogo sobre formatos y procesos: instalaciones, esculturas, performances, site-specific y planteos multidisciplinarios capaces de engrosar la “memoria colectiva” que, según Sigismond de Vajay, funciona como objetivo central del proyecto.
Of Bridges & Borders organiza encuentros, planea intervenciones, arma conciertos e imagina proyectos especiales susceptibles de revelar la inestabilidad que, en el mundo contemporáneo y en tiempos de globalización, redefinen la noción de límite y repiensan la lejanía y la proximidad.
El Primer paso en Argentina que el italiano Gianni Motti selló al arribar al aeropuerto de Ezeiza en ocasión de la muestra prologó la muestra. Motti, famoso por el alcance público de sus métodos, imaginó su gesto en clara alusión al gran puente que, entre América y Europa, tendieron algunos estados modernos.
La exhibición presenta, por primera vez en la Argentina, 118 Ur Collages de Thomas Hirschhorn. Dominantes, las imágenes de Hirschhorn sellan un contraste feroz y terminante. La proyección de Thomas Hirschhorn. Jours tranquilles au Musée précaire Albinet, el documental de Coraly Suard sobre el Museo de Albinet, completa la presencia del artista en el marco de la exposición.
La pieza de Fabrice Gygi, O_O, trabaja la categoría de sociedad de control y regulación social de la violencia, cristalizadas en un objeto con raíces sadomasoquistas.
Exclusión trágica e imposibilidad de tránsito motivan la obra del artista español Josep-Maria Martín: Una casa digestiva para un piso patera para lavapiés, con Mouhamadou Bamba Diop enmarca, en un cubo rojo, una experiencia en primera persona de un inmigrante senegalés. La proyección diaria, en el Auditorio de Proa, de Casa digestiva para un piso patera de Lavapiés completa el trabajo.
Carlos Garaicoa pensó Welcome para la edición del proyecto: adversidad, daño psicológico y el “tramiterío” hastiante de las “Green Card” norteamericanas.
Con la videoinstalación Lusstorte, John Bock reafirma en Buenos Aires su filiación al arte caótico. En su video, una habitación gira. Gira también una torta. Y gira el artista, interminablemente.
Lang/Baumann traslada al plano arquitectónico una de sus permanentes inquietudes: Beautiful Steps #6, una escalera central, limitada pero infinita, insuficiente. E imponente. De abajo arriba, de arriba abajo y a ninguna parte.
La valla de contención de Jorge Macchi, Reacción, elaborada con vidrio soplado, conjuga las formas del miedo, tan propias como impuestas.
Las fronteras logran cruzarse y Of Bridges & Borders ensaya una proximidad y un contraste capaz de reponer los interrogantes más urgentes de un mundo en crisis simbólica y política
Of Bridges & Borders cuenta con el apoyo de la Embajada de Suiza en Argentina, la Embajada de Francia en Argentina, Swiss Arts Council PROHELVETIA, Avina Stiftung, KBB, Toit du Monde y Tenaris.
Of Bridges & Borders, por Sigismond de Vajay
Of Bridges & Borders es un proyecto cultural multidisciplinario transfronterizo que nace de un libro realizado y editado en octubre del 2009, y que reúne y revela la posición y el modo de ver de músicos, arquitectos y pensadores de 17 países.
Of Bridges & Borders es, así, un conjunto de contribuciones que alcanzan su realización material a través de exposiciones, intervenciones urbanas, conciertos y conferencias, con formatos que varían entre la instalación, el videoarte, el cine, la arquitectura, la música y las performances, con las que Of Bridges & Borders busca provocar nuevas formas de lectura por proximidad, diferencia, comparación y contradicción en el ámbito cultural.
En Fundación Proa, Of Bridges & Borders presenta a ocho artistas cuyos trabajos dialogan entre sí. Con texturas y formatos universales, la exposición traza un recorrido visual que va desde el minimalismo al arte caótico, con contenidos y temáticas abordadas desde un punto de vista formal, político y estético.
Artistas oriundos de varios países e integrantes de una misma generación, que llegan con visiones y vocabularios diferentes para afrontar un mismo problema: el de la globalidad de la vida cotidiana, asunto fundamental de las preocupaciones simbólicas contemporáneas.
Así, el proyecto no sólo tiende puentes evidentes entre las obras y los artistas, sino que también delimita con claridad las fronteras que circunscriben las tendencias del arte actual, sus vocabularios y conflictos.
Of Bridges & Borders se erige entonces como un proceso de producción de obras pergeñadas específicamente para los espacios de la Fundación Proa y para su contexto sociopolítico y geográfico. Los artistas fueron invitados a pensar piezas especiales que, en la mayoría de los casos, responden a las características de la institución.
En la selección de esta edición de Of Bridges & Borders hay tres artistas suizos -Thomas Hirschhorn, Fabrice Gygi y L/B- un artista italiano -Gianni Motti-; un artista español -Josep-Maria Martín-; un artista cubano -Carlos Gariacoa- un artista alemán -John Bock- y, finalmente, un artista argentino -Jorge Macchi-.
Sigismond de Vajay (París, 1972, es de nacionalidad argentina, húngara y suiza. Actualmente vive y trabaja entre Vevey, Barcelona y Buenos Aires. Expuso su trabajo en Suiza, Francia, Alemania, España, Canadá, Italia, Eslovenia, Hungría, Rumania, Argentina, Chile, Eslovaquia, Estados Unidos, Austria y China. Publicó diversos libros entre 2009 y 2010 incluyendo Nouveaux Désastres, Of Bridges & Borders y Repeat all.
www.intervals.org
www.ofbridgesandborders.com
Agradecimientos
Sági Szabolcs, Clara Caputo, Guadalupe Posse, Catherine Munger, Cathy Lopez, Magdalena Cordero, Atelier Hirschhorn, Isabelle Petersen, Elsa Manelphe, Florencia Juri, Arturo Carvajal, Jorge Miño, Irina Kirchuk, Estudio Garaicoa, Maxi Jacoby, Jordi Ubanell, André Baldinger, Lotte Møller.
Con el auspicio de
Embajada de Suiza en Argentina
Swiss Arts Council PROHELVETIA
Avina Stiftung
KBB
Toit du Monde
Tenaris
Gianni Motti realizó obras con gran impacto internacional, como fue el caso del jabón "Manipulite" (2005), hecho con la grasa del primer ministro italiano Silvio Berlusconi, que logró interceptar en la clínica en donde el mandatario se hacía sus cirugías. En 1997, en la 53ª sesión de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, Gianni Motti se infiltró como representante de Indonesia, tomando el lugar del delegado ausente. En 1997, Motti viajó a Colombia y declaró a través de los medios de comunicación que iba a forzar la renuncia del presidente Samper telepáticamente, teniendo que dejar el país ante la amenazas recibidas. En 2005, al momento de las famosas torturas de los presos de Abu Ghraib, Motti se presentó en la gradas VIP del la semifinal del Roland Garros, en donde se celebraba el encuentro entre Tim Henman y Guillermo Coria, coincidiendo el partido con la visita de Bush a París para el 60º aniversario del desembarco de Normandía. Allí lo registraron sentado, mirando los primeros 20 minutos del partido con una bolsa de papel sobre la cabeza, como signo de protesta pacífica en contra de las torturas, y apareció en todos los canales de televisión del mundo hasta que la seguridad del estadio notó su presencia y le pidió que abandonara la acción.
exhibida el sábado en Proa, hubieraencontrado mejores argumentos para su alta visibilidad.
Sin querer, Matilde Sánchez, escritora y periodista de Clarin , se llevó puesta la valla, en un acto que ella califica con fino humor de “involuntario vandalismo”.
Y sí, cuenta ella en un texto publicado hoy (Clarín, pag 38) que caminaba por la sala con la cartera al hombro y de pronto escuchó el estallido de la valla, el vidrio soplado se hizo añicos. La pobre Matilde suplicó -en su fuero íntimo- que otro hubiera sido el responsable de la destrucción de Gran Vidrio, post duchampiano, como llamó Ricardo Ramón, del CCEBA, a esta pieza asegurada por Adriana Rosenberg, poco antes de la apertura de la muestra, en 50.000 dólares.
Las fotos de este post son Proa y de Ana Arméndariz.
Lo que tenía que pasar pasó. Es extraño este juego de profecías cumplidas. El primer capítulo del último libro de Matilde Sánchez se llama Los daños materiales, y relata cómo ” un juego de cristalería termina hecho añicos”. Cosas vederes Sancho!
Proa es no sólo un faro en las artes visuales porteñas, también es una casa segura para el arte. ¿Quién podía imaginar, mientras nos dirigíamos allá el sábado a ver “Of bridges & borders”, que un descuido, todavía inexplicable, me convertiría en el brazo armado contra todos los límites? –o bien en la alevosa socia performer de un artista a quien no tengo el gusto de conocer. Anoche el artista Jorge Macchi anunció su decisión de retirar del museo los restos a los que reduje su obra.
Dentro de la muestra internacional, la pieza Reacción consistía en una valla de vidrio soplado de tamaño real, que traslucía el suelo de madera hasta ser invisible. Destinada a potenciar su fragilidad, la puesta fue una decisión deliberada del curador Sigismond de Vajay. En sus líneas, era el arquetipo de una valla salvo por su material, que la convertía en su antítesis. Era –digo bien, porque ya es solo leyenda- un obra conceptual y promovía la crítica, en este caso sobre los límites. Las asociaciones más pedestres de una valla –allí donde lo pedestre es la escala humana del territorio, lo sabemos en esta, la capital del piquetes– la vinculan con el poder y el anhelo de transgresión. Una valla es un muro portátil; bloquea según se precise pero convoca a derribarla. Antes de que llegaran las teorías sobre la porosidad de las fronteras, en la Berlín oriental de los 70 Peter Schneider observaba: “el Muro está en la cabeza”.
Aunque en internet el español Ricardo Jarne ya la bautizó “el Gran Vidrio argentino”, Reacción era todo lo contrario de un ready-made a lo Duchamp. Se trataba de una artesanía perfecta, sobreconstruida. En todo caso, era un ready-crash, contenía su desenlace. Modestamente, creo haber obedecido su mandato. A las 18:30 vi la obra y fui hasta el fondo de la sala. De vuelta caminé con mi cartera al hombro. De pronto los rostros del público multiplicaron el grito mudo de Munch. Fue un no-evento pero tuvo para mí la cámara lenta alucinatoria de los accidentes, se congeló en primeros planos con banda sonora de estrépito. En esa cámara de ecos, sonó como la caída de una claraboya, como si hubieran estallado las vidrieras de Harrod´s.
Fuente: clarin.com
Proa es no solo un faro en las artes visuales porteñas, también es una casa segura para el arte. ¿Quién podía imaginar, mientras nos dirigíamos allá el sábado a ver “Of bridges & borders”, que un descuido, todavía inexplicable, me convertiría en el brazo armado contra todos los límites? –o bien en la alevosa socia performer de un artista a quien no tengo el gusto de conocer. Anoche el artista Jorge Macchi anunció su decisión de retirar del museo los restos a los que reduje su obra.
Dentro de la muestra internacional, la pieza Reacción consistía en una valla de vidrio soplado de tamaño real, que traslucía el suelo de madera hasta ser invisible. Destinada a potenciar su fragilidad, la puesta fue una decisión deliberada del curador Sigismond de Vajay. En sus líneas, era el arquetipo de una valla salvo por su material, que la convertía en su antítesis. Era –digo bien, porque ya es solo leyenda- un obra conceptual y promovía la crítica, en este caso sobre los límites. Las asociaciones más pedestres de una valla –allí donde lo pedestre es la escala humana del territorio, lo sabemos en esta, la capital del piquetes– la vinculan con el poder y el anhelo de transgresión. Una valla es un muro portátil; bloquea según se precise pero convoca a derribarla. Antes de que llegaran las teorías sobre la porosidad de las fronteras, en la Berlín oriental de los 70 Peter Schneider observaba: “el Muro está en la cabeza”.
Aunque en internet el español Ricardo Jarne ya la bautizó “el Gran Vidrio argentino”, Reacción era todo lo contrario de un ready-made a lo Duchamp. Se trataba de una artesanía perfecta, sobreconstruida. En todo caso, era un ready-crash, contenía su desenlace. Modestamente, creo haber obedecido su mandato. A las 18:30 vi la obra y fui hasta el fondo de la sala. De vuelta caminé con mi cartera al hombro. De pronto los rostros del público multiplicaron el grito mudo de Munch. Fue un no-evento pero tuvo para mí la cámara lenta alucinatoria de los accidentes, se congeló en primeros planos con banda sonora de estrépito. En esa cámara de ecos, sonó como la caída de una claraboya, como si hubieran estallado las vidrieras de Harrod´s. Por segundos tuve la esperanza que alienta en todo papelón: que lo haya cometido otro. Enseguida sobrevino la sensación de “tragame, tierra”. Pero la tierra me rechazó. Se sabe, el cristal es una de las pocas materias que no tiene remedio; una vez que estalla no se lo puede pegar con nada -trizas y añicos, plurales de palabras sin singular. Esa misma mañana la directora de Proa, Adriana Rosemberg, presintió que la obra “reaccionaría” y la aseguró en 50 mil dólares. Así, al dejar de existir, la obra reveló su condición de lujo. ¿Con qué seguir tras este debut? ¿Me decantaría por el castigo, como las chicas enmascaradas de Guerrilla art ? ¿Me atreveré a derribar la pecera de formol que aloja al tiburón de Damien Hirst? ¿Qué distinguió el hecho de un simple blooper? La interpretación, que no conoce límites y de todo se sirve.
En el régimen del arte actual, la estrategia estética cuenta y siempre está latente un potencial de cinismo. Lo primero que pensé fue cómo compensaría yo a Macchi. Ante la posible llegada de un escribano, suspiré –quizá el artista ya estaba al tanto ¡y empezaba a festejar a cuenta! Lo imaginé proyectando una nueva serie de estructuras intangibles, complotado con sus amigos en la pulverización. Pero enseguida me puse a mí misma bajo sospecha. Me imaginé presa en una seccional, cerca de la celda de “Jorge”, y luego en el penal de Ezeiza, ¡convicta por intento de defraudación del seguro! Y como cada uno va con sus series, su agenda y su cinismo, debo trasmitir al lector la formidable carambola de esta casualidad: también pensé en el primer capítulo de mi última novela, Los daños materiales , donde un juego de cristalería acaba hecho polvo. No fue entonces iconoclastia sino el cumplimiento de mis profecías.
Los bordes, los puentes, las líneas imaginarias que dividen u organizan los estados, las razas, las culturas y los territorios son las coordenadas que Of Bridges & Borders propone pensar. La exposición reúne una rigurosa selección de artistas, invitados a generar obras para Proa, que en su conjunto trabajan una problemática similar sobre inmigración, censura y frontera.
Of Bridges & Borders asume diversos caminos en la construcción de la obra, concomitantes, todos, con los modos imperantes de la producción artística actual. Thomas Hirschhorn envía por DHL su serie de UR Collages, al tiempo que está presente en el documental que exhibe la muestra sobre su obra. Jorge Macchi produce para la exposición la pieza Reacción. A su vez, la variedad de los métodos productivos permite que algunos artistas lleguen a Buenos Aires a concluir sus trabajos. La presencia de Fabrice Gygi, Lang/Baumann, Josep-Maria Martín y Gianni Motti vehiculiza otra de las facetas del artista actual: el rol teórico y la importancia del ejercicio reflexivo a través del diálogo permanente con el público y la presentación directa y personal de las obras. Así, ellos llegan por primera vez a la Argentina y exponen en las salas de Proa el resultado de sus trabajos, generando un diálogo sobre formatos y procesos: instalaciones, esculturas, performances, site-specific y planteos multidisciplinarios capaces de engrosar la “memoria colectiva” que, según Sigismond de Vajay, funciona como objetivo central del proyecto.
Of Bridges & Borders organiza encuentros, planea intervenciones, arma conciertos e imagina proyectos especiales susceptibles de revelar la inestabilidad que, en el mundo contemporáneo y en tiempos de globalización, redefinen la noción de límite y repiensan la lejanía y la proximidad.
El Primer paso en Argentina que el italiano Gianni Motti selló al arribar al aeropuerto de Ezeiza en ocasión de la muestra prologó la muestra. Motti, famoso por el alcance público de sus métodos, imaginó su gesto en clara alusión al gran puente que, entre América y Europa, tendieron algunos estados modernos.
La exhibición presenta, por primera vez en la Argentina, 118 Ur Collages de Thomas Hirschhorn. Dominantes, las imágenes de Hirschhorn sellan un contraste feroz y terminante. La proyección de Thomas Hirschhorn. Jours tranquilles au Musée précaire Albinet, el documental de Coraly Suard sobre el Museo de Albinet, completa la presencia del artista en el marco de la exposición.
La pieza de Fabrice Gygi, O_O, trabaja la categoría de sociedad de control y regulación social de la violencia, cristalizadas en un objeto con raíces sadomasoquistas. Exclusión trágica e imposibilidad de tránsito motivan la obra del artista español Josep-Maria Martín: Una casa digestiva para un piso patera para lavapiés, con Mouhamadou Bamba Diop enmarca, en un cubo rojo, una experiencia en primera persona de un inmigrante senegalés. Carlos Garaicoa pensó Welcome para la edición del proyecto: adversidad, daño psicológico y el “tramiterío” hastiante de las “Green Card” norteamericanas.
Con la videoinstalación Lusstorte, John Bock reafirma en Buenos Aires su filiación al arte caótico. En su video, una habitación gira. Gira también una torta. Y gira el artista, interminablemente.
Lang/Baumann traslada al plano arquitectónico una de sus permanentes inquietudes: Beautiful Steps #6, una escalera central, limitada pero infinita, insuficiente. E imponente. De abajo arriba, de arriba abajo y a ninguna parte.
La valla de contención de Jorge Macchi, Reacción, elaborada con vidrio soplado, conjuga las formas del miedo, tan propias como impuestas.
Las fronteras logran cruzarse y Of Bridges & Borders ensaya una proximidad y un contraste capaz de reponer los interrogantes más urgentes de un mundo en crisis simbólica y política Of Bridges & Borders cuenta con el apoyo de la Embajada de Suiza en Argentina, Swiss Arts Council PROHELVETIA, Avina Stiftung, KBB, Toit du Monde y Tenaris.
Of Bridges & Borders es un proyecto cultural multidisciplinario transfronterizo que nace de un libro realizado y editado en octubre del 2009, y que reúne y revela la posición y el modo de ver de músicos, arquitectos y pensadores de 17 países.
Of Bridges & Borders es, así, un conjunto de contribuciones que alcanzan su realización material a través de exposiciones, intervenciones urbanas, conciertos y conferencias, con formatos que varían entre la instalación, el videoarte, el cine, la arquitectura, la música y las performances, con las que Of Bridges & Borders busca provocar nuevas formas de lectura por proximidad, diferencia, comparación y contradicción en el ámbito cultural.
En Fundación Proa, Of Bridges & Borders presenta a ocho artistas cuyos trabajos dialogan entre sí. Con texturas y formatos universales, la exposición traza un recorrido visual que va desde el minimalismo al arte caótico, con contenidos y temáticas abordadas desde un punto de vista formal, político y estético. Artistas oriundos de varios países e integrantes de una misma generación, que llegan con visiones y vocabularios diferentes para afrontar un mismo problema: el de la globalidad de la vida cotidiana, asunto fundamental de las preocupaciones simbólicas contemporáneas.
El proyecto no sólo tiende puentes entre las obras y los artistas; también delimita las fronteras que circunscriben las tendencias del arte actual, sus vocabularios y conflictos. Of Bridges & Borders se erige entonces como un proceso de producción de obras pergeñadas específicamente para los espacios de la Fundación Proa y para su contexto sociopolítico y geográfico. Los artistas fueron invitados a pensar piezas especiales que, en la mayoría de los casos, responden a las características de la institución.
En la selección de esta edición de Of Bridges & Borders hay tres artistas suizos -Thomas Hirschhorn, Fabrice Gygi y L/B- un artista italiano -Gianni Motti-; un artista español -Josep-Maria Martín-; un artista cubano -Carlos Gariacoa- un artista alemán -John Bock- y un artista argentino -Jorge Macchi-.
John Bock
Lusstorte, 2008. Videoinstalación. 50’50”
La obra de John Bock se caracteriza por su espíritu poco convencional y caótico. Es considerado uno de los más influyentes de su generación. El trabajo de Bock toma formatos performativos y teatrales que se traducen en video, cine, instalaciones y objetos en los que nada es lo que parece, lo que dificulta su clasificación dentro de las disciplinas tradicionales.
John Bock es un artista excéntrico que, a través del vocabulario y los elementos que utiliza en sus performances, sus esculturas y películas, reflexiona sobre la sociedad actual y transporta al público a un mundo casi incomprensible.
Se puede detectar en sus trabajos influencias de las performances de Paul McCarthy, o incluso del accionismo vienés y del arte de vanguardia del siglo XX, creando un universo particular en el que usa ciertos objetos y formatos a los cuales logra dar significados particulares, con códigos propios.
Sus objetos o esculturas parecen ser herramientas para las performances. Bock es el principal actor de sus obras audiovisuales, siendo él mismo director, actor y creador de los sets. Las obras de Bock que se presentan en Proa son proyectos recientes que el artista realizó exclusivamente en formato audiovisual y se exhiben como videoinstalación en la sala de exposición y en el auditorio.
En la videoinstalación Lusstorte (2008), Bock realiza una performance de 50 minutos en la que él es el único protagonista, en un entorno ficticio y caótico con forma de torta gigante. En la película Im Schatten der Made (2010), el artista despliega su amplio repertorio creativo, cargado de guiños al expresionismo alemán y al teatro del absurdo. Y en Palms desarrolla otras preocupaciones, tal vez más concretas y narrativas, alejándose un poco de lo surreal para dedicarse al guión tradicional, aunque construido con “toques bockianos”.
John Bock tiene un talento para lograr obras completas, sin fronteras entre los medios que utiliza, uniendo la performance con el cine, el cine con la escultura, y la escultura con la instalación, de forma intensa y enfatizando el humor, el drama y el sarcasmo.
John Bock (1965, Gribbohm, Alemania). Reside y trabaja en Berlín. Trabaja con las galerías Anton Kern de Nueva York, Klosterfelde de Berlín y Sadie Coles HQ de Londres. Realizó exposiciones en instituciones como el MoMA y el New Museum of Art de Nueva York, el Kunst- Werke de Berlín, el Kunsthalle de Basilea, la Secession de Viena , la Fundación Trussardi de Milán, el ICA de Londres y el CAC de Málaga. Las instalaciones y los videos de John Bock se exhibieron en algunos de los eventos más prestigiosos del arte, como la Bienal de Venecia en dos ocasiones, la Manifesta 5, la Trienal de Yokohama o la Documenta 11 de Kassel.
Entre sus principales premios se destacan Ars Viva 99/00, el Premio para Catálogos de Alfred Krupp von Bohlen y el de la Fundación Halbach.
www.designboom.com/contemporary/ bock.html
www.klosterfelde.de/sites/artists/bock/ ar_f.html
www.cmoa.org/international/the_ exhibition/artist.asp?bock
www.regenprojects.com/artists/john-bock
Carlos Garaicoa
Welcome, 2011. Instalación. 700 x 300 cm.
A partir de los años 90, Carlos Garaicoa comienza su trayectoria artística en La Habana, su ciudad natal. Su discurso crítico sobre la sociedad contemporánea se traduce en obras de varios formatos, como la fotografía, las instalaciones, las intervenciones, el video, y el dibujo. Trabaja sobre visiones del espacio urbano, que reflejan el contexto mediante la proyección de ficciones, como por ejemplo ciertas obras en las cuales reconstruye en técnica textil edificios jamás construidos de La Habana. Sus proyectos se nutren de la memoria fragmentada, haciendo referencia al fracaso de los programas sociales y arquitectónicos cubanos, y alegorías a monumentos y a las ruinas del pasado. Sus obras hablan, de forma depurada y con referencias a la arquitectura, de posicionamientos políticos como el totalitarismo, las dictaduras o el socialismo. Usa formatos como maquetas, dibujos arquitectónicos o fotografía para realizar proyectos que denuncian actos sucedidos en el pasado en países que sufrieron totalitarismos, sin perder cierta ironía. El tema de la frontera está presente en varios momentos en la obra de este artista, ya que realizó una serie de intervenciones y videos vinculados con las fronteras políticas y los muros divisorios.
Para Of Bridges & Borders 2011, Gariacoa inició una nueva obra producida en conjunto con la Fundación Proa, que tiene como punto de partida la migración cubana hacia los EE UU. De Welcome (2011), Garaicoa dice: “Es una instalación que está emparentada con la obra anterior, Der Gast/El Invitado (2006), donde lidiaba con los sistemas burocráticos existentes para desplazarse de un lugar a otro sobre todo en países del Tercer Mundo. Tocaba además el tema de la posibilidad/imposibilidad de movimiento y la adversidad psicológica por la que atraviesa un individuo que debe hacer todos estos trámites para moverse, sea para visitar o migrar”.
Para el caso particular de Welcome, el artista reunió durante años invitaciones a participar en sorteos de Green Card para ingresar a los Estados Unidos. El período de tiempo por el que fue guardando estas cartas era el mismo en el que le era imposible viajar a los Estados Unidos por razones políticas. La obra juega con esa dicotomía entre la tentación constante de la invitación y la imposibilidad de acceder realmente al país.
Carlos Gariacoa (1967, La Habana, Cuba). Reside y trabaja en La Habana y Madrid.
Trabaja con las galerías Continua, de San Gimignano, Beijing y Le Moulin; Elba Benítez, de Madrid; Luisa Strina, de San Pablo; y Habana, de La Habana. Realizó exposiciones en el MoMA de Nueva York, el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, el Museo de Arte Moderno de Medellín, el Museum of Modern Art de Dublín, el Museo de Burgos y el Royal Ontario Museum de Toronto. Participó en importantes eventos artísticos internacionales como las bienales de São Paulo (2004 y 2010), Venecia (2005 y 2009), Liverpool (2006), Dokumenta 11 de Kassel (2002), Sharjah, en los Emiratos Arabes Unidos (2005), Moscú (2005) y la Trienal de Yokohama (2001). Entre sus principales premios se destacan el Premio Internacional de Arte Contemporáneo de Montecarlo y el Katerine S. Marmor Award en el 2005.
Algunas importantes colecciones tienen obras del artista, como el Museum of Fine Arts de Houston, el MoMA, la Tate Modern, el MOCA, el Guggenheim de New York, el MACBA de Barcelona, el Reina Sofía de Madrid, o la Maison Européenne de la Photographie de París.
www.carlosgaraicoa.com
www.tate.org.uk/research/tateresearch/ majorprojects/garaicoa/work_1.htm www.elcultural.es/articulo_imp. aspx?id=20470
www.icaphila.org/news/pdf/Garaicoa_ pr.pdf
bombsite.com/issues/82/articles/2523
www.e-flux.com/shows/view/8383
Fabrice Gygi
O_O, 2011. Instalación. Cuero y hierro.
Medidas variables
Fabrice Gygi se inspira para sus obras en los elementos que lo rodean, estructuras que reflejan el orden y el poder, la vigilancia y el autoritarismo inherente de los sistemas sociales.
En su carrera artística desarrolló proyectos y obras en diversos formatos, como la performance, el grabado y la escultura instalada o los objetos. En los últimos diez años, Gygi enfocó su producción en obras tridimensionales de formato mediano o grande, con claras referencias a lo industrial y las estructuras de mobiliario urbano o del espacio público. En varias de sus obras, se denotan inspiraciones en lo militar, la cárcel, el tribunal, las armas, el orden, la democracia, el totalitarismo y la dictadura, los deportes, las sentencias finales y los castigos. Sus piezas, que siempre recuerdan algo común, generan inseguridad, manteniendo esta idea de frontera entre lo que es arte y lo que no. Hay algo de ready-made en ciertas obras de Gygi, pero lo que más se destaca en su arte es un minimalismo puro y una referencia a materiales fríos que sirven para contener a la sociedad dentro del marco de la “normalidad”.
Gygi realizó multitudes de objetos, como barreras, vallas o jaulas en diversos materiales que representan o forman fronteras, impidiendo el paso. También desarrolló torres de vigilancia, flotadores o cross blocks con el mismo significado, todos juntos, formando un vocabulario propio. Para la exposición en Proa, el artista se propuso actuar de forma diferente y más suave que de costumbre al trabajar sobre materiales que produce el país, vinculándose con el contexto local. Eligió para su obra cuero y metal, como había hecho en su serie LTXYI.
Con estas nuevas obras hace referencia a los potros de gimnasia, un obstáculo a superar saltando por encima. Como siempre, lo traduce a su manera y lo combina con otros elementos que le sugiere la forma definitiva de la pieza. En este caso, el artista combinó los materiales y las formas con la pelota del juego del pato, deporte nacional en la Argentina.
Esta nueva obra confirma la inspiración minimalista y pura, y su interés tanto en los materiales, las formas y las relaciones de las paradojas sociales, siendo el juego del pato prohibido en otras épocas por su carácter violento y su falta de reglas. La escultura refiere a un juego violento y caótico, pero a través de una pieza y desde un lenguaje formal que refiere al orden, la pureza y el control.
Fabrice Gygi (1965, Ginebra, Suiza).
Reside y trabaja en Ginebra.
Es un artista reconocido internacionalmente por sus instalaciones, esculturas y objetos minimalistas de una estética radical enfocadas en temáticas políticas y sociales. Trabaja con galerías como Chantal Crousel de París, Guy Bärtschy de Ginebra y Francesca Pia de Berna. Exhibió sus obras en museos como el Orange County Museum de California, el Mamco de Ginebra, Magasin 3 de Estocolmo, Museum of Contemporary Art de Tuscon y el Swiss Institute de Nueva York. Participó en importantes eventos artísticos internacionales representando a Suiza, como en las bienales de Venecia (2009) y São Paulo (2002). Entre sus principales premios, se destacan el de la 6ª Bienal del Cairo y los Swiss Art Awards entre 1996 y 1998.
editioncopenhagen.com/default. asp?Action=Details&Item=380
www.crousel.com/artists/gygy_fabrice/ index.html
www.magasin3.com/v1/exhibitions/gygi. html
www.bartschi.ch/ggb. php?opt=artist&id=84
www.frieze.com/issue/review/fabrice_gygi
Thomas Hirschhorn
Ur Collage, 2008. Serie de 118 collages sobre papel. Medidas variables
Para su participación en Of Bridges & Borders, Thomas Hirschhorn hizo una selección de obras de su serie Ur- Collages, iniciada en 2008. Es la primera oportunidad en la que Hirschhorn presenta tantas piezas juntas de esta serie (118 de las 142 existentes).
Aquí, Hirschhorn establece un diálogo o una confrontación con las imágenes, llevando al público a reflexionar sobre las relaciones básicas del mundo que nos rodea a través de los medios de comunicación, las publicidades y la propaganda política.
Su serie de collages nos presenta de una forma sencilla y frontal el contraste entre la belleza socialmente aceptada y los desastres ocasionados por los conflictos bélicos. En este caso, el artista usa el collage con las clásicas preocupaciones artísticas que el dispositivo conlleva, cuidando lograr armonías de forma y colores, sintonías y diálogos entre las imágenes. Sin embargo, hay una gran diferencia con el collage clásico: el impacto que genera este contenido.
Por una parte, la seducción de las imágenes glamorosas que intentan vender accesorios y ropa. Por la otra, fotos de cadáveres y cuerpos reventados en tragedias ocurridas en conflictos mundiales. Todo, con gran ingenio, y teniendo como meta estética la unidad. Los Ur Collages reflejan el nuevo orden estético y la orgía destructora de los enfrentamientos globales, denunciando el mecanismo perverso de los medios de comunicación y la prensa.
Hirschhorn es más conocido por sus instalaciones de gran formato, con carácter supuestamente caótico, para las cuales generalmente hace uso de materiales baratos y cotidianos como cinta de embalar, cartón, papel de aluminio, plásticos, recortes de periódicos, revistas, autos, y libros que selecciona cautelosamente. Siempre hace referencia a la filosofía, la política y la prensa, instalándo todo de una forma muy lógica y precisa en el espacio expositivo. En el caso de los Ur Collages, decide no hacer uso de esta estética caótica y vuelve a lo tradicional mediante un montaje estándar, al “cubo blanco”, que enrarece el objeto artístico.
Su instalación, en esta presentación, es de un radicalismo extremo y matemático, transformando su pieza en una propuesta que coquetea con el minimalismo. Hirschhorn dice que “hacer collages es esencial para mí, me inspiro en los collages de John Heartfield, Hannah Höch, Kurt Schwitters y sobre todo los Grosse- Plasto-Dio-Dada-Drama tridimensionales de Johannes Baader”. Además, destaca el carácter popular del collage: “Hacer un collage es algo universal y es una apertura al público masivo”.
Thomas Hirschhorn (1957, Berna, Suiza). Reside y trabaja en París, Francia. Artista de renombre internacional, que se presenta por primera vez en Argentina. Reconocido por sus instalaciones y proyectos que combinan arte, filosofía y sociología, la estética y la política, Hirschhorn trabaja con galerías de primera línea como Chantal Crousel de París, Gladstone Gallery de Nueva York, Stephen Freidman Gallery de Londres y Kurimanzutto de México. Exhibió sus obras en los museos más importante del mundo, como el Pompidou, el Guggenheim, la Tate Modern, el MOCA de Los Ángeles, el New Museum y el MoMA de Nueva York, y el Reina Sofía de Madrid. También participó de grandes eventos artísticos internacionales, como las bienales de Venecia, São Paulo y la Documenta 11 de Kassel. Entre sus principales premios se destacan el Prix Marcel Duchamp (2000) y el Joseph Beuys-Preis (2004). En 2011, representará a Suiza en la Bienal de Venecia.
www.gladstonegallery.com/hirschhorn.asp
www.tate.org.uk/magazine/issue7/ hirschhorn.htm
www.papercoffin.com/writing/articles/ hirschhorn.html
www.artnet.com/magazineus/features/ saltz/saltz1-31-06.asp
bombsite.com/issues/113/articles/3621
Lang/Baumann
Beautiful Steps # 6, 2011. Instalación. 580 x 180 x 500 cm.
La obra de L/B es interactiva y dinámica, es ornamental y supera las fronteras de lo decorativo, manteniendo un estilo y gusto que nos recuerda los éxitos de los diseños de los 60 y 70, con una fuerte influencia del arte pop.
Muchos de los proyectos que llevan a cabo son site specific, desarrollados en relación con el contexto estético y temático. A través de sus intervenciones, se preocupan de la espacialidad, de cómo la gente hace uso de los espacios y de cómo lograr proyectos armoniosos que aseguran un bienestar.
Muchos de los títulos de sus piezas hacen referencias al bienestar, como CONFORT, BEAUTIFUL o PERFECT, relacionando la obra de arte a un producto más comercial que se readapta en los diferentes espacios según las necesidades del lugar para el cual se crea.
El vocabulario de los artistas es lo suficientemente libre para lograr propuestas de toda índole y para todo espacio, en el marco de la abstracción que los caracteriza. El proceso creativo de L/B es seductor, ya que lograron establecer una unidad entre las obras bidimensionales y las tridimensionales sin conflicto ninguno. Que sea una pintura mural o unas escaleras, un objeto o un elemento inflable, todo se enmarca en una línea con la cual saben jugar de forma hábil y con humor.
En el marco de Of Bridges & Borders, L/B desarrollan dos proyectos que dialogaran entre sí y que también se pueden leer de forma independiente. Para Proa, producen una nueva pieza dentro de la serie Beautiful Steps, que empezaron en el 2009. Son escaleras blancas, que flotan en el espacio y que van de ningún lugar a ningún lugar. En este caso, pueden traducirse como frontera imposible. Las escaleras que normalmente se usan como una herramienta arquitectónica, aquí se transforman en algo escultórico que representa sólo un emblema.
Obviamente, esta pieza podría hacer referencia a pensadores o artistas del siglo pasado, como M. C. Escher con su famosa escalera infinita del grabado Ascending and Descending (1960), o las escaleras imposibles de Penrose, que realizó un año antes, sin olvidar las escaleras de los grabados de las cárceles de Piranése, que grabó el artista italiano casi dos siglos antes, o las escaleras que aparecen en la obra literaria de Borges.
L/B (Sabina Lang: 1972, Berna / Daniel Baumann: 1967, San Francisco). Residen y trabajan en Burgdorf, Suiza desde 1990.
Es un dúo de artistas suizos que se presenta por primera vez en Latinoamérica. Son reconocidos por sus intervenciones e instalaciones, proyectos que mezclan y ponen en relación el arte, el diseño y la arquitectura. Trabajan con las galerías Loevenbruck de París y Urs Meile de Lucerna y Beijing. Exhibieron sus obras en museos como el Palais de Tokio de París, la Nuit Blanche de Madrid y de París, y el Musac de León, y participaron en grandes eventos artísticos internacionales como Art Setouchi 2010, Megijima, Kagawa, Japón; Utopics. 11. Exposición Suiza de arte plástico, Biel- Bienne, Suiza.
Entre sus principales premios, destacamos el Swiss Art Award en 1998 y 2002.
langbaumann.com
www.everland.ch
www.loevenbruck.com
www.galerieursmeile.com
Jorge Macchi
Reacción, 2010. Vidrio soplado. 210 x 102 x 60 cm.
La obra de Jorge Macchi se relaciona en muchos casos con vivencias, momentos particulares y la trama de la memoria, el sonido y música. Con economía de elementos y mucho ingenio, logra revelar cosas simples que, sin embargo, seducen y sorprenden.
Sabe cómo equilibrar las dosis de cada elemento para que una obra resulte intrigante y atractiva.
En varias ocasiones, el tiempo y la distancia refieren en la obra del artista a vías de contar historias desde otro punto de vista, seduciendo a su público con pequeños accidentes que no deberían tener importancia. El logra ponerlos en una posición sumamente interesante.
La obra de Macchi seduce, al tiempo que evidencia que lo sencillo, muchas veces, resulta potente si está bien traducido. Reacción es una de las últimas piezas relacionadas con las fronteras o barreras. Esta obra minimalista, casi invisible por ser de vidrio transparente, podría interpretarse como la fragilidad del poder, que con estas mismas vallas (normalmente, de metal) intentan frenar la presión social. O, por otro lado, podría interpretarse como la autoridad invisible que siempre nos persigue y nos obliga a tomar decisiones que a menudo van en contra de nuestros sueños.
De alguna forma, es una obra que está presente pero invisibilizada. Su presencia es perceptible antes de distinguirla. Por otro lado, su materialidad recuerda la reacción química de los laboratorios, ya que su plasticidad hace referencia a los tubos de ensayos.
Jorge Macchi (1963, Buenos Aires). Reside y trabaja en Buenos Aires. Trabaja con las galerías Ruth Benzacar de Buenos Aires, Luisa Strina de San Pablo, Continua de San Gimignano y Peter Kilchmann de Zurich. Realizó exposiciones en el Museo Blanton de Austin, el Centro Gallego de Arte Contemporáneo de Santiago de Compostela, The University of Essex, la Pinacoteca do Estado de San Pablo, el Centro de Arte Contemporáneo Inhotim de Belo Horizonte, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y el Museo de Arte Contemporáneo de Amberes MUHKA.
Participó en importantes eventos artísticos internacionales como las bienales de La Habana (2000), Porto Alegre (2003 y 2007), Estambul (2003), São Paulo (2004) y Venecia (2005). También se destacan el premio Banco de la Nación Argentina (2000) y la beca Guggenheim (2001).
En abril del 2011, prepara una importante retrospectiva en el SMAK de Gent, en Bélgica.
www.jorgemacchi.com
Josep-Maria Martín
Una casa digestiva para un piso patera para lavapiés, con Mouhamadou Bamba Diop, 2009-2010. Instalación. Medidas variables El trabajo de Josep-Maria Martín parte, casi siempre, de una investigación y un proceso participativo con varias personas, generando negociaciones que concluyen en propuestas y, en cada proyecto, una acción común.
Su arte supera el ámbito puramente estético y comercial, proponiendo un desplazamiento desde la estética hacia a la ética. En sus proyectos, el arte es formulado para cambiar la vida.
La mayoría de sus obras son multidisciplinares y, al final, se prestan a ser apropiadas por los diversos participantes. Por ejemplo, lo que para el artista es una pieza de arte, para un trabajador social es un proyecto comunitario y para un arquitecto es un edificio.
Sus obras son multifuncionales y, generalmente, proyectos que se desarrollan a largo plazo. En el marco de Of Bridges & Borders, el artista inició un proyecto titulado El viaje de Bamba, que luego se fue desplegando en varios procesos creativos traducidos a diversos formatos.
Después de meses de investigación y entrevistas, localizó a Mouhamadou Bamba Diop, un senegalés, autor de la historia que figura en la publicación. En el momento del encuentro, Bamba vivía junto a otros 16 compatriotas sin papeles en el barrio de Lavapiés en Madrid. El artista le propuso reflexionar sobre su situación actual y que le contara su vida en Senegal, su viaje en Cayuco y el sueños de todos ellos, que es volver a Kayar para crear un futuro mejor para todo los jóvenes de su ciudad.
Partiendo del viaje de Bamba, en febrero de 2010 desarrolló Una casa digestiva para Lavapiés en el marco de Madrid Abierto 2010. En esta obra, el artista cuestiona el espacio de vida de un piso patera, estableciendo una analogía entre el sistema digestivo y el hogar como organismo que digiere la memoria personal y colectiva.
El proyecto se intensificó y se amplió. Josep-Maria Martín y Bamba fueron a Senegal juntos para grabar videos, entrevistas y una película. Dieron charlas en universidades juntos y lograron hacer de un encuentro un proyecto socio cultural que denuncia los graves problemas migratorios.
En diciembre de 2010, el proyecto toma un formato expositivo y se presenta en el Centro de Arte Santa Mónica, de Barcelona y, en esta oportunidad, en Fundación Proa.
Josep-Maria Martín (1961, Ceuta, España). Reside en Barcelona; trabaja en Barcelona, Perpiñán y Ginebra.
Es artista y profesor de arte en las escuelas de Bellas Artes de Ginebra y Perpiñán. Sus trabajos y proyectos están centrados en crear nuevas estrategias de intervención en ciertas estructuras sociales ya consolidadas.
El artista cuestiona y critica la realidad sobre la cual quiere trabajar. A menudo, sus obras toman formas de proyectos complejos que involucran a muchos sujetos de ámbitos diversos. No trabaja de forma concreta o comercial con galerías, ya que sus obras operan en otros circuitos.
Exhibió proyectos en instituciones y eventos culturales importantes de Europa, Asia, Latinoamérica y Africa, y participó de importantes eventos artísticos internacionales, como la Insite_05, Tijuana/San Diego; Echigo-Tsumari Art Trienal, Niigata, Japón; y Dislocaciones, Santiago de Chile. Realizó varios proyectos de arte público en Japón y España.
www.josep-mariamartin.org/es/index.php
www.madridabierto.com/en/artisticalinterventions/ 2009/josep-maria-martin. html
www.funciona.info/tag/mavi/
www.portaldearte.cl/agenda/ instalacion/2010/josep_maria.html
acvic.org/index.php?option=com_c ontent&view=article&id=186:talle r-de-torolab-raul-cardenas-y-josepmaria- martin&catid=59:exposicionsactuals& Itemid=88
Gianni Motti
Primer Paso en Argentina, 2011. Cemento.
50 x 50 x 15 cm.
Gianni Motti es un artista atípico: “terrorista”, futbolista, político, galerista, mago, “muerto”, psicoanalista, astronauta o telépata. Su obra hace uso de diversos métodos para subvertir la realidad, inyectando en ella interferencias y disturbios.
Motti es, él mismo, el protagonista de la mayoría de sus obras; no es necesariamente un performer que realiza obras en frente de un público, sino que, más bien, las documenta y las traduce como un proceso artístico que a menudo lleva un posicionamiento político.
En general, las trabajos de Motti no son materialistas, es decir, no redundan siempre en la producción de una obra física, si no que a menudo son acciones que realiza en contextos bien precisos y en reacción a acontecimientos previos. Funcionan como acciones directas, que con la ayuda de los medios de comunicación y de la institución, galería o feria que lo invita, logran tener un impacto mayor. Motti interviene en la vida cotidiana. Con ese método, logra superar las fronteras del mundo del arte y hacer una declaración de mayor alcance, interpelando a un público que recibe la noticia sin alerta. Su imaginación lo lleva a realizar obras con un carácter activista y político pero en las que nunca faltan el humor o la ironía.
Motti realizó obras de gran impacto internacional, como fue el caso del jabón Manipulite (2005), hecho con la grasa del primer ministro italiano Silvio Berlusconi, que logró interceptar en la clínica en donde al mandatario se le hacían sus cirugías. En los 80, a través de los medios de comunicación, logró adjudicarse la responsabilidad de varios desastres naturales como eclipses, terremotos y la catástrofe de la explosión de la nave Challenger en 1986.
Otras acciones tienen una orientación más política, desarrollando estrategias de infiltración, elaborando redes paralelas y falseando las reglas de la visibilidad. Por ejemplo, en 1997, en la 53ª sesión de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, Motti se infiltró como representante de Indonesia, tomando el lugar del delegado ausente. Llegado el momento de las resoluciones, sentó posición para el país interviniendo y defendiendo a las minorías étnicas.
En 1995, logró infiltrarse en un partido del Neuchâtel Xamax, un equipo de la primera división del fútbol suizo para el primer partido de la temporada.
Entró a la cancha y, frente a 11 mil espectadores y las cámaras de TV, tocó un par de veces la pelota, en mocasines, antes de volver al banco con el resto de los suplentes del Xamax.
En 1997, Motti viajó a Colombia y declaró a través de los medios de comunicación que iba a forzar la renuncia del presidente Samper telepáticamente, teniendo que dejar el país ante las amenazas recibidas.
En 2005, al momento de las famosas torturas de los presos de Abu Ghraib, Motti se presentó en la gradas VIP del la semifinal del Roland Garros, en donde se celebraba el encuentro entre Tim Henman y Guillermo Coria, en París, y coincidiendo el partido con la visita de Bush para el 60º aniversario del desembarco de Normandía.
Allí lo registraron entonces los medios, sentado, mirando los primeros 20 minutos del encuentro con una bolsa de papel en la cabeza, como signo de protesta pacífica en contra de las torturas. Se pudo ver a Motti en televisión en todo el mundo hasta que la seguridad del estadio notó su presencia y le pidió que abandonara la acción.
En 2005, realizó Higgs, al la recherche del Anti Motti y logró acceder al túnel acelerador de partículas más potente del mundo, el túnel LHC, donde las partículas están propulsadas a la velocidad de la luz en un círculo bajo tierra de 27 kilómetros, que se ubica en la frontera entre Francia y Suiza.
En esa ocasión, Motti realizó un tour completo, caminando durante 5:50 horas, documentando la performance con video, ejecutando el mayor travelling de la historia sobre una persona, y generando la búsqueda de su propia persona.
En resumen, Motti no se sumerge en el mundo del arte: trabaja desde afuera, haciendo uso del arte como método para percibir el mundo.
Invitado a la exhibición Of Bridges & Borders en Fundación Proa, el artista advierte que nunca antes estuvo en la Argentina y decide entonces crear una obra especial: Primer Paso en Argentina (2011), que abre la exposición. Motti pretende inmortalizar el primer paso efectuado en territorio argentino, haciendo evidente referencia a Armstrong al pisar la Luna durante la misión del Apolo 11.
A su llegada al aeropuerto, realiza un molde de su pisada en el momento en el que toca suelo argentino. La huella se exhibe en Proa y queda para siempre en Argentina. Muchos artistas han realizado obras sobre el “hombre que camina” (desde Auguste Rodin a Alberto Giacometti). Aquí no se trata más del hombre que camina, sino del hombre que “ha caminado” –una especie de escultura de la performance–.
El trazo está aquí, el espíritu también, pero el cuerpo en otro lugar. El lugar es, actualmente, una organización de tensiones, de aperturas, de pasajes y de barreras, de límites y de extensiones, al interior de los cuales se articulan el vacío y lo lleno, y que el artista hace percibir al espectador a través de su vivencia corporal.
Primer Paso en Argentina, pero también trazo del artista sobre la tierra.
Gianni Motti (1958, Italia) Reside y trabaja en Ginebra, Suiza. Trabaja con las galerías Nicolas van Senger de Zurich y Cosmic Gallery de París. Participó en importantes eventos internacionales, como las bienales de Venecia (2005), Moscú (2007) y Busan, Corea (2002).
www.bugadacargnel.com/en/pages/ artistes.php?name=giannimotti
www.frieze.com/issue/review/gianni_ motti
www.migrosmuseum.ch/en/ exhibitions/exhibition-details/?tx_ museumplus[exhib]=82
www.cac-synagoguedelme.org/presse/ motti/PK_Motti.pdf
www.kunstaspekte.de/index. php?tid=63982&action=termin
Of Bridges and Borders
A partir del 22 de enero de 2011
Fundación PROA
Av. Pedro de Mendoza 1929
La Boca, Caminito
[C1169AAD] Buenos Aires
Argentina
T [54.11] 4104.1000
Más información: www.proa.org/esp/
Fuente: Prensa PROA
Macchi no estaba presente en ese momento porque viajaba a Estados Unidos. Había ido el día anterior con su galerista Orly Benzacar, para ver cómo había quedado la obra, que estaba asegurada en 50.000 dólares. Hoy, lunes, los trozos de cristal siguen en el piso de la sala de Proa tal cual quedaron cuando la obra se rompió. Y muy probablemente siga exhibiéndose así, hasta el cierre de la exposición. Una nueva obra de arte.
Se trata de un proyecto cultural multidisciplinario que nació del libro homónimo realizado y editado en octubre de 2009, donde artistas, músicos, arquitectos y pensadores de 17 países revelan su modo de ver el mundo y que ahora –en una versión acotada–desembarca en el porteño barrio de La Boca.
La muestra traza ante el espectador un recorrido visual dispar, que va del minimalismo al arte caótico, con contenidos y temáticas que aluden al título abordadas desde un punto de vista formal, político y estético de artistas pertenecientes a una misma generación.
La idea es “delimitar con claridad las fronteras que circunscriben las tendencias del arte actual, sus vocabularios y conflictos” así como provocar “nuevas formas de lectura por proximidad, diferencia, comparación y contradicción en el ámbito cultural”, se desprende de palabras del curador francés Sigismond de Vajay (1972).
“Algunos artistas hablan de la posibilidad y la libertad de poder moverse de un país a otro, y cada uno da su visión de esa libertad, que nos permite y no nos permite movernos. Y otros se centran en los límites y sus lecturas”, especifica De Vajay en diálogo con la agencia Télam, a pocas horas de la inauguración, mientras ultima detalles del montaje.
Una obra emblemática fue días atrás la performance del italiano Gianni Motti (1958), “Primer Paso en Argentina, 2011”, que realizó sobre cemento ni bien desembarcó en el aeropuerto de Ezeiza y que –ya como escultura– conforma el itinerario de la muestra en el espacio ubicado en avenida Pedro de Mendoza 1929, en La Boca.
Este polémico artista suele realizar obras de gran impacto internacional, como fue el caso del jabón “Manipulite” (2005), hecho con la grasa del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que logró interceptar en la clínica en donde se le hacían cirugías al mandatario.
En “Ur Collage”, una serie de 118 collages sobre papel, el suizo Thomas Hirschhorn –cuya obra se presenta por primera vez en la Argentina– establece un diálogo frontal entre la belleza socialmente aceptada y los desastres ocasionados por los conflictos bélicos.
De este modo, y con el objeto de reflexionar sobre la relación que se establece con medios de comunicación, publicidades y propaganda, la obra contrasta imágenes glamorosas y seductoras con fotos de cadáveres y cuerpos que yacen en tragedias ocurridas en conflictos mundiales.
Unas escaleras blancas que flotan en el espacio y que van de ningún lugar a ningún lugar –que en este caso pueden traducirse como una «frontera imposible»– constituyen el trabajo del dúo suizo Lang/Baumann, titulado “Beautiful Steps # 6”, una instalación con una fuerte influencia del arte pop.
El argentino Jorge Macchi (1963), por su parte, quien trabaja desde hace años entre el arte conceptual y el ready made, con una gran variedad de materiales y formatos, participa de esta muestra con “Reacción”, uno de sus últimas obras relacionada con las fronteras o barreras.
Esta pieza minimalista, casi invisible por ser de vidrio transparente, alude a la fragilidad del poder pero también: “A la autoridad invisible que siempre nos persigue y nos obliga a tomar decisiones que a menudo van en contra de nuestros sueños”, explica.
Hasta el 6 de marzo se puede visitar la muestra que se completa con el suizo Fabrice Gygi, el español Josep María Martín, el cubano Carlos Garaicoa y el alemán John Bock, quienes –al igual que el resto de los artistas– fueron invitados a pensar piezas especialmente para Proa y su contexto.
El artista plástico italiano llegó al país para integrar la muestra Of Bridges & Borders de la Fundación Proa. Ferviente militante antiglobalización, sus obras manifiestan contra el racismo y la xenofobia. Sus opiniones sobre la realidad.
El artista plástico Gianni Motti (1958) imagina otra performance en Buenos Aires: reunirse con Diego Maradona y lustrar uno de sus pies. Considerando que se trata del italiano que intentó contactar al espíritu de John Lennon, fabricó un jabón con grasa del primer ministro Silvio Berlusconi para la obra Manipulite y usó una bolsa de papel en la cabeza durante una semifinal de Roland Garros para protestar contra las torturas en la prisión iraquí de Abu Ghraib mientras George W. Bush visitaba Francia, no resultaría extraño que lo concretara. “Me parece casi que he llegado como conquistador. Siendo pequeño siempre oí hablar del mito de la Argentina; en toda familia italiana había alguien con un pariente aquí. Es mi primera visita y ya me siento como en casa”, cuenta Motti en la Fundación Proa, donde participa de la exhibición Of Bridges & Borders (“De Puentes y Fronteras”). Habituado a hacer de su arte –y del atractivo que provoca en los medios– un mecanismo crítico desde el cual tratar algunos de los asuntos más contemporáneos y polémicos del mundo, Motti es un hombre de opiniones sobre la realidad. Y también sobre algunos de sus compatriotas más conocidos aquí. “Luciano Benetton compró un montón de tierras en la Patagonia y tiene ahí miles de ovejas, pero es como una vitrina porque importa su lana desde China. Con la excusa de la Fundación Benetton, compró tierras valiosas para el futuro”, dice.
–¿Qué significa hoy para un europeo dejar su huella en un aeropuerto sudamericano?
–Todo artista quiere una firma y es casi un acto político hacerlo así cuando todo es virtual. Ahí hay una marca que indica que realmente estuve. También remite al inmigrante italiano en general, dejando su impresión, y además hace pensar en la huella del primer hombre en la Luna, aunque no estoy muy seguro de que eso haya pasado…
–Considerando el título de la muestra, ¿qué miedos cree que agita actualmente en Europa la inmigración?
–Con la inmigración pasa lo mismo que ocurrió el siglo pasado en la Argentina. Se hacía mucha publicidad para decir que este era el país de la prosperidad y todos venían. Luego se encontraban con que había cuatro señores argentinos dueños de todo y el resto tenía que trabajar como esclavo. De esos millones, claro, uno o dos lograron progresar. En Europa ahora ocurre lo mismo. Se habla mucho de trabajadores inmigrantes en negro, ¡pero todas las empresas los tienen y no les pagan nada! Le hacen creer a la gente que esas personas les roban trabajo y no es así.
–¿Eso despertó xenofobia?
–En Italia nunca hubo tanto racismo como ahora. Lo veo cada día con la manipulación televisiva de Berlusconi. También en Francia, España y en toda Europa. Usan al inmigrante como chivo expiatorio para arreglar problemas propios y así la derecha crece cada vez más.
–¿Que rol juega la globalización en esto?
–Mi impronta es antiglobalización. La globalización puede existir frente a una computadora, moviendo dinero aquí y allá, sin tener que ir a ningún lado, pero no deja de ser otra trampa que han encontrado para quitarles los derechos a todos. Los bancos, por ejemplo, han tomado todo el dinero que los estados les han dado con la excusa de la crisis, pero también lo han tomado antes. El año pasado hice en Francia una obra donde convertí a dólares todos los euros de mi presupuesto y los colgué de una cuerda como calcetines. Cuando terminó la exposición, los recogí. El dinero, así, no produjo nada. Aunque cuando se usa para producir, son todavía los bancos los que ganan.
“Una buena obra tiene que explicarse a sí misma. Si necesita un texto para hacerse entender, no es una buena obra. El arte no es pedagogía. Lo que no quiero en absoluto es dar lecciones de moral. Todo está en la frontera. En hacer pensar y mover las neuronas”, explica Motti, algo disgustado también por quienes tomaron literalmente su ironía de que Primer Paso en la Argentina valía unos 40 mil euros. “La obra no tiene precio y va a quedar para siempre en el país”, aclara.
–¿Cuál cree que es el rol de un artista ante la política?
–Un artista está, como todo el mundo, un poco perdido en este planeta cada vez más difícil de comprender. Nos han metido en la cabeza que nada es seguro y que todo puede perderse de repente. Todos nos dejamos manipular. Mi trabajo quiere dar una esperanza de libertad. En general, mis obras tienen un costo bajísimo pero producen un efecto grande.
–¿Por qué elije colocar el cuerpo en sus obras?
–No me gusta la performance donde el artista está en una galería con cuatro gatos alrededor que lo aplauden. Yo busco meterme en un peligro. Por ejemplo, en Roland Garros me agarraron y pasé un día detenido. Cuando en 1989 simulé mi propia muerte, había unas 3000 personas que creían que era verdad, incluso había salido en el periódico. Yo imagino cómo empiezan mis performances, pero no cómo terminan. Es excitante averiguar cómo saldré de cada situación. La gente, cuando ve mis performances, entra en una empatía muy distinta que si se tratara de una estatua.
La periodista y escritora, Matilde Sánchez, cuya última novela se llama Daños materiales, rompió el sábado en la inauguración de la muestra On Bridges & Borders, en Proa, la obra de Jorge Macchi, Reacción, una suerte de valla, realizada con vidrio soplado.
Sánchez, al ingresar a la sala sorteó con felicidad la valla, pero a la salida, hipnotizada por otra obra en cuero que simulaba un ancho y alto pene de Frabrice Gigy, trastabilló ante la obra de Macchi, valuada en 50 mil dólares, y la rompió.
Así de efímero es el arte contemporáneo.
Publiqué esta viñeta apenas sucedido el hecho en mi muro de Facebook y recibí una cantidad de comentarios interesantes que me hicieron reflexionar.
¿Sánchez cumplió con el objetivo performático de la obra de Macchi y de lo conceptual del arte contemporáneo sin proponérselo; el azar llevó a la obra a su estado de perfección absoluta, ya que la valla pretendía conceptualizar varias fronteras, entre otras la del espectador y la obra…? ¿Los nombres de ambas obras eran premonitorios de su destino?
Para pensar: cómo un hecho fortuito redondea una obra en sí misma puesta en el espacio expositivo para que se convierta en accidente.
En palabras de Sigismond de Vajay, curador de la muestra, Of Bridges & Borders, “quiere reflejar una memoria global contemporánea en un mundo artístico libre, con más puentes que fronteras”. Desde la escultura y el collage hasta la videoinstalación, las obras de Thomas Hirschhron (Suiza), John Bock (Alemania), Carlos Garaicoa (Cuba), Fabrice Gygi (Suiza), Lang/Bauman (Suiza-Estados Unidos), Josep-Maria Martin (España), Gianni Motti (Italia) y Jorge Macchi (Argentina) comparten un mismo horizonte: colocar en tensión aquellas categorías a través de las cuales se trazan de manera cotidiana pertenencias, identidades, pero también prohibiciones. Así, por ejemplo, la huella en cemento de Gianni Motti, realizada en el aeropuerto de Ezeiza, alude a un mismo tiempo al juego inverso de los inmigrantes europeos italianos y a la posibilidad de un rastro individual y perdurable en lo que la burocracia aduanera global ha transformado en los típicos espacios del “no lugar”, clave que también conviene recordar ante Beautiful Steps #6, la escalera blanca sin origen ni destino del dúo Lang/Bauman.
Los modos en que el ansia permanente de quienes sueñan con nuevas “tierras de oportunidades” se amolda a los caprichos nunca ingenuos de los controles inmigratorios es el tema principal de Carlos Garaicoa. En su instalación Welcome, las solicitudes para obtener la anhelada green card, que permite ingresar y trabajar en los Estados Unidos, se mezclan en un mismo espacio con un catálogo de diferentes insectos disecados, haciendo de lo natural un ámbito donde lo autóctono se mezcla de un modo ambiguo con lo indeseable. En esa misma línea, la ubicación de Reacción, la valla de contención –que ningún argentino dejará de asociar a los hitos de tensión social– fabricada con vidrio soplado por el argentino Jorge Macchi no sólo descoloca por sí misma la tensión entre lo duro y lo frágil, sino que también sirve de “contención” ante los 118 collages inmediatos de Thomas Hirschhorn. Contrastando el confort de la moda con las peores escenas de la violencia, Ur Collage apuesta a un impacto ante el que toda instancia de diálogo político quedará mudo, como los cuerpos en el papel.
El artista plástico Gianni Motti (1958) imagina otra performance en Buenos Aires: reunirse con Diego Maradona y lustrar uno de sus pies. Considerando que se trata del italiano que intentó contactar al espíritu de John Lennon, fabricó un jabón con grasa del primer ministro Silvio Berlusconi para la obra Manipulite y usó una bolsa de papel en la cabeza durante una semifinal de Roland Garros para protestar contra las torturas en la prisión iraquí de Abu Ghraib mientras George W. Bush visitaba Francia, no resultaría extraño que lo concretara. “Me parece casi que he llegado como conquistador. Siendo pequeño siempre oí hablar del mito de la Argentina; en toda familia italiana había alguien con un pariente aquí. Es mi primera visita y ya me siento como en casa”, cuenta Motti en la Fundación Proa, donde participa de la exhibición Of Bridges & Borders (“De Puentes y Fronteras”). Habituado a hacer de su arte –y del atractivo que provoca en los medios– un mecanismo crítico desde el cual tratar algunos de los asuntos más contemporáneos y polémicos del mundo, Motti es un hombre de opiniones sobre la realidad. Y también sobre algunos de sus compatriotas más conocidos aquí. “Luciano Benetton compró un montón de tierras en la Patagonia y tiene ahí miles de ovejas, pero es como una vitrina porque importa su lana desde China. Con la excusa de la Fundación Benetton, compró tierras valiosas para el futuro”, dice.
–¿Qué significa hoy para un europeo dejar su huella en un aeropuerto sudamericano?
–Todo artista quiere una firma y es casi un acto político hacerlo así cuando todo es virtual. Ahí hay una marca que indica que realmente estuve. También remite al inmigrante italiano en general, dejando su impresión, y además hace pensar en la huella del primer hombre en la Luna, aunque no estoy muy seguro de que eso haya pasado…
–Considerando el título de la muestra, ¿qué miedos cree que agita actualmente en Europa la inmigración?
–Con la inmigración pasa lo mismo que ocurrió el siglo pasado en la Argentina. Se hacía mucha publicidad para decir que este era el país de la prosperidad y todos venían. Luego se encontraban con que había cuatro señores argentinos dueños de todo y el resto tenía que trabajar como esclavo. De esos millones, claro, uno o dos lograron progresar. En Europa ahora ocurre lo mismo. Se habla mucho de trabajadores inmigrantes en negro, ¡pero todas las empresas los tienen y no les pagan nada! Le hacen creer a la gente que esas personas les roban trabajo y no es así.
–¿Eso despertó xenofobia?
–En Italia nunca hubo tanto racismo como ahora. Lo veo cada día con la manipulación televisiva de Berlusconi. También en Francia, España y en toda Europa. Usan al inmigrante como chivo expiatorio para arreglar problemas propios y así la derecha crece cada vez más.
–¿Que rol juega la globalización en esto?
–Mi impronta es antiglobalización. La globalización puede existir frente a una computadora, moviendo dinero aquí y allá, sin tener que ir a ningún lado, pero no deja de ser otra trampa que han encontrado para quitarles los derechos a todos. Los bancos, por ejemplo, han tomado todo el dinero que los estados les han dado con la excusa de la crisis, pero también lo han tomado antes. El año pasado hice en Francia una obra donde convertí a dólares todos los euros de mi presupuesto y los colgué de una cuerda como calcetines. Cuando terminó la exposición, los recogí. El dinero, así, no produjo nada. Aunque cuando se usa para producir, son todavía los bancos los que ganan.
“Una buena obra tiene que explicarse a sí misma. Si necesita un texto para hacerse entender, no es una buena obra. El arte no es pedagogía. Lo que no quiero en absoluto es dar lecciones de moral. Todo está en la frontera. En hacer pensar y mover las neuronas”, explica Motti, algo disgustado también por quienes tomaron literalmente su ironía de que Primer Paso en la Argentina valía unos 40 mil euros. “La obra no tiene precio y va a quedar para siempre en el país”, aclara.
–¿Cuál cree que es el rol de un artista ante la política?
–Un artista está, como todo el mundo, un poco perdido en este planeta cada vez más difícil de comprender. Nos han metido en la cabeza que nada es seguro y que todo puede perderse de repente. Todos nos dejamos manipular. Mi trabajo quiere dar una esperanza de libertad. En general, mis obras tienen un costo bajísimo pero producen un efecto grande.
–¿Por qué elije colocar el cuerpo en sus obras?
–No me gusta la performance donde el artista está en una galería con cuatro gatos alrededor que lo aplauden. Yo busco meterme en un peligro. Por ejemplo, en Roland Garros me agarraron y pasé un día detenido. Cuando en 1989 simulé mi propia muerte, había unas 3000 personas que creían que era verdad, incluso había salido en el periódico. Yo imagino cómo empiezan mis performances, pero no cómo terminan. Es excitante averiguar cómo saldré de cada situación. La gente, cuando ve mis performances, entra en una empatía muy distinta que si se tratara de una estatua.
Of Bridges & Borders es un proyecto cultural multidisciplinario transfronterizo que nace de un libro realizado y editado en octubre del 2009, y que reúne y revela la posición y el modo de ver de músicos, arquitectos y pensadores de 17 países. En Fundación Proa, Of Bridges & Borders presenta a ocho artistas cuyos trabajos dialogan entre sí. Con texturas y formatos universales, la muestra
traza un recorrido visual que va desde el minimalismo al arte caótico, con contenidos y temáticas abordadas desde un punto de
vista formal, político y estético. Obras de Thomas Hirschhorn, Fabrice Gygi y L/B; de Gianni Motti, Josep-Maria Martín, Carlos Gariacoa, John Bock y Jorge Macchi.
Fundación PROA
Av. Pedro de Mendoza 1929 ( y Caminito) - Buenos Aires, Argentina
Horario: Martes a Domingo de 11 a 19
Entrada general $10 / estudiantes $6 / jubilados $3
http://www.proa.org/
Se trata de un proyecto cultural multidisciplinario que nació del libro homónimo realizado y editado en octubre del 2009, donde artistas, músicos, arquitectos y pensadores de 17 países revelan su modo de ver el mundo y que ahora -en una versión acotada- desembarca en el porteño barrio de La Boca.
La muestra traza ante el espectador un recorrido visual dispar, que va del minimalismo al arte caótico, con contenidos y temáticas que aluden al título abordadas desde un punto de vista formal, político y estético de artistas pertenecientes a una misma generación.
La idea es “delimitar con claridad las fronteras que circunscriben las tendencias del arte actual, sus vocabularios y conflictos” así como provocar “nuevas formas de lectura por proximidad, diferencia, comparación y contradicción en el ámbito cultural”, se desprende de palabras del curador francés Sigismond de Vajay (1972).
“Algunos artistas hablan de la posibilidad y la libertad de poder moverse de un país a otro, y cada uno da su visión de esa libertad, que nos permite y no nos permite movernos. Y otros se centran en los límites y sus lecturas”, especifica De Vajay en diálogo con Télam, a pocas horas de la inauguración, mientras ultima detalles del montaje.
Una obra emblemática fue días atrás la performance del italiano Gianni Motti (1958), “Primer Paso en Argentina, 2011”, que realizó sobre cemento ni bien desembarcó en el aeropuerto de Ezeiza y que -ya como escultura- conforma el itinerario de la muestra en el espacio ubicado en Avenida Pedro de Mendoza 1929, en La Boca.
Este polémico artista suele realizar obras de gran impacto internacional, como fue el caso del jabón “Manipulite” (2005), hecho con la grasa del primer ministro italiano Silvio Berlusconi, que logró interceptar en la clínica en donde se le hacían cirugías al mandatario.
En “Ur Collage”, una serie de 118 collages sobre papel, el suizo Thomas Hirschhorn -cuya obra se presenta por primera vez en Argentina- establece un diálogo frontal entre la belleza socialmente aceptada y los desastres ocasionados por los conflictos bélicos.
De este modo, y con el objeto de reflexionar sobre la relación que se establece con medios de comunicación, publicidades y propaganda, la obra contrasta imágenes glamorosas y seductoras con fotos de cadáveres y cuerpos que yacen en tragedias ocurridas en conflictos mundiales.
Unas escaleras blancas que flotan en el espacio y que van de ningún lugar a ningún lugar -que en este caso pueden traducirse como una `frontera imposible`- constituyen el trabajo del dúo suizo Lang/Baumann, titulado “Beautiful Steps # 6”, una instalación con una fuerte influencia del arte pop.
El argentino Jorge Macchi (1963), por su parte, quien trabaja desde hace años entre el arte conceptual y el ready made, con una gran variedad de materiales y formatos, participa de esta muestra con “Reacción”, uno de sus últimas obras relacionada con las fronteras o barreras.
Esta pieza minimalista, casi invisible por ser de vidrio transparente, alude a la fragilidad del poder pero también a “la autoridad invisible que siempre nos persigue y nos obliga a tomar decisiones que a menudo van en contra de nuestros sueños”, explica.
Hasta el 6 de marzo se puede visitar la muestra que se completa con el suizo Fabrice Gygi, el español Josep-María Martín, el cubano Carlos Garaicoa y el alemán John Bock, quienes -al igual que el resto de los artistas- fueron invitados a pensar piezas especialmente para Proa y su contexto.
de un proyecto cultural multidisciplinario que se propone operar a través de las fronteras.
De repente, una mañana cualquiera, la principal preocupación de cuatro o cinco seres humanos es el estado de un molde con Portland. ¿Secará demasiado rápido? ¿Podrán cargar el peso? Cuando la combi que los transporta llegue al aeropuerto se sumará otro hombre a la obsesión, un policía al que le encargaron custodiar el objeto. Mientras tanto, un avión que viene de Europa comienza su descenso sobre Buenos Aires. Y no es una enumeración surrealista: en minutos, todos esos factores confluirán para que el artista italiano Gianni Motti deje asentado en una placa de cemento su primer paso en el país, inaugurando así la edición local de la muestra Of Bridges and Borders, que se exhibirá a partir del sábado en el espacio de la Fundación Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929).
Aquella pisada –que el lunes pertenecía al presente– hoy es un recuerdo, un rastro. Pero vaya si se hizo desear. Para desesperación de los asistentes, la mezcla se secaba con rapidez y el autor no conseguía desprenderse de los tramiteríos de la aduana para poder dedicarse de lleno a dejar la impronta. Se liberó tarde y el bloque estaba casi solidificado. De todos modos depositó en la superficie gris un zapatón talle 45 y completó su irónica referencia a la primera pisada de Armstrong en la Luna. Los argentinos comparados con los selenitas, ésa no la tenía nadie.
El español Josep-Maria Martín –otro de los invitados– observaba sin soltar su valija, en la que traía cajitas con escorpiones disecados. Pero esa historia quedará para otra vez, porque ésta tiene ribetes igual o más delirantes. La cosa es que un poco boleado por el jet lag, Motti fue y volvió alrededor del trozo de concreto, que no terminaba de convencerlo. El público, atónito, debatía sin sutilezas sobre los límites del arte contemporáneo. “¿A cuánto vendería esta pieza?”, quiso saber una colega. “Aproximadamente cincuenta mil euros –respondió el hombre–. Pero no quiero hablar de dinero. No quiero. Hago esto por otros motivos.”
Quizá decía la verdad. Además de haber participado en las bienales de Busan (2002), Venecia (2005) y Moscú (2007); el lombardo ha realizado intervenciones de guerrilla cultural con gran impacto. En los ’80 –y utilizando los medios de comunicación como catapulta– se adjudicó la explosión del transbordador Challenger y diversas catástrofes naturales. Es lo que se dice un provocador consumado.
–¿Sabía usted que a algunos desaparecidos de acá se les ponían bloques de cemento en los pies, para que se hundieran en el mar con mayor facilidad?
–No sabía. Lo mío vendría a ser lo opuesto. El cemento utilizado para aparecer y dejar una impronta personal, que es lo que desea hacer todo artista.
Polémico, Motti. Le gusta inyectar dosis de caos que pongan en crisis las estructuras que automatizan al pensamiento. En 1997, durante la 53ª sesión de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, se infiltró como representante de Indonesia tomando el lugar del delegado ausente. Llegada la instancia de las resoluciones, el simulador sentó posición interviniendo y defendiendo a las minorías étnicas. Más tarde, en 1997, viajó a Colombia y declaró públicamente que iba a forzar la renuncia del presidente Ernesto Samper mediante la telepatía. Y en 2005, al momento de las famosas torturas de los presos de Abu Ghraib (Irak), se sentó en la gradas VIP durante la semifinal del Roland Garros con una bolsa de papel sobre la cabeza, como signo de protesta pacífica en contra de las torturas. Se lo vio en canales de televisión de todo el mundo hasta que la seguridad del estadio notó su presencia y le exigió que desistiera.
Hizo más travesuras, por supuesto. Sin embargo, su emprendimiento más famoso acaso haya sido Manipulite, el jabón que fabricó luego de secuestrar la grasa que se había quitado Silvio Berlusconi en una lipoaspiración. “Debo haber sido el único que consiguió sacarle algo a ése. Generalmente es al revés, él es quien les saca a los demás”, contó Motti al cronista de este diario, ya fuera del aeropuerto. Lo suyo, en definitiva, es introducir interferencias en el plan de los chicos malos. “Vivimos condicionados por las técnicas de la publicidad, que investigan cómo hacer que cada uno de nuestros movimientos sea predecible, calculable y lucrativo. El arte nos puede ayudar a deshacernos de esas cadenas”, explicó.
La pisada de Gianni Motti quedará en Argentina. En la gacetilla de prensa que se difundió esta semana, el hecho se describe con cierta generosidad conceptual: “Muchos artistas han encarado obras sobre el ‘hombre que camina’, desde Auguste Rodin a Alberto Giacometti. Aquí no se trata más del hombre que camina, sino del hombre que ‘ha caminado’ –una especie de escultura de la performance–. El trazo está aquí, el espíritu también, pero el cuerpo en otro lugar”, puntualiza el texto. Llegado este punto, debería emerger la cabeza platinada de Minujin gritando “arte, arte, arte
La exhibición parte del libro homónimo, Of Bridges & Borders, que reúne a escritores y artistas bajo la curaduría y edición de Sigismond de Vajay. “[El proyecto] quiere reflejar una memoria global contemporánea en un mundo artístico libre con más puentes que fronteras”, escribe De Vajay.
Por primera vez en Argentina, se exhiben en dos salas de Proa la serie mas completa de Thomas Hirschhorn, “Ur Collage”, un conjunto de 118 collages, y la obra "El Invitado", de Carlos Garaicoa, donde está presente el fenómeno de la inmigración. Se presentan también obras de John Bock, Fabrice Gygi, Lang/Baumann, Jorge Macchi, Gianni Motti y Josep-María Martín. Algunos de los artistas llegan a Buenos Aires para realizar site-specific en el marco del proyecto y participar de un encuentro con el público.
Se trata de un proyecto cultural multidisciplinario que nació del libro homónimo realizado y editado en octubre del 2009, donde artistas, músicos, arquitectos y pensadores de 17 países revelan su modo de ver el mundo y que ahora -en una versión acotada- desembarca en el porteño barrio de La Boca.
La muestra traza ante el espectador un recorrido visual dispar, que va del minimalismo al arte caótico, con contenidos y temáticas que aluden al título abordadas desde un punto de vista formal, político y estético de artistas pertenecientes a una misma generación.
La idea es “delimitar con claridad las fronteras que circunscriben las tendencias del arte actual, sus vocabularios y conflictos” así como provocar “nuevas formas de lectura por proximidad, diferencia, comparación y contradicción en el ámbito cultural”, se desprende de palabras del curador francés Sigismond de Vajay (1972).
“Algunos artistas hablan de la posibilidad y la libertad de poder moverse de un país a otro, y cada uno da su visión de esa libertad, que nos permite y no nos permite movernos. Y otros se centran en los límites y sus lecturas”, especifica De Vajay en diálogo con Télam, a pocas horas de la inauguración, mientras ultima detalles del montaje.
Una obra emblemática fue días atrás la performance del italiano Gianni Motti (1958), “Primer Paso en Argentina, 2011”, que realizó sobre cemento ni bien desembarcó en el aeropuerto de Ezeiza y que -ya como escultura- conforma el itinerario de la muestra en el espacio ubicado en Avenida Pedro de Mendoza 1929, en La Boca.
Este polémico artista suele realizar obras de gran impacto internacional, como fue el caso del jabón “Manipulite” (2005), hecho con la grasa del primer ministro italiano Silvio Berlusconi, que logró interceptar en la clínica en donde se le hacían cirugías al mandatario.
En “Ur Collage”, una serie de 118 collages sobre papel, el suizo Thomas Hirschhorn -cuya obra se presenta por primera vez en Argentina- establece un diálogo frontal entre la belleza socialmente aceptada y los desastres ocasionados por los conflictos bélicos.
De este modo, y con el objeto de reflexionar sobre la relación que se establece con medios de comunicación, publicidades y propaganda, la obra contrasta imágenes glamorosas y seductoras con fotos de cadáveres y cuerpos que yacen en tragedias ocurridas en conflictos mundiales.
Unas escaleras blancas que flotan en el espacio y que van de ningún lugar a ningún lugar -que en este caso pueden traducirse como una `frontera imposible`- constituyen el trabajo del dúo suizo Lang/Baumann, titulado “Beautiful Steps # 6”, una instalación con una fuerte influencia del arte pop.
El argentino Jorge Macchi (1963), por su parte, quien trabaja desde hace años entre el arte conceptual y el ready made, con una gran variedad de materiales y formatos, participa de esta muestra con “Reacción”, uno de sus últimas obras relacionada con las fronteras o barreras.
Esta pieza minimalista, casi invisible por ser de vidrio transparente, alude a la fragilidad del poder pero también a “la autoridad invisible que siempre nos persigue y nos obliga a tomar decisiones que a menudo van en contra de nuestros sueños”, explica.
Hasta el 6 de marzo se puede visitar la muestra que se completa con el suizo Fabrice Gygi, el español Josep-María Martín, el cubano Carlos Garaicoa y el alemán John Bock, quienes -al igual que el resto de los artistas- fueron invitados a pensar piezas especialmente para Proa y su contexto.
Fuente: Mercedes Ezquiaga, Agencia Télam.
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Se trata de un proyecto cultural multidisciplinario que nació del libro homónimo realizado y editado en octubre del 2009, donde artistas, músicos, arquitectos y pensadores de 17 países revelan su modo de ver el mundo y que ahora -en una versión acotada- desembarca en el porteño barrio de La Boca.
La muestra traza ante el espectador un recorrido visual dispar, que va del minimalismo al arte caótico, con contenidos y temáticas que aluden al título abordadas desde un punto de vista formal, político y estético de artistas pertenecientes a una misma generación.
La idea es "delimitar con claridad las fronteras que circunscriben las tendencias del arte actual, sus vocabularios y conflictos" así como provocar "nuevas formas de lectura por proximidad, diferencia, comparación y contradicción en el ámbito cultural", se desprende de palabras del curador francés Sigismond de Vajay (1972).
"Algunos artistas hablan de la posibilidad y la libertad de poder moverse de un país a otro, y cada uno da su visión de esa libertad, que nos permite y no nos permite movernos. Y otros se centran en los límites y sus lecturas", especifica De Vajay en diálogo con Télam, a pocas horas de la inauguración, mientras ultima detalles del montaje.
Una obra emblemática fue días atrás la performance del italiano Gianni Motti (1958), "Primer Paso en Argentina, 2011", que realizó sobre cemento ni bien desembarcó en el aeropuerto de Ezeiza y que -ya como escultura- conforma el itinerario de la muestra en el espacio ubicado en Avenida Pedro de Mendoza 1929, en La Boca.
Este polémico artista suele realizar obras de gran impacto internacional, como fue el caso del jabón "Manipulite" (2005), hecho con la grasa del primer ministro italiano Silvio Berlusconi, que logró interceptar en la clínica en donde se le hacían cirugías al mandatario.
En "Ur Collage", una serie de 118 collages sobre papel, el suizo Thomas Hirschhorn -cuya obra se presenta por primera vez en Argentina- establece un diálogo frontal entre la belleza socialmente aceptada y los desastres ocasionados por los conflictos bélicos.
De este modo, y con el objeto de reflexionar sobre la relación que se establece con medios de comunicación, publicidades y propaganda, la obra contrasta imágenes glamorosas y seductoras con fotos de cadáveres y cuerpos que yacen en tragedias ocurridas en conflictos mundiales.
Unas escaleras blancas que flotan en el espacio y que van de ningún lugar a ningún lugar -que en este caso pueden traducirse como una `frontera imposible`- constituyen el trabajo del dúo suizo Lang/Baumann, titulado "Beautiful Steps # 6", una instalación con una fuerte influencia del arte pop.
El argentino Jorge Macchi (1963), por su parte, quien trabaja desde hace años entre el arte conceptual y el ready made, con una gran variedad de materiales y formatos, participa de esta muestra con "Reacción", uno de sus últimas obras relacionada con las fronteras o barreras.
Esta pieza minimalista, casi invisible por ser de vidrio transparente, alude a la fragilidad del poder pero también a "la autoridad invisible que siempre nos persigue y nos obliga a tomar decisiones que a menudo van en contra de nuestros sueños", explica.
Hasta el 6 de marzo se puede visitar la muestra que se completa con el suizo Fabrice Gygi, el español Josep-María Martín, el cubano Carlos Garaicoa y el alemán John Bock, quienes -al igual que el resto de los artistas- fueron invitados a pensar piezas especialmente para Proa y su contexto.
Fundación PROA presenta un encuentro abierto con Fabrice Gygi, Lang/Baumann, Josep-Maria Martín y Gianni Motti, algunos de los más destacados artistas de la escena contemporánea internacional.
Fabrice Gygi, Lang/Baumann, Josep-Maria Martín y Gianni Motti, algunos de los más destacados artistas de la escena contemporánea internacional, participan de un encuentro con el público mañana por la tarde en el Auditorio Proa. La mayoría de ellos llegará por primera vez a Buenos Aires en el marco de la exhibición Of Bridges & Borders, que se inaugura el próximo sábado 22 de enero.
Los artistas dialogarán con el curador de la muestra, Sigismond de Vajay, sobre los procesos de producción de sus obras y los distintos formatos en los que trabajan: instalaciones, esculturas y objetos minimales, performance, site-specific y proyectos multidisciplinarios. Más allá de las diversas temáticas que abordan, sus procesos no tradicionales rompen con la idea del artista encerrado en el taller.
Of Bridges & Borders es un proyecto que partió de una publicación homónima y reúne a importantes artistas, músicos, arquitectos y pensadores de 17 países para dar cuenta de “una memoria global contemporánea”, según define de Vajay, curador y editor del libro. En esta nueva etapa, Of Bridges & Borders adquiere el formato de exhibición itinerante. Su primera exposición tendrá lugar en Proa a partir del 22 de enero. Además de Gygi, Lang/Baumann, Martín y Motti, participan los artistas Thomas Hirschhorn, Carlos Garaicoa, John Bock y Jorge Macchi.
La cita es mañana, de 14 a 20 hs, con cupo limitado. Inscripción: enviar CV y párrafo de intención a auditorio@proa.org. Fundación PROA está ubicada en Av. Pedro de Mendoza 1929 (La Boca, Caminito).
Hace un par de días, Gianni Motti, un artista plástico italiano que vive en Suiza y es bastante reconocido en el mundo, realizó una obra de arte en el aeropuerto de Ezeiza: dejó marcada su huella (su pie, es decir la suela de su zapato) en un bloque de cemento. Como un recordatorio.
Así, pretendía hablar sobre inmigración, tema que lo trae a la Argentina como parte de la exposición Of Bridges & Borders (“De puentes y límites”), que será inaugurada el sábado próximo en la Fundación Proa.
¿Pero es esta huella de Motti una obra de arte? ¿Acaso me aporta algo como obra, me abre nuevos mundos, me los cierra rotundamente, me sensibiliza o, al menos, me enoja, me hace reír...? No, nada: esta obra se acerca a cero.
“Motti es un artista polémico, que dejó su huella en el cemento para hacer política sobre temas de inmigración”, explica el curador de la muestra, el suizo-húngaro-argentino Sigismond de Vajay.
Pero si pensamos dos minutos, un artista con pasaporte italiano haciendo arte en un aeropuerto sudamericano podría crear y decir muchas cosas más. La verdadera polémica, esa política, realmente cuestionadora, Motti no la tocó ni de cerca.
Nadie lo sabe mejor que nosotros, que tenemos un pasaporte sudamericano y conocemos las dificultades de hacerlo valer en Europa, Norteamérica y otros lugares donde no siempre somos bienvenidos. Y muchas veces hemos creado o sufrido verdaderas “performances” en los aeropuertos.
Pero hay que comprender: la acción de Motti responde a un tipo de artista actual, semi-nómade, internacionalizado, que necesita de los medios de comunicación para terminar de convertirse en tal.
Un “ser artista” que responde a lo que es el mundo contemporáneo y sus lógicas de desarrollo, marketing y mercado.
Fórmula infalible para el siglo XXI: artista + provocación + prensa = obra de arte contemporánea (los grandes de las últimas décadas del siglo pasado lo sabían -y lo hacían- muy bien).
Motti, sólo escribo esto para decirte que los espejitos de colores ya hace siglos que no los compramos más. Que esperábamos más de vos, como el reconocido artista que sos. Eso.
Gianni Motti es un artista de esos que se autodenominan “diferentes”. Su obra de punta fue Mani Pulite, un jabón que, según el propio artista, lo fabricó con grasa que se extrajo en una liposucción el primer ministro de Italia Silvio Berlusconi.
Ahora, Motti reniega del “engorroso” tramiterío migratorio y, como protesta, plantó una huella de su propio pie en un bloque cemento fresco en el Aeropuerto de Ezeiza.
Una suerte de activismo político a través de su arte. “Es el pie de Messi”, bromeó. Es que el artista se niega a quitarse los zapatos frente a las “revueltas” diligencias tipo “requisas”.
La obra quedó estampada y se titula Primer paso en Argentina 2011 y será exhibida en “Of Bridges & Borders”, la muestra que se inaugura el sábado en la Fundación Proa, junto a Caminito.
Para entender. La huella está plantada en una caja de madera de medio metro y pesa 80 kilos. “Soy un futbolista que juega de mitad de cancha para arriba. Esta es mi primera vez en Argentina, y me parece normal dejar una marca”.
“Como cuando el hombre llegó a la Luna. Yo llegué a la Argentina. Eso es bien cierto. Si los norteamericanos realmente hubieran llegado a la Luna, hoy estarían viajando allá de fin de semana. Prefiero recordar los 50 años del viaje de Yuri Gagarin al espacio. A propósito, Primer paso es un homenaje a los inmigrantes italianos que vinieron aquí a trabajar. A ellos también les prometieron la Luna”.
This beacon of modernization is set alongside the otherwise traditional, working-class neighborhood’s rugged waterfront and is a few steps from El Caminito, its colorful tourist-friendly strip.
Fundación Proa, or the Bow Foundation, organizes itself around the faded history and imagery of the port. The gallery is set in a restored 19th century building, expanded in 2008 by the Milanese architecture firm Caruso-Torricella Architetti.
Fundacion Proa’s new façade includes transparent glass panels set in steel, evidence of Proa’s largest financial donor, steel-manufacturing company, Tenaris.
Proa has no permanent art collection but boasts four distinctive white-walled gallery spaces to host temporary exhibits. In the largest gallery, iron columns recovered from an old ship vault the ceilings.
Upon Proa’s 2008 re-opening, the foundation showcased 130 of Marcel Duchamp’s works in an exhibition entitled, ‘Marcel Duchamp: una obra que no es una obra ‘de arte’ ‘ (A Work That’s Not a Work ‘of Art’). It was the first individual showing of Duchamp’s work ever in Latin America. Duchamp was a fitting choice for Proa’s inaugural exhibition: much like Duchamp created works of art made from found objects with his Ready-mades, Proa celebrates the past while consecrating avant-garde art and technology.
More recent exhibitions at Proa include, ‘Iman: Nueva York,’ a show dedicated to Argentine artists living and working in New York during the 1960s, and ‘Las Pampas: Arte y Cultura en el Siglo XIX,’ an exhibit of the intricate silver and textile work of the old-world gauchos (Argentine cowboys).
On Saturday, January 22 a new exhibition is be inaugurated, ‘Art in the Auditorium III and Of Bridges and Borders’. The former is a contemporary video art exhibition organized by the Whitechapel Gallery of London. Of Bridges and Borders unites the work of artist and writers in contemplation of the global contemporary art world. The show is curated by Parisian-born artist, Sigismond de Vajay. Featured will be 118 collages by Thomas Hirschhorn and Carlos Garaicoa’s ‘El Invitado’ (The Invited), a presentation that ponders the phenomena of immigration.
In addition to the vast exhibition space, there is an auditorium, a library containing all of Proa’s catalogs and a rooftop wifi café with wonderful views of the neighborhood.
The multi-use auditorium is used for film screenings, concerts, and lectures, and has also played host to two video exhibitions. In 2008, Proa hosted a professional development workshop for journalists from across South America with author and The New Yorker contributor, Jon Lee Anderson.
Check the website, linked below for the current season’s program. If you can’t make it for a guided tour you can also download mp3 audio guides in English and Spanish from the website.
El proyecto Art in the Auditorium, en esta tercera edición, crece en instituciones y artistas. Organizado y lanzando por la Whitechapel Gallery de Londres hace tres años, presenta uno de los más destacados eventos sobre videoarte, y las nuevas y variadas formas de contemplar el video. El tiempo, la recuperación del paisaje, la contemplación estética de la naturaleza son algunos de los temas recurrentes en el panorama actual. Proa presenta en esta edición el video “Lucía, Luis y el lobo”, del colectivo de artistas integrado por Joaquín Cociña, Niles Atallah y Cristóbal León, un rico y novedoso relato sobre las fantasías infantiles y la animación en el mundo virtual.
Artistas e instituciones participantes:
Jalal Toufic - Beirut Arts Center, Líbano
Rachel Rakena - City Gallery, Nueva Zelanda
Niles Attalah, Joaquín Cociña y Cristobal León - Fundación Proa, Argentina
Giorgio Andreotta Caló - GAMeC, Italia
Marthe Thorshaug - Henie Onstad Kunstsenter, Noruega
Elodie Pong - Kunsthaus Zürich, Suiza
Huang Xilaopeng - Para/Site, Hong Kong
DinhQ Le - San Art, Vietnam
Ergin Cauusoglu - The Institute for the Readjustment of Clocks albergado por Istanbul Modern, Turquía
Stephen Sutcliffe - Whitechapel Gallery, Inglaterra
Of Bridges & Borders. Editado por Sigismond de Vajay
La exhibición parte del libro homónimo, Of Bridges & Borders, que reúne a escritores y artistas bajo la curaduría y edición de Sigismond de Vajay. “[El proyecto] quiere reflejar una memoria global contemporánea en un mundo artístico libre con más puentes que fronteras”, escribe De Vajay.
Por primera vez en Argentina, se exhiben en dos salas de Proa la serie mas completa de Thomas Hirschhorn, “Ur Collage”, un conjunto de 118 collages, y la obra "El Invitado", de Carlos Garaicoa, donde está presente el fenómeno de la inmigración. Se presentan también obras de John Bock, Fabrice Gygi, Lang/Baumann, Jorge Macchi, Gianni Motti y Josep-María Martín. Algunos de los artistas llegan a Buenos Aires para realizar site-specific en el marco del proyecto y participar de un encuentro con el público.
Con el auspicio de Tenaris
Of Bridges and Borders (“De puentes y bordes”) es un proyecto cultural multidisciplinario que se propone operar a través de las fronteras. Nació a raíz de un libro editado en octubre del 2009. En aquella publicación, un grupo multidisciplinario se reunió para presentar una amplia gama de posiciones artísticas acerca de los contactos entre culturas. Consciente de lo fructífero que resultó el experimento, la Fundación PROA convocó a ocho artistas visuales para inaugurar el capítulo local de la serie, con curaduría de Sigismond de Vajay.
Los invitados vienen de distintos rincones del planeta, pero se enmarcan en una misma generación. A partir de esa base común, se los incitó a pensar en aportes que, en la mayoría de los casos, se producirán específicamente para esta exposición. El equipo se compone de tres suizos, Thomas Hirschhorn, Fabrice Gygi y L/B; un italiano, Gianni Motti; un español, Josep-Maria Martín; un cubano, Carlos Gariacoa; un alemán, John Bock; y un argentino, Jorge Macchi.
El jueves próximo de 14 a 20 habrá una charla con los artistas. Para inscribirse hay que enviar un CV y un párrafo de intención a auditorio@proa.org. Por otro lado, la inauguración de la muestra será este sábado a las 18. Simultáneamente arrancará Art in the Auditorium III, con una destacada selección de videoarte; y a las 19 se proyectará el film El vuelco del cangrejo, de Oscar Ruiz Navia. La cita es en la sede de la Fundación Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929). Más información en www.proa.org.
De repente, una mañana cualquiera, la principal preocupación de cuatro o cinco seres humanos es el estado de un molde con Portland. ¿Secará demasiado rápido? ¿Podrán cargar el peso? Cuando la combi que los transporta llegue al aeropuerto se sumará otro hombre a la obsesión, un policía al que le encargaron custodiar el objeto. Mientras tanto, un avión que viene de Europa comienza su descenso sobre Buenos Aires. Y no es una enumeración surrealista: en minutos, todos esos factores confluirán para que el artista italiano Gianni Motti deje asentado en una placa de cemento su primer paso en el país, inaugurando así la edición local de la muestra Of Bridges and Borders, que se exhibirá a partir del sábado en el espacio de la Fundación Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929).
Aquella pisada –que el lunes pertenecía al presente– hoy es un recuerdo, un rastro. Pero vaya si se hizo desear. Para desesperación de los asistentes, la mezcla se secaba con rapidez y el autor no conseguía desprenderse de los tramiteríos de la aduana para poder dedicarse de lleno a dejar la impronta. Se liberó tarde y el bloque estaba casi solidificado. De todos modos depositó en la superficie gris un zapatón talle 45 y completó su irónica referencia a la primera pisada de Armstrong en la Luna. Los argentinos comparados con los selenitas, ésa no la tenía nadie.
El español Josep-Maria Martín –otro de los invitados– observaba sin soltar su valija, en la que traía cajitas con escorpiones disecados. Pero esa historia quedará para otra vez, porque ésta tiene ribetes igual o más delirantes. La cosa es que un poco boleado por el jet lag, Motti fue y volvió alrededor del trozo de concreto, que no terminaba de convencerlo. El público, atónito, debatía sin sutilezas sobre los límites del arte contemporáneo. “¿A cuánto vendería esta pieza?”, quiso saber una colega. “Aproximadamente cincuenta mil euros –respondió el hombre–. Pero no quiero hablar de dinero. No quiero. Hago esto por otros motivos.”
Quizá decía la verdad. Además de haber participado en las bienales de Busan (2002), Venecia (2005) y Moscú (2007); el lombardo ha realizado intervenciones de guerrilla cultural con gran impacto. En los ’80 –y utilizando los medios de comunicación como catapulta– se adjudicó la explosión del transbordador Challenger y diversas catástrofes naturales. Es lo que se dice un provocador consumado.
–¿Sabía usted que a algunos desaparecidos de acá se les ponían bloques de cemento en los pies, para que se hundieran en el mar con mayor facilidad?
–No sabía. Lo mío vendría a ser lo opuesto. El cemento utilizado para aparecer y dejar una impronta personal, que es lo que desea hacer todo artista.
Polémico, Motti. Le gusta inyectar dosis de caos que pongan en crisis las estructuras que automatizan al pensamiento. En 1997, durante la 53ª sesión de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, se infiltró como representante de Indonesia tomando el lugar del delegado ausente. Llegada la instancia de las resoluciones, el simulador sentó posición interviniendo y defendiendo a las minorías étnicas. Más tarde, en 1997, viajó a Colombia y declaró públicamente que iba a forzar la renuncia del presidente Ernesto Samper mediante la telepatía. Y en 2005, al momento de las famosas torturas de los presos de Abu Ghraib (Irak), se sentó en la gradas VIP durante la semifinal del Roland Garros con una bolsa de papel sobre la cabeza, como signo de protesta pacífica en contra de las torturas. Se lo vio en canales de televisión de todo el mundo hasta que la seguridad del estadio notó su presencia y le exigió que desistiera.
Hizo más travesuras, por supuesto. Sin embargo, su emprendimiento más famoso acaso haya sido Manipulite, el jabón que fabricó luego de secuestrar la grasa que se había quitado Silvio Berlusconi en una lipoaspiración. “Debo haber sido el único que consiguió sacarle algo a ése. Generalmente es al revés, él es quien les saca a los demás”, contó Motti al cronista de este diario, ya fuera del aeropuerto. Lo suyo, en definitiva, es introducir interferencias en el plan de los chicos malos. “Vivimos condicionados por las técnicas de la publicidad, que investigan cómo hacer que cada uno de nuestros movimientos sea predecible, calculable y lucrativo. El arte nos puede ayudar a deshacernos de esas cadenas”, explicó.
La pisada de Gianni Motti quedará en Argentina. En la gacetilla de prensa que se difundió esta semana, el hecho se describe con cierta generosidad conceptual: “Muchos artistas han encarado obras sobre el ‘hombre que camina’, desde Auguste Rodin a Alberto Giacometti. Aquí no se trata más del hombre que camina, sino del hombre que ‘ha caminado’ –una especie de escultura de la performance–. El trazo está aquí, el espíritu también, pero el cuerpo en otro lugar”, puntualiza el texto. Llegado este punto, debería emerger la cabeza platinada de Minujin gritando “arte, arte, arte”.
Hace cinco años, Gianni Motti pegó un golpe de efecto con su obra Mani Pulite: un jabón que el artista dijo haber fabricado con grasa de Silvio Berlusconi, obtenida de la clínica suiza donde el primer ministro italiano se hizo una liposucción. La obra se vendió en 50 mil euros. Los gestos de Motti (1958) desdibujan las fronteras entre arte y activismo político . Por eso no sorprende que su llegada a Ezeiza se haya convertido, ayer, en una obra de arte que bordea ese límite. Centímetros después de abandonar la zona de Migraciones, el artista italiano estampó su primera pisada en un gran bloque de cemento. “Es el pie de Messi”, bromeó.
Las referencias señalan varias líneas de fuga. Una denuncia a los cada día más vejatorios trámites de Migraciones. Motti es el pasajero rebelde que se niega a quitarse los zapatos en las requisas de aeropuerto.
Las líneas de fuga se van tapando, superponiendo. Se confunden entre sí como las fronteras reales. Lo único que no es borroso es la huella. Que está fija por el cemento. La obra que quedó estampada se titula Primer paso en Argentina, 2011 y será exhibida en “Of Bridges & Borders”, la muestra que se inaugura el sábado en la Fundación Proa, junto a Caminito.
El bloque de cemento está contenido en un caja de madera de 50 por 50 centímetros y pesa 80 kilos. Debajo del cemento hay un entramado de placas de metal y telgopor, para que el material no se resquebraje al fraguar.
“Soy un futbolista que juega de mitad de cancha para arriba. Esta es mi primera vez en Argentina, y me parece normal dejar una marca”, arriesga.
Como cuando el hombre llegó a la Luna.
Yo llegué a la Argentina. Eso es bien cierto. Si los norteamericanos realmente hubieran llegado a la Luna, hoy estarían viajando allá de fin de semana. Prefiero recordar los 50 años del viaje de Yuri Gagarin al espacio. A propósito, Primer paso es un homenaje a los inmigrantes italianos que vinieron aquí a trabajar. A ellos también les prometieron la Luna.
Gianni Motti explica que su obra también puede relacionarse con El hombre que camina , de Alberto Giacometti. Llegado a este punto, no puede evitarse el tópico de la obra de arte como mercancía. Es que hace un año, la escultura de Giacometti se convirtió en la obra más cara de todos los tiempos. Pagaron por ella 74 millones de euros. Motti se resiste con uñas y nudillos a hablar del precio de su obra. Pero se le recuerda que todo jugador de fútbol piensa en su cotización. “Bueno, a una obra así yo le pongo entre 30 mil y 50 mil euros”.
Motti pregunta por la situación del país. Nadie sabe qué se le va a ocurrir. Como cuando en 2005 dejó atónito al público de Roland Garros. Estuvo mirando veinte minutos de partido entre Guillermo Coria y Tim Henman con una bolsa de papel en la cabeza . Estaba protestando contra la visita de George Bush a París y la tortura de presos en Abu Ghraib. Habrá que esperar el próximo paso.
Fuente : http://www.clarin.com/sociedad/artista-huella-Ezeiza-cotiza-euros_0_410958959.html
Inscripción: Envío de CV y párrafo de intención a auditorio@proa.org. Los seleccionados serán informados el martes 18 de Enero.
Sigismond de Vajay con FABRICE GYGI | LANG/BAUMANN | JOSEP-MARIA MARTIN | GIANNI MOTTI
Fabrice Gygi, Lang/Baumann, Josep-Maria Martín y Gianni Motti, algunos de los más destacados artistas de la escena contemporánea internacional, participan de un encuentro con el público el jueves 20 de enero en el Auditorio Proa. La mayoría de ellos llegará por primera vez a Buenos Aires en el marco de la exhibición Of Bridges & Borders, que se inaugura el próximo sábado 22 de enero.
Los artistas dialogarán con el curador de la muestra, Sigismond de Vajay, sobre los procesos de producción de sus obras y los distintos formatos en los que trabajan: instalaciones, esculturas y objetos minimales, performance, site-specific y proyectos multidisciplinarios. Más allá de las diversas temáticas que abordan, sus procesos no tradicionales rompen con la idea del artista encerrado en el taller.
Of Bridges & Borders es un proyecto que partió de una publicación homónima y reúne a importantes artistas, músicos, arquitectos y pensadores de 17 países para dar cuenta de “una memoria global contemporánea”, según define de Vajay, curador y editor del libro. En esta nueva etapa, Of Bridges & Borders adquiere el formato de exhibición itinerante. Su primera exposición tendrá lugar en Proa a partir del 22 de enero. Además de Gygi, Lang/Baumann, Martín y Motti, participan los artistas Thomas Hirschhorn, Carlos Garaicoa, John Bock y Jorge Macchi.
Con el apoyo de: Swiss Arts Council PROHELVETIA. Embajada de Suiza en la Argentina.
En el Museo Nacional de Bellas Artes (Av. del Libertador 1473) continúa hasta el 30 de este mes la exposición del histórico movimiento de la Nueva Figuración. Y también la tercera parte de la muestra Imágenes paralelas, con motivo del Bicentenario.
El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba), que acaba de reabrir, no se queda atrás. Allí se puede ver la exposición Narrativas inciertas, con un panorama de trabajos de reconocidos artistas jóvenes argentinos, y El imaginario de Ignacio Pirovano, con obras de referentes de la abstracción de nuestro país y del mundo.
Hasta el 7 de febrero estará abierta en el Malba la exposición retrospectiva de la consagrada artista Marta Minujín y una muestra sobre las últimas adquisiciones de la institución.
Hoy es el último día de la muestra Las Pampas: arte y cultura en el siglo XIX, en la Fundación Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929). Y, el 22 de este mes, habrá allí dos inauguraciones: Art in the Auditorium III, dedicada al videoarte, y Of Bridges And Borders, con los collages de Thomas Hirschhorn, y otras obras.
La oferta también es variada en el Centro Cultural Borges, donde continúan en exhibición dos nuevos trabajos del artista cinético Julio Le Parc: una intervención que rinde homenaje a los muralistas de las Galerías Pacífico y un móvil transparente. Y el 8 de febrero se inaugura Punto, línea y curva, con obras de artistas locales, franceses, y nombres como el de Sol Lewitt.
En el Palais de Glace (Posadas 1725), se exponen las obras seleccionadas en Arte Cerámico, Textil y Grabado, del 99º Salón Nacional de Artes Visuales. Y, en la Casa Nacional del Bicentenario (Riobamba 985), continúa hasta el 30 de este mes la muestra Mujeres 1810-2010.
La exhibición que reúne obras de Clorindo Testa, Luis Benedit y Jacques Bedel, en el Centro Cultural Recoleta continúa durante el verano. Y en el Museo Sívori (Av. Infanta Isabel 555) puede visitarse la exposición de obras que realizaron importantes artistas argentinos para ilustrar libros, como los grabados de Berni para Hojas de hierba, de Walt Whitman.
Con el título Nos tocó hacer reír, el espacio de arte de la Fundación OSDE (Suipacha 658) inaugurará el 20 de este mes una exhibición que recorre la historia de la Argentina vista a través del humor gráfico y las historietas. Y, en el Pabellón de las Bellas Artes de la UCA (Alicia Moreau de Justo 1300), abrirá el 2 de febrero una muestra de óleos, acuarelas y grabados de artistas de las Escuelas Inglesa y Napolitana de los siglos XVIII, XIX y XX.
En el Espacio de la Fundación Telefónica (Arenales 1540) del 14 al 26 de febrero se exhibirán los trabajos del Programa interactivos. Y el Espacio Itaú (Cerrito y Viamonte) presenta una muestra sobre arte digital. Claro, hay mucho más para ver. El desafío es recorrer y encontrar.
Copy Paste se muestra fuera de las salas de exhibición formal. Santiago Bengolea y Mónica Girón son los curadores de este espacio y convocaron a los cuatro artistas participantes. Manuel Ameztoy realizó un muro plástico, transparente y calado a mano, de 14 metros de altura. Andrés Sobrino inscribió una X sobre cada uno de los amplios ventanales: invitan a mirar en vez de obstaculizar la visión. Ernesto Ballesteros fue pegando sus burbujas pop por todo el edificio (y se animó a intervenir incluso las sacrosantas salas de exhibición de artistas extranjeros), y Ariel Mora transformó el espejo y las puertas de los baños del segundo piso con tiras de colores brillantes. Todas estas intervenciones son señalizaciones. Marcan claramente cuál es la zona del edificio que se dedica a los artistas argentinos: el espacio de circulación.
La muestra Of Bridges & Borders es la puesta en exhibición de un proyecto que nació en forma de libro en 2009. Fue ideado por el curador Sigismond De Vajay y reunió a 40 personas, desde artistas visuales hasta escritores y músicos. En Proa se exhiben trabajos de ocho de esos artistas, varios de ellos realizados especialmente para esta muestra. En la sala del primer piso se encuentran las obras que más explícitamente trabajan el tema de la frontera. El cubano Carlos Garaicoa reflexiona a partir de las trabas que la burocracia impone a las migraciones: la tentación de irse de un lugar y la imposibilidad de hacerlo en una misma zona enmarcada.
La obra de Josep-Maria Martín presenta de distintas maneras y con distintos soportes el drama de los inmigrantes africanos que ingresan ilegalmente a España. En esta misma sala se encuentra la videoinstalación del alemán John Bock, que apuesta por el humor y el desconcierto. El artista es director, guionista, actor, creador de los sets y de las obras en su video. En un entorno ficticio, se lo ve construyendo una obra imposible a través de muchas pequeñas escenas que se suceden en un círculo que no deja de girar a lo largo de 50 minutos. Su propuesta apunta a una producción global de sentido, que juega con el sinsentido.
En el segundo piso se exhibía la obra Reacción de Jorge Macchi. Era una valla de vidrio soplado. La valla invisible. La obra predijo su destrucción y la realidad la hizo estallar: el día de la inauguración de la muestra alguien del público se la llevó por delante. En esta sala se encuentra la obra O_O de Fabrice Gygi. Es una escultura de cuero, hierro y sogas, de forma fálica y con claras connotaciones sadomasoquistas. Alude al poder, al dolor, al placer, a la impotencia, al castigo y al placer impotente de causar dolor cuando el castigo es fálico.
Dos paredes de esta sala albergan más de 100 obras de Thomas Hirschhorn. Se trata de la mayor colección de sus Ur-Collages exhibida hasta ahora. Estos trabajos ponen en relación imágenes provenientes de mundos distintos, tanto en lo formal como en lo temático. Una de las imágenes es una foto de revista de moda. La otra, una impresión de una imagen tomada de Internet. Colores, texturas y formas dialogan con los sentidos: la belleza y el horror conviviendo. Cada collage nos interroga sobre la manera en que vemos lo que vemos. Lang y Baumann presentan en Proa una nueva pieza de la serie Pasos hermosos. Son escaleras blancas que vienen de ninguna parte y llevan a ninguna parte. Reducidas a símbolos de lo que podrían ser si cumplieran su finalidad, estas escaleras muestran la frontera de lo imposible. En las próximas semanas, estos arquitectos suizos intervendrán el puente de Figueroa Alcorta y Pueyrredón.
En la tercera versión de Art in the Auditorium se presentan diez videos seleccionados por las instituciones participantes. Proa eligió la serie Lucía, Luis y el lobo, realizada por los chilenos Niles Atallah, Joaquín Cociña y Cristóbal León. Es uno de lo más bellos videos del conjunto. El terror infantil en estado de pura poesía.
Diálogos con los artistas
Sigismond de Vajay con
FABRICE GYGI
LANG/BAUMANN
JOSEP-MARIA MARTIN
GIANNI MOTTI
Una jornada de reflexión y diálogo en el auditorio.
Jueves 20 de Enero. 14 a 20 hs.
Actividad gratuita. Cupo limitado.
Inscripción: Envío de CV y párrafo de intención a auditorio@proa.org
Los seleccionados serán informados el martes 18 de Enero
Con el apoyo de:
Swiss Arts Council PROHELVETIA
Embajada de Suiza en la Argentina
Fundación PROA
Av. Pedro de Mendoza 1929.
Buenos Aires, Argentina
41041000
www.proa.org