El original de esta pintura constituye uno de los ejemplares más célebres de la colección Doria Pamphilj. El sujeto retratado, Giovanni Battista Pamphilj fue Papa bajo el nombre Inocencio X desde 1644 al 1655. Es retratado sin ninguna idealización, poniendo en evidencia para el espectador sus aspectos rudos. La figura de Inocencio X fue la de un papa potente, rencoroso, pero al mismo tiempo un amante de las bellas artes que embelleció la Piazza Navona, a la que se asomaba la mansión de su familia. La importancia de la pintura que incluimos en esta sección radica tanto en la celebración del poder religioso, como en el hecho de que el poder del Papa unido a la fama de Velázquez, fue el motivo por el cual la obra fue tantas veces repetida y copiada, lo que prueba el poder del arte.