El libro de acuarelas y poemas “El color del agua” de Martín Reyna y Lila Zemborain se presenta en el auditorio.
Participarán de la presentación del libro: La autora Lila Zemborain y la traductora Sarah T. Reyna, Juan Lo Bianco, director de arte de la edición y el artista Martín Reyna .
Fecha: Sábado 25 de julio, 17 hrs.
Lugar: Auditorio PROA
Entrada Libre
El sábado 25 de julio a las 17 horas se presenta con entrada libre, el libro de acuarelas y poemas “El color del agua” de la poetisa Lila Zemborain y el artista Martín Reyna en el auditorio de Fundación Proa. Lila Zemborain y la traductora de sus poemas al francés, Sarah T. Reyna, harán una lectura del conjunto de poemas “Cromo soma tonal” en ambos idiomas. La introducción estará a cargo de Juan Lo Bianco, director de arte de la edición.
Se presentará la muestra «El color del agua (detalles)» de Martín Reyna en el Espacio virtual de REDGalería
Después de la presentación, ambos autores firmarán los ejemplares del libro.
“El color del agua” propone un diálogo entre las acuarelas de Martín Reyna y los poemas de Lila Zemborain, una edición bilingüe en francés y español. El punto de partida, según la editora Virginie Boissière, fue “el encantamiento provocado por el color y el agua volcados sobre el papel”. Las imágenes fueron fuente de inspiración para la escritura poética que luego fue traducida al francés. Esta publicación representa la primera edición de la poesía de Lila Zemborain en lengua francesa.
En las acuarelas de Martín Reyna prevalece la acción del agua, sugiriendo la sensación de desmaterialización. Ambos motivos constantes en su pintura desde que vio, por primera vez, el trabajo de Bill Viola en la Capilla del Hospital de La Salpêtrière: videos en que la figura desaparecía bajo el agua convirtiéndose en una gran masa acuática.
El conjunto de poemas “Cromo somo tonal” de Lila Zemborain posee una estructura compacta y dilatable, insinuando la imagen de una gota de agua que cae sobre el papel. La consigna al escribir fue completar la narrativa que el director de arte Juan Lo Bianco había armado previamente desde Buenos Aires con las acuarelas de Martín Reyna.
Entrevista a Lila Zemborain por el departamento de prensa de Fundación Proa.
- ¿Desde cuándo surge la colaboración artística con Martín Reyna?
Lila Zemborain: A Martín lo conozco desde los 80, pero nos hicimos realmente amigos cuando se fue a vivir a París, lugar adonde voy seguido. Además de una relación bastante familiar, soy madrina de su hija, tenemos cada tanto largas conversaciones sobre pintura o literatura. Martín es muy buen lector y en una época también escribía. A mí, por otra parte, me encanta su obra, pero nunca, hasta hace un par de años surgió la idea de colaborar en algún proyecto juntos. Yo vengo escribiendo poesía sobre arte, hace varios años, pero en forma independiente, simplemente porque ciertas imágenes me intrigan y me generan el deseo de escribir sobre ellas. En el 2007, después del evento “Ut Pictura Poesis” en Roma, en colaboración con Rafael Bueno, Alessandro Twombly me pidió que le escribiera unos poemas para un catálogo, pero tenían que ser ya. Escribí las primeras versiones en Roma, y cuando llegué a París dos días después, le pedí a Martín que las leyera, porque estaba insegura de algo escrito de un día para otro. Al día siguiente Martín me llamó por teléfono y me preguntó si quería colaborar también con él en un libro de acuarelas que estaba planeando, porque sentía que el tipo de poesía sobre arte que estaba escribiendo se conectaría mejor con sus acuarelas que un discurso crítico. Cuando Martín me mostró el proyecto de libro diseñado por Juan Lo Bianco me quedé fascinada. Y así fue como empezó esta colaboración, que Virginie Boissière, como diestra editora, hizo realidad.
- ¿Cómo se relaciona el dibujo de su poesía con las acuarelas de Martín Reyna?
L.Z: En realidad, los poemas los escribí en una tarde, pero después de una larga elaboración que duró meses. Martín me dio la maqueta del libro en marzo y la miré con sumo atención tres veces en cinco meses. La idea de la forma de los poemas se fue delineando de a poco, pero lo que tenía siempre en mente era la brevedad. Tenían que ser poemas cortos, compactos y a la vez dilatables, casi como gotas que cayeran en un papel. Solamente una alusión, un toque, a lo que ya estaba allí. Lo que hice en esa tarde fue simplemente rellenar con poemas los espacios en blanco que había dejado la suerte de “narrativa” que había armado Juan Lo Bianco. Cada acuarela tenía su imagen, su intensidad, su atmósfera o su humor, pero era a la vez parte de una serie. Creo que la cualidad que tienen los poemas es justamente este sentido de unidad en la dispersión, y de allí los espacios en blanco, las pausas, la condensación.
- Llama la atención que el libro se titula “El color del agua” y el conjunto de poemas “Cromo soma tonal” ¿Cómo podemos comprender esto?
L.Z: Aquí hubo una especie de división entre el concepto de la imagen en el libro y el concepto del poema en el libro. “El color del agua” es el nombre que Martín le dio probablemente al proceso de pintar las acuarelas y es un nombre lindísimo. Mis poemas, sin embargo, respondían a otro nombre, que surgió de un estado de atención más difuso y a la vez más concentrado en el cuerpo, de ahí las reverberaciones orgánicas de cromo (color), soma (cuerpo), tonal (sonido).
- Observo que en “El color del agua” conviven diferentes idiomas: por un lado, el español, en el que se escribieron los poemas, el francés, al que los poemas fueron traducidos y, además, el idioma inglés, de su lugar de residencia ¿Cómo considera usted que se interrelacionan?
L.Z: El proceso de traducción fue genial. Ya con Sarah habíamos estado trabajando en otro libro mío, que por suerte se le ocurrió traducir. Por lo tanto teníamos, además de la amistad, una relación a través del lenguaje. Sarah habla perfecto argentino y tiene un sentido agudo del ritmo, del sonido y de la imagen. Además de traductora y poeta, Sarah es fonoaudióloga, así que su material de trabajo es el lenguaje. El pasaje de los poemas al francés fue muy fluido, tal vez mucho más fluido que cuando se traduce al inglés ya que la estructura gramatical es la misma. Y como Sarah conoce perfectamente la obra de Martín tradujo con sutileza lo que yo veía en las acuarelas.
- ¿Qué lugar ocupa este libro en el contexto de su obra?
L.Z: Este libro ha sido un placer, un descanso, y tiene una cualidad lúdica que tal vez mis otros libros no tengan. Probablemente porque al entrar en la compulsión del otro, uno se olvida de la propia compulsión. Las acuarelas de Martín tienen un sentido final de alegría y de ahí que la escritura se haga más liviana, menos densa. Creo que ése es en definitiva el efecto que me produce la poesía ecfrástica (una representación verbal de una representación visual). Salir de las propias obsesiones a través de las imágenes creadas por otros.
- He leído que le interesa la relación entre las artes visuales y la poesía hispanoamericana contemporánea, ¿este libro responde a esa inquietud?
L.Z: Sí, siempre me gusta leer poemas ecfrásticos, vengan de donde vengan. Uno de los poemas que más me impresiona en este género, es el poema de Ashbery sobre el cuadro de Parmigianino, “Portrait on a convex mirror”. Pero el que realmente me dio la idea de escribir sobre pintura, fue Robert Creeley, a partir de unos poemas que escribió para un catálogo de una muestra de Francesco Clemente en 1997. Creo que por el hecho de vivir en New York, estoy más en contacto con la poesía ecfrástica que se escribe aquí, aunque conozco poetas latinoamericanos que han escrito poemas ecfrásticos maravillosos. Justamente hace un par de años, organicé en la serie de poesía KJCC que dirijo en NYU, un ciclo de lectura de poemas escritos especialmente sobre arte geométrico latinoamericano de la Fundación Cisneros, que se mostraba en una galería de la universidad. Allí leyeron, Coral Bracho, Yolanda Pantin, Mariela Dreyfus, Cecilia Vicuña, Roberto Echavarren, Jussara Salazar y Edwin Torres. Fue increíble. Cada poeta generó una visión de las obras elegidas completamente insólita. En este intercambio, las diferentes texturas de los distintos tipos de arte se retroalimentan.
Entrevista a Martín Reyna
- ¿Desde cuándo surge la colaboración artística con Lila Zemborain?
Martín Reyna: Hace muchos años que somos amigos con Lila y la poesía y la literatura son temas recurrentes cuando nos vemos. Cuando leí las “Cartas a Cézanne” de Rilke tuve la impresión de que la mejor manera de ponerle palabras a la pintura es desde la poesía. Más tarde, Lila me hizo leer los poemas que había escrito sobre la pintura de Alessandro Twombly y a partir de esos poemas pensé que se podía dar un buen encuentro entre sus versos y mis acuarelas.
- ¿Cómo se relacionan sus pinturas con la poesía de Lila Zemborain?
M.R: Esta relación aparece con el diálogo que hacemos en el libro, cuando miro las acuarelas con la lectura de los textos que las acompañan, me encuentro frente a sonidos que aluden a formas que empiezan a existir de una nueva manera para mi visión. A tal punto que, para la selección de los detalles de la exposición “El color del agua” (detalles) en Redgaleria, tomé como punto de partida los poemas de Lila para seleccionar los fragmentos de la exposición, aquí los versos de Lila me guiaron o me indicaron el recorte de las formas.
- ¿Qué hay en “El color del agua” de su primer encuentro con la obra de Bill Viola?
M.R: El tema del agua fue una constante en mi pintura desde el comienzo; pero siempre había aparecido desde lo representativo. A partir de los videos de Bill Viola -en donde la gota de agua se convierte en una poderosa masa acuática que hace desaparecer a la figura- empiezo a utilizar el agua como material de trabajo. En las acuarelas recientes el agua actúa sobre el papel y vehiculiza el color dejando al pintor en un segundo plano, como un acompañante de los accidentes que le dicta la acción del agua.
- ¿Cuál fue el criterio de selección de las acuarelas?
M.R: Juan Lo Bianco, quien diseñó el libro, vino a mi taller para ver las acuarelas y me propuso un proyecto de edición, lo puse en contacto con Virginie Boissière, la editora, que ya estaba con ese proyecto desde hacía un tiempo. Juan Lo Bianco realizó el trabajo de selección y construyó las secuencias a partir de las que escribe Lila; creo que Juan encontró un ritmo visual que corresponde muy bien a la naturaleza de mi trabajo.
- ¿Qué lugar ocupa este libro en el contexto de su obra?
M.R: “El color del agua” está concebido como una obra de diálogo en donde mis obras funcionan en correspondencia con la intervención de los otros, el hecho de poner las acuarelas al servicio de la idea y el ritmo visual de Juan y de los versos de Lila es algo nuevo que aparece por primera vez en mi obra a partir de este libro. Y, justamente, mi pintura en acuarela sobre papel, que comienza hace ya algunos años, logra con esta edición un lugar preponderante en el contexto de mi obra, teniendo en cuenta que el desarrrollo del trabajo de acuarela en grandes formatos fue para mí una manera de reivindicar esta técnica que históricamente fue presentada de manera secundaria como notas o bocetos; mi idea es darle un contexto protagónico a la acuarela, en lugar de considerarla como una obra de apoyo o de proyecto de otra obra más relevante.
Los autores
Lila Zemborain
Nació en Buenos Aires y vive en Nueva York desde 1985. Del 2000 al 2007 fue directora y editora de la serie de poesía Rebel Road y desde el 2003 dirige la serie de poesía KJCC, en el King Juan Carlos I Center de New York University, donde es Clinical Assistant Profesor en la Maestría de Escritura Creativa en Español. En el 2007 recibió la beca John Simon Guggenheim.
Ha publicado los libros de poesía Rasgado (Buenos Aires, Tsé-Tsé, 2006), Malvas orquídeas del mar (Buenos Aires, Tsé-Tsé, 2004) / Mauve Sea-Orchids (New York, Belladonna Books, 2007), Guardianes del secreto (Buenos Aires, Tsé-Tsé, 2002) / Guardians of the Secret (Texas, Naomi Press, 2008), Usted (Buenos Aires, Ediciones Ultimo Reino, 1998), Abrete sésamo debajo del agua (Buenos Aires, Ediciones Ultimo Reino, 1993). Ha sido incluida en las antologías Mujeres mirando al Sur. Poetas sudamericanas en USA (Madrid, Torremozas, 2004), Actual triantología de poesía Argentina, Brasileña y Peruana (Lima, Humunculus, 2004), The Light of City and Sea. An Anthology of Suffolk County Poetry 2006 (South Beach, Street Press, 2006) y Corresponding Voices (Syracuse, Point of Contact Productions, 2002), y en los catálogos de arte Heidi McFall (New York, Aninna Nosei Gallery, 1995), y Alessandro Twombly (Bruselas, Alain Noirhomme Gallery, 2007). En el 2002 publicó el ensayo Gabriela Mistral. Una mujer sin rostro (Rosario, Beatriz Viterbo Editora).
Martín Reyna
Nació en Buenos Aires en 1964. Desde 1994 trabaja y reside, también, en París. En 1983 participó de la exposición que presentó Rafael Bueno “Los últimos pintores” en el taller La Zona junto a Sergio Avello, José Garofalo, Alejandro De Ilzarbe, Miguel Harte y Gustavo Marrone. Fue convocado en 1986 por la galería M-13 del East Village de Nueva York para realizar la exposición “Latinoamericanos en Nueva York” junto a Guillermo Kuitca y Rafael Bueno. En 1991 viajó a París para la exposición “L’atelier de Buenos Aires” organizada por Philippe Cyroulnik en la que participaron Pablo Suarez, Roberto Elia y Jorge Macchi, y en 1992 realizó su primera exposición personal la galería Michel Vidal de París.
Descubrió en 1994 los videos de Bill Viola, a partir de ese momento el agua – una constante en su obra – dejó de ocupar un lugar representativo para convertirse en un material de trabajo. Desarrolló la serie de pinturas “Paisajes abstractos” (2000). La Galería Del Infinito Arte de Buenos Aires y Virginie Boissière Art Contemporain de París publicaron la primer monografía de su obra en el 2004. En el mismo año, presentó una exposición en el Espacio Adamski en París y la Galería Del Infinito Arte presentó su trabajo en la Feria de ARCO en Madrid. Virginie Boissière presentó su trabajo en Scoope Londres y en la Feria LINEART, en Gand, Bélgica en el 2005 y, en 2007, expuso sus obras en la Biblioteca Universitaria de Angers en el marco del Congreso Anual de las Artes en el mundo hispánico.