La participación en la Bienal de Venecia de 1980 lo afirma como uno de los más claros referentes del nuevo expresionismo internacional. En sus obras se pueden observar múltiples referencias a diversas culturas: desde el pop art americano al arte español, de la pintura mural latinoamericana al uso de la fotografía digital. De la misma manera son múltiples e inusitadas las técnicas que utiliza en sus trabajos. En la obra expuesta encontramos una reproducción antigua pegada a la manera del collage. El tiempo y la paradoja histórica de la obra emergen del contraste entre la representación y la figura de poder, rígida y de perfil, como se acostumbraba en las reglas del retrato celebratorio. La escritura, desordenada y de clara matriz pop “la banana es buena”, crea un cortocircuito entre pasado y presente, transformando el significado del cuadro.