12 / 09 / 2015

Direccionario X: Alejandro Catalán

El sábado 12 de septiembre, a las 18 hs, con la presencia de Alejandro Catalán, continúa Direccionario, el ciclo de conferencias performáticas de ProaTeatro organizado por Mercedes Halfon que ofrece un encuentro con destacados directores locales para conocer sus secretos y el método que emplean en el momento de su creación.

Catalán es un reconocido director, actor, profesor y teórico, que supo detectar, en una entrevista con Imaginación Atrapada TV, las características y desafíos de la práctica teatral contemporánea:

“En el siglo XX se van sucediendo, en términos teatrales, las formas escénicas, que son unidades lógicas (por ejemplo, la de Stanislavsky, Meyerhold o Brecht), maneras en la que se diseñan, se estructuran y se componen las distintas áreas de la escena que se van a combinar y desplegar.

Estas formas generan una unidad de lenguaje, un gesto escénico predeterminado en su funcionamiento. Hay ciertas reglas de despliegue y combinación. Eso implica que toda forma tiene posibilidades e imposibilidades. Las vanguardias del siglo veinte buscan superar las reglas del estadío anterior. El imposible es el objetivo de las vanguardias del s XX. 

Esas no son nuestras circunstancias. No tenemos un campo estructurado. No hay una práctica hegemónica, no hay academicismo ni declaración de imposibilidades de “verdadero teatro”. Es decir, no hay una “verdad” frente a la cual rebelarse. Ya no hay formas. Ellas quedaron como datos del siglo veinte. En este momento el medio escénico es disperso, lleno de procedimientos e ideas pero sin lógicas que los compongan previamente. En cierto sentido, todo es posible.
Esto puede ser fantástico pero también genera un alto nivel de incertidumbre.
Esto plantea toda una nueva subjetividad. ¿Cuál es el estímulo para producir y componer? ¿Respecto de qué presentamos una novedad?, ¿Cuál es el sentido de mi hacer? Cuál es mi aporte artístico?
La manera en que este sujeto encuentra la forma de justificar la actividad escénica y convocar a ella es a través de la operación del IMPACTO, definido en su relación al efecto generado en el público. Es una operación escénica que lo que hace es encontrar sentido en sí mismo. No está en juego lo que le quiero decir al público, sólo está lo que directamente le hago. Por ejemplo: lo sexual, lo escatológico, la provocación ideológica, arrojos, peligros, etc. Estas frecuencias de impacto también se dan en los actores mismos (el actor de la buena voz, de la intensidad, del llanto, el que encarna valores culturales, la muy linda, el buen lomo).
Y el impacto, como operación, no se hace cargo de la acumulación, y muchas veces lleva a la inverosimilitud y a la falta de coherencia.
La manera de existir escénicamente en un contexto disperso, donde la producción te tiene que garantizar la atracción para ser visto, empieza a ser el impacto y la excitación.
La subjetividad escénica contemporánea tiene el gran problema de la desesperación y la desorientación, en donde el índice de existencia es el éxito. No hay garantías. 
El ACTOR es una bolsa de informaciones y de técnicas incompletas y disímiles entre sí. A diferencia del siglo XX, actuar ya no es aplicar una técnica específica. La actuación deja de ser una aplicación y comienza a ser invención, en donde el actor va descubriéndose en los sucesivos castings y obras, por prueba y error. Las operaciones que va reconociendo como eficaces, las va recopilando, y así forja su actuación. Así logra actuar y así se presenta en el mercado de la actuación. Y todo esto lo hace en condiciones de máxima presión, con escaso tiempo para navegar y equivocarse. Cada uno va construyendo su impacto. Aventurarse a hacer otra cosa conlleva un riesgo enorme.
Estamos en otra época y otra dinámica. El trabajo es el desafío de configurar algo (ya no romper con lo configurado). EL gesto actual es el de la configuración en lugar de la ruptura. Encontrar una dinámica que tome algunas cosas de todos pero que también nos reúna. Eso requiere de tiempo, confianza y es una aventura indeterminada en el tiempo y sin garantías”
CV
Alejandro Catalán nació en Buenos Aires en 1971. El estudio y taller que coordina desde el año 1999 es un referente ineludible del espectro formativo de Buenos Aires. Su prestigio se asienta en la particular manera de abordar el trabajo actoral. En sus clases o en sus obras (Foz. Dos minas, Solos, Amar) la actuación es asumida y afirmada con un nivel de protagonismo y despliegue infrecuente. Ha dado seminarios en muchas ciudades de Argentina y del extranjero tales como México DF, San Pablo, Montevideo, Barcelona y Madrid. Sus obras también han viajado por otros tantos países y han recibido premios. Sus escritos sobre teatro y actuación son bibliografía de diferentes cátedras avocadas a esta cuestión.