Sala 1 - Instalación Daniel Joglar
Arte en Juego pone de manifiesto la importancia que poseen los juguetes, los juegos, los
deportes y las propuestas participativas en la inspiración y el imaginario de los artistas
argentinos. Integrando el trabajo de realizadores de diferentes generaciones y extracciones
estéticas, ofrece una mirada inusual sobre la cantidad y variedad de producciones históricas y
contemporáneas que destacan el valor de lo lúdico como herramienta de creación y reflexión.
Los juegos protagonizan una parte esencial del desarrollo de los seres humanos. Con ellos
aprendemos a crear, experimentar, resolver problemas y lidiar con el mundo, tanto a través de
acciones concretas como mediante la imaginación. Por su capacidad para fomentar la creatividad
han sido vinculados con frecuencia con la práctica artística. En esta exposición vemos cómo el
arte reconoce esta filiación.
La muestra abarca desde los juegos inventados por Xul Solar a los videojuegos actuales. Entre
estos extremos se ubican los juguetes de autor, los entretenimientos retro o nostálgicos, las
confrontaciones deportivas, el arte para experimentar, las apropiaciones de juegos comerciales,
la robótica lúdica y la construcción de mascaradas en las redes sociales.
En esta sala, Daniel Joglar nos invita a navegar por el vasto universo de los juguetes de la
infancia. Los tableros, que en los juegos son espacios de acción o territorios para explorar, aquí
evocan las producciones del arte abstracto. En contraposición, la materialidad de los juguetes
interpela a la emoción y la memoria.
Sala 2
El universo de los juegos comprende una amplia variedad de presentaciones. Algunos de ellos
apelan a la identificación, la sensibilidad o la emoción; otros requieren de raciocinio y
planificación. Algunos poseen reglas definidas que no se pueden alterar; otros permiten el libre
albedrío o poseen un punto de partida establecido pero evolucionan hacia finales abiertos.
Esta sala gira alrededor de los juegos y juguetes tradicionales. Es probable que ciertos
espectadores no puedan identificarlos a todos: muchos juegos son propios de épocas específicas
y no sobreviven al paso del tiempo. Otros trascienden las generaciones en formas más o menos
invariantes. En todo caso, cabe destacar que las actividades lúdicas no son ajenas a los cambios
culturales y las transformaciones históricas.
Hay juegos que configuran un universo propio; otros son el resultado de una trasposición del
mundo real, un campo de pruebas para la vida adulta: los basados en medios de transportes, los
animales, los muñecos que requieren de cuidados. Entretenimientos como el ajedrez o las damas
fomentan la elaboración de estrategias y el desarrollo de una inteligencia instrumental orientada
hacia la vida social.
Los artistas se aproximan a este escenario desde perspectivas diversas: algunos recuperan las
actividades lúdicas con un dejo nostálgico, otros las someten a operaciones conceptuales o a
desplazamientos irónicos, otros las abordan desde un punto de vista crítico.
Sala 3
Los deportes son una forma reglamentada de juego que fomenta la competitividad tanto en el plano individual como colectivo: en el primer caso, el deportista aspira a mejorar sus propias marcas; en el segundo, a vencer a un adversario movilizado por el mismo objetivo. Muchos deportes poseen, además, un carácter profesional que transforma al juego en un medio para la obtención de beneficios económicos.
Los artistas situacionistas fueron particularmente críticos de esta instrumentalización del juego. “Una nueva fase de afirmación del juego – sostenían – debe caracterizarse por la desaparición de todo elemento competitivo… la sensación de importancia de ganar es el producto perverso de una sociedad perversa”.
Desde otra perspectiva, los deportes profesionales se presentan, para algunas personas, como una promesa de crecimiento económico o de ascenso social. Existen numerosos casos que verifican esa posibilidad; sin embargo, son muchísimas más las historias en las cuales esa promesa consume la vida de quienes la persiguen sin resultados ciertamente satisfactorios.
Deportes y entrenamiento son modelos también de una vida sana y saludable. Una versión que transforma al juego en exigencia, no siempre del todo “sana”.
Sala 4
Hacia finales del siglo XX, las tecnologías electrónicas y digitales invadieron todos los ámbitos de la vida social y cotidiana. Nos acostumbramos a vivir conectados, a convivir con las pantallas, a estar pendientes de una computadora o un teléfono celular. Las redes sociales trasladaron los contactos interpersonales a interfaces plagadas de textos, imágenes y videos. Y acelerando este proceso inexorable, la pandemia reciente nos empujó hacia las tecnologías cada vez más.
Los artistas siempre estuvieron atentos a las transformaciones técnicas y las incorporaron en sus búsquedas y experimentaciones. Hacia la década de 1960 comienzan a desarrollarse las instalaciones interactivas, que hoy se alían con la programación, la robótica, la realidad aumentada y muchos otros recursos orientados a la participación. Un arte tecnológico para una sociedad tecnológica que, sin embargo, desvía los usos instrumentales de los aparatos hacia propuestas lúdicas de agenciamiento y reflexión.
Pero no todo es aceptación pura. Hay aproximaciones críticas, irónicas, nostálgicas. Hay un pasado que se niega a desaparecer y unos artefactos que se resisten a abandonar la memoria. También hay saltos al futuro, que ven en las tecnologías la posibilidad de plantear un mundo diferente, menos injusto, abierto a transformaciones radicales, a empoderamientos y disidencias.