Simonini fue uno de los más famosos y requeridos pintores de batallas del siglo XVII en Italia. Siguiendo las campañas militares del mariscal Schulenburg, realizó numerosas pinturas que documentan, con referencias exactas y una intensa emoción, varias batallas que tuvieron lugar en los campos de la Europa de su tiempo.
La lucha que aquí se representa, aunque altamente dramática, es un elegante ejercicio de fantasía basado en la luminosidad de la paleta cromática, en la simetría dinámica de los grupos de combatientes, en la ligereza de la pincelada.
El horror de la batalla, del odio y de la muerte se transfiere a un plano formal altamente cautivante, casi festivo.